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CUÉNTAME UN CUENTO
“En el Tercer Acto bájalo del árbol.” Para Cohan significa resolver el
problema o la crisis de tu hombre.
Segundo Acto. El río vira de pronto pues el público no debe notar lo que
ocurre delante o se pierde el suspenso. Aparentemente las rocas y los rápidos hacen
imposible el paso a salvo de la débil embarcación.
Tercer Acto. El río vira otra vez. La muerte se presenta como una catarata
rugiente. Si el protagonista llega a la orilla va camino a la gloria. Ahora veremos
cómo resolver esa crisis final.
PRIMER ACTO
2.- Usualmente otra figura insigne hace su aparición en el primer acto. Se trata
del duro, el villano, el chico malo, se le denomina formalmente el antagonista.
SEGUNDO ACTO
Esos rápidos y esas rocas son los recursos del autor para intensificar las
dificultades del héroe. Nos sugieren que las cosas irán peor antes que su situación
mejore. Se les denomina complicaciones.
El bote roza contra la primera peña y pierde los remos. Gira sin control,
arremete contra la segunda roca y la embarcación empieza a hacer agua. Cuando se
estrella contra la tercera y más grande de las peñas, el protagonista cae al agua. La
corriente lo acerca al último recodo, entonces ve la catarata. Ahí descubrimos que ¡no
sabe nadar!
Esta sección media del río, este tramo cargado de complicaciones supone -por
lo general- el esfuerzo mayor para tu historia. Un programa televisivo de media hora
apenas da tiempo para una o dos complicaciones. El episodio de una hora en una serie
semanal permite concebir más destrozos en las peñas –lo que implica moldear la
trama con mayor oficio. En películas maratónicas como Doctor Zhivago o El Padrino,
las complicaciones interactúan y se multiplican durante más de noventa minutos –
hasta alcanzar la catarata del no-retorno.
Este hilo narrativo se parece tanto a nuestro modelo que surge la sospecha de
plagio. No es así. El esquema del río fue concebido muchos antes que se produjera
Deliverance. Más aún, el guión de Deliverance está basado en la novela de James
Dickey. Estoy seguro que Dickey jamás oyó hablar del Taller de Guión de UCLA
(University of California – Los Angeles). Es uno de esos extraños casos donde las
ideas coinciden.
En nuestra conocida Cenicienta, la gentil heroína debe salir del baile antes que
el buen Príncipe le pregunte su nombre. Ella regresa a la cocina de la familia a recoger
la basura y fregar los pisos. Ahora sus problemas aumentan pues se le ha partido el
corazón.
TERCER ACTO
¿Cómo hacerlo?
Tú has de saberlo. Se encuentra en algún lugar del primer o segundo acto. Sólo
tú pudiste dejarla allí.
El ejemplo más sencillo que tengo es una herramienta de la ficción, viene del
crimen de misterio. La línea-de-vida en un episodio de Columbo, Sherlock Holmes o
Kojak es el indicio oculto o sesgo inesperado que aporta el detective hacia el final
para probar la culpa del asesino.
Al fin y al cabo, las damas también echaron mano de este recurso. Shakespeare
lo utiliza para sacar a Portia de su aprieto en el tercer acto. Recuerda que Shylock
quiere extraer una libra de carne cercana al corazón de Antonio por una deuda
contraída con él en El Mercader de Venecia. Tiene derecho a hacerlo pues media un
contrato escrito. Pero Portia, gracias a su astucia legal, descubre una antigua ley
veneciana que anula todo contrato cuando amenaza la vida de los ciudadanos. Con
esto salva la vida de su esposo Antonio.
Esta técnica tiene estrictas limitaciones. Ante todo debe tener lógica. No puede
sentirse el artificio o parecer impuesta. Simplemente no consiste en una suerte feroz
como el rayo que surge del cielo limpio y mata al villano, o el diluvio instantáneo que
ahoga a los bandidos en fuga.
3. Presentar al
antagonista.
4. Establecer la
alternativa terrible.
POSDATA
Este esquema de tres actos nunca ha sido -ni es- una estructura rígida. Es un
marco general de trabajo, elástico y flexible. Para casi toda gran historia que te
imagines demandará notables variaciones. La originalidad reside en las diferencias
creativas. El comienzo, el medio y el final es apenas un punto de partida. A donde
puedas llegar con él dependerá de tu imaginación creativa.
En efecto, gran número de cineastas, críticos e intelectuales rechaza el
esquema de tres actos. Rotundamente. Indignados. Entre otras cosas –aseguran- que la
característica ordenada y aséptica de “principio, medio y final” es muy artificial. Hace
demasiado patente su manufactura. En la vida las cosas no ocurren así. En efecto, no
es así. “Nadie ha visto nunca –ha dicho Picasso- una obra de arte que sea natural.” En
ningún campo del arte, antiguo o moderno.
Para tales películas y sus realizadores hay un público fiel. Quizá nos sean las
cifras multimillonarias, pero son cifras leales y suficientes para mantener sus sueños.
Y, de cuando en cuando los anima algún éxito de taquilla como 2001: Odisea del
Espacio de Stanley Kubrick.
ooOoo
Tomado de:
ROOT, Wells
Writing the Script
Holt, Rinehart and Winston, New York 1980.
Traducido por 3A