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Advertencia
Al poner entre tus manos este libro quiero advertirte algunas cosas. Primeramente,
que puede ser que encuentres en él afirmaciones que no entiendes o con las que
no estás de acuerdo. Esto se debe a que lo que digo en él son cosas que van
contra la corriente. Contra las convicciones corrientes en la cultura dominante.
Este es un libro contestatario.
Si no estás de acuerdo con alguna afirmación que leas en él, te pido que no la
rechaces de inmediato. Trata de entenderla y de comprender las razones por las
que la afirmo. Todas ellas se basan tanto en la experiencia como en la sabiduría
de la fe. En segundo lugar, te advierto que este libro no es un manual. No trata
sistemáticamente los hechos, ni pretende agotar el tema. Yo te diría que es un
libro coloquial. Un libro nacido de la conversación y destinado a conversar. Un
libro que donde quiera que lo abras te dirá algo provechoso. Es como una
conversación abierta en la que puedes terciar cuando quieras.
Ejemplo de Introducción:
Ernesto G.
Estamos en presencia de un libro breve, de relatos cortos, intensos. Una pregunta retórica
se hace necesaria: ¿Hará falta decir en mil páginas lo que se puede decir tan bien en
cuarenta y ocho? El lector ha de saber que estas son historias que han sido trabajadas
por años, en las que no sobra nada, historias cuidadosamente elaboradas, pulidas.
El lector hallará, además, relatos desgarradores como "Dolor”, en el que una niña recibe
las extrañas caricias de un adulto.
También leerá historias en las que se cuenta alguna que otra desilusión, como la titulada
"Soledad", en la que Arturo, un joven idealista cuyos sueños de promover la cultura en un
pueblo se ven tronchados por la desidia de otros, piensa: Ahí está la verdadera muerte,
alguien que ríe ante lo que florece y quiere crecer pero lo achican; es preferible romper de
un puñetazo todos los espejos para no ver el rostro de la realidad.
Se trata, sin duda alguna, de un libro que nos atrapa desde la primera página con
diálogos auténticos, muy bien logrados. El lector hallará una prosa que es a la vez tierna y
agresiva, algo que quien conozca la poesía de Ena (o a Ena misma) podrá reconocer
fácilmente. Historias con fuerza cinematográfica, porque Ena es, además, no lo
olvidemos, una excelente fotógrafa y conoce el poder de la imagen. La prosa fluye fácil,
precisa, aunque las historias que se cuentan sean complejas, difíciles, tristes, historias de
dolor humano. Ena sabe adentrarse en la psiquis de sus personajes, mostrarnos sus
complejidades, pero sin obviar lo más importante: hay que contar una historia. En fin, un
libro que hay que disfrutar y celebrar.