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Por su parte, los líderes del movimiento emancipador en Chile, como herederos
del pensamiento hispánico, no se percataron inicialmente del importante papel que
jugaría el poder naval en la lucha por la independencia. Ello es entendible debido
a que el Reino de Chile no poseía un comercio marítimo propio, primero lo
realizaron los españoles y luego los norteamericanos y naves de otros países, por
lo que no habían muchas personas conocedoras de los asuntos del mar.
Con el objetivo de recuperar el Reino de Chile, el Virrey del Perú, José Fernando
de Abascal, decidió organizar una fuerza expedicionaria, la que puso bajo el
mando del Brigadier Antonio Pareja. La expedición estuvo formada por una
reducida tropa, cuyos efectivos debían incrementarse con fuerzas de Chiloé y
Valdivia, para lo cual transportaron abundantes pertrechos y armas. La flotilla
zarpó de El Callao, el 10 de diciembre de 1812, con rumbo al sur, arribando y
desembarcando sus tropas en San Carlos de Ancud el 18 de enero de 1813.
Luego de organizar sus fuerzas, el 17 de marzo zarpó en dirección a Valdivia,
donde recaló el día 20 para sumar tropas y armamentos, dirigiéndose
posteriormente a San Vicente donde fondeó el 26 de marzo. A pesar de la
valerosa defensa que realizó el Gobernador de Talcahuano, Teniente Coronel
Rafael de la Sotta, este puerto y la ciudad de Concepción cayeron en manos de
las tropas realistas.
Las acciones militares significaron que los patriotas tuvieran que replegarse al
norte del rio Bio - Bio, concentrándose en Talca. Desde allí, el General José
Miguel Carrera intentó bloquear el puerto de Talcahuano para impedir la llegada
de refuerzos para el Brigadier Pareja.
Al producirse la invasión de las fuerzas realistas con tanta facilidad, los patriotas
comprendieron que si no dominaban el mar, todos los esfuerzos en tierra serían
inútiles. Quedó en evidencia que se requería una fuerza naval para levantar el
bloqueo impuesto por los corsarios, asegurar las costas contra la invasión e
interrumpir las comunicaciones marítimas entre El Callao y las fuerzas
desembarcadas en el sur, impidiendo así la llegada de refuerzos y
abastecimientos.
El Primer intento.
William Brown siguió viaje a El Callao con los buques navegando en forma
independiente. En las costas chilenas y peruanas hicieron algunas presas.
Reunidos frente a El Callao, el 10 de enero de 1816, lo atacaron, capturaron al
navío “Gobernadora”, que fue agregado a sus fuerzas, para luego penetrar
audazmente al puerto el 21 de enero, produciendo fuertes bajas y capturando
varias naves.
William Brown
La Escuadra de Brown continuó a Guayaquil, al tener informaciones que estaba
prácticamente indefenso. En dicho lugar y al tomar por asalto la plaza, la nave
"Trinidad" y capitana de Brown, se varó bajo el fuego de los fuertes, no restándole
otra alternativa que rendirse. Sin embargo, libró por cuanto pudo negociar su
libertad a cambio de la vida del Gobernador de Guayaquil, encontrado en una
nave capturada en El Callao.
De las actuaciones de esta fuerza debe destacarse el hecho de que tres buques
corsarios desafiaran al poder naval hispánico en el Pacífico, atacando el sitio en
que se encontraba asentada la principal autoridad real, demostrando el nulo poder
naval español en el área.
En diciembre de 1816 al arribar a Valparaíso, la fragata de guerra “Venganza”
procedente de Cádiz y escoltando transportes con refuerzos para el Ejército del
Alto Perú, vino a entonar el poder naval español en el área. Esta nave y el
bergantín “Potrillo” tuvieron la tarea de terminar con la amenaza corsaria, más no
fueron suficientes para disipar los temores de los comerciantes realistas.
Lo anterior obligó al Gobernador Marcó del Pont a organizar una Escuadra con los
buques mercantes presentes en Valparaíso. Esta fuerza zarpó, a mediados de
1817, al sur para interceptar frente a Chiloé a una imaginaria expedición que
habría zarpado desde Buenos Aires para invadir el Reino de Chile por el Pacífico.
Por otra parte, el Virrey del Perú, apenas se enteró de la derrota de sus fuerzas en
Chacabuco, declaró el bloqueo de los puertos chilenos, despachando para hacerlo
efectivo a la “Venganza” y al “Pezuela”.
En el intertanto, el 26 de febrero de 1817, se presentó sorpresivamente en
Valparaíso el bergantín “Aguila”, que fue capturado por las autoridades del puerto,
con la estratagema de mantener izada la bandera española en el fuerte de la
plaza.
Armado con 16 cañones y tripulado por 43 hombres, de los cuales 25 eran
extranjeros y 18 soldados chilenos, fue puesto al mando del teniente Raimundo
Morris, joven oficial irlandés que servía en el Ejército Libertador.
El 17 de marzo de 1817 el “Aguila” zarpó con la misión de rescatar a los patriotas
que el General español Mariano Osorio había confinado en el archipiélago de Juan
Fernández, por disposición del Virrey del Perú, Fernando de Abascal.
Manuel Blanco Encalada
Dos semanas después, regresó con 78 ilustres ciudadanos que habían sufrido dos
años de destierro. Entre ellos, el Sargento Mayor de Artillería Manuel Blanco
Encalada.
A fines de abril de 1818, mientras el Gobierno del General O’Higgins centraba sus
esfuerzos en la formación de la Primera Escuadra Nacional, la bahía de
Valparaíso era bloqueada por las naves de guerra españolas “Pezuela” y
“Esmeralda”, encontrándose normalmente con la fragata inglesa "Amphion", que
acostumbraba a salir periódicamente a la mar y ponerse al habla con las naves
bloqueadoras para atender reclamos relacionados con el comercio.
Esta fuerza constituiría la Primera Escuadra Nacional, que fue puesta al mando
del Capitán de Primera Clase, equivalente al grado de Capitán de Navío, Manuel
Blanco Encalada. Su condición de oficial de artillería produjo cierto rechazo de
parte de los oficiales navales extranjeros e, incluso, generó algunas deserciones.
Blanco Encalada, con el apoyo del Ministro de Guerra y Marina, Coronel José
Ignacio Zenteno, debió superar serias dificultades para completar el alistamiento
de la Escuadra. A la escasez de dinero se sumó las rivalidades entre los diferentes
oficiales extranjeros, la necesidad de establecer reglas del servicio a bordo,
señales, planes de batalla y otros asuntos afines.
Por otra parte, la captura de algunos de los transportes del disgregado convoy
español, proporcionó diferente información sobre el desplazamiento de éste hacia
el Pacífico, entre otras, los puntos de reunión y las señales que estaban
empleando. Asimismo, dejó en evidencia el grado de desmoralización de las
tropas después de la larga travesía.
Navío “San Martín”, buque insignia, al mando del Capitán de Fragata Williams
Wilkinson; de 1.350 toneladas, 60 cañones y una dotación de 492 hombres
Fragata “Lautaro”, al mando del Capitán de Fragata Charles Wooster; de 850
toneladas, 46 cañones y una dotación de 353 hombres.
Las instrucciones recibidas por Blanco Encalada disponían que se dirigiese al sur,
hasta la isla Mocha, e interceptase al convoy que se suponía había doblado
recientemente el Cabo de Hornos, con la protección directa de la fragata “Reina
María Isabel”. Durante la travesía, las tripulaciones fueron sometidas a un intenso
entrenamiento a fin de entrar en combate en las mejores condiciones posibles y
superar las dificultades derivadas de ser comandadas por oficiales extranjeros que
apenas podían expresarse en castellano.
Por los prisioneros, el jefe chileno supo que en Concepción los españoles
contaban con mil soldados veteranos y siete piezas de artillería, ante lo cual,
dispuso el inmediato desembarco del mayor Guillermo Miller con 150 marineros y
artilleros de marina para retardar al máximo el arribo de la artillería al puerto.
A la alborada del día 29, la infantería realista inició un tiroteo sobre la cubierta de
la fragata y el fuerte de San Agustín comenzó a bombardear al "San Martín",
mientras las embarcaciones trataban de zafar la nave española. Se entabló un
largo duelo de artillería con dos piezas realistas, hasta que a las 11 de la mañana
la "Reina María Isabel" flotó finalmente y salió junto al "San Martín" en pleno
tiroteo, fuera del alcance de la artillería enemiga.
Más tarde se unió la corbeta "Chacabuco", que había quedado rezagada durante
la travesía inicial. El 09 de noviembre de 1818, recaló y se presentó al servicio de
la Escuadra Nacional, el bergantín "Galvarino", recientemente adquirido.
Los transportes españoles rezagados fueron recalando sucesivamente a la isla
Santa María durante las dos semanas siguientes. Al ver la enseña de España
flameando en los palos de nuestros buques, obedecían las señales de fondear a
popa de la "Reina María Isabel". Un cañonazo del "San Martín" indicaba el
momento para el cambio de pabellón y los transportes con los regimientos
embarcados caían prisioneros uno tras otro.
De las 12 naves que integraron el convoy español, sólo cuatro lograron arribar a
su destino en El Callao.
De esta manera, el primer intento de Chile por conquistar el dominio del mar tuvo
pleno éxito. A las tripulaciones de la victoriosa Escuadra se les autorizó usar un
brazalete que decía “El primer ensayo les dio el dominio del Pacífico".
Los siete buques integrantes de esta escuadra fueron los que se indican,
agrupados en dos divisiones:
Primera División:
Segunda División:
En el mismo período, las fuerzas hispanas del Virrey del Perú, apostadas en El
Callao, estaban bajo el mando del Brigadier Antonio Vácaro e integradas por las
siguientes unidades:
El plan del Almirante era caer por sorpresa sobre El Callao el 23 de febrero, pero
la existencia de una densa neblina que cubría al puerto se lo impidió.
Por otra parte, la actitud de las fuerzas navales españolas, favoreció las
operaciones de los corsarios chilenos. Estos barrieron el Pacífico más allá de las
costas del Perú y Panamá, alcanzando hasta América Central y México, lugares
cuyas aguas conocieron la presencia de la bandera chilena.
Concibió entonces la idea de llevar a cabo una empresa descollante, que pudiera
borrar la mala impresión del fracaso de su expedición y decidió operar sobre la
plaza fuerte de Valdivia.
Valdivia era considerado el puerto mejor fortificado de las costas americanas del
Pacífico sur. La estrecha boca contaba con baterías a ambos lados, las que
estaban reforzadas por castillos, fuertes y baterías que dominaban completamente
el fondeadero. En total había 118 cañones con una guarnición de 1.500 soldados,
entre ellos el famoso regimiento Cantabria.
Aprovechando el factor sorpresa que hasta el momento le había dado tan buenos
resultados, el Almirante Cochrane dispuso la entrada a la bahía del "Intrépido" y la
"Moctezuma” y el reembarco en ellos de la tropa, para proceder al asalto de las
fortificaciones ubicadas en la entrada del río.
Los realistas vencidos fueron perseguidos por Beauchef, quien los combatió y
neutralizó en la acción de la hacienda de El Toro.
Aún cuando los buques enemigos entregaron el control del mar a la Escuadra
chilena, en el frente terrestre el ejército virreinal mantenía a sus habitantes
sometidos férreamente a las autoridades españolas.
Era necesario que desde Chile se enviara una expedición por mar con un ejército
capaz de adentrarse en pleno territorio peruano y conquistar el principal enclave
que tenía el Rey de España en América del sur.
A su regreso a Valparaíso, el 06 de marzo de 1820, el Almirante Cochrane requirió
del Director Supremo, General O'Higgins, la preparación de la campaña contra el
Perú a la brevedad posible, aprovechando la inmovilidad de las fuerzas navales
españolas en El Callao. En su apreciación, bastaría un ejército de 2.000 hombres
cuyo mando sugería dar al General Ramón Freire para la ocupación de Lima y el
derrocamiento del gobierno virreinal. Tal proposición no fue aceptada por el
gobierno de Chile, tras el cual estaba San Martín, en razón a que ya se había
resuelto que la expedición sería conducida por el General argentino.
Lo anterior no fue muy del agrado del Almirante suscitándose dificultades entre
éste y el Gobierno por el mando en jefe, al extremo de tener que establecerse una
rígida diferenciación entre el mando de la Escuadra Libertadora, que ejercía
Cochrane, y el mando del Ejército Libertador que tenía San Martín. Sin embargo,
el mando de la Expedición Libertadora no era más que uno y era ambicionado por
ambos caudillos. Cochrane muy pronto debió convencerse que sería el perdedor.
En efecto, así fue, y desde ese momento comenzaron los problemas por la falta de
pago a la tripulación, abastecimiento insuficiente de los buques y del alistamiento
de la expedición en general, siendo el principal problema la falta de tripulaciones
adecuadas para los buques, en razón a que los mejores hombres se habían ido
por el no pago de sus salarios y de su participación en las presas.
Las discrepancias entre Cochrane y San Martín alcanzaron tan alto grado que sólo
la moderación de O'Higgins, impidió un rompimiento definitivo entre ellos.
Asimismo, fue necesaria su directa participación para apaciguar al Almirante y
evitar que hiciera efectiva su renuncia presentada en más de una ocasión.
Fuerzas chilenas
Escuadra Libertadora, cuya primera tarea era dar cobertura al convoy durante la
travesía, al mando del Almirante Cochrane, quedó integrada por las siguientes
unidades: fragata “O’Higgins”, nave insignia, 50 cañones, Comandante Crosbie;
navío “San Martín”, 64 cañones, Comandante Wilkinson; fragata “Lautaro”, 50
cañones, Comandante Guise; corbeta “Independencia”, 28 cañones, Comandante
Foster; bergantín “Galvarino”, 18 cañones, Comandante Spry; bergantín
“Araucano”, 16 cañones, Comandante Carter; bergantín “Pueyrredon”, 16
cañones, Comandante Prunier; goleta “Moctezuma”, 8 cañones, Comandante
Casey. En Valparaíso permaneció la corbeta “Chacabuco”, 20 cañones,
Comandante Tortel, como buque de emergencia. La tripulación de la escuadra
estaba integrada por 1.600 hombres, de los cuales 624 eran extranjeros, entre
oficiales y gente de mar.
Las fuerzas navales españolas en el Pacífico oriental estaban constituidas por las
fragatas “Esmeralda”, “Prueba” y “Venganza”; las corbetas “Sebastiana”,
“Resolución” y “Veloz Pasajero”; los bergantines “Pezuela” y “Potrillo”; y varias
naves mercantes armadas. Estas unidades permanecían fondeadas,
principalmente, bajo el amparo de las baterías en las plazas fuerte de El Callao y
una que otra en Guayaquil.
Lo anterior, afectó a las fuerzas navales que se vieron obligadas a una pasividad
enervante. La Escuadra estaba atada al convoy, a las instrucciones de O'Higgins y
a la autoridad de San Martín. No obstante, capturaron algunas naves mercantes
españolas sorprendidas en el área, entre ellas los bergantines “Cantón”, “Rebeca”
y “San Antonio”.
En un reconocimiento efectuado por el bergantín “Araucano” a El Callao, el 08 de
octubre de 1820, se observó que las fragatas “Prueba” y “Venganza” estaban
preparándose para zarpar. Su salida fue confirmada dos días después, sin
conocerse su destino, además, se tuvo conocimiento de actividades a bordo de la
“Esmeralda”, “Sebastiana” y otros buques que indicaban un próximo zarpe.
Situadas las fuerzas expedicionarias a tres millas de El Callao, todo hacía suponer
que se atacaría de inmediato al grueso del ejército hispánico. Cochrane era de
opinión que debía atacarse simultáneamente Lima y El Callao. Mientras, San
Martín persistía en su idea de parlamentar y fomentar el alzamiento peruano y que
fueran ellos quienes decidieran su propio destino. Felipe Pérez Soldán, historiador
peruano, acota al respecto que si San Martín hubiese adoptado el plan de
Cochrane, con sólo 1.000 hombres se habría conquistado Lima y se hubiese
terminado la campaña en ese momento.
El día 05, circuló entre los voluntarios una proclama en que se les instaba a
repetir los actos de valentía que dieron como resultado la toma de Corral y
Valdivia.El día 04 citó a reunión de comandantes en la nave insignia para
ultimar los detalles. Posteriormente reunió a los participantes para entregarle
las instrucciones y a las 11 de la noche, ejecutó una práctica del asalto.
A pleno día, el maestre de señales de la “O'Higgins" desembarcó en la isla San
Lorenzo e izó señales en su mástil, que fueron contestadas por la totalidad de
los buques chilenos presentes en el bloqueo del puerto.
Inmediatamente después, todos, excepto la "O'Higgins", levaron anclas y
zarparon, dejando previamente los botes y asaltantes a bordo de la nave
insignia.
La estratagema surtió el efecto deseado, pues los españoles quedaron
convencidos de que nada tenían que temer para esa noche, ya que cualquier
buque avistado obligaba al grueso de los bloqueadores a zarpar en su caza.
A las 11 de la noche se iniciaba el embarque en los 14 botes reunidos, que 30
minutos después se desprendían de la fragata en dos columnas, al mando del
Almirante. Durante el desplazamiento hacia la nave enemiga, no se sintió ni el
más mínimo ruido de remos. Poco después, abrieron sus líneas y rodearon a la
"Esmeralda".
Cochrane y el Comandante Crosbie treparon por estribor, y el Comandante
Guise, por babor, seguidos por su gente que cayeron sobre la cubierta.
El Almirante recibió el culatazo de un vigilante y cayó sobre uno de los botes.
Se levantó rápidamente y dio muerte al centinela para incorporarse a la cruenta
lucha que ya se desarrollaba en cubierta, asomándose a la borda para animar a
su gente que seguía abordando, al grito de: "Arriba muchachos, la fragata es
nuestra".
Los españoles sorprendidos salían precipitadamente de sus entrepuentes y
empeñaban una vigorosa defensa. El combate con arma blanca y cuerpo a
cuerpo se hacía a cada momento más encarnizado.
No tardaron los fuertes del puerto en comenzar a disparar sobre la
"Esmeralda", seguidos por los buques y lanchas del apostadero, produciéndose
un tremendo y confuso cañoneo. Los proyectiles daban por igual a asaltantes y
defensores y algunos alcanzaron a los buques extranjeros en la bahía, que
pusieron luces de neutralidad e iniciaron movimiento para salir fuera del
alcance de la artillería. Cochrane, percatándose de esta maniobra, ordenó de
inmediato poner luces en los mástiles del buque asaltado al igual que los
buques neutrales, que por esta circunstancia recibió poco castigo de las
baterías terrestres.
Podemos recordar que durante las primeras campañas navales de la guerra por la
Independencia, el gobierno del General Bernardo O’Higgins, dio prioridad a las
operaciones sobre el litoral del Virreinato del Perú, con la intención de lograr su
emancipación, postergando la conquista del archipiélago de Chiloé.
Las triunfos obtenidos por las tropas de Freire en las batallas de Pudeto y
Bellavista, libradas los días 13 y 14 de enero de 1826, respectivamente, llevó a los
partidarios del Rey de España a capitular.
A los 17 años de edad, Lord Cochrane consiguió que su padre accediera a sus
peticiones de ingresar a la Armada. Su tío, Capitán de Navío y más tarde
Almirante, Sir Alexander F.I. Cochrane lo hizo inscribir como Guardiamarina en
cada buque que le tocó comandar, comenzando por el H.M.S: "VESUB".
Sin embargo, no todos habrían de ser éxitos: pasado mediados del año 1801, su
buque el "Speedy" cayó en poder del Almirante francés Linois y Cochrane fue
hecho prisionero. Canjeado por prisioneros franceses, volvió a Inglaterra.
Pero todos sus éxitos se vieron empañados por la antipatía que le profesaba el
Primer Lord del Almirantazgo, el conde Saint Vincent, quien de mala gana le
otorgó el grado de Capitán de Navío, después de la captura del "Gamo".
Cochrane en Brasil, no sólo logró se preocupó del dominio del mar, sino que
también se encargó de la construcción naval y la organización de la Armada,
abarcando desde la preparación de los marineros hasta la navegación de
cabotaje, Ordenanzas y Reglamentos y la ubicación de bases y arsenales.
Más tarde, en 1825, regresó a Inglaterra. En 1827 pasó por Grecia, que luchaba
por su independencia contra los turcos. Luego, regresa nuevamente a su país,
donde se reincorpora a la Armada en 1830. Las viejas rencillas se acaban y
triunfan los hechos meritorios de Cochrane en el extranjero, los cuales tuvieron
gran resonancia en Europa y en 1851 se le otorga el rango de Almirante del Reino
Unido.
Aunque el motín de Quillota terminó por ser un fracaso para los revolucionarios,
con sus líderes fusilados y el gobierno fortalecido, el argumento de los
conspiradores de que el enfrentamiento tenía otros fines diferentes a los
nacionales, más bien políticos y comerciales, merecía un análisis más profundo
para entrever las verdaderas causas detrás de la guerra. Sin embargo, el
asesinato del ministro a manos de los rebeldes desacreditó su postura, lo que,
sumado a la victoria del Ejército Restaurador en tierras peruanas y las
celebraciones oficiales llevadas a cabo a lo largo de todo el país, aplacaron las
críticas.
Así, el proyecto reformador del Estado conservador, liderado por Joaquín Prieto y
Diego Portales, coincidió con el desarrollo del comercio del trigo, como lo sugiere
el impulso de la Sociedad Nacional de Agricultura en paralelo a la expedición
restauradora.
La temprana consolidación de su régimen político e institucional en relación al
resto de las repúblicas hispanoamericanas, permitió a Chile alcanzar una
importante primacía comercial en el continente. Esta posición comenzó a ser
amagada por la unificación de Perú y Bolivia en un Estado bajo la conducción del
mariscal Andrés de Santa Cruz. A esta rivalidad se sumaron las sospechas
mutuas respecto de que cada potencia conspiraba para desestabilizar
políticamente a la otra, configurando así, las principales causas de esta guerra. La
convicción de que detrás del asesinato de Diego Portales estaba la mano del
mariscal Andrés de Santa Cruz, decidió al Gobierno chileno a emprender la
disolución de la Confederación Perú-Boliviana por medio de las armas.
Causas
A los pocos años de concluida la guerra, en uno de los primeros textos dedicados
al conflicto, aseguraba que la destrucción de la Confederación había sido
necesidad imprescindible para la conservación de Chile y la defensa de sus
propios derechos como los de los Estados hermanos, lo que reproducía el
discurso oficialista de la prensa de la época.
Las principales causas de esta guerra fueron la rivalidad comercial entre Chile y
Perú; el no pago a Chile del préstamo hecho a Perú durante la guerra de
Independencia; y el financiamiento por parte del mariscal Santa Cruz de una
expedición a Ramón Freire Serrano para desestabilizar al gobierno de José
Joaquín Prieto.
La barca "Santa Cruz" que debía ser también devuelta en ese acto, se encontraba
comisionada en el sur, por lo que la devolución se realizó terminada la guerra, el
23 de marzo de 1839.
La salida de Lima del Ejército del General Bulnes dejó al Mariscal Santa Cruz en
plena libertad de ocupar la ciudad con sus fuerzas, que alcanzaban a 8.000
hombres.
La expedición del General Ramón Freire Serrano había producido una situación
tan tensa en las relaciones entre los países, que la guerra era inminente.
La expedición del General Freire era una provocación indesmentible del Mariscal
Andrés de Santa Cruz, que Chile no podía permitir. Pero, el desequilibrio de
fuerzas era demasiado grande.
Para ello el ministro Diego Portales Palazuelos ideó un audaz plan para
desbaratar las intenciones de la Confederación.
El Mariscal Andrés de Santa Cruz convencido que Chile aceptaría las condiciones
impuestas en el Tratado, había distribuido sus buques , la corbeta "Socabaya" y el
bergantín "Fundador" en Islay , al mando del Capitán de fragata Juan José Panizo
y el bergantín "Junín" en Arica al mando del Comandante Miguel Saldívar.
Al amanecer del día 12, la Escuadra chilena avistó dos velas, una de un buque
mercante y otra desconocida que se dirigía Islay, procediendo a seguir a la última.
En las cercanías de ese puerto se le unieron otras dos, que fueron reconocidas
como buques de la Confederación.
Los peruanos creyendo que la corbeta estaba sola, viraron para intentar batirla,
pero al observar que le seguían otros dos buques, viraron de nuevo y siguieron su
huida al norte.
Al amanecer del día 13, la distancia se había acortado a 6 millas y era muy
probable que durante el día se llegara a distancia de combate.
El Comandante Juan José Panizo comprendió que de seguir así, el combate era
inevitable. Por lo tanto, inteligentemente decidió seguir la táctica empleada por los
Horacios en contra de los Juráceos, la que consistía en que el bergantín "Junín"
se dirigiera a El Callao y él viró de vuelta encontrada con la corbeta "Socabaya" y
el "Fundador" rompiendo el fuego sobre la corbeta "Libertad" y el bergantín
"Aquiles". Luego viró al norte y aumentó su andar, dando tiempo así al "Junín"
para aumentar su distancia a los buques chilenos.
Su Comandante Santiago Jorge Bynon, inició la rebusca con todas sus velas.
Al amanecer del día 18 la corbeta "Libertad" avistaba una vela que era la corbeta
"Confederación", a una distancia de siete a ocho millas.
Esta noticia fue recibida con alegría y optimismo por el General Bulnes, quien
pensando que el General Orbegoso se podría convertir en un importante aliado en
la lucha contra la Confederación, determinó fondear en El Callao y desembarcar
pacíficamente para poder llegar a un acuerdo con el General peruano.
La primera división naval al mando de Carlos García del Postigo Bulnes, formada
por la corbeta "Libertad", corbeta "Valparaíso", bergantín "Aquiles", goleta
"Janequeo" y el bergantín "Arequipeño", continuó manteniendo el bloqueo de El
Callao.
Las lanchas y botes se retiraron junto con la "Socabaya" a la isla San Lorenzo, sin
haber sufrido baja alguna.
Tres días después de este brillante hecho de armas, el General Manuel Bulnes
Prieto triunfaba en el combate de la Portada de Guías y entraba triunfante a Lima.
Se hizo necesaria una gran cantidad de leña para los buques, de las que había
gran cantidad en el puerto de Casma, perteneciente al Estado del Perú.
Por ello García del Postigo ordenó a la división de Robert Wintrop Simpson que
zarpara con un transporte a ese puerto y con instrucciones de tomar las medidas
de precaución para evitar una sorpresa.
Durante una hora ambos buques enemigos hicieron esfuerzos sobrehumanos para
abordar el buque chileno, pero sus defensores opusieron tan tenaz resistencia,
que ni un solo atacante logró pisar su cubierta, mientras la artillería disparaba a
quemarropa y el fuego de fusilería era intensísimo.
El Comandante Simpson debido a las averías sufridas por sus buques y por la
proximidad de la noche se vio en la imposibilidad de perseguir a la flotilla enemiga.
El Ministro Diego Portales Palazuelos había ideado un plan para lograr evitar el
peligro que se cernía sobre el país, si el Mariscal Andrés de Santa Cruz lograba la
anexión de Perú a la Confederación, primer paso para hacer lo mismo con Chile.
Para ello dispuso una expedición de un ejército de 3.200 hombres al Perú, para
oponerse militarmente al Mariscal Andrés de Santa Cruz, aprovechando que el
Perú estaba prácticamente dividido en dos paises. Uno que apoyaba a Santa Cruz
y otro que se le oponía.
Cuando éste se dió cuenta de que no tenía alternativa de triunfo, tuvo que pactar
su retiro en condiciones inconvenientes para Chile, pero tuvo que hacerlo para
salvar su ejército, firmando el Tratado de Paucarpata, el 17 de noviembre de 1837.
Chile contaba de una fuerza naval compuesta por el bergantín "Aquiles" y la goleta
"Colo Colo", naves que disponía antes del intento del General Ramón Freire
Serrano de deponer al gobierno del General José Joaquín Prieto Vial.
A ellos se agregaban los buques apresados en una audaz acción por Victorino
Garrido en El Callao, la barca "Santa Cruz", el bergantín "Arequipeño" y la goleta
"Peruviana". Además la fragata "Monteagudo" y el bergantín "Orbegoso",
capturados anteriormente al General Ramón Freire Serrano. Además la corbeta
"Adrienne", buque mercante francés, adquirido por el gobierno y denonimado
"Valparaíso".
Con estas naves, Chile podía hacer frente a una contienda bélica con la
Confederación , que quedaba con las corbetas "Confederación", "Socabaya" y
"Libertad", bergantines "Junín", "Fundador" y "Catalina" y las goletas "Flor del
Mar", "Limeña",y "Yanacocha".
Génesis
Los buques de Freire zarparon hacia el sur en convoy, pero un mal tiempo a la
altura de Coquimbo los separó. El bergantín "Orbegoso", donde iba Freire se
dirigió a Ancud, donde recaló el 4 de agosto.
Sin embargo, transcurrido corto tiempo, prestó utilísimos servicios con su buque
durante la Liberación de Chiloé, en compañía de la corbeta "Independencia", el
bergantín "Galvarino" y el bergantín "Aquiles", en el desembarco de las tropas del
General Ramón Freire Serrano, que obligaron a Quintanilla a capitular y firmar el
tratado de Tantauco, el 19 de enero de 1826.
Tras el Combate Naval de Casma, librado por la división del Capitán de Navío
Robert Winthrop Simpson, los buques chilenos regresaron a la patria.
Vuelta la calma, don Carlos Ambrosio García del Postigo obtuvo el retiro de la
Armada y en 1840, viajó a Europa para, posteriormente regresar a Chile, a sus
pertenencias agrícolas cerca del río Itata, en Chillán.
El ataque fue rechazado por los buques chilenos en una encarnizada y violenta
acción. El Combate Naval de Casma terminó con la campaña naval de la Guerra
contra la Confederación y le significó a Simpson ascender a Capitán de Navío el 8
de mayo de 1839.
Chile rechaza las condiciones y la fuerza hispana inicia las hostilidades declarando
el bloqueo de nuestros puertos.
El Gobierno chileno declara la guerra a España.
Chile rechaza las condiciones y la fuerza hispana inicia las hostilidades declarando
el bloqueo de nuestros puertos.
El Gobierno chileno declara la guerra a España.
Potencias Navales Comparadas
Para enfrentar este conflicto esencialmente naval, la Marina contaba con sólo dos
buques: la corbeta "Esmeralda" de 18 cañones y el vapor "Maipú", de 4 cañones.
Con sólo 22 cañones en dos buques, debía enfrentar 238 cañones, en un total de
8 unidades enemigas.
Rápidamente cambió sus planes y zarpó al sur para establecer una barrera entre
Coquimbo y Valparaíso, a la espera del paso de la "Virgen de Covadonga" o
cualquier otro transporte enemigo.
Los artilleros chilenos resultaron ser mejores. La nave enemiga recibió varios
impactos en el casco y arboladura, hasta que un certero proyectil detonó en su
cañón de popa, dejando fuera de combate a los 14 hombres que lo servían.
Ante esta situación, la "Virgen de Covadonga" trató de escapar, pero ya era tarde.
La "Esmeralda" seguía sus aguas desde muy cerca, disparando con su cañón de
proa , lo que llevó al enemigo a largar un calabrote para enredar sus hélices, que
logró ser esquivado oportunamente con rápida evolución de la corbeta.
El Comandante Luis Fery de la "Virgen de Covadonga",optó por rendirse y así se
lo comunicó a viva voz al Capitán de Fragata Juan Williams Rebolledo, al tiempo
que arriaba su pabellón.
Ya a bordo, Fery cedió el mando a Thomson, quien dispuso revisar las válvulas de
fondo, por si se hubiera ordenado abrirlas. Efectivamente, ya había cuatro pies de
agua en las bodegas y en el departamento de calderas el nivel casi llegaba a los
fogones.
Los prisioneros fueron el Comandante Fery, seis oficiales y 110 tripulantes. Entre
los españoles hubo dos muertos y catorce heridos, según el parte de Williams.
La afrenta que este hecho significó fue tan grande para el Almirante José Manuel
Pareja, que lo llevó a quitarse la vida días después.
Bombardeo de Valparaíso - 31 de marzo de 1866
El día 31 de marzo, con las fragatas "Numancia", "Blanca", "Villa Madrid",
"Resolución" y "Vencedora", el Almirante Méndez Núñez bombardeó el primer
puerto chileno durante tres horas.
Sin embargo, el Capitán de Navío Juan Williams Rebolledo había previsto esta
posibilidad enemiga con anticipación suficiente para cambiar el Apostadero de sus
naves desde Abtao al Estero de Huito, frente a Calbuco, que le ofreció un refugio
más seguro, por tener un acceso natural mucho más estrecho.
La guerra con Chile no obedecía a objetivo político español alguno, sino más bien
a un vehemente apetito de represalia de un Almirante ya desaparecido.
Para ello notificó el día 27 de marzo al Gobernador de Valparaíso, que cuatro días
más tarde bombardearía la ciudad, pidiéndole que se izaran banderas blancas en
hospitales, iglesias y establecimientos de beneficencia.
Estas son las consecuencias que Chile debió enfrentar, por no mantener un Poder
Naval, consecuente con su condición geográfica esencialmente marítima.
El duelo artillero se prolongó por casi dos horas, intercambiando entre adversarios
unos 2.000 tiros, sin resultados decisivos, porque las naves castellanas no se
animaron a acortar la distancia, ya que implicaba para ellos un riesgo serio de
varar por desconocimiento detallado de la hidrografía de Abtao.
Días antes del Combate Naval de Papudo, el gobierno peruano fue depuesto por
los revolucionarios y Mariano Prado asumió la Presidencia.
Prontamente se acordó el envío de su escuadra para unirse a la chilena en Chiloé
y esperar allí el arribo de los nuevos blindados "Huáscar" e "Independencia", antes
de iniciar operaciones ofensivas contra la flota española.
Para este efecto, se artilló la isla y se contrató al constructor naval Juan Duprat
para que montara una maestranza capaz de carenar y reparar las naves de las
naciones aliadas.
Una semana más tarde, el Gobierno dispuso el desplazamiento del vapor "Maipú"
hasta Magallanes, a fin de interceptar los transportes hispanos "Odessa" y
"Vascongada".
Así las cosas, el 7 de febrero, el vigía del Apostadero anuncia a las 6.30 un buque
a la vista que se creyó podría ser la corbeta "Esmeralda"; 90 minutos después, se
identifica, sin lugar a dudas, a las fragatas enemigas que con una navegación muy
lenta y precavida.
Se completaron las dotaciones vacantes en las dos corbetas recién arribadas, los
cañones montados en tierra fueron cubiertos y se estableció una enfermería de
campaña.
A las 3.30 de la tarde, la "Apurímac" rompió el fuego, y fue seguida por todas las
unidades aliadas a una distancia de alrededor de 1.500 mts.
Optaron por retirarse hacia Valparaíso sin haber podido dar cumplimiento a la
misión asignada. La fuerza aliada había triunfado en el rechazo de las naves
atacantes.
Bombardeo de Valparaíso - 31 de marzo de 1866
Sin embargo, el Capitán de Navío Juan Williams Rebolledo había previsto esta
posibilidad enemiga con anticipación suficiente para cambiar el Apostadero de sus
naves desde Abtao al Estero de Huito, frente a Calbuco, que le ofreció un refugio
más seguro, por tener un acceso natural mucho más estrecho.
Para ello notificó el día 27 de marzo al Gobernador de Valparaíso, que cuatro días
más tarde bombardearía la ciudad, pidiéndole que se izaran banderas blancas en
hospitales, iglesias y establecimientos de beneficencia.
Poco antes del inicio del bombardeo a Valparaíso, ambas escuadras extranjeras
zarparon, dejando abandonada a su suerte a la ciudad.
Estas son las consecuencias que Chile debió enfrentar, por no mantener un Poder
Naval, consecuente con su condición geográfica esencialmente marítima.
Su padre, Antonio Pareja, destinado en Perú, fue militar realista durante la Guerra
de la Independencia de ese país y murió en 1813 en el combate de Chillán (Chile)
con el rango de brigadier. José Manuel Pareja sentó plaza de guardiamarina en
noviembre de 1827 en el departamento de Cádiz. Sus destinos embarcados en
esta etapa de formación se iniciaron en el navío Soberano y después en la fragata
Perla y finalmente en el bergantín Relámpago. Con este último realizó un viaje de
vuelta al mundo con escala en el archipiélago de las islas Filipinas. Tras este viaje
se sucedieron nuevamente los destinos embarcados.
En 1833, a bordo del navío Guerrero, cambió su destino en tierra de Cádiz por
Vigo y posteriormente Ferrol. En 1834 realizó con éxito en esta localidad la prueba
para ascender en el escalafón, alcanzando la graduación de alférez de fragata.
Nuevamente en Vigo y ya con su nuevo grado, embarcó en la fragata Lealtad, con
el que participó en la Guerra Carlista, cuando el Gobierno isabelino envió la
embarcación hacia las costas de las provincias vascas, levantadas a favor del
pretendiente.
Tras la finalización de esta breve campaña marítima, y ya de regreso a Ferrol, la
fragata naufragó, aunque tanto Pareja como el resto de la tripulación pudieron
salvarse. Tras este hecho tuvo un destino en tierra como ayudante del jefe del
arsenal de La Carraca.
Nuevamente con destino, embarcado en el bergantín Jasón, marchó otra vez a las
costas cantábricas al ser incorporado a las fuerzas navales de esa zona marítima.
Se distinguió en las operaciones de las costas del norte, sobre todo con las
acciones al mando de la trincadura Valdés, con la que participó el 10 de febrero de
1836 en la evacuación de las tropas liberales que defendían San Sebastián, y más
tarde en el socorro y abastecimiento de la guarnición de Guetaria, por lo que fue
distinguido con la Cruz de la Marina de la Diadema Real. Se le encomendó el
mando del Churruca, y con este destino embarcado presenció en mayo de 1836 la
ruptura de líneas del cerco de San Sebastián y la conquista del puerto de Pasajes,
siendo esta vez recompensada su labor con la gran Cruz Laureada de San
Fernando de 1.ª Clase. Dicha condecoración le sería otorgada nuevamente en
diciembre del mismo año y por iniciativa del general Espartero en reconocimiento
de su labor durante la batalla de Luchana, a la vez que por los mismos hechos el
Congreso Constituyente le nombraba benemérito de la patria. En 1837 ascendió
nuevamente a teniente de navío y participó en los ataques a las plazas de Irún y
Fuenterrabía que culminaron con la rendición de las mismas, obteniendo una
nueva Cruz de servicios distinguidos. En 1838 los asaltos fueron a las plazas de
Orrio y Zarauz, que le proporcionaron la Cruz de caballero de Isabel la Católica.
Pareja se trasladó al Pacífico a bordo del navío Villa de Madrid y logró firmar con
el ministro peruano de Relaciones Exteriores, Manuel Ignacio Vivancos, el 27 de
enero de 1865 en Callao, un tratado satisfactorio para ambas partes. Por ese logro
el Gobierno español le ascendió al grado de teniente general de la Armada en el
mes de abril. Sin embargo, nuevos incidentes volvieron a agudizar la tensión:
Chile se negó a abastecer de carbón a los barcos españoles, agriándose las
relaciones entre ambos países. El embajador español en Chile logró obtener un
acuerdo, que Pareja consideró perjudicial para los intereses de España, por lo que
así lo comunicó al Gobierno, que le concedió plenos poderes para modificarlo
usando los medios que considerase convenientes.
José Manuel Pareja fue senador del Reino a título vitalicio, desde el 14 de marzo
de 1864.
Desde el año 1842, Chile había fijado por ley la propiedad de todas las guaneras
que explotaba al sur del paralelo 23 Sur, lo que Bolivia no objetó.
Los chilenos se negaron al pago del alza dispuesta y Bolivia los consideró
morosos y los notificó de que sus propiedades serían rematadas, si no abonaban
lo adeudado antes del 14 de febrero de 1879.
Ambos planes buscaban el mismo objeto por caminos diferentes. Esta diferencia
derivaba de que el Gobierno no conocía en detalle las limitaciones logísticas del
Almirante.
Sin embargo, el plan del Gobierno era más adecuado, ya que complementaba la
acción ofensiva con el necesario requisito de la oportunidad, consistente en el
ataque a un enemigo, aún no preparado para iniciar operaciones.
El plan de campaña peruano buscó inicialmente la disputa del dominio del mar
para conquistarlo más tarde. Consecuentemente, consideraba acciones ofensivas
en el litoral chileno, atacando sus líneas de comunicaciones marítimas, pero
rehuyendo permanentemente la batalla con la Escuadra chilena, hasta lograr
dividirla o dispersarla mediante apremios.
Aprovecharía el polo de atracción hacia el sur, que provocarían estas acciones en
nuestra Escuadra, para abastecer el teatro terrestre en Tarapacá; desplegar allí
sus fuerzas y brindar indirectamente protección a sus líneas de comunicaciones
marítimas desde Panamá, para el abastecimiento de insumos de guerra
importados.
El Bloqueo de Iquique
Tan pronto le fue notificado el bloqueo de Iquique, el mando naval peruano dio
ejecución a lo planeado para sus primeras operaciones.
La "Unión" tuvo que regresar hasta El Callao para ser sometida a reparaciones, y
la cañonera "Pilcomayo" a Ilo para carbonear.
La marinería peruana gritaba que estaba rendida. Al poco rato arrió la bandera
y la cambio por la de parlamento. Al momento el Comandante Condell ordenó
cesar el fuego y a viva voz conversó con el Comandante Moore, el cual le
ratificó su rendición y a la vez le pidió un bote. El combate terminó a las 12:35
horas.
En un primer momento, Condell había decidido enviar el bote y auxiliar a los
náufragos, pero posteriormente cambió de parecer y prefirió poner proa al norte
para acudir en ayuda de la “Esmeralda”, de la cual no sabía nada. Esto sucedió
casi a las 14:00 horas.
Tengo el honor de dar cuenta a U.S. del combate ocurrido el día 21 próximo
pasado en las aguas de Iquique, entre el buque de mi mando i la "Esmeralda",
contra los blindados peruanos "Huáscar" e "Independencia".
Cumpliendo las órdenes de U.S. nuestros dos buques continuaban desde el 17
sosteniendo el bloqueo del puerto de Iquique. Al amanecer del citado día 21,
nos encontrábamos haciendo la guardia a la entrada del puerto, mientras la
"Esmeralda" vigilaba el interior. A las 6 hs. 30 ms. se avistaron dos humos a 6
millas al N., pudiendo reconocer al blindado "Huáscar" i momentos después al
"Independencia". Para mayor seguridad, avancé dos millas en su dirección i
reconocidos los buques enemigos, volví al puerto poniendo señales a la
"Esmeralda" de dos vapores a la vista disparando un cañonazo de aviso.
Comprendida la señal por la "Esmeralda", preguntó: ¿almorzó la gente? I
contestado afirmativamente, puso nuevas señales ordenándonos reforzar las
cargas i en seguida de seguir sus aguas. Nuestros buques avanzaron tres
millas al N. en dirección al enemigo, enfrentando a la quebrada de Iquique i en
disposición de batirnos. En este lugar i estando al habla nuestros dos buques a
distancia de 100 metros, el comandante Prat nos dijo al habla: Cada uno
cumplir con su deber.
A distancia de 100 metros cayó el primer disparo del "Huáscar" en el claro que
nos separaba. Ambas tripulaciones saludaron esta primera demostración del
enemigo con un ¡Viva Chile! i ordenándonos la "Esmeralda" abrigarnos con la
población, volvimos al puerto, tomando aquel buque su primera posición,
colocándome con el mío en los bajos de la isla. Colocados así, rompimos
nuestros fuegos sobre el "Huáscar", que nos atacaba rudamente.
La "Esmeralda" dirigía también sus proyectiles al mismo buque, haciendo por
nuestra parte abstracción de la "Independencia", que nos hacía fuego por
batería, pero cuyas punterías eran poco certeras. Un hora había pasado en
este desigual combate, cuando observé que el "Huáscar" gobernaba sobre la
"Esmeralda", dejando pasar por su proa a la "Independencia", que se dirigió
resueltamente a atacarnos. En ese momento estábamos a cincuenta metros de
las rompientes de los bajos, corriendo el peligro de ser arrastrados a la playa;
de tierra se nos hacía fuego de fusilería i la "Independencia" se acercaba para
atacarnos con su espolón. Comprendí entonces que mi posición no era
conveniente; desde ese punto no podíamos favorecer a la "Esmeralda" que se
batía desesperadamente. Una bala de a 300 del "Huáscar" había atravesado mi
buque de parte a parte, destrozando en su base al palo trinquete. Goberné
para salir del puerto, dirigiendo todo mis fuegos sobre la "Independencia", que
a distancia de 200 metros enviaba sus proyectiles.
Al salir de los bajos de la isla, fui sorprendido por una cantidad de botes que
intentaron abordarnos; rechazado este ataque con metralla de a 6 i fusilería,
continué rumbo al S. seguido por la "Independencia", que intentó tres veces
alcanzarnos con su espolón. Nuestra marcha en retirada era difícil; para utilizar
nuestros tiros teníamos que desviarnos de la línea de la costa, aprovechándose
la "Independencia", para acercarse i hacernos algunos certeros tiros por
baterías, i con su colisa de proa i las ametralladoras de sus cofas. El tercer
ataque parecía ser decisivo; nos hallábamos a doscientos cincuenta metros del
enemigo que, sin disminuir sus fuegos, se lanzó a toda fuerza de máquina
sobre nuestro buque. En ese instante teníamos por la proa el bajo de Punta
Gruesa.
El desigual combate anterior había durado hasta las 12 hs. 35 ms., es decir,
cuatro horas. Durante él se dispararon.
38 balas sólidas de a 70
27 granadas de a 70
30 id. comunes de a 9
4 id. de segmento de a 9
Muertos
Cirujano 1º don Pedro R.2º Videla, que una bala le destrozó los pies i murió a
las 7 de la noche.
Heridos
Poco después i cuando el enemigo estaba a cinco millas de nuestra popa, i por
la cuadra del vencido, vi dirigir su proa en su auxilio. Este retraso nos permitió
avanzar, distinguiéndolos nuevamente a diez millas i siempre en nuestra
persecución.
En la tarde del día 23 salimos de Tocopilla con rumbo al sur hasta las 11 de la
noche en que, a causa del fuerte viento i no avanzando sino una milla por hora,
resolví volver al puerto indicado i esperar mejor circunstancia. A las 5 A.M. del
24 zarpé nuevamente al sur, aprovechando la calma de la mañana.
Una floja brisa del norte me permitió largar velas, fondeando en Cobija a las 12
P.M. En este puerto nos pusimos al habla con el vapor "Santa Rosa", que venía
del norte, embarcando en él con destino a Antofagasta a los heridos i al
contador que debía solicitar del general en jefe el envío de algún vapor que nos
diera remolque.
Salí de Cobija a las 3 P.M. i navegando muy cerca de la costa, pasamos mui a
la vista de Mejillones, i aprovechando la brisa terral seguimos rumbo a
Antofagasta hasta la mañana del día siguiente, día en que a 20 millas de este
puerto recibimos remolque del vapor "Rimac" que nos condujo al fondeadero,
largando el ancla a las 3 P.M. del 25. A las 6 A.M. un fuerte temporal del Este
rompió el ancla i tres espías que amarraban el buque, i a pesar de fondear la
segunda ancla con 90 brazas de cadena fuimos arrastrados cinco millas a
fuera. A las 8 A.M. fuimos tomados a remolque por dos vaporcitos del puerto i
conducidos a la dársena, donde fuimos amarrados convenientemente con un
ancla i varias espías.
A la una de este mismo día, cuando creíamos estar en seguridad, nuestro vigía
anuncia la aparición del “Huáscar" por el S.O. i a poca distancia del puerto.
Tomé inmediatamente una posición que me permitiera defenderme; i
percibiendo al buque enemigo que se dirijía a apresar el transporte "Rimac"
que huía al N., le dirijí dos tiros con el fin de distraerlo i dar tiempo para la
salvación del transporte. Esto se consiguió, por que el "Huáscar" paralizó un
momento su marcha, siguiendo momentos después su propósito, pero
inútilmente. A las 4 P.M. el "Huáscar" volvió al puerto i después de un prolijo
estudio de la costa, lanzó su primer tiro a nuestro buque. Inmediatamente fue
contestado por nuestros cañones i los fuertes o baterías de tierra, siguiéndose
un tiroteo de dos horas sin resultado notable, habiéndose consumido por
nuestra parte 35 tiros de bala sólida.
CARLOS A. CONDELL
Los Combates Navales de Iquique y Punta Gruesa crearon una mística que
acompañó a las fuerzas chilenas durante toda la guerra, que permitió lograr la
victoria final a pesar de los inmensos sacrificios y penurias soportadas por
nuestro Ejército y Armada.Lo más importante de este combate, es que inflamó
el espíritu patriota de los chilenos y reforzó la tradición iniciada por el Almirante
Lord Thomas Alexander Cochrane, durante la Guerra de la Independencia, y
cumplida hasta la fecha, que es luchar contra el enemigo para "Vencer o
Morir", lema grabado en bronce en todas las unidades de la Escuadra Nacional,
la que al igual que en el pasado es la garante de la soberanía nacional.
Correrías del Monitor "Huáscar"
Gracias a su considerable andar, blindaje, poderosa artillería y muy en especial
a la audacia y habilidad de su Comandante, Miguel Grau Seminario, el monitor
"Huáscar" se constituyó en una seria amenaza a las líneas de comunicaciones
marítimas que sustentaban el esfuerzo bélico chileno.
El 26 de mayo de 1879 ataca Antofagasta y al día siguiente apresa dos naves
mercantes en Cobija.
El 3 de junio es avistado por el blindado "Blanco" y la cañonera "Magallanes" ,
pero logra escapar después de un corto duelo de artillería.
asegurado.
Antofagasta, mientras que los buques de la División del Comandante Juan José
retirada hacia el sur hasta que el Comandante Juan José Latorre Benavente
entrara en acción.
Mollendo, siendo cerca de las 09.00 horas, se divisaron tres humos al sur que
Villavicencio, respectivamente.
viró hacia el sur para advertir a los otros buques del peligro que les acechaba.
"Unión" trataría de atraer al blindado "Blanco" para evitar la captura de los otros
cayó en la trampa, pues conocía las velocidades desarrolladas por los buques
hasta los 4.200 metros, alcanzando con el primer proyectil el pico del palo
trinquete de la cañonera.
Mientras tanto, el Comandante Ferreyros hizo abrir las válvulas de fondo para
embarcara la tripulación.
que se hacían desde los botes, dispuso cesar el fuego y parar la máquina para
ante la actitud impasible de los oficiales peruanos, dedicó todos sus esfuerzos
para salvar la nave, atracándola al blindado "Blanco" para que con sus bombas
Después de dos horas de arduo trabajo en tapar las vías de agua con los buzos
usadas.
Campaña de Tarapacá
dominio del mar para facilitar los transportes marítimos propios e impedir los del
operaciones.
las fuerzas chilenas, a fin de impedirles alcanzar, a través de una victoria militar
enemigo.
Expedición a Ilo - 18 al 26 de febrero de 1880
ciudades, ya que atravesar el desierto de Atacama habría sido una tarea casi
imposible.
soldados que componían tres divisiones, quedando una en tierra en espera del
lancha.
siguiente.
Moquegua.
Mariño, quien arribó con su buque a Arica el 25 de febrero de 1880 para relevar
Condell de la Haza.
alcance y sin considerar que con los nuevos cañones podía batirlas sin ser
alcanzado.
Durante cincuenta minutos los buques se batieron con los fuertes del puerto,
sin recibir mayor daño, retirándose fuera del alcance de las baterías de tierra
posteriormente.
con el monitor "Huáscar" dentro del sector de fuego de las baterías de tierra de
200 libras y del monitor "Manco Capac" con sus cañones de 500 libras y
doce.
pocos metros donde otros dos bravos marinos dieron su vida por sus
El 24 de mayo de 1880 a las 17.00 horas, habiendo sido avistada una lancha
peruana en las cercanías del dique de El Callao, fue perseguida por las
los náufragos. Recogió sólo a siete, porque los otros ocho habían muerto en la
explosión.
cuando ésta tocó fondo y salir agotado a la superficie, donde fue recogido entre
cortarle el paso, pero Goñi les contestó el fuego con una ametralladora Gatling,
prisioneros.
brazas y a una corta distancia de la dársena, por lo que los peruanos intentaron
reflotarla.
Entre los días 27 y 29 hubo varios encuentros entre las fuerzas chilenas y las
la torpedera hundida.
La noche del 8 de junio a las 01.00 horas, la "Guacolda" con un bote a remos,
protegidas por el "Huáscar" se dirigieron al lugar del naufragio, que había sido
Al llegar ahí, hicieron descender al buzo del blindado "Blanco", José Sobenes
superficie.
fuego eléctrico.
La faena fue terminada a las 03.30 horas, haciendo detonar las cargas y
respectivamente.
Teniente Bianchi.
Al amanecer del día 6 , la "Fresia" cruzaba el espacio libre entre la playa y los
buques neutrales, cuando sorpresivamente fue atacada por la "Arno", que salía
dársena, para que quedaran dentro de la distancia de tiro de las baterías del
Comandante Viel, que ordenó que todos los buques fueran a proteger a nuestra
flotilla.
metros y se batía con los fuertes peruanos, cuando tuvo una falla en las
reconocía una lancha cisterna que los peruanos habían dejado fondeada.
Durante la refriega, una bala de fusil hirió al Aspirante Juan Antonio Morel
en el timón y la popa.
Reparadas las averías, pudo llegar por sus propios medios al costado de la
"Chacabuco".
Los restos del Aspirante Morel fueron enviados a Valparaíso y los de Adolfo
nuevamente en servicio.
AGUSTÍN ARTURO PRAT CHACÓN
Capitán de Fragata - 1848-1879
Fueron sus padres don Pedro Agustín Prat Barril, de antiguos ancestros en la
villa de Santa Coloma de Farnés, corregimiento de Gerona, en la región de
Cataluña, España, y doña María Luz Rosario Chacón y Barrios, hija de don
Pedro Chacón y Morales, y de doña Concepción Barrios.
Entonces dirigía la Escuela el Marino francés Juan Julio Feillet, secundado por
su compatriota Anatolio Desmadryl. Los jóvenes Prat y Uribe formaron parte del
llamado “Curso de los Héroes”, integrado, entre otros, por Constantino Bannen
Pradel, Carlos Condell de la Haza, Wenceslao Frías Urrutia, Miguel Gaona
Yáñez, Juan José Latorre Benavente, Francisco Javier Molinas Gacitúa, Carlos
Moraga Suzarte, Jorge Montt Álvarez, Guillermo Peña Urizar, Emilio Valverde
Prieto, por nombrar los más importantes, todos ellos personajes destacados en
la Guerra del Pacífico.
Su primer año fue irregular en los estudios, distraído, continuaron sus
dificultades con las matemáticas. Sin embargo, al igual que en la escuela, se
sobrepuso y logró una medalla de plata por sus logros.
Por esos días, presenta un marcado desarrollo físico, antes tan débil y
enfermizo, fortalecido por la práctica constante de ejercicio gimnástico. Su tío
Jacinto, recordaba que podía levantar pesadas barras de hierro y soportarlas
por largos minutos con los brazos extendidos.
En julio de 1861, en sus pruebas finales de teoría, obtuvo el primer lugar entre
sus compañeros.
Guardiamarina
También se envió a la corbeta en busca del vapor inglés "Lima", que se había
varado y naufragado en el bajo “Lagartos”, frente a la península de Mejillones,
salvándose todos sus pasajeros, que fueron llevados a Cobija por un clipper
norteamericano.
El 21 de julio de 1864, rindió los exámenes teóricos y prácticos para obtener los
despachos de Guardiamarina Examinado, los que aprobó destacadamente.
El 09 avistó un vapor que venía del Atlántico y salió a reconocerlo. Era otra
cañonera rusa, por ella se tuvo noticias que en Montevideo había un pequeño
vapor español y un bergantín que no había reconocido. En la imposibilidad de
obtener noticias más recientes, regresó al norte, fondeando en Playa Parda,
donde halló varada a la cañonera rusa "Sobel" que había zarpado horas antes
de Punta Arenas. La sacó a flote a remolque por lo que permaneció allí dos
días. En esta maniobra de reflotamiento, el teniente Prat tuvo una destacada
participación.
A mediados del año, volvió al pontón “Thalaba" por un corto tiempo y luego
trasbordó al "Ancud", realizando viajes a Arauco, Valdivia y el Estrecho de
Magallanes.
El Teniente 1°
Pese al intenso trabajo propio del cargo de Oficial del Detall, o Segundo
Comandante, se daba el tiempo para dedicarse al estudio de las matemáticas,
especialmente cosmografía y trigonometría esférica, por las cuales tenía
predilección. También estudiaba otros ramos que le eran necesarios para
obtener su licencia en Humanidades y poder así ingresar a la Universidad, con
el propósito de estudiar derecho.
El 08 de enero de 1870, la “O'Higgins" se dirige a Isla de Pascua, llevando
cadetes de la Escuela Naval y aprendices de marineros, en viaje de instrucción,
con el propósito de levantar planos de las costas que visitaran. La comisión fue
cumplida íntegramente. Se hizo un plano general de la isla, dirigido por el
Director de la Escuela de Aprendices de Marineros, Teniente Ignacio Gana, al
que cooperaron los oficiales del buque y los cadetes de la Escuela Naval.
Con el objetivo de poder rendir los exámenes que le faltaban para poder
ingresar a la universidad, elevó una solicitud al Consejo Universitario pidiendo
se le concediera el derecho a rendir estas pruebas, en la fecha en que creía
estaría de regreso de una comisión que debía cumplir su buque en Mejillones.
Al llegar a Valparaíso el 30 de octubre, solicitó licencia por asuntos particulares,
la que le fue concedida, para rendir sus exámenes pendientes en el Liceo de
Valparaíso y en el Instituto Nacional de Santiago. En ambos tuvo éxito,
quedando en posesión del grado de Bachiller en Humanidades, lo que le
permitía estudiar derecho en la universidad.
Todo esto lo logró en una época en que no sólo necesitaba dividir su tiempo,
sino que además se veía seriamente entorpecido para presentarse en el
momento oportuno a rendir sus pruebas de competencia, debido a sus
funciones a bordo.
Allí, como se pudo, se pasaron cabos a tierra. Se despojó del cabo que lo ataba
y procedió a dirigir la maniobra de pasar espías, tanto para afirmar el buque
como para poder abandonarlo, pues ya no podía hacerse otra cosa a bordo,
sino que esperar en tierra que pasase la tormenta. Los oficiales de marina y la
tripulación que se hallaba en tierra procedieron al salvamento de la gente,
lográndose hacerlo sin ningún percance a las tres y media de la mañana,
gracias a la brillante labor que había desplegado desde a bordo. El último que
dejó la nave fue el Comandante Lynch.
El año 1870 inició sus estudios para convertirse en abogado. Éstos los inició
con su egreso como alumno libre de Humanidades en el Liceo de Valparaíso y
el Instituto Nacional. En 1871, obtuvo el diploma del Bachillerato en Filosofía y
Humanidades, requisito exigido para iniciar sus estudios de derecho,
encontrándose entre sus examinadores el destacado historiador y hombre
público Diego Barros Arana.
Es del caso destacar que sus estudios de leyes los realizó sin descuidar su
labor como Subdirector y frecuentemente, de Director de la Escuela Naval.
En julio de 1876, aprobó sus últimos cursos. Listo para licenciarse, debió
sortear una cédula entre diversos ramos y dar examen sobre ella. Su cédula fue
derecho romano, que aprobó entre los días 24 y 26 de julio, junto con la
aprobación de su Memoria de Prueba para optar al grado de Licenciado,
titulada "Observaciones a la Lei Electoral Vijente", escrita en el marco de la
promulgación de la nueva ley electoral, durante el gobierno del Presidente de la
República Federico Errázuriz. Prat analizó la ley, planteando que con ella era
posible avanzar en la libertad electoral, encontrándole contradicciones y a
veces un texto poco claro, sin embargo, recalcó que era una ley
"eminentemente liberal", para terminar opinando "Buena en el fondo, tiene la
necesidad de serias e importantes reformas en materia de reglamentación, si
ha de alcanzar el alto objetivo que está a ser destinada: ser garantía eficaz de
que el resultado de las urnas sea feliz expresión de la voluntad nacional".
Arturo Prat
Pero esta situación no duro mucho tiempo. Cuando don Rafael Sotomayor
debió viajar a Antofagasta llevando el plan del gobierno para la Escuadra,
solicitó a la Comandancia General de Marina un ayudante que le sirviera de
secretario y asesor en asuntos navales, siendo designado para estas funciones
él. Ambos se embarcaron en un vapor de la carrera el 29 de marzo, llegando el
02 de abril, después de hacer escala en Coquimbo y Caldera. Aquí abordaron
el buque insignia de la Escuadra, blindado “Blanco Encalada”, siguiendo en él
hasta Iquique, donde recibió la orden de notificar el bloqueo de Iquique a las
autoridades peruanas. Bajó a tierra el 05 de abril, ya en guerra declarada y con
la espada envainada en la mano izquierda y en la derecha un pliego cerrado,
pasó entre el gentío curioso y preguntó por la casa del Prefecto de la ciudad,
Sr. Dávila. Conocida la dirección, siguió su camino, siempre rodeado de gente
que se abría paso ante su presencia, hasta llegar a su destino. El Prefecto lo
recibió cortésmente, pero con evidente nerviosismo, al punto que no pudo abrir
el despacho, lo que tuvo que hacer el propio Prat. Enterado que el puerto sería
bloqueado, el funcionario peruano se limitó a hacer presente una protesta que
como contestación entregó a Prat, quien a su vez, le solicitó autorización para
dejar una nota similar al Decano del Cuerpo Consular, en la que se manifestaba
que la actitud hostil del Perú hacia Chile, en el conflicto con Bolivia, había
llevado a nuestro país a bloquear el puerto de Iquique y le indicaba a los
extranjeros residentes que podrían embarcarse en los vapores al ancla en la
bahía con el pasaporte del respectivo Cónsul.
Su heroica muerte sobre la cubierta del "Huáscar" fue el ejemplo a seguir por
todos los chilenos, que hasta ese momento no comprendían el por qué de la
guerra. La Nación se cohesionó en torno a su figura y la de sus compañeros de
gloria, los que hasta el momento se mostraban impávidos frente a la guerra,
ahora se enrolaban tanto en el Ejército como en la Armada.
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1843. A los quince años se incorporó como cadete de la Escuela Naval. Allí
junto a Arturo Prat Chacón, Juan José Latorre Benavente, Jorge Montt Álvarez,
Francisco Javier Molinas Gacitúa, Luis Anacleto Castillo Goñi, Luis Uribe
Orrego, Carlos Moraga Suzarte y otros, pasó a formar parte de lo que más
mayo de 1879.
toma de Pisagua, el bloqueo de Arica y poco más tarde, el combate contra las
ÉXITO HIJITO