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Las Dos Realidades


Una guía para guerreros trascendentes del
siglo XXI

Hunab Amaya

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Derechos Reservados © Luis Enrique Amaya Vázquez
Primer Edición por Sofía López Maravilla.
Dep. Legal: -
ISBN: -

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Dedico este libro a Dios todopoderoso, a mi madre Laura y a
mi padre Enrique, ya que la travesía más increíble de toda mi vida
ha sido encontrar sentido a sus enseñanzas y descubrir el amor a
través de ellas. Gracias también a toda mi familia y amigos que
siempre han creído en mí, pues me han enseñado a creer también
en ellos. Gracias a ti, lector, por tomar parte de tu tiempo para
explorar nuevos caminos y abrir tu mente y corazón a lo que aquí
se dice. Gracias a la aventura de escribir este libro conocí un
nuevo horizonte en mi vida, del que no me había percatado, y
con el cual cambió todo para bien.

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ÍNDICE

Introducción………………………………………..…... 9

PRIMER PARTE
Capítulo I - El Despertar de la Consciencia……………... 15
Capítulo II – El Poder del Amor………………………... 25
Capítulo III - La Historia de Gadesh, Emmanuel y Uab... 32
Capítulo IV - La Guerra de la Naturaleza……………….. 55
Capítulo V - La Libertad del Ser………………………… 65
Capítulo VI - El Tiempo y la Muerte………………….… 74

SEGUNDA PARTE
Capítulo VII - Dualidad y el Tercer Poder…………….… 85
Capítulo VIII - El Bien y el Mal………………………......94
Capítulo IX - Las Dos Realidades………………………. 102
Capítulo X - La Palabra y el Silencio……………………. 112
Capítulo XI - La Magia de los 4 Espejos………………... 124
Capítulo XII - Los 3 Elementos de la Trascendencia….136

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La respuesta a todo misterio del universo yace en lo
profundo de nuestro interior. La magia existe en un plano
consciente y sincero dentro de cada uno de nosotros.

Dios es la luz que todo ser lleva dentro de sí mismo.

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Las Dos Realidades

Introducción

“¿Es la espiritualidad un sendero digno de aventurarse? ¿Quién


soy para declarar lo que ocurre en mi vida como una verdad? ¿Es
acaso el impulso de la trascendencia el camino al que llamamos
‘verdad’?”. Son preguntas que suavemente rebotan en la
inconsistencia de los pensamientos de muchos de nosotros, como
ecos que desde profundidades genéticas nos insisten recordar. La
muerte de mi madre a mis 10 años representó una exhaustiva
búsqueda espiritual que me condujo a mi pronta independencia,
gracias a la cual me permití examinar a detalle cada aspecto de mi
ser interno, hasta el punto de descubrir y definir quién soy. Esto me
permitió cerrar cientos de ciclos que existían desde mucho tiempo
atrás, así como abrir puertas a otros estados de consciencia.
La fortaleza para iniciar este proceso radica en mi fe en Dios,
la cual ha evolucionado tras transcurrir los años y que se amolda
poco a poco al altruismo. En mi concepto de Dios, él respeta,
comprende y aplica su presencia como símbolo humanizado, es

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decir, lo manifestamos en ritos y creencias populares reflejados en


las diversas culturas al rededor del mundo. Para mí, Dios es carente
de religión, pues vive en la fe y en el corazón del creyente. Así
mismo, lo interpreto como un conglomerado de frecuencias y
vibraciones sub-atómicas que nuestro sistema neurológico y
perceptivo puede ser capaz de interpretar. Esto garantiza que, por
más preciso que pretenda lucir el tono de este texto, existe una
apertura de mi parte tanto al concepto científico como al espiritual
del Todo. Es por ello que tengo la certeza de que, como seres
humanos, somos un medio a través del cual dicha energía puede
revelar información muy específica; enseñanzas que el hombre ha
preservado por muchos años y que se adaptan a cada era o nación
según su condena, guiando a la mayoría de personas que buscan
trascender (es decir, rebasar los límites de la vida).

Una de las culturas más influyentes en mi vida fue la Anahuaca,


específicamente la Maya, la cual me llevó tarde o temprano a
explorar la filosofía Tolteca y comprender más sobre la condena
Mexica que desde tiempos ancestrales se vive. En un año
remarcable para mi espiritualidad, en el que reinicié mis principios
dogmáticos y metódicos para dar paso a un estado sensible de
percepción, decidí viajar a la península de México. Durante este

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viaje de 9 días, 6 de ellos me asenté en el pueblo de Tulum, en


donde conocí a un hombre llamado Pedro; un antropólogo
egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México que
residía en una propiedad a menos 20 kilómetros fuera del pueblo.
Él era un hombre de unos 60 años, de semblanza semental y
modales muy pulcros, con un curioso atuendo de excursionista y
una notable aura de paz, luz y bondad. Se había quedado en el
mismo hostal que yo por motivos relacionados a su influencia
política en el pueblo, los cuales no discutimos. En ningún
momento lo dijo, pero yo estaba seguro que era un “brujo”, de
aquellos que nuestros antiguos sabios mantienen vivos a través de
sus enseñanzas “mágicas”, generación tras generación. Había algo
en él que garantizaba que mi experiencia en Tulum sería fantástica,
y sólo fue cuestión de mostrar interés en lo que fuera que tuviera
que platicarme, por más trivial que pareciera, para que él decidiera
compartir sus enseñanzas conmigo.
Pedro y yo conversamos durante 6 noches enteras sin falta,
teniendo contacto esporádicamente durante el día. Nuestras
pláticas nocturnas eran fructíferas en el traspaso de información,
pues a pesar de haberme aclarado el gran valor de sus palabras y
que no las compartía con cualquier persona, invertía entre 3 y 4
horas en resumir para mí diversas enseñanzas que había adquirido a

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través de todos sus años de existencia. Ahí estaba Pedro,


sintetizando una vida completa en pequeños pedazos de sabiduría,
adjuntando información preservada por brujos antiguos a sus
propias experiencias. Gracias a este suceso, en el que se
involucraron aprendizajes sobre moral, el amor, la muerte, la
felicidad, la sexualidad, el misticismo y lo sobrenatural, regresé a la
ciudad en la que vivo fuertemente inspirado en tomar sus
enseñanzas y traducirlas a un lenguaje moderno y popular.

Decir que cada segundo, minuto, día, semana, mes y año es


aprovechado en su totalidad puede ser vanidoso, pero eso era lo
que en el fondo buscaba, y sigo buscando. Vivir una vida normal
no siempre es una decisión, pues un niño crece bajo las influencias
de su irrefutable situación. Este sabio tolteca me otorgó una
profunda enseñanza, en la que cuestionaba los tiempos que la
sociedad establecía como correctos comparándolos con los tiempos
del Universo (Dios), los cuales no dependen de nada más que el
balance entre su voluntad y la nuestra. Por ello, considero de gran
importancia proveer al lector de una llave para su liberación, tanto
mental como espiritual. El libre albedrío es una ilusión hasta el
verdadero despertar de la consciencia.

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Las Dos Realidades

Todo lo que estás a punto de leer es una realidad que yo mismo


he construido, basada en experiencias y aprendizajes adquiridos e
interpretados según mi situación personal. Esta propuesta es un
sincero intento de apoyar un despertar de consciencia que unifique
el crecimiento individual con el crecimiento social; de manera que
los practicantes de lo aquí escrito encuentren un punto de partida o
un nuevo marco de referencia que se añada a su ideología personal.
Los conceptos que aparecen en este escrito son utilizados en el
lenguaje natural del mundo tolteca, por lo que se buscó ser
presentados con ligereza para la audiencia curiosa sobre el tema.
Consideré innecesario citar obras o autores por la sencilla razón de
que se buscó la mayor practicidad y simpleza del contenido que
fuera posible, dejando a consideración y criterio del lector todos los
conceptos divulgados como veraces.

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Luis A. Vázquez

NOTA: Toma el tiempo necesario para leer las enseñanzas


aquí descritas. Tendrás que aplicar a la cotidianidad lo ya
leído las enseñanzas cobren sentido. Los actos descritos
como “mágicos” pueden ser mera interpretación metafórica
de conceptos y procesos psicológicos o físicos; funciona
desde ambas perspectivas, es decisión personal su
interpretación. Sé paciente; no avances hasta no haber
comprendido y vivido en su totalidad lo que has leído. Lo
aquí redactado puede llegar a ser confuso y complicado; pero
créeme, realmente deseas tomarte el tiempo suficiente para
aplicar cada frase como un profundo aprendizaje para tu vida.
NO HAY PRISA POR TERMINAR.

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Capítulo I
El Despertar de la Consciencia

Este concepto ha sido tan difundido en la actualidad que ha


perdido solidez sustancial; puede hasta fastidiarnos. Una de las
ilusiones más peligrosas del siglo XXI es la del “despertar de la
consciencia”; las personas en la actualidad dicen llegar a la
consciencia a través de procesos complejos que van desde lo
místico hasta lo racional. El ser humano, por naturaleza, interpreta
su realidad como si el mundo girara a su alrededor, y esto es en
efecto una verdad. Cuando giramos sobre nuestro propio eje, como
cuando éramos pequeños, nos damos cuenta que no importa
cuánto nos digan los libros lo contrario, el mundo siempre va a
girar alrededor nuestro. Cuando nos dejamos llevar por este
movimiento sabemos que al detenernos, produciremos un mareo,
pues hemos entrado en un estado similar al de la embriaguez, mas
despegado de lo real. Ser consciente es detener este giro y hacer
comprender perfectamente a nuestra mente que el mundo no
siempre corre tomándonos como eje.

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Luis A. Vázquez

La consciencia es un elemento que ha existido en nosotros


desde nuestros primeros años, pues esta nace del
cuestionamiento. ¿Acaso no cuestionaste la realidad cuando eras
niño? ¿Nunca te preguntaste cómo es que funcionan las cosas en
este universo, o quién es Dios y dónde lo puedes encontrar? ¿Jamás
buscaste respuestas dentro de ti para encontrar caminos que la
realidad aún no te podía presentar? Muy probablemente tuviste tus
primeros episodios de reflexión durante la niñez, que generaban en
ti un ideal filosófico elemental y básico, pero finalmente muy tuyo,
ya que buscabas responder tus cuestionamientos no sólo a través de
la realidad, sino con tu misma imaginación.

La manera en que la consciencia trascendente aparece en el


ser humano es un tanto irónica. Una analogía que me gusta mucho
utilizar para comprender este "despertar" es la siguiente:
“Imagina un cuarto muy grande completamente oscuro, lleno
de obstáculos, en el cual quieres moverte. Has despertado en este
cuarto y tu nublada consciencia se basa en todos tus sentidos excepto
en el de la vista, por lo que conoces la existencia de los obstáculos,
más no su verdadera apariencia. Tu propósito es simplemente
continuar caminando hasta encontrar una salida, o bien, hasta
cansarte y no moverte más. Cuando somos inconscientes nos
movemos a través del cuarto oscuro, chocando una y otra vez con los

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Las Dos Realidades

objetos, incluso cayendo constantemente. Nuestros aprendizajes se


basan en el resultado de la influencia de los objetos hacia nosotros;
creamos así temores y comenzamos a suponer; ignoramos
completamente la apariencia de todo, y por consiguiente, aprendemos
a reducir la velocidad de nuestro caminar para así ‘evitar’ chocar con
los obstáculos. Te has acostumbrado tanto a este lugar que tu
supervivencia depende enteramente de la interpretación que desees
dar a los objetos que te rodean. Un día encuentras una caja de
fósforos y decides encenderlos; entonces conoces la luz. Pero no sólo
conoces la luz, sino conoces también su capacidad de iluminar, por lo
que ahora los objetos cobran un nuevo sentido y puedes verlos tal y
como son. Estoy completamente seguro que no todo lo que
encontrarás en ese cuarto será de tu agrado; muy probablemente la
mayoría de los objetos te aterren más ahora que antes, cuando
ignorabas su apariencia. De igual forma descubres que muchos de los
objetos que ahora puedes ver son herramientas para hacer de tu
camino algo más fácil, y no sólo eso, sino que ahora con iluminación
puedes trazar un camino dentro del cuarto mucho más pertinente y
con un rumbo bien definido. Encontrar nuevas herramientas, o incluso
llegar a una salida será ahora más fácil, independientemente de que
conoces la realidad detrás de los objetos que te causan temor. No
existía dicho miedo hasta antes de encender el fósforo porque
ignorabas la verdadera apariencia de los objetos que habían a tu
alrededor, pero era necesaria dicha luz para que ahora todo tuviera un
sentido más real. Pudiste haber continuado a oscuras, pero las
probabilidades de llegar a algún lugar se reducían

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considerablemente.”

Cuando encendemos el fósforo por primera vez, es decir, que


nos hacemos conscientes, logramos ver la cruda realidad que
compone a este mundo. No sólo apreciamos la belleza del todo y lo
perfecta que es la creación, sino también lo triste y complicada que
puede llegar a ser. ¿Crees que habría ocasiones en las que preferirás
apagar la luz del cuarto? Yo puedo asegurarte que si el cuarto
alberga otras personas, la cosa se pondría bastante interesante,
sobre todo porque pueden ser tanto hostiles como amigables, y eso
va a influir en tu actitud por el resto del viaje. No obstante, es muy
probable que encontrarás a otras personas que posean la capacidad
de ver en la oscuridad con su propia fuente de luz, lo que les da
mayor experiencia en este estado de consciencia que a ti. El cuarto
oscuro es el mundo al que nuestros antepasados llamaban mitote,
los objetos son las bendiciones y los obstáculos que la vida nos
impone, ya sea en forma de personas, situaciones o eventos tanto
afortunados como desafortunados. Despertar la consciencia no
garantiza plenitud; la felicidad se encuentra enteramente en
la forma en que decidamos recorrer el cuarto oscuro, con o
sin luz.

Siempre hemos poseído la capacidad de ser conscientes, el

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Las Dos Realidades

verdadero problema es que nos hemos acostumbrado tanto a


“fluir” con el mundo exterior. Algunos nos hemos acabado los
fósforos, y estamos de acuerdo con ello. Ser conscientes no es más
que el proceso mental de establecer un aquí y un ahora a través de
lo que creemos que es verdad; y es que la verdad absoluta no existe
en un plano terrenal, ya que cada quien construye su propia
realidad y toda realidad tiene un cierto grado de verdad. Una
persona consciente se caracteriza por estar al tanto del aquí y el
ahora a través del reconocimiento de sus acciones y las de los
demás, siendo esta última la más complicada de ubicar, ya que es
extremadamente difícil ser consciente de una realidad ajena.
Aquellos que no son conscientes simplemente viven en un plano
fuera del presente, pasan sus días viviendo en el pasado o centran
sus acciones en un futuro que aún no ha llegado. Tampoco
conocen a fondo la empatía ni la compasión, pues ignoran la
existencia de otras realidades. Su empatía se basa en engaños hacia
sí mismos para agradar a los demás, y su compasión termina por
convertirse en lástima. Esta manera de vivir no es incorrecta, de
hecho, es muy útil no ser consciente en muchas ocasiones, pues la
inconsciencia e ignorancia nos permiten fluctuar en un mundo
donde nuestro estado de ánimo, nuestra personalidad y nuestra
plenitud no siempre dependen del mundo exterior. Es por ello que

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Luis A. Vázquez

un individuo que dice ser “iluminado” ha caído en una ilusión


creada por el ego. La consciencia no es absoluta o nula, existe la
consciencia propia y la consciencia colectiva, y hay que
aprender a reconocerlas. Entonces el concepto al que todo ser
humano pretende llegar a través de la trascendencia espiritual es el
de aprender a fluir voluntariamente con el universo y de crear un
verdadero libre albedrío durante dicho flujo.

Es muy común que una persona que se encuentra bajo las


influencias de la ilusión de la iluminación juzgue constantemente
desde su interior a su prójimo; que piense que por poseer un alto
nivel de consciencia se encuentra en una posición superior a la del
ignorante, siendo la razón del ser consciente una forma superior de
verdad. Incluso la persona “consciente” llega a atribuirse de forma
ególatra el poder de Dios mismo, como si él tuviera la energía para
crear una estrella en el cielo. Sucede que cuando miramos la luz por
mucho tiempo, perdemos la habilidad de ver nuevamente el mundo
tal como es. No importa cuánta iluminación reciba un ser humano,
es inútil buscar influir positivamente en el mundo si no dejamos
pasar el dicho encandilamiento para dar interpretación y aplicación
a la luz en las sombras.
A pesar de todo esto, es importante aclarar que Dios no sólo
es luz, sino también oscuridad pues ¿cómo va a existir un punto de

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Las Dos Realidades

comparación sin la ausencia de luz? ¿Cómo va a existir amor sin la


ausencia de éste? Al final, el ego funge un papel importante en el
desarrollo del ser, ya que sin este, la probabilidad de supervivencia
en este frío y cruel mundo sería mínima. Sin el ego no existimos
como seres orgánicos y conscientes, es imposible alcanzar un
“Yo” propio si atribuimos todo lo que somos a una causalidad
ajena a nosotros mismos. Sin la percepción de la realidad tal y
como es morimos ante ella, como una hermosa estrella que emana
luz muere tan fácilmente ante un agujero negro. Además, dominar
o vencer el ego se transforma en una lucha a veces interminable,
mucho más complicada de lo que significaba el mismo ego antes de
ser consciente. Esta lucha nos lleva a que este poder de consciencia
nos abrume aún más que la ignorancia, a través de la culpa y la
auto-imposición de realizar “lo correcto”. De ahí el origen de la
frase “La ignorancia es dicha”, la cual refiere a que un ser es libre
de todo peso por el simple hecho de desconocer causas y
consecuencias. He ahí que se busca que sepamos diferenciar con
nuestras acciones entre el Ego Constructivo y el Ego Destructivo.
Este “Ego Constructivo” es mejor llamado “Ser”; porque todos y
cada uno de sus distintos significados, nos llevan a comprender lo
que en verdad tenemos, queremos y necesitamos en la vida.

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Luis A. Vázquez

Entonces, para hallarnos útiles, para servicio del mundo, hay


que aprender a brillar como nuestro Sol brilla, ni más ni menos,
para mantener un sentido a la realidad; lo suficiente para otorgar a la
luna brillo y continuar la iluminación en la oscuridad. Si el Sol brillara
más o menos ni siquiera habría vida, ni la materia del planeta
tendría sentido alguno.

Si ser conscientes significa ubicarnos completamente en el


presente, es preciso indicar que existen dos formas de “despertar”.
Una es a través de algún suceso que agite nuestra mente lo
suficiente como para reubicar nuestra atención de la normalidad de
nuestro mundo. Esto puede relacionarse con experimentar la
pérdida de algún ser amado, interacción visceral, o eventos
sobrenaturales. Esencialmente es haber mantenido un contacto
cercano con la muerte. Tras este tipo de experiencias nos
permitimos entrar en un estado de consciencia acrecentada o de
percepción aguda. En este estado evaluamos con mayor precisión
quienes somos: nosotros, el mundo y Dios, así como nuestra
función en el universo.
La segunda es, aparentemente, más sencilla de realizar, pero los
resultados se obtienen de manera gradual, y es a través de la
respiración. Siempre estamos a prisa, ocupados, pensando

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Las Dos Realidades

inquietamente fuera del presente. Aprender a calmar la voz


interna y prestar atención a nuestra respiración es el primer
paso para encontrar el aquí y el ahora. Nuestra respiración no
sólo funciona para mantenernos vivos, sino que podemos aprender
a dirigir su flujo y transformar el oxígeno en nuestro interior en
energía.

Es importante entonces comprender que cuando un ser


despierta debe aprender a respetar a aquellos que aún
duermen, y más difícil aún, ubicar el momento ideal en que el
dormido debe despertar.

Si deseas indagar en el verdadero sentido de la consciencia


debes estar dispuesto a resistir lo que la realidad tiene preparado
para ti, pues ser consciente no significa ser pleno o feliz, sino
más bien, es poder ver aquello de lo que tu felicidad y
plenitud dependen, te guste o no. Puedes mantener tu
consciencia activa a través ejercicios como la meditación y el
altruismo, los cuales funcionan como práctica para mantener
condición. La verdad absoluta reside en la aceptación de que
existe una realidad diferente en cada mente, la verdad absoluta es
pues la suma de cada una de las realidades. Sin embargo, clasificar

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la realidad en dos categorías esenciales ayudará a estructurar de


manera simple el concepto, de forma que el libre albedrío
encontrará su camino a la verdad absoluta. Al final el universo del
hombre se rige por la dualidad del todo y la trascendencia se
enfoca en lograr el balance de toda dualidad; justo donde radica
el Ser mágico.
Si deseas ser nuevamente consciente comienza por abandonar
tus viejas costumbres; sal de tu zona de comodidad y enfréntate al
miedo. Intenta vivir cada día como un estudiante dispuesto a
aprender de los maestros más sabios, así como del ignorante, del
enfermo y del enemigo. Practica la meditación de la manera que
más lo prefieras, encuentra el método más eficaz de conocerte a ti
mismo. No dejes de cuestionarlo todo, vuélvete uno con el
aprendizaje. Experimenta una y otra vez hasta forjar tus ideales por
ti mismo y no por acuerdos que te han impuesto durante toda tu
vida y que has aceptado.

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Aprende a dar seriedad a los momentos que lo requieran; el resto


es un juego sano.

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Capítulo II
El Poder del Amor

El amor es un concepto complejo, por lo que a mayor simpleza,


mejor entendimiento. Sólo hay unas cuantas verdades que debes
conocer sobre este. El amor no provoca sufrimiento, se sufre por
miedo a perderlo. El amor fluye durante el orden y el caos. El
amor es libre, y sin embargo entiende de lealtad. No hay
compromiso más sano que el de compartir libertad. El amor es eterno
y afortunadamente contagioso; una obra alquimista como una fugaz
decisión. El amor es energía y por tanto es luz. Por ser energía, se
obtiene y se pierde. El amor entiende perfectamente de respeto, no
miente, es sincero; no exige, comparte. El amor realmente se da
sin esperar algo a cambio. Si aprendes a dar amor, entonces estás
listo para recibirlo. Aprender a recibir amor es estar de acuerdo que
debemos acatar todo lo antes mencionado nosotros mismos y poder
proyectarlo al mundo.

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Las Dos Realidades

La sociedad ha decidido clasificar al amor de diferentes


maneras: amor en familia, de pareja, entre amigos, y demás. El
principal problema es que muy pocas personas están preparadas
para ser amados. Desde pequeños nos imponen diferentes modelos
y sistemas sobre cómo debe funcionar el amor, basados
enteramente en la experiencia de quienes nos educan.
Es normal creer que el amor es cuestión de probabilidad o
matemática. La gente pasa el tiempo imaginando cómo debe ser la
persona indicada basándose en una imagen ideal. Muchos otros
piensan todo lo contrario, y niegan rotundamente la presencia o
necesidad del amor en sus vidas, pues se han encontrado a sí
mismas y no necesitan de nadie como complemento. Lo cierto es
que la naturaleza del ser humano es amar, y no hay absolutamente
nada de malo en permitir que esta emoción exista de manera menos
reprimida.

Una de las principales razones por las que en la sociedad


actual parece imposible encontrar el “amor verdadero” es la
distorsión de la ideología de amarse a sí mismo primero. Esta
forma de pensar es malinterpretada en muchas ocasiones de
manera egoísta, llevando a obtener una identidad narcisista y una
necesidad de perfección que roza con lo destructivo.

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Luis A. Vázquez

Todo ser humano en este mundo necesita amor para vivir


felizmente en espiritualidad; el amor es el alimento del espíritu. Hay
personas en este mundo que comparten el alimento, así como otras
que podrían hasta matar por él. Cuando tenemos mucho amor y no
lo compartimos se vuelve un comportamiento posesivo, y esto es
indicador de que se sufrirá en la pérdida del mismo. Pero cuando
tenemos amor y lo compartimos significa que no hay temor a
perderlo. Dar amor no necesariamente implica relacionarse en la
intimidad sexual.
La idea del compromiso basado en la lealtad es un acto de
trascendencia espiritual especial, que sella dos o más almas para su
crecimiento terrenal y para su más probable reencuentro después
de la muerte. El amor coloca el respeto y la inocencia por encima
del placer y el interés, SIEMPRE. La razón es que la lealtad sugiere
un entendimiento profundo de cariño, pues se convierte en una
sensación tanto emocional como consciente. A partir de ahora el
objetivo es compartir la libertad que ha sido tan nuestra. Sobre
todo, si el compromiso surge a partir de la chispa correcta y
culmina en la persistencia y la dedicación. Al final, el amor además
de esencia es una decisión; el truco está en saber decidir y
disfrutarlo.

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Las Dos Realidades

La paciencia es una herramienta que abre las puertas al amor, y


es que gracias a ella nos permitimos decidir en un estado de
claridad. El hombre en particular debe ser paciente para asegurarse
que lo que interpreta por amor no sea sólo el llamado del placer
primitivo que le inhibe adentrarse en la esencia profunda de una
mujer: la persona que ella realmente es. Para ello existe un ejercicio
que requiere de un cierto grado de consciencia. La idea es hacer
pensar a nuestro cerebro que la mujer que se acaba de conocer es
nuestra hermana de sangre. Esta sencilla premisa, si es bien recibida
por la consciencia, filtra todo indicio de placer que contamine
nuestra experiencia al relacionarnos. Ahora esa mujer lucirá tal y
como realmente es, y nos permitiremos adentrarnos en lo que es
verdaderamente importante para el amor: el alma. Por otro lado, el
amor de un padre o madre a su hijo o hija, puede ser a veces
estimulado por la ilusión de la posesión. Muchos padres privan a
sus hijos de vivir libremente condicionándolos con diversas
experiencias por miedo a que no obtengan las correctas. Sin
embargo, no se dan cuenta que este acto, finalmente egoísta, lleva a
los hijos a repetir incluso los mismos errores y faltas de sus padres.
Un padre o madre con paciencia y claridad, puede ubicar y discernir
momentos y actitudes tanto de protección como de libertad hacia
su hijo, dejándole ser, sin descuidarlo ni “sofocarlo”.

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Luis A. Vázquez

Existe una fuente inagotable de amor, que proviene desde


nuestro interior, y que podemos avivar tras despejar la consciencia
de las reglas del mundo. Esta substancia no se comprende, ni se
razona, sino que se siente con el espíritu. Cabe aclarar que, a pesar
de que se guarda desde nuestro interior, no es el Ego el responsable
de su aparición o activación. Los hindús llamaban a este elemento
Prana, el cual, se asocia directamente al aire que respiramos. No es
el aire la fuente mencionada, sino más bien, la dirección que damos
y el efecto que obtenemos de la misma. Cuando enfocamos nuestra
atención a la respiración, puede nuestra mente y cuerpo
interpretarla como energía que circula por el organismo, y que
limpiará todo pensamiento erróneo sobre nuestras emociones. Esto
da paso a un estado de tranquilidad, que será necesario para dar
pulso y movimiento a nuestra energía.
Cuando logramos sentirnos en paz gracias a la respiración, tan
sólo queda darle una dirección a esta sensación. Pero antes de amar
a nuestro prójimo, incluso a nosotros mismos, buscaremos enfocar
esta energía en aquello que, según los antiguos sabios, es la mayor
fuente de energía de la vida: la naturaleza misma. Nuestra
conexión con este organismo vivo llamado Tierra es, por mucho, la
principal relación que permite al espíritu trascender y encontrar el
verdadero amor. No hay forma de sensibilizar más nuestro ser que

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Las Dos Realidades

amando a las plantas y a cada animal, por más pequeño y frágil que
este sea. Sentir amor de manera honesta hacia la naturaleza nos
garantiza una vitalidad única, necesaria para comprender, a nivel
espiritual, el significado del amor. Un hombre que ama a una flor,
habrá aprendido a amar la sutil vibración de una mujer. Una mujer
que ama a un árbol, aprenderá a amar la sabiduría y los valores de
un hombre. Una madre o un padre que sienta cariño por una
pequeña hormiga, o por un ave que a lo lejos canta, jamás permitirá
que su Ego aplaste las emociones de sus hijos, ni reprimirá
tiránicamente su libertad.

El amor se encuentra al cruzar las imperfecciones, las caídas y la


incertidumbre, pues al hallar belleza y aprendizaje en el proceso, se
comprende el verdadero significado de amar. Amar la imperfección es
vivenciar la libertad, aprender a levantarse de las caídas es
fundamental para desarrollar fortaleza y vencer la incertidumbre nos
da el don de la plenitud.

El amor debe salir de una red social y manifestarse en la


realidad. Si realmente amas estarás conectado en cuerpo y espíritu a
las personas que amas, y te darás cuenta que son uno sólo.

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Luis A. Vázquez

Capítulo III
La Historia de Gadesh, Emmanuel y
Uab

Érase una vez un hombre fuerte y realizado; su nombre era


Gadesh. Tenía ya 33 años y había pasado la mayor parte de su vida
laborando como guardián del rey de su pueblo. Él había logrado
crear grandes fortunas gracias a lo que se dedicaba; era el guerrero
más fuerte del reino. Gadesh se consideraba como uno de los
caballeros más fieles y poderosos que aquellas tierras habían
conocido. Este guerrero era muy reconocido entre las mujeres del
pueblo; tanto las más bellas, como las más adineradas, deseaban
contraer matrimonio con él. Gadesh lo tenía todo: poder, fortuna,
belleza e intelecto; pero había algo que Gadesh no había logrado
dominar: el Ego. Gadesh solía pasar tiempo con las doncellas que
más le gustaban, pero jamás deseaba formalizar su amor con
ninguna de ellas. Él estaba acostumbrado a que fueran las mujeres
quienes le buscaran para comer, pasear o simplemente charlar.

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Las Dos Realidades

Durante toda su juventud había encontrado su ser tan perfecto que


forjaba una figura ideal de la mujer que debería acompañarle por el
resto de sus días. En efecto, esta mujer no había aparecido aún
después de un sin fin de travesías que abarcaban incluso las
naciones más lejanas. Gadesh simplemente había aprendido a vivir
con ello y se había hecho a la idea de que esta persona no existía,
que él podía alcanzar la felicidad absoluta sin necesidad de contraer
compromiso alguno. Había encontrado ya conformidad en el
placer, gracias a su seducción e intelecto.

Un día en el que paseaba por el mercado principal, vio a lo lejos


a una mujer que delicadamente seleccionaba semillas, a quien
reconoció inmediatamente como “la mujer más bella que había
conocido hasta el momento”. Esta mujer irradiaba un aura única
que jamás había encontrado en otra persona. Gadesh, confiando
enteramente en su popularidad y su poder para cautivar, se acercó
valientemente a seducir a la mujer pidiendo su nombre e
invitándole a dar un paseo. Para sorpresa de Gadesh, esta mujer
desconocía completamente quien era él, tan sólo le respondió de
manera amable que su madre se encontraba esperándola en casa y
que debía llevar aquello que había comprado. Esta mujer respondió
con el nombre de Sofía. Sofía no parecía asombrada por la

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Luis A. Vázquez

espectacular belleza de Gadesh, ni en la seguridad con la que se


dirigía a ella. El guerrero insistió en dar un paseo cualquier otro día
que ella prefiriera, pero Sofía contestó que era una mujer con
muchas responsabilidades, es especial con su madre, quien se
encontraba enferma, y que no podía darse el tiempo para gozar con
un hombre mientras alguien a quien amaba se encontraba en mal
estado.
Gadesh se sentía ansioso; había sido la primera ocasión que
una mujer lo había rechazado para el segundo intento; usualmente
todas aceptaban muy pronto. Esto hizo que Gadesh se comportara
insistente con Sofía, pues buscaba que le concediera al menos un
momento de su vida para conocerse. Sofía entonces respondió:
- ¿Quieres en verdad conocerme a mí, o sólo descubrir los
placeres que puedo llegar a darte?
Como Gadesh siempre había tenido éxito para obtener lo que
deseaba, mintió respecto a sus verdaderas intenciones,
respondiendo que realmente anhelaba conocer a Sofía. La mujer no
le creyó y tras darle discretamente la espalda, caminó entre la gente
para desaparecer de la escena. Gadesh entonces sintió que se
inundaba en decepción, por lo que decidió continuar visitando el
mercado para coincidir nuevamente con Sofía. Y así fue como
todos los días visitaba el sitio a la misma hora, a la única que el Rey

34
Las Dos Realidades

le permitía salir de su castillo por privilegio que sólo su mejor


soldado gozaba. Con el tiempo llegó a encontrarse en diversas
ocasiones con Sofía, quien se negaba a salir con él de manera
paciente, una y otra vez. Gadesh no se rendía en sus intentos
porque Sofía aceptara pasar un tiempo con él; intentó todo tipo de
cortejo, desde instintivo hasta intelectual, sin conseguir éxito
alguno.
Por fin Sofía aceptó salir tras un desesperado intento por
deshacerse de él, pensando en que una vez que le otorgara su
tiempo dejaría de molestarla. Había Gadesh ya ofrendado tanto
espacio de su vida a Sofía, aun trabajando para el rey, que
comenzaba a valorar las horas con ella, descubriendo dentro de sí
mismo un tipo de atracción diferente a la que su experiencia le tenía
concedido. Con el paso de los días, y conforme fueron
conociéndose, Sofía descubrió que Gadesh era el amor de su vida,
mientras Gadesh descubría a través de Sofía una forma nueva de
cariño. Así ambos permitieron que el amor fluyera en sus vidas,
haciendo del proceso de reconocerse algo lento y sin prisa. El
guerrero ya no tenía necesidad de encontrarse con otras mujeres,
Sofía había logrado invocar una actitud diferente que el guerrero
nunca había mostrado. Fueron muy felices y se amaron de
diferentes formas por mucho tiempo; Gadesh compartió toda su

35
Luis A. Vázquez

fortuna con Sofía, mientras que ella había cedido hasta su más
sincera lágrima con él.

Así pues, cuando más amor existía entre los dos, Sofía decidió
ceder la sagrada integridad de su totalidad, otorgando a su marido
una nueva forma de vida. Así pues, Gadesh y Sofía concibieron a
Emmanuel, a quien llamaron así por haber sido ungido con el amor
que sólo Dios podía otorgar a una pareja como ellos. A pesar del
tipo de vida a la que el guerrero estaba acostumbrado antes de
conocer a su mujer, una familia ya no representaba temor ni falta
de libertad para él. Él realmente amaba a Emmanuel, tanto como
amaba a Sofía. Tomaba constante responsabilidad hacia su hijo y le
otorgaba gran parte de su tiempo cuando no se encontraba
cuidando al Rey. Pasaban largos ratos jugando y riendo, Gadesh
incluso ayudaba a Sofía a cambiar las ropas de Emmanuel, a
alimentarlo y a procurarlo. Había descubierto una forma nueva de
vivir a través de su hijo, ya que al contemplar su crecimiento podía
vivirlo junto con él de manera plena; era una forma de revivir su
propia historia. Toda la infancia temprana de Emmanuel fue llena
de bendiciones y abundancia tanto económica como de cariño y
atención.
Pero Gadesh también se tomaba muy en serio la formación

36
Las Dos Realidades

del pequeño; él no dejaba de ser un guerrero, un hombre dedicado


a las batallas, por lo que conocía también de disciplina y rectitud.
Conforme el muchacho fue creciendo, Gadesh incrementaba el
nivel de dureza, pues exigía aprendizaje por parte de Emmanuel a
su propia forma. Emmanuel, desde que tuvo uso de razón, mostró
aptitudes para las artes, especialmente para la pintura y la escultura.
Estas cualidades habían sido motivadas principalmente por su
madre, ya que el padre siempre mantuvo un carácter rígido que sólo
su familia había mantenido oculto en sus mejores épocas.
Mientras Emmanuel crecía, Gadesh buscaba que el joven se
transformara en una persona independiente, pues a pesar de
haberle llenado de abundancia durante su infancia, ahora quería que
él buscara ganarse los bienes por sí mismo. Emmanuel sólo
mostraba interés por las cosas que sólo a él le apasionaban, y de
hecho era muy bueno haciendo aquello que más le gustaba. Se
había convertido para sus 15 años en uno de los pintores más
destacados del pueblo, quien poseía habilidades artísticas
prodigiosas. Esto no era suficiente para satisfacer a su padre, ya que
según Gadesh, Emmanuel no alcanzaba a valorar el gran esfuerzo
había hecho para que la familia tuviera su fortuna. Emmanuel sólo
pintaba y pintaba, pero no ayudaba de ninguna manera para ayudar
al sustento familiar; y es que para él esto no era necesario.

37
Luis A. Vázquez

El joven artista había aprendido a amar la naturaleza y la vida,


se convertía poco a poco en un filósofo y pensador, y difería con su
padre conforme a la guerra. Buscaba que el mundo viviera en paz y
armonía; evitó durante toda su adolescencia conflictos con sus
compañeros y amigos. Esta manera de ser le despegaba de su padre
conforme crecía, pues para nada le parecía adecuado recurrir a la
violencia para solucionar problemas. Gadesh no era el mismo que
cuando Emmanuel había nacido, pues ahora también Sofía parecía
abogar por su hijo en contra de la metodología que el padre
implementaba para su educación. Gadesh sentía que ellos no
comprendían el valor de sus enseñanzas y pensaba que adoptaban
una actitud de rebeldía, pues no parecían comprender la
profundidad de las lecciones que sólo a través de la disciplina él les
podía dar. Esto hacía que el hombre pasara días perdiendo el
control en cólera. A pesar de que Sofía era una mujer muy fuerte y
comprendía la intensión verdadera de su marido, existía un lado
inocente y amoroso que no le despegaba ni de su esposo ni de su
hijo. Los días dentro de la casa de Gadesh poco a poco se llenaban
de problemas y fuertes discusiones.

Un día, sorpresivamente sonaron las trompetas del reino,


anunciando que un grupo de nizaríes se encontraban invadiendo la

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Las Dos Realidades

ciudad a costa de tomar al rey por prisionero. El ataque había


tomado al ejército local desprevenido, ya que los nizaríes habían
desarrollado un elaborado plan que les garantizaría el éxito. Gadesh
se encontraba ya con el rey desde muy temprano, pero tenía
prohibido salir a buscar a su familia hasta que el peligro no pasara.
El territorio completo estaba siendo invadido por grandes
proyectiles catapultados, flechas de fuego y decenas de saqueos.
Mientras tanto Emmanuel se encontraba en su casa con su madre.
Cuando Emmanuel se dio cuenta de lo que sucedía tomó a Sofía
de la mano y se apresuraron a escapar. El joven se detuvo y regresó
a tomar algunas de las pinturas que mayor valor poseían para él,
pues no las quería perder entre el fuego y los escombros. Cuando
regresó la mirada a su madre, uno de los proyectiles había golpeado
el techo de su frágil hogar, haciendo caer un enorme peso de
escombros sobre Sofía. Emmanuel entonces soltó todo lo que tenía
en la mano y comenzó a quitar las piedras de encima de su madre.
Sin embargo, Emmanuel no era un hombre fornido como su padre,
su debilidad física le impedía ayudar a Sofía, y entre todo el pánico
que la ciudad sufría, nadie se daba el tiempo de detenerse a ayudar
al muchacho a salvar a su madre.
Con un sufrimiento ya agonizante, Sofía pidió a Emmanuel
escapar y dejarle ahí, ya que no tendría sentido perder la vida de su

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Luis A. Vázquez

hijo. Emmanuel, como nunca antes lo había hecho, tomó una


decisión y dejó a su madre entre los escombros permitiéndole
morir. Sumergido entre lágrimas, Emmanuel comenzó a buscar a su
padre entre la multitud, pero conforme Emmanuel corría, los
peligrosos nizaríes amenazaban con acabarlo. Escapar no fue fácil,
fue entonces que un guerrero del rey reconoció a Emmanuel
cuando corría y alcanzó a advertirle que era inútil buscar a su padre,
pues Gadesh se encontraba protegiendo al Rey y la pelea se
suscitaba en aquel momento dentro del castillo. Emmanuel insistió
que debía encontrar a su padre, pero el soldado replicó:
- No tienes oportunidad niño, morirás antes de llegar al castillo.
¡Huye y sálvate!
Entonces Emmanuel, hundido en una furia casi incontrolable,
dirigió su camino hacia fuera del reino, corriendo por salvar su vida
y esperando que al menos su padre sobreviviera.
Corrió hasta que poco a poco el humo causado por la
destrucción del pueblo podía verse a lo lejos; corrió hasta
desaparecer gradualmente en el horizonte sin rumbo. La falta de
experiencia de Emmanuel no le permitió decidir conscientemente
hacia dónde dirigirse. Emmanuel siguió su camino hacia el oriente
por tres días, en los que tan sólo bebió agua y comió algunos frutos
que se había encontrado en el camino.

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Las Dos Realidades

Entonces al tercer día encontró a un caminante y a su camello,


quien preguntó al joven hacia dónde se dirigía:
- No lo sé aún, soy de Alhabad y busco refugio, pues la ciudad
ha sido invadida y me he salvado. Tan sólo he seguido el río seco
hasta donde sea que me lleve.
- Debes comer algo. Estas no son mis tierras, debo volver al
oriente; dame tu nombre y háblame un poco sobre tu familia.
Puedes acompañarme a mi pueblo donde estarás a salvo de los
nizaríes. - respondió el caminante.
Así Emmanuel conoció a Saúl, un pastor árabe que poseía una
familia de nueve integrantes, sus dos esposas, tres hijos que
compartía con cada una y él mismo. Saúl llevó a Emmanuel al
pueblo de Ut-Haar, donde le dio refugió y le ofreció trabajar con él
a cambio de alimento y techo. Saúl no sólo era pastor en un pueblo
pacífico y rodeado de naturaleza, sino que poseía una sabiduría que
evidentemente no había adquirido en Ut-Haar. Saúl no sólo se
transformó en el tutor de Emmanuel a sus 15 años, sino que fue su
mentor en diversos aspectos de su vida, comenzando por el
intelectual, abarcando hasta lo espiritual. Emmanuel aprendió a
escucharse a sí mismo, se descubrió de manera profunda,
aprendiendo a encarar muchos de sus miedos. Conforme
Emmanuel crecía en edad, Saúl lo llevó a recorrer diversos viajes y

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Luis A. Vázquez

travesías en busca de sabiduría. Llegaron a visitar a los hindús y


descubrieron enseñanzas trascendentales con algunos monjes del
Tíbet.

Emmanuel había adquirido un poder muy interesante para sus


18 años: podía comunicarse con su madre ya fallecida. Le
vislumbraba a través de sus sueños, y de vez en cuando,
conversaban en la realidad. Gran parte de la luz que iluminaba a
Emmanuel en su día a día era pensar en su madre como su guía
espiritual. Sin embargo, como jamás supo la historia de su padre
después de la invasión, nunca logró desarrollar esta habilidad con
él. Esto era razón para que el muchacho pensara que su padre
seguía vivo. Además de este poder, Emmanuel se había convertido
en un joven brillante, tanto intelectual como espiritualmente. Era
muy querido por los habitantes de Ut-Haar, y a través de la pintura
embellecía el pueblo según sus capacidades le permitían. Eso le
hacía mantener un ingreso adicional por aparte del pastoreo que
ejercía con Saúl.
Pero había un pensamiento que agobiaba la paz de Emmanuel
constantemente. Había logrado comprender la personalidad de su
padre, haciendo de él un ejemplo a seguir en muchos aspectos; y
sin embargo existía la incomodidad y un aparente nivel de repudio

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Las Dos Realidades

hacia ciertas enseñanzas y metodología que su padre había utilizado


contra él y su madre. Emmanuel no comprendía por qué su padre
había cambiado tanto desde su infancia hasta su juventud; se
preguntaba una y otra vez: “sabiendo el tipo de hombre en que se
transformó mi padre cuando conoció a mi madre, ¿por qué dejó de
existir iluminación? ¿Acaso mi padre no tenía control de sí mismo?
¿Era necesario ser tan recio durante aquellos últimos años?”.
Entonces una noche, sin previo aviso, el espíritu de Gadesh se
presentó en el sueño de su hijo. Apareció entonces la imagen del
guerrero sentado sobre una piedra grande del río. Emmanuel podía
apreciarle desde lo lejos, donde el sol occidental, a punto de
esconderse, daba contorno negro a la singular silueta de Gadesh e
iluminaba el agua, reflejando los cálidos rayos a los ojos de
Emmanuel. Cuando el joven se percató de ello comenzó a
acercarse, caminó hasta encontrarse cara a cara con su padre, quien
lucía tan joven como Emmanuel lo recordaba en su infancia.
Gadesh entonces se levantó y extendió la mano a su hijo diciendo:
“Tanto tiempo ha pasado y por fin he aprendido, mi corazón yace
junto al tuyo hasta que decidas regresar conmigo. Ven y búscame
de regreso al Mediterráneo, seamos nuevamente padre e hijo”.
Al despertar Emmanuel contó su sueño a Saúl, quien
inmediatamente advirtió al muchacho sobre los peligros que aquel

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Luis A. Vázquez

viaje presentaría. Emmanuel se quería asegurar que ese llamado no


era de un espíritu fallecido; tenía que ver con sus propios ojos a su
padre y confirmar si aún vivía. Fue entonces que dijo estar listo
para emprender su primer viaje en completa independencia, en el
que también tendría que mostrar la sabiduría adquirida durante los
últimos años de aprendizaje con Saúl. Así pues, tras recibir la
bendición de su actual familia, Emmanuel emprendió su camino de
regreso al Medio Oriente, que duraría al menos medio año.
Los primeros días del viaje se concentraba en la meditación,
técnica que le permitía ingerir menos comida y resistir ante climas
adversos. Emmanuel viajaba con la mentalidad de aprender de
todas y cada una de las personas nuevas que conociera, por lo que
cada vez que llegaba a un pueblo invertía algo de su tiempo en
charlas y pláticas con desconocidos. Así adquiría conocimiento y
sabiduría nueva, que le abrían paso en su camino para encontrar a
su padre. Con el paso de los días, comenzó a apreciar detalles
nuevos, con mayor claridad y mejor percepción crítica.
Una de las lecciones que más le marcó fue una discusión que
tuvo con un mercader, quien acusó a Emmanuel de haber robado
mercancía. Él era inocente, pero el mercader se esforzó tanto en
culparlo que le orilló a iniciar una pelea física. Esto le llevó a ver el
mundo como un lugar más salvaje de lo que imaginaba. Otra

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Las Dos Realidades

lección muy valiosa que aprendió fue cuando una joven muy
atractiva le enamoró. Esto sucedió cuando pacíficamente
Emmanuel descansaba en una vereda en las afueras de un pueblo;
la joven se acercó y cautivó a Emmanuel con su inmensa belleza. Él
encontraba un parecido inmenso entre esta joven y su madre, por
lo que se enamoró de una manera única e irrepetible. Con el paso
de los días la joven resultó salir con más hombres del pueblo y
Emmanuel sintió que ese amor ya no le pertenecía. Entonces
aprendió a discernir de manera más profunda en el amor. Otra de
las reflexiones que más marcó su viaje fue cuando decidió corregir
aquellos errores que repetía de su padre, y mejor aún, cuando
conocía más y mejor a su padre a través de esto, tanto lo bueno
como lo malo. Entonces nació en Emmanuel un profundo deseo
de convertirse en padre y engendrar un hijo. Los nuevos
aprendizajes hacían que Emmanuel se forjara como un hombre
maduro. La realidad solía presionar fuertemente sobre su moral y
su juicio de la verdad; le hacía cuestionar su propia espiritualidad.

Emmanuel cada vez se encontraba más cerca de su destino,


Alhabad, y los deseos por descubrir en quién se había convertido su
padre le apresuraban de manera ansiosa. Entonces, faltando menos
de 100 leguas por recorrer, Emmanuel decidió cortar camino entre

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Luis A. Vázquez

las montañas para ahorrarse una buena parte de la distancia total.


Al tomar esta desviación, Emmanuel se vio forzado a entrar en un
angosto camino de al menos 6 codos de distancia que lo llevó a
perderse por completo; entonces cayó la noche acompañada de
niebla. Habían pasado varios días ya que Emmanuel no había
ingerido alimento, por lo se enfrentaba también a la muerte, con
quien jamás antes había estado tan cerca.
En medio del desierto, y de entre las montañas, apareció un
hombre vestido de negro, con largas barbas y ligeramente
encorvado, sosteniendo su paso con una rama de árbol como
bastón. Emmanuel no podía creer lo que veía, el aparente anciano
parecía emanar una luz que no se podía ver a simple vista, sino que
sólo se percibía.
- Emmanuel, te estuve esperando- dijo el anciano con voz
apacible y una inigualable templanza.
- ¿Cómo sabe mi nombre? - repuso Emmanuel.
- Sé tu nombre y el de todas las personas del mundo. Pero eso
no importa ahora, sólo importa que estás aquí y que aprenderás
aquello que debes aprender.
- ¿Quién es usted? -
- Soy el mago Uab, y poseo estas tierras perdidas.

46
Las Dos Realidades

El anciano entonces pidió a Emmanuel que se acercara a él. Uab


mostraba una paz inmensa, y el cielo estrellado parecía brillar a su
alrededor, como si el cosmos y él fueran uno sólo. Entonces Uab,
con un tono suave y muy amable, preguntó al muchacho:
- ¿Cuál es la pregunta de la que más deseas conocer la respuesta?
Yo te la daré, pero tendrás que confiar en que es la Verdad lo que
yo digo, sin importar si va a ser de tu agrado o no, así que piénsala
bien.
- Quiero saber qué es lo que pasará con el ser humano en el fin
de los tiempos.
Entonces Uab suavemente levantó su mano y colocó su dedo
medio en el entrecejo del joven. Emmanuel sintió un fuerte jalón
hacia el cielo y comenzó a elevarse hacia las estrellas a una
velocidad inimaginable. Emmanuel miró el mundo girar más
rápido, y observó al ser humano en todas sus etapas evolutivas.
Entonces vio al hombre expandirse por el sistema solar, luego por
la galaxia, hasta encontrarse con seres similares alrededor del
universo. Después el universo comenzó a acelerarse a ritmo mucho
más apresurado; entonces todo a su alrededor se volvió un
espectáculo de fuegos artificiales. Veía como los mundos eran
devorados por titanes estelares, así como la luz era consumida por
fuerzas superiores. Presenció las colosales explosiones de las

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Luis A. Vázquez

estrellas más grandes, así como la violenta colisión entre


inmensurables galaxias, todo a la velocidad precisa para lograr
medir la eternidad. Poco a poco veía que el universo se volvía
homogéneo y se encontró entonces en oscuridad total. Entonces se
escuchó la voz de Uab de entre la nada:
- El hombre llegó hasta donde el último rayo de luz brilló; el
hombre llegó a ser luz.
Entonces Emmanuel comenzó a notar que toda su experiencia
habría de encontrarse en dirección contraria para llevarlo hasta el
comienzo, el momento en que Uab despegó el dedo de su
entrecejo. Para ese momento los primeros rayos del amanecer se
asomaban lentamente por el horizonte. Cuando Emmanuel miró
hacia atrás para apreciar el momento, el anciano había desaparecido
sin dejar rastro alguno.

Emmanuel continuó caminando, ahora más perdido que el


día anterior, siguiendo la dirección que él mismo había trazado, sin
estar seguro si encontraría salida de aquel valle en el que se hallaba.
El joven entonces caminó todo el día sin dar con aparente rumbo,
ni siquiera con la ayuda del Sol. Afortunadamente Emmanuel no
sufría más de hambre, por lo que tuvo energías suficientes para
continuar el viaje. Más adelante Emmanuel llegó a un paraje entre

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Las Dos Realidades

las montañas que poseía un gran río y vegetación abundante.


Emmanuel detuvo su paso aquí para saciar su sed y buscar
alimento. Debido a su extremo cansancio, el muchacho se quedó
dormido entre los árboles y despertó hasta poco antes de que el Sol
se pusiera. Entonces escuchó la voz de Uab que le llamaba desde el
río y le siguió; Emmanuel llegó al lugar de donde venía el llamado y
encontró al anciano sentado en la orilla. Entonces Uab, con voz
ahora más semblante y firme que el día anterior, dijo:
- Hoy te diré una verdad que no quieres escuchar, pero que
necesitas para trascender. - Uab realizó una pequeña pausa
postrándose totalmente estoico, y prosiguió. - Lo que tú crees que
es tu madre es una ilusión; desde que ella murió ya no está más
aquí. Se fue por completo y lo que quedó de su consciencia se fue
lejos de ti y de esta tierra. Esa conexión que has desarrollado con
ella no es más que una interpretación de una verdad suprema: la
fuerza interior. Entonces la fuerza de tu madre ha venido de ti
mismo todo este tiempo. Tu madre dejó de existir.
Emmanuel entonces notó su corazón y respiración acelerados;
de alguna manera, el hecho de que el mago lo hubiera dicho tenía
un peso inmenso sobre el criterio de Emmanuel. Justo cuando el
joven estuvo a punto de renegar sobre lo dicho, Uab desapareció y
lo dejó solo junto con su consciencia. Emmanuel entonces produjo

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Luis A. Vázquez

una ira como jamás la había emanado, realmente se encontraba


furioso y terminaría con el viejo si este se aparecía.
Emmanuel invocaba al brujo retándolo ferozmente,
cuestionando la razón de haber dicho esas palabras; no paraba de
renegar y hacer berrinche, golpeando piedras con piedras y gritando
salvajemente a la naturaleza. Simplemente él no podía concebir la
idea de que el espíritu de su madre no fuera real; este sentimiento
comenzó a destruirlo poco a poco. Después de un rato comenzó a
preguntarse a sí mismo, si realmente valía la pena considerar lo que
Uab había dicho por verdad. Tardó mucho en darse cuenta que,
aunque lo que el anciano hubiera dicho fuera absolutamente real, él
había sido capaz de crear una realidad en la que todo lo que sucedía
tenía el sentido preferido por él. No necesitaba de la verdad de Uab
para que los milagros de su madre continuaran aconteciendo. Sólo
era una elección dar mérito a su madre antes que a él. Además, esta
nueva forma de pensar también le hizo reflexionar sobre lo mucho
que por sí mismo podría llegar a hacer, despertando un poder
nuevo que nunca antes había conocido: el poder del símbolo.
Entonces pasó de una furia a una alegría inmensa, y pensaba
lo duro que había sido con Uab. Toda la noche había pasado ya y
por fin el mago se apareció, poco antes del nuevo amanecer.
- Ahora que has aprendido a dar sentido a tu vida sin importar la

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Las Dos Realidades

verdad, deberás continuar caminando por el río durante todo este


día. Adelante encontrarás un lago, en donde te veré por última
ocasión y recibirás la más grande enseñanza.

Así fue como Emmanuel continuó caminando tal como Uab


le dijo que hiciera. Afortunadamente no padeció hambre ni sed,
pues aquel río albergaba vida en abundancia. Sin embargo, el lago
demoró en aparecer hasta el atardecer de aquel día. Al llegar al sitio,
Emmanuel se acercó a lo que parecía ser un muelle. Al acercarse a
la orilla, justo antes de pisar el muelle, apareció al final del camino
Uab. Emmanuel corrió hacia él, lleno de ansias por conocer cuál
era la enseñanza más grande que debía aprender; pues después de la
última noche era difícil imaginar cómo sería esta experiencia.
- Tu padre, Gadesh, sigue vivo, pero no puedes verlo antes de
conocerlo. Para conocerlo es necesario que dejes de ser tú mismo y
te transformes en un espejo. - Entonces Uab pidió a Emmanuel
que viera el reflejo que el lago se encontraba proyectando. Le pidió
también que se concentrara en los recuerdos más antiguos que
pudiera tener de sí mismo. Emmanuel entonces miró su propio
reflejo y comenzó a retroceder en el tiempo de sus memorias.
Cuando Emmanuel visualizó una escena en la que jugaba con su
padre a sus cuatro años, el suelo comenzó a temblar y el muelle y el

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Luis A. Vázquez

agua tomaron forma del recuerdo. Emmanuel entonces era capaz


de seguir viendo su reflejo, y es que se encontraba como espectador
desde otra consciencia; podía verse a sí mismo porque se veía con
los ojos de su padre. Entonces se veía jugando consigo mismo,
disfrutando como si él fuera Gadesh, de la bendición que era tener
un hijo. De hecho, Emmanuel podía disfrutar tanto como lo había
disfrutado Gadesh, podía sentir amor puro y profundo, el más
inocente que jamás hubiera experimentado.
Cuando más disfrutaba del momento, repentinamente el
recuerdo se desvaneció llevando a experimentar nuevamente el día
que Emmanuel entró a la escuela. Entonces, desde los ojos de su
padre escuchaba la plática que sostenía con su madre Sofía en la
que Gadesh decía - Me cuesta mucho trabajo aceptar que ya no será
el mismo… Después de esto Emmanuel será una mezcla de lo que
le hemos enseñado y lo que aprenderá de sus maestros y
compañeros. Sé que es como debe ser, pero temo que por apartarlo
de mi tutela, elija ir por el mal camino. - Emmanuel entonces
comprendió el temor que su padre tenía sobre la influencia de la
sociedad en su hijo. Él como guerrero conocía la realidad del
mundo que en aquel momento sucedía.
De ahí el escenario cambió nuevamente, esta vez llevándolos a
una escena donde Emmanuel había escapado con sus amigos de la

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Las Dos Realidades

escuela. “Aquella ocasión fue cuando iniciaron los problemas”


pensó Emmanuel. Era no sólo capaz de ver lo que su padre veía,
sino también de sentir lo que sentía; por lo que en ese momento
experimentó un miedo profundo. El miedo se debía a que Gadesh
temía que su hijo se encontrara en problemas, pues aún no
consideraba que el muchacho estuviera preparado para manejar
situaciones difíciles por sí mismo. Emmanuel entonces se dio
cuenta de que a pesar de la magia que la inocencia le regalaba a
través del goce, esta libertad podía causar sufrimiento en los demás
como lo causaba a su padre. Entonces, cuando Emmanuel
comenzaba a comprender los sentimientos de Gadesh se acercaba
al entendimiento de que el hombre no piensa ni siente igual antes y
después de tener un hijo. Las decisiones que toma un hombre
dependen si existe un hijo o no en su vida, y es que lo que más
preocupaba a Gadesh era ser el ejemplo ideal para su sucesor.
Por último, Emmanuel pudo visualizar algunas escenas de lo que
su padre vivió durante y después de la toma del reino de Alhabad,
justo cuando se separaron, por lo que revivió su incesante lucha
contra los invasores, así como la frustración de no poder escapar y
salvar a su familia. En esta serie de visiones apareció el momento
en que Gadesh fue informado de la muerte de Sofía, así como de la
desaparición de su hijo. Entonces Emmanuel vio que su padre,

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Luis A. Vázquez

entre una tormenta de soledad y sufrimiento, comenzó un viaje por


el mundo en busca de su sucesor, mostrando la valentía que por
toda su vida había forjado y decidido a encontrarlo sin importar el
costo. Al ver esto, Emmanuel comprendió que el amor que su
padre le tenía era por mucho superior a lo que él podía imaginar,
pues comprendía no sólo sus batallas físicas, sino también las
mentales que llevaban a Gadesh al borde de la locura. El guerrero
ya no pensaba en mujeres, ni en el bienestar del rey, ni en las
riquezas que podía ofrecer a su familia; Gadesh ahora pensaba sólo
en reencontrarse con su hijo y empaparse de su amor. Gadesh
había aprendido en esta búsqueda sobre el egoísmo con el que
había tratado a Emmanuel para buscar su correcta formación.
Comprendió que un niño es un ser perfecto por sí mismo y no
enteramente por su padre, y Emmanuel vivía esto desde el interior
de Gadesh. Entonces, aún desde los ojos y perspectiva de su padre,
visualizó a Gadesh tomando camino hacia el Oriente, exhausto y al
borde de perder la fe. Gadesh miró a lo lejos una silueta con las
mismas ropas que Emmanuel poseía, pero era el mago Uab quien
las llevaba puestas. Emmanuel vio que Gadesh era encaminado por
Uab igual que sucedió con él.
Emmanuel no pudo ver sufrir a su padre más y despertó de su
sueño. Al abrir los ojos se encontraba Gadesh frente a Emmanuel

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Las Dos Realidades

portando la misma ropa que Uab portaba.


La sorpresa de Emmanuel al reconocer a su padre y de abrazarlo
tras su reencuentro, fue darse cuenta que ambos se habían buscado
en el lugar y momento correcto, pero más importante aún, que el
espíritu de Uab los había unido. Ahora a través de las enseñanzas
del espejo, Uab había logrado que padre e hijo no sólo se
encontraran a sí mismos en lo más profundo del interior, sino
también había hecho que ambos trascendieran a través de los ojos
del otro. Uab había sido la fuerza del espíritu santo que une al
padre con el hijo.

Que la Santísima Trinidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo


nos enseñe a comprender la importancia de trascender a través
de nuestros padres y nuestros hijos.

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Luis A. Vázquez

Capítulo IV
La Guerra de la Naturaleza

Es pleno siglo XXI, el hombre se encuentra en la cúspide


tecnológica, habiendo alcanzado logros magistrales que lo colocan
como una raza considerablemente avanzada y consciente. A pesar
de ello pelea contra sus propios pecados, pues es la avaricia y el
egoísmo lo que aprisiona el desarrollo pleno de la humanidad como
sociedad. La guerra más peligrosa que pelea el ser humano hoy en
día es la guerra de la naturaleza. El ser humano ha olvidado la
importancia de la naturaleza en sus vidas; damos por hecho que
nuestra tecnología será capaz de resolver todo por nosotros. Nos
ha dejado de importar cuánto contaminamos, sabiendo que todo lo
que es “fundamental” para nuestras vidas es un factor más que
influye en el deterioro de la naturaleza. Llevamos años siendo
informados de las catastróficas cifras que presentan los cambios
climáticos y, aun así, seguimos aferrados a la idea de que esto en
algún momento se solucionará solo. ¿Por qué hemos permitido que

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Las Dos Realidades

los más ricos impongan la forma en la que debemos vivir? ¿Cómo


es que no hemos hecho nada para impedir que la energía para
nuestros vehículos o la electricidad sean producidas a través de
combustibles fósiles? ¿Por qué no vemos un mayor incremento en
soluciones de energía renovable? ¿Por qué nos apresura tanto
colonizar otros planetas?

La realidad es que no hemos pasado la prueba que nos


caracteriza como una raza verdaderamente inteligente. Si fuéramos
inteligentes, no permitiríamos que la fuerza política decidiera en
nombre de un pueblo, que es testigo mudo de su propia
imposición. Si fuéramos una raza tan avanzada ¿por qué no hemos
encontrado alternativas al dinero para la abundancia global? Si
fuéramos realmente inteligentes sabríamos discernir entre la verdad
y la mentira, entre la vasta información que podemos encontrar hoy
en internet. Todo lo damos por verdadero o por seguro; incluso el
futuro de la humanidad misma. El ser humano se dedicó a vivir
tanto en su pequeña burbuja que olvidó pensar en el presente
social. Si fuéramos algo cercano a lo inteligente, tendríamos la
capacidad de trascender a través del cosmos, unidos y en trabajo
colectivo. La realidad es que, si fuéramos inteligentes, sabríamos al
menos cuidar la naturaleza.

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Luis A. Vázquez

La naturaleza es la manifestación de la vida, mucho más clara y


monumental que la del ser humano. El color verde se ha
desvanecido poco a poco entre las metrópolis más grandes,
habiendo rascacielos que relatan la impresionante evolución del
hombre, a cambio de una costosa destrucción que asesina otros
seres vivos para su existir. Se nos ha pasado mucho la mano el
último siglo con respecto a nuestro “poder”. La naturaleza debe
existir para que la vida tenga sentido alguno; ¿qué clase de futuro es
aquel en el que los seres humanos nos esforzamos por subsistir en
un mundo sin plantas y vegetación? Entre mayor sea el cuidado
que tengamos con la naturaleza, menor es el esfuerzo para
encontrar soluciones a su desaparición. La naturaleza guarda
profundos secretos que podemos descubrir si aprendemos a
escucharla. La naturaleza es vida y la vida es necesaria para la
consciencia.

Actualmente radico en la ciudad de Monterrey, ubicada en el


estado de Nuevo León, México. Llegué a esta ciudad en el año
2006, cuando ya se consideraba una de las 3 ciudades más grandes
del país. Los primeros años noté una ciudad extremista en su clima;
con fríos y secos inviernos, así como ardientes y áridos veranos.
Fue entonces que, en el año 2010, el huracán “Alex” golpeó la

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Las Dos Realidades

ciudad de manera imprescindible. Durante aquellas fuertes


tormentas tropicales la ciudad se vio agitada en su totalidad. Una de
las escenas más recordadas durante aquel desastre natural fue la del
Río Santa Catarina desbordándose de agua mientras arrancaba el
concreto de las avenidas que le rodeaban, así como se apreciaba
todo bien material del hombre siendo brutalmente arrastrado por la
corriente. Fueron tardes alarmantes en la ciudad, donde se pidió a
la población refugiarse dentro de sus hogares y esperar a que la
tormenta terminara.
Mucha gente estaba desconcertada, habían relacionado este
desastre con la mala fortuna; pero muy pocos vieron algo más
profundo en ello. Cuando miré el río lleno, recuerdo haber dicho a
un colega del bachiller: “Es la naturaleza reclamando lo que
siempre fue suyo”. Podía ver cómo aquella corriente tan agresiva
era la voz de la naturaleza pidiendo a gritos una lucha en contra de
todo aquello que atentaba contra la vida. La naturaleza decidió
castigar al regiomontano aquel verano tomando su río nuevamente
y destruyendo todo lo que se encontraba a su paso. A partir de ahí
las cosas cambiaron.
Monterrey solía ser una ciudad muy bella y libre de
contaminación, pero en muy poco tiempo se transformó en la
ciudad más contaminada de todo el país, alcanzando los índices

59
Luis A. Vázquez

proporcionales de contaminación que la misma Ciudad de México


había marcado como récord. Después del huracán Alex, la
contaminación comenzó a ser más notoria; ahora los cielos se
pintaban de un tinte ocre, que escondía hasta las montañas más
cercanas. Este cambio se vio contrarrestado por una comunidad
pionera de flora y fauna que resurgió de la tierra que la corriente del
huracán Alex había labrado. Siendo de piedra blanca en un inicio, el
río Santa Catarina comenzó a albergar vida en abundancia. Los
árboles que han crecido desde el 2010 son preciosos y muestran
signos de larga duración. Es como si la naturaleza hiciera su más
grande esfuerzo por no desaparecer de la tierra por mano del
hombre. A partir del huracán, también abundó la vegetación de los
alrededores del río, ofreciendo a la población un nuevo comienzo
en la relación. Sin embargo, el regiomontano se encontraba muy
dormido, y nadie era consciente a grandes rasgos de la difícil guerra
que la naturaleza había iniciado; una guerra contra la mano humana,
que le había hecho a un lado para la construcción de sus ciudades y
demás caprichos.

Dicen los españoles, al llegar al nuevo mundo, que la antigua


Tenochtitlán era la ciudad más hermosa que jamás se hubiera visto.
No sólo albergaba a los seres más desarrollados en ciencia y

60
Las Dos Realidades

espiritualidad, sino que la vida natural reinaba la tierra en


colaboración con el hombre. Tenochtitlán se encontraba en un
plano arquitectónico fascinante, totalmente fuera de los estándares
europeos, comparable con un paraíso edénico. La sociedad que
aquí habitaba había logrado establecer una relación profunda entre
el ser interior, la naturaleza y el cosmos. La cosmogonía
mesoamericana trasciende a un nivel casi incomprensible y es la
clave para la reconstrucción de la sociedad mexicana actual. El
levantamiento de la naturaleza es un llamado que hacen los Dioses
al hombre, en el que lo invitan a unirse a la naturaleza para luchar
esta guerra. La naturaleza no está luchando contra el hombre, sino
contra su avaricia y egoísmo. Todo hombre puede unirse a esta
guerra, eligiendo un lado por medio de sus acciones. Si eliges la
avaricia y egoísmo quedará en tu consciencia el oscuro futuro que
dejarás fabricando a tus sucesores y a todos aquellos que aún no
llegan al mundo. Pero si eliges el lado de la naturaleza, verás cómo
se inicia una reconfiguración de consciencia en la que lograremos
comulgar con la Tierra, ayudándola a subsistir para que ella nos
ayude nuevamente a vivir.
A través de la naturaleza podemos alcanzar la trascendencia,
tanto física como espiritual. Las plantas no sólo se encargan de
proveernos aire limpio para funcionar, ni sólo proveen de alimento

61
Luis A. Vázquez

y fruto para beneficio de nuestra energía. Las plantas también nos


pueden enseñar; nos dan lecciones de vida. Nosotros compartimos
con ellas materia, misma que se recicla una y otra vez en un
constante flujo orgánico a través de los millones de años de su
existencia. Nuestra información genética comparte con las plantas
elementos que hacen crucial la vida.
Así como las plantas, también los animales se pueden volver
maestros de vida que nos enseñen a adoptar actitudes y
comportamientos trascendentes. Las culturas mesoamericanas
adoraban animales no porque los consideraran superiores a
ellos, sino porque era a través de sus personalidades como
aprendían sobre la vida y su complejidad. Animales como el
águila, el oso, el lobo, el jaguar, la serpiente, el buitre o el búfalo
son algunos de muchos animales que el ser humano buscaba imitar
en la antigua América. Al imitar la actitud de un animal, el ser
humano lograba comprender mucho mejor el sentido de la vida y
lograba formar su espiritualidad en base a los aprendizajes
adquiridos.

Tengo la certeza de que México es la nación elegida para la


transmutación del ser humano, esto debido a que la sabiduría
tolteca, la cual lamentablemente se encuentra arraigada entre todas

62
Las Dos Realidades

las culturas extranjeras que nos rodean, preserva enseñanzas


diseñadas para nuestras propias condenas. Estoy seguro que si
logramos despertar como sociedad y nos “conectamos” con la
naturaleza lo suficiente, podemos comenzar una nueva era en la
que nuestros avances tecnológicos y nuestro compromiso con la
ecología nos ayudarán a poner fin a la avaricia y al egoísmo que
tienen al mundo de rodillas. La naturaleza es la cura de estos males;
si el hombre logra comprender que a través de la ella existe vida,
entonces sabrá que la vida no sólo es para sí mismo sino para los
demás. Entonces dejará de pisarla e ignorarla, trabajando por ella y
otorgándole el respeto que siempre ha merecido. Conectar con la
naturaleza va más allá de salir de campamento y distraerse de las
rutinas citadinas; es comprender que cada ser vivo es una extensión
de nosotros mismos, y que no es sino por ellos a quienes debemos
nuestra existencia y la de nuestras futuras generaciones.
El hombre debe retomar el poder para dirigir la creación con
prudencia y amor; debe dejar atrás la ilusión del bien y del mal. El
hombre va en dirección contraria, pues arriesga la vida de la
naturaleza apostando a su existir sin ella. El hombre cree que no
necesita de la naturaleza para vivir y reinar; pero sucede que
estamos más lejos de la verdad. Mientras la ciencia no proponga
una alternativa a la dependencia orgánica y natural de nuestros

63
Luis A. Vázquez

cuerpos y almas, no hay nada más que pueda igualar la relación


entre nuestra madre naturaleza y nosotros. El hombre puede y debe
ser eterno en coexistencia con la naturaleza, y eso sería realmente
dar un gran paso como humanidad. Eso nos haría una raza
verdaderamente inteligente: aprender a evolucionar junto con la
misma naturaleza a través de la permacultura.

Tú puedes hacer un cambio en el mundo, no olvides que el


cambio comienza en el interior. Cuando el ser interno despierta se
vuelve un faro de luz que iluminará a todos aquellos que apenas
comienzan. Si realmente logras sentir amor por la naturaleza,
entonces puedes ejercer un cambio a su favor. Si eres capaz de
comprender con el corazón y con la razón el amor que la
madre naturaleza ya tiene por nosotros, entonces serás capaz
de profesar su amor entre los demás. Dejarás entonces de tirar
basura, evitarás utilizar vehículos que requieren combustibles
fósiles; te volverás mucho más consciente y sufrirás el daño que le
provocas a la naturaleza como ella lo sufre. Apoyarás entonces más
las campañas ecológicas y te unirás a proyectos que busquen
reducir contaminación en tu ciudad; comprenderás la importancia
de reciclar. Comprenderás que tus hijos vivirán en un mundo
limpio y serán salvos de la condena del fin de los tiempos. Abre los

64
Las Dos Realidades

ojos y ejerce un verdadero cambio en tu vida; lucha la guerra de la


naturaleza junto con ella y vence este reino de tiranía basado en la
avaricia y el egoísmo que “los más poderosos” y nosotros mismos
nos hemos impuesto.

65
Luis A. Vázquez

Capítulo V
La Libertad del Ser

El águila es uno de los animales con mayor significado


filosófico entre las culturas mesoamericanas precolombinas; es
símbolo de libertad. Todos buscamos volar como águilas en
cualquier momento de nuestras vidas. La libertad es uno de los
valores fundamentales para el desarrollo pleno de una persona,
pues gracias a esta obtenemos acceso al auto-conocimiento. Es a
través de la libertad como realmente descubrimos quiénes somos y
a qué venimos a este mundo. También logramos comprender el
concepto de “responsabilidad” desde una perspectiva mucho más
amplia, ofreciéndonos un acercamiento a la impecabilidad. La
libertad es el valor máximo en la espiritualidad humana desde
cualquier punto de vista, ya que es el manifiesto concreto del libre
albedrío. Cualquiera que sea la decisión que una persona toma
cuando es libre, está cargada de una responsabilidad. Cuando
aprendemos a discernir, una vez que entendemos la responsabilidad

66
Las Dos Realidades

que conllevan nuestros actos en libertad, adquirimos el don del


juicio. Una persona que en libertad toma cabal consciencia del
peso de cada acción que realiza y asume la responsabilidad de ello
es elegido de manera “divina” para ejercer juicio, pues su
impecabilidad no es sino un poder a direccionar. La libertad
también nos ayudará a definir una personalidad, ofreciendo una
identidad inconfundible y única, que igual deberá ser utilizada con
responsabilidad.

Hoy en día existe una fuerte ilusión que tiene a la sociedad


engañándose a sí misma: la ilusión de la libertad. El ser humano
actual cree que es libre, su estilo de vida se lo dicta día con día.
Busca que aquello que diga se haga, y cree que sólo por cumplirlo
tiene libertad. Cree que posee libertad porque la vida ocurre muy
similar a la forma en que le gustaría que fuera; comprar un
departamento o auto, tener una linda rutina de ejercicio, comer
“saludable”, etc. Aplica juicio sin considerar lo digno que es para
hacerlo; porque su juicio es interesado y ciego. Algunas de las
razones que mantienen al ser humano encadenado son tan ridículas
como aparentemente vitales en la vida diaria.
Todos y cada uno de nosotros tenemos nuestros propios
“demonios”, quienes mantienen nuestras alas cerradas; ellos se

67
Luis A. Vázquez

encargan ferozmente de evitar nuestra verdadera libertad. Estos


demonios suelen estar hechos a la medida exacta de nuestros
pensamientos. Así como existen demonios internos que nos afectan
individualmente, existen demonios que atentan contra culturas y
pueblos completos; estos últimos son más difíciles de eliminar
porque requiere de la participación colectiva de la sociedad. Es
necesario comenzar el viaje encarando nuestros demonios internos
y realizarnos la pregunta fundamental que da luz a nuestro camino
para encontrar la libertad: “¿Por qué?”.
Esta es una pregunta que realizamos desde muy pequeños, y que
como ya se habló, ayuda al despertar de la consciencia. Pero realizar
esta pregunta es un hábito que no sólo durante nuestro despertar
debe ser presente; con el paso del tiempo, esta pregunta se vuelve
parte esencial de nuestro crecimiento. Cada vez que respondemos
al cuestionamiento: “¿por qué hago esto?” de manera real y
objetiva, encontraremos que las respuestas pueden tanto
agradarnos como aterrarnos. El secreto está en saber cuándo y
cómo utilizar esta pregunta. Muchas personas son sometidas a la
ansiedad o la depresión por pasar respondiendo esta pregunta, y es
porque la dirección de la misma pregunta está mal dirigida. Se
pregunta “por qué” ante el miedo; y nada más. “¿Por qué tengo
miedo ahora?”

68
Las Dos Realidades

La falta de libertad no sólo es como sentir que hay cadenas que


no nos permiten volar, puede ser también el peso que cargamos en
nuestra vida. El peso del mundo es una metáfora sobre la
“energía” que nos frena de ser libres en la actualidad. Los pesos del
mundo son aquellos complejos sociales y familiares que nos presionan
a dejar de ser nosotros mismos, a ser verdaderamente libres . Muchos
de nosotros reprimimos nuestra felicidad porque nos obligamos a
cargar pesos que no son nuestros. El ser humano puede llegar a
cargar el peso del mundo una vez que ha encontrado la libertad,
entonces su acción se vuelve más fuerte y es ungida por el mismo
Universo. Una persona libre no critica, ni alardea constantemente lo
diferentes que deberían de ser las cosas para beneficio de sí mismo,
simplemente volaría de ellas o trabajaría por cambiarlas. Una
persona libre no necesita usar la fuerza desmedida para obtener lo
que quiere, ni supone sobre los demás sin conocerles; porque todo
eso es cargar pesos que no son nuestros. Cuando hacemos
cualquiera de las acciones antes descritas corrompemos con nuestra
paz interna. Una persona libre posee paz interna porque es libre
incluso de sus propios pensamientos y pecados.

Uno de los diversos caminos para alcanzar la libertad es el


desapego. El desapego es la capacidad de una persona de

69
Luis A. Vázquez

satisfacer su felicidad y plenitud a través del universo y la


naturaleza, y por consiguiente, a través de sí mismo, despegándose
de todo aquello que le hace creer en su plenitud. Podemos
desapegarnos de nuestros padres, amigos, pareja, de un trabajo, del
dinero o de la necesidad misma de ser feliz. El desapego lleva a que
obtengamos la cualidad de la independencia. Una persona
realmente libre es independiente y su independencia es ejercitada
por la disciplina. Para alcanzar ello debemos enfrentarnos al único
demonio de interés físico y espiritual: el miedo.
El miedo es un impulso natural que nos protege de todo aquello
que nos puede hacer daño; es un mecanismo de defensa tan
intuitivo como lógico. Sin embargo, acostumbrarse al miedo es
aquello que nos mantiene alejados de nuestra libertad; todo el peso
del mundo se basa en el miedo.
Por ejemplo, cuando alguien no puede desapegarse de aquella
persona de quien más se ha enamorado es porque en su interior
alberga un miedo; el cual es “no volver a tener un amor igual, o ni
siquiera volver a tener un amor”. Todo peso tiene una razón de ser,
y es a través de la pregunta “¿por qué?” como comenzamos a
vencer el miedo. Para vencer el miedo se requiere valentía y
riesgo. Estos valores poco a poco se irán fortaleciendo conforme
los adaptamos en nuestra vida. Se requieren de estos 2 valores para

70
Las Dos Realidades

vencer al miedo, ya que toda acción que asesina demonios es


impulsada por los 2 en unión balanceada. Al exceder su
implementación caemos en la ilusión de la rebeldía.

La rebeldía es un valor extremadamente contradictorio, es un


acto tan ciego como iluminado. La rebeldía sucede en una etapa
temprana del despertar, pero puede llegar a ser contraproducente si
no se aprende a medir su influencia en nuestras vidas. Los 2 valores
que controlan la rebeldía es la prudencia y el recato. Cuando se es
rebelde se puede declarar una guerra sin luz; se rompe entonces
con una ley sagrada y fundamental para la convivencia del ser
humano: “Mi libertad termina donde comienza la del otro”.
Gracias a esta última frase se puede resumir un largo aprendizaje de
lo que la verdadera libertad significa. Es importante aprender a
transformar la rebeldía en paz, y comprender entonces cuándo la
rebeldía se convierte en una virtud digna de todo guerrero. Para
calmar la rebeldía basta con preguntar “¿por qué?” las veces que
tenga que ser necesario, cuidando de no caer en lo absurdo.
Cuestiónate más de una vez la razón por la que haces ciertas cosas;
llévate a ti mismo a dudar de tu propia respuesta como lo hacías de
pequeño con tus padres. La razón por la que un niño tiende a llenar
su vida con demonios es porque pasa repitiendo las acciones de las

71
Luis A. Vázquez

personas a quienes ama, y cuando decide cuestionarlas, se le


reprime por ello. Le hacen ver que al cuestionar hay consecuencias
y posteriormente queda sellado el don del cuestionamiento. Los
padres que responden de mala gana las cuestiones de un niño, o
peor aún, no las responden (sin enseñarles a encontrar la respuesta
por ellos mismos), suelen arriesgar mucho el desarrollo espiritual
del pequeño.

El auto-descubrimiento comienza con el cuestionamiento de sí


mismo, para posteriormente avanzar al cuestionamiento del
mundo. Para alcanzar la verdadera libertad es necesario cuestionarse
a sí mismo tanto como se cuestiona al mundo. Cuando esto sucede
podremos evadir las ilusiones que no nos permiten llegar frente a
nuestros demonios y encararlos. Llegará un momento en el que
dicho cuestionamiento se responderá de manera tan firme que
dejará de ser necesario aplicarlo de manera tan constante; se
desvanecerá frente a nosotros y habremos obtenido claridad.
Cuando vencemos a nuestros demonios se siente; es un proceso
inconfundible de purificación y victoria. Es muy curioso cómo
incluso muchos de nosotros somos plenamente conscientes de
nuestros demonios, pero a pesar de haberlos encarado les
permitimos seguir vivos por miedo a eliminarlos. No hay manera

72
Las Dos Realidades

de que un “demonio” que nos agobie y viva dentro de nosotros sea


bueno. La respuesta para acabar con estas entidades la tenemos
nosotros mismos; sólo necesitamos trabajar en reforzar la valentía,
dirigir nuestro coraje y tomar el riesgo en el momento correcto. El
momento correcto muchas veces no llega porque es un pequeño
salto que, bajo la ilusión de nuestros demonios, lo vemos
inalcanzable. A este salto se le ha conocido popularmente como el
“salto cuántico”. Al comienzo los riesgos deben tomarse como un
salto al agua fría. Con el paso del tiempo, la prudencia nos hará
sabios para decidir qué riesgos correr y qué otros no . Es bueno
acostumbrarse a vencer miedos, ya que significa comenzar un viaje
interno en el que, no sólo descubriremos quiénes somos, sino
definimos quienes queremos ser y actuamos por ello. Esto rompe,
de manera eficaz, todas las barreras que nos privan de ser nosotros
mismos, de alcanzar nuestra verdadera libertad.
Para encontrar fuerza y vencer nuestros miedos es necesario
estar total y completamente abiertos al amor; al amor que
específicamente nos hace humanos y no primitivos animales. El
amor es lo único que puede dar fuerza a los 2 valores que vencerán
nuestros miedos uno por uno. El miedo más terrible que puede
existir en un ser humano es el miedo al amor. Esto es como tener
miedo a la cura del cáncer sólo porque causa dolor; al final si

73
Luis A. Vázquez

buscamos vivir plenamente, lo haremos casi sin pensarlo. Temer al


amor es temer a la cura de la enfermedad que deja al ser sin libertad .

Aprende a amar la causalidad y casualidad del universo, así como


las bendiciones que la madre Tierra tiene para todos y jamás faltará
amor en tu vida.

Ser como el águila es necesario para ser libre: fuerte y decidida.


Cuando seas realmente libre no sentirás más peso en ti, no pensarás
en cómo te ven los demás, ni tendrás que preocuparte por el ayer ni
el mañana; podrás levantarte y volar a tu antojo, verás el mundo
ahora como jamás lo habías visto. Querrás entonces ser parte de “la
guerra” y hacer a tu pueblo libre.

Repite 3 veces diarias “Soy fuerte y libre como el águila” aunado


a tus oraciones.

74
Las Dos Realidades

Capítulo VI
El Tiempo y la Muerte

El tiempo es el elemento del cosmos que da sentido a la


realidad, independientemente de la percepción individual (aún y
cuando el tiempo también es relativo). Gracias al tiempo es que el
presente tiene una dirección. Medir el tiempo ayudó al hombre
antiguo a sobresalir del resto de las especies, obteniendo un nivel
de consciencia distinto. Es el tiempo quien nos obliga a pensar que
todo tiene un inicio y un fin: los ciclos, las estrellas, o la vida
misma. Una de las cuestiones con mayor impacto reflexivo en una
persona es: ¿Por qué el tiempo no puede ir en dirección contraria?
La razón de que la respuesta sea tan importante se basa en que el
hombre razonó que, según la dirección del tiempo, todo está en
constante destrucción. La naturaleza del cosmos es el caos, y el
tiempo es su más grande aliado. Es con el paso del tiempo que la
vida se manifiesta en diferentes escalas; todo tendiendo a un final
decadente que se resume al fin, a la nada. Incluso nuestro propio

75
Luis A. Vázquez

universo está destinado a morir; o al menos eso es lo que creemos.


¿Fue la medición del tiempo entonces lo que hizo verdaderamente
consciente al ser humano?

El ser humano tiene la capacidad de viajar en el tiempo, y esto es


gracias a su capacidad para generar recuerdos. Esta es la llave para
viajar al pasado: recordar. El futuro por lo contrario está en
constante cambio; es inexistente aún, pero la capacidad de pensar
cómo podrían ser las cosas es lo que nos permite diseñar y dar
rumbo al camino que ya estamos recorriendo. El primer paso para
poder ver el futuro está en re-aprender a imaginar. Sin la
existencia del tiempo, no habría un pasado y un futuro, por lo que
el presente sería un momento estático, frío y sin movimiento. Y es
precisamente el tiempo quien nos encamina poco a poco a nuestro
único destino sellado: la muerte. La muerte es aquello entendemos
como el fin de la vida, y la mayoría de personas relacionan la vida
con la consciencia. El temor del ser humano a la muerte es creer
que dicha consciencia se desvanecerá, y todo lo que somos
desaparecerá con la misma.
La razón es muy sencilla: al nacer pasamos nueve meses de
nuestra vida sin que nuestra consciencia conozca la luz, y sin
embargo nos encontramos vivos y parcialmente conscientes.

76
Las Dos Realidades

Cuando intentamos recordar cómo era todo antes de nuestro


nacimiento, nos encontramos con la absoluta nada. Conocemos su
final, que es nuestro despertar, pero desconocemos su inicio. Como
relacionamos ese lugar con la falta de existencia, ligamos la muerte
como una experiencia similar a lo previo de nuestro nacimiento, y
eso a muchos aterra. Sin embargo, esto es porque el ser humano
debe poner a correr el reloj hacia atrás para que la muerte tenga
sentido, pero eso es inútil ya que vivimos en un mundo donde el
tiempo corre sólo hacia un lado. No es para nada la misma
experiencia la de antes de nacer que después de morir, pero nuestra
forma de asimilarlo es la misma por razones de sentido común.

No soy nadie para asegurar que existe vida después de la muerte,


pero es la incertidumbre sobre dicha experiencia lo que comienza a
restar sentido a la vida; entonces caemos en la ilusión de la
oscuridad. La “vida eterna” es un concepto mucho más complejo
que el de seguir despiertos una vez fallecidos. La muerte es un tema
muy serio, que con el respeto debido puede llegar a transformarse
de una vil y cruel enemiga a una considerada y sabia aliada.
Conocemos tan poco de la muerte como de la vida misma
porque la mayoría de nosotros creemos vivir cuando en realidad, en
esencia, sólo estamos existiendo; como piedras inertes que se dejan

77
Luis A. Vázquez

guiar por el flujo del agua del río. Así mismo, la muerte es el
elemento del universo que genera mayor incertidumbre, incluso
más que el origen y destino del universo. En el fondo de todo ser
vivo que aprecie el milagro de la vida, existe el temor de que el
sentido de la existencia termine con la llegada de nuestra muerte.
Como humanidad hemos invertido milenios buscando justificar la
continuidad de la consciencia una vez terminado el lapso de vida; la
mayoría de los argumentos se aferran a la idea de que existe algo
más allá.

Los brujos mesoamericanos hablan del sueño, o mundo


onírico, como vehículo entre la vida y el más allá, dando acceso a la
consciencia de quebrantar las barreras de la materia y la lógica,
permitiendo alcanzar aprendizajes que serían imposibles de
concretar en la vigilia. Es el estado que fusiona la experiencia de
estar vivo y muerto a la vez. Existen pues, maneras de recrear
muertes espirituales a través de procesos de alteración de realidad y
consciencia, los cuales sugieren ingerir las llamadas "plantas de
poder", como los son el Peyote o la mezcla de Ayahuasca,
llevándonos a tener una turbulenta experiencia que sobrepasa la
capacidad de razonamiento. Sin embargo, no es necesario acudir a
estos recursos para experimentar muertes espirituales ni

78
Las Dos Realidades

experiencias sobrenaturales. Las muertes espirituales pueden


suceder de manera casual (por obra del universo) o causal (por obra
nuestra).

He tenido la experiencia de morir espiritualmente en dos


ocasiones durante mi vida, las cuales han quedado registradas
detalladamente en mi memoria. La primera sucedió durante la
proclamación oficial del fallecimiento de mi madre a mis 10 años.
Jamás olvidaré aquella sensación extrasensorial que se manifestó en
mí al escuchar a mi abuela (madre de mi madre) decir con los ojos
empapados de lágrimas: -Hijito mío, te tengo muy buenas noticias; tu
mamá se encuentra ya en el cielo, donde no sufre más -. Un frío
indescriptible me recorrió la médula; mi cuerpo entero comenzó a
tensionarse sin que yo pudiera tomar control del mismo. El tiempo
se congeló y una sensación muy extraña en la que perdía
gradualmente todos mis sentidos se hizo presente. Recuerdo haber
sido consciente de comenzar lentamente un llanto eufórico, pero
no tenía control alguno sobre este. De hecho, podría jurar que
durante este lapso podía verme desde el exterior, en forma de
espectador.
La idea de que mi madre había muerto era inaceptable, mi
cuerpo reflejaba angustia y dolor ante tremenda realidad, pero en el

79
Luis A. Vázquez

fondo me era imposible creerlo, y por ende, me había desapegado


de la necesidad de llorar. Fue incluso curioso como al segundo día
asistí normalmente a la primaria; el dolor se había desvanecido, y
sentí un vacío como nunca antes se había manifestado.
La segunda muerte espiritual que tuve fue el día que “perdí” uno
de los amores más profundos que el universo me había presentado.
Había llegado a mi vida una persona con quien desarrollé un
vínculo espiritual muy poderoso. Parte de la magia que construía
este amor era la conexión prescrita por el tiempo, pues la relación
con esta persona se remontaba a nuestra infancia más temprana. Mi
mente había ya abrazado la idea de que ella era la persona que se
quedaría por el resto de mis días. Pero de pronto el universo y su
curso natural la hicieron desaparecer. No importan las razones
específicas, sino el fuerte impacto que este evento causaría en mí.
Había pasado ya bastante tiempo en soledad, por lo que el apego
que había desarrollado por esta persona era muy profundo. Llegué
entonces al límite que la tristeza podía ofrecer; llegué a sentirme
nuevamente vacío, como si mi cuerpo y alma se marchitaran. Mi
consciencia decidió apagarse por unos momentos tras no haber
encontrado sentido a la vida. Me permití entonces morir
espiritualmente.
Morir espiritualmente es una sensación que no se puede

80
Las Dos Realidades

confundir. Cuando una persona comprende con todo su ser que su


muerte se encuentra siempre al acecho, esperando el momento
oportuno en que cedamos ante su toque, obtiene un don muy
especial. Si somos capaces de sentir la compañía de nuestra muerte
en todo momento, el tiempo comienza a correr de forma distinta,
purificando nuestras acciones y las intenciones de las mismas. Este
poder no sólo nos permite dar más valor al tiempo y a su esencia,
sino que realmente prolonga nuestra relación con nuestro entorno,
ofreciéndonos una amplitud en nuestra percepción sensorial del
todo.

Vivir el presente no sólo es concentrarse en el ahora dejando


todo atrás; también se compone de lo que el tiempo es antes y
después del presente, unificándolos. Nos dicen que para vivir el
presente es necesario dejar atrás nuestro pasado y no preocuparnos
por nuestro futuro; pero el tiempo presente se vuelve eterno
cuando conocemos nuestro pasado con mucha exactitud y
aprendemos a apreciar la construcción del futuro.
Si dejamos atrás nuestro pasado, entonces ¿quiénes somos?
¿Dejar atrás el pasado es dejar de ser nosotros mismos? La
respuesta es que no. Nuestro pasado sólo construye una forma o
máscara a la que llamamos el “ego”. Nuestra naturaleza interna no

81
Luis A. Vázquez

está compuesta ni siquiera por nuestros pensamientos, porque estos


son el proceso racional de vincular nuestro pasado (cercano y
lejano) con lo que somos ahora. Para llegar a descubrir lo que en
verdad somos debemos ordenar nuestra historia personal, y de ser
posible, borrarla por completo. El pasado se enfrenta como se
enfrentan a los demonios; se escudriñan todos y cada uno de los
rincones de nuestro pensamiento que dan forma a lo que creemos
ser actualmente.
El arte de reconstruir el pasado se le conoce como la
recapitulación, y no es más que, a través de la meditación y otros
recursos, recordar a detalle cada fragmento que compone a nuestra
memoria. Ser conscientes de eventos específicos a tal grado que no
sólo los recordemos, sino podamos vivenciarlos. Esto parece un
acto imposible de realizar, pero si algo te puedo asegurar es que
durante el proceso notarás un potente crecimiento en ti mismo.
Enfrentar nuestro pasado es enfrentarnos a nosotros mismos y
al universo, y eso nos da poder como seres humanos. Es necesario
definir en todo momento que nuestro pasado nos revela todo
acerca de nuestro ego, ofreciéndonos herramientas para ordenarlo
o eliminarlo. Pero si caemos en la ilusión de vivir en el pasado,
poco a poco tendremos más miedo en el aquí y el ahora, los cuales
representan la vida misma. Recapitular ayuda a reescribirnos, no

82
Las Dos Realidades

nuestra historia, sino nuestra manera de enfrentar las fuerzas de la


casualidad y causalidad que hoy nos hacen sufrir. Los eventos más
importantes a recapitular no son necesariamente aquellos en los
que sufrimos, sino aquellas promesas que hemos realizado y que se
han quedado sin cumplir. Una vez ubicados, debemos soltar o
cumplir dichas promesas, pues son pactos que nuestro espíritu
toma tan en serio, que decide cargarlos por el resto de nuestra vida.
El futuro por el contrario es invisible e inexistente; invertir
tiempo presente pensando en el futuro es, la mayoría de las
ocasiones, gastar energía. Independientemente del estado del
futuro, el “brujo” busca transformar sus visiones en realidad, mas
no gasta energía diseñando características específicas. Si pasáramos
todo el tiempo pensando en el futuro y diseñándolo, entonces nos
estaremos perdiendo de momentos y detalles importantes del
presente que deben ser apreciados.
El secreto está en hacer las cosas, no en pensar cómo hacerlas.
Si deseo un auto, ejecuto acción sobre el auto, no sobre los detalles
que tengo que hacer para obtenerlo. Eso es dirigir nuestra energía
de manera directa, pues las formas para lograr aquello que
deseamos solas se manifestarán conforme pongamos nuestras
fuerzas en el ahora. Un bebé que está aprendiendo a caminar no
piensa cuál es la mejor forma de dar el primer paso, si levantar

83
Luis A. Vázquez

mucho o poco su pierna, o si debe de doblarla más o menos;


simplemente sabe que debe dar el paso y lo hace. Si falla, sólo se
levantará a intentarlo nuevamente; no consume su energía
pensando si dolerá la caída, o si sufrirá un accidente.

El tiempo y su medición es entonces el elixir que permite a


nuestra consciencia existir. El tiempo es de los elementos más
valiosos que un ser humano puede poseer. Poseer tiempo significa
tener la capacidad de invertirlo. Hoy en día, el mexicano promedio
tristemente debe aprender a comprar su tiempo. En medio de un
caos económico, tiempo es lo que menos se tiene si se busca la
estabilidad financiera. Y es que irónicamente se invierte tanto
tiempo en generar dinero que nunca parece ser suficiente para
comprarlo de regreso. Un hombre de conocimiento aprecia de
manera balanceada la abundancia en cada aspecto de su vida,
esto para evitar la embriaguez del espíritu, y así poder encontrar
bendiciones donde usualmente no ha encontrado.

Para comprender la abundancia es necesario reestructurar las


prioridades de nuestro espíritu, y esto sólo se logra de dos maneras.
La primera es con la práctica gradual de la consciencia activa
(meditación, asistir al psicólogo, encontrarse en lecturas
espirituales), y la segunda es a través de la muerte espiritual. Esto es

84
Las Dos Realidades

debido a que hoy en día, la ilusión de la abundancia se sustenta sólo


en la economía personal y familiar, y ese es un demonio muy duro
de vencer.

Vale la pena ganar la batalla contra el miedo a la muerte, pues


una vez que le enfrentas, logras apreciar el tiempo de una forma
nueva y completamente enriquecedora. Vencer el miedo a la muerte
encarándola es como nacer de nuevo; siente tu muerte y piénsala
como si sucediera ahora. No importa cuánto avance el ser humano
en tecnología y espíritu; la muerte es la musa que nos ayuda a dar
propósito a nuestra vida. Nuestro concepto de “existir” es tan
limitado como el espectro de luz que podemos ver. ¿Qué tal si
podemos ser conscientes de los profundos efectos de la no
existencia sobre la existencia, y viceversa? ¿Qué tal si la muerte no
es tan fatal como se cree y la vida es menos real de lo que se
piensa? Vivir es mucho más que respirar, comer o trabajar. Vivir es
aprender a fluir con el caos, vivir es querer caminar en dirección
contraria a la flecha del tiempo; eso es realmente vivir. Vivir es
buscar construir.

85
Luis A. Vázquez

Capítulo VII
Dualidad y el Tercer Poder

Este universo aparenta ser regido por la dualidad y el balance de


la misma; como hay Luz hay Oscuridad, como hay Materia hay
Vacío, como hay Bien hay Mal, como hay Amor hay Odio, como
hay Vida hay Muerte, como hay Hombre hay Mujer, como hay
Consciencia hay Inconciencia, como hay Sabiduría hay Ignorancia,
como hay Azul hay Rojo, etc. Dios se encuentra en la
unificación de toda dualidad. El punto medio de toda dualidad
se le conoce como Punto de Equilibrio, y es esto lo que
realmente nos eleva a la trascendencia espiritual; nos lleva a la
homogeneidad y la unidad. En cambio, el Balance es una danza
libre y humana entre los conceptos de una dualidad. Cuando no
somos conscientes no existe punto de referencia, todo lo que
hacemos se encuentra tendido a cualquier extremo de la dualidad, o
bien, en un balance que no percibimos, y que mucho menos
disfrutamos. Al ser conscientes podemos ubicarnos en el juego de

86
Las Dos Realidades

la dualidad y entonces tenemos la capacidad de decidir hacia dónde


tendemos. La dualidad es otra ilusión creada por este mundo, que
al final de cuentas, nos permite dar sentido a la existencia y a
nuestra forma de interactuar con la misma.

Todo concepto, tanto emocional como espiritual, tangible o


abstracto, cae perfectamente en una tabla de dualidad a la que llamo
el Marco Dual, donde el valor o concepto a evaluar siempre tendrá
una contraparte que nosotros asignaremos. Podemos por ejemplo
evaluar qué tan entregados o egoístas somos según nuestras
acciones; a mayor cantidad de acciones altruistas tiendo más al
extremo de la entrega, y viceversa. Este Marco Dual es dividido por
una línea, la cual no solo representa el paso del tiempo, sino que
también simboliza el Punto de Equilibrio Perfecto Ej.1.
Es muy sencillo: si utilizo 3 días el color rojo en mi ropa y 3 días
el color azul, significa que estoy en balance. El punto de equilibrio
sería utilizar el color morado, ya que se encuentra entre los dos
tonos que estoy evaluando. Todo Balance de Dualidad tiende al
Punto de Equilibrio. El movimiento principal de una persona
promedio dentro del Marco Dual es el de la oscilación, el cual no
necesariamente es perfecto ni se encuentra en equilibrio Ej.2.

87
Luis A. Vázquez

Ej.1. El Marco Dual. Ej. 2. Acciones medidas dentro


del Marco

Jugar al Balance dentro del Marco Dual es aprender a oscilar de


forma equitativa y estratégica dentro del marco, permitiendo así
una experiencia total para la completa definición del aprendizaje y
la formación de la persona con relación a su personalidad y los
valores que busca ejercer en su vida (Ej. 3, 4, y 5). La idea de
alcanzar el Punto de Equilibrio Perfecto es complicada y retadora,
ya que lograr que nuestras acciones se encuentren en un punto de
equilibrio requiere de un alto nivel de consciencia. Esto último no
necesariamente es benéfico para nuestra vida, pues incluso alcanzar
el punto de equilibrio en una dualidad puede llegar a despegarnos
del sentido de la realidad misma.

88
Las Dos Realidades

Ej. 3 Ej. 4

Ej. 5

El Punto de Equilibrio Personal es un estado pleno y lineal


en el que existe una oscilación mínima dentro del marco Ej.6. La
tendencia al mismo se basada en la forma de vivir que cada quién

89
Luis A. Vázquez

experimenta, siendo este un punto de equilibrio que mantiene


nuestra personalidad e identidad. Encontrarse en equilibrio dentro
del marco es una práctica extremadamente difícil según los
elementos a evaluar en el marco, pues es aquí donde nace el poder
“sobrehumano” que rebasa la consciencia.

Ej. 6.

Una forma de pensar alterna al Marco Dual es la filosofía taoísta


del balance, que es representado por el símbolo del Ying-Yang, o
bien la totalidad universal presentada por los mexicas a través del
Dios Ometéotl (deidad suprema con carácter uni-dual en
Mesoamérica).

90
Las Dos Realidades

No es muy difícil evaluar el movimiento dentro de un marco


específico, ya que este depende de las acciones que realicemos a
través del tiempo; es por eso que el Punto de Equilibrio es una
forma de vencer el paso del tiempo transformando los conceptos
evaluados en algo concreto y eterno. Es importante aprender a
reconocer qué conceptos son útiles a evaluar dentro del marco,
sobre todo para comenzar a ordenar y encaminar nuestra vida.
Mucho mejor, aprender también a utilizar el marco tras eventos
recapitulados.
Si somos personas depresivas, será importante considerar
elementos como el miedo y la valentía influyentes a evaluar dentro
del marco dual. Si somos personas que padecemos de ira, sería
buena idea comenzar a medir la ansiedad contra la paciencia dentro
del marco y descubrir lo que los resultados del punto de equilibro
nos ofrecen. Si se llegara a alcanzar un punto de equilibrio entre el
miedo y la valentía es porque se ha logrado respetar el importante
efecto que la precaución resguarda para nuestra integridad. Así
como se logrará discernir cuándo y cómo actuar en contra del
miedo para alcanzar metas y objetivos, sin arriesgar de más. En
caso de alcanzar un punto de equilibrio entre la ansiedad y la
paciencia, será porque hemos aprendido a respetar la iniciativa que

91
Luis A. Vázquez

la ansiedad exige para concretar acciones, pero seremos lo


suficientemente pacientes para no llevar nuestras acciones al límite
e influir negativamente en nuestra vida y en la de los demás.
Reitero, los elementos a evaluar en el marco dual son a decisión de
cada uno de nosotros, según nuestras necesidades de crecimiento
espiritual, así como de exploración y descubrimiento personal.

Cuando se alcanza el punto de equilibrio perfecto en cualquier


dualidad se descubre el tercer elemento que rompe con el concepto
de la Dualidad, es el Tercer Poder, que permite desprendernos de
la realidad racional y que nos hace encontrarnos en similitud con
Dios mismo. El Tercer Poder es el elemento que nace de la unión
dual, sin importar cuales sean los valores evaluándose. La parte más
difícil de comenzar a jugar el juego del balance es el de evaluar
nuestro propio desarrollo dentro del Marco Dual en todos los
extremos duales de nuestra vida de manera honesta y sincera. Esta
es la clave para que el juego dentro del marco sea divertido y
efectivo.
Es importante aclarar que no es necesario participar en el juego
del balance con emociones innecesarias para nuestro crecimiento,
pues en el marco dual entran aquellos valores que nosotros
consideramos como contrarios, pero útiles a estudiar en nuestra

92
Las Dos Realidades

vida. Esto se debe a que la dualidad en sí es una ilusión creada por el


apego a este mundo; cuando el ser es totalmente inconsciente no
existe un punto de referencia y la teoría de la dualidad se difumina , no
existen puntos de comparación. Sin embargo, la inocencia ignora;
como cuando caminamos tranquilamente por una senda
disfrutando del ahora, sin darnos cuenta que pisamos pequeños y
desprotegidos seres vivos, terminando con su vida. Es el tercer
poder la llave que da acceso al libre albedrío, pues es aprender a
decidir ante un camino unificado, el cual no depende de la ilusión
de sólo dos variantes.

Lo que nos permite distinguir algo como verdadero es nuestra


experiencia. La experiencia es la forma de aprendizaje en la que
nosotros mismos acechamos el conocimiento por nuestra fuerza;
es ver con nuestros propios ojos. Otra forma de aprendizaje es la
vivencia, que no se fundamenta en lo que nosotros
experimentamos sino en lo que el Universo nos presenta como una
casualidad; es el inevitable y misterioso sendero a recorrer. Este tipo
de aprendizaje es trascendente en un sentido espiritual, pues está
dictado por una fuerza que va más allá de nuestra voluntad.
Ambas formas de aprendizaje son fundamentales para nuestro
desarrollo como personas. Lo que hace más interesante y compleja

93
Luis A. Vázquez

la ecuación es cuando el hombre aprende a distinguir entre las


experiencias y vivencias útiles y verdaderas de las “inútiles” y
“falsas”. El criterio que desarrollamos en base a nuestra experiencia
no siempre es correcto, por lo que la experiencia tiene margen
de error. No por mirar o escuchar estamos presenciando la verdad.
Se necesita mucha experiencia para crear conjeturas sobre la
verdad. Cuando algo se experimenta o se vive por primera vez, es
ignorante y hasta inocente pensar que así será siempre. Se debe
aprender a aceptar la vivencia, pues de ellas nacen con mayor
frecuencia nuestros demonios; esto es debido a que, la mayoría de
las ocasiones, interpretamos como desgracias aquello que no estuvo
en nuestras manos experimentar. Al aceptarla y comprenderla
como el camino que el Universo tiene para nosotros, entonces
cada demonio puede transformarse en un aliado. Hay que
aprender a través de la experiencia y de la vivencia por igual; con
ambas hay que cuestionar y comprobar. A veces parecerá que el
precio de comprobar la verdad es más alto que el beneficio de la
verdad misma, y que entonces puede no valer la pena pagar el
precio de la verdad; pues se deberá asumir una gran
responsabilidad. Pero la verdad siempre otorga libertad.

94
Las Dos Realidades

Capítulo VIII
El Bien y el Mal

El bien y el mal conforman una dualidad quimérica que se


manifiesta de manera forzosa en el existir de todo ser humano.
Algunos de nosotros decidimos hacer lo que consideramos como
“el bien”, mientras que otros más crudamente aceptan su
naturaleza tendida al mal. Esta es una de las dualidades más
cuestionadas por el ser humano, pues hoy en día, la diferencia entre
el bien y el mal la basamos enteramente en aquello que socialmente
es aceptable o no.
Los hombres de conocimiento explican el sueño del ser
humano como un estado de consciencia totalmente involuntario,
que es construido en nosotros por las personas encargadas de
educarnos desde el momento de nuestro nacimiento. Cuando
llegamos a este mundo, contamos con dos cualidades que todo ser
nuevo posee: el código inactivo y el poder de creer. El primero
está relacionado directamente a la información clasificada

95
Luis A. Vázquez

genéticamente en todo nuestro ser, heredada con mayor fuerza por


nuestros padres, y posiblemente preservada a lo largo de
generaciones. Esto no sólo incluye rasgos físicos o capacidad
cognitiva, sino también acuerdos firmemente establecidos por
experiencias y vivencias de nuestros ancestros. El segundo está
ligado directamente a la falta de capacidad para establecer acuerdos
de manera voluntaria. Un ser inocente cree porque le es
conveniente para comprender mejor el mundo en el que vive. Se
comprende el creer como un poder porque esta capacidad llevará
más adelante al individuo a realizar o materializar dichas creencias,
sobre todo si se apega fuertemente a ellas.
Los dos elementos previamente mencionados están fuertemente
ligados a la formación del ser, y todo depende de las personas con
quienes se críe si el individuo activa su código para su beneficio o
para su destrucción. Sólo bastará con su poder de creer para activar
su código hereditario. Un niño (desde su nacimiento, hasta sus 6
años aproximadamente) no necesita escuchar las enseñanzas de sus
padres para comprender el funcionamiento del mundo; le basta con
ver, pues él, más que sus padres, es sensible a ello. Una vez que
escucha a sus familiares, o ve sus acciones, no sólo se activa el
código hereditario, sino que se establece como un acuerdo más
poderoso que los que creará por el resto de su vida.

96
Las Dos Realidades

Es muy importante comprender esto, pues el concepto del bien


y el mal parte de un sistema de creencias en el que se ven
involucradas historias, experiencias y religión; en su mayoría, nada
que nos pertenezca. “Hacer el bien” dependerá entonces de algo
que creemos, más que de lo que realmente sentimos. El mal será
entonces una serie de acciones, de las que el fundamento para ser
evitadas es, básicamente, el descontento de un ser supremo.

Diversas culturas alrededor del mundo coinciden en


características que se atribuyen al bien, las cuales no son difíciles de
deducir, mucho menos de sentir. Cada una de ellas proponen un
modelo de conducta que aparenta contradecir la forma natural de
vivir del siglo XXI. Los diez mandamientos que Jehová entregó a
Moisés, las múltiples enseñanzas de Jesucristo, las reflexiones del
Buda Gautama o los pensamientos del mismo Platón en relación a
la idea suprema, son algunos de muchos intentos por ofrecer
orientación espiritual al ser sobre el bien y el mal.

La vida es el sustento orgánico de la consciencia, misma que


requiere de energía para subsistir, y aceptar esto es tender a la
verdad. Todas las enseñanzas espirituales que llevan al bien tienen
focalizado el respeto a la vida y su preservación, por lo que prevén

97
Luis A. Vázquez

el ahorro y correcto manejo de la energía, así como la persecución


de la verdad. Se entiende entonces que todo aquello que atenta en
contra de la vida, o bien, represente un desgaste o desperdicio de
energía, se considera como algo malo. Esta última definición del
bien y el mal es perfectamente aplicable a todo cuanto hacemos y
decimos día con día. De hecho, tras un exhaustivo análisis personal
basado en esta dualidad, descubrí hábitos y actitudes en mí que,
más allá de ser malas, me perjudicaban a mí y a quienes me rodean.
Además, logré comprender que, como lo dicta el budismo, no soy
mis pensamientos, sino mucho más que eso. Pude apreciar el poco
control que tenía sobre mis acciones y pensamientos, que sucedían
más como siguiendo una programación, que como obedeciendo mi
propia intuición.
Lo que se sugiere, como premisa elemental para un
entendimiento trascendente, es que se logre eliminar la dualidad del
bien y del mal. Esto se logra, no llegando al punto de equilibrio de
esta dualidad, sino más bien, erradicando la existencia de la misma
(que al final, es prácticamente lo mismo). Pensar que no existe ni el
bien ni el mal puede parecer algo sin sentido, pero el clasificar
elementos de nuestra realidad como “buenos” o “malos” nos
despega de la esencia auténtica de las cosas. Cuando dividimos las
acciones o sucesos del mundo en buenos o malos, cargamos la

98
Las Dos Realidades

argumentación con prejuicios y detalles propios, de aquello que


personalmente consideramos como bueno o malo. El bien y el mal
perecen por la existencia de la relatividad de percepción.
Desde un entendimiento meramente humano, amar puede hacer
tanto bien como mal. El caos puede representar una
reestructuración positiva a futuro, sea cual sea el escenario. Todo
siempre dependerá de la situación y cómo se juegue la vida y la
energía. Aun así, eliminar la dualidad del bien y el mal es necesario
para comprender sucesos cuestionables, como la existencia de vida
que devora vida, o la dirección a la que llevamos la energía. Lo que
juega un papel importantísimo cuando logramos disolver esta
dualidad, es el poder de la voluntad.

El bien y el mal sólo existen al aferrarse a la razón; al final,


ambos son necesarios para que el todo exista y suceda en un
plano humano. Lo malo se puede tornar bueno y lo bueno malo,
y todo ello se define tras la percepción individual.

Un guerrero con voluntad no piensa si sus acciones son buenas


o malas, sólo actúa confiando en que lo que hace lo llevará por el
camino de la verdad, y así, alcanzar la templanza de su espíritu. Es
por eso que todo hombre de conocimiento busca llevar la vida del

99
Luis A. Vázquez

guerrero. Sobre esto último existen diversas lecturas, la mayoría


atribuidas al escritor Carlos Castaneda, en las que, a través de un
encuentro con un indio yaqui conocido como Don Juan Matus,
aprende el camino del brujo, según lo describe dicho maestro. Sin
duda la vida del guerrero se vuelve una filosofía digna de estudiarse,
y más que eso, de llevarse a cabo.

El poder de la voluntad puede incluso alterar la polaridad de los


conceptos asociados al bien y al mal, haciendo que una bofetada a
un niño pueda distinguirse como correctiva y hasta necesaria (lo
cual puede ser tan cierto como falso, según la situación y la mente
que lo comprenda).
La sugerencia que se describe en este capítulo nos lleva a
clasificar o categorizar las cosas que percibimos, buscando
cualquier apelativo que corresponda con la naturaleza real de lo
percibido. Si un hombre iracundo golpea a su mujer y somos
testigos de ello, no se dirá que la acción fue mala o buena, sino
físicamente destructiva, psicológicamente perjudicial, brutal, o
misógina, los cuales son calificativos que igual detallan
perfectamente los resultados. Pareciera que resumirlo como “malo”
ahorra la descripción, pero acostumbrarse a la dualidad del bien del
mal no nos permitirá percibir con mayor perspectiva la totalidad de

100
Las Dos Realidades

las cosas.
Cuando por fin hacemos un hábito percibir sin la dualidad del
bien y el mal de por medio, nuestro criterio sobre lo que deseamos,
tanto para nosotros mismos como para quienes amamos, se
agudiza en beneficio de todos (siempre y cuando el deseo de ello
prevalezca). Esto podría justificar de cierta forma a un asesino o a
un político corrupto, quienes darían cientos de razones para
exponer sus acciones como buenas y hasta necesarias, según los
argumentos de su realidad. Sin embargo, para la templanza y paz
del espíritu sólo se requiere ver por la vida, la energía que se
invierte en ello, y buscar la verdad.
Cuando el guerrero logra trascender la dualidad del bien y el mal,
el mundo se torna aún más misterioso y asombroso de lo que ya
era, y en su consciencia nace el deseo de alcanzar la impecabilidad
de todos sus actos. Esta sensación debe trabajarse arduamente,
pues más allá de un esfuerzo físico, la fuerza emergerá desde su
interior, y sólo así podrá sostener su nuevo entendimiento del
mundo dentro de un marco de cordura. En este proceso, el nuevo
entendimiento de lo que representaba la cotidianidad lo obliga a
romper sus rutinas y a reestablecer los conceptos que, incluso desde
el nacimiento, se le han impuesto. Es una forma profunda de
estimular un despertar de consciencia que, sin duda, se sensibilizará

101
Luis A. Vázquez

sólo con el ejercicio de la constancia y la atención.


Esta es la forma de vida que nuestros antepasados buscaban
alcanzar, sin la necesidad de llamarse “guerreros” por los
encuentros físicos que tuviesen entre pueblos o culturas. La
actitud y formación del guerrero comienza por encontrar su
libertad, rompiendo todo acuerdo involuntario, barriendo las
emociones que le encadenan a su desasosiego y
autocompasión. Sólo se alcanza el poder del guerrero a través de
la disciplina, siendo sincero y honesto consigo mismo. Un guerrero
puede caer en su intento, pero sencillamente no puede mentirse a sí
mismo. Sólo el deseo y la persistencia de alcanzar la impecabilidad
es suficiente para continuar por el camino del guerrero.

El guerrero siente paz por sus actos, sin importarle la


polaridad de lo bueno y lo malo, porque comprende en su
totalidad que todos ellos serán reflejados por el universo hacia
sí mismo. Si él ama, el universo le ama; si él destruye, el
universo le destruye. Si él busca la sabiduría, la sabiduría le
busca; y si él desea la desgracia a sus semejantes, la desgracia
llegará tarde o temprano a él.

102
Las Dos Realidades

Capítulo IX
Las Dos Realidades

“Las Dos Realidades” es una propuesta ideológica que divide


nuestra realidad en dos partes fundamentales que, si se logran
comprender y dominar, podremos alcanzar una plenitud espiritual
basada en la sabiduría y la inocencia. Las dos realidades las
clasifico en Realidad Objetiva y Realidad Subjetiva. La Realidad
Objetiva está ligada directamente a la materia y el todo, a lo que a
los ojos y voluntad de la esencia suprema, es. La Realidad Subjetiva
es aquella que nosotros mismos creamos independientemente de la
materia, pues está vinculada más hacia el sentido que nosotros
queremos que la Realidad Objetiva tenga; está basada en el Ser;
similar al idealismo filosófico (inmaterialismo).

La Realidad Objetiva no sólo es el estado de consciencia de la


humanidad en su totalidad, sino también el estado físico en que el

103
Luis A. Vázquez

Universo se manifiesta.
En la Realidad Objetiva, la consciencia es lo que domina el
aprendizaje, pues a mayor nivel de consciencia, mayor es la
conexión que se tiene con la consciencia universal, aquella
realidad que existe sin la necesidad de nuestra existencia misma. En
una Realidad Objetiva existe odio, rencor, violencia, angustia y
avaricia en el mundo. En la Realidad Objetiva no hay espacio para
que el Yo lo sea todo, ya que existen miles de millones de mentes
que participan en la interpretación de esta realidad.
Basar todo nuestro entendimiento y crecimiento en la Realidad
Objetiva nos vuelve fríos y carentes de esa chispa que Dios mismo
buscó proteger de la Serpiente. No hay que olvidar que la obsesión
por la sabiduría fue la que nos separó del propósito divino que
Dios tenía para nosotros. Dios no quería que fuéramos conscientes
de la realidad objetiva porque sabía que al final, revelar los secretos
y verdades del universo no sería tan gratificante ni satisfactorio con
pensábamos que sería; Adán y Eva vivían pues enteramente en la
Realidad Subjetiva antes de comer del fruto prohibido.

La Realidad Subjetiva es aquella que diseñamos a nuestra


conveniencia; un mundo en el que la Percepción y la Decisión
son los materiales de construcción de dicha realidad.

104
Las Dos Realidades

La Realidad Subjetiva no es más que la idea imaginaria de cómo


son o deben ser las cosas, y que se basa enteramente en nuestra
manera de interpretar la Realidad Objetiva. Sin embargo, es
considerada una realidad porque es gracias a ella que el sentido de
“una realidad” se busca construir de tal forma que nos agrade. He
ahí que tras el control de la percepción nos permitimos ver lo
bueno en lo malo, lo bello en lo raro y lo útil en lo inútil. La
Realidad Subjetiva es la herramienta que el Universo nos otorga
para alcanzar la plenitud, conociéndonos a nosotros mismos. Es la
manera en que el ser humano es naturalmente él mismo, pues nos
pertenece más a nosotros que a Dios.
La inocencia e imaginación son los elementos que nos
permiten concretar los aprendizajes en esta realidad, ya que si
reflexionamos acerca de la percepción que tiene un niño sobre el
mundo, podemos apreciar que los elementos ya mencionados crean
en él una fortaleza interna casi inquebrantable. Esto es a lo que
denominamos creer, pues un niño cree sin necesidad de comprobar
por sí mismo si lo aprendido es una Realidad Objetiva o no . El ser
humano tardó mucho en descubrir que la Realidad Subjetiva nos
permitía crear nuestra propia realidad al punto de poder influir en la
Realidad Objetiva; este es el objetivo de todo guerrero o brujo
honesto: aprender a alcanzar el punto de equilibrio entre las dos

105
Luis A. Vázquez

realidades para no sólo construir su propia realidad, sino transmutarla


a su posibilidad en una realidad objetiva para el beneficio de los
demás.

Es muy importante aprender a ubicar todo concepto en el


marco dual de las dos realidades, pues así nuestra perspectiva será
mucho más completa de lo que alguna vez nos llegamos a imaginar
y el nivel de consciencia que alcanzaremos será, por mucho,
superior día con día. Cuando no tenemos ubicadas nuestras
acciones y pensamientos en el marco dual de las dos realidades, no
somos del todo conscientes sobre nuestra forma de influir en ellas.
Por ejemplo, cuando se profesa a través de la charlatanería (aquello
de lo que hablamos pero no entendemos o ejercemos) se satisface
únicamente una realidad subjetiva, ignorando si en la realidad
objetiva existe algún impacto considerable. Un ejemplo contrario
ocurre cuando ayudamos a través de consejos a un familiar que
pasa por una situación difícil; el familiar puede ser gratificado con
paz a través de la ayuda, pero eso no garantiza que exista paz en
nosotros mismos.
El punto de equilibrio entre la realidad Objetiva y la realidad
Subjetiva es La Verdad Absoluta y es ahí donde se encuentra Dios
en su totalidad. Antes de ser conscientes ignoramos, una vez

106
Las Dos Realidades

siendo conscientes conocemos. Los aprendizajes en la Realidad


Subjetiva no sirven a nadie más que a nosotros mismos, mientras
que los aprendizajes obtenidos en la Realidad Objetiva son
aplicables directamente a la misma. La transformación nace en el
punto de equilibrio de las dos realidades, donde creamos y
materializamos lo que imaginamos; es entonces cuando nos
convertimos en Dios y somos uno mismo con él.
A finales del año 2016 se me reveló una poderosa frase que dicta
los siguiente: “Dios Es, Dios Soy” (En ese preciso orden). Para
lograr el punto de equilibrio entre las dos realidades es necesario ser
muy consciente del impacto que tienen nuestros pensamientos y
acciones dentro del marco. Para ello es necesario preguntarse
constantemente: ¿estoy satisfaciendo las dos realidades? Cuando
realizas acciones altruistas en tu comunidad, cuando inicias un
negocio, cuando das un consejo o decides comprar un nuevo par
de zapatos ¿satisfaces ambas realidades?

Puedes vivir en la ilusión de “no todo lo que hago debe


satisfacer a los demás” y vivir una vida plena dentro de tu Realidad
Subjetiva; sin embargo, no estás tomando la posición que un
verdadero guerrero toma, pues dejas a un lado el resultado objetivo
de tu acción dando mayor importancia a lo que el Ego necesita, y

107
Luis A. Vázquez

nuevamente te pones por encima de lo demás. Un verdadero


guerrero pelea por su pueblo, por los derechos y libertades de él y
su gente. Esto es ser ungido, es no temer a morir por un propósito
que va más allá de nuestros propios intereses. Sin embargo, a pesar
de que cualquiera puede participar en esta guerra, el entrenamiento
hace a un guerrero más fuerte para sus batallas; los menos
preparados tendrán muy poca influencia en el resultado final de las
mismas.
En muchas ocasiones las acciones que más benefician a nuestro
Yo, pueden ser contraproducentes en la Realidad Objetiva para
nuestro prójimo. No tienes que ser un guerrero si no lo deseas,
pero es imposible influir en la Realidad Objetiva desde la Subjetiva
sin que exista un sacrificio; Jesucristo es el mejor ejemplo de ello.
El sacrificio es un símbolo espiritual que permite el flujo y
entendimiento entre las dos realidades. Jesucristo era ya un ser
pleno y completo, eso le dio un poder y una responsabilidad
enormes que lo llevaron a profesar su palabra, aún en contra de las
creencias judías. Esta guerra es la que mayor sentido tiene de todas,
pues no se lucha con la violencia sino con el amor verdadero.
Recuerda que en esta guerra tú eliges tanto tu posición como a
quién sirves; si a la luz o a las tinieblas, siendo esta última premisa
una invitación al juego de la dualidad.

108
Las Dos Realidades

La forma en que se manifiesta el poder del ser humano en la


Realidad Objetiva es a través de la Acción, mientras que en la
Realidad Subjetiva es a través de la Imaginación; el punto de
equilibrio entre la acción y la imaginación es la Palabra y su
discernimiento. El poder de la Acción se puede clasificar en dos
tipos: la Construcción y la Destrucción, ambos con distinguidos
propósitos respectivamente. Ni todo lo que se construye es bueno, ni
toda destrucción es mala; ambos pueden ser tan útiles como inútiles .

El poder de la Imaginación también se divide en dos tipos: la


Imaginación Fantasiosa y la Imaginación Creativa. La
imaginación fantasiosa es útil únicamente para la satisfacción
personal. Experimentamos imaginación fantasiosa cuando
comenzamos a visualizar algo de forma instintiva e impulsiva,
como lo es mirar a una hermosa mujer e imaginar lo que puede ser
(dictado por el placer). Esta acción es un tanto inútil porque la
Realidad Objetiva terminará por mostrarnos la verdad detrás de esa
mujer si es que nos abrimos a conocerle. Por otra parte, la
imaginación creativa es menos instintiva, pues requiere de más
intelecto y paciencia; podríamos controlar todo pensamiento de lo
que la mujer puede ser y dirigirlo a imaginar la forma en la que nos
acercaremos a hablar con ella. Esta forma de pensar es mucho más

109
Luis A. Vázquez

útil, y sin embargo, ambas formas de imaginación pueden llevarnos


a hablarle a dicha mujer si poseemos la suficiente fuerza de
voluntad, todo gracias a la decisión. La diferencia entre ambas es
que a través de la imaginación fantasiosa creamos un ideal
inexistente. Es una ilusión que nos distrae no sólo de la verdad,
sino que contiene cierto grado de tentación; mientras que mediante
la imaginación creativa podemos realizar, dejando dicha ilusión a
un lado. Gracias a la imaginación creativa podremos disfrutar
mucho más la aventura de conocer a esta persona nueva, mientras
que con la imaginación fantasiosa sólo nos encontraremos con la
decepción. Es importante aprender a distinguir cuándo imaginamos
fantasiosamente y cuando lo hacemos creativamente; hay que
buscar que nuestra imaginación fantasiosa sea domada y guiada por
nuestra imaginación creativa.

Ahora pues, la Palabra es el elemento “mágico” que nos


permite conectar nuestra influencia en ambas realidades. La Palabra
o el Verbo son el fundamento de toda acción causado por la
imaginación. Gracias al poder de la Palabra bien discernida
logramos llevar a cabo la transformación de la imaginación a la
acción. Esto es porque la palabra representa energía. Cabe
destacar que se especifica el poder de la palabra a través del

110
Las Dos Realidades

discernimiento, el cual nace gracias al balance entre la sabiduría y


la inocencia, ya que las palabras sin discernimiento pueden ejercer
poder en ambas realidades; pero su fundamento queda nuevamente
tendido a la frialdad de la objetividad, o a la embriaguez de la
subjetividad. La palabra cargada de consciencia posee sabiduría y
tiene presente las consecuencias de toda acción, mientras que la
palabra cargada de inocencia es sincera y contiene un grado etéreo
de pureza. Imagina poder expresar palabras que tienen origen en el
punto de equilibrio de estos dos elementos; esta es la voz del sabio
guerrero, la esencia y secreto del brujo.

La importancia de buscar balance en el marco dual de las dos


realidades se basa en que ahora la intención de todas nuestras
acciones responderá al estímulo del beneficio del prójimo, así como
del propio. Los maestros espirituales más recordados no dejaban a
un lado el cuerpo y el “ser” como elementos fundamentales.
Daban interés a la materia orgánica, pues existía respeto a lo que
ellos eran, y en efecto, no podían profesar el poder de Dios sin
antes haber encontrado a Dios en ellos mismos primero. Una vez
que nos hacemos conscientes de la ubicación de nuestras acciones
en la dualidad de la Realidad Objetiva y la Realidad Subjetiva, la luz
ya no nos cegará y brillaremos de forma tan precisa como brilla

111
Luis A. Vázquez

nuestro Sol.
Existen diversas formas para lograr el punto de equilibrio entre
las dos realidades, y es a través del balance de conceptos
fundamentales previos. En este capítulo se expuso la primer y más
importante dualidad a considerar para el equilibrio; ten en cuenta
que necesitarás mucho tiempo de práctica para alcanzar el balance
de los conceptos que están por mencionarse a continuación; no
desesperes ni desistas.

112
Las Dos Realidades

Capítulo X
La Palabra y el Silencio

Una de las dualidades místicas que nos permite comprender si


nos encontramos en balance espiritual es la Palabra y el Silencio.
En este mundo superficial y materialista no sabemos el poder que
tienen estos conceptos, pues pasamos la mayor parte de nuestra
vida hablando y callando de más. No sabemos distinguir ni
discernir entre lo que hablamos y callamos. Existen dos tipos de
personas: el Hablador y el Reservado. Es muy interesante la
diferencia abismal que existe entre las personas que saben cuándo y
cuánto hablar o callar, pues suelen ejercer un poder magistral sobre
este mundo según su conveniencia. Por eso es preciso no sólo
aprender a jugar esta dualidad, sino buscar un propósito puro y
bondadoso, que nos lleve al influir positivamente con la sociedad y
la naturaleza a través de la palabra.

113
Luis A. Vázquez

El Hablador, como su nombre lo indica, suele hablar de más;


simplemente permite que de su boca emanen las palabras que su
descontrolada intuición le dice que son verdad. Usualmente el
hablador no es ni siquiera consciente de que aquello que dice
pertenece, la mayoría de ocasiones, a su imaginación fantasiosa,
pero llega a creerlo tanto que lo transforma en imaginación
creativa, emitiendo energía real ligada a lo que dice. La acción de
“hablar de más” se debe fundamentalmente a que no se ha aprendido
a callar para lograr apreciar lo que se dice.

Por el contrario, el Reservado suele callar tanto que su influencia


en la realidad objetiva es mínima. Guarda el conocimiento para sí
mismo, y no sólo eso, sino que no es partícipe en la realidad
objetiva cuando tiene la oportunidad. En el peor de los casos el
reservado mantiene esta actitud más por sumisión que por
egoísmo, pues de alguna forma ha comprendido que sus palabras
son mal recibidas en la realidad objetiva y prefiere mantener
silencio para evitar sufrimiento o conflicto. Para cada una de estas
personalidades existe un ejercicio que le permitirá tender al balance
entre la palabra y el silencio.

Comenzando por el Hablador; su cura es el Silencio. El proceso


del silencio es mucho más complejo de lo que se puede imaginar, ya

114
Las Dos Realidades

que, si no existe consciencia durante el silencio, no sirve de nada la


aplicación del mismo. Te consideres o no una persona habladora, es
importante que realices este ejercicio durante una época que más te
convenga; preferentemente cuando estés seguro que podrás darte el
tiempo para realizarlo. Yo mismo realicé este ejercicio durante mi
juventud, en el mes de noviembre del año 2016, obteniendo
resultados impresionantes y comprendiendo por fin lo mucho que
“hablaba de más” sin darme cuenta de ello. Este proceso tuvo para
mí duración de un mes, y lo realicé incluso laborando en mi
negocio y permitiendo que mi vida transcurriera de forma normal.
Era como un niño participando en un juego retador, aferrándome a
cumplir y ganarlo. Durante este mes, mi percepción del silencio
sufriría cambios significativos de manera evolutiva, por lo que el
lapso de 30 días que aconsejo para quien decida iniciarse en la
apreciación del silencio interno, puede ser variable por más o
menos jornadas, según el ritmo de vida del practicante.
La idea es sencilla; el hablador deberá buscar aplicar silencio
total durante la mayor parte del día. Esto significa simplemente
NO HABLAR. Se debe evitar a toda costa cualquier impulso del
habla, inhibiendo las palabras sin importar su procedencia. Es muy
difícil aplicar esta práctica en pleno siglo XXI, donde nuestro
trabajo depende mucho de la comunicación; es por eso que previo

115
Luis A. Vázquez

a mi práctica del silencio pedí de manera atenta a mi círculo social


comprender mi repentino recato. Aun así, debí hablar durante
horas laborales para no afectar negativamente mi negocio. Sin
embargo, me enfocaba en que fuera sólo lo necesario para que el
trabajo pudiera ser realizado correctamente, ni más ni menos. Al
inicio me resultaba sumamente complicado callar pues sucedía que
hablaba por impulso, esto era la necesidad de transmitir
información de forma rápida y eficiente. Pero como mi propósito
era el de callar, comenzaba a notar de que mi necesidad de hablar se
basaba mayormente en impulsos naturales que ni siquiera
controlaba. Fue ahí donde me di cuenta que hablaba sólo para
participar en la realidad objetiva, sin ser del todo consciente de lo
que decía y por qué lo decía, pues más allá que fuera algo
completamente mío, era una forma de reaccionar ante el mundo
exterior. Entonces aprendí, al paso de dos semanas, a callar de una
forma inteligente y productiva.
En este nuevo estado de silencio, el mundo tomó otro sentido,
todo parecía tener una explicación diferente a la que yo había
creado en mi imaginación fantasiosa. Me di cuenta que al pasar
tanto tiempo hablando perdía una capacidad extremadamente
importante para mi crecimiento: Escuchar. Mientras hablas, no
escuchas; cuando deseas hablar, no hay deseo de escuchar. Ahora

116
Las Dos Realidades

que había aprendido a callar, me encontraba escuchando de manera


atenta todo lo que el universo tenía para decirme. Entonces fue que
todos los seres que me rodeaban se transformaron en maestros, pues
lograba aprender con y a través de ellos, obteniendo mayor
percepción de la realidad objetiva gracias a las vivencias y
experiencias de otros. Otro de los hermosos regalos que me otorgó
el silencio fue el de la apreciación, pues muy por aparte de
escuchar, había adquirido una nueva capacidad de sensibilizar mi
percepción del todo. El silencio había pues influido incluso en mi
manera de ver las cosas, pues ahora era más fácil encontrar belleza
en la creación. Podía notar con detalle muchas cosas que jamás
había notado, como lo era la intención de las aves al cantar por la
mañana, el bello sonido del agua corriendo, pero sobre todo, el
verdadero sentir de hasta el más rezagado personaje que apareciera
en mi día a día. El silencio realmente afinaba mi percepción positiva
del todo, pues a pesar de que la realidad objetiva mostraba ahora su
peor lado, también evidenciaba lo mejor de sí misma.
Ahora las palabras cobraban mayor sentido, pues una de las
muchas capacidades que aprender a escuchar me proporcionó fue
el apreciar cuánto no sólo yo hablaba de más, sino cuanto lo hacían
el resto de las personas. Ahora era consciente de la completa
influencia de las palabras de mi prójimo, pues como no esperaba

117
Luis A. Vázquez

turno para yo hablar, podía apreciar como espectador cada


conversación de manera completa, comprendiendo la influencia de
las palabras entre las personas. Gracias a esto caí en cuenta del
verdadero poder que tenían las palabras y lo mucho que podemos
lastimar o ayudar a través de ellas. Fue lamentable descubrir que la
mayoría de personas realmente hablamos de más, y que aquellos
que menos hablan son víctimas de la habladuría del resto. Pero algo
también influyente durante mi silencio fue descubrir la existencia de
muchas personas que utilizaban el poder de la palabra para edificar
el bien y para buscar ayudar a quienes más lo necesitan; no siempre
obteniendo el éxito, pero sí vibrando en una frecuencia armoniosa
y pura. El silencio me hizo consciente de una forma nueva y distinta.
Fue entonces que con el paso de los días (durante la tercera
semana de mi proceso para ser exacto) comencé a notar que mi
silencio era ahora un arma de doble filo, pues no sólo me otorgaba
un nivel de consciencia más profundo al de un tiempo atrás, sino
que también era perjudicial al no utilizar las palabras para beneficio
de mi prójimo y de mí mismo cuando se requerían. En diversas
ocasiones pude abogar por el indefenso, pude otorgar al
desamparado, pero por aferrarme al silencio dejé pasar el propósito
único que Dios tenía para mí. Entonces entré en una etapa de
“silencio preventivo”, en la que con esta nueva capacidad de

118
Las Dos Realidades

escuchar, medía enteramente cuándo y cuánto debía abrir mi boca.


Esperaba ahora el momento oportuno para hablar, teniendo mucho
más criterio sobre la forma en que mis palabras influirían en la
realidad objetiva. Hablaría sólo cuando estuviera completamente
seguro que mis palabras tendrían un efecto positivo para mí y para
mi prójimo.
Mi silencio se había transformado en una herramienta de poder
para el bien, pues me permitía medir el flujo y la selección de
palabras que salían de mi boca. Así pues, la palabra ahora tomaba
mayor poder y toda frase nacía de forma menos impulsiva.
Entonces aprendí que la mentira es tóxica. La verdad es el único
elemento de la existencia capaz de dejar una enseñanza
trascendente; mentir es alterar o cambiar la verdad. A veces las
personas piensan que la mentira daña menos que la verdad y la
utilizan para evitar dolor y sufrimiento a quienes aman, pero no
entienden que la verdad, que habita en la realidad objetiva, se
manifestará tarde o temprano. No mentir es la parte más
interesante de todo este ejercicio, pues muchos se darán cuenta que
mienten más de lo que se imaginan.

Ahora bien, a lo que el Reservado refiere, sucede que este


personaje suele vivir en la sumisión que la sociedad le impone.

119
Luis A. Vázquez

Debido a ello, esta persona tiene un poder mágico que el hablador


no tiene, y es que toda palabra que emane de su boca tendrá un
impacto mucho mayor que la del hablador, siempre y cuando su
palabra sea acompañada de la seguridad y certeza. El reservado
debe aprender a perder el miedo de hablar, debe dar el pequeño
salto que le llevará a concretar poder en su palabra, esto a través de
la práctica. No obstante, el miedo puede ser un gran aliado, pues
nos mantiene seguros valiéndonos de la precaución. Sin embargo,
el exceso de éste le resta seguridad a la palabra, por lo que es
necesario aprender a eliminar el miedo de nuestra vida. El primer
paso para eliminar los miedos de nuestra vida es aceptarlos como
parte de nuestra naturaleza, para después encararlos y pelear contra
ellos en una batalla épica. Una vez que el miedo es sometido bajo
nuestra voluntad, el reservado comenzará a ejercer el poder de su
palabra de manera conveniente.
Dentro de mi círculo social existe una persona que habla muy
poco, de hecho, casi nunca lo hace. Las razones sólo él las conoce,
pero lo que sí es verdad es que él ha descubierto los momentos
ideales para que sus palabras tengan el impacto que él desea. En
una ocasión, durante una excursión a reservas naturales fuera de la
ciudad en la que radicamos, procuró mantener silencio durante la
mayor parte del camino. Todos en el grupo contábamos anécdotas

120
Las Dos Realidades

y bromas para pasar un buen rato entre amigos; pero él sólo


escuchaba atentamente lo que se decía en el auto. A pesar de su
silencio, en ningún momento sentíamos la necesidad de escucharle,
pues entendemos su manera tan propia de ser. Sin embargo, dentro
del conjunto de chistes (que para el momento ya habían adquirido
un nivel más concentrado de humor) decidió complementar uno
que a todos nos había causado mucha gracia. Este complemento
tan sólo fue una expresión de menos de diez palabras, las cuales
pensando fríamente, tenían un grado mínimo de gracia en
comparación con la broma original. La gran sorpresa fue que el
grupo completo explotó en guasa; todos soltaron la mejor carcajada
que tenían hasta el momento, sin importar la simpleza del chiste
que nuestro querido amigo había regalado. Esperó el momento
justo para decir las palabras justas. Al haber quebrantado su silencio
de forma tan precisa y espontánea, el impacto de sus palabras
excedió las expectativas. Pero la clave de que su chiste tuviera tanta
gracia no fue sólo la precisión en sí, sino también la completa
seguridad con la que lo expresó. Estoy completamente seguro que
él sabía que su broma nos haría reír tanto como él imaginaba, y es
que simplemente se permitió expresarla de forma natural y fluida,
sin pensar de manera rebuscada si el efecto sería positivo o no.

121
Luis A. Vázquez

La palabra es la base del poder “sobrenatural” que posee el ser


humano, ya que ésta es capaz de generar una cierta influencia en la
realidad objetiva. A la capacidad de la palabra para influir en la
realidad objetiva se le conoce como el Decreto, el cual cumple con
dos simples elementos: la proyección y la seguridad en la misma.
Para que el decreto funcione debe ser proyectado, es decir, que
nazca de la imaginación creativa, así como debe contener un grado
considerable de seguridad al ser dicho por la boca. Cuando una
persona decreta cualquier cosa, inicia un proceso interno de creer y
alcanzar dicho decreto, por lo que a pesar de no siempre
materializar de manera instantánea lo proyectado, el ser
inconsciente buscará hacerlo tarde o temprano. Esto
desafortunadamente aplica también cuando el decreto es
involuntario y negativo, mientras contenga los dos elementos
esenciales.
Un ejemplo de lo mencionado, y que sucede mucho en estos
tiempos, es cuando una persona joven se dice a sí mismo ser viejo y
cansado por su ritmo de vida; repetirá tanto “Ya estoy viejo” que su
cuerpo y mente terminarán por sentirlo. Otro ejemplo sucede
cuando una persona se dice a sí misma “¡Qué estúpido soy!”
cuando comete algún error, por más insignificante que éste sea. Por
esto continuará cometiendo el mismo y otros errores pues, según

122
Las Dos Realidades

él, es estúpido. Es entonces que el poder del decreto puede suceder


dentro de la sabiduría o la inocencia, y esto nos lleva a reflexionar
nuevamente la importancia de pensar o saber meticulosamente lo
que hablamos.

Si aprendemos a utilizar el silencio como herramienta principal


de aprendizaje, logramos entonces crear una capacidad de decretar
con mucha más energía y mejor dirección. Busquemos pues un
punto de equilibrio en el marco dual de “lo que decimos” y “lo que
callamos”. Gracias al decreto afirmamos nuestros pasos en
experimentar el arte de la transformación, pues convertimos aquello
que imaginamos en nuestra realidad subjetiva en una acción que se
manifieste enteramente en la realidad objetiva; es transformar
palabras en hechos, sin importar qué sea.
El decreto es una manifestación del tercer poder, el cual
nace de la dualidad del silencio y la palabra. Todo esto suena un
tanto lógico y evidente; realmente siempre lo hemos sabido, pero
nunca profundizamos en ello porque estamos acostumbrados a ver
el mundo de una forma mucho más compleja de lo que realmente
es. Te invito cordialmente a que realices la práctica del silencio; te
garantizo que alcanzarás un nivel de consciencia nuevo; así
aprenderás uno de los secretos de magia mejor guardados por los

123
Luis A. Vázquez

sabios a través de milenios: ver en todas las personas que nos


rodean a un maestro y en todo suceso del universo una
lección.

124
Las Dos Realidades

Capítulo XI
La Magia de los Cuatro Espejos

“Todos somos reflejos de nosotros mismos” fue la frase


que un buen colega me enseñó a finales del 2016. Fueron meses de
meditación alrededor de este tema los que me permitieron
comprender la trascendental enseñanza que por milenios el hombre
había preservado. Desde la primera vez que escuché esa frase sabía
que existía algo mágico y místico en ella; algo poderoso a lo que por
mucho tiempo me condenaría, pues se convertiría en mi
herramienta principal de crecimiento. Los espejos son una de las
herramientas principales de un verdadero brujo para realizar sus
conjuros. El espejo, al ser una herramienta muy poderosa, debe ser
utilizado con responsabilidad y mucho amor. En un inicio, la magia
del espejo puede llegar a ser abrumadora, pero con el paso del
tiempo, el mago irá tomando fuerza en la práctica. Para poder usar
la magia del espejo correctamente es necesario ser lo más apegado al
balance de las dos realidades, pues de esta forma el aprendizaje y
los resultados serán tan mágicos como aquí se describen.

125
Luis A. Vázquez

Un espejo es un objeto que tiene un propósito muy específico:


reflejar la luz. Hay muchos materiales que reflejan la luz, esto los
convierte en espejos. El ser humano ha utilizado espejos por
muchos años para descubrir más que su apariencia; en tiempos
antiguos los espejos eran utilizados con un propósito más allá de lo
filosófico. Cada cultura utilizaba los espejos para diversos
propósitos, que iban desde hablar con espíritus hasta ejercitar el
intelecto buscando la estética. La luz funciona de una manera muy
interesante en el universo; la luz se crea a partir de energía, por lo
que a mayor energía (temperatura) mayor cantidad de luz emitida.
La materia carece de luz a temperaturas bajas; cuando la luz golpea
un objeto, la materia absorbe dicha energía reflejando sólo
frecuencias específicas que son repelidas debido a la sustancia que
compone al objeto. Esto significa que todo objeto funciona como
un espejo, pues la distinción de los colores de los objetos no es más
que el reflejo de la luz solar traducido a color. Bajo esta premisa, la
realidad objetiva está construida por una ilusión. Cualquier objeto
sin luz carece de sentido; gracias a la luz es como la realidad y la
materia sostienen propósito. Para comprender la magia de los
espejos deberemos conectarnos con nuestro sentido filosófico,
permitiéndonos ver en los espejos las analogías necesarias para
aprender a través de ellos.

126
Las Dos Realidades

El primer espejo que debe aprender a dominar el brujo es el


Espejo Natural. El reflejo que provoca el espejo natural es aquel
que encontramos en todas partes. El reflejo natural de las cosas no
refleja lo que en verdad son por dentro. Es por eso que a través de
este espejo aprendemos a dejar de juzgar. Usualmente suponemos
en base a lo que sabemos, pero la mayoría de ocasiones suponemos
en base a lo que creemos. Es ahí que la importancia de mantener
balance entre las dos realidades es fundamentalmente importante
para comprender este conjuro. Recuerda: Nada es lo que parece, si
así fuera, se perdería el sentido de todo. El reflejo natural será un
guía que te llevará a un encuentro contigo mismo; el reflejo natural
será el maestro que te educará sobre la anatomía de la ilusión.

Cuando comprendemos que el reflejo natural es una ilusión,


entonces activamos la necesidad de ser más que eso y comenzamos
a vernos como realmente somos; aprendemos de la ilusión que
estamos viendo y la moldeamos a nuestro mejor parecer. Es
necesario romper con toda ilusión que nos creamos, ya que la
verdad no se alimenta de ilusiones, sino de interpretar la luz de
forma directa. Es una ilusión cuando la mujer cela al hombre justo,
pues la mujer se encuentra aprisionada en la incertidumbre de sus
propios pensamientos; está bajo la influencia de la ilusión. Es una

127
Luis A. Vázquez

ilusión cuando proclamamos nuestro apoyo contra el asesinato


animal, pero nos engañamos a nosotros mismos justificando
nuestra alimentación basada en carne.
Un ejercicio magnífico para descubrir la magia del espejo natural
es colocarse frente a él y dialogar con nuestro reflejo en voz alta.
Esta es una de las experiencias más incómodas para mucha gente,
pero si te concentras en hacer de tus pláticas algo habitual, te
obligarás a idear formas nuevas de soportarte a ti mismo. En el
momento en que no aprendemos a sostener una plática con
nuestro propio reflejo entonces fallamos la primera prueba de los
espejos. También es peligroso el espejo natural, pues habrá
personas que se dejen llevar por el impulso del Ego, volviendo esta
experiencia una obra narcisista. De hecho, parte del ejercicio es que
tú mismo te hagas las preguntas más interesantes que se te puedan
ocurrir. Cinco minutos diarios son más que suficientes. Puedes
comenzar por preguntarte cosas que le preguntarías a alguien que
acabas de conocer. Después sólo le contarás cómo te sientes, o
probablemente tengas que escuchar lo que tu reflejo tenga que
decirte. Acostúmbrate a tu reflejo y enamórate de él, lo suficiente
para conocerte mejor y para no caer en otra ilusión. Si te
acostumbras a tu propio reflejo entonces comenzarás a ver mayor
profundidad en éste y podrás utilizar su magia para deshacer la

128
Las Dos Realidades

ilusión de tu existir. Es nuestro reflejo natural quien nos dice lo


poco que sabemos y nos conocemos; nos hace reflexionar y
meditar sobre cómo queremos realmente que ese reflejo luzca y nos
hable.

El segundo espejo es el Espejo Blanco, el cual es una forma de


interpretar el reflejo del espejo natural. El espejo blanco es
encontrar en todas y cada una de las personas del mundo nuestro
propio ser. Si realmente somos conscientes podremos darnos
cuenta como esta frase aplica de una manera filosóficamente
profunda en nuestras vidas. Si dos personas chocan en sus
automóviles y ambas comienzan a discutir, es porque ambas
personalidades se encuentran en colisión, como si tuvieran un
espejo entre ellos mismos. Cuando un hombre cela a su mujer, es
porque él encuentra su propio reflejo en ella, y así denota los
pensamientos que realmente albergan en él. Si ofendemos a nuestro
prójimo, realmente nos ofendemos a nosotros mismos, pues sólo
estamos proyectando aquello que vive dentro de nosotros. Cuando
nos parece que una persona habla con un tono fuerte u ofensivo,
automáticamente lo tomamos personal y pensamos lo grosera que
es esta persona. Como en el fondo desconocemos la realidad objetiva,
nuestro cerebro busca dar un sentido a la falta de información y lo

129
Luis A. Vázquez

reemplaza por aquello que nos es más familiar, es decir nuestras


propias acciones y actitudes. Cuando nos tomamos las cosas a mal
apresuradamente debemos saber que estamos expuestos ante el
espejo blanco, pues el espejo blanco denota nuestra propia
personalidad en los demás. Usualmente, cuando creemos todo lo
que nos dicen, es en gran parte porque permitimos que la magia del
espejo blanco nos sumerja en nuestros propios designios.

Me sucedió cuando viajé al pueblo de Tulum; conocí a un


hombre sabio que se hizo llamar brujo, a quien por su actitud
pacífica y su excelente educación di por verdadero todo lo que de
su boca salía. Todas sus enseñanzas han sido muy profundas a lo
largo de mi vida y lo recuerdo siempre como uno de los maestros
más grandes y fugaces que he tenido el placer de conocer. Mi
actitud en el pueblo de Tulum era exploradora y alerta, además de
purificadora por lo que el viaje representaba. Recuerdo haber sido
felizmente pleno durante el viaje, pues aprendía a disfrutar el
presente a como pudiera; recuerdo estar abierto a todo lo que el
universo tuviera que ofrecerme. De hecho, recién mantenía un
estado espiritual muy placentero que el budismo llevaba poco
ofreciéndome. Aprendí con el paso del tiempo que no todo lo que
aquel brujo había dicho tenía que ser cierto, pero estaba cegado

130
Las Dos Realidades

enteramente por la magia del espejo blanco; podía verme a mí


mismo a través del brujo. Esa sensación es única, totalmente
reconocible y perseverante en el tiempo. El espejo blanco es la
forma de invocar el álter ego a nuestra consciencia,
permitiéndonos decidir sobre su existencia dentro de nosotros
mismos.
El espejo blanco es el reflejo que nos hará comprender que hasta
que no deseamos lo mejor a nuestro prójimo, no nos estaremos
deseando lo mejor a nosotros mismos. La base del reflejo blanco se
encuentra en la forma de pensar: “Si realmente soy feliz y pleno,
entonces puedo desear esto para todo ser humano”. Ahora verás tu
actitud diferente con respecto a tu forma de socializar. Negarse a la
magia del espejo blanco sin antes haberlo experimentado es haberse
negado a la posibilidad de encontrar en nosotros algo que no nos
gusta. Parte del auto-descubrimiento es encontrar el error y
aprender a corregirlo; es parte de ser consciente y es una manera de
invocar demonios propios. Gracias al aprendizaje a través del
espejo blanco, daremos casi por asegurado que aprendemos a ser
sinceros con nosotros mismos, para entonces volver a serlo con el
mundo. Piensa en todo momento: Hago a mi prójimo lo que deseo
para mí; mi actitud ante mi prójimo ayuda a que me conozca a mí
mismo. Sin embargo, la ilusión del espejo blanco es el de la

131
Luis A. Vázquez

iluminación, y para ello se aprenderá a trascender a través de dos


reflejos más.
El tercer espejo del mago es el Espejo Negro. El reflejo que un
espejo negro proporciona es similar al de la obsidiana americana;
sólo vemos los detalles de luz necesarios para dar sentido a la
imagen. El reflejo de un espejo negro es tenue, delicado y apenas
distinguible. Este tipo de reflejo funciona como filtro de luz,
reduciendo considerablemente la cantidad de detalles que podemos
apreciar. Cuando hemos aprendido las lecciones más profundas a
través del espejo blanco, es necesario retomar la dirección de
nuestra individualidad con el espejo negro. El espejo negro no sólo
nos permite ver en otros los aspectos más importantes de nosotros
mismos, sino que filtra el resto de información que procesamos
para hacer conjeturas sólidas y sustentadas, sin exceso de reflexión
y análisis.
El espejo negro da tranquilidad al alma, pero revela la verdad de
una manera más sagaz y cruda, no por la cantidad de luz que
recibimos, sino por las decisiones que bajo esta perspectiva
comenzamos a tomar. Aquellos magos que acuden al reflejo del
espejo negro buscan iluminación entre las más profundas tinieblas.
El espejo negro no refleja ilusión de iluminación como el espejo
blanco, por lo que aquí la percepción de todo es más estratégica. Es

132
Las Dos Realidades

como si un animal salvaje obtuviera el poder de ver en la oscuridad


en una selva. Para este punto la prudencia y el recato son valores
importantísimos que nos mantienen al margen sobre nuestras
decisiones.
Cuando un padre se ve reflejado a sí mismo con su propio hijo a
través del espejo blanco, logra empatar con la inocencia que le
conecta con su hijo. Sin embargo, a través del espejo negro podrá
ver hasta qué punto su amor hace un “daño” en la realidad objetiva
de su hijo, otorgando entonces al padre sabiduría y discernimiento
con respecto a lo que concede a su sucesor como muestra de su
amor. Cuando una persona ha logrado dejar a un lado los celos y la
envidia con su pareja, es mediante el espejo negro que ahora podrá
disfrutar de su nueva relación, así como no despegará los pies de la
tierra y se dejará llevar por una nueva ilusión. Un ejemplo más es
cuando a través del espejo blanco hemos comprendido nuestra
función dentro de nuestro círculo social, pudiendo ver en cada uno
de nuestros amigos una diferente representación de nosotros
mismos; entonces decidimos transformarnos en un espejo nosotros
mismos sabiendo que nuestro prójimo ve un espejo en nosotros . Este
es el paso más grande cuando se aprende del reflejo del espejo
negro: tomar la responsabilidad de convertirnos en el reflejo de
los demás independientemente de si los demás son conscientes

133
Luis A. Vázquez

o no de ello. Este nivel de consciencia nos pone ahora al servicio


de entidades “divinas”, o bien, nos da el poder de influir en la
realidad objetiva a través de nuestra realidad subjetiva, a través de la
voluntad.

El último espejo del brujo es el Espejo de Agua. El agua es


capaz de crear reflejo al igual que todos los materiales; es por ello
este elemento posee algunas características muy importantes que
ayudarán a que la analogía funcione. La primera y más importante
es que el agua es un elemento necesario para la vida; gracias al
existir de este elemento, la tierra, el aire y el fuego adoptan una
función específica. Otra característica es que es amorfa; se ajusta y
fluye a través del cauce, sin oponerse a dicho flujo. Si el agua está
en calma, es porque la tierra así lo quiere; si el agua está en
movimiento es porque la gravedad así lo dicta. El agua puede darse
este lujo porque no necesita oponerse a ninguna fuerza, se adapta y
fluye.

Una característica de un espejo de agua es que no sólo podemos


ver el reflejo, sino que podemos ver a través de él. Cuando te paras
frente a un estanque o alberca, puedes ver tu reflejo con atención,
pero si decides cambiar el enfoque de tu mirada, puedes también
ver lo que hay a través del reflejo. Este es el espejo de la

134
Las Dos Realidades

trascendencia natural, ya que cuando aprendemos a ver a los demás


con el espejo de agua en medio, no sólo podemos apreciar nuestro
reflejo y ser conscientes de él, sino que podemos atravesar el reflejo
y saber lo que realmente hay detrás de este; es conocer entonces de
manera clara la realidad de las otras personas. Así es como llegamos
a la empatía sagrada, aquella que nos permite estar en comunión
armoniosa con nosotros mismos y con los demás.
A través del reflejo del espejo del agua perdemos identidad, y esa
imagen difusa de lo que somos pierde importancia cuando
encontramos profundidad en lo que hay detrás del espejo. Es la
transición del “yo” al “ello”; es decir, dejar a un lado toda ilusión
del “Ego” para abrir paso a comprender y sentir lo que los demás
realmente son. Entonces comenzamos a fluir entre nuestro reflejo y
lo que hay detrás del mismo, tan natural como el agua misma. Esta
experiencia puede ser eterna o efímera, pues el Ego nunca se logra
vencer, es algo con lo que aprendemos a lidiar hasta el día de
nuestra muerte. Lo que es un hecho es que aprender a ver a través
del espejo de agua es una experiencia mágica, llena de misterio y
despertar; es un drama con desenlace tan digno como nuestra
consciencia lo desee.
Cuando hemos aprendido a ver las realidades a través de los
cuatro espejos, es cuando la consciencia de la totalidad de uno

135
Luis A. Vázquez

mismo se hace presente. Es cuando el guerrero que busca la


trascendencia entiende el peso de sus batallas, que poco a poco
crecen según su desempeño en el mundo. Es ahí donde el Karma
tiene sentido, cuando las leyes espirituales que Dios dio a Moisés
cobran vida nuevamente y dejamos de cuestionar todo sólo por el
afán de hacerlo.
El proceso de aprendizaje de los cuatro espejos es gradual,
siguiendo el orden aquí descrito. Toda esta enseñanza debe
interpretarse como mejor se prefiera, no importa si mora en la
realidad objetiva o subjetiva, sino que ayudados por el tercer poder
debemos transformar su aplicación en algo real. Podrá ser a través
de la meditación, o del simple despertar cotidiano, pero es
necesario darse la oportunidad de pasar por el proceso de los
Cuatro Espejos; regalando a nuestra persona una interesante
experiencia para el desarrollo intelectual y espiritual, a través del
cual podremos alcanzar la plenitud y conectar nuestro espíritu con
la razón. El proceso de los Cuatro Espejos te ayudará a encontrarte
contigo mismo a través de los demás, y entonces encontrar a los
demás más allá de ti mismo. Así es como Dios prefiere que la luz
sea utilizada en el mundo; así es como el ser humano reestructura
un nuevo entendimiento de Dios en pleno siglo XXI.

136
Las Dos Realidades

Capítulo XII
Los 3 Elementos de la Trascendencia

La interminable lucha entre la ciencia y el dogma es un reflejo de


la irreverente personalidad del ser humano. Siempre consideré que
mi amor a Dios y a la ciencia era el mismo. Desde pequeño soy
apasionado por la ciencia y desde pequeño soy un ser consciente de
su espíritu. En cuestión a lo espiritual, la necesidad de encontrar
sentido a la vida, desde la infancia, se manifestaba a través de
preguntarme por qué sucedían las cosas. A partir de ahí, una
intrínseca necesidad de comprobar la existencia de un “Dios”
surgió en muchas reflexiones previas al sueño. Con la muerte de mi
madre, me anclé completamente a mi realidad subjetiva, pues a
través del apego espiritual mi corazón jamás la dejó ir. Con el paso
de los años, la realidad objetiva indicaba habilidad y pasión por las
ciencias; realmente disfrutaba mis clases de matemáticas y de física,
así como las de artes y espiritualidad. Este balance que se
manifestaba en mi vida siempre estuvo presente. A pesar de

137
Luis A. Vázquez

encontrarme completamente arraigado por un Dios judeocristiano,


nunca temí a la ciencia. Algo que me aterraba de pequeño era
pensar en las repercusiones que el poder de la ciencia tuviera
negativamente en la vida de todos. Recuerdo un período
importante a mis 6 años en que temía a los relámpagos del cielo
pensando que eran estallidos de bombas, pues corrían rumores de
una supuesta guerra entre naciones. Sin embargo, existía un sentido
espiritual en la ciencia; la ciencia también recorre el sendero en
busca de la verdad y peleando por la vida.

Dejemos a un lado sólo por un momento la existencia de un


Dios en sí; no nos importa si alguien creó o no el universo con
algún propósito. Mantener este estado mental es esencial para
comprender la importancia de la ciencia en la trascendencia del ser
humano: "El hombre, desde que erguido miró el cielo, supo que de
alguna forma existía una conexión entre el cosmos y él mismo.
Cuando sucedió el chispazo de consciencia, se encontró
trascendencia en los cielos, ahí descubrimos que Dios es tanto la
fuerza creadora, como la idea creada por el mismo humano".

Mediante el tercer poder, la Ciencia y La Espiritualidad son uno


solo. Ambos tienden poco a poco al punto de equilibrio desde dos
realidades fundamentales para la trascendencia del hombre. Existe

138
Las Dos Realidades

plenitud cuando un hombre encuentra a Dios, así como cuando un


astrónomo descubre una nueva galaxia a lo lejos.
La ciencia se convirtió en una especie de “religión” para mí,
sabiendo que atentaba contra el principio fundamental de mi
doctrina católica en aquel entonces: comer del árbol de la ciencia.
Conforme más conocía sobre la realidad más me apasionaba la idea
de continuar el proceso de explorar y descubrir, realmente me
gustaba “desmentir” a Dios, así como dejarme impresionar por él.
Mi madre me había comprado dos libros que marcaron mi infancia;
un libro de astronomía y otro de anatomía. Sólo recuerdo sus
portadas; jamás los he vuelto a ver. Lo que sí recuerdo es la
emoción de leer las fascinantes descripciones de la realidad en la
que vivía y relacionarlas con las interpretaciones que el mundo
místico tenía sobre el mismo tema. Esta forma de pensar surgió
cuando encontré el Punto de Equilibrio entre la Ciencia y la
Espiritualidad y me di cuenta que desde pequeño lo seguía
inconscientemente.
La importancia de las matemáticas en mi vida está ligada al gran
maestro Pitágoras, quien canalizó una importante cosmogonía que
sugería trascendencia entre el espíritu y la ciencia, esto a través de
las matemáticas y la música, haciendo confluir nociones que
actualmente vincularíamos con el misticismo y el arte. Y así como

139
Luis A. Vázquez

él, muchos más en diferentes lugares del planeta. Los mayas


pensaban también que la trascendencia podía alcanzarse al
encontrar balance en la dualidad de la ciencia y el espíritu (concepto
fundamental del dios Ometéotl); ellos fueron una de las
civilizaciones con mayores avances tecnológicos al rededor del
mundo. Esta idea no es algo nuevo, es un logro de pensamiento
para nuestra consciencia universal.
Sin embargo, es en el siglo XXI cuando la sociedad más ha
perdido interés sobre estos temas. El mundo había caído en un
estado de desconexión de la realidad, sumergidos en el poderoso
internet, con vasta información pudiendo ser falsa o verdadera.
Vivimos en la época con mayor acceso a la información, pero con
mayor negligencia para distinguir entre la verdad y la mentira. En
este período nos informamos y nos desinformamos
exponencialmente.
Todos ignoran la realidad física y objetiva porque invierten gran
parte de su tiempo sumergidos en smartphones. Esto es algo muy
serio; cuando logras ser consciente de la realidad objetiva, puedes
apreciar en cualquier lugar de una ciudad la cantidad de tiempo que
las personas utilizan sus teléfonos para acceder a redes sociales y
demás métodos de conexión. ¿Realmente estamos conectados?
Creemos todo lo que vemos en internet, tenemos muy poco

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Las Dos Realidades

criterio de lo que sabemos porque ahora invertimos más tiempo en


aquello a lo que tenemos fácil acceso, pero con altísimas
probabilidades de ser falso. Esta es la ilusión que sufre la raza
humana en siglo XXI, la ilusión de la conexión. El futuro de la
humanidad está condenado por las nuevas formas de comunicación
que estamos adoptando. Nosotros tenemos la decisión sobre qué
tan reales queremos que sean nuestras vidas y nuestras relaciones a
partir de ahora.
Curiosa arma de doble filo que la ciencia proporcionó al mundo.
Pero así funciona la ciencia, todo sea por descubrir la verdad detrás
del todo y “mejorar” la vida del hombre. Esta manera de pensar
nos ha llevado a descubrir planos fundamentales de nuestra
existencia, conectándonos más con nosotros mismos. Pero la
ciencia también es egoísta, charlatana y corrupta; esa es la guerra
de la ciencia. La ciencia ha abierto las puertas de la felicidad miles
de veces, así como ha creado puro y total caos, poniendo su poder
a disposición de los más grandes para su propio beneficio. La otra
cara de la ciencia es una realidad objetiva que oprime la fe del ser
humano. Incluso la ciencia debe aprender mucho aún sobre Dios,
independientemente si existe o no.

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Luis A. Vázquez

La tecnología nos aleja mucho de nuestra espiritualidad. Las


redes sociales son un mar de reflejos perdidos de lo que todos
somos y no somos. Ellas son un distractor de la realidad, lo que ahí
se vive es mayormente una fantasía. Son una herramienta
fundamental en nuestras vidas, pero hemos dejado que sean ellas
quienes nos controlen a nosotros. No somos enteramente
conscientes de lo que hacemos público ni del por qué lo hacemos.
No hemos cuestionado lo suficiente nuestra necesidad y apego a
esta aparente evolución.

Durante mi adolescencia tuve la oportunidad de adentrarme al


mundo de la filosofía, haciendo lectura del Discurso del Método de
René Descartes. Fue ahí donde aprendí a cuestionar la verdad y a
buscarla en la experiencia que sólo uno mismo puede generar. Sólo
así se podría asegurar que la verdad obtenida es lo más cercano a la
verdad absoluta. Debemos dejar de creer todo lo que vemos en las
redes sociales e internet. Hay que salir y experimentar, dejar de
malgastar tiempo y energía útil en comunicación digital e invertirlo
en comunicación real. Comprender que la vida es más que pasar
horas texteando y haciendo scroll.
“Espiritualidad” es la palabra que podemos sustituir por
“religión”. La religión ha sido una de las mentiras más grandes e

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Las Dos Realidades

ilusiones más poderosas que el ser humano ha sufrido. Esta tomó


la verdad a su forma y para su propio beneficio político, e hizo que
todos la creyeran tomando como arma principal la misma fe del
creyente. La religión fue la separación de la ciencia y la espiritualidad.
La religión asesinó, tergiversó las sagradas enseñanzas y atentó
contra todo lo que cada cultura pactaba en sus escrituras como
sabiduría trascendental. Aprendamos a desapegarnos de la
religión.
La espiritualidad no es más que el proceso de dar sentido a
nuestra existencia, transgrediendo la normalidad de nuestra
realidad. Usualmente, a través del espíritu es como descubrimos
que somos más que polvo de estrellas. Gracias a la vida espiritual es
que logramos la plenitud y la felicidad. Esta es el camino que
embellece y alegra el existir. La espiritualidad es la necesidad del ser
humano de trascender más allá de la vida. Esa misma necesidad es
la que nos ha llevado a explorar y descubrir el cosmos. Ser una
persona espiritual es buscar ser el ejemplo del prójimo,
comprendiendo que nuestros semejantes ven un espejo en nosotros
mismos sin saberlo. Una persona espiritual ama, y por ello respeta
la creencia del prójimo.

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Luis A. Vázquez

Permitir la decadencia de pensamiento del ser humano es


aceptar su extinción, dejando que la corrupción, la avaricia y la
presunción dominen los sistemas de funcionamiento social.
¿Realmente podemos dejar que el poder de pocos multimillonarios
frene el crecimiento y desarrollo científico para la sustentabilidad
del planeta? Es pleno año 2017 y continuamos utilizando
combustible fósil en nuestros automóviles; esto parece ser una
broma de mal gusto. Los aparatos tecnológicos que sostenemos en
nuestras manos son (por mucho) más avanzados y complejos que el
desarrollo científico de energías y recursos alternos. El problema es
la implementación; no creímos en el calentamiento global ni
creímos que fuéramos a vivir para contemplar las consecuencias.
Un guerrero comprende esto y lucha contra la causa fundamental
del problema, de manera consciente y sobria.
La importancia de la unión de la espiritualidad con la ciencia
recae en el poder que el ser humano obtendrá a partir de ese
momento. El hombre comenzará a levantarse de la densa nube de
ignorancia, miedo y sufrimiento para aclarar su camino y pelear por
su derecho a la verdad y la vida. Si se aprende a encontrar un punto
de equilibrio en el marco dual de la ciencia y la espiritualidad,
habremos coronado uno de nuestros peones, social y
trascendentalmente hablando. El Arte es una manifestación del punto

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Las Dos Realidades

de equilibrio entre la ciencia y la espiritualidad. El arte es una


representación divina y objetiva del entendimiento de la relación entre
el espíritu y la ciencia.

La música en particular posee tantos elementos espirituales


como científicos que nos asombraría lo etérea y perfecta que es. Es
a través de la música que yo alcanzo el balance en mi vida, y estoy
seguro que hay miles de personas que, sin dedicarse a ello,
comparten pensamiento conmigo. Esto transforma la dualidad en
una hermosa trinidad: La Espiritualidad, la Ciencia y el Arte; estos son
los Tres Elementos de la Consciencia Universal. Cuando descubrí
esto decidí asignar un valor a cada elemento para su fácil
reconocimiento e implementación diaria. Los tres valores
fundamentales que rigen mi vida son DAR: Amor (Arte),
Disciplina (Ciencia) y Respeto (Espiritualidad).

Si el ser humano del siglo XXI aprende a amar y a respetar la


dualidad del espíritu y la ciencia, entonces habrá dado el siguiente
paso para alcanzar “los cielos”. Habrá comprendido la importancia
de sostener la vida y aceptará la responsabilidad que recae en sus
manos. La unión de la Ciencia y la Espiritualidad representa el fin
de la violencia, la guerra, del hambre y del egoísmo. Seguir esta
divina trinidad, Arte, Espíritu y Ciencia, es creer en lo que Dios es,

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Luis A. Vázquez

y en lo que somos nosotros mismos como humanidad. Con esta


mentalidad sabremos cuidar de nuestro planeta, podremos amar y
ser amados. Aprendamos del escepticismo de la ciencia gracias a su
sed de verdad. Aprendamos los espirituales a dar crédito y valor a la
ciencia. Aprendamos a través de la espiritualidad a dejar el egoísmo
a un lago y unificar fuerzas y consciencias entre los pueblos,
ciudades, naciones y el mundo. Aprendamos con mucho amor lo
que Dios tiene que enseñar a la ciencia, así como lo que la ciencia
tiene que enseñar a Dios.

AMOR A DIOS, AMOR AL UNIVERSO. DIOS ES, DIOS SOY.

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