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MODULO 3: MARX

1. INTRODUCCIÓN: BIOGRAFÍA.

Karl Marx (1818-1883)

Karl Heinrich Marx nació el 5 de mayo de 1818 en Tréveris, ciudad de la Prusia renana (a la que
también pertenecían Bonn y Colonia). Aunque su familia era de origen judío se habían
convertido al protestantismo en 1824. Su padre, Heinrich Marx, era abogado en Tréveris. En
dicha ciudad cursó sus estudios de Bachillerato, iniciando luego sus estudios universitarios en
Bonn, que proseguiría en Berlín, donde se dedicó al estudio de la historia y la filosofía, en
una época en la que la influencia del pensamiento hegeliano era predominante . Marx
terminaría sus estudios en 1841, con una tesis doctoral sobre la filosofía de Epicuro. En Berlín
entró en contacto con los llamados "Jóvenes hegelianos", haciéndose socio del Club de
Doctores (Doktorklub). De esa época data su amistad con Bruno Bauer, uno de los miembros
destacados del club.

En 1842 comenzó su colaboración con la revista "Rheinische Zeitung", (Gaceta Renana),


dedicada cuestiones de "política, comercio e industria", que destacó por su carácter crítico, y de
la que posteriormente sería redactor jefe, en Colonia, actividad que le puso en contacto directo
con los problemas políticos y sociales de la época en Alemania. Consecuencia de tal contacto, y
del análisis de la realidad social y política, fue el giro dado por Marx en su pensamiento, que le
llevó a adoptar una actitud crítica ante la teoría del Estado de Hegel.

A raíz del cierre de la revista, en 1843, censurada por las autoridades, Marx se traslada a París,
donde colaborará con Arnold Ruge en los "Anales franco-alemanes‖, revista de la que se
llegaría a publicar un sólo número, en la que publicará su "Crítica de la filosofía hegeliana del
Derecho". En París entrará en contacto con el movimiento socialista francés, a través de
Proudhon y Louis Blanc, dos de sus destacados líderes, conociendo también al anarquista ruso
Bakunin. En esa época iniciará sus estudios de la economía política inglesa, sumergiéndose en
la obra de Adam Smith y Ricardo, lo que supondrá un nuevo giro en su pensamiento.

En 1844 entabló de nuevo contacto con F. Engels, a quien había conocido anteriormente,
llegado a París procedente de Inglaterra, iniciándose una colaboración duradera entre ambos,
que dará su primer fruto en 1845, con la publicación de "La sagrada familia", una obra crítica
en contra de las posiciones idealistas defendidas por Bruno Bauer y sus seguidores.

En 1845 Marx es expulsado de Francia, trasladándose a Bruselas. Allí continuará su actividad


política e intelectual, plasmada en las conocidas "Tesis sobre Feuerbach" y en "La ideología
alemana", escrita ésta en colaboración con Engels, y que no será publicada hasta 1932, pero
que contiene ya los elementos fundamentales de la concepción materialista de la historia.

En 1847 se asocia a la Liga Comunista. De nuevo en colaboración con Engels, redacta los
principios y objetivos de la misma, recogidos en el conocido "Manifiesto comunista", que
sería publicado en Londres en 1848. Ese mismo año comienza una oleada de revoluciones en
Europa. Marx será expulsado de Bélgica, donde se temía el éxito de la revolución, sin
contemplaciones, dirigiéndose a Francia, invitado por el gobierno provisional, pero será
nuevamente expulsado de Francia, en 1849, por lo que se dirigirá a Londres, donde establecerá
su residencia.

En Londres desarrollará una intensa actividad intelectual que le llevará a la realización de su


obra cumbre, "El capital", colaborando también en el "New-York Tribune". En 1859 publica,
como fruto de sus trabajos sobre economía, la "Contribución a la crítica de la Economía
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política", donde expone su teoría del valor, que se convertirá en la piedra angular de sus
estudios sobre el capital.

Fallece el 14 de marzo de 1883, siendo enterrado en el cementerio londinense de Highgate.

2. La formación del pensamiento social de Marx: el debate filosófico con Hegel y


Feuerbach.

TEXTO: La ideología alemana (Marx, Kart y Engels Fiedrich).

Los escritos de Marx contienen materiales muy diversos, de tipo filosófico, económico, político,
social e histórico, además de una amplia correspondencia y numerosos artículos de carácter
periodístico en los que se abordan cuestiones muy concretas, relacionadas con la situación
socio-política de su tiempo. Algunos de sus escritos, además, fueron realizados en colaboración
especialmente con F. Engels.

La obra de Marx contiene elementos que pertenecen a campos de la reflexión y la actividad


considerados tradicionalmente como de orden diferente. Eso ha permitido tratar a Marx como
un economista, como un filósofo, como un revolucionario, según los intereses de quien se
acerca a sus obras, estableciendo una separación arbitraria en el conjunto de su pensamiento,
que se ha prestado a diversas manipulaciones. Pese a ello, ha predominado entre sus
estudiosos el afán por comprender su obra en conjunto, dado que el mismo Marx no
estableció tales distinciones, y que utilizó elementos procedentes de un campo para aplicarlos a
otro, extrayendo conclusiones que difícilmente pueden considerarse estrictamente económicas,
filosóficas o políticas.

La triple influencia del pensamiento de Marx

Podemos decir que la formación del pensamiento social de Marx es el resultado de una triple
influencia: la de la filosofía hegeliana, asimilada en sus años de estudiante en Berlín; la de la
economía política inglesa, en la que se inicia durante su primer exilio en París; y la del socialismo
francés, con el que también entrará en contacto durante su primer exilio en París, (llamado
posteriormente "socialismo utópico", por contraposición a su propia interpretación del socialismo,
conocida como "socialismo científico"). Esta triple influencia se puede desglosar en los siguientes
elementos:

a) De la filosofía hegeliana o, más bien, como resultado de su crítica del idealismo, tal
como lo presentaba Hegel, (o sus seguidores, tanto de la derecha como de la izquierda
hegeliana), conservará algunos conceptos que resultarán fundamentales en su
pensamiento (especialmente las ideas de dialéctica y de historia como proceso
orientado hacia un fin.) -- > Esto es lo que interesa en el curso de sociología.

b) Del "socialismo utópico" francés (Saint-Simon, Fourier, Proudhom) tomará las ideas
socialistas y revolucionarias de su pensamiento político, como la idea de la lucha de
clases.

c) De la economía política inglesa (Adam Smith y David Ricardo), tomará las herramientas
técnicas del análisis económico y sobre todo la idea del valor-trabajo como eje
articulador de toda actividad productiva.
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De estas influencias analizaremos solamente la correspondiente a la crítica que Marx realiza a la


teoría idealista hegeliana y lo que conservará de ella.

Breve reseña al pensamiento hegeliano.

En primer lugar, Hegel sostenía que la realidad (el mundo) era el resultado del pensamiento
humano, es decir, que era el hombre el que lo creaba a través de su razonamiento. Hegel
situaba, al igual que Platón, a la idea sobre todas las cosas, pero la denominaba espíritu
absoluto; la realidad no era más que el reflejo de la idea. Por lo tanto, si queremos conocer el
mundo –la realidad- tal como es realmente, solamente podremos hacerlo a través de ella, es
decir, a través del razonamiento. Toda la realidad se reducía a idea en última instancia. En
síntesis, la realidad es concebida, pues, como pensamiento, como algo de carácter
estrictamente racional, por lo que toda forma de realidad no puede ser sino mera expresión del
pensamiento, del Espíritu.

En segundo lugar, Hegel sostenía que la realidad y la historia son dialécticas. Pensaba a la
historia como un proceso de lucha de apuestos, de pensamientos opuestos que se
encuentran relacionados entre sí. No consideraba a la historia como una sucesión de hechos
separados (como lo hacían los empiristas), ni como la acción aislada de un pensador famoso en
cada época, sino interrelacionados unos con otros. Sostenía que la historia avanzaba
dialécticamente de formas primitivas de pensamiento a formas más complejas y
perfectas; el motor de esa dialéctica es la contradicción.

Aunque nunca lo dijo con estas palabras, Hegel, sostenía que a cada momento histórico del
pensamiento (tesis o afirmación) correspondía una contradicción que llevaba implícita, un
momento negativo (antítesis o negación de la afirmación). Producto de esta contradicción,
llegamos a la síntesis (negación de la negación anterior) que es la superación del conflicto. Los
dos momentos anteriores son a la vez eliminados y conservados, es decir, elevados a un plano
superior, a un grado de perfección del conocimiento. Inmediatamente la síntesis, se convierte
en tesis, es decir, en afirmación que llevará el germen de una antítesis o negación. Este es el
motor de la historia. EJEMPLO: el pensamiento antiguo vendría a ser la tesis (período metafísico
que busca las causas del mundo, lo eterno e inmutable –el cosmos-); a este período se opone
el pensamiento medieval (período teológico donde toda explicación procede Dios); finalmente
estos períodos son superados por la modernidad basado en el uso de la razón, también llamado
período gnoseológico (síntesis).

Crítica.

Marx plasmará su critica al idealismo hegeliano en ―La ideología alemana‖ (escrita por Marx y
Engels).

Comienza en el prólogo diciendo: ―Un hombre listo dio una vez en pensar que los hombres se
hundían en el agua y se ahogaban simplemente porque se dejaban llevar por la idea de la
gravedad. Tan pronto como se quitasen esta idea de la cabeza, considerándola por ejemplo,
como una idea nacida de la superstición, como una idea religiosa, quedarían sustraídos al
peligro de ahogarse…‖.

Lo que nos quiere decir irónicamente Engels con esta metáfora es que la gravedad (la idea de
gravedad como algo real) existe y existió siempre independientemente de que el hombre la
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haya descubierto o le haya pensado. El hombre estuvo sujeto a las leyes de gravedad mucho
antes que está fuese entendida.

Si bien Marx tomó de Hegel la idea de desenvolvimiento dialéctico de la historia, criticará a éste
la idea de que la historia se haya desenvuelto por la lucha de pensamientos opuestos. Según
Hegel, la historia ha avanzado de una etapa a la otra mediante la contraposición y la superación
de las ideas imperantes en cada época. Así, al pensamiento antiguo de Sócrates y Pláton le
sucedió el pensamiento medieval de San Agustín y Santo Tomás y a estos los de los
renacentistas que dan paso a la sociedad moderna (Hobbes, Rousseau, Montesquieu, etc.). En
otras palabras, explican el desarrollo histórico a partir de las ideas imperantes en cada época.

Y es esto lo que precisamente crítica Marx a los hegelianos, el hecho de pensar la historia en
base a las ideas –a las actuaciones separadas de los grandes personajes que pensaron las
diferentes formas de gobierno de cada una de esas épocas-. Marx criticará el no haberse dado
cuenta que las ideas que se imponen en una época o período determinado no son más que el
reflejo de las condiciones materiales de vida de esa sociedad, que las formas de gobierno que
se dieron en el pasado no son producto de la imposición de una ideología determinada sino que
son el producto –el reflejo- de las distintas formas que adoptan las sociedades para producir su
vida material, es decir, de sus relaciones de producción.

Marx critica a esta concepción histórica porque ha interpretado el desenvolvimiento histórico en


base a abstracciones mentales; tratan de explicar la realidad partiendo de la idea. Así creen que
los cambios históricos son producto de una ruptura en las ideas de una época por otras que se
vienen imponiendo y las superan.

En realidad, dice Marx, los fenómenos sociales y las distintas etapas evolutivas de la sociedad
no son producto de un cambio en las ideas sino a un cambio en las relaciones materiales de
producción (en la forma como los hombres producen los bienes necesarios para su
subsistencia).

Al contrario que los hegelianos, sostendrá que el punto de partida de todo estudio histórico
debe ser el hombre activo, porque de sus actividades se derivan los reflejos ideológicos con lo
que se constituyen los cambios sociales. Lo mismo ocurre con la idea de Dios; no es el hombre
el reflejo de Dios, sino que es él quien inventa a Dios y lo eleva por encima de él.

Con esto Marx inaugura lo que más tarde Hengels denominará MATERIALISMO HISTÓRICO
(ya que Marx jamás definió así su teoría de la historia).

Frente a las concepciones de la historia que hacen depender de las ideas la realidad práctica,
material, del ser humano, (o de los ideales políticos, filosóficos o religiosos, de los "grandes
protagonistas de la historia"), el materialismo histórico se propone explicar la historia
desde la producción práctica de la existencia, invirtiendo la relación entre la existencia
real y la idea que los seres humanos se hacen de su existencia, (o los ideales que conciben en
torno a su realización).

La historia no es, para Marx, ni una colección de hechos aislados, como parecían
concebirla los empiristas, ni una sucesión de categorías, como la concebían los
idealistas; tampoco es el resultado de la acción aislada de los considerados
"personajes históricos". La historia es el resultado del modo en que los seres
humanos organizan la producción social de su existencia.

"Toda la concepción histórica, hasta ahora, ha hecho caso omiso de esta base real de la
historia, o la ha considerado simplemente como algo accesorio, que nada tiene que ver con el
desarrollo histórico. Esto hace que la historia deba escribirse siempre con arreglo a una pauta
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situada fuera de ella; la producción real de la vida se revela como algo protohistórico, mientras
que la historicidad se manifiesta como algo separado de la vida usual, como algo extra y
supraterrenal." (La Ideología alemana, I, A, 2)

La concepción materialista de la historia la resume Marx, con estas palabras, en un breve párrafo de
la "Contribución a la crítica de la economía política":

"En la producción social de su existencia, los hombres entran en relaciones determinadas,


necesarias e independientes de su voluntad, en relaciones de producción que corresponden a
un grado determinado de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas
relaciones constituye la estructura económica de la sociedad, o sea, la base real sobre la cual se
alza una superestructura jurídica y política y a la cual corresponden formas determinadas de la
conciencia social. En general, el modo de producción de la vida material condiciona el proceso
social, político y espiritual de la vida. No es la conciencia de los hombres lo que determina su
ser, sino al contrario, su ser social es el que determina su conciencia. En un determinado
estadio de su desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en
contradicción con las relaciones de producción existentes o, por usar la equivalente expresión
jurídica, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se habían movido hasta entonces.
De formas de desarrollo que eran las fuerzas productivas, esas relaciones se convierten en
trabas de las mismas. Empieza entonces una época de revolución social."

Hasta entonces se había creído que la forma en que se organizaba la producción dependía
exclusivamente de la voluntad de los seres humanos, al igual que las formas de organización
social y política y, por supuesto, de la conciencia. Marx afirma lo contrario: las relaciones de
producción son independientes de la voluntad de los seres humanos, y el modo en que los
seres humanos producen la vida material "condiciona el proceso social, político y
espiritual de la vida”.

Para garantizar su supervivencia, el ser humano ha de conseguir los medios de subsistencia


mediante el trabajo, mediante una actividad productiva. Pero el ser humano tiene una
existencia social, por lo que su actividad productiva no constituye un acto aislado, sino un acto
social, por el que entra en relación con otros seres humanos. Ahora bien, estas relaciones se
caracterizan no sólo son por ser necesarias para producir los medios de subsistencia, sino
también por ser independientes de la voluntad de quienes entran en relación, estando
determinadas por el grado de desarrollo de las fuerzas productivas materiales: la actividad
humana (o fuerza de trabajo) y los medios de trabajo (utensilios, herramientas, máquinas,
etc.). Las relaciones que se establecen en este proceso son llamadas por Marx relaciones de
producción, y constituyen la estructura económica de la sociedad, la base sobre la que se
asientan los elementos jurídicos y políticos, así como las formas de la conciencia social.

El conjunto de los elementos relacionados con la producción, así como los elementos socio-
políticos e ideológicos, es decir, el conjunto de los elementos que forman parte de una
sociedad, en un momento determinado de su desarrollo histórico, constituyen una determinada
formación social, una totalidad social concreta históricamente determinada.

Con respecto a Feuerbach, Marx tomará de él la idea de alienación religiosa, y lo utilizará para
criticar a Hegel en cuanto a su idea de que la realidad deriva de la idea. Feuerbach invierte las
premisas idealistas de la filosofía de Hegel afirmando abruptamente que el punto de partida
de la humanidad debe ser “el hombre real”, el que vive en el “mundo material” .
Mientras que Hegel sostenía que lo real emana de lo divino, Feuerbach replicaba que lo divino
es un producto de lo real (del pensamiento humano).

“El pensamiento procede del ser, no el ser del pensamiento…”


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Como dijimos anteriormente, Marx sostenía que el pensamiento (la idea) deriva de la realidad y
no al revés. Pero Marx también utilizará a Hegel para criticar a Feuerbach en lo que concierne al
movimiento dialéctico de la historia, ya que Feuerbach sostenía que el mundo era algo rígido y
que por lo tanto no podía ser modificado por el accionar del hombre.

A su vez, Marx dirá que lo que Feuerbach sostiene acerca de la alienación religiosa no es nada
nuevo, y que lo que hay que hacer es pasar de la crítica de la religión (algo ya superado en sus
tiempos) a la crítica práctica de la realidad, sobre todo de la realidad política de su tiempo).

3. Las primeras incursiones en el análisis de las relaciones económicas en la


sociedad capitalista: el trabajo alienado y la propiedad privada.

El análisis acerca del trabajo alienado es realizado por Marx en los ―Manuscritos económico
filosóficos‖ (escritos en 1844 y publicado póstumamente en 1832) es considerado por los
estudiosos como pertenecientes a la época del joven Marx. Estos manuscritos forman parte de
los un conjunto de borradores que desembocarán en su obra cumbre: El Capital de 1867.

En los manuscritos la alienación, que Feuerbach restringía al ámbito religioso, Marx la


extenderá a todas las esferas de la actividad humana, empezando por la actividad esencial del
ser humano: la producción de bienes para la satisfacción de sus necesidades. Por lo tanto, la
aplicación del concepto de alienación creado por Feuerbach al contexto social e histórico de su
época, es el tema principal de los Manuscritos.

Producir es la actividad esencial de los humanos, lo que los distingue de otras especies
animales. Producir significa transformar la Naturaleza, y al transformar la Naturaleza el ser
humano expresa su rasgo esencial. No se limita a tomar de la Naturaleza, sino que
deliberadamente busca modificarla. De ahí que el trabajo sea el concepto fundamental para
entender al ser humano. El trabajo, como actividad productiva libre, es la actividad en la que el
ser humano expresa su humanidad, su verdadera naturaleza. Todo lo producido de esta forma -
un vestido, una estatua, una casa- es la esencia de la vida humana convertida en un objeto
físico y, por tanto externo al productor. En la sociedad industrial, el trabajador no controla el
producto de su trabajo. El producto en el que se objetiva su trabajo no le pertenece,
convirtiéndose así en algo extraño, ajeno al trabajador: su actividad transformadora no le
pertenece, no es considerada como suya, sino que deviene propiedad de "otro". "El objeto
que el trabajo produce, su producto, se enfrenta a él como un extraño, como un poder
independiente del productor... el trabajador se relaciona con el producto de su trabajo como
con un objeto extraño". Además, en la medida en que el producto se convierte en una
mercancía, el trabajo objetivado en él es tratado también como mercancía, por lo que el mismo
sujeto productor termina por ser considerado simplemente como cosa, como mercancía.

Marx llega a esta conclusión a través del análisis de un hecho contemporáneo: el hecho de que
cuanto más avanza el capitalismo, tanto más se empobrecen los trabajadores. Los propietarios
de las tierras y los medios de producción se hacen cada vez más ricos y los obreros más
pobres. No sólo se le expropia al trabajador los bienes que produce y que con todo derecho le
pertenecen, sino que este corre la misma suerte que los objetos producidos: el trabajador se
convierte en una mercancía tanto más barata cuantas más mercancías produce, se produce,
pues, en siervo de su objeto.

La alienación del trabajo posee cuatro dimensiones:

a) Enajenación del trabajador en su producto: no sólo significa que su trabajo


se convierte en un objeto (objetivación), sino que existe independientemente y ajeno a él y que
se opone a él como un poder autónomo. Cuanto más produce el trabajador menos tiene para
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consumir. En otras palabras, el trabajador no puede disponer de sus productos, carece de


control sobre ellos, puesto que son otras personas las que se adjudican lo que produce. El
mismo trabajador, tratado como un artículo que se compra y se vende en el mercado, no tiene,
por tanto, ningún poder para decidir el destino de lo que produce. --> EL PRODUCTO NO LE
PERTENECE.

b) Enajenación del trabajador en el proceso de producción: el trabajador se


aliena en su misma actividad productiva. Si el producto del trabajo es la alienación, la
producción misma debe ser la alienación activa. La actividad productiva no ofrece satisfacciones
intrínsecas que hagan posible al trabajador ―desarrollar libremente sus energías físicas y
espirituales‖, ya que se trata de un trabajo impuesto solamente por la fuerza de circunstancias
extremas. El trabajador no se realiza en su trabajo, sino que se niega a sí mismo,
experimenta una sensación de malestar más que de bienestar. No es su propio
trabajo sino trabajo para otro, su trabajo no le pertenece a sí mismo sino a otra
persona. --> SU TRABAJO NO LE PERTENECE.

c) Enajenación del hombre de su especie (de su ser genérico): el hombre es


un productor universal, en contraste con los animales, que sólo producen parcialmente y en
contextos limitados. El hombre es un ser condicionado por la sociedad donde vive, produce en
relación con otros, no de forma separada como lo hacen los animales. Por lo tanto, en el
capitalismo el hombre es despojado de sus características biológicas como especie, el hombre
es considerado por Marx como un ser habilidoso e imaginativo cuyas características naturales
son desaprovechadas y negadas por el capitalismo. El trabajo es, entonces, un medio para la
satisfacción de una sola necesidad: la necesidad de mantenerse con vida –de mantener su
existencia física- y no la de la especie como un todo. Al mismo tiempo que el trabajo enajenado
arrebata al hombre el objeto de su producción, también le arrebata su vida como especie y
transforma su ventaja sobre los animales en desventaja.

d) Enajenación del hombre de los demás hombres: al enajenarse de su vida


como especie, el hombre se está enajenando en relación con los otros. Dijimos anteriormente
que el hombre es un producción social, que produce en relación con los demás y no de forma
separada; por lo tanto, esta enajenación del hombre de su especie se manifiesta como
enajenación con los demás. En el capitalismo las relaciones humanas tienden a quedar
reducidas a meras operaciones de mercado.

La propiedad privada.

Como vimos anteriormente, en el sistema de producción capitalista, el hombre no dispone del


producto de su trabajo, ni siquiera de su trabajo mismo… Entonces, ¿a quién pertenecen? Este
ser sólo puede ser otro hombre que no es el trabajador. Si su actividad es un tormento para él
debe ser fuente de goce y placer para otro.

Es el proceso de alienación nombrado anteriormente quien crea el dominio del no-productor


sobre la producción y su producto. Mediante el trabajo enajenado el trabajador crea la relación
de otro hombre, que no trabaja y que está fuera del proceso de trabajo. Este hombre que no
trabaja es el capitalista.

La propiedad privada es, pues, el producto, el resultado necesario del proceso de


enajenación del trabajo. Pero no sólo es la consecuencia del mismo, sino también el medio a
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través del cual se enajena el trabajo. Por lo tanto, la victoria sobre la alienación depende de la
superación del a propiedad privada, y esto es sólo posible a través del comunismo.

SINTESIS.

El trabajo se convierte en una actividad alienada y alienante, cuando los seres humanos
producen objetos sobre los cuales ya no ejercen ningún control ya que no resultan de su libre
actividad, sino de una actividad que es "para otro", que ya no les pertenece porque le
pertenece a quien haya pagado su salario. De esta manera es el capitalista el que, con la
apropiación del producto, se apropia de la actividad de los demás, resultando para ellos una
actividad enajenada, alienada. Además, el objeto producido se vuelve contra su creador, puesto
que sirve para enriquecer al capitalista y aumentar su poder sobre el proletario. De este modo
la actividad productiva se convierte en una actividad realizada bajo "dominación, coerción y el
yugo de otro hombre". Los seres humanos en vez de relacionarse entre sí cooperativamente lo
hacen competitivamente. El amor y la confianza mutua se ven reemplazadas por el comercio y
el intercambio de y como mercancías. Los seres humanos no reconocen en el otro una
naturaleza humana común: ven a los otros como instrumentos para satisfacer sus intereses
egoístas.

La explotación del trabajador se produce por partida doble; en primer lugar, el capitalista lo
explota al apropiarse de la materia prima y de los medios de producción, así como de la
plusvalía producida por el trabajador; pero en segundo lugar, lo explota como mercancía,
considerándolo un mero apéndice de la maquinaria, una pieza más del sistema de producción.
En esta segunda forma de explotación, el trabajador pierde toda autonomía personal y toda
posibilidad de encontrar satisfacción en el trabajo. El capital no sólo se apropia de la plusvalía
sino que se convierte en una fuerza tangible que exprime la vida misma del trabajador y que
mutila sus talentos: el trabajo, su propia actividad, se convierte en el medio de su esclavitud,
de su alienación.

La última fase de la alienación es la alienación ideológica. En ésta el trabajador cree que es


legítima la apropiación de la plusvalía por parte del capitalista. El trabajador cree que, como el
capitalista posee legítimamente los medios de producción (talleres, maquinaria, fábricas...),
tiene una pretensión o un derecho fundado para apropiarse una parte de su trabajo, de una
parte de su actividad, de una parte de su vida. A su vez, se considera legítima la posesión de
los medios de producción porque deriva de una apropiación legítima de plusvalías en etapas
anteriores, construyéndose un círculo vicioso en los procesos de legitimación de la explotación.
La eficacia de la explotación capitalista descansa sobre la noción de legitimidad: presentarse
ante las conciencias de los explotados como moralmente justificables.

La ideología es una forma de ver el mundo que satisface los intereses de los explotadores. La
ideología es una falsa conciencia, una representación inadecuada de la realidad a fin de que los
explotados consideren naturales y por tanto justificables e inevitables sus condiciones de vida.

4. Historia, modos de producción, relaciones de producción y fuerzas productivas.

Texto: La ideología alemana (escrito en 1945-46)

La concepción de la historia en Marx, es lo que le ha dado a su teoría el nombre de


materialismo histórico. Esta concepción de la historia consiste en exponer el proceso real de
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producción, partiendo para ello de la producción material de la vida inmediata, es decir, de la


sociedad civil en sus diferentes fases productivas.

En la Ideología alemana Marx nos dice que la historia no es más la sucesión de las diferentes
generaciones, cada una de las cuales explota los materiales, capitales y fuerzas productivas
transmitidas por cuantas les han precedido.

Por lo tanto, el estudio de la evolución de la historia debe hacerse mediante el análisis del modo
de producción material de la vida que han seguido los hombres a través de la historia.

Frente a las concepciones de la historia que hacen depender de las ideas la realidad práctica,
material, del ser humano, (o de los ideales políticos, filosóficos o religiosos, de los "grandes
protagonistas de la historia"), el materialismo histórico se propone explicar la historia desde la
producción práctica de la existencia. La historia no es, para Marx, ni una colección de hechos,
como parecían concebirla los empiristas, ni una sucesión de categorías, como la concebían los
idealistas; tampoco el resultado de la acción aislada de los considerados "personajes históricos".
La historia es el resultado del modo en que los seres humanos organizan la
producción social de su existencia. "Toda la concepción histórica, hasta ahora, ha hecho
caso omiso de esta base real de la historia, o la ha considerado simplemente como algo
accesorio, que nada tiene que ver con el desarrollo histórico. Esto hace que la historia deba
escribirse siempre con arreglo a una pauta situada fuera de ella; la producción real de la vida se
revela como algo protohistórico, mientras que la historicidad se manifiesta como algo separado
de la vida usual, como algo extra y supraterrenal." (La Ideología alemana, I, A, 2)

Hasta entonces se había creído que la forma en que se organizaba la producción dependía
exclusivamente de la voluntad de los seres humanos, al igual que las formas de organización
social y política y, por supuesto, de la conciencia. Marx afirma lo contrario: las relaciones de
producción son independientes de la voluntad de los seres humanos, y el modo en que los
seres humanos producen la vida material "condiciona el proceso social, político y espiritual de la
vida".

Para garantizar su supervivencia, el ser humano ha de conseguir los medios de subsistencia


mediante el trabajo, mediante una actividad productiva. Pero el ser humano tiene una
existencia social, por lo que su actividad productiva no constituye un acto aislado, sino un acto
social, por el que entra en relación con otros seres humanos. Ahora bien, estas relaciones se
caracterizan no sólo son por ser necesarias para producir los medios de subsistencia, sino
también por ser independientes de la voluntad de quienes entran en relación, estando
determinadas por el grado de desarrollo de las fuerzas productivas materiales: la actividad
humana (o fuerza de trabajo) y los medios de trabajo (utensilios, herramientas, máquinas,
etc.). Las relaciones que se establecen en este proceso son llamadas por Marx relaciones de
producción, y constituyen la estructura económica de la sociedad, la base sobre la que se
asientan los elementos jurídicos y políticos, así como las formas de la conciencia social.

MODOS DE PRODUCCION:

HISTORIA.
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El primer supuesto de toda historia humana es la existencia de individuos humanos vivientes.


Ahora bien, para vivir se necesita comer, vestirse, beber, alojarse bajo un techo, etc. Por lo
tanto el primer hecho histórico es la ―producción de los medios indispensables para la
satisfacción de estas necesidades”, es decir, la producción de la vida material misma.

Por consiguiente, lo primero, en toda concepción histórica, es observar este hecho


fundamental, cosa que los Alemanes, al decir de Marx, no han hecho nunca.

El segundo supuesto se origina como resultado del primero. ―La satisfacción de las primeras
necesidades –básicas- conduce al surgimiento de nuevas necesidades”.

El tercer supuesto es el ―incremento de la población”. Los hombres que renuevan


diariamente sus necesidades comienzan al mismo tiempo a procrear a otros hombres: surge
así la familia. Esta familia, que al principio constituye la única relación social, más tarde,
cuando las necesidades se multipliquen crearán nuevas relaciones con otras.

Vemos como la producción de la vida material en un determinado modo de producción o una


determinada fase industrial lleva siempre aparejado un determinado modo de cooperación o
una determinada fase social. Este modo de cooperación representa una fuerza productiva. Estas
relaciones de producción son tan viejas como el hombre mismo. Podemos distinguir al hombre
de los animales por la conciencia, por la religión, etc. Pero el hombre mismo se diferencia de los
animales a partir del momento en que comienza a producir sus medios de vida. Al producir sus
medios de vida, el hombre produce indirectamente su propia vida material. El modo en que
estos hombres producirán esos medios dependerá, ante todo, de los medios de vida con que se
encuentren.

Por lo tanto, con el incremento de la población y las necesidades surge el desarrollo de la


división del trabajo, que originariamente no pasaba de la división en el acto sexual y, más
tarde, de una división de acuerdo a las dotes físicas.

La verdadera división del trabajo aparece a partir del momento en que se separan el trabajo
físico del intelectual. Recién aquí surge la conciencia como algo distinto de lo real; desde este
instante, se halla la conciencia en condiciones de emanciparse del mundo y entregarse a la
creación pura, la filosofía y la moral puras, etc.

Con la división del trabajo se da, al mismo tiempo, la distribución y, concretamente, la


distribución desigual, tanto cuantitativa como cualitativamente, del trabajo y de sus productos;
es decir, la propiedad, cuyo germen, cuya forma inicial se contiene ya en la familia, donde la
mujer y los hijos son esclavos del marido. La esclavitud, todavía muy rudimentaria es la
primera forma de propiedad.

A partir del momento en que comienza a dividirse el trabajo, cada cual se mueve en un círculo
exclusivo de actividades, que le es impuesto y del que no puede salirse; el hombre es cazador,
pescador, pastor o crítico, y no tiene más remedio que seguirlo siendo, si no quiere verse
privado de los medios de vida.

Fases históricas de la producción.

Según Marx, a lo largo de la historia de la humanidad se han sucedido varios modos de


producción que, de acuerdo con las tesis del materialismo histórico, son los auténticos
determinantes de la evolución histórica de la humanidad, por lo que la historia debería ser
explicada en función de ellos, y no de acontecimientos externos, como la sucesión de dinastías
o los dramatizados en el culto a los "héroes". Esa evolución histórica, de la que son
protagonistas los seres humanos en su actividad cotidiana, partiría del comunismo tribal
31

primitivo y, pasando por el modo de producción antiguo y el feudal, llegaría al modo de


producción capitalista, (en plena expansión en la segunda mitad del siglo XIX).

Clasificación de los Modos de producción con las correspondientes Relaciones de producción, Formas de explotación y
Formas de apropiación del trabajo ajeno.
Relaciones de
Modo de producción Forma de explotación Forma de apropiación del trabajo ajeno
producción

Comunitarias ------ ------


Tribual o primitivo

Apropiación privada del trabajador (con coacción


Amo— esclavo Esclavitud
Antiguo o comunal extra-económica)

Servidumbre Apropiación privada del excedente (con coacción


Señor— siervo
Feudal (dependencia personal) extra-económica)

Capitalista— Trabajo asalariado Apropiación privada de la plusvalía a través del


Capitalista proletario (formalmente libre) ―mercado‖ (sin coacción extra-económica)

MODO DE PRODUCCION PRIMITIVO (SOCIEDAD TRIBAL):

La primera forma de propiedad es la propiedad de la tribu (modo de producción tribual). La


sociedad tribal primitiva era una sociedad en la que no se daba la propiedad privada de los
medios de producción, sino la propiedad colectiva, por lo que Marx llamará a este modo de
producción "comunismo primitivo": un modo de producción en el que las relaciones sociales
establecidas eran relaciones de colaboración, y los medios de trabajo y los productos obtenidos
pertenecían a la sociedad.

Esta forma de propiedad corresponde a la fase inicial de la producción en que un pueblo se


nutre de la caza y la pesca, la ganadería o a lo sumo de la agricultura. En esta fase, la división
del trabajo se halla todavía muy poco desarrollada y no es más que la división del trabajo
existente dentro de la familia. A la cabeza de la tribu se hallan los patriarcas, por debajo de
ellos los miembros de la tribu y en el lugar más bajo los esclavos.

MODO DE PRODUCCION ESCLAVISTA (SOCIEDAD ANTIGUA):

La sociedad antigua se basa en un sistema esclavista de producción. Las relaciones sociales


en el régimen esclavista son, pues, de dominio y sometimiento. Está representada por la
antigua propiedad comunal y estatal, que surge de la unión de las diversas tribus para
formar una ciudad y en donde sigue existiendo la esclavitud. Junto a la propiedad comunal va
desarrollándose ya, ahora, la propiedad privada mobiliaria y más tarde la inmobiliaria. La
división del trabajo aparece ya, aquí, más desarrollada. Nos encontramos ahora con la división
entre la ciudad y el campo. Ha aparecido en esta etapa la división de clases entre ciudadanos
y esclavos.

El modo de producción esclavista es uno de los modos de producción que Marx definió
como estadios de la evolución de la historia económica definidos por un determinado nivel de
desarrollo de las fuerzas productivas y una forma particular de relaciones de producción.

MODO DE PRODUCCION MEDIEVAL (SOCIEDAD FEUDAL):


32

La tercera fase del desarrollo histórico está constituida por la propiedad feudal. La
sociedad feudal posee muchas características similares a las de la sociedad antigua. Las
relaciones sociales de producción son también semejantes a las del modo de producción
esclavista. Pero, pese a que el señor feudal posee la propiedad completa sobre los medios de
producción, sólo en parte la posee sobre el trabajador (siervo), con el que establece una
relación de servidumbre o vasallaje.

La forma de propiedad es en esta etapa la propiedad territorial con el trabajo de los siervos a
ella vinculaos, de una parte, y de otra el trabajo propio con un pequeño capital que dominaba
el trabajo de los oficiales de los gremios. La división del trabajo se desarrolló poco durante este

El modo de producción capitalista tiene como característica la propiedad privada de los


medios de producción, aunque el trabajador es jurídicamente libre. La fuerza de trabajo es la
única propiedad que posee el trabajador. El trabajo genera una plusvalía que no revierte sobre
el salario del trabajador, sino que es apropiada por el capitalista, generando capital, por lo que
la relación capitalista-proletario es una relación de explotación.

El capitalismo deberá dejar paso al modo de producción socialista, siguiendo la dialéctica de la


historia, por la que la humanidad recuperará, superándolo, el modo de producción del
comunismo primitivo. El modo de producción socialista se basa en un régimen de propiedad
colectiva, lo que supone la abolición de la propiedad privada de los medios de producción. En
consonancia con ello, las relaciones de dominio y sometimiento se sustituyen por las de
cooperación recíproca.

e) Estructura y superestructura, la importancia de las dimensiones de la ideología y


la conciencia.

El modo de producción

A cada formación social le corresponderá un determinado modo de producir socialmente los


bienes necesarios para la existencia, un determinado modo de producción, es decir, una
determinada estructura productiva sobre la que se asientan, y de la que derivan, el conjunto de
elementos jurídico-políticos e ideológicos, que forman la superestructura de dicha formación
social.

El modo de producción es la estructura económica de una sociedad, esta es la que determina


la superestructura jurídico-política y la superestructura ideológica. En el modo de producción
podemos distinguir, pues, dos elementos constitutivos: las fuerzas productivas y las
relaciones de producción o propiedad, entre los que se da un mutuo condicionamiento; y
una superestructura en la que se pueden distinguir dos niveles: la superestructura jurídico-
política, constituida por los instrumentos de control sociales y políticos correspondientes a las
relaciones sociales de producción; y la superestructura ideológica, por la que se justifica el
orden establecido mediante una falsa conciencia que enmascara la verdadera realidad. Ambas
superestructuras están condicionadas por la estructura económica de la sociedad.

Estructura económica

(Fuerzas productivas y relaciones de producción)


33

Fuerzas productivas: uan fuerza productiva es, ante todo, una fuerza social (Zeitlin).
Social porque se basa en la cooperación de varios individuos. Este modo de
cooperación es siempre una fuerza productiva.

Están formadas por la fuerza de trabajo + los medios de producción. Los medios de
producción están constituidos, en primer lugar, por la materia objeto de
transformación, (materia prima) a partir de la que se espera obtener un producto
determinado. La fuerza de trabajo, esta constituida por la actividad del trabajador, su
capacidad de trabajo y que alcanza un determinado grado de desarrollo en una
formación social determinada (como simple fuerza física, o como habilidad técnica o
intelectual) + los medios para realizar el trabajo (útiles, herramientas, máquinas, etc.)
necesarios para obtener los productos deseados.

Las relaciones de producción: Son las relaciones en las que los individuos producen,
es decir las relaciones sociales que establecen los productores entre sí. Los seres
humanos, en cuanto agentes del proceso de producción, entran en determinadas
relaciones para poder llevar a cabo la producción de los bienes deseados. Las
relaciones sociales de producción derivan de las relaciones de propiedad, es decir de
las relaciones con los medios de producción. En este sentido, se pueden establecer
relaciones sociales de colaboración (si todos son propietarios de los medios de
producción, en cuyo caso ningún sector de la sociedad vive de la explotación de otro),
o relaciones de explotación, de exclusión, de dominación (si unos son propietarios de
los medios de producción y otros no). En este último caso la relación de dominación es
una relación explotador-explotado, en la medida en que los propietarios de los medios
de producción viven del trabajo de los no propietarios. Para Marx, esta relación de
explotación es la típica de las sociedades clasistas: la sociedad esclavista, la feudal y la
capitalista.

Las relaciones de producción favorecen inicialmente el desarrollo de las fuerzas productivas;


pero a medida que las fuerzas productivas se van desarrollando, terminan por entrar en
contradicción con las relaciones de producción existentes, convirtiéndose éstas en una traba
para el desarrollo de aquellas, lo que provoca una revolución social, que concluye en la
sustitución de las viejas relaciones de producción por otras nuevas, adecuadas al grado de
desarrollo de las fuerzas productivas. Tales contradicciones, y la resolución de las mismas,
determinadas por procesos estrictamente materiales, constituyen el elemento configurador de
la sociedad y el motor de la historia.

La superestructura jurídico-política

La superestructura jurídico-política está formada por el conjunto de normas, leyes,


instituciones y formas de gobierno que, condicionadas por la estructura productiva,
ordenan y controlan el funcionamiento de la actividad productiva de los ciudadanos. Las
formas del Estado no son, pues, la realización del Espíritu Absoluto, sino los instrumentos
a través de los cuales las clases dominantes ejercen su poder sobre las clases
sometidas. Lejos de convertirse en los garantes de la realización humana y la libertad de los
individuos, como pensaba Hegel, se convierten en agentes de represión y sometimiento, de
alineación y esclavitud, en función de las exigencias de las relaciones de producción, de las que
derivan y a las que sirven.

Superestructura ideológica
34

La ideología se presenta como un sistema de justificación de realidad imperante. La


superestructura ideológica la constituyen, pues, el conjunto de las ideas, creencias, costumbres,
etc., plasmadas en las formas ideológicas de la cultura, la religión, la filosofía, etc., con las que
se justifica la "naturalidad" y "legitimidad" del modo de producción del que derivan y cuya
realidad social enmascaran.

La superestructura jurídico-política e ideológica está condicionada por la estructura económica.


Ello se ha entendido, a veces, como un determinismo puro en una sola dirección, que no deja
ninguna opción a la posible acción de la superestructura sobre la estructura. Sin embargo Marx
afirmaba que, si bien la estructura determina y condiciona en sus comienzos a la
superestructura, esta última sirve, luego, como justificación del modo de producción imperante
protegiéndolo y fomentando su reproducción. Si considerásemos que la superestructura no
influye para nada en la estructura Marx y Engels no se hubieran molestado demasiado en
describir y fomentar la lucha social y del combate político e ideológico contra el modo de
producción capitalista, ni sus reiteradas llamadas a una revolución social: tal revolución sería
inevitable, según la dialéctica de la historia, hubiera o no movimiento obrero, por lo que la
lucha social sería innecesaria e inútil. Engels declaró al respecto que habían tenido que subrayar
el papel determinante de la estructura económica para enfrentarse a sus adversarios, por lo
que otros aspectos de la interacción humana fueron dejados de lado. Pero tampoco fue mucho
más explícito respecto a las características de la acción de la superestructura sobre la estructura
económica.

De todo esto se desprende que las ideas de la clase dominante (la ideología) son las ideas
dominantes en cada época; o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material
dominante es, al mismo tiempo su poder espiritual dominante. La clase que tiene a su
disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los
medios para la producción espiritual.

En esta dominación ideológica juega un papel importante la conciencia. Los individuos que
forman parte de la clase dominante tienen, también, conciencia de ello (saben que pertenecen
a dicha clase), es decir, que pertenecen a un grupo selecto con idénticas condiciones.

6. Clase y lucha de clases.

TEXTO: Manifiesto Comunista.

Las clases sociales derivan de la división social del trabajo impuesta por la estructura
económica, y en función de tal división participan distintamente del conjunto de derechos,
creencias y formas de organización política de la sociedad, objetivándose en ellas. En la lucha
de clases encontraríamos, así, el terreno propicio para tal interacción.

Pero para determinar que es una clase social primero debemos indagar acerca de las
características que debe reunir un grupo social para ser considerado clase:

a) En primer lugar, una clase se constituye por la relación de sus integrantes


respecto de la posesión de propiedad de los medios de producción.

La clase no puede identificarse ni con la fuente de ingresos ni con la posición


funcional en la división del trabajo. Estos criterios nos darían una gran pluralidad
de clases: los médicos, cuyos ingresos provienen del tratamiento de las
enfermedades, serían una clase distinta de los agricultores, que deducen los
suyos del cultivo de la tierra, etc. Por lo tanto, las clases no son grupos según sus
ingresos… Tal afirmación nos llevaría a afirmar que las clases no son más que
35

desigualdades en la distribución de ingresos y, por tanto, que el conflicto de


clases puede eliminarse distribuyendo más equitativamente los ingresos.

b) En segundo lugar, una clase debe poseer lo que Marx denomina conciencia de
clase.

Esto es la capacidad de una clase de ser consciente de las relaciones sociales


antagónicas y de actuar ante ellas para beneficio de sus intereses. Es decir, la
conciencia acerca de su pertenencia a un grupo social determinado con idénticas
características. En el capitalismo la explotación de la burguesía sobre el
proletariado es un hecho y el poder entender esa lógica como antagonismo es
conciencia de clase. Su opuesto sería la alienación; la imposibilidad de ver la
explotación capitalista en la propia vida cotidiana.

En el capitalismo, pese a que Marx reconoce la existencia de otras clases sociales, la lucha de
clases se da entre la burguesía y el proletariado. Ahora bien, el proletariado está sometido a
los elementos ideológicos, no teniendo, pues, conciencia de su situación real. El desarrollo de
una conciencia de clase le librará del dominio de la ideología y le llevará a
reivindicar el fin de la alineación y de la explotación en el trabajo.

La conceptualización de la conciencia de clase es algo anterior al marxismo, ya en 1848 el


francés y anarquista Pierre-Joseph Proudhon afirmaba que "el proletariado debe emanciparse a
sí mismo" y en su libro hecho en los primeros años de la década de 1860 De la capacidad
política de las clases obreras lo reafirma, celebrando la entrada de los obreros como fuerza
independiente en el campo político describiendo plenamente lo que es conciencia de clase.

LAS CLASES EN LA SOCIEDAD CAPITALISTA.

En el ―Manifiesto del partido comunista‖ Marx distingue en su época dos clases sociales bien
marcadas como nunca se había visto en la historia:

La clase burguesa: es la clase de los capitalistas modernos, quienes son poseedores


de los medios sociales de producción y explotan el trabajo asalariado.

La clase proletaria: es la clase de los trabajadores asalariados modernos quienes,


puesto que no poseen medios de producción propio, dependen de la venta de su
fuerza de trabajo para poder vivir.

LA LUCHA DE CLASES.

Según Marx la lucha entre las clases sociales es el motor de la historia. Es decir que el
conflicto entre clases sociales esto es, la relación de los diferentes grupos de una sociedad con
los medios de producción, ha sido la base sobre la que se produjeron los hechos que dan
forma a la historia.

Esta lucha se da entre dos clases sociales antagónicas características de cada modo de
producción. En las sociedades primitivas cuando la producción apenas alcanzaba para la
subsistencia no existían clases sociales pero a partir de las sociedades esclavistas nos
encontramos con dos clases antagónicas, esclavos y esclavistas, en el paso por la sociedad
feudal nos encontramos con siervos y señores feudales y por último en la sociedad capitalista
nos encontramos con el proletariado y la burguesía.
36

De un lado está la clase explotada, oprimida pero a su vez productora de bienes y servicios,
creadora y modificadora de la realidad que la rodea y por la misma razón revolucionaria en
tanto pretende cambiar el orden establecido. Del otro lado está la clase explotadora defensora
de los beneficios que goza a expensas de la otra clase, sin interés en modificar la realidad que
les beneficia y por la misma razón reaccionaria.

La sociedad moderna surgida del ocaso de la sociedad feudal no ha abolido los antagonismos
de clase. Sólo ha sustituido las antiguas clases por otras nuevas.

Para Marx el fin último de la historia es la eliminación de las clases sociales cuando la clase más
desvalida y universal (el proletariado creado por el modo de producción capitalista) consiga
"emancipar" a toda la humanidad.

EVOLUCION DE LA LUCHA DE CLASES EN EL CAPITALISMO:

El proletariado recorre diversas etapas evolutivas. Su lucha contra la burguesía comienza con
su propia existencia.

Al comienzo luchan los obreros individuales, luego los obreros de una fábrica, después los
obreros de una rama laboral en una localidad contra el burgués que los explota directamente.
En esta etapa, los obreros constituyen una masa diseminada por todo el país. El agrupamiento
de los obreros en gremios no es aún la consecuencia de su propia voluntad, sino el resultado de
la unión de los burgueses que los agrupan para levar a cabo sus fines políticos. Por lo tanto, los
trabajadores no combaten aún a sus enemigos sino a los enemigos de sus enemigos (a la
competencia de su patrón).

Pero con el desarrollo de la industria no sólo se acrecienta el proletariado, sino que se va


concentrando en masas mayores, sus fuerzas aumentan y toman conciencia de ello.

La creciente competencia entre burgueses y las crisis periódicas del sistema tornan más bajo el
salario de los trabajadores; el mejoramiento diario de la maquinaria y la tecnología hacen cada
vez más inciertas sus fuentes laborales. Entonces los obreros comienzan a formar coaliciones
contra los burgueses, se unen para asegurar su salario (nacen los gremios). Pero los gremios
serán desintegrados una y otra vez por la burguesía, estos volverán a renacer con más fuerza
en cada ocasión.

La burguesía se halla en permanente lucha: al comienzo, contra la aristocracia; luego contra


partes de la misma burguesía que entran en contradicción con el progreso de la industria. Para
ello se ven obligados a pedir ayuda al proletariado arrastrándolo al ámbito de la política. Esto
constituye el cimiento o el principio de la caída de la burguesía en manos del proletariado; ella
misma proporciona al proletariado sus propios elementos de formación, es decir, sus armas
contra sí misma.

En una última instancia, cuando la lucha de clases esté llegando a su desenlace violento, parte
de la burguesía se pasará del lado de los proletarios –del lado de la revolución-, es decir, a la
clase que tiene el futuro en sus manos.

Pero los proletarios sólo podrán conquistar las fuerzas productivas sociales
aboliendo su propio modo de apropiación en vigencia hasta el presente: la propiedad
privada.
37

En una primera fase el proletariado derribará a burguesía nacional (la de su país), luego se
extenderá internacionalmente. Finalmente se levará como clase dominante, logrará la conquista
de la democracia. Entonces, el proletariado utilizará su hegemonía política para despojar
paulatinamente a la burguesía de todo su capital, para centralizar todos los instrumentos de
la producción en manos del estado, es decir del proletariado organizado como clase dominante.

En primera instancia, esta expropiación de los medios de producción sólo puede ocurrir
mediante intervenciones despóticas (arbitrarias):

1) Expropiación de la propiedad de la tierra y empleo de la renta de la misma para


solventar los gastos del Estado;
2) Fuertes impuestos progresivos;
3) Supresión del derecho de herencia.
4) Centralización del crédito en manos del Estado por medio de un banco nacional.
5) Centralización de los transportes en manos del Estado.
6) Multiplicación de las fábricas nacionales y la agricultura.
7) Trabajo obligatorio igual para todos.
8) Educación pública y gratuita para todos los niños y abolición del trabajo infantil.

Una vez que las diferentes clases hallan desaparecido y toda la producción se halle en manos
de los individuos asociados, el Estado –como poder político- ya no tendrá razón de ser. El
estado y el poder político no es más que el poder organizado de una clase para explotar a otra
y, como no habrá más clases sociales a quienes oprimir, no tendrá razón de ser.

7. El proceso de acumulación originaria, mundialización del modo de producción


capitalista y colonización.

TEXTO: El Capital

Marx acuñó la noción de acumulación originaria como forma de criticar lo que pensaba que
eran mistificaciones ideológicas y cuentos de hadas de la economía política sobre los orígenes
del capitalismo, especialmente en réplica a la ―absurda‖ teoría de Adam Smith. Y escribió:

"Esta acumulación originaria desempeña en economía política aproximadamente el


mismo papel que el pecado original en la teología. Adán mordió la manzana y con
ello, el pecado se posesionó del género humano. Se nos explica su origen
contándolo como una anécdota del pasado. En tiempos muy remotos había, por un
lado, una elite diligente, y por el otro una pandilla de vagos y holgazanes. Ocurrió
así que los primeros acumularon riqueza y los últimos terminaron por no tener
nada que vender excepto su pellejo. Y de este pecado original arranca la pobreza
de la gran masa (que aún hoy, pese a todo su trabajo, no tiene nada que vender
salvo sus propios personas) y la riqueza de unos pocos, que crece continuamente
aunque sus poseedores hayan dejado de trabajar hace mucho tiempo"2.

Frente a estos mitos de la economía política, Marx considera que lo que tiene que explicarse es
cómo se establecieron históricamente las relaciones de producción capitalistas. Es decir, como
los medios de producción se convirtieron en mercancías que se poseen y se pueden comprar y
vender, y cómo es que los capitalistas pueden encontrar trabajadores en el mercado de trabajo
desposeídos de medios de vida y, en esas condiciones, dispuestos a trabajar para ellos.
38

Y este proceso de acumulación no fue para nada justo y democrático –como sostienen la
mayoría de los economistas, quienes dicen que fue producto de un largo proceso de ahorro de
pequeños artesanos de la época feudal, que lograron reunir algo de capital y así convertirse en
los nuevos industriales del capitalismo-; sino que fue producto de la violencia y expropiación
por la fuerza de la propiedad de manos de los pequeños campesinos y pequeños artesanos.

Por una parte se formó un mercado cada vez más globalizado vinculado al crecimiento del
comercio durante siglos y que quedó firmemente establecido a escala global en el siglo XVI, con
la expansión imperial europea por todo el globo. En ese proceso se acumulaba dinero y éste
se reinvertía en aventuras comerciales, dando lugar a grandes fortunas y nuevos polos de
poder financiero. Sin embargo, ese capitalismo comercial y financiero por sí mismo no cambiaba
la forma general de las sociedades agrarias europeas. En este proceso, sus protagonistas
actuaban siguiendo lo que Max Webber denominó el "espíritu del capitalismo" pero, para Marx,
eso no generaba sociedades capitalistas.

EL PROCESO MISMO.

El proceso de acumulación originaria comienza hacia los s. XIV y XVI.

En primer lugar por la desvinculación del productor de los medios de producción, un


proceso marcado por la violencia, la conquista, la piratería y el robo. En Europa, esa
desvinculación significaba acabar con las formas tradicionales de uso colectivo de la
tierra y los derechos de señoriales o feudales sobre la tierra o sus productos que protegían a
una gran masa de campesinos europeos.

Otro factor fueron las llamadas guerras feudales donde jugaron un papel importante los
siervos del la gleba. Los siervos que peleaban en las guerras para su seños feudal ganaban su
libertad, luego estos tenían hijos que nacían libres y que constituirán el surgimiento de los
artesanos del s. XV, distintos a los anteriores artesanos dado que se especializaban en tareas
concretas

En El Capital, Marx utiliza el caso británico entre el siglo XV y el siglo XIX para explicar el
proceso de expropiación de la propiedad hacía las manos de los futuros capitalistas.

Otro factor de importancia y que influyó en este proceso de acumulación es el incremento de la


población gracias a la medicina. Este incremento dio origen a un incremento proporcional de las
necesidades a nivel mundial (más alimento, ropa, viviendas, etc.).

Toma el caso británico como ejemplo de la expropiación de los derechos de los campesinos
en Europa. Como consecuencia de este aumento de las necesidades se produce una mayor
demanda de lanas y alimentos principalmente y, ¿dónde se produce la lana? En las tierras,
tierras en las que los señores feudales vieron la oportunidad de enriquecerse y aumentar sus
ganacias. Pero esas tierras estaban sujetas al contrato de vasallaje, eran pequeñas parcelas
cultivadas por la familia que allí vivía y que producía para el señor feudal.

¿Cómo despojaba entonces el seño feudal a los campesinos de la tierra? Por un lado por medio
de la fuerza y la violencia, por otro lado liberándolos del contrato de vasallaje, es decir,
concediéndoles la libertad. Los siervos, al ser liberados de sus obligaciones feudales, también
perdieron sus derechos a ocupar una parcela y cultivarla, pues ésta pasó a ser propiedad
privada del antiguo señor feudal. Además, muchos pequeños propietarios dejaron de poder
utilizar las tierras comunales de los municipios cuando éstas se convirtieron en bienes privados,
de modo que vieron disminuidos sus medios de vida y se vieron obligados a endeudarse y, a
medio plazo, perder las pocas tierras que poseyesen.
39

Cabe citar, que en la edad media, los vasallos tenían el derecho de poder entrar a cualquier
tierra comunal y extraer de allí lo que necesiten para poder vivir, cosa que fue derogada con el
surgimiento de la propiedad privada de la tierra.

Esta liberación del vasallo, ahora convertido en hombre libre, provocó sucesivas oleadas de
población desposeída que, impedida de ganarse la vida, pasaron a vagar por los caminos y
las ciudades. Como sólo tenían su fuerza laboral para ofrecer y la cría de ovejas no generaba
gran demanda de fuentes de trabajo, migrarán a la ciudad en busca de trabajo, el cual no lo
encontrarán durante el período feudal. Esta masa de desposeídos irá formando de a poco el
proletariado del que se valdrá la burguesía en el s. XIX para producir el capital.

MUNDIALIZACIÓN DEL MODO DE PRODUCCIÓN CAPITALISTA Y COLONIALISMO.

En segundo lugar, Marx habla de la colonización. Pero no para dar cuenta de la relación entre
la metrópolis y las colonias, es decir del colonialismo o el imperialismo. Habla de lo que se podía
ver en las colonias a mediados del siglo XIX como un ejemplo de lo que ya había pasado en
Gran Bretaña, y en la mayor parte de Europa: la expropiación de la población. Y le da un
sentido ontológico-geográfico: los obreros sólo son obreros allí donde ya han sido expropiados
de los medios de producción, cosa que no sucede en las colonias en la medida en que existan
tierras vírgenes y no se ponga en vigor una legislación represiva que impida a la población
apropiarse de ellas y cultivarlas de modo independiente.

Por eso Marx cuenta la anécdota de Mr. Peel en las colonias del río Swan, que se llevó allí
unos centenares de obreros empaquetados con familia y todo. Esperaba beneficiarse de tener
una fábrica de textiles colocada cerca de donde se producían las materias primas, pero se
encontró que esos obreros, llegados a tierras casi vírgenes, prefirieron convertirse todos en
campesinos independientes: adentrarse en la selva, abrir un claro del terreno y cultivar por su
cuenta. La existencia de tierras vírgenes (medios de producción a su libre disposición) hacia que
dejasen de ser obreros, condición que sólo portaban en Inglaterra, donde no tenían acceso a
ningún medio de producción. Así, lo que Peel veía claro con las categorías de la economía
política: que él poseía el dinero y las máquinas, que los obreros eran obreros y que estarían
encantados de firmar los contratos de trabajo; lejos de Inglaterra se demostraba falso. Allí
donde no existían las relaciones de producción capitalistas, es decir, allí donde los medios
de producción no estaban monopolizados en las manos de una clase social restringida, los
obreros no acudían voluntariamente a trabajar en su fábrica.

El capitalismo, como vimos anteriormente, se basa en la existencia de la propiedad privada en


manos de la burguesía y en la existencia de una masa de trabajadores (proletariado) que
produzca en relación de dependencia, dado que sólo deispone de su furza de trabajo apara
ofrecer. ¿Cómo se explica, entonces, el desarrollo del capitalismo en las colonias americanas sin
un sistema feudal que lo preceda? En la América colonial sólo había algunos terratenientes
burgueses, pero faltaba lo más importante para el capitalismo: la mano de obra, la fuerza de
trabajo, en fin, los trabajadores.

La solución fue la de traer trabajadores desde Europa mediante políticas de inmigración. Pero,
¿Cómo se lo hizo? Prometiéndoles el acceso a la tierra. Pero cuando estos inmigrantes llegaron
a América se encontraron con una serie de leyes y trabas que dificultaban el acceso de la
propiedad de la tierra. Estos inmigrantes, al no poder volver a Europa tuvo que ofrecer su
fuerza laboral para poder subsistir empleándose en las industrias manufactureras y cultivando
las tierras de aquellos terratenientes.
40

De esta manera, el capitalismo encontraba un lugar que proveía de materias primas baratas al
sistema (América) y a su vez, un lugar donde se podían insertar manufacturas a precios altos.

De este modo es como el capitalismo se asentó en América y en todo el mundo. El capitalismo


jamás fue un fenómeno nacional, es decir, un fenómeno restringido a un territorio dado (como
lo fue la Revolución Francesa). Las innovaciones tecnológicas, el surgimiento de la maquina a
vapor y la producción en masa, el oro y la plata encontrados en América, entre otros factores
permitió la expansión rápida del capitalismo a todo el globo (un ejemplo es la formación del
mercado financiero internacional –los bancos-).

8. Contradicciones económicas del modo de producción capitalista: mercancía,


valor, plusvalía, superpoblación relativa, pauperización, concentración y
centralización.

MERCANCÍA = VALOR DE CAMBIO (El Capital – Vol.1)

Toda mercancía, afirma Marx, tiene dos caras:

 La del valor de uso: que hace referencia a las necesidades que puede satisfacer el
empleo de una mercancía, es decir, la aptitud o ineficacia que tiene el objeto para
satisfacer una necesidad determinada. Un objeto puede tener valor de uso tanto si es
una mercancía como si no lo es, pero ningún objeto puede ser mercancía si no es a la
vez un objeto útil.

 La del valor de cambio: que se refiere al valor que tiene un producto cuando se
ofrece en intercambio por otros productos.

Ahora bien, cualquier objeto, sea o no mercancía, sólo puede tener valor si se ha
desempleado cierta fuerza de trabajo humano para producirlo. Esta es la teoría del
valor-trabajo que Marx toma de Adam Smith y Ricardo. Tanto el valor de cambio como el valor
de uso, deben relacionarse directamente con la cantidad de trabajo materializado en la
producción de una mercancía.

Por lo tanto ¿qué es lo que hace que una mercadería sea intercambiable por otra en el
mercado? Obviamente no es el valor de uso: las cosas que para unos son muy necesarias no lo
son para otros. Lo que realmente determina el valor de cambio de una mercancía es, entonces,
es el tiempo de trabajo empleado por el trabajador para producir la mercancía.

Sin embargo, no cualquier tiempo es suficiente para determinar el valor de cambio de una
mercancía. Nos encontramos con un problema si queremos medir el ―trabajo abstracto‖ en
razón del tiempo. Si aceptáramos esto podríamos deducir a primera vista que un trabajador
holgazán, que se demora mucho en producir un objeto dado, produciría un objeto de mayor
valor que aquél trabajador que lo hace en menor tiempo.

Entonces, nos dice Marx en el Capital, que la medida del trabajo abstracto debe ser el tiempo
de trabajo socialmente necesario. Tipo de trabajo socialmente necesario es el que se
requiere para producir una mercancía en las condiciones normales de producción y con el grado
medio de destreza e intensidad de trabajo imperantes en cada época.

Así, un rápido adelanto tecnológico puede reducir el tiempo de trabajo socialmente necesario
que se requiere para producir cierta mercancía, y traería como consecuencia la correspondiente
disminución de su valor de cambio.
41

En el capitalismo, el obrero también es tratado como una mercancía. El sistema necesita para
su funcionamiento la existencia de hombres libres que puedan vender su fuerza de trabajo en el
mercado abierto. Esto significa que la fuerza de trabajo es también una mercancía, que se
compra y se vende en el mercado; hasta el punto que su valor viene determinado, lo mismo
que el de la mercancía, por el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción. La
fuerza de trabajo humano implica un desgaste de energía que debe ser recuperada. Para que el
trabajador renueve sus energías y no perezca, debe proporcionársele lo que se requiere para su
subsistencia como organismo activo: alimento, vestido y techo para él y para su familia.

LA PLUSVALÍA.

Dice Marx que las condiciones de producción industrial y de manufactura moderna permiten al
trabajador producir en un día de trabajo mucho más que de lo necesario para cubrir el costo de
su subsistencia. Es decir, para producir lo que corresponde al valor del mismo trabajador se
necesita solamente una parte del día de trabajo. Todo lo que, además de esta parte, produce el
trabajador es plusvalía.

Supongamos que el día de trabajo es de diez horas y que el trabajador produce lo que necesita
para subsistencia en la mitad de ese tiempo; entonces, las cinco horas restantes de trabajo son
producción excedente de la que puede apropiarse el capitalista.

La plusvalía es la fuente de ganancia del capitalista. La ganancia, por decirlo así, es la


manifestación ―superficial‖ y visible de la plusvalía (forma que esconde su existencia). Marx se
propone en el Capital quitarle este disfraz.

CONTRADICCIONES DEL SISTEMA CAPITALISTA.

En el capitalismo, según Marx, la búsqueda de ganancia es intrínseca del sistema; la finalidad


del capital no es satisfacer necesidades, sino producir ganancias. Pero, al mismo tiempo en la
raíz de la economía capitalista se halla una tendencia estructural a la disminución de la cuota de
ganancia.

Puesto que el capitalismo se basa en la búsqueda competitiva de ganancias, el avance


tecnológico, incluyendo sobre todo la mecanización creciente de la producción, es un arma de
gran importancia por medio de la cual el empresario capitalista puede aumentar sus ganancias,
produciendo más barato que sus competidores. Pero este éxito en obtener más ganancias
mueve a los demás capitalistas a seguir su ejemplo introduciendo mejoras similares en la
producción, lo cual produce un nuevo equilibrio (aunque temporal) entre los competidores. Sin
embargo, el gasto realizado por el empresario, para estar a la par de sus competidores, ha
hecho disminuir su cuota de ganancia.

En realidad, la cuota de ganancia aumenta (esto es el resultado obvio de incorporar mejoras en


la productividad), pero no aumenta en proporción directa con el capital invertido.

Para compensar esta baja en la cuota media de ganancias, el empresario capitalista tiene varias
herramientas (por ejemplo, adquirir materias primas más baratas por medio de la importación).
Sin embargo la herramienta o el método más utilizado es un aumento de la jornada laboral del
trabajador por el mismo salario.
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Bien, decíamos que un aumento en la tecnología, acarreaba un aumento de la producción total


de mercaderías. El sistema capitalista es el primer sistema de la historia capaz de generar un
gran volumen de producción excedente. Y, cuando se genera un excedente tal que no hay
mercado para comprar tanta mercadería (la oferta supera a la demanda – se produce una
sobreproducción) es cuando sobrevienen las crisis del sistema.

Estas son las contradicciones a que hacíamos alusión anteriormente. El sistema capitalista es en
gran parte un sistema anárquico. Cualquier desequilibrio que frene la posibilidad de obtener
ganancias, esto es, la posibilidad de vender mercaderías a precios que dejen ganancias, pone
en jaque al sistema (pone en crisis al sistema).

Por lo tanto, una crisis no es más que una expansión de la producción más allá de lo que puede
absorber el mercado sin dejar de rendir una cuota adecuada de ganancia. Cuando aparece la
sobreproducción, aunque sólo sea en un sector de la economía, puede poner en marcha un
círculo vicioso de acciones y reacciones. Al caer la cuota de ganancia, disminuye la inversión,
tiene que despedirse trabajadores, lo que a su ves disminuye la capacidad adquisitiva del
comprador y produce otro descenso de la cuota de ganancia, y así sucesivamente.

Esta espiral de descenso, esta crisis de la cuota de ganancia se mantiene hasta que el
desempleo ha aumentado hasta un grado, y los salarios han disminuido hasta tal nivel, que ya
se dan nuevas condiciones para el aumento de la cuota de plusvalía y con ello un estímulo para
el aumento de las inversiones (es decir, los salarios han disminuido a tal nivel que vuelve a ser
rentable para el empresario volver a producir mercancías). Así se renueva el ciclo y comienza
un nuevo período ascendiente.

Los salarios bajan porque aumenta el desempleo, es decir, esto es lo que Marx denomina como
superpoblación relativa. El capitalismo genera la que Marx llamó el ejército industrial de
reserva, constituido por la masa de desempleados. Estos desempleados, aunque no lo quieran,
generan un descenso de los salarios de los que trabajan (y en épocas de prosperidad impiden
que estos suban y que, por lo tanto se mantengan en un nivel aceptable para el capitalista).
¿Cómo influyen en la disminución y el mantenimiento de los salarios? Fácil, el trabajador
empleado actualmente se abstendrá de requerir aumento de salarios porque sabe que detrás
de él existe todo un ―ejercito‖ de desempleados que trabajarían por el mismo salario e incluso
por menos.

De esta manera, el ejército industrial de reserva funciona como un lastre para los trabajadores
actualmente empleados y como un mecanismo del sistema capitalista para mantener la cuota
media de ganancia.

LA TESIS DE LA PAUPERIZACIÓN.

Como dijimos anteriormente, el sistema capitalista es un sistema anárquico que tiende a entrar
en crisis periódicamente. Estas crisis no representan un colapso del sistema capitalista, sino
que, por el contrario, forman parte del mecanismo regulador que permite al sistema sobrevivir
a las fluctuaciones económicas a que está sometido. En palabras de Marx: ―las crisis son
erupciones violentas que restablecen pasajeramente el equilibrio roto‖.

Estas crisis son endémicas, esto quiere decir que, son habituales en el capitalismo.

Muchos autores han interpretado erróneamente a Marx cuando habla de estas crisis;
interpretan que la descomposición del capitalismo será producto de una gran crisis de la que qu
el sistema no podrá recuperarse.
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Sin embargo, en ninguna parte de sus escritos se predice una ruinosa crisis final. Lo que Marx
nos quiere hacer ver es que las crisis periódicas del capitalismo lo que hacen es animar la
conciencia revolucionaria del pueblo, pues ponen en evidencia notoria la situación común
en la que se encuentran los trabajadores: por un lado la baja participación de los trabajadores
en las ganancias del capitalista y por otro la miseria del ejercito industrial de reserva.

Sólo rara vez predomina en el sistema capitalista una situación plena de empleo. El capitalismo
necesita del ejército industrial de reserva, al que hacíamos mención antes. Durante las épocas
de prosperidad parte de ese ejército es absorbido por la producción manteniendo así bajos los
salarios; cuando los tiempos cambian, ofrece un recurso siempre disponible de trabajo barato
que inhibe cualquier intento de la clase obrera para mejorar su suerte.

La tesis de la pauperización, por lo tanto, consiste en:

 Que el proceso de desarrollo capitalista se caracteriza por el aumento de la disparidad


relativa entre los salarios de la clase obrera y los ingresos de la clase capitalista
(obreros más pobres y empresarios más ricos). Mientras que las ganancias de los
empresarios aumenta cada día más, los salarios de los obreros siempre nunca
sobrepasan el nivel de subsistencia.

 Que el desarrollo del capitalismo produce un ejercito de reserva cada vez más
numeroso, que en su mayor parte se ve obligado a vivir en la extrema pobreza

Estas dos tendencias están vinculadas entre sí, puesto que lo que impide la subida de salarios
por encima de su valor es precisamente esa existencia de un excedente relativo de
población.

Es el aumento de la magnitud relativa del ejército industrial de reserva lo que produce un


aumento del pauperismo; Marx considera que ésta es la ley general y absoluta de la
acumulación capitalista. La pauperización es el resultado de la acumulación de capital en pocas
manos. ―El pauperismo es el hospital de la clase obrera en activo y el peso muerto del ejercito
industrial de reserva‖.

Los académicos burgueses sostienen que nos encontramos ante una sociedad distinta de la del
pasado siglo, ante la era de la opulencia, del consumo y del bienestar. Sin duda hemos pasado
de la escasez a la abundancia, pero ésta origina problemas no menores que aquélla,
especialmente porque lo que abunda es propiedad de una restringida minoría. En los modos de
producción anteriores las crisis surgían con la carestía, mientras que ahora las crisis son de
superproducción. Antes las crisis aparecían junto con el hambre; ahora el hambre sigue,
aunque los graneros estén llenos. Las mercancías abarrotan los mercados pero no alcanzan a
satisfacer a unas masas crecientemente empobrecidas y cuyas necesidades no pueden resultar
satisfechas bajo el capitalismo. La riqueza crece pero se acumula en manos de unos pocos,
mientras una mayoría padece una insatisfacción creciente de sus necesidades.

Este fenómeno no es consecuencia de la crisis sino una tendencia general e inevitable del
capital, es decir, una ley del capitalismo. Marx calificaba esta ley nada menos que como ley
general de la acumulación capitalista, cuestión que merece la mayor atención porque es otra de
las más criticadas, ante una supuesta evidencia contraria que demostraría un mejoramiento en
las condiciones de vida y trabajo del proletariado y un bienestar creciente.

La ley general de la acumulación capitalista no tiene nada que ver con la mejora en las
condiciones de vida de la clase obrera. El pauperismo no es un problema de nivel de vida, de
comparación puramente cuantitativa de una época histórica con otra.

CONSENTRACIÓN Y CENTRALIZACIÓN.
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El aumento del capital, que se produce a medida que avanza el capitalismo, está íntimamente
conectado con una tendencia hacia la centralización del capital. Concentración indica el proceso
de acumulación del capital, por el que los capitalistas particulares consiguen engrosar la
magnitud de capital bajo su control. Centralización, a su vez, hace referencia a la aglutinación
de capitales existentes.

El efecto de ambas es formar o constituir capitales cada vez mayores. El carácter competitivo
del capitalismo implica que los productores deban esforzarse constantemente para vender a
precios más bajos que sus rivales. Los capitalistas que controlan grandes cantidades de capital
(grandes organizaciones) gozan de bastantes ventajas sobre los pequeños productores, lo que
les permiten triunfar sobre ellos.

Así las unidades productivas más grandes tienden a llevar a la quiebra a las más pequeñas y
absorber su capital. Un sistema ejemplificativo de esta centralización de capitales en un mismo
sector lo evidencia el sistema financiero (o sea la banca). Un banco centraliza el capital-moneda
de los que prestan, y a la vez centraliza a los que piden prestado. Todo este mecanismo
termina convirtiéndose en un gigantesco mecanismo social de centralización de capitales.

SÍNTESIS:

Podemos concluir definitivamente que el sistema capitalista es un sistema inestable


–anárquico- construido sobre la base de antagonismos que sólo pueden resolverse
por medio de cambios que terminarán por hundirlo. Estas contradicciones
provienen ante todo de su carácter clasista: de la relación asimétrica entre trabajo
asalariado y capital. El desarrollo del modo de producción capitalista conducirá
inevitablemente a la disolución del mismo sistema.

En estos términos, el proceso de desarrollo capitalista engendra los cambios


sociales que, en mutua relación con la creciente conciencia de clase del
proletariado, crean la conciencia activa necesaria para transformar la sociedad
mediante la praxis revolucionaria. La relativa pobreza del conjunto de la clase
trabajadora, la miseria física del ejército de reserva y la rápida disminución de
salarios produce en el proletariado una reserva creciente de potencial
revolucionario. El mismo sistema industrial ofrece una base para la organización
colectiva, al concentrar a gran número de trabajadores en una misma fábrica. Las
organizaciones obreras comenzarán a nivel local, pero terminarán por aglutinarse
formando unidades nacionales. La conjunción de estas circunstancias posibilitará la
llegada de la sociedad socialista.

RELATIVA POBREZA DE LOS OBREROS + MISERIA FÍSICA DEL EJÉRCITO INDUTRIAL DE


RESERVA = RESERVA CRECIENTE DE POTENCIAL REVOLUCIONARIO = FIN DEL
CAPITALISMO

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