Está en la página 1de 3

A L.·. G.·. D.·. G.·. A.·. D.·. U.·.

LUX EX TENEBRIS
SOB.·. CAP.·. R.·. C.·. “DIEGO BAUTISTA URBANEJA” N 50
S.·.E.·.P.·.

Valle De Maturín, 25 de junio del 2022 (e.·. v.·.)

M.·.S.·.P.·.M.·.
Exc.·. Perf.·. Cab.·. Prim.·. Vig.·.
Exc.·. Perf.·. Cab.·. Seg.·. Vig.·.
RR.·. HH.·. TT.·.

LA PIEDRA FILOSOFAL

La mención de la piedra filosofal en la escritura se puede encontrar en Cheirokmeta de


Zósimo de Panópolis (c. 300 d.C.). Los escritores alquímicos asignan una historia más larga.
Elías Ashmole y el autor anónimo de Gloria Mundi (1620) afirmaban que su historia se
remonta a Adán, que adquirió el conocimiento de la piedra directamente de Dios. Se dice que
este conocimiento fue transmitido a través de los patriarcas bíblicos, dándoles su longevidad.
La leyenda de la piedra también se comparó con la historia bíblica del Templo de Salomón
y la piedra angular rechazada descrita en el Salmo 118.

Desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha observado la naturaleza, tratando de


comprender cómo se comporta, como vive y cuáles son esos mecanismos con los que
funciona, tratando de buscar respuestas a las preguntas más profundas que nos hacemos
diariamente y aún seguimos buscando. Tratando de entender de dónde venimos, quien o que
nos creó y por qué estamos aquí, entre otros tantos cuestionamientos que nos
sobrecargaríamos de tan solo pensar en la infinidad de estas interrogantes.
Entre la observación y el cuestionamiento, empezamos un proceso de pensamiento, que nos
llevan a conclusiones que dan paso a más dudas que respuestas. Así seguimos un ciclo
infinito de búsqueda, donde cada hallazgo que encontramos, nos acerca más a la verdad, pero
esta, se aleja mientras más nos acercamos.

Miles de años hemos pasado en este juego de escondidas, donde la mitología, el misticismo,
las historias y más recientemente la ciencia, nos han brindado un abanico de posibilidades
del cual aferrar nuestras creencias. Soñamos con descubrir el secreto para la vida eterna, el
poder para transformar lo impuro en nobleza.

Encontramos una amplia variedad de historias, en la que vemos identificado el descender de


este “poder” para materializar estos sueños, concebido por la divinidad, entregada a unos
cuantos eruditos pero mortales seres humanos para que la desarrollaran en el que hacer de
sus vidas y por lo tanto pudieran con ello atreverse a llegar más lejos de lo que pudieran
hacerlo.

Desde que Platón plantea entre sus pensamientos, la existencia de una fuente primaria
(primera cuestión) del cual derivan los cuatros elementos naturales (fuego, aire, tierra y agua)
y algunos años más tarde, Aristóteles pensara que los elementos naturales, tenían 4 cualidades
básicas (calor, frío, sequedad y humedad).

Hemos emprendido una búsqueda, para conseguir a través de procesos químicos, cambiar la
naturaleza misma de los elementos en función del cambio en sus cualidades básicas para
lograr la transmutación de elementos como el plomo en oro.

Para conseguirlo, hemos de hacernos con una ayuda, una sustancia, un elixir, que es la que
le llamamos la piedra filosofal para combinarla con estos elementos impuros y de esta
manera, en el proceso de combinación obtener oro puro.

Dicha sustancia, al descender de una divinidad, no la encontraremos entre los elementos de


la tierra, por lo tanto no podrá ser hallada, sino que tendrá que ser creada. Creada a partir de
otros elementos, dichos elementos no son claros en sus definiciones, ya que están ocultos
detrás de un halo de oscurantismo y simbología, con este propósito, se buscaba que solamente
pudieran ser revelados los misterios a los iniciados en el proceso. En el proceso del Opus
Magnum o “Gran Obra”.

Alquimia le denominaron a este nuevo arte, pseudo-ciencia o protociencia, que nacía con un
pie en el mundo espiritual y otro pie en el mundo material. Decimos que nacía entre dos
mundos, ya que en el proceso de creación de la sustancia, los alquimistas, debían poseer
primero: un profundo conocimiento de los elementos de la naturaleza y segundo, un profundo
conocimiento espiritual, entre los cuales se encontraban la astrología, la filosofía, entre otras
artes…

El proceso de creación de la piedra filosofal, para los que pudieran discernir los textos que
contenían entre sus misterios los pasos a seguir, llevaba consigo un largo y arduo trabajo por
desarrollar, al tener que trabajar hasta con pólvora, se evidencia un peligro mortal para los
desconocedores y un recorrido de muchos años, llegando incluso a traspasar la labor, de
maestros a aprendices para que continuaran la obra.

Una vez finalizada el proceso, si tomamos en cuenta las historias narradas de los personajes
que dicen haber visto la piedra filosofal, podemos encontrar que se podrían crear dos tipos
de piedra, una blanca que transmutaría los metales impuros en plata y otra roja que
trasmutaría los metales impuros en oro.

Si esto era posible, al considerar el oro como un metal perfecto, que no se corrompe ni oxida
al pasar del tiempo. Se consideró la posibilidad de aplicar las mismas teorías y prácticas en
los seres humanos, al tener que beber una porción de la piedra filosofal, se dice que, el que
la bebiera, sanaría inmediatamente cualquier enfermedad que pudiera tener e incluso
obtendría una vida infinita.

Esta era una práctica tan popular y fascinante de la época que muchos osaron de atribuirse el
poder de crear la piedra filosofal, pocos lo conseguían y eran asesinados. Sin embargo, a
pesar de no conseguirlo, los que tenían la oportunidad de intentarlo, aprovecharon el tiempo
para hacer descubrimientos y avances significativos en lo que hoy conocemos como la
ciencia de la química.

La piedra filosofal, ha venido a enriquecernos culturalmente como humanidad, con el sueño


de buscar la inmortalidad, la sanación y el enriquecimiento tanto material como espiritual,
que lamentablemente los profanos que abusaban y engañaban a las personas al proclamarse
alquimistas, cuando realmente no lo eran y a partir del surgimiento del método científico, la
práctica del opus magnum ha caído en desuso.

Podríamos pensar, que cierto oficio, como el de conseguir oro a partir de elementos más
impuros, sería ciertamente imposible. Sin embargo, se ha demostrado científicamente, por
casualidad como suelen ocurrir ciertas cosas, que con energía nuclear y no tanto con ciencia
química, se puede lograr la transmutación de algunos elementos en oro verdadero. Esta
práctica requiere cantidades de energía nuclear y procesos de purificación del oro, que
termina siendo inviable económicamente para continuar haciéndolo.

R.·. H.·. Christian Moessati.


Bibliografía.
Simbologiadelmundo.com
Wikipedia

También podría gustarte