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TRIBUNAL : 28° JUZGADO CIVIL DE SANTIAGO

CAUSA : “LOPEZ CON ACOSTA”

ROL : C-93-2019

EN LO PRINCIPAL: CONTESTA DEMANDA; PRIMER OTROSÍ: MEDIOS DE


PRUEBA; SEGUNDO OTROSÍ: ACOMPAÑA DOCUMENTOS.

S.J.L. EN LO CIVIL DE SANTIAGO (28°)

GUILLERMO ANDRES HENRÍQUEZ MORALES, abogado, domiciliado en


San Antonio N°19, oficina 1504, Santiago, en representación de doña PAULA
LORENA ACOSTA HERNANDEZ, dueña de casa, domiciliada en Pasaje Los
Cubistas N°4711, Villa los Versalles IV, comuna de Maipú, ciudad de Santiago, en
autos sobre juicio sumario de precario, rol C-93- 2019, caratulado “LOPEZ con
ACOSTA” a U.S., respetuosamente digo:

Que en este acto, mediante minuta escrita, y de conformidad a lo dispuesto


en el artículo 682 del Código de Procedimiento Civil, procedo a contestar la
demanda incoada en contra de mi representada, en virtud de las siguientes
consideraciones de hecho y de derecho que procedo a exponer:

I- RELACION DE LOS HECHOS:

Mi representada contrajo matrimonio con don Jorge Richard Pinochet


López, el día 19 de abril de 1994, en la circunscripción de Maipú, bajo la
inscripción número 732 del mismo año, con el régimen de sociedad conyugal. De
este matrimonio, nacieron sus 3 hijos, Romina Alejandra, Paulina Stephanie y
Richard Alexis, todos de apellido Pinochet Acosta.

Durante todo ese tiempo, mi clienta se dedicó al cuidado de los hijos y a las
labores del hogar en común. En base a lo anterior, jamás pudo trabajar, ya que su
otrora cónyuge era de aquellos de mentalidad machista, al cual no le parecía que
la mujer trabajase. El problema fue S.S., que durante toda la duración del
matrimonio, fue sólo él quien pudo enriquecerse, producto de su trabajo, en
desmedro de mi representada, que no era remunerado.

Así las cosas, y producto de desavenencias de pareja, su ex cónyuge


decidió hacer abandono del hogar en común -actual propiedad donde vive-
aproximadamente el mes de octubre de 2010, continuando dicha propiedad como
vivienda para sus hijos y para mi clienta.

Luego, tiempo después, mi patrocinada se enteró de que la habían


demandado de divorcio unilateral, y que, aun más, existía sentencia definitiva que
declaraba disuelto el vínculo matrimonial. El problema S.S., en sí no era la
declaración de divorcio, sino que el estado de indefensión que causó a mi
representada el hecho de no poder defenderse de una manera adecuada, más
precisamente no pudiendo tener la oportunidad de demandar una compensación
económica que pudiese, en parte, retribuir todos los años de trabajo que realizó
“gratuitamente”, sin poder obtener patrimonio alguno, a diferencia de su ex
cónyuge. Esto ocurrió S.S., por el hecho de que no pudo solventar el gasto de un
abogado que la representara en dicha demanda a la época de la audiencia
preparatoria, y que trajo consigo su indefensión total.

Ulterior a esto, intentó en vano un recurso de apelación en contra de dicha


sentencia, el que lamentablemente no prosperó.

Ahora bien, el asombro radica en la manera dolosa que su ex cónyuge


pretende desconocer todo lo aportado por clienta, y lo más importante, sostener
que él ignoraba que ella viviera ahí; o bien, que por su mera tolerancia ocupó
la propiedad sub-lite, lo que no es verdadero.

II- DEMANDA DE PRECARIO INTENTADA POR DON JORGE


RICHARD PINOCHET LÓPEZ :
Dicho lo anterior, con fecha 24 de enero de 2018, el ex cónyuge de mi
patrocinada interpuso una demanda por acción de precario en contra de mi clienta,
radicada en el 25° Juzgado Civil de Santiago, bajo el rol C-2680-2018,
Caratulados “Pinochet / Acosta”, fundada en que él ignoraba que ella viviera ahí;
o bien, que por su mera tolerancia ocupó la propiedad sub-lite, lo que no es
verdadero.

Bajo este contexto, esta parte hizo sus descargos, principalmente basados
en que era imposible que se configurase la situación de hecho que constituye el
precario, por cuanto la ocupación de la propiedad por parte de mi representada es
precisamente amparada de los deberes y obligaciones que derivaban del contrato
solemne que constituye el matrimonio, y que, a mayor abundamiento, no puede
sustraerse del conocimiento de que mi representada ocupa actualmente la
propiedad, no concurriendo los requisitos copulativos que se sostienen tanto
en doctrina como la jurisprudencia nacional, para que se configure el
precario.

Es así, que con fecha 28 de septiembre de 2018, S.S. del 25° Juzgado Civil
de Santiago, de manera correcta, resolvió rechazar la demanda de precario en
todas sus partes, con expresa condenación en costas. Con ello, la parte
demandante no intentó siquiera apelar a dicha sentencia definitiva, por no tener
motivo plausible.

III- MAQUINACIÓN FRAUDULENTA.

En virtud de los hechos anteriores, la demandante empezó a ardid una


estrategia con el fin de burlar el derecho. Para esto, con fecha 17 de octubre de
2018, don José Pinochet López, (ex cónyuge de mi representada), celebró un
contrato de compraventa con la demandante, doña Amanda Jacinta Del Carmen
López Vargas, quien casualmente resulta ser tía y familiar del primero. Esto S.S.
no es más que una treta legal para burlar la correcta aplicación del Derecho.

A mayor abundamiento, doña Amanda Jacinta Del Carmen López Vargas,


conoce perfectamente a mi representada desde hace mas de 30 años, teniendo
PLENO CONOCIMIENTO que mi clienta, doña Paola Lorena Acosta Hernández,
fue cónyuge durante varios años de su sobrino, y que, además, fue ella quien se
dedicó al hogar y al cuidado de los hijos en común, precisamente siempre en la
propiedad sub lite, y que, señalar que ahora ella tiene ignorancia o mera tolerancia
es una falsedad absoluta. Basta con examinar la correlación de los hechos hasta
llegar a esta demanda, para entender que el libelo carece de veracidad y
fundamento legal.

EN CUANTO AL DERECHO:

El precario es una acción meramente formal, teniendo que darse los


presupuestos de ignorancia o mera tolerancia. Es así, que no se configura el
primero de los requisitos de “ignorancia”, por cuanto la demandante siempre ha
tenido total conocimiento de los hechos, y el conocimiento S.S., es contrario a la
ignorancia, por tanto, dicho conocimiento radica en que mi representada fue
cónyuge del anterior propietario, y que, dicho sea de paso, también fue familiar
por afinidad de la demandante en autos. Es así S.S., que la demandante
siempre ha tenido pleno conocimiento de los hechos, y del origen por el cual mi
clienta ocupa la propiedad, el cual como se señaló, corresponde a que existió un
vínculo matrimonial.

Por otra parte, la mera tolerancia tampoco existe, ya que, dentro de las
obligaciones propias del matrimonio, coexisten obligaciones tanto patrimoniales,
como personales. Una de las obligaciones patrimoniales que tienen los cónyuges,
es precisamente la obligación de dar alimentos, el cual debe entenderse en su
concepto amplio, incluido la vivienda. Por lo tanto, no existe mera tolerancia, por
cuanto cumplió con aquella obligación. Ergo, desapareciendo la mera tolerancia e
ignorancia, no se configura el precario. Es así, que puede existir cualquier otra
acción, pero no la del precario.

A mayor abundamiento, y como se aportará en la etapa procesal pertinente,


mi clienta puede dar cuenta de que la ocupación que realiza de la propiedad sub-
lite radica no por mera tolerancia, ni mucho menos ignorancia de la demandante, y
tampoco sin título alguno.

En este sentido, más bien se infiere como un antecedente omitido por la


demandante, el hecho de que el anterior propietario y mi representada se
encontraban ligados jurídicamente en matrimonio, sino hasta recientemente el año
pasado.

Al efecto, es preciso aludir lo determinado por la Iltma. Corte de


Apelaciones de Santiago, en causa rol 262-2017: “(…) SEXTO: Que, de acuerdo a
lo expuesto, entonces el demandado ocupó la propiedad bajo un título de
familia, en su calidad de cónyuge de doña Élida Llancanao Antinao, por lo que
no puede afirmarse, como lo dice expresamente la demanda y que se sometió a
decisión del tribunal de la instancia primera, que el demandado desde el año 1980
está ocupando el inmueble por mera tolerancia o ignorancia, siendo que es
imposible para la actora desconocer que a esa fecha estaba casada y conviviendo
con el demandado desde el año 1967.

Debe recordarse que el matrimonio conlleva dentro de sus fines el


vivir juntos de acuerdo con el artículo 102 del Código Civil, lo que por regla
se realiza bajo techo, esto es, dentro de un inmueble que representa el hogar
de la familia. Esto es coherente con el régimen o deber de vivir juntos tanto
en la antigua legislación como la actual, primero como señalaba originalmente
el Código, en una régimen obligacional diciendo en el original artículo 133 del
mismo cuerpo que: El marido tiene el derecho para obligar a su mujer a vivir con él
y seguirle adonde quiera que traslade su residencia”, salvo peligro inminente de la
mujer, y la “mujer, por su parte, tiene derecho a que el marido la reciba en su
casa”, y luego la ley 18.802 del año 1988 que reemplazó dicho artículo: “Ambos
cónyuges tienen el derecho y el deber de vivir en el hogar común ”. En ambas
normativas, pero con otros términos, el marido y la mujer tienen el derecho/deber
de vivir en el hogar común, residencia de la familia, o donde vivía la familia si es
que ésta se encontraba separada, es decir, si es que marido y mujer se
encontrasen separados, como suponía la normativa original del Código, lo que
guarda armonía con los fines del matrimonio. Aquél es precisamente el título con
que el demandado entró y convivió en el inmueble de autos junto la actora de
acuerdo a lo que se ha venido razonando, lugar en el que se encuentra hasta la
fecha.

Continua la sentencia: “SÉPTIMO: Que la calidad de cónyuge derivó de un


matrimonio, el que es definido y calificado expresamente por la ley como un
contrato, de acuerdo con el artículo 102 del Código Civil. En esa medida y puesta
en relación con el artículo 2195 del Código Civil, que exige la ausencia de un
contrato, y por mera ignorancia y mera tolerancia del dueño, puede entenderse
que el matrimonio cumple la exigencia de la ley civil;

OCTAVO: Que la existencia de un divorcio sobreviniente, jamás fue


alegado en el libelo pretensor de la demandante, para fundamentar su acción
de precario-lo que lo deja fuera de la discusión de autos-, sino que su fundamento
fáctico y al cual la judicatura debe dar lugar o no, es lo alegado por éste: que el
demandado no tendría título desde febrero del año 1980. Lo que como hemos
visto no es el caso.

Es menester señalar que para que no hubiera habido título desde esa
fecha, en el mejor de los casos debió alegarse un matrimonio simplemente nulo,
que no amparase en título al demandado desde el año 1980, ya que se hubiera
entendido que jamás habría habido matrimonio; sin embargo, ella no es la
hipótesis.

NOVENO: En esos términos demandados, esta Corte no puede dar por


establecida la premisa fáctica de la demanda, razón por la cual la demanda no
puede prosperar en los términos formulados(…)”

A mayor abundamiento, conviene también citar lo resuelto por la Exctma.


Corte Suprema, en causa rol 35215-2016, sentencia de reemplazo: “Tercero:
Que, en este contexto, es posible afirmar que el simple precario consiste en una
situación de hecho concebida con absoluta ausencia de todo vínculo jurídico entre
dueño y tenedor de la cosa, o entre éste y la cosa, una tenencia meramente
sufrida, permitida, tolerada o ignorada, sin fundamento, apoyo o título de
relevancia jurídica, que tiene el dueño de una cosa determinada para exigir de
quien la ocupa, sin título que lo justifique, la restitución, por existir mera tolerancia
de su parte.

Prosigue la sentencia de casación: “Noveno: Que, de esta manera, se


puede concluir que la tenencia u ocupación de la propiedad por parte de la
demandada no deriva de “una actitud permisiva, de transigencia,
aquiescencia o condescendencia” de las actoras, sino que de una relación
contractual matrimonial previa (…)”

Podemos dilucidar, entonces, que, la Excma. Corte Suprema tiene zanjado


el criterio respecto de los cónyuges que ponen fin al vínculo matrimonial, en
cuanto a que no existe la mera tolerancia ni menos ignorancia en dicha situación,
y que, por consiguiente, es imposible que la nueva dueña de la propiedad, que
como se dijo, es tía del ex cónyuge de mi patrocinada, y hasta hace poco, familiar
por afinidad de la misma, desconociera o ignorara el matrimonio y el título por el
cual mi clienta ocupa la propiedad. Por tanto, no procede incoar la acción de
precario, sino más bien, una eventual reivindicación u otra acción afín, pero de
ninguna manera precario.

Por tanto;

Sírvase S.S.: En virtud de lo anteriormente dicho, tener por contestada la


demanda de precario en contra de mi representada, y en definitiva, sea rechazada
en todas sus partes, con expresa condenación en costas, en atención a la mala
fe de la actor.

EN EL PRIMER OTROSÍ: Ruego a S.S. tener presente que me valdré de todos los
medios de prueba que la ley me franquea, para efectos de la contestación de la
demanda.

EN EL SEGUNDO OTROSÍ: Ruego a S.S. tener por acompañados los siguientes


documentos, con citación:
- Certificado de matrimonio;

- Certificados de nacimiento de hijos;

- Sentencia de divorcio, rol 2558-2017 de fecha 19 de junio de 2017;

- Sentencia definitiva dictada por el 25° Juzgado Civil de Santiago, bajo el


rol C-2680-2018, Caratulados “Pinochet / Acosta”

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