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La bruma espesa, eterna, para que olvide dónde

me ha arrojado la mar en su ola de salmuera.

La tierra a la que vine no tiene primavera:

tiene su noche larga que cual madre me esconde.

El viento hace a mi casa su ronda de sollozos

y de alarido, y quiebra, como un cristal, mi grito.

Y en la llanura blanca, de horizonte infinito,

miro morir intensos ocasos dolorosos.

¿A quién podrá llamar la que hasta aquí ha venido

si más lejos que ella sólo fueron los muertos?

¡Tan sólo ellos contemplan un mar callado y yerto

crecer entre sus brazos y los brazos queridos!

Los barcos cuyas velas blanquean en el puerto

vienen de tierras donde no están los que no son míos;

sus hombres de ojos claros no conocen mis ríos

y traen frutos pálidos, sin la luz de mis huertos.

Y la interrogación que sube a mi garganta

al mirarlos pasar, me desciende, vencida:

hablan extrañas lenguas y no la conmovida

lengua que en tierras de oro mi pobre madre canta.

Miro bajar la nieve como el polvo en la huesa;

miro crecer la niebla como el agonizante,

y por no enloquecer no encuentro los instantes,

porque la noche larga ahora tan solo empieza.

Miro el llano extasiado y recojo su duelo,

que viene para ver los paisajes mortales.

La nieve es el semblante que asoma a mis cristales:

¡siempre será su albura bajando de los cielos!

Siempre ella, silenciosa, como la gran mirada

de Dios sobre mí; siempre su azahar sobre mi casa;

siempre, como el destino que ni mengua ni pasa,

descenderá a cubrirme, terrible y extasiada.


"Desolación"

Es el texto inaugural de la producción literaria de Gabriela Mistral. Su primera edición apareció en Nueva York (Estados Unidos) el
año 1922.
Parece, más que nada, su reacción de la pérdida de su novio, que se suicidó. Así se caracteriza por un tono trágico.   De hecho, esta
poesía, amarga y desesperada, cumple bien con lo que promete el título.  No obstante, en medio de su pena, su soledad, su tragedia,
su dolor, y su "desolación," nació un hilo donde manifiesta su preocupación por los niños.
Desolación constaba originalmente de cinco secciones: "Vida", "Escuela", "Infantiles", "Dolor" y "Naturaleza". En la sección
"Dolor" Gabriela Mistral incluyó "Los Sonetos de la Muerte", poema con el cual ganó los Juegos Florales de 1914.

"Ternura"

Ternura corresponde al segundo poemario de Gabriela Mistral. Fue publicado en Madrid, España, el año 1924, con el apoyo de la
editorial Saturnino Calleja.
Pretendía entretener y educar a niños por medio de la poesía, pero también era un llamado a los adultos respecto de su
responsabilidad ante la situación de aquellos, en particular por los niños que vivían en situación de abandono.
En 1945, el mismo año en que recibió el Premio Nobel de Literatura, Gabriela Mistral, pensando en  sus lectores, decidió
reorganizar Ternura, añadiendo nuevas secciones a la edición original, cambios que dan cuenta de la importancia que Gabriela
Mistral siempre atribuyó a este libro.

"Tala"

Conmovida por la situación de desamparo de los niños españoles víctimas de la Guerra Civil, Gabriela Mistral decidió en 1938
publicar su tercer poemario, titulado Tala, en Buenos Aires por la editorial Sur. Gabriela Mistral cedió íntegramente todos los
derechos de este libro en ayuda de aquellos niños.
Fiel a su compromiso por los niños, como motivo poético y de lucha personal, en Tala Gabriela Mistral demuestra asimismo un
profundo sentido de identidad y preocupación por la tierra americana, dando paso a un nuevo caudal poético.

"Lagar"

En 1954 apareció Lagar, último libro de Gabriela Mistral publicado antes de su muerte. Fue la única publicada desde un principio en
su Chile natal y no en el extranjero, gracias a la Editorial Pacífico.
Los poemas contenidos en Lagar dejan al descubierto una imagen más serena en la obra literaria de Gabriela Mistral. En este libro
ella revela sin tapujos su constante deseo por retornar a la vida rural, universo que recordaba con desbordado aprecio y nostalgia

"Lecturas para mujeres"

Publicado en 1923, es un libro pedagógico, en los que la autora recopila textos esenciales que ella considera que deben de conocer
las mujeres que posiblemente no vayan a recibir una educación ulterior. Pone de manifiesto aquellos que más le gustan y los asuntos
que considera más importantes para un género discriminado, especialmente en Méjico y otros países de Iberoamérica, en los que el
machismo es especialmente virulento.

"Todas íbamos a ser reinas"

En Todos íbamos a ser reinas, como en la mayoría de su obra, Mistral se enfoca en la nostalgia y en la inocencia que caracteriza la
niñez.  Nos cuenta una historia de cuatro niñas, que planean, con una inocencia pura y conmovedora, el resto de su vida.  Quieren
ser las reinas "de cuatro reinos sobre el mar," con esposos que serían ". . .reyes y cantadores."  Pinta estos sueños inocentes,
idealístas, y jóvenes, de esta niñas para mostrar la pureza de la niñez.  Nos recuerda de la confianza que tienen los niños: piensan
que pueden hacer y ser todo lo que quieren, y así planean el resto de sus vidas con una seguridad joven, como si pudieran.
Esta obra se encuentra en su libro "Tala".

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