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¿Quién gana la carne o el Espíritu?

Gálatas 5:16-18
“porque si vivís conforme a la Carne, moriréis; más si por
el Espíritu hacéis morir las obras de la Carne,
viviréis.” Romanos 8:13
Introducción
El apóstol Pablo dio a conocer la gran lucha interior que
existe en el creyente, usando como ejemplo su propia
batalla interna, y manifestando su sentimiento de miseria
por sus propios deseos que se oponían a la ley perfecta
de Dios.
Era tan fuerte para él lo que experimentaba que casi como
un pedido de auxilio, publico, ¿Quién podrá librarme de
este cuerpo de muerte? entrando en escena de manera
heroica, quién podría venir en su defensa y librarle del
azote que estaba recibiendo por su propia naturaleza
humana, y este es Jesucristo quien nos envió el Espíritu
Santo.
Los enemigos- Número uno la “carne”
El creyente tiene que saber que uno de sus principales
enemigos, que debe llegar a conocer bien para no ser
presa fácil de sus ataques, es la propia esencia humana,
que la palabra de Dios denomina la carne.
En ella no mora el bien, (Romanos 7:8) nada de lo que
pueda salir de ella estará a favor de nuestro crecimiento
espiritual ni del proceso de santificación del discípulo de
Jesús, ya que en la carne no habita el bien, cada uno de
sus designios se oponen a Dios y su palabra, nunca
debemos creer o pensar en obedecer algún impulso que
provenga de ella.
Ilustración: un borrachito cantaba un corito: “antes yo vivía
mi vida perdida, pero ahora ya no vivo como antes, porque
Cristo me cambió”
Hijos de Dios
Como hijos de Dios no debemos en ningún momento
presentar la excusa de decir que se actuó por instinto
porque esta acción es igualmente pecado, recordemos
nuestra antigua vida, de cómo nos conducíamos, de quien
nos guiaba en lo que hacíamos, para no caer en los
mismos errores y retroceder así, en el camino que el
Señor nos trazó.
Nuestra carne está al servicio del pecado, (Romanos
7:25). Desde el mismo momento que el hombre y la mujer
decidieron comer del fruto del árbol que Dios le ordenó
diciendo que no comiesen, entró el pecado en todos los
hombres, es algo que ya está implícito en nosotros, por
ello está claro para el creyente que no debe estar en favor
de quien está en función del pecado, esto es nuestra
carne.
El entregarse a ella es muerte, (Romanos 8:6).
Nuevamente debemos recordar que la muerte entró en el
mundo por causa del pecado ya que este nos separa de
Dios, todos los deseos y las pasiones más bajas, algunas
de ellas impensables en algunas personas.
Pues en cada uno de nosotros existen pasiones
diferentes, y todas por más mínimas que nos parezcan,
obedecerlas nos llevan a la muerte,…” sino que cada uno
es tentado, cuando de su propia concupiscencia es
atraído y seducido.  Entonces la concupiscencia, después
que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo
consumado, da a luz la muerte.” Santiago 1:14-15
El Espíritu de Dios nos libra de condenación-Gana el
vivir en el Espíritu.
Por esta razón nuestro Salvador no nos dejó solos sino
que envió el Consolador que nos da fuerzas  en el
momento de la prueba, y nos ayuda a cumplir la ley de
Dios que solo es posible en nosotros por medio del
Espíritu Santo.
El creyente no debe ignorar ni desconocer su presencia ya
que es la única manera de agradar al Señor y alejar de
nosotros el temor que produce la condenación a causa del
pecado. «Ahora, pues, ninguna condenación hay para los
que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a
la carne, sino conforme al Espíritu. Romanos 8:1
Buscar de Dios
Es obligatorio buscar cada día ser llenos del Espíritu
Santo, teniendo una relación con él, así como los
discípulos caminaron con Jesús, él fue enviado para
enseñarnos, consolarnos, redargüir de pecado, para dar la
seguridad de la salvación, para otorgar el poder y así dar
testimonio de Jesús, sin él nada podemos hacer.
Debemos tener presente que donde quiera que estemos,
está el Espíritu Santo ya que el Señor lo hizo habitar en
cada creyente. Efesios 5:18 “No os embriaguéis con vino,
en lo cual hay disolución; antes bien SED LLENOS del
Espíritu…”
Debemos apostar al Espíritu Santo en esta contienda si
queremos llevar una vida de victorias en nuestro caminar
con Cristo, ya que es imposible hacerlo con nuestras
fuerzas y sabiduría. Gálatas 5:17 «Porque el deseo de la
carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la
carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo
que quisiereis.»
Conclusión: ¿En tu vida, quién gana? ¿Persistirás en
vivir en la carne o en el Espíritu?

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