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A
l instituir la fiesta de Cristo Rey, el Papa Pio XI
quiso proclamar solemnemente la realeza so-
cial de Nuestro Señor Jesucristo sobre el
mundo. Rey de las almas y de las conciencias, de las
inteligencias y de las voluntades, Cristo lo es también
de las familias y de las ciudades, de los pueblos y de
las naciones; en una palabra, Rey de todo el Universo.
Como lo ha demostrado S.S. Pio XI en la encíclica
Quas primas del 11 de diciembre de 1925, el laicismo
es la negación radical de esta realeza de Cristo; al organizar la vida so-
cial como si Dios no existiese, engendra la apostasía de las masas y
conduce a la ruina de la sociedad.
Este debe ser un día de acción de gracias al Padre, por haber
constituido Rey y Señor de todo a su divino Hijo; un día de homenaje y
acatamiento y de acción de gracias al Hombre-Dios, que se dignó tras-
ladarnos a su reino. Y, con la Redención, con la liberación del dominio
del pecado, poseemos también la vida de la gracia, la filiación divina, el
poderío sobre el mundo, sobre la carne, y sobre el poder de las malas
pasiones y, con todo esto, la esperanza de ser admitidos un día en el
futuro reino de la bienaventuranza eterna.
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Introito. Apocalipsis 5, 12; 1,6. - gendrado ante toda criatura;
Digno es el Cordero, que fue pues por Él fueron criadas todas
muerto, de recibir la virtud, y las cosas en los cielos y en la tie-
divinidad, y sabiduría, y fortale- rra, las visibles y las invisibles,
za, y honor. A Él gloria y poder sean Tronos, o Dominaciones, o
por los siglos de los siglos. Sal- Principados, o Potestades: todas
mo. 71, 1. ¡Oh Dios Padre! Da tu las cosas fueron criadas por Él y
poder de juzgar al Rey Cristo; y en atención a Él. Y así tiene ser
tu cetro de justicia al Hijo del ante todas las cosas, y todas
Rey. Gloria. subsisten en Él. Y Él es la cabeza
del cuerpo (místico) de la Iglesia
Colecta. - Omnipotente y sempi- y el principio de la resurrección,
terno Dios, que en tu amado Hi- el primero que renació de entre
jo, Rey universal, quisiste restau- los muertos, para que en todo
rarlo todo: concédenos propicio tenga Él la primacía; pues plugo
que todos los pueblos, disgrega- al Padre poner en Él la plenitud
dos por la herida del pecado, se de todo ser y reconciliar por Él
sometan a su suavísimo imperio. todas las cosas consigo, resta-
Que contigo vive y reina. bleciendo la paz entre cielo y
tierra, por medio de la sangre
Epístola. Colosenses 1, 12-20.- que derramó en la cruz, en Jesu-
Hermanos: Gracias damos a Dios cristo, nuestro Señor.
Padre, que nos ha hecho dignos
de participar de la suerte de los Gradual. Salmo 71, 8. 11. - Do-
Santos, iluminándonos con la luz minará de uno a otro mar, y des-
(del evangelio); que nos ha arre- de el río hasta los confines del
batado del poder de las tinie- globo de la tierra. V. Y adorarle
blas, trasladándonos al reino de han todos los pueblos de la tie-
su Hijo muy amado; por cuya rra: todas las gentes le servirán.
sangre hemos sido nosotros res-
catados y recibido la remisión de Aleluya. Daniel 7, 14 - Aleluya,
los pecados; el cual es imagen aleluya. V. Su poder es poder
(perfecta) del Dios invisible, en- eterno, que no le será arrebata-
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do; y su reino un reino que no se Ofertorio. Salmo. 2, 8. - Pídeme,
deshará. Aleluya. y te daré a los gentiles por he-
rencia, y por posesión tuya hasta
Evangelio. Juan. 18, 33-37 - En los confines de la tierra.
aquel tiempo, dijo Pilatos a Je- Secreta.– Ofrecémoste, Señor, la
sús: ¿Eres tú el Rey de los ju- Hostia con que la humanidad fue
díos? Respondió Jesús: ¿Dices tú reconciliada con su Dios, para
eso por cuenta propia, o te lo que Aquél a quien inmolamos en
han dicho otros de Mí? Replicó este presente sacrificio, el Mis-
Pilatos: ¿Qué? ¿acaso soy yo ju- mo conceda a todos los Pueblos
dío? Tu nación y los pontífices te los dones de la unidad y de la
han entregado a mí; ¿qué has paz, Jesucristo, Hijo tuyo y Señor
hecho? Respondió Jesús: Mi nuestro. Que contigo vive y
reino no es de este mundo; si de reina.
este mundo fuese mi reino, mis
vasallos me habrían defendido Comunión. Salmo. 28, 10. 11. -
para que no cayese en manos de Se sentará el Señor Rey para
los judíos; pero mi reino no es de siempre; el Señor bendecirá a su
aquí. Replicóle Pilatos: ¿Con que pueblo con la paz.
tú eres rey? Respondió Jesús: Tú
lo dices: Yo soy Rey. Yo para esto Poscomunión. - Habiendo conse-
nací, y para esto vine al mundo, guido el Alimento de inmortali-
para dar testimonio de la ver- dad, pedímoste, Señor, que
dad; todo aquel que pertenece a cuantos nos gloriamos de militar
la verdad escucha mi voz. bajo las banderas de Cristo Rey,
con Él mismo podamos reinar
CREDO continuamente en la silla celes-
tial. Que contigo vive y reina.
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LA FIESTA DE CRISTO REY
ENCÍCLICA QUAS PRIMAS DEL PAPA PÍO XI
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La fiesta de Cristo Rey
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SANTORAL de la SEMANA
Domingo 29: Fiesta de N. S. Jesucristo Rey.