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Introducción
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ara entrar en el tema enunciado, cabe resaltar que Hegel sigue siendo un
teórico desconocido o poco estudiado por los pensadores críticos del Esta-
do y la política en la época actual; ello a pesar de importantes excepciones
(Gramsci, 2000; Vacca, 2020; Dussel, 1990; Zavaleta, 2009b). En este capítulo se
argumenta sobre sus grandes contribuciones al respecto del Estado moderno y
se busca recoger elementos de su teoría para esclarecer la actual crisis orgánica del
mismo. Una contribución central, fundamental, es la forma en que la teoría de Hegel
propone comprender al Estado como Estado integral; esto es, como una totalidad
social orgánica del poder, lo que arroja nuevas y más profundas perspectivas para
analizar las estructuras, los asuntos, las relaciones políticas y las formas del Estado
modernas (Hegel, 2004, 155-311); (Gramsci, 2000, C. 6, § 88 y C. 8, § 142).
El presente texto busca extenderse sobre Hegel, en la perspectiva de enri-
quecer la crítica de la hegemonía que el capital ejerce en la historia contempo-
ránea. El estudio se acompaña también de una revisión de los planteamientos
de algunos autores clásicos europeos y latinoamericanos del siglo xx y xxi que
dan luz sobre su pensamiento teórico y la importancia de su noción del Estado.
Para recuperar a Hegel, este escrito se apoya en la perspectiva que sobre su obra
1 Responsable del Proyecto papiit in307719 de la unam, titulado "Las sociedades civiles latinoa-
mericanas en la crisis estatal de América Latina. Perspectivas teóricas y análisis concretos". Lucio
F. Oliver Costilla es Dr. en Sociología, profesor titular “c” de Tiempo Completo en la unam, docente
en el Posgrado en Estudios Latinoamericanos y en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Autor
de varios libros sobre el Estado integral en América Latina y el pensamiento social histórico crítico
en la región.
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tienen Marx y Gramsci, aunque con algunos reparos y puntuaciones. En ese sentido,
exponemos una apreciación acerca de la relación de continuidad/discontinuidad
Hegel-Marx-Gramsci en la construcción crítica y el desarrollo de una teoría social
acerca del Estado moderno basada en un necesario e imprescindible estudio de
las relaciones sociales y contradicciones de la realidad, con la ayuda de la noción
de totalidad y del método de la dialéctica (Vacca, 2020), muy distantes de quienes
incluso hoy (Barros, 2013) ven en Hegel y en su apropiación por dichos autores
una filosofía preestablecida y positivista de la historia.
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evaluar las transformaciones estatales en sociedades que estaban pasando por con-
trarrevoluciones, revoluciones pasivas, nuevas revoluciones populares y procesos
de creación de nuevos Estados. Por su parte, Gramsci se aproximó a Hegel en un
momento político histórico muy diferente que le llevó a leerlo primero por inter-
medio de su vinculación con la perspectiva de Croce, después a través de reconocer
su relación con las concepciones políticas de Engels y Lenin y posteriormente, ya
en sus textos de la prisión, por la incorporación más puntual a su teorización de
nuevos aspectos de la obra en Marx y por medio de una lectura crítica de su propia
experiencia política en la que Hegel será leído de otra manera y distanciado de
Croce (Gramsci, 2000; Vacca, 2020).
Por todo lo anterior, me parece adecuado apreciar las perspectivas del Estado
en Hegel, recogidas críticamente en la obra de Marx y Gramsci, a partir de una
relación de continuidad y discontinuidad.
Además de lo enunciado hay otros aspectos:
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“Marx contra Hegel el núcleo racional y la matriz generativa”, capítulo 9 (Dussel, 1990).
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realidad efectiva de la idea ética, el espíritu ético como voluntad sustancial patente,
clara para sí misma, que se piensa y se sabe y cumple aquello que sabe precisamente
porque lo sabe. En las costumbres tiene su existencia inmediata y en la autoconciencia
del individuo, en su saber y actividad, su existencia mediata; el individuo tiene a su
vez su libertad sustancial en el sentimiento de que él es su propia esencia, el fin y el
producto de su actividad (Hegel, 2004: §257, 227).
De esta manera, el poder político moderno, históricamente posible por las luchas
político-sociales que dieron carta de naturalización a los individuos modernos
separados de la comunidad, estructurado de acuerdo con el concepto teórico,
era en términos de Hegel, el depositario de un determinado proyecto histórico
político de poder orgánico concentrador de una nueva libertad racional, a la vez
que incluyente de una eticidad secular. El Estado moderno fue conceptualizado
por Hegel como ámbito institucionalizado y legítimo de la libertad ética racional
general, cuyas condiciones ya existían en la realidad histórica en movimiento
(Hegel, 2004: 227-233).
Esta institucionalidad integral era para Hegel un elemento de crítica a la
enajenación social que resultaba de la competencia mercantil entre individuos
productores aislados, pero objetivamente interdependientes (Hegel, 2004: 183-
226), y producto de la lucha de intereses económico-corporativos de los esta-
mentos. Así, el Estado ético político moderno se constituía para Hegel también
en una propuesta de superación en la sociedad, de la separación y el aislamiento
individuales3 y de la confrontación de intereses locales.
¿Cómo reducir esa complejidad de la noción de Marx acerca del Estado moderno a los
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la burguesía, y la noción de que todo poder político es el poder organizado de una clase
para la opresión de otra, sin entender que para Marx en sentido teórico, como para Hegel,
el Estado era siempre algo más complejo y universal, una forma política y social histórica
general, que durante la propia vida de Marx sufrió transformaciones histórico-políticas
fundamentales, con las revoluciones de 1848, el bonapartismo, la guerra civil en Francia
y la posterior Tercera República?
4 Sin duda, los énfasis de Marx sobre el carácter clasista instrumental del poder estatal en
algunos textos fue producto de su interés político de combatir ciertas creencias sociales de
los obreros que los llevaban a subalternizarse a una visión interesada y unilateral del culto
al Estado como ámbito racional e histórico dominante de todos en las naciones europeas.
Y esos textos circunstanciales opacaron otras reflexiones de fuerte densidad teórica que
hay en sus obras; por ejemplo, las apreciaciones que encontramos sobre el Estado como
afirmación universal con autonomía relativa de una forma productiva ante el cual los tra-
bajadores tienen la obligación de conquistar el poder político como clase independiente,
en obras como La ideología alemana, El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, El capital, la
guerra civil en Francia y la crítica al programa de Gotha. Además, algunas apreciaciones de
Engels, como su “Prefacio” de 1895 al texto de Marx, Las luchas de clases en Francia (En-
gels, 2012), conocido como su testamento político. Autor que aprovechamos para hacerle
un homenaje en su reciente aniversario de 200 años.
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“La doctrina de Hegcl sobre los partidos y las asociaciones como trama ‘privada’
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En su obra, Hegel teoriza a la sociedad moderna como una en la que es posible que
se produzca la autoconciencia y el reconocimiento colectivo entre los individuos,
basado en la independencia personal y la voluntad libre individual. Derechos ya
universales de los individuos y de las clases (Hegel, 2004: 61-84).
Las clases, base del Estado para Hegel, eran formas sociales de amplio espectro de
totalidad: existían en la historia y en su presente: en las relaciones de propiedad y
poder, en el trabajo, en la vida burocrática, en la política y en la cultura. En ellas,
los individuos se organizaban y adquirían sentido de identidad y de ubicación cultu-
ral-política. La moderna sociedad ya incluía la nueva determinación civil mercantil
capitalista; los individuos tenían como común una determinada constitución inicial
en las relaciones sociales de competencia y también de interdependencia. Esto es,
la gran mayoría de los individuos en la nueva sociedad capitalista se constituían a
partir de un sentido de socialidad que surgía del hecho material de la mutua depen-
dencia por medio del trabajo. Así, para Hegel todas las clases eran el sustento activo
y consciente del Estado, tanto como masa, como en su calidad de agrupamientos de
individuos específicos con intereses diferenciados y con identidades que los hacían
partícipes de las instituciones ético-políticas. Eso, para Hegel, significaba poner el
acento en la perspectiva de interacción entre la individualización y su vínculo activo,
voluntario y libre en los grupos sociales, con sustento en una actividad económico-
productiva, pero que se complementaba y se constituía de manera destacada en el
ámbito teórico-cultural. Las clases eran resultado de que los individuos asumieran
libre y conscientemente sus posibilidades en la agrupación colectiva, la unidad de
la sociedad y en su inclusión en el Estado (Hegel, 2004: §189-198).
Respecto de la caracterización de la sociedad civil (Hegel, 2004: § 182), aspecto
en el que Marx le reconocía ser una referencia (Marx, 2011: 39), Hegel destaca su
característica de constituir un Estado externo siempre en relación con el Estado
político interno; es decir, su condición de resumen activo condicionante de las
interacciones objetivas y de las condiciones materiales y espirituales de vida de
la sociedad moderna, con todo y sus relaciones y contradicciones (Marx, 1987).
La noción de sociedad civil de Hegel fue utilizada por Marx y Engels, desde su
juventud, con acumulados elementos teóricos que los llevaron a insistir en que la
sociedad civil “era el verdadero foco y escenario de toda la historia” (Marx y Engels,
2007: 39), así como en que la anatomía de la sociedad civil era la economía política.
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El texto crítico de Marx sobre los Principios de la Filosofía del Derecho de Hegel (Marx,
2013) es un escrito incompleto, y no se ha encontrado su apreciación sobre toda
la obra ni sobre tres puntos centrales de la tercera parte del texto de Hegel. Estas
partes faltantes aluden a la noción integral ético-política del Estado, a la familia y
la sociedad civil, esto es, al sentido que para Hegel tenía la noción de un Estado
racional y general como propuesta de totalidad orgánica social (suma de familia,
sociedad civil y Estado político). Es lógico aseverar que las tesis de Hegel recuperan
sus ideas vertidas en la Fenomenología del Espíritu (Hegel, 2017), como en la Ciencia
de la Lógica (Hegel, 2013): considero que dichas obras dan el horizonte, el sentido
y la tónica de lo que para él era lo específico del avance social e histórico político
pero el sentido en que la utiliza es similar al sentido que le da Gramsci a esta última.
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moderno. Sus tesis enmarcan y dan significado a sus estudios sobre la comunidad,
la familia, la sociedad civil y el Estado, a la luz de las grandes transformaciones
europeas que incentivó la revolución francesa de 1789 y la expansión napoleónica.
En suma, dichas obras constituyen una clave para entender la forma en que Hegel
abordaba los fundamentos económicos, socioculturales y políticos de la relación
de los individuos, las clases y las masas con el Estado moderno, sus instituciones
y sus órganos mediadores.
La lectura tradicional sobre Hegel a partir de una revisión superficial de los
textos tempranos de Marx, basada exclusivamente en observaciones de referencia
incompleta, sugiere que Hegel tenía una concepción idealista y unilateral del Esta-
do, que proponía un culto al Estado como institución en sí misma.7 Y según tal línea
de pensamiento, Hegel ve a esta institución social de poder dominante como la
existencia idealista de las nociones abstractas de libertad realizada y de idea abso-
luta, premisas a las cuales tendrían que subordinarse las instituciones mediadoras
entre Estado y sociedad, mientras que la sociedad y la familia que las sustentan
tendrían que subordinarse y ceder. Con ello se deja de reconocer el sentido histórico
social de la propuesta hegeliana en tanto recuperación de la eticidad heredada de
la comunidad, en su óptica especialmente cristiana, en la historia moderna. Esa
comunidad en términos de su eticidad, esto es, de sus concepciones y proposiciones
sociales, costumbres y valores, es parte de un proceso histórico lleno de aportacio-
nes de socialidad solidaria secular que para Hegel es necesario recuperar para la
modernidad, pues para él son formas sociales de convivencia ética que resultan de
la dialéctica de la historia basada en la lucha entre amo y esclavo, señor y siervo
(Hegel, 2017; Kojève, 2012).
Cabe destacar que Hegel establece como gran logro espiritual de la modernidad
el creciente desarrollo de la individualidad y el logro de la independencia personal
igualitaria de los seres humanos, expresado en la conquista y vivencia activa de
la libertad y la autonomía (abstractas y concretas), que son dos aspectos centrales
de la vida moderna, pero que, para él, al no incluir una adhesión ética, generan
también la enajenación y aislamiento del ser humano moderno y son fuentes de
choques y conflictos sin fin, que degradan a la sociedad (Hegel, 2017). De ahí el
interés de este autor por buscar una solución ante los tormentos de la vida indivi-
dual en la reapropiación de la eticidad, como nuevo reconocimiento entre los seres
humanos iguales y libres, en tanto recuperación y conformación novedosa de un
mundo social de costumbres, prácticas y valores con origen en las viejas formas
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Un pensamiento de este tipo argumentado con Maquiavelo, al cual ubica como precursor de
Hegel, es el de Jesús Reyes Heroles (Reyes Heroles, 1981).
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8 En sus cuadernos, Gramsci señala que Hegel considera la teoría del Estado como “el gobierno
con el consentimiento de los gobernados, pero con el consenso organizado, no genérico y vago tal
cual se afirma en el instante de las elecciones: el Estado tiene y pide el consenso, pero también ‘educa’
este consenso con las asociaciones políticas y sindicales, que sin embargo son organismos privados,
dejados a la iniciativa privada de la clase dirigente. Así, Hegel, en cierto sentido, supera ya el puro
constitucionalismo y teoriza el Estado parlamentario con su régimen de partidos” (Gramsci, C. 1,
parágrafo 47, “Hegel y el asociacionismo”).
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a) ¿Es posible ver, en la obra Principios de la Filosofía del Derecho, de Hegel, además
de una apreciación teórica filosófica y ético política avanzada sobre el Estado mo-
derno en la Europa impactada por la gran Revolución francesa, como la que hemos
subrayado, también una propuesta de Estado unitario para Alemania, poder basado
en la libertad moderna, pero conservadora y conciliadora con la acumulación y la
fuerza elitista de los viejos amos de la feudalidad terrateniente? ¿Se encuentra en
el texto citado una propuesta de revolución pasiva (Gramsci, 2000: C. 15, § 11, § 17,
§ 59, § 62,), para una Alemania a ser unificada bajo la hegemonía prusiana y en la
que la voluntad libre a establecer no iguala a los individuos ni los libera de las con-
diciones de sometimiento histórico social? En ese sentido, ¿podríamos comparar el
objetivo de su elaboración filosófica política a la del florentino Maquiavelo, siendo
que este último hace una proposición sin duda avanzada para unificar el Estado e
incluir a las masas en la política?
Los pasajes del texto de Hegel que remiten al poder natural del monarca, los
terratenientes, la burocracia y las corporaciones, dibujan un poder parlamentario
pleno de resabios señoriales y elitistas, un diseño de conciliación de clases que
constituyen la base del Estado, esto es, ¿Hegel diseña un Estado de compromiso?
(Oliver, 2009). El monarca y su grupo, la clase noble y la sustancial, la institución
del mayorazgo como entidad política en sí, la burocracia designada por el monarca,
etcétera, difieren sobremanera de lo propuesto y logrado en 1789-1915 por la revo-
lución francesa, a la que Hegel admiraba como referencia general, pero respecto de
la cual se horrorizaba al apreciar el costo social de una transformación sustancial
de ese Estado dirigido por los jacobinos, en sus fines y logros radicales de libertad,
voluntad, propiedad, seguridad mercantil capitalista afinados al ejercicio individual
y colectivo pleno de los individuos libres, sin conciliación con las viejas clases
señoriales y las élites aristocráticas.
¿Será que Hegel asume, al final de su vida, la subordinación conservadora y
subalterna de las masas modernas en la política? ¿Supone que debido al gran poder
de los terratenientes señoriales y la monarquía prusiana, la atrasada Alemania no
podrá repetir la heroica lucha de los revolucionarios franceses y el nuevo Estado
moderno alemán debería surgir de un acuerdo político histórico conservador que
establece pactos entre los grupos sociales, subordina a las masas a las mediaciones
que los posibilitan y prevalece sobre las herencias comunitarias avanzadas?
b) En las elaboraciones teórico-políticas de Hegel, considerando básicamente
sus tres obras centrales mencionadas, hay un planteamiento acerca de que la real
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espacio una lectura plena de las relaciones económico sociales capitalistas que se
configuran como relación predominante de fuerzas histórico-sociales, creadoras
del mundo real contemporáneo y del mundo organizado políticamente, del mundo
ideológico y sus estructuras y relaciones fincadas en el sistema de necesidades, en
la sociedad civil y en el Estado, como instituciones sociales, políticas y relaciones
políticas: el orden social como orden económico de la contradictoria relación de
capital y como orden estatal de la hegemonía político cultural parlamentaria que
subalterniza a los trabajadores y a las grandes mayorías.
c) La teoría. Antes de cerrar este capítulo me interesa destacar otro aspecto cen-
tral de las relaciones de continuidad/discontinuidad Hegel, Marx y Gramsci. Es la
concepción de la teoría como construcción compleja de la verdad del conocimiento
del mundo, pensamiento crítico a partir de las condiciones históricas existentes
(que tienen relación con la libertad y los derechos modernos) y del camino de lo
que él trabaja como las distintas configuraciones de la conciencia teórica y política,
individual y comunitaria.
En la Fenomenología del Espíritu (Hegel, 2017), Hegel analiza la experiencia del
conocimiento en términos de los procesos de conciencia, autoconciencia, razón,
espíritu y saber absoluto, que establecen una superación de la relación unívoca y
simplista de sujeto-objeto y plantean la complejidad de una nueva forma de pen-
sar conceptualmente al sujeto y al objeto en términos de la totalidad del mundo
natural, histórico y social, no a partir de definiciones sino a partir de la relación
teórica incluyente e interactiva del pensamiento crítico con el mundo real histórico.
Hegel nos propone una noción problemática y compleja de la teoría que requiere
de la dialéctica, del poder, del deseo, del reconocimiento y de la práctica política
colectiva. Es el proceso de apropiarse teóricamente de la realidad histórica en
movimiento y cambio que lleva a la construcción de los conceptos y categorías
en su historicidad, asociadas al fenómeno de reconocimiento mutuo y colectivo
entre individuos iguales y libres, conviviendo en una sociedad moderna, a partir
de superar las relaciones históricas de poder personal. Ello supone diversas con-
figuraciones de la propia teoría que pasan por ser las propuestas teóricas de una
nueva autoreflexión posible de los propios individuos modernos y de las clases
sociales, cuya conciencia conlleva entender que el mundo social no es sólo una
parte del mundo natural de objetos diversos, sino que los seres humanos generan
abstracciones, universalizaciones, relaciones, movimientos, fuerzas y leyes y caos,
que se presentan como teorizaciones vinculadas a cambios profundos en la cultura
colectiva, espíritu de la realidad en movimiento expresadas en cuanto teoría y sus
categorías (todo lo real es racional, todo lo racional es real).
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