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Exp: 14-009364-1027-CA
RES. 002151-F-S1-2020
CONSIDERANDO
Manuel Bernal Bernal y su esposa María Elsy Trujillo Hoyos, ambos de nacionalidad
del Segundo Circuito Judicial de San José, una denuncia por el delito de estafa y
otros, contra el señor Rafael Ángel Guillén Elizondo y su hijo Rafael Ángel Guillén
préstamo, para conformar una compañía de seguridad (Lic. Rafael Ángel Guillén
patrimonio familiar. De ahí que, además, promovieron una acción civil resarcitoria.
175-PE). La Fiscal le dio a los hechos la calificación legal del delito de estafa,
acusación del Ministerio Público. El Tribunal Penal del I Circuito Judicial de San
José (Tribunal Penal en lo sucesivo), señaló para la realización del juicio oral y
público, los días 19, 20 y 21 de julio de 2011, sin embargo, el señor Bernal Bernal
y señora Trujillos Hoyos tuvieron inconvenientes para asistir, por lo que no pudo
los siguientes rubros: daño moral subjetivo, sin poder cobrar el daño moral
objetivo, ni los daños patrimoniales, porque nos resultaría de difícil
acreditación (...)", a folio 82 se precisa que "(...) c) se nos debe pagar como
perjuicio los intereses dejados de percibir sobre el monto reclamado, desde que se
cometieron los hechos hasta su efectivo pago, que deberán ser valorados,
según los intereses al tipo legal que paga el Banco Nacional de Costa Rica. d.
Como daño patrimonial, se nos debe pagar ambas costas del proceso penal, al que
injustamente nos vimos sometidos (...)". La representación del Estado, contestó en
forma negativa e interpuso la excepción de falta de derecho. En la Audiencia
manifestó: “El auto de apertura a juicio fue recurrido por los apoderados de los
aplicación de los numerales 174 del Código Procesal Penal (CPP), 330 del Código
del (CPP) prevé dicho derecho de los imputados. El Tribunal, reprocha, rechazó
mecanismo previsto en el ordinal 174 del CPP, para terminar con esa situación. No
con esa inacción, que no les urgía o no les producía daño el retardo. De tal
III.- La queja por retardo de justicia, prevista en el artículo 174 del CPP,
superior, intime a aquél para que se pronuncie. La queja por retardo no reviste los
De allí que pueda calificársela como un simple reclamo. El remedio analizado está
hecho de que los imputados y/o defensores no echasen mano de ese remedio para
rogar al órgano judicial dictar el señalamiento para la celebración del juicio oral y
encuentra, entonces, esta Sala que haya incurrido el Tribunal en las infracciones
favor de los actores, en razón del tiempo que estuvieron sometidos al proceso
penal, plazo que superó lo razonable, como consecuencia de una conducta omisiva
contempla ese supuesto entre los que taxativamente prevé, para indemnizar en un
análisis del caso está sujeto al principio de legalidad. De tal manera, dice, acuerdo
establecen los artículos 271 y 419 del CPP. Interesa indicar, aduce, los actores no
419 del CPP. Así las cosas, asegura, la única forma de obtener una sentencia
haber estado sometido a un proceso que estuvo inactivo -incluso también por
culpa de la parte actora- no es motivo suficiente para otorgar la indemnización por
cuanto se hace fuera de los márgenes legales establecidos” .
V.- Previo al análisis del cargo, interesa hacer algunas precisiones en cuanto a
judicial, así como los supuestos que deben confluir para que proceda su
anterior cita se extraen cuatro ideas fundamentales para la solución del presente
asunto: 1) el sistema de responsabilidad que permite la reparación económica de
las lesiones patrimoniales o extrapatrimoniales ocurridas como derivación de la
conducta del Estado, en el ejercicio de la función judicial, encuentra sustento en el
propio marco de la Constitución Política, entre otros, en los principios
de: responsabilidad pública, legalidad, reparación integral del
daño, responsabilidad del Poder Judicial, indemnidad patrimonial, tutela judicial
efectiva (artículos 9, 11, 41, 154, 166, 45 y 49, respectivamente); 2) en la
actividad desplegada por el Poder Judicial, en el ejercicio de las potestades que
constitucionalmente le han sido atribuidas, se distinguen tres aristas diferentes:
una eminentemente administrativa, que visualiza la justicia como servicio público;
otra que podría denominarse judicial en sentido estricto, referida a la desplegada
por órganos auxiliares de instrucción e investigación (Organismo de Investigación
Judicial, Ministerio Público, Defensa Pública, etc.); y la jurisdiccional propiamente
dicha (resoluciones en procesos judiciales y sus ejecuciones); 3)
la responsabilidad por error “judicial” o funcionamiento anormal, es exclusiva de
la actividad jurisdiccional; y 4) existe responsabilidad objetiva del Estado por el
ejercicio de la administración de justicia como servicio público y como función
judicial en sentido estricto, casos en los cuales le serán aplicables las regulaciones
de la LGAP. En el caso de la responsabilidad por el ejercicio de actividad
jurisdiccional, el marco jurídico es la Constitución Política” (no. 895-F-S1-2012, de
las 14 horas del 26 de julio de 2012). Partiendo de lo expuesto, es claro que no
los supuestos que se establecen los artículos 271 y 419 del CPP, sino también para
durante el cual proceso penal estuvo inactivo, no así la inactividad de los actores
durante ese tiempo. El Tribunal, insiste, no tomó en cuenta que los actores no
tiempo que el proceso penal estuvo inactivo les ocasionara algún daño. A pesar de
con la cantidad otorgada por esta Sala en otras situaciones más complejas.
proceso en tres años y once meses le ocasionara algún daño. La fijación del daño
incrementaron. Es claro, entonces, expresa, que el proceso penal que se les siguió
penal estuvo inactivo. Lo anterior, reprende, “(…) bastó al Tribunal para tener por
del Juez. En esa dirección, debe atenderse a las circunstancias especiales del caso,
así como a los principios constitucionales de razonabilidad y proporcionalidad.
DAÑOS / Como corolario de lo expuesto se concluye, que el daño que los actores
pueden reclamar como consecuencia del tiempo que estuvieron sujetos a un
proceso penal, que superó el plazo razonable como consecuencia de una conducta
omisiva de la Administrativa, es el daño moral subjetivo. Estar sujeto a un proceso
penal, es ya de por sí una situación que evidentemente genera un importante
desgate emocional, estrés e incertidumbre, y permanecer casi cuatro años
adicionales adscritos a ese proceso, por un retardo atribuible a la Administración
de Justicia, efectivamente produce una lesión antijurídica que tiene que ser objeto
de indemnización. Para su determinación debemos ser cuidados y separar los
daños generados por el conocimiento que tuvo la prensa del mismo, y su difusión
al público por medio de la televisión y lo periódicos escritos o digitales, porque ese
daño no puede atribuírsele en nexo causal a la Administración de Justicia, sino que
es producido por terceros, además que tampoco quedó demostrado que la
Administración de Justicia fuera la que informara a la presa de la existencia del
proceso o dañara la imagen de los actores. Tampoco corresponde hacer
valoraciones sobre el daño moral objetivo, porque los actores de forma expresa
desistieron de este reclamo, así como de los intereses. Pero si podemos valorar el
daño moral subjetivo que se traduce, según lo manifestado por los actores en la
angustia, sufrimiento, stress, inseguridad, e intranquilidad, que padecieron al no
saber que esperar de un proceso que excedió los plazos razonables, que el que
figuraron como imputados durante casi once años, con el consecuente desgaste
que una situación de ese tipo puede generar. En el caso del señor Rafael Guillén
Elizondo se fija en daño moral en la suma de cinco millones de colones. Respecto
del señor Rafael Guillén Monge se fija el daño moral en la suma de cinco millones
de colones”. Es claro que el retardo en la tramitación del proceso penal contra los
actores, es enteramente atribuible a la Administración de Justicia y, que esa
estatal, que dentro del proceso penal no se dictó medida cautelar alguna, así como
que, aún y cuando gozaban de herramientas para instar el curso del proceso no
y proporcionalidad, estima que deberá otorgársele a cada uno de los actores por
recurso y fijarse el monto a otorgar a los actores por concepto de daño moral
POR TANTO
mantiene lo resuelto.