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IESTA.

Filosofía e el medioevo
Emmanuel Gómez Hernández. 22 de marzo de 2021.
In Hoc Signo Vinces XP

INSTITUTO DE ESTUDIOS SUPERIORES “TOMÁS DE AQUINO”


LICENCIATURA EN FILOSOFÍA

LFDH-41 FILOSOFÍA E EL MEDIOEVO Lic. Hrothgar Cynric Algarín Sidaway


Presenta: Emmanuel Gómez Hernández 403420008, 2º Cuatrimestre
Tuxtla Gutiérrez, Chis. 22 de marzo de 2021

EL TRATADO DE LA GRACIA Y DEL LIBRE ALBEDRÍO - SAN BERNARDO DE

CLARAVAL
Bernard de Fontaine, o mejor conocido como Bernardo de Claraval ―Bernard de
Clairvaux en Francés―, nació entro los años 1090 en el Castillo de Fontaine-lés-Dijón y
falleció el 20 de agosto de 1153 en la abadía de Claraval, el tercer hijo dentro de siete
hermanos, hijo de un caballero de Borgoña. Se volvió monje cisterciense después de la
muerte de su madre, y mucho tiempo después, abad de su abadía. Es dentro de la
religión católica uno de los más conocidos pensadores, esto gracias a sus múltiples
contribuciones, además de ser uno de los más notables monjes de su época. A lo largo de
su vida, Bernardo fundó alrededor de 68 monasterios a lo largo de toda Europa,
comenzando por un trabajo lento pero terminó después extendiéndose hasta Alemania,
Inglaterra y España.
El análisis del texto en cuestión se ha desarrollado tratando de verlo desde los
aspectos no solo científico-filosófico sino también desde la fe haciendo énfasis un poco
desde la experiencia personal. Entonces se define al libre albedrío como objeto común a
la libertad del hombre, distinto al impulso del animal, del cual compartimos ciertas
similitudes. Así pues, decimos que al ser la libertad propia del ser humano, no puede ser
separada del ámbito salvífico y el de la gracia y no podrá existir cosa tal como lo es la
salvación, con la gracia sea alcanza la plenitud de cada hombre ―y la libertad coopera
con ella misma, aceptándola—, y el misterio de la redención del Hijo de Dios. De hecho
sería entonces correcto afirmar que, un hombre que sabe usar la voluntad para lo que es
correcto es causa de bien para él, ya que por él mismo puede ejercer el mismo
consentimiento de actos propios y externos. Sería erróneo entonces decir que de alguna
forma sentimos impulsos a realizar actos, mas no se trata de eso, sino que, el impulso es

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IESTA. Filosofía e el medioevo
Emmanuel Gómez Hernández. 22 de marzo de 2021.
In Hoc Signo Vinces XP
como la satisfacción de los sentidos y este impulso solo es propio de la carne de los
animales, y aunque también seamos en parte carne, nosotros tenemos la facultad para
tomar consciencia y el uso de la razón. La razón le ha sido dada a la voluntad para que le
instruya, no para que la destruya.
El hombre es dueño de sí mismo, puede ser juez de sí mismo de la misma
manera, esto desde su propio criterio, es por eso que cuando este peca llega a juzgarse a
sí mismo y sufre el castigo que se ocasiona. Mas el pecado lo siente cuando lo realiza de
forma voluntaria ―ciertamente que si llegase a faltar dentro del acto del pecado la
decisión consciente de hacerla no lo sería―, y se le imputa que ha hecho el mal, es por
eso que se considera que a cierto número de individuos no se les puede argumentar el
mal como acto a decisión propia, a voluntad, pues depende exclusivamente de la
voluntad el que una persona sea justa o injusta, feliz o desgraciada. Según qué consienta
en el bien o en el mal.
El hombre decide desde su voluntad humana, ―participe de la gracia de Dios
obtenida desde la creación hasta la caída de Adán―, en practicar el bien con la ayuda de
la misma gracia, obra espontáneamente y sin que haya algo que los obligue a actuar. Así,
consciente, el hombre se hace malo por iniciativa y decisión propia, porque se deja
llevar de su voluntad y sin que nadie le obligue a ser malo o se hace bueno adquiriendo
las virtudes otorgadas por la gracia.
Si bien, todo el texto está plagado de ciencia que haría que todo cristiano —que
espero a muchos les interese― creciera en el deseo de cosechar y guardar día con día las
virtudes que la gracia le otorga a cada uno. San Bernardo expone de una forma muy
sincera y clara lo que para nosotros no debería ser un problema a la hora de creerlo no
sólo bajo la razón sino por la fe, pues de en apenas las primeras páginas y capítulos de la
obra, habla de algo que yo llamaría, la naturaleza de la gracia, que funciona como una
breve introducción para su obra. La obra, ha sido para mí, una muy interesante manera
de entender la gracia, unida a las acciones y la libertad de cada uno.

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