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SESIÓN Nº 03

MÉTODOS DEL ANÁLISIS SOCIOLÓGICO

La Cultura
La cultura es el conjunto de todas las formas de vida y expresiones de una sociedad
determinada. Como tal incluye costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas de la
manera de ser, vestirse, religión, rituales, normas de comportamiento y sistemas de
creencias. Desde otro punto de vista podríamos decir que la cultura es toda la
información y habilidades que posee el ser humano. El concepto de cultura es
fundamental para las disciplinas que se encargan del estudio de la sociedad, en
especial para la antropología y la sociología.

...que la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la


que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y
éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos
opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se
reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones,
busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden.
Aunque muchas de las concepciones sobre cultura en el lenguaje común tienen su
origen en el debate de las ciencias sociales, o bien, existieron primero en el habla
cotidiana y luego fueron retomadas por las segundas; aquí se presenta un repaso
sobre la construcción histórica del concepto de cultura en las disciplinas sociales.
La sociedad
La sociedad es el conjunto de individuos que comparten fines, conductas y cultura, y
que se relacionan interactuando entre sí, cooperativamente, para formar un grupo o
una comunidad. Existen sociedades animales cuyo estudio lo realiza la sociobiología o
la etología social, como las sociedades de hormigas o las de primates. Las sociedades
de humanos estudian las llamadas disciplinas sociales, principalmente la sociología y
otras como la antropología y la economía. Modernamente, existe un interés de la
física, desde la perspectiva de sistemas complejos, por el estudio de fenómenos
sociales y este esfuerzo ha dado lugar a disciplinas como la sociofísica y la
econofísica. En un sentido aún más amplio, se habla de sociedad virtual a los
fenómenos que se generan y observan en grupos bajo interacción en el ciberespacio,
sociedades artificiales como la de computadoras interconecatadas o sociedades de
robots, de autómatas, de criaturas digitales, etcétera.
Sociedades humanas
Las sociedades humanas, son unas entidades poblacionales, que considera los
habitantes y su entorno, interrelacionado con un proyecto común, que les da una
identidad de pertenencia. Asimismo, el término significa un grupo con lazos
económicos, ideológicos y políticos.
Estas agrupaciones distintas deben tener una representación en un territorio , y un alto
grado de acción social conjunta, en otro caso no pueden ser objeto de métodos
sociológicos para su análisis.
Además de los habitantes, el entorno y el proyecto societario, pueden incorporarse
otras categorías a la definición de sociedad según la especialidad del proyecto o de su
grado de desarrollo, esto será la tecnología alcanzada en los medios de producción,
desde una sociedad primitiva con simple tecnología especializada de cazadores
—muy pocos artefactos— hasta una sociedad moderna con compleja tecnología
—muchísimos artefactos— prácticamente en todas las especialidades. Estos estados
de civilización incluirán el estilo de vida y su nivel de calidad que, asimismo, será
sencillo y de baja calidad comparativa en la sociedad primitiva y complejo o sofisticado
con calidad comparativamente alta en la sociedad industrial. La calidad de vida
comparativamente alta es controversial pues tiene aspectos subjetivos en los términos
de cómo es percibida por los sujetos.

LA SOCIEDAD: ENFOQUES TEÓRICOS E IDEOLÓGICOS.


Escuelas sociológicas clásicas
POSITIVISMO: Representantes: Agusto Comte (1er cuarto del siglo IX) Emile
Durkheim (1858-1917)
COMTE: La sociedad es un fenómeno científico, se puede estudiar como fenómenos
sociales, y de allí surgirán principios generales a toda la sociedad. El conocimiento
verdadero es sólo el que se origina de la experiencia. La observación es el punto de
partida del conocimiento positivo. Lo importante como objeto de investigación es la
especie humana no el individuo. Dos ámbitos de análisis de la sociología: a) S.
Estática b) S. dinámica. La competencia es el fundamento del progreso en esta nueva
sociedad industrial.

DURKHEIM: Propone que el objeto de estudio de la sociología es el estudio de


hechos sociales en contraposición de los fenómenos sociales de Comte. Los hechos
sociales deberían ser tratados como cosas, evidenciando las características de
objetividad y regularidad que permitirían su estudio científico. Para Durkheim se pasa
de una sociedad a otra como un fenómeno histórico y no como producto de un
conflicto social. El positivismo considera que el orden social es consensual (por común
acuerdo).
EVOLUCIONISMO: Representante Herbert Spencer (1820-1895)
Aplica la teoría de la evolución de Darwin a la sociedad “darwinismo social”. Hace una
analogía entre el organismo biológico y la sociedad humana. Las sociedades
evolucionan “naturalmente”, en cuanto mejor organizadas estén, más capacitadas
estarán para sobrevivir y desarrollarse. El orden social es contractual (negociado).
MARXISMO: Representante Karl Marx (1818-1883)“Teoría del Conflicto”
Aporta la concepción materialista de la historia. La lucha de clases es la base del
cambio social. La clase trabajadora que no posee los medios de producción
(máquinas, tecnología) se hará del poder que poseen los capitalistas (clase
dominante) instaurándose un socialismo igualitario (comunismo). La sociología
además de analizar la realidad, ha de preparar al hombre para actuar en la sociedad.
La Teoría del conflicto se da desde la perspectiva del proletariado. Es un llamado a la
transformación social, a través de procesos revolucionarios como único medio posible
para acabar con la dominación del sistema capitalista. El gran conflicto de la
humanidad comienza con el surgimiento de la desigualdad social, cuando la sociedad
comienza a dividirse en clases (sociedad clasista). El nuevo orden social no puede
darse por “consenso” o por ”negociación contractual”, sino a través de una Revolución
organizada y ejecutada por la masa obrera que capture el poder político-económico.
Las 3 grandes ideas del marxismo el campo sociológico son:
1) El determinismo económico, sería la infraestructura social
2) La teoría de la lucha de clases
3) La doctrina de la evolución social vía la revolución. El marxismo estudia la sociedad
empíricamente, en un marco económico-social e histórico concreto (Formación
Económico Social: Sociedad esclavista, feudalista, capitalista y socialista).
FUNCIONALISMO: Representantes Bronislaw Malinowski (Polonia 1874-1942)
Radcliffe Brown (Inglaterra 1881-1955) Evans Pritchard (Inglaterra 1902-1973)
Talcot Parsons (USA 1902-1979) Robert Merton ( 1910-2003)
Corriente que aparece en el Siglo XX y se origina en estudios del campo
antropológico. La cultura conforma un todo inseparable y tiene su origen en los hechos
sociales; es decir, es un hecho social, lo que significa que la sociedad actúa como un
organismo vivo, con una serie de funciones que se complementan entre sí, pero que
forman un cuerpo, un todo armónico. Por lo tanto, es una ideología de carácter
holístico. De esta manera, a la sociedad se le percibe como un sistema (Parson),
donde cada de sus partes cumple un papel o rol bien determinado. Las instituciones
sociales son medios colectivamente desarrollados para la satisfacción de las
necesidades biológicas y emocionales de una sociedad, es decir cumplen una función
social. En la escuela funcionalista americana, basada sobre todo en la obra de Talcott
Parsons, se pone un énfasis particular en la cohesión social y el mantenimiento de la
estabilidad social. Merton: la estructura social tiene un cierto tipo de unidad: unidad
funcional situación en la cual todas las partes del sistema social funcionan juntas con
un grado de armonía o congruencia interna.
SOCIOLOGÍA COMPRENSIVA: Representante: Max Weber ( 1864-1920)
El objeto de estudio de la sociología es la acción social, y a ésta la define como "…una
conducta humana con sentido y dirigida a la acción de otro".El método sociológico
debe contemplar tres fases necesarias: comprensión, interpretación y explicación.El
científico social debe tener neutralidad axiológicaCuestiona el determinismo
económico marxista señalando que “por debajo de una economía subyace una
cosmovisión del mundo que lleva con ella determinados valores, cuando cambian
estos valores, es entonces que el hombre cambia la sociedad y a las estructuras
económicas”.Weber fundamenta la división de clases en la economía. Pero en su caso
interpone el concepto de mercado, por lo que en la oferta y demanda los bienes y
servicios equilibran naturalmente sus valores con los salarios.
ESTRUCTURALISMO: Representantes: Ferdinand de Saussure (1857- 1913) Levi
Strauss (1908- )
Aparece en el siglo XX, años sesenta, en respuesta al Marxismo y al Funcionalismo.
Tiene su origen en los análisis lingüistas del belga Ferdinand de Saussure (1857-
1913), el cual explicó el funcionamiento lingüístico, a través de la manera cómo se
organizan los elementos de una lengua; es decir, desde la estructura gramatical, de
eso que nosotros llamamos gramática. El estudio de la estructura de la lengua sirvió a
Lévi-Strauss para explicar a la sociedad humana desde las estructuras sociales y no
desde las acciones individuales; es decir, para este autor, la acción colectiva obedece
a patrones sociales, a unidades que constituyen el todo, pero que deben ser
desglosadas para su estudio. Estas unidades forman una red que es el tejido social.
Todo hecho humano entraña una estructura y para comprenderla hay que entender el
hecho y su cadena.

INTERACCIONISMO SIMBÓLICO: Representantes: Herbert Blume (1938- ) Ervin


Goffman ( 1922-1982)
Es una corriente de pensamiento microsociológica, relacionada con la antropología y
la psicología social que basa la comprensión de la sociedad en la comunicación y que
ha influido enormemente en los estudios sobre los medios. Estudian la comunicación
como un hecho social significativo y muestran un considerable interés por la opinión
pública. El I.S. partiendo de un método de estudio participante, capaz de dar cuenta
del sujeto, concibe lo social como el marco de la interacción simbólica de individuos, y
concibe la comunicación como el proceso social por antonomasia, a través del cual, se
constituyen simultánea y coordinadamente, los grupos y los individuos.
Metodología: observación participativa y documentos, diseño transversal o
longitudinal, cualitativo, estudio de casos, efectúa análisis de contenido categorizando
frecuencias en documentación -análisis de contenido de documentos variados: libros,
películas, periódicos, etc. El tipo de método preferido es la observación participante
con procedimiento empírico/inductivo con entrevistas entre semiestructuradas y
mixtas.
Gofman en su Teoría de la Interacción de Actores basada en el esquema interpretativo
de la dramaturgia, estudia los ritos de interacción comunicativa que aprendemos y
ponemos en juego en nuestra vida cotidiana. Define el rol como un conjunto
organizado de expectativas de comportamiento en torno a una función o posición
social (ej. profesor). El desempeño del rol cuando se interactúa ante los demás en un
determinado contexto espacial y temporal (fachada), sobre la premisa de estar siendo
observados (escenario), es la parte visible y contextualizada del self especular, que
para Goffman es más producto de la interacción social que de la propia intervención
del sujeto. Sin embargo, cuando se interactúa entre bastidores, los roles pasan a
segundo plano. Cada interlocutor o actor asume uno o varios roles en la interacción en
función del marco (situación-tipo reconocible por los participantes) y el escenario, así
como de la imagen que se desea ofrecer a los otros. La comunicación no se limita solo
a estas conductas interactivas, sino que también el contexto espacial y cultural
(fachada) adquiere significado.
ETNOMETODOLOGÍA: Representante Harold Garfinkel (1917- )
Corriente que crítica al estructural funcionalismo. Perspectiva sociológica que toma en
cuenta los métodos que los seres humanos utilizan en su vida diaria para levantarse, ir
al trabajo, tomar decisiones, entablar una conversación con los otros. Constituye la
tradición de investigación cualitativa de más reciente aparición. La etnometodología es
una orientación metodológica que pretende especificar los procedimientos reales a
través de los cuales se elabora y construye ese orden social: qué se realiza, bajo qué
condiciones y con qué recursos. Los etnometodológicos no están interesados en lo
que la gente está pensando sino en lo que ellos están haciendo, creen que la
descripción en sí es explicatoria. Así, en lugar de producir explicaciones causales
deductivas, tienen como finalidad el producir descripciones.

CULTURA: ANÁLISIS TEÓRICO


El nombre de Gilberto Giménez evoca, entre un creciente número de estudiosos de las
ciencias sociales en Iberoamérica, una referencia imprescindible para abordar temas y
conceptos como cultura, identidad o memoria colectiva. De ahí la importancia y
trascendencia de la obra que aquí reseño.
Encontramos aquí una compilación de los innumerables textos del autor sobre estos
temas, además de un conjunto de ricas elaboraciones que permiten hacer el recorrido
teórico e histórico en que se fundamentan sus ideas, a partir del análisis crítico de
diferentes posturas teóricas y miradas disciplinarias.
La obra está dividida en dos volúmenes —que superan las ochocientas páginas— e
integrada básicamente por dos partes complementarias estrechamente vinculadas: la
primera, titulada “Prolegómenos”, donde el autor desarrolla ideas propias sobre cada
tema, y la segunda —“Antología”—, que presenta una selección cuidadosa de textos
(o fragmentos) de diferentes autores, aportando elementos clave para el estudio de las
temáticas propuestas.
La concepción misma de esta obra constituye precisamente una de sus mayores
riquezas. El autor nos brinda, junto con sus propias elaboraciones y sistematizaciones,
la entrada a fuentes directas donde él mismo ha abrevado, de tal manera que los
lectores podemos hacer el recorrido documentado por diversos textos, autores y
perspectivas que fundamentan las ideas plasmadas en los prolegómenos. Esto otorga
un valor incalculable a la obra, ya que nos permite encontrar, ahí mismo, la ampliación
extensa —previamente seleccionada y acotada— de las fuentes bibliográficas
referidas y los textos originales que van sustentando las ideas centrales.
Así, se facilita el sano ejercicio de consultar directamente las fuentes citadas en
aquellas obras que nos parezcan especialmente relevantes.
En la sección de “Prolegómenos” —con esa claridad expositiva que lo caracteriza—
nos invita a reflexionar sobre las diversas concepciones del concepto de cultura que se
han desarrollado históricamente desde diferentes perspectivas teóricas y disciplinarias.
El recorrido inicia con un primer capítulo, dedicado a la cultura en la tradición filosófico-
literaria y en el discurso social común. Este punto de partida resulta fundamental para
comprender la estructura misma de la obra: las múltiples representaciones que se
tienen del propio término “cultura” —desde nuestras diferentes posturas y
concepciones— constituyen el principal obstáculo a sortear para profundizar en algo
tan invisible —precisamente por conocido— y tan complejo: tratar de “ver” esa cultura
de manera objetiva; esa en la que, inevitablemente, estamos atrapados. Giménez
decide hacer frente a esta primera dificultad, advirtiéndonos sobre la polivalencia del
concepto y el extenso recorrido que han hecho las diversas disciplinas. Este primer
acercamiento permite al lector ubicar sus propias prenociones, como un paso
indispensable para transitar hacia un estudio serio y sistemático de ese objeto tan
cercano y, a la vez, huidizo: la cultura.
En este primer capítulo de los prolegómenos, encontramos también una interesante
crítica a las elaboraciones teóricas y filosóficas de la cultura que la reducen a un
ámbito de “alta cultura” y la identifican con la producida por aquellos intelectuales
legitimados desde la perspectiva dominante. Esta perspectiva —basada en la
dicotomía cultura-incultura—, oculta una postura discriminatoria y excluyente con
relación a aquellas formas culturales subalternas o populares que no se apegan a los
cánones de la cultura dominante. Como se ha dicho, las reflexiones de nuestro autor
se complementan con una acertada selección de textos que podemos encontrar en la
antología.
Como era de esperarse en un buen libro sobre teorías de la cultura, las perspectivas
antropológicas tienen un lugar especial; nos permiten incursionar por las diferentes
posturas producidas desde esta disciplina que tradicionalmente se ha enfocado en el
estudio de las formas culturales. Aquí, el prolegómeno nos ayuda a ubicar diferentes
escuelas antropológicas y nos aclara cómo éstas han ido transformándose
históricamente al romper con las antiguas posturas (elitistas y excluyentes), dando
paso a la concepción totalizadora de la cultura fundada por Tylor, continuada, revisada
y complementada por una larga lista de antropólogos. El texto da cuenta y explica
cómo fueron cambiando estos enfoques a través de diferentes escuelas y tradiciones
antropológicas, particularmente anglosajonas y francesas. Cierra este capítulo una
interesante crítica sobre la insuficiencia de estas concepciones antropológicas,
totalizadoras y normativas, para dar cuenta de problemas sociales centrales como la
dominación, explotación o las desigualdades sociales, y sus efectos en la propia
cultura.
Los comentarios críticos de Giménez acerca de las posturas antropológicas clásicas
sobre la cultura, engarzan perfectamente con la siguiente sección, dedicada al análisis
de la perspectiva marxista. Para la discusión sobre la concepción de la cultura desde
esta mirada, recupera la postura de autores como Lenin y Gramsci, que incluyen ya
una dimensión simbólica o de significación, con su tendencia a homologar cultura e
ideología y situarlas dentro del campo de la lucha hegemónica, lo que concibe como
“un progreso indudable” en relación con las perspectivas antropológicas clásicas.
Al respecto, los fragmentos de textos de Thurn, Establet, Cirese y Signorelli, (estos
tres últimos traducidos por el propio Gilberto Giménez) que encontramos en la sección
de “Antología”, permiten al lector abundar y contrastar sus posturas sobre esta
perspectiva de la cultura.
El recorrido por los diferentes desarrollos teóricos, arriba finalmente a la postura
defendida y que presenta en su prolegómeno: la concepción simbólica de la cultura.
De entrada, Giménez nos advierte sobre la necesidad de superar las limitaciones
señaladas en las elaboraciones teóricas precedentes, pero teniendo el cuidado de
rescatar aquellas contribuciones estratégicas que precisamente han servido de
sustento para nuevas conceptualizaciones.
Este capítulo constituye una de las principales aportaciones de la obra, donde se
apuesta por una concepción de la cultura —que el propio Giménez reelabora
recuperando críticamente diversas aportaciones disciplinarias—, particularmente
desde la antropología, la sociología y la semiótica; nos propone una delimitación
preliminar que concibe a la cultura como el conjunto de hechos simbólicos presentes
en una sociedad —lo simbólico es entendido como el conjunto de procesos sociales
de significación y comunicación que abarcan los códigos sociales, la producción del
sentido y su “gramática” de reconocimiento e interpretación—.
En este capítulo enfatiza una distinción que le parece fundamental: la diferencia entre
formas objetivadas y subjetivadas de la cultura, con lo que abre la discusión sobre la
importancia central de reasignarle un importante lugar a las representaciones sociales
de los sujetos y a las diferentes maneras en que éstos interiorizan una cultura
determinada. La propuesta de Giménez para el estudio de la interiorización de la
cultura recupera dos perspectivas que considera homologables para fines prácticos:
las aportaciones de Bourdieu con su teoría del habitus, y la teoría de las
representaciones sociales; en ambas puede considerarse la eficacia operativa de las
formas subjetivadas de la cultura desde las funciones cognitivas, identificadoras,
orientadoras y justificadoras que desempeñan en la vida social.
Estas puntualizaciones aportan al estudioso de la cultura no solamente una
conceptualización teórica, sino que, junto con ella, señalan caminos para abordar su
investigación, lo que indudablemente le da un valor particular a la obra que aquí
reseño, y que se complementan con la sección dedicada a los problemas
metodológicos presentes en la investigación de este vasto universo. Se recupera de
manera particular la propuesta de la “hermenéutica profunda” de John B. Thompson,
discutida y complementada a partir de múltiples autores que nos permiten ubicar una
mirada para abordar este campo, lo que sin duda constituye una guía y punto de
debate tanto para el investigador novel como para el más experimentado.
En la antología, el lector encontrará fragmentos fundamentales para el estudio de la
concepción simbólica de la cultura —particularmente los de Clifford Geertz— y, en un
capítulo aparte, aquellos dedicados al estudio de las formas interiorizadas y
objetivadas de la cultura como los de Bourdieu, Abric y del propio Giménez. Estas
puntualizaciones sobre el carácter simbólico de la cultura permiten al lector
introducirse y engarzar conceptualmente el capítulo dedicado al estudio de la identidad
y la memoria colectiva. El lector familiarizado con la obra de Giménez, encontrará en el
capítulo 5 de los prolegómenos, un texto donde se resume brevemente, pero con gran
claridad, su postura sobre el concepto de identidad, vinculándolo de manera estrecha
e imprescindible con el de cultura, y abundando sobre la importancia que tiene la
memoria colectiva en la conformación de las identidades sociales.
El prolegómeno de Giménez puede complementarse y profundizarse, en la antología,
con un texto de su propia autoría titulado “Materiales para una teoría de las
identidades sociales”, que es probablemente uno de sus trabajos más conocidos y
reconocidos entre los estudiosos del tema, ya que es en él donde desarrolla su
concepción de la identidad como distinguibilidad a partir de tres elementos
diferenciadores: pertenencia social, atributos identificadores y narrativa biográfica.
También me parece particularmente importante la inclusión del fragmento del texto
“Identidades asesinas” de Amin Maalouf donde, a partir de su relato autobiográfico,
analiza su particular conformación identitaria y las aparentes contradicciones y
posibilidades que ella encierra desde el conflicto provocado por su doble pertenencia a
comunidades enfrentadas; esto permite al lector incursionar en estas temáticas, de por
sí áridas, de una manera más clara, amable y accesible. También son dignos de
destacarse la selección de textos de Bassand, sobre identidades regionales; para el
tema de la identidad nacional, los fragmentos selectos de la obra clásica Comunidades
imaginadas de Benedict Anderson; de Edgar Morin se retoma el carácter míticoreal de
este tipo de identidad, y del mexicano Bonfil Batalla, un texto sobre la cultura nacional.
Congruente con su concepción dinámica de la cultura, Giménez dedica un capítulo de
sus prolegómenos al análisis del cambio cultural y los mecanismos a través de los
cuales se reconfigura la cultura a través del tiempo y los cambios e intercambios
contextuales. Nuevamente, la antología correspondiente permite al lector profundizar y
debatir con nuestro autor y, para esta sección, nos ofrece diferentes textos que nutren
su obra, como los de Pierre Bourdieu, Alberto Cirese o Michel Bassand —entre
otros—, incluyendo también en esta sección un texto escrito por el propio Giménez.
Por último, sólo me resta invitar a todos los gentiles lectores a que se acerquen
directamente a esta obra, de la que aquí solamente ofrezco un breve e incompleto
panorama. Estoy segura que la lectura de estos libros de nuestro querido y entrañable
Gilberto Giménez se convertirá, como ya lo son muchas de sus obras, en una
referencia y punto de partida imprescindible para los estudiosos de la cultura.
Encontrarán aquí las más diversas miradas disciplinarias, un manejo erudito
acompañado de un toque amable y accesible que les permitirá abordar los temas más
difíciles e intrincados, gracias a un generoso lenguaje, limpio y llano, y a una gran
capacidad para transmitir y compartir experiencias, y sabiduría.

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