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Estudios
aristotélicos. Barañáin: EUNSA,
2006, p. 279-300.
C APÍTULO IX
RAZÓN PRÁCTICA Y TIEMPO EN ARISTÓTELES.
FUTURO, INCERTIDUMBRE Y SENTIDO
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ESTUDIOS A RJSOTÉL!COS
liar concepción de la razón surge, sin embargo, allí donde se pretende ca
racterizar por medio de ella a la razón a secas.
Un paso decisivo en esta dirección, que aún pesa fuertemente sobre
nuestro propio modo de enfocar el problema, está dado por la tendencia,
dominante en la modernidad, a identificar, sin más, la razón como tal con
la razón teórico-especulativa, concebida fundamentalmente como una ra
zón fundamentadora, en el sentido deductivista del término. Esta tendencia
lleva asociada, como su contracara, la tendencia a reducir el papel y el al
cance de la llamada 'razón práctica' , es decir, de aquella razón que está
vinculada con la acción productiva y con el obrar práctico, la cual, en tér
minos del racionalismo moderno, tiende a ser concebida, a lo sumo, cono
una facultad i nferior que quedaría, cono tal, subordinada, en última ins
tancia, a la razón especulativa.
Esta tendencia] identificación de la razón, sin más, con la razón espe
culativa tiene el suficiente peso aún como para reflej arse en nuestro propio
uso habitual del lenguaje, por ejemplo, sin ir más lej os, en la extrañeza
inicial que produce en nosotros la asociación de términos como 'razón'
'tiempo ' . Sin embargo, lo cierto es que una de las características distin
tivas del pensamiento filosófico contemporáneo ha consistido, precisa
mente, en un cierto intento, común a diversas escuelas filosóicas y línea
de pensamiento, por recuperar o rescatar la especificidad de la razón prác
tica, y ello de la mano de un intento por rehabilitar la viej a idea clásica de
una 'filosofía práctica' , que aspire no só lo a elucidar las estructuras funda
mentales del mundo abierto a la acción humana, sino también a proveer
orientación a los agentes racionales, que deben realizar su obrar dentro de
ese mundo. Piénsese aquí, por ejemplo, en el amplio movimiento de 'reha
bilitación de la f ilosofía práctica' , surgido en los años ' 60 y '70 en Alema
nia, sobre todo, en conexión con la figura de H . -G. Gadamer y su filosofía
hermenéutica, y también en el actual auge de las corrientes vinculadas con
el comunitarismo de corte neoaristotélico (y neohegeliano ), con represen
tantes tan influyentes como A. Mclntyre y Ch. Taylor, por mencionar sólo
dos, entre los más conocidos.
Uno de los ejes fundamentales de este redescubrimiento y esta rehabi
litación de la razón práctica en su especificidad, irreductible a la razón teó
rica que 'contempla' sub specie aeternitatis, está dado, precisamente, por
el intento -que en nuestro siglo remonta en su origen a la obra de
M . Heidegger- por esclarecer la estructura de la razón práctica a partir de
la relación peculiar que existe entre dicha razón, j ustamente en cuanto
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RAZÓN PRÁCTICA l' TIEMPO EN A RISTÓTELES
l . Para los motiv os fundamentales de l a c oncepción arist ot é li ca que dan cuenta de su ren o
vada actualidad en e l marc o de la rehabi l i t a ción de la ilos oía práctica y del así l l amad o ne o-ari s t o
tel is m o, véase V olpi ( 1 999).
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RAZÓN PRÁCTICA Y IEMP O EN A RISTÓTELES
2. Para este punt o, véase ah ora Sturma ( l 99 2) . Sturma c onsidera, s obre t od o, l os desarrol l os
más recientes en el ámbi t o de la fil os ofía analítica de la pers ona. Desde el punt o de vista siste
mátic o, fue, sin d uda, Heidegger el primero en l lamar expresamente l a atención s obre el papel de la
apertura a l a temp oralidad y de la referencia al h oriz onte del futuro, c omo estructuras fundamen
tales de l os fenómen os vinculados c on la ( pre ) c omp rensión práctica. Véase Heidegger (1 927), p.
1 4 2- 1 5 2, 336-339. Para l a recepción de l a c oncepción arist otélica de l a raci onalidad práctica p or
parte de Heidegger, me permi t o remitir a la discusión en V i g o ( 2004 ) . En la investigación arist o
t é lica, la c onexión entre reaci onalidad prática y tiemp o ha sid o advertida c on creciente nitidez, s o
bre t od o, desde fines de l os añ os ' 80. Véase, p. ej . lrwi n ( 1 9 88), p. 338 s.; Sherman (1 989), p. 75
ss. Para un inten t o de rec on st rucción más amp l i o de las c onexi ones entre tiemp o y raci onalidad
práctica en Ar., véase V i g o ( 1 996), esp. p. 249 ss.
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RAZÓN PR.4CTICA l' TIEMPO EN A RISTÓTELES
3. La n oción de ÜpEeLS, que, en general, puede traduci rse p or 'deseo' o ' i mpul s o' , j uega un
papel cent ra l en l a c oncepción a rist otélica en t orn o a l a p roducción del movimient o animal y l a
acción humana, q u e se re fle ja también en el mod o en q u e Ar. e labora su p osición en e l ámbi t o es
pecfic o de l a ética n ormativa. Una val i osa discusión del papel de la ÓpEeL' en la ética a ris totélica
se encuentra ah ora en Riedenauer ( 2000).
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4. Es i mportante señalar que no s ól o l a vida indi vidual del hombre prudente, sino también las
estructuras sociales básicas destinadas a l bien de la comunidad quedan referidas estructuralmente,
en l a concepc i ón de Ar., no al beneficio inmediato, sino a l a vida como un todo, de mo do que se
caracterizan por estar orientadas hacia l a perspecti va globa l de largo plazo. Así l o explicita r. para
el caso de instituciones tales como la casa (OLKLa) (cf. Poi. 12, 1 25 2 bl 2 - 1 4 ), el matri monio (cf. EN
VIII 1 4, l 1 62 a l 9-22 ) y el propio estado ( cf. EN VIII 1 1 , l 1 60a2 1 -3 3 ) .
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RAZÓN PRÁCTICA Y T!Eiv!PO EN ARISTÓTELES
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más amplia de la i nterpretación de Ar. a la Hume se encuentra en Dahl ( 1 984), caps. 1 -6. Véase
también Sorabj i ( 1 973-74 ) ; Irwin ( 1 97 5 ) ; Cooper ( 1975 ), cap. l . Un matizado i n te n to por dar cue n
ta d e l equilibrado balance entre emotividad y racionalidad e n la posición d e Ar. s e encuen tra en
Bossi de Kirchner ( 1 989).
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RAZÓN PRÁCTICA Y IEMPO EN ARISTÓTELES
Tenemos aquí dos premisas mayores, a saber, ( 1 ) y (2), las cuales ex
presan, respectivamente, un deseo racional y un deseo no racional, mera
mente apetitivo. La premisa menor ( 3 ) expresa el factor cognitivo, corres
pondiente a la percepción de la situación de acción, el cual determina, a la
vez, los medios requeridos para la satisfacción del deseo expresado en (2).
Nótese que esta premisa es común a ambos silogismos, pues, de diversos
modos, tanto el deseo racional expresado en ( 1 ) como el deseo no-racional
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RAZÓN PRÁCICA >' TIEMPO EN A RISTÓTEL ES
mo, la felicidad (E uom µov( a ), es el único fin deseado siempre por sí mis
mo y nunca, a la vez, como medio para otra cosa, y ello en cualquier con
texto particular de deliberación y accións. Desde el punto de vista de la
acción particular, esta concepción introduce un requerimiento de raciona
lidad que plantea exigencias bastante altas, al menos, en comparación con
concepciones posteriores, en las cuales el componente arquitectónico y
coherentista no j uega un papel comparable en la evaluación de la racio
nalidad de las acciones particulares. En efecto, la arquitectónica de los fi
nes esbozada por Ar. parece implicar, en deinitiva, que una acción parti
cular sólo puede considerarse como racionalmente justificable por referen
cia a un determinado proyecto global de la vida práctica, concebida como
una totalidad de sentido. Es decir: la acción particular será racionalmente
justificable allí donde contribuye positivamente a la consecución de los
fines de la vida buena o, al menos, allí donde no entra en craso conflicto
con ellos.
Según esto, el obrar del suj eto racional de praxis, si aspira realmente a
ser racional, debe consistir en el intento por configurar la propia actividad
del sujeto y su vida práctica como un todo, con arreglo a un tal proyecto
global de su propia vida, fundado en una adecuada representación de la vi
da buena o feliz. Y ello debe realizarse, naturalmente, en el tiempo, y baj o
las peculiares condiciones, a la vez, limitativas y posibilitantes del devenir,
la variabilidad y la contingencia. Atendiendo a la peculiar trabazón de uni
dad de sentido y unidad en el tiempo que caracteriza, para Ar. , a la repre
sentación de la vida buena o fe liz, debe decirse, pues, lo siguiente: el de
safío para todo agente racional de praxis que aspire, precisamente en cuan
to racional, a configurar su propia vida con arreglo a un proyecto global,
fundado en una adecuada representación de la vida buena o feliz, consis
tirá, entonces, precisamente en el intento de realizar y conservar del mejor
modo posible la unidad de sentido de la vida práctica, articulada en el or
denamiento jerárquico de los fines que el agente asume como propios, en y
a través de la sucesión temporal . Desde este punto de vista, puede decirse
entonces que una vida que el agente proyecta como una cierta totalidad de
sentido consiste, en definitiva, en un cierto intento por configurar la praxis
y el tiempo de la praxis, con arreglo a una representación ideal de la vida
buena. Se trata, dicho de otro modo, de una cierta apuesta por el sentido,
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ÍNDICE GENEAL
PRÓLOGO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
ABREVIATURAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
2. El concepto d e prioridad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
2 . L a prioridad de la sustancia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
3. Prioridad lógica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
4. Prioridad gnoseológica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76
5. Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84
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CAPÍTULO III: ORDEN ESPA CIAL Y ORDEN TEMPORAL SEGÚN A RISTÓ-
TELES (FÍS. I V 1 1 , 2 1 9a / 0-21) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
1 . Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . 87
l. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 07
a) Composición y división . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 17
b) E l enunciado falso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 20
c) El enunciado negativo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 23
e) Composición y modalidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 28
3. Verdad y ser . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 1
3 . 2 . Redundancia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 33
a) La verdad pre-proposicional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . 138
b ) L o no compuesto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 43
c) Falsedad pre-proposicional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 45
5 . Observaciones inales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. .. 1 50
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CAPÍTULO V: SUSTANCIA , SUCESIÓN Y PERMANENCIA SEGÚN ARIS
TÓTELES. EL COMPONENTE TEMPORAL EN LA DISIN-
CIÓN CA TEGORIA L SUSTA NCIA-ACCIDENTES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 55
l. P l anteo de la cuestión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 55
5. Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 82
l. El argumento de Met. V I I 1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 85
3. El problema textual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 90
4. El problema sistemático . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 96
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CAPÍTULO Vlll: INDIFERENTISMO ONTOLÓGICO Y FENOMENOLOGÍA
EN LA FÍSICA DE ARISTÓTELES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 237
1. Introducción .. . . . . .. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .. . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . 237
5. Apertura al uturo, sentido y riesgo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... ....... ..... ... . . ... 296
1. I ntroducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 301
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5 . Incontinencia, razón práctica y tiempo. La incontinencia como caída
en el presente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 347
1. I ntroducción .. . . . . . . . . .. .. .. .. .. .. . . . .. . . . . .. . . . . . .. .. .. . . . .. . . . . . . . . .. .. . . . . . . . . .. .. .. . . . . . . . . . . .. . . 363
1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 407
1. I ntroducción . . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . . . . . . . . .. .. .. .. .. .. . . . .. . . . .. .. .. .. .. .. . . . . . 423
13
5. Perspectivas históricas y sistemáticas de la polivalencia . . .... ...... . . .. . . ... . 434
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