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Tanto el pensamiento positivo como el creer haber acumulado experiencias pueda ayudarte a sortear

obstáculos pueden ser una trampa en si mismos. El pensamiento positivo puede no ayudarte a
entender las dificultades de las experiencias porque lo que realmente debemos hacer es enfrentar
nuestras emociones, entenderlas y darles una opción a encajar en una sola emoción de enfoques
para gatillar la voluntad. Si la emoción no la comprendes o la evitas en enfrentarla con
pensamientos positivos, caes en las trampas del pensamiento mágico, como lo explica Joan Didion
en su libro del mismo nombre, te quedas ansioso esperando que llegue lo que ya se fue, te estancas
en un positivismo mágico sin asumir lo real. Lo mismo ocurre con los pensamientos con dogmas,
finalmente te quedas atrapado en prótesis simbólicas, que podrían darte un efecto placebo con una
sensación temporal de calma y de bienestar, pero sin resolver nada.
Tener pensamientos negativos es visto socialmente como una actitud derrotista, sin embargo, es
necesario revisarlos o escucharlos, no hacerlo puede ser peligroso porque estaremos dando espacio
a no estar preparados para un escenario desolador, por decirlo de alguna manera.
Un realismo vigilante nos va a permitir evaluar por partes, lo que estamos sintiendo
emocionalmente, llegar a entenderlo toma tiempo y sobre todo, un tiempo privado, personal;
evaluar las variables a favor y las en contra, de manera real, tangible. Por ejemplo: “quedé sin pega
¿cuánto me queda ahorrado?, ¿cuánto recibiré en total en el finiquito?, ¿cuánto recibiré en el seguro
de cesantía?, ¿por cuánto tiempo?, ¿cuánto debo y los plazos de pago? No es solo ponerse a pensar,
se debe planificar las variables a favor para aminorar los impactos. Es prioridad evaluar las
circunstancias en las que nos encontramos y ponernos manos a la obra en el mundo real.
Les recomiendo leer dos libros de grandes autores, el primero de la periodista, ensayista, activista y
conferenciante Barbara Ehrenreich en su libro “Sonríe o muere. La trampa del pensamiento
positivo”. El otro es Roger Bartra, etnólogo y doctor en sociología en su libro “Chamanes y robots”.

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