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JUNIO
19
2022
11
2022
EL
SEÑORA DE COROMOTO
DOMINGO NUESTRA
SOLEMNIDAD
Domingo
DÍA DEL SEÑOR
“AL SERVICIO DE LA IGLESIA”
SALTERIO
SEMANA IV
COLOR
BLANCO
MARÍA, LA EDITORA DE DIOS
Por medio del autor del libro del Eclesiástico Dios nos había hecho una gran
promesa: su Sabiduría, que tiene morada en el cielo junto a Dios, que “salió de la
boca del Altísimo” y “encendió una luz que no se apaga”, iba a poner sus raíces en
medio de un pueblo glorioso, el pueblo de Dios.
San Pablo recuerda en la segunda lectura que, de hecho, cuando se cumplió
Verdad el tiempo previsto, cuando llegó el momento culminante de la historia, el Hijo de
Dios bajó y vino a habitar entre nosotros. Dios cumplió su promesa, superándola:
no solo la Sabiduría, sino el mismo Hijo de Dios, que es Dios desde siempre, ha
puesto su tienda entre nosotros. Y lo hizo como todos los humanos, naciendo de
una mujer, María, que se convirtió así en instrumento indispensable para el plan
de salvación de Dios.
Ella “guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón”, haciéndo-
las vida en sí misma. Y, acogiéndolo en su seno, lo dio al mundo entero, comen-
zando por pastores; más tarde a los Magos, y después a todos los que están
dispuestos a acogerlo.
Dios realiza sus grandes obras en favor de la humanidad sirviéndose de
instrumentos sencillos, de personas humildes, pero abiertas y dispuestas a
colaborar de manera incondicional. María es el ejemplo más perfecto de todo
esto: acogió en su seno al Hijo de Dios y se puso totalmente al servicio del plan de
Dios, que era darnos a su Hijo para que nos rescatara del mal y nos diera la
posibilidad de ser sus hijos, hermanos de Jesucristo.
Camino Ahora nosotros podemos invocar a Dios en el modo más familiar posible,
llamándolo “abbá”, “padre”, o “papá”, un modo que de por sí pertenece solo al Hijo
unigénito. Pero Jesús, al darnos su Espíritu, nos da la posibilidad de dirigirnos a
Dios como lo hace él.
No tengamos miedo de nuestras deficiencias, de nuestra pobreza. Dios
prefiere a los pobres, a los humildes. Con actitud sencilla, como los pastores,
acudamos a Jesús: lo encontraremos siempre en los brazos de su madre María,
que es también madre nuestra.
Gracias, Padre, por habernos dado por madre a la Madre de tu Hijo, que, por
medio de ella, se ha hecho nuestro hermano; por él, que nos ha dado tu Espíritu,
hemos entrado a formar parte de tu familia: ya no somos esclavos, sino hijos, y
por tanto herederos de tu Reino, no porque lo hayamos merecido, sino porque así
lo has querido tú; que sepamos reconocer y gozar de este increíble privilegio que
Vida nos das.
P. José Antonio Pérez, ssp
Queridos hermanos y hermanas, sean bienvenidos a esta celebración
Eucarística, en éste Vigésimo Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario, en la
que como Iglesia Venezolana festejamos a nuestra Patrona, la Virgen de
Monición Coromoto, aparecida el 8 de Septiembre de 1652 al Cacique de los Coromoto
de entrada y a su esposa.
Celebremos con gran piedad esta Solemne Eucaristía.
Antífona de
ENTRADA
Oración
COLECTA
Primera
LECTURA
María, trono de la Sabiduría
DEL LIBRO DEL ECLESIÁSTICO (SIRÁCIDE) 24, 1-2. 5-7. 12-16. 26-30
La sabiduría hace su propio elogio y se gloría en medio de su pueblo; abre su
boca en la asamblea del Altísimo, y ante todos los ejércitos celestiales se
glorifica diciendo:
“Yo salí de la boca del Altísimo y soy la primogénita de todas sus creaturas.
Encendí en el cielo una luz que no se apaga y cubrí de niebla toda la tierra. Yo
puse mi tienda en las alturas y mi trono sobre una columna de nubes.
Entonces, el creador del universo, el que me formó, me dio una orden, él
estableció mi morada y me dijo: ‘Pon tu tienda en Jacob, que sea Israel tu
heredad; echa raíces en medio de mis elegidos’.
En el principio, antes de los siglos, me formó y existiré para siempre. En su
santa tienda ejercí las funciones sagradas ante él; por eso fijó mi morada en
Sión -en la ciudad santa me hizo reposar- y en Jerusalén la sede de mi poder.
En un pueblo glorioso eché raíces, en la porción del Señor, en su heredad.
Vengan a mí todos los que me aman, y sáciense de mis frutos, porque mis
palabras son más dulces que la miel y mi heredad, mejor que los panales.
Todas las generaciones me recordarán para siempre. Los que me comen
seguirán teniendo hambre de mí, los que me beben seguirán teniendo sed de
mí, los que me escuchan no tendrán de qué avergonzarse y los que se dejan
guiar por mí no pecarán”
Con dificultad conocemos lo que hay sobre la tierra y a duras penas encontra-
mos lo que está a nuestro alcance. ¿Quién podrá descubrir lo que hay en el
cielo? ¿Quién conocerá tus designios, si tú no le das la sabiduría, enviando tu
santo espíritu desde lo alto?
Sólo con esa sabiduría lograron los hombres enderezar sus caminos y cono-
cer lo que te agrada. Sólo con esa sabiduría se salvaron, Señor, los que te
agradaron desde el principio.
Salmo responsorial
DEL SALMO JDT 13
• Que el Altísimo te bendiga, más que a todas las mujeres de la tierra. Bendito
sea el Señor, creador de cielo y tierra. /R.
• Hoy el Señor te ha engrandecido tanto, que no dejarán de alabarte aquellos
hombres que se acuerden en la tierra del poder de Dios. /R.
Segunda
LECTURA
ENVIÓ DIOS A SU HIJO, NACIDO DE UNA MUJER.
R. ALELUYA, ALELUYA.
Dichosa eres, Virgen María, que nos has dado el hijo del
eterno padre. /R.
Cuando los Ángeles los dejaron para volver al cielo, los pastores se dijeron
unos a otros: “Vayamos hasta Belén, para ver eso que el Señor nos ha anun-
ciado”.
Se fueron, pues, a toda prisa y encontraron a María, a José y al niño, recostado
en el pesebre. Después de verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel
niño, y cuantos los oían, quedaban maravillados.
María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón.
• Por todos los pastores del pueblo de Dios, para que sepan discernir los signos
de los tiempos y sepan llegar, con caridad, a los más alejados. /R.
• Por los líderes sociales y políticos, para que, dejándose iluminar por la sabidu-
ría divina, sepan guiar a los pueblos por caminos de justicia y de paz. /R.
• Por todos los bautizados, para que, atendiendo la invitación de Nuestra Señora
de Coromoto, sepamos corresponder a nuestra vocación de bautizados. /R.
• Por todos nosotros, para que, comprometidos con nuestra nación, seamos
constructores de una sociedad renovada según los designios de Dios. /R.
• Por todos los que hemos recibido el anuncio del evangelio, para que vayamos
con alegría y contemos a todos lo que el Señor ha hecho por nosotros. /R.
(Intenciones libres)
Oración sobre
LAS OFRENDAS
Señor, escucha nuestras plegarias y recibe las ofrendas que te presentan tus
fieles en honor de María, siempre Virgen; que sean agradables a tus ojos y
atraigan sobre el pueblo tu protección y tu auxilio. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
Prefacio
C. El Señor esté con ustedes. -Y con tu espíritu.
C. Levantemos el corazón. -Lo tenemos levantado hacia el Señor.
C. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. -Es justo y necesario.
C. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por
Cristo, Señor nuestro. Porque en tu inmensa bondad has querido que la Madre
de tu Hijo, bajo el título de
Coromoto, fuera especial Madre nuestra, refugio y Señora, presencia viva en
la historia de este pueblo tuyo. Ella, mensajera de tu verdad y signo materno
de tu amor, nos brindó compasión, auxilio y defensa, y hoy nos invita a recon-
ciliarnos contigo y entre nosotros, y a proclamar el Evangelio de tu Hijo, para
hacer que florezcan en nuestras tierras la fraternidad y la paz. Por eso, con
todos los ángeles y los santos, te alabamos, proclamando sin cesar:
A. Santo, Santo, Santo…
Antífona de la
COMUNIÓN
Lc 1, 49
Oración
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
EL DOMINGO Director: P. José A. Torres M., ssp • Coordinación: Post. Rafael González, ssp. • Reflexión: P. José Antonio
Pérez, ssp • Diagramación: Dora González • Telfs.: (0212) 576.93.34 • Fax: (0212) 576.93.34 • Administración y
distribución: Telfs.: (0212) 576. 76.62 • WhatsApp: (0424) 133.68.91 • Correo electrónico: sanpabloediciones@gmail.-
com • Con licencia eclesiástica. Dep. Leg. Pp76-1793