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V) CONCLUSIONES pág 7
I. NOCIONES GENERALES
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directiva a los cotitulares permitiendo que establezcan el destino del objeto de su
derecho a efectos, justamente, de evitar conflictos.
El pacto de los condóminos respecto del destino de la cosa será, en principio, el
que deba ser tenido en cuenta. La convención puede ser expresada en la propia
constitución del derecho o con posterioridad. En consecuencia, los acuerdos en
este sentido pueden variar el destino de la cosa y facultar su uso y goce
conforme a lo convenido
Si no existe pacto, el ordenamiento remite a la propia “naturaleza de la cosa”,
es decir, al fin que determina su esencia y la diferencia de las demás.
Si la estructura del objeto no permite delimitar su funcionalidad, o si la cosa
tiene más de un destino “natural”, deberá determinarse por el uso al cual estaba
afectada de hecho.
En principio, el acuerdo debe ser unánime, ya sea por la voluntad expresa de
todos los condóminos, o por la aceptación tácita del uso al que está destinada la
cosa. La oposición “fehaciente” de uno de los comuneros dará lugar a la
aplicación de del artículo 1988, y deberá resolverse judicialmente.
La nueva legislación se inclina por el respeto a la autonomía de la voluntad para
el establecimiento del destino de la cosa común en el condominio, permitiendo
que los copartícipes puedan convenir la finalidad a la que será afectada de
acuerdo al objetivo que los ha unido como cotitulares del derecho.
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En ese orden de ideas, y de acuerdo a las circunstancias particulares, los
condóminos podrán realizar convenios de uso alternado, o exclusivo y
excluyente en los términos de los artículos 1987 y 1988; decidir sobre la
administración de la cosa reunidos en asamblea de conformidad con lo
establecido en los artículos 1993 y 1994; o pedir la partición ajustándose a las
normas de la división de la herencia en tanto sean compatibles (arts. 1996 a
1998), y siempre que no se trate de un Condominio con indivisión forzosa
temporaria o perdurable (arts. 1999 y subsiguientes).
En el marco de la autonomía de la voluntad, el Código Civil y Comercial de
Nación recepta expresamente los pactos de uso alternado o exclusivo y
excluyente de la cosa común o de una parte material de ella.
Los convenios de uso y goce se encontraban previstos en el Código velezano
para la comunidad hereditaria en el marco de la denominada “partición
provisional” definida en el artículo 3464 como aquella que se configuraba
“cuando los herederos sólo hubiesen hecho una división de goce o uso de las
cosas hereditarias, dejando subsistir la indivisión en cuanto a la propiedad”. Ello
daba lugar a la interpretación en favor de esta clase de acuerdos como una
suerte de partición del uso y del goce.
En cuanto a la forma, y al igual que en la determinación del destino de la cosa
común, la nueva normativa no impone ningún requisito, por lo tanto, los pactos
podrán ser tácitos o expresos; y en este último caso podrán realizarse por
escrito, ya sea en instrumento público o privado.
Si bien no existe forma impuesta en los términos del artículo 285, es
aconsejable que los convenios de uso y goce formen parte de los instrumentos
que contengan la constitución del condominio, o se formalicen expresamente por
separado, simultáneamente o con posterioridad al nacimiento del derecho.
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V. CONCLUSIONES.
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conflictos que pongan en riesgo la subsistencia del condominio en cada caso
particular.
Mariela GATTI
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BIBLIOGRAFÍA: