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Colombia es un país consagrado al Sagrado Corazón de Jesús, quien honra a la Madre honra también al Hijo
Queremos que COLOMBIA sea CATÓLICA
Oh Santísima Virgen María, Patrona y Reina de Colombia, mira con ojos maternales y
benévolos a ésta, nuestra querida Patria, que se quiere consagrar y entregar a ti, a tu
Inmaculado Corazón. Bajo tu patrocinio nos acogemos, a tu protección nos encomendamos.
Te pedimos por Colombia, para que sea una Nación plenamente católica, para que
pertenezca a tu Hijo, en calidad de Rey, y a ti misma, en calidad de Reina; para que todas sus
leyes, instituciones y costumbres se rijan por la Verdad; y la Verdad es Cristo, tu Hijo, el Verbo
de Dios, y su Santa Religión Católica.
Te pedimos para que nuestra Patria sea fiel en la pureza de esa Fe Católica, para que se
recupere y sobreponga de la Crisis que estamos padeciendo hace ya más de 40 años, por las
novedades introducidas desde entonces.
Te pedimos para que en nuestra Nación reine la paz. Y la paz es “la tranquilidad en el
orden”; y el orden lo da sólo tu Hijo, Dios eterno y verdadero. No puede haber orden ni paz
fuera de Él, no puede haber orden ni paz si la Nación se rige fuera de Él, o peor: contra Él.
Te pedimos por las familias de nuestro suelo, por el Matrimonio como Dios –creador de
la naturaleza y del Sacramento- lo ha constituido. Te pedimos para que el horrendo mundo de
la anticoncepción y del aborto no manche ni denigre la Santidad Matrimonial, sino, al
revés, para que todos nuestros esposos sean conscientes de su deber ante Dios, y por medio de
los nuevos nacimientos cumplan con el fin primario y principal del Matrimonio que es la
procreación de los hijos.
Te pedimos para que innumerables familias bien constituidas pueblen nuestro suelo a lo
largo y ancho de su territorio, familias numerosas, con incontables niños y niñas, gloria de
la Patria y sonrisa de Dios en el Cielo.
Bendice a este pueblo. Bendice a sus gobernantes y a sus mandatarios, para que siempre
busquen el Bien Común.
Y acelera el triunfo de vuestro Divino Hijo sobre todas las Naciones, para que de un
extremo al otro de la Tierra no resuene sino un solo grito:
¡Viva Cristo Rey! ¡Viva el Sagrado Corazón de Jesús!
¡Viva María Reina! ¡Viva el Inmaculado Corazón de María!
Amén.