Está en la página 1de 23

AGUSTÍN MILLARES SALL

En 1917, año manifiestamente revolucionario, nace en Las Palmas Agustín Millares


Sall en el seno de una familia de intelectuales con una honda tradición en la cultura
canaria.
La implicación familiar en la vida política y social provocó que su infancia estuviera
marcada por los conflictivos años de la República y su adolescencia por los
acontecimientos más dramáticos de la historia española contemporánea: la guerra civil y
la segunda guerra mundial.
En su poema Aprendizaje Millares recuerda sus primeros años de estudio como una
etapa en la que el espíritu inconformista aún no había encontrado su cauce:
Escribía:
las primeras letras
en mi primera plana de caligrafía:
(a, e, i, o, u,
más sabe el burro que tú.)

Con pluma y palillero


calaba una bayoneta
con la que, llegado un día,
me lanzaría
a combatir el miedo…
(La letra con sangre entra,
por ejemplo.) (…)

sufría
la primera represión
pedagógica:
la palmeta.
Entonces –todavía-,
estaba por descubrir la poesía.

Y todo se me quedaba en el tintero.

Sus primeros cuadernillos de poesía, que se inauguran con Sueño a la deriva (1944),
van configurando las claves de lo que será su poesía de madurez. Buscando una voz
poética propia experimenta con formas métricas clásicas (la lira a la manera de Fray
Luis de León; el soneto, tras la huella de El rayo que no cesa de Miguel Hernández).
En esta etapa de formación, Agustín Millares se va aproximando a los contenidos
sociales y al tono de denuncia que marcarán la mayor parte de su obra.
En 1946 (…) publiqué La sangre que me hierve y El grito en el cielo, primer
ensayo con carácter social, creo que influenciado por Miguel Hernández y su
tragedia.
Agustín Millares. Diario de Las Palmas

Harto de ser y de no ser más harto,


cansado de mi suerte y de mi inopia,
quiero acabar y verme en otro parto
para iniciar una existencia propia. (…)

Mi puesto está aquí abajo, y no en la luna,


empeñado en la lucha y siempre activo,
-que es la prueba palpable de que vivo-
y no creo que existe vida alguna
más alta ni más baja, ni otro arribo
a más puertos, ni acceso a más fortuna.(…)

Antes que toda la existencia acabe


y se rompa el latido en nuestro pecho,
hemos de rebasar lo que se sabe,
lograr lo que hasta ahora no se ha hecho:
que el hombre, de un espacio tan estrecho,
pase a gozar la libertad del ave.
De El grito en el cielo

En estos años, que coinciden con la publicación de la Antología cercada (1947), el


poeta comienza a utilizar la palabra –empleando la metáfora con gran expresividad-
como un arma de denuncia contundente y de afirmación optimista ante unos nuevos
valores de los que el propio poeta es portavoz visionario.
Se está abriendo como siempre la flor de todos los tiempos.
La portada de los ojos, los párpados de los libros,
la bahía de los brazos, la mano amiga del puerto,
el surco, el alba, el camino,
los cielos se están abriendo. (…)

Allí donde todo estaba clausurado por la nieve,


en el umbral se presenta la ausente estrella del júbilo.
Donde la paz parecía desterrada para siempre,
está volviendo a nacer la felicidad del mundo. (…)

Se está abriendo como siempre la flor de todos los tiempos.


De La estrella y el corazón (1949)

Yo , poeta, declaro que escribir poesía


es decir el estado verdadero del hombre,
es cantar la verdad, es llamar por su nombre
al demonio que ejerce la maldad noche y día.

El poeta es el grito que libera la tierra,


la primera montaña que divisa la aurora,
la campana que toca la canción de la hora,
el primer corazón que lastima la guerra.

El poeta es el pueblo que a morir se resiste


en la súbita noche donde todo se olvida.
Donde no hay libertad no hay poeta con vida.
Ningún pájaro vuela donde el aire no existe. (…)

Yo, poeta, declaro que en el duro camino


del tiempo, en el poeta se halla siempre un hermano.
Yo, poeta, declaro que el poeta es humano,
conduciendo a los hombres hacia un claro destino.
Saludo (II). De La estrella y el corazón
Este mundo poético asentado en el combate por la libertad tiene fiel reflejo en la vida
de Agustín Millares. Su militancia comunista le acarreará frecuentes episodios de
represión, y en su relación con los poetas, compañeros de generación, se hermana lo
poético y lo vital. El día de su boda, Pedro Lezcano le escribe un poema cargado de
grandilocuencia donde el sentimiento de amistad se confunde con la llamada a la
libertad.
A ti el grito más alto levantado,
Agustín, yo te saludo,
con el verbo de amor desenvainado
y el corazón desnudo.
A ti, mi amigo en voz, hermano en queja,
cantor de la mazmorra y el arado,
pájaro encarcelado
yo te saludo tras la misma reja.
Yo te saludo en este instante eterno
en que tu mano-nave, a la aventura,
da la primera vuelta a una cintura,
emboscándose abril en el invierno. (…)
De Paloma o Herramienta (Antología de Pedro Lezcano)

En los libros posteriores publicados hasta 1966, Agustín Millares insiste en su mensaje
social- salvo algunas incursiones en el intimismo- y perfecciona el empleo de los
recursos formales del poema, prestando especial atención a los elementos rítmicos, no
en vano el pleno sentido de sus versos se alcanza con la lectura a viva voz.
Cuando escribo un poema, hasta que no tengo contacto con el público, hasta que
no lo digo, no sé si está bien o mal.

Entre las obras publicadas en este periodo de plena poesía social destacan Nuevas
escrituras (1964) y Habla viva (1965). Este último libro se editó en Barcelona, lo que
permitió que su poesía trascendiera fácilmente del limitado recinto de las islas.
Te digo que no vale
meter el sueño azul bajo las sábanas,
pasar de largo, no saber de nada,
hacer la vista gorda a lo que pasa,
guardar la sed de estrellas bajo llave.

Te digo que no vale


Que el amor pierda el habla,
Que la razón se calle,
Que la alegría rompa sus palabras,
Que la pasión confiese: Aquí no hay sangre.

Te digo que no vale


Que el gris siempre se salga
Con la suya, que el negro se desmande
Y diga cruz y raya,
Al júbilo del aire.

Vuelvo a la carga y digo: Aquí no cabe


esconder la cabeza bajo el ala,
decir no lo sabía, estoy al margen,
vivo en mi torre solo y no sé nada.
Te digo y te repito que no vale.
De Habla viva

Tras la publicación en 1966 de Poesía unánime, completa antología de su obra, el poeta


inicia una extensa pausa editorial que rompe con la aparición de dos libros: Segunda
enseñanza (1974) y Función al aire libre (1975), que supondrán un giro en el mundo
poético de Agustín Millares. Sin abandonar su inconformismo y la esperanza de una
sociedad más justa, el autor incorpora elementos surrealistas con los que profundiza en
una poesía más reflexiva y, en ocasiones, más lúdica.
Competición amorosa
Estamos ante el mar,
tendidos en la arena
de la playa, cabeza con cabeza.

El día se va a enterrar
de un momento a otro.
(El tiempo vuela.)

¡Qué pena
que el día vaya a naufragar!

Queremos ver más allá


del horizonte que, a duras penas, se cierra.

Mano con mano, estrella con estrella,


todo es inútil ya.

No le paso más olas a la tierra.


De Segunda enseñanza

En 1974 se publica una nueva antología de su obra, El paraíso de los nudos, con un
decisivo estudio introductorio de Jorge Rodríguez Padrón.
En los años ochenta, momento en que se le otorgará el Premio Canarias de Literatura
(1985), la obra de Agustín Millares trasciende hacia una poesía del recuerdo, donde la
nostalgia y cierto pesimismo acompañan las reflexiones del poeta. La muerte,
circunstancialmente presente en algunos versos hasta entonces (La sombra de la mano
enorme / se sabe bien lo que quiere / cuando nos llega la hora. Segunda enseñanza),
aparece como protagonista de sus meditaciones.
Ya te siento llegar temida muerte
Con pasos de paloma ya te siento
Volar y tropezar con las paredes
Robándole a los aires el aliento
Congelando el abrigo de los muebles. (…)

Ya te oigo envolverme con tu vuelo


Déjame en paz gozar una y mil veces
Del día cardinal que yo deseo
Dale tiempo a pensarlo a quien no quiere
Irse sin más ni más por la tangente
Para verse royendo el esqueleto.
De Tierra batida (1986)
En 1988 publica Metamorfosis de la estrella, título simbólico por cuanto siempre
fueron los elementos básicos de la naturaleza (el mar, el cielo, el aire, la luz,…) las
metáforas a las que acudía Agustín Millares para transmitirnos sus sentimientos, su
optimismo vital, como observamos en el siguiente poema de su primera época:
No es verdad que el momento no tenga una salida,
es mentira que el hombre camina hacia la muerte
y que ya no es posible darse al mar de otra vida. (…)

Montaremos el viento mensajero del alba,


viajarán nuestros ojos en la rápida estrella,
llegaremos a tiempo de ver cómo se salva
la humanidad que en ríos adversos se atropella.
De La estrella y el corazón (1949)

Ahora, en los momentos postreros de su existencia, la estrella viva se transforma


dramáticamente:
Estrella disecada
Por qué colgando de un árbol
El Cosmos te ha desahuciado?
Por qué vestida de blanco
Naufragas en el espacio?

Continúas siendo el astro


Que fuiste y eres volando
Te vas de nieve quedando
Con el cuerpo disecado
Trepando el aire más alto.
De Metamorfosis de la estrella

Agustín Millares Sall muere en 1989. Sus cenizas, por deseo expreso, fueron arrojadas
al Atlántico.
Vislumbro la cercanía
Del divorcio
Con la vida
La muerte tiene su vía
Sobre un suelo misterioso
A cualquier hora del día
De Salvas de juguetería (1989)

El crítico José Luis Gallardo despide a su amigo y compañero:


(…) Se dice que Agustín Millares Sall es un poeta social, y con ello se quiere
indicar una limitación. Alguno va más allá y se atreve a recomendar expurgar su
poesía de todo compromiso político para que resplandezca presuntamente el verso
impoluto. ¡Pamplinadas! Agustín Millares es un poeta del pueblo, y eso es todo. Un
bardo, un juglar. Aún más, es el poeta portador de la palabra profética que se
opone a toda permanencia, a toda fijación, y que busca ese “otro” tiempo que
siempre, en cualquier tiempo, está presente. (…)
Ahora que la voz de Agustín Millares Sall definitivamente se ha ido, ¿a quién
vamos a exigir esa pureza?
“Ha muerto un poeta del pueblo”. La Provincia 9/4/89
Salvas de juguetería (poemas de 1989), obra póstuma de Agustín Millares, se publica
en 1997. El mundo onírico que bordea la muerte, con sus delirios y ensoñaciones, se
hace presente en este poemario.
No estoy en paz cuando duermo
Frecuentemente despierto
Sufro el reloj que se duerme
Y que se queda durmiente
Durante todo el desvelo
Sus agujas no se mueven
Casi están exactamente
Donde las dejé hace tiempo
Entre la vida y la muerte.

Sueño con la luz ausente


Que puede en cualquier momento
Entrar y encenderte el seso
Eclipsado entre paredes.

Por fin, cruzando un gran puente


Durante un lento proceso
El amanecer me duerme.

Pero hasta en los últimos instantes no deja el poeta de buscar a los otros, a sí mismo; de
reclamar la voz de todos para ser su portador.
Canto inaplazable
He salido a la calle
Me he encontrado contigo
Sangre con sangre
Conjuntando dos ritmos
Dos sencillos detalles.

No fabrico castillos
En el aire
Sé que es difícil enhebrar el hilo
En el ojo cerrado del camino.

Nadie
Nadie le niega al ser vivo
La condición importante
Pongo mi voz en peligro
Para que alumbre la calle.
De Salvas de juguetería

<< COMENTARIO DE TEXTO>>

Aguafuerte
Aquí te quiero ver,
amigo mío.
Aquí, aunque sólo sea por el dicho
de que ver es creer.
Aquí, para que vivas como vivo,
para que mueras una y otra vez
como yo muero sin haber vivido.
Aquí te quiero ver.

En el camino
de más áspera piel
que he conocido.
Donde matan de sed
hasta los ríos.
Donde el azul es otro precipicio,
de cuyo abismo el corazón da fe.
Donde se cae siempre en el vacío.
Donde se alienta sólo en el papel
de una letra de cambio o de un recibo.
Toreando los filos
te quisiera yo ver.

Aquí donde los astros que se ven


están emparentados con el frío.
Donde el día está herido
antes de amanecer.
Donde querer saber
es un delito.
Donde el aire es un hilo
que se puede romper.
Donde es triste nacer
y morir un respiro.
Aquí te quiero ver.

Donde nada anda bien


Donde no ves un libro
en que la letra esté
jugando limpio.
Donde el llanto es tratado a puntapiés.
Donde se hace difícil hasta el grito.
Donde acaba hecho un trapo el hombre mismo,
te quisiera yo ver.

Aquí, midiendo el pozo y la pared,


caminando a la cola de este siglo.
Aquí, tragando hiel,
tragándotelo todo a dos carrillos,
sabiéndote encarado con la ley
si no vives al margen y en el limbo.
Aquí, pescando el vicio
de beber
un tiempo sin sentido.
Aquí donde no hay sitio
para ser
lo que en un tiempo fuimos.
Donde el sol es de abrigo,
te quisiera yo ver.

Aquí te quiero ver,


Amigo mío.
De Habla viva

1. Contenido:
1.1.El poema nos plantea un reto en forma de alegato con cierta carga irónica. ¿A
quién dirige ese reto? ¿En qué circunstancia histórica se sitúa el contenido?
1.2.En ocasiones la poesía “social” es calificada como “de combate”. ¿Cabría esta
última denominación para este poema? Justifícalo.
2. Lenguaje:
2.1.Observa que apenas se emplean los adjetivos especificativos. ¿A qué crees que
es debido?
2.2.El presente de indicativo es la forma verbal predominante. ¿Qué valor adquiere
su uso en el poema? ¿Y el empleo del gerundio en la penúltima estrofa?
3. Recursos estilísticos:
3.1.Agustín Millares nos hace llegar sus valoraciones con contundencia y
reiteración, lo que es característico de la poesía social. Para ello utiliza algunos
recursos estilísticos entre los que destacan las repeticiones (anáforas,
derivaciones, paralelismos). Localiza y comenta el empleo de tales figuras
literarias.
3.2.En su intento de provocarnos, de expresar una realidad que linda con lo
irracional, el poeta recurre a metáforas inesperadas -en ocasiones imágenes
visuales (Donde el aire es un hilo / que se puede romper)-, y paradojas –
generalmente ligadas a la antítesis (Donde matan de sed / hasta los ríos)-.
Comenta aquellas que te resulten más sorprendentes.
3.3.Justifica la elección de algunos elementos rítmicos (rima, acentuación, medida)
que ratifica la afirmación de que “la mayoría de estos poemas cumplen su total
intención al ser leídos”.

Vicente Marrero y Esteban Amado. De Marañuela. Literatura canaria. Ed. Almadraba

BIBLIOGRAFÍA

AMADO, ESTEBAN y MARRERO, VICENTE. Marañuela. Literatura canaria [vid.


Cap. 7: La poesía social]. Almadraba, 2004

PÁEZ MARTÍN, JESÚS. Agustín Millares Sall: el hombre y su época. Cabildo Insular
de Gran Canaria, 1993
- Agustín Millares Sall: la obra comprometida. Cabildo Insular de Gran Canaria,
1995

RODRÍGUEZ PADRÓN, JORGE. Lectura de la poesía canaria contemporánea (Tomo


I) [vid. Aproximación a la poesía de Agustín Millares Sall]. Viceconsejería de Cultura y
Deportes, 1991

VVAA. Literatura canaria. Desarrollo del currículo (Tomo I) [vid. Nicolás Guerra: La
poesía social en Canarias]. Consejería de Educación, Cultura y Deportes, 1996
ANTOLOGÍAS DE AGUSTÍN MILLARES SALL

El paraíso de los nudos (antología poética). Edirca, 1980. Prólogo de Jorge Rodríguez
Padrón

La palabra o la vida (obra poética). Viceconsejería de Cultura y Deportes (BBC, núm.


35), 1989. Prólogo de Jesús Páez Martín
JOSEFINA DE LA TORRE (1907-2002)

“MUCHACHA-ISLA” (en palabras de Pedro Salinas)

BIOGRAFÍA (datos extraídos de la presentación del catálogo Josefina de la Torre.


Entre Modernismo y Vanguardia escrita por Alicia R. Mederos)
Josefina de la Torre es una de las personalidades artísticas más relevante del panorama
hispano y, a su vez, una de las más desconocidas. Poetisa, actriz, cantante, dobladora de
cine, guionista…, su currículum resulta lo suficientemente heterogéneo para los
acercamientos tradicionales de las historias de la literatura. Si, además, tenemos en
cuenta que es mujer y que su obra poética ha tenido una difusión minoritaria, queda en
parte explicado ese desconocimiento que comentábamos antes.
Nació en Las Palmas de Gran Canaria y dentro de una de las familias más inquietas del
panorama intelectual y artístico de la isla. Desde pequeña estuvo en contacto con dos de
sus grandes pasiones: el arte dramático y la música. Su hermano, el dramaturgo y
escritor Claudio de la Torre, desarrollaba sesiones de teatro en la casa familiar de Las
Canteras donde se representaban, especialmente en verano, obras de autores modernos.
Josefina dio sus primeros pasos en la interpretación en este Teatro Mínimo. También
comienza su formación como intérprete instrumental y canto. La culminación de estos
estudios la lleva a Madrid. Allí, en la Residencia de Estudiantes, traba conocimiento con
la vanguardia artística, especialmente con los poetas que conoceremos como generación
del 27 (de hecho, figura en la antología preparada por Gerardo Diego, Poesía española
contemporánea, que sirvió de piedra fundacional del grupo).
Su relación con el cine es a través de su hermano, Claudio, que era en aquellos años el
encargado de adaptar los guiones y el doblaje de las producciones de la Paramount. La
voz de Josefina será la que doble la de Marlene Dietrich, entre otras. La Guerra Civil
lleva a los hermanos de la Torre nuevamente a Gran Canaria. Para afrontar las
calamidades económicas, Josefina participa en un proyecto editorial de su hermano, La
Novela Ideal, y escribe relatos de intriga amorosa con el seudónimo “Laura de
Cominges”, Acabada la guerra vuelve a Madrid como primera actriz del Teatro
Nacional María Guerrero. Su dedicación al teatro y al cine la convierte en una de las
actrices más destacadas de la escena nacional y le permite montar su propia compañía y
colaborar con las más prestigiosas de la época (los Merlo o la de Nuria Espert). Los
últimos años están marcados por su dedicación a proyectos televisivos como Estudio 1
(versiones para televisión de obras teatrales) o la exitosa serie Anillos de oro (pueden
ofrecer a los alumnos el capítulo en que aparece Josefina titulado “Cuestión de
principios”, ya que está íntegro en la página de Youtube).
OBRAS MÁS DESTACADAS
La obra poética de Josefina de la Torre está marcada por un doble vínculo: el primero es
la tradición modernista insular (especialmente Saulo Torón) que aparece reflejada en su
gusto por la sensorialidad del mundo natural. El segundo, los logros de la vanguardia en
la que maduró su voz, tales como la articulación expresiva de lo popular o la reflexión
en el poema de la relación entre la materialidad verbal y la experiencia vital.
Su primer libro, Versos y estampas (1927), lo prologa Pedro Salinas, quien destaca la
importante presencia de lo insular en sus poemas. En 1930, publica Poemas de la isla,
le seguirá Marzo incompleto (editado en 1968, aunque la crítica sitúa su elaboración en
los años treinta) y, finalmente, Medida del tiempo, publicado en 1989.
Las características más destacables de su poesía (atendemos aquí a lo dicho por Dolores
Campos-Herrero y Marianela Navarro Santos) son: la importancia de la memoria
(especialmente la infancia y la adolescencia en la isla), el valor de lo sensorial, un
imaginario de lo femenino diverso (desde la maternidad frustrada a la sensualidad), el
tono confesional a veces calificado de postromántico, la reinvención del mundo (su
recuperación nostálgica) a través de los objetos cotidianos o el paisaje, la sencillez y
transparencia en su dicción poética y el uso del versolibrismo.
El poema de la Antología PAU pertenece a su libro Marzo Incompleto. Dividido en
cinco partes (más un poema liminal), este poemario se puede leer casi como un
torturado diario interior en el que Josefina de la Torre parte de la niñez (con una
oscuridad ambiental muy distinta a la claridad preciosista de sus primeros libros) y
desemboca en su propio funeral. Es un relato no de iniciación, sino del más profundo
desencanto. Ya el poema liminal avanza el desasosiego de la autora:
Quisiera que en lugar
De este Abril y este Mayo
Y este sol que nace
Con el aire temprano,
Fuera otra vez, de nuevo,
Aquel Marzo incompleto.
No tenía principio
Ni fin. Era mitad,
Centro predestinado,
Eje de un solo sueño.
Y termina:
Pero este Abril lejano
Y este Mayo en silencio
Que dejaron mis voces
Encerradas dentro,
¿qué saben de este Marzo
Sin medida, incompleto?
Los poemas de la primera parte hablan con cierto tono de canción infantil que reproduce
rítmicamente con formas métricas como el romance, recursos como los paralelismos y
repeticiones. Sin embargo es una experiencia con tintes sombríos y oníricos:
No sé por qué voy y vengo
De la sombra a la pared,
Ni yo misma sé porqué
Se me desprende la luz
Contra mis brazos en cruz.
Me olvidan sola, en la ausencia,
Y me cierran las paredes
A oscuras, con cuatro puertas.
Nadie me ve ni me oye.
Nadie sabe de mis voces…
Este no saber, esta incertidumbre se refleja en otro de los poemas:
…Tener la duda constante
Del sí y el no entre las sienes.
¡Ay, yo quisiera probar
El sabor de las certezas!
La desazón por el deseo insatisfecho conduce a contrastar la niña de la alegría, de la
espontaneidad y de las sensaciones que fue con la mujer abierta al dolor que es ahora:
Si yo pudiera, amor,
Engañarme a mí misma,
Vivir a ras de tierra,
Siempre en la superficie,
A flor de agua y de luz,
No dentro, sumergida,
Interiormente viva…
¡Engañarme, oh amor
Como el niño que ríe!
La segunda parte retoma este deseo de volver a cierta inocencia primera del no saber y
la queja por la ausencia de ese tú protagonista del poemario:
Llevabas
en los pies arena blanca
de una playa desconocida.
Por eso
Cuando a mí llegaste
No sentí tus pisadas…
Poco a poco este tú va materializándose, corporeizándose en el poemario: es el hijo que
nunca llegó, y al que se alude en la tercera parte.
A lo largo de mis años estériles,
¡cuánto he pensado en ti!
He apretado la frente de sueños
Y he estrujado el pobre desconsuelo
De tu cuerpo pequeño,
Tus primeras sonrisas,
Tu primera palabra.
He pensado, hijo mío,
Que serías la razón de mi vida,
Mi compañero,
El íntimo secreto de mi lucha,
El regalo de mi soledad
Y también mi inquietud…
En la cuarta parte (la más impresionante y que cierra el poema seleccionado de nuestra
antología) aparece una doble tensión en la experiencia de la frustración: la auto
increpación por su esterilidad (el cuerpo como casa desarbolada, como olivo seco, como
“pez frío”) y la imaginería religiosa de un Cristo-Josefina (la edad, la abnegación
amorosa, el sacrificio estéril):
Número igual,
Con aroma enervante de universo,
Tan infinitamente
Raíz y flor
De la tierra al espacio,
Tan equilibrio ardiente de mi amor…
-edad de Cristo,
También crucificada-.
Como dijimos antes, el último poema de esta cuarta parte es el que corresponde a este
describirse como proyecto de vida frustrado. La idea de la errancia del ser (“rondo por
las oscuras paredes de mí misma”) y cierto sonambulismo vital (“Y ahora voy como
dormida en las tinieblas”) como destino asumido por su esterilidad, queda muy bien
reflejada en los siguientes versos:
Y no pude ser tierra, ni esencia, ni armonía,
Que son fruto, sonido, creación, universo.
No este desalentado y lento desgranarse
Que convierte en preguntas todo cuanto es herida.
Hay cierto tono de serenidad trágica griega en esta asunción de la existencia abocada al
vacío.
La quinta parte, y última, aborda el futuro ineludible: la muerte. Son cuatro poemas
relacionados con las consecuencias de esa ausencia:
¡Qué lejos estaré,
Ciega, perdida,
Con esta vida inútil en tu busca!
Pero el último de ellos vuelve a la comparación con Cristo en clave onírica, un
emocionante solapamiento entre la figura del crucificado y su propio cuerpo:
Con las manos en cruz he de morirme,
Que Él murió por amor
En el Calvario,
Y de este gran amor que voy perdida
Ya nadie más podrá juntar los brazos.

BIBLIOGRAFÍA
Josefina de la Torre: modernismo y vanguardia: Centenario del nacimiento (1907-
2007) [exposición, Casa-Museo Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria/
comisaria, Alicia R. Mederos], Viceconsejería de Cultura y Deportes, Gobierno de
Canarias, D.L. 2007
TORRE, Josefina de la, Marzo incompleto, Las Palmas de Gran Canaria, El Museo
Canario, 1968.

Pedro Lezcano (Madrid, 1920-Las Palmas de Gran Canaria, 2002)

Nuestro escritor representa dentro de la literatura de posguerra uno de los mejores


exponentes de una doble línea de compromiso: con la condición humana y con su
territorio de adopción, Canarias. En el primer caso, se manifiesta en el compromiso de
sus creaciones con la población más humilde o desarraigada a través de la denuncia de
un sistema político y económico profundamente injusto (también una profética
preocupación ecológica); la segunda, a través de la relectura de las Islas y su historia en
clave colonial. Esta doble tarea artística se verá además acompañada por una importante
labor pública, tanto en el franquismo (militando en la clandestinidad en partidos de
izquierda revolucionaria y anticolonialistas), como en los años de la transición y
posteriores (en el año 1991 será presidente del Cabildo de Gran Canaria).
Pedro Lezcano Montalvo mantuvo una relación discontinua con las Islas hasta el año
1934 en el que su padre decide afincarse definitivamente en Gran Canaria. Allí toma
contacto con un pequeño grupo de inquietos estudiantes del Instituto Pérez Galdós,
como serán Ventura Doreste o Agustín Millares, y colabora en la revista estudiantil
Spes. La visión del fusilamiento de un maestro de izquierdas en el cuartel de La Isleta
donde servía será el origen de su pacifismo y antimilitarismo.
Sus primeros años universitarios son en la Universidad de La Laguna, después se
traslada a la Facultad de Filosofía en Madrid. En el contexto madrileño se relaciona con
las distintas tertulias que al calor de los cafés intentaban recuperar el vigor literario de la
preguerra; pero la presión ambiental (pobreza material e intelectual) y política (el clima
de censura y delación) genera una poesía preciosista y escapista, de gran preocupación
formal aunque incapaz de dar fe de la miseria moral y humana de la inmediata
posguerra. Allí entra en contacto con escritores como Carlos Bousoño, Gerardo Diego o
Carmen Laforet. También es importante su amistad con poetas como Vicente Aleixandre
o Dámaso Alonso. Una obra teatral suya, Desconfianza, será premiada por el Ateneo de
Madrid, pero las envidias y la censura impidieron su estreno como exigían las bases.
Cansado de unos estudios universitarios decepcionantes y cuajados de mezquindades
cotidianas, Pedro Lezcano decide volver a Canarias.
Su labor profesional a partir de entonces será la de impresor, ocupación que no sólo le
permitió colaborar con los principales proyectos literarios de la época (Planas de
poesía, Alisios, etc.), también le sirvió de infraestructura para la resistencia
antifranquista con la impresión de panfletos y octavillas.
Quizás el episodio más significativo de la trayectoria de Lezcano en el que se cruzaron
arte y política fue el Consejo de Guerra contra él y el periodista Salvador Sagaseta
instigado por el Capitán General de Canarias. Fueron condenados: Sagaseta a dos años,
Lezcano a seis meses. El motivo de este juicio militar es la publicación (sin
conocimiento por parte de Lezcano) del poema “Consejo de paz” en el Diario de Las
Palmas. El poema provocó las críticas de algunos militares que entendieron que se
insultaba al ejército en sus versos.
Muchachos que soñáis con las proezas
Y las glorias marciales.
Bajaos del corcel, tirad la espada;
Los héroes ya no existen o están en cualquier parte.
Llegará la hora cero de ser héroes
Cualquier día cruzando cualquier calle.
………………………………………………..
Negación de los nombres.
Negación de las frases.
Si no sois primavera, espuma o viento,
Fuerzas de Tierra, Mar y Aire;
Si el vendaval no sois ni la semilla,
Ni la lluvia que nace de los mares,
Usurpadores sois de las palabras
Nobles y elementales.
Lezcano, aunque ajeno a la publicación, declaró que no tenía ningún inconveniente en
que se hubiese publicado. A pesar de la defensa de intelectuales de todo el país, la
amplia repercusión mediática (al principio tibia) y el argumento de que “Consejo de
paz” pertenecía a un libro de poemas premiado y con permiso del Ministerio de
Información y Turismo, el Capitán General solo estaba dispuesto a reconsiderar su
posición con una carta de disculpas del poeta por medio. Lezcano se negó; pero la
repercusión fue tal que finalmente fue absuelto en Consejo de Ministros, tras un arresto
domiciliario. No podemos olvidar que por estas mismas fechas la Universidad y muchos
intelectuales en la Península se estaban enfrentando abiertamente al régimen franquista.
En este contexto nacional, el episodio de este Consejo de Guerra fue entendido,
seguramente, como un innecesario foco que era prudente extinguir.
Aparte de este episodio tan sobresaliente, la trayectoria política de Lezcano estaría
marcada por el “héroe cotidiano” que cantaba en su poema. Frente a los grandes
proyectos teóricos de transformación social, Lezcano siempre defendió el quehacer
pequeño pero constante de los pequeños colectivos, de los comprometidos más
humildes, de la poesía junto a los trabajadores, los explotados y los humillados. Su
compromiso con el Medio Ambiente y el regreso a los valores de una sociedad más
sostenible económica y ecológicamente hace que sus palabras sigan teniendo una
vigencia casi profética. En ese sentido su carisma público y literario continúa siendo una
referencia ineludible para muchos movimientos sociales y artísticos en Canarias y
Sudamérica.
La poesía de Pedro Lezcano se divide en dos grandes etapas según su mejor
conocedora, Teresa Cancio León (ver BIBLIOGRAFÍA); una primera etapa de
formación hasta 1947 y una segunda etapa a partir de esta fecha en la que ya nos
encontramos los principales temas de preocupación existencial de su poesía. Cancio
propone como poemas representativos del primer momento los titulados “Playa” y
“Biografía”. Preocupación por la métrica y los recursos clásicos, la nostalgia del mar y
la isla serán los ejes del primero; el segundo es un romance de su Romancero canario
(subyace la influencia del romancero lorquiano) que tiene como protagonista a Juan
Santana:
Se llamaba Juan Santana:
Alto canario y sereno,
Con la espalda como un muro
Para fusilar sueños.
Nació frío como un pez.
No tuvo padres ni abuelos,
Sí nanas de bajos mares
Y cunas de altos camellos.
Tras describir sus trabajos de medianero y la miseria de la tierra, Juan emigra para morir
miserablemente fuera:
Él, que vivió como un ave,
Vino a morir como un perro.
Él, que soñó con el oro,
No halló en qué caerse muerto.
Le encontraron los bolsillos
Llenos de pétalos secos.
De la segunda etapa, Cancio León propone cuatro poemas representativos: “Escultor de
barro”, “Execración de las hormigas”, “El dado” y “Plagios en desagravio de la rosa”.
Los tres primeros pertenecen a Consejo de paz (1965) que, según la estudiosa citada:
“Si tuviéramos que elegir un solo título del autor que sintetizase toda su trayectoria
poética y su misma evolución ideológica, este sería Consejo de paz”. El último es un
exquisito y, a veces, bronco poema en el que la rosa se convierte en símbolo de la
redención futura con la simbiosis de la belleza y la paz fraternal. También habría que
citar su conocido “Romance del Corredera” inspirado en el legendario resistente
grancanario (Musicalizado por el grupo Mestisay, como otros poemas de Lezcano).
Mención aparte merece el poema “La maleta” por el importante proceso de
popularización que ha sufrido gracias a musicalizaciones e incluso adaptaciones
teatrales (en tal sentido puede escucharse en el aula la adaptación musical de Taller
Canario de Canción o la performance teatral de la compañía Kaleido Zirkus en el
Segundo Memorial al autor editado en Youtube). Pocas veces la emigración forzada
canaria ha sido tan acertadamente descrita con el sencillo recurso de un objeto: su
continuidad en el tiempo, casi un endemismo en la sociedad isleña; las miserias que
acompañaban el antes, el durante y el después del desarraigo; la nostalgia y la rabia a
partes iguales; la injusticia social que representa…
Ya tengo la maleta,
Una maleta grande, de madera:
La que mi abuelo se llevó a la Habana,
Mi padre a Venezuela.
……………………………..
Ha servido de todo. Como banco
De viajar en cubierta,
Y como mesa y, si me apuran mucho,
Como ataúd me han de enterrar en ella.
Yo no sé dónde voy a echar raíces.
Ya las eché en la aldea.
Para finalmente proponer la conversión de la maleta en una herramienta de lucha contra
los responsables históricos de esta sangría humana:
¡No quiero más maletas en la historia de la insular miseria!
Ellos, ellos, que cojan la maleta.
Los invasores de la paz canaria
Que cojan la maleta.
Los que venden la tierra que nos es suya
Que cojan la maleta.
Los que ponen la muerte en el futuro
Que cojan la maleta
¡Que cojan la maleta,
Que cojan para siempre la maleta!
Pero la poesía no será el único ámbito de trabajo creador de Pedro Lezcano. También
será reconocido en otros géneros literarios como el teatro y la narrativa. Desde su época
de Madrid, Lezcano siente pasión por el teatro (La maleta ha sido llamado monólogo
poético). En Gran Canaria, entre 1956 y 1968, estuvo vinculado al proyecto del Teatro
Insular de Cámara, colectivo que intentó con el estreno de grandes autores
contemporáneos dignificar y dar a conocer lo mejor de la dramaturgia actual con
montajes semiprofesionales en los que Lezcano participó como actor, director y autor:
su obra La ruleta del sur (1956) es un intento, según su autor, “de glosar en poético
esquema la vida canaria de los campos”.
Con respecto a la narrativa, su principal obra es el conjunto de relatos Cuentos sin
geografía (1968). Es en este texto donde se encuentra el relato de la antología PAU
propuesto. Consta de once cuentos: “Taru o la popularidad”, “La hermanas Bonet”, “La
aventura”, “Los senos de Asunción”, “El adulterio”, “El enemigo del sueño”,
“Manifiesto vegetalista”, “El pescador”, “La chabola” y “Los zapatos de la cantadora”.
Se trata de una colección algo bizarra y heterogénea: por un lado, nos encontramos
relatos inclasificables como el protagonizado por Taru, mientras otros parecen bromas
como el de las solteronas Bonet. En algunos la ironía parece ahogar la denuncia social
implícita como en nuestra “chabola” o en los avatares de la cantadora. Otros, al fin,
recuperan lejanas tipologías cervantinas (el celoso o el licenciado Vidriera) o el cuento
de anticipación (la rebelión vegetal). Solo “El pescador” (publicado anteriormente en
1964) nos acerca al Lezcano de clara reivindicación social.
En “La chabola”, y a modo de viñeta, Lezcano hace coincidir dos momentos: uno
cotidiano, el recogerse diario de una familia chabolista descrita con una gran economía
de medios (aunque en este contexto la expresión “economía de medios” parece un
sarcasmo); otro de impacto mundial, el lanzamiento de un satélite. La relación de ambos
momentos viene dada por la fugaz visita de un norteamericano para advertirles de que
tiene que desconectar ¡los electrodomésticos! de la chabola. El cruce se realiza bajo el
espíritu de lo grotesco (ya se había adelantado esta pincelada con la caracterización de
la chabola como un remedo lumpen de la ONU) y el malentendido de Juan el
chinchorrero y su familia. Es destacable el uso de léxico popular canario, o la elipsis
biográfico-vital de la abuela en los sucesivos nombres recibidos a lo largo de su
existencia. Hay elementos de descripción poética como el inicio del relato en la orilla y
pequeñas escenas de aire tremendista, como la descripción superpuesta del ambiente
objetual (fuelle, carburo, red, colchón, plástico de invernadero) y los rastros humanos de
la podredumbre (órdenes para la cena, el berreo del niño, la humedad de la vieja). La
caracterización del satélite como un cohete de feria reitera ese carácter grotesco de la
escena que no logra llegar a ser esa instantánea “neorrealista” que comenta Cancio
León.

BIBLIOGRAFÍA
CANCIO LEÓN, Teresa, Pedro Lezcano y su obra, Las Palmas de Gran Canaria,
Cabildo Insular de Gran Canaria, 2000.
LEZCANO, Pedro, Biografía poética, La Laguna, Centro de la Cultura Popular
Canaria, 1986.
LEZCANO, Pedro, Cuentos, estudio de Teresa Cancio León, Tenerife, Interseptem
Canarias, 2003.
LEZCANO, Pedro, Cuentos sin geografía y otras narraciones, Las Palmas de Gran
Canaria, El Museo Canario, 1968.
LEZCANO, Pedro, Obra escogida, Las Palmas de Gran Canaria, Centro de la Cultura
Popular Canaria, 1997.
Con respecto a Pedro García Cabrera, y tal como indicábamos en la primera
reunión, existe en el mercado un número importante de materiales bibliográficos.
Por ejemplo, en el siguiente vínculo electrónico pueden consultar en formato pdf. el
libro enviado por el profesor Pablo Melcón del IES Arucas Domingo Rivero:
http://www.gobiernodecanarias.org/educacion/dgoie/publicace/docsup/Libro
%20Pedro%20Garc%C3%ADa%20Cabrera.pdf

También podría gustarte