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SOBRE LA NOCIÓN DE “INTERES” EN LA NUEVA LEY DE AMPARO

Dr. Hertino Avilés Albavera

Introducción

Con el fin de modernizar el juicio de amparo y transformarlo en un medio más eficaz de


protección de los derechos humanos, antes denominados garantías individuales, se
publicó un decreto el día 6 de junio del 2011;1 el cual reformó, adicionó y derogó
diversas disposiciones de los artículos 94, 103, 104 y 107 de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos.

El objetivo de la reforma fue adecuar integralmente el juicio de amparo, que es el


instrumento de control constitucional más importante del ordenamiento jurídico
mexicano y principal medio de protección de los derechos fundamentales, de tal que
forma se buscó fortalecerlo a partir de la eliminación de tecnicismos y formalismos
extremos que han dificultado su accesibilidad y, en consecuencia, su ámbito de
protección.

Dicha reforma incluye entre muchas otras cosas la defensa de los derechos humanos,
establecidos en la Constitución y aquellos reconocidos en acuerdos internacionales de
los que México sea parte. Adicionalmente estas reformas legitiman el ejercicio de la
acción de amparo, no solo para quienes sufran un detrimento en su esfera jurídica,
acreditando tener un interés jurídico, sino quienes acrediten poseer un interés legítimo;
igualmente la reforma incluye el amparo por omisión de la autoridad, y dicho sea de
paso se adecué el principio de relatividad de la sentencia de amparo, o también
conocido como fórmula Otero.

En el presente trabajo me enfocaré en hablar de la voz interés, como requisito de


procebilidad, para promover legítimamente la acción de amparo, por tanto realizaré un
estudio para entender los distintos matices del interés que se puede invocar al
promover la acción y cómo es que ello impacta en el actual juicio de amparo.

1
Publicado en el Diario Oficial de la Federación, el 10 de junio del 2011.
De la voz “interés”:

Ugo Rocco explica el contenido del concepto de interés:

A partir de una necesidad para la vida humana, surgen los bienes idóneos para
satisfacerlas, lo que implica utilidad, que es la relación entre el sujeto que tiene una
necesidad y el objeto que la satisface; por lo que del concepto bien se pasa al concepto
de interés por medio de la utilidad.2

En cuanto a su etimología, la palabra interés se integra de los vocablos latinos ínter


(entre) y esse (estar). El contenido etimológico de la palabra expresa la relación de
convivencia entre el colectivo y el medio que resulta en sí un bien valioso por ser
necesario. Ha de apreciarse en lo dicho que se da una bipolaridad interés-necesidad,
en el plano etimológico.

La reforma a la fracción I del artículo 107 constitucional, establece:

I. El juicio de amparo se seguirá siempre a instancia de parte agraviada, teniendo


tal carácter quien aduce ser titular de un derecho o de un interés legítimo
individual o colectivo, siempre que alegue que el acto reclamado viola los
derechos reconocidos por esta Constitución y con ello se afecte su esfera
jurídica, ya sea de manera directa o en virtud de su especial situación frente al
orden jurídico.3

Tratándose de actos o resoluciones provenientes de tribunales judiciales,


administrativos o del trabajo, el quejoso deberá aducir ser titular de un derecho
subjetivo que se afecte de manera personal y directa;

Según la reforma constitucional, el promovente del amparo tendrá que acreditar la


titularidad de un derecho (interés jurídico) o de un interés legítimo individual o colectivo,
lo cual excluye al interés simple.

2
Rocco, Ugo, Tratado de derecho procesal civil. Bogota; Buenos Aires, Temis; Depalma, 1970.
3
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, reformada hasta el 7 de julio del 2014.
Antes de la reforma se hablaba de dos tipos de interés, el jurídico y el simple, y que
sólo el primero legitimaba el ejercicio de la acción constitucional de amparo en defensa
de lo que anteriormente se denominaba garantías individuales y, actualmente, se
modificó por la expresión derechos humanos. La reforma ha acuñado al lenguaje otro
tipo de interés, que es el legítimo, del cual no se tiene aún una definición precisa por la
doctrina o la jurisprudencia mexicana en el contexto de la acción de amparo.

Interés simple e interés jurídico.

El significado del concepto interés incluye cualquier cosa o bien que convenga o sea
valioso, es decir la cosa relativa a la persona, de carácter económico, personal, familiar,
político etc., que de manera clara o difusa, determinada o indeterminada, directa o
indirectamente, contemple la ley aunque sea de manera implícita.

El interés simple podrá ser de muy diversa índole en la medida de que el ánimo pueda
verse inclinado a cierta finalidad por motivos culturales, económicos, sociales, artísticos,
religiosos o de cualquier otra naturaleza distinta de la jurídica.

En el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, semánticamente el


interés se define como: ‘‘la inclinación más o menos vehemente del ánimo hacia un
objeto, persona o narración, etcétera’’.4

Esta definición otorga al interés un contenido fundamentalmente psicológico en tanto se


refiere a una inclinación del ánimo; aunque ocasionalmente este se vea inclinado a
cuestiones jurídicas, pero, que por sí solo, no es susceptible de producir consecuencias
de derecho, para ello resulta indispensable la existencia de normas que otorguen
consecuencias jurídicas a la manifestación externa de ese ánimo.

El interés adquiere el carácter jurídico cuando el objeto al cual se inclina el ánimo se


encuentra tutelado por normas jurídicas.

Es oportuno, citar con relación a este tema la Tesis Aislada publicada en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, que establece a la letra lo siguiente:

4
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, consultado en: http://www.rae.es/
La afectación al interés jurídico como condición para la procedencia del amparo
tiene como sustento la titularidad de un derecho que puede ser de carácter
subjetivo, o bien de carácter objetivo o erga omnes. Así, este último lo tiene
cualquier eventual afectado que resienta un daño concreto por su situación frente
al orden jurídico, cuando se vea afectado por el hecho de que las autoridades no
se conduzcan dentro del margen de la ley, y pueda ser remediado a través de
una medida individualizada por parte de las autoridades. Cabe señalar que esta
hipótesis debe distinguirse claramente de aquella situación en que simplemente
se aduzca la pérdida del beneficio o ventaja, ya sea fáctica o material, y no
derive de una actuación irregular de la autoridad, pues tal supuesto equivale a un
interés simple, que no faculta al particular para exigir una determinada
prestación, de manera que no es susceptible de tutela judicial, sino sólo permite
formular peticiones o denuncias. 5

Entonces, el interés jurídico es el derecho tutelado por una norma jurídica a favor de un
particular. En tanto que el interés simple es la situación en la que simplemente se aduce
la pérdida del beneficio o ventaja, ya sea fáctica o material, y no derive de una
actuación irregular de la autoridad, tal supuesto no faculta al particular para exigir
determinada prestación, de manera que no es susceptible de tutela judicial, sino que
solo permite formular peticiones o denuncias.

Del interés legítimo.

Cobra especial relevancia esta institución, en razón de su reconocimiento


constitucional, para efectos del juicio de amparo, a la vez de ser un componente
fundamental conducente a la prosecución de las acciones colectivas.

La institución es de cuño jurisprudencial, tendente a la tutela de actos y, en especial,


omisiones de la autoridad administrativa, donde destaca la debida prestación de
servicios públicos, que siendo contrarias al orden jurídico, impliquen un perjuicio
cualificado a cierto o ciertos sujetos en cualquiera de sus intereses. 6

5
Tesis: Aislada Tesis: I.4º, Décima Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, p. 1220
6
“El interés legítimo tiene su origen en las llamadas normas de acción, las cuales regulan lo relativo a la
organización, contenido y procedimientos que han de regir la actividad administrativa, y constituyen una
serie de obligaciones a cargo de la administración pública, sin establecer derechos subjetivos, pues al
versar sobre la legalidad de actos administrativos o de gobierno, se emiten con el fin de garantizar
intereses generales y no particulares. En ese contexto, por el actuar de la administración, un determinado
Por esa razón, se confiere un poder de exigencia respecto a la legitimidad en el actuar
administrativo. Al hablar de intereses legítimos se incluye a todos aquellos que sean
compatibles con el interés público lesionado o desatendido por la Administración. Se
tiene interés legítimo si la norma se establece en interés general, pero una categoría de
sujetos adquiere una ventaja específica con su cumplimiento, por otra parte, se expresa
que el interés legítimo del ciudadano se da cuando coincide con el interés del Estado.
Dicho en otras palabras, si existe un interés del Estado, tutelado, coincidente en sus
consecuencias con el del particular, éste puede exigir su cumplimiento; viene a ser una
tutela indirecta u ocasional debido a la concomitancia aunque para propósitos distintos.

En el derecho subjetivo se trataría de un interés propio y exclusivo del titular, mientras


que en el interés legítimo hay una simple concurrencia del interés del gobernado con el
interés general, de modo que aquél sólo es considerado en razón de esa coincidencia
de hecho con el segundo; la tutela en este caso es indirecta u ocasional, ya que sólo
tiene en mira resguardar el interés general.

Se desarrolló esencialmente en el derecho administrativo italiano, aunque se ha


extendido a muchos países europeos. En términos generales, este tipo de interés lo
tiene “cualquier persona, pública o privada (moral), reconocido y protegido por el
ordenamiento jurídico. Desde un punto de vista más estricto, como concepto técnico y
operativo, el interés legítimo es una situación jurídica activa que se ostenta por relación
a la actuación de un tercero y que no supone, a diferencia del derecho subjetivo, una
obligación correlativa de dar, hacer o no hacer exigible de otra persona, pero sí
comporta la facultad del interesado de exigir el respeto del ordenamiento jurídico y, en
su caso, de exigir una reparación de los perjuicios antijurídicos que de esa actuación le
deriven.

sujeto de derecho puede llegar a tener una ventaja en relación con los demás, o bien, sufrir un daño; en
este caso, los particulares únicamente se aprovechan de la necesidad de que se observen las normas
dictadas en interés colectivo, por lo que a través y como consecuencia de esa observancia resultan
ocasionalmente protegidos sus intereses. Así, el interés legítimo tutela al gobernado cuyo sustento no se
encuentra en un derecho subjetivo otorgado por la normativa, sino en un interés cualificado que de hecho
pueda tener respecto de la legalidad de determinados actos de autoridad. Por tanto, el quejoso debe
acreditar que se encuentra en esa especial situación que afecta su esfera jurídica con el acatamiento de
las llamadas normas de acción, a fin de demostrar su legitimación para instar la acción de amparo.”
Tesis: Aislada, XXVI.5o, Décima Época, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, p. 1182.
En otras palabras, existe interés legítimo, en concreto en el derecho administrativo,
cuando una conducta administrativa determinada es susceptible de causar un perjuicio
o generar un beneficio en la situación fáctica del interesado, tutelada por el Derecho,
siendo así que éste no tiene un derecho subjetivo a impedir esa conducta o a imponer
otra distinta, pero sí a exigir de la administración y a reclamar de los tribunales la
observancia de las normas jurídicas cuya infracción pueda perjudicarle. En tal caso, el
titular del interés está legitimado para intervenir en el procedimiento administrativo
correspondiente y para recurrir o actuar como parte en los procesos judiciales
relacionados con el mismo, al objeto de defender esa situación de interés.

El ministro Zaldívar puntualiza algunos aspectos que dibujan los elementos del
concepto en cuestión en los términos siguientes:7

a) No es un mero interés por la legalidad de la actuación de la autoridad; requiere la


existencia de un interés personal, individual o colectivo que, de prosperar la acción, se
traduce en un beneficio jurídico en favor del accionante.

b) Está garantizado por el derecho objetivo, pero no da lugar a un derecho subjetivo, no


hay potestad frente a otro.

c) Debe haber una afectación a la esfera jurídica en sentido amplio, ya sea económica,
profesional o de otra índole. Lo contrario es la acción popular, en la cual no se requiere
afectación alguna a la esfera jurídica.

d) Los titulares tienen un interés propio distinto al de cualquier otro gobernado,


consistente en que los poderes públicos actúen de acuerdo con el ordenamiento
cuando con motivo de la persecución de fines de carácter general incidan en el ámbito
de ese interés propio.

e) Se trata de un interés cualificado, actual y real, no potencial o hipotético; en suma, es


un interés jurídicamente relevante.

7
Cossío, José Ramón y Zaldívar, Arturo, “¿Una nueva Ley de Amparo? III”, Este País, México, núm. 124,
julio de 2001, p. 45.
f) La anulación produce efectos positivos o negativos en la esfera jurídica del
gobernado.

Algunas peculiaridades y constantes del concepto son que se trata de un interés –


patrimonial o moral– por la legalidad pero idóneo, implicando que sea personal y
directo, favoreciendo destacadamente a cierto individuo o a un círculo limitado de
personas y la afectación o beneficio puede ser actual, eventual o retrospectivo.

El interés legítimo deviene en un instrumento, susceptible de satisfacer de un modo


mediato y eventual los intereses de índole sustancial del particular. Dada la finalidad
garantista y de acceso a la justicia que caracteriza al interés legítimo, resulta preferente
aplicar, en su caso, el principio in dubio pro actione.

El interés legítimo, es todo interés de cualquier persona reconocido y protegido por el


ordenamiento jurídico. Es una situación jurídica activa que se tiene en relación a la
actuación de un tercero y que no supone, a diferencia del derecho subjetivo una
obligación correlativa de dar, hacer o no hacer, exigible de otra persona, pero si
comporta la facultad del interesado de exigir el respeto del ordenamiento jurídico.

De modo que existe interés legítimo cuando una conducta administrativa determinada
es idónea para causar un perjuicio o provocar un beneficio en la situación fáctica del
interesado, tutelada por el derecho. El interesado no tiene derecho subjetivo para
impedir de manera directa la conducta administrativa o a imponer otra distinta
(obligación correlativa de exigir). Pero dada la situación fáctica que no se concreta en
un gobernado en particular, sí tiene la posibilidad de exigir en forma indirecta a la
administración y a reclamar de los tribunales la observancia de las normas jurídicas
cuya infracción pueda perjudicarle.

Tratándose de interés legítimo:

Los titulares tienen un interés propio distinto del de cualquier otro gobernado,
consistente en que los poderes públicos actúen de acuerdo con el ordenamiento
cuando con motivo de la persecución de fines de carácter general incidan en el ámbito
de ese interés propio. La anulación produce efectos positivos o negativos en la esfera
jurídica del gobernado.

Es así, que en el interés legítimo no es requisito sine qua non que la autoridad lleve a
cabo la afectación en forma directa en una persona determinada, sino que la
transgresión a una norma debe ser indirecta a un grupo de personas, en la medida en
que protege a una pluralidad de sujetos con base en hechos que puedan causar un
perjuicio, beneficio o utilidad a cualquiera de ellos.

¿En qué consiste el interés legítimo para efectos de la procedencia del juicio de
amparo? Consiste en el poder de exigencia con que cuenta un sujeto, que si bien no se
traduce en un derecho subjetivo, permite reconocerle la facultad de impugnar la
actuación o la omisión de una autoridad en orden a la afectación que ello le genera, al
no acatar lo previsto por determinadas disposiciones jurídicas que le reportan una
situación favorable o ventajosa.

En otras palabras es la pretensión o poder de exigencia que deriva de una lesión o


principio de afectación a la esfera jurídica de un gobernado, generada por un acto de
autoridad y sus consecuencias, cuya anulación o declaratoria de ilegalidad trae consigo
una ventaja para éste, por hallarse en una situación especial o cualificada.

Interés simple, jurídico e interés legítimo para los efectos del amparo.

Es oportuno, el esclarecer las diferencias entre el interés simple, el interés jurídico y el


interés legítimo para los efectos del amparo, por ello con base en los criterios expuestos
hasta el día de hoy por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se
exponen los siguientes distingos8:

Cómo ya se ha expuesto el interés legitimo es aquel interés personal, individual o


colectivo, suficiente, actual, real y relevante, que puede traducirse, en caso de
concederse el amparo, en un beneficio jurídico en favor del quejoso derivado de una
afectación a su esfera jurídica en sentido amplio, que puede ser de índole económica,
profesional, de salud pública, o de cualquier otra.

8
Tesis: Aislada Tesis: III.4o, Décima Época, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, p. 3074.
Por su parte, se ilustra en la siguiente figura las distinciones y semejanzas existentes
entre el interés jurídico y el interés legítimo:9

Hasta aquí debe señalarse que tanto el interés jurídico como el interés legítimo
suponen que existe una tutela jurídica del interés en que se apoya la pretensión del
promovente, a diferencia del interés simple que no cuenta con esa tutela, en tanto que
la ley o acto que reclama no le causa agravio jurídico, aunque le cause alguno de
diversa naturaleza como puede ser, por ejemplo, uno meramente económico.

Por cuanto a la referencia de la afectación de un derecho, se hace alusión a un derecho


subjetivo del que es titular el agraviado, lo cual se confirma con la idea de que en

9
Figura de propia autoría.
materia de actos de tribunales necesariamente se requiere que cuente con un derecho
subjetivo, es decir, tenga interés jurídico.

Sentado lo anterior, el interés legítimo no supone la existencia de un derecho subjetivo,


aunque sí que la necesaria tutela jurídica corresponda a su "especial situación frente al
orden jurídico", lo que implica que esa especial situación no supone ni un derecho
subjetivo ni la ausencia de tutela jurídica, sino la de alguna norma que establezca un
interés difuso en beneficio de una colectividad, identificada e identificable, lo que
supone la demostración de que el quejoso pertenece a ella.

Los requisitos para acreditar el interés jurídico o interés legítimo, para efectos de la
procedencia del juicio de amparo, a partir de la reforma al artículo 107, fracción I,
constitucional de 6 de junio de 2011, se pueden desglosar de la siguiente manera

A partir de la reforma, como requisito de procedencia del amparo se requiere que:

El quejoso acredite tener interés jurídico o interés legítimo y,

Ese interés se vea agraviado.

Así, tratándose del interés jurídico, el agravio debe ser personal y directo; en cambio,
para el legítimo no se requieren dichas exigencias, pues la afectación a la esfera
jurídica puede ser directa o en virtud de la especial situación del gobernado frente al
orden jurídico (indirecta) y, además, provenir de un interés individual o colectivo.

Lo anterior, salvo los actos o resoluciones provenientes de tribunales judiciales,


administrativos o del trabajo, en los que continúa exigiéndose que el quejoso acredite
ser titular de un derecho subjetivo (interés jurídico) que se afecte de manera personal y
directa.

La distinción entre interés jurídico e interés legítimo se justifica en la medida en que


sirve para ampliar la puerta por la cual se accede al proceso para hacer efectivo un
derecho. Siendo así, el concepto de interés legítimo o su interpretación tiene que
realizarse desde una concepción garantista que promueva su conciliación con la tutela
firme de los derechos. Es la tutela efectiva la que debe determinar la extensión y
flexibilidad con que el interés legítimo debe entenderse.

Como bien señala Vázquez Gómez Bisogno, son los actores jurídicos los que tienen
que construir los alcances del interés legítimo y la magnificencia de sus efectos no
dependerá de las grandes teorías sino de cómo se configure la doctrina jurisprudencial
de dicho interés, a partir de la apertura o cierre con que permitan o no la entrada de
nuevos casos.10

En este sentido, el interés legítimo como instrumento para acceder a la justicia efectiva
debe evolucionar con las necesidades de la sociedad. Así, refiriéndose a la
obsolescencia de estos conceptos, se argumenta que “quizá exista una incapacidad o
una irracional negativa para aceptar que aquellos pueden ser operativizados al efecto
de comprender los nuevos fenómenos sociales”.11

No podemos dejar de observar que detrás de la noción de los derechos humanos


subyace la idea de que todas las personas, por el sólo hecho de serlo, gozan de ciertos
derechos que se encuentran consagrados en instrumentos jurídicos nacionales e
internacionales; siendo deber de los Estados garantizar su efectiva protección. En este
contexto, es indispensable perfeccionar los instrumentos mediante los cuales se accede
a la protección de los derechos.

10
Vázquez Gómez Bisogno, Francisco, “El Proceso al servicio de los derechos. Alcance del interés
legítimo en el derecho comparado”, Cuestiones Constitucionales. Revista Mexicana de Derecho
Constitucional, México, No. 26, enero-junio 2012, pp. 423-426.
11
Ferrer Mac-Gregor, Eduardo, “Amparo colectivo en México: hacia una reforma constitucional y legal”,
en Ferrer-Mac-Gregor, Eduardo y Danés Rojas, Edgar (Coords), La protección orgánica de la
Constitución, México, UNAM-IIJ, 2011, p. 54. Para María del Pilar Hernández Martínez, el interés simple
no es todo deseo o apetito individual, sino el interés alcanzado o alcanzable por los efectos irrazonables
de una ley o de un acto administrativo. Hernández Martínez, María del Pilar,Mecanismos de tutela de los
intereses difusos y colectivos, México, UNAM-IIJ, 1997, p. 71

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