Lo que siempre ha llamado la atención al humano, es buscar un origen a todo: su
génesis. Tanto a su especie, como al universo en el que habita, por eso durante todos los siglos que la humanidad a existido, se han creado diversos mitos sobre cómo el cosmos ha sido creado, cada uno de estos con su valor histórico. Pero el que vimos en este capitulo es uno de los más antiguos que existen, pues se remonta al siglo VII. a.C. Donde con una puntuación increíble nos relata la forma divina y caótica de la formación del cosmos como los hemos estado conociendo durante nuestra estancia aquí. Interesante es la forma en la que los antiguos llegaron a concebir la formación del universo, donde primero estuvieron fuerzas, por así decirlo, de la naturaleza, y es que, gracias a la interacción entre estas, logro que se formaran los primeros habitantes del cosmos, que para este momento tampoco estaban dotados de “humanidad” o un carácter antropomórfico, pues eran considerados monstruos. No fue hasta que hubo un cambio fuerte en los primeros grupos de habitantes del cosmos, que comenzó una forma de armonizar el universo. Estos cambios se dieron con el nacimiento de los primeros dioses, los considerados los olímpicos, los primeros en ser dotados de un carácter antropomórfico, con su respectiva sicología entre estos, y dotándolos de comportamientos propios y toma de decisiones, ya no eran simples fuerzas, sino que ahora estos formaban y eran capaces de transformar el mundo en el que vivían.
Para terminar, me parece interesante como en tiempos antiguos se podían llegar
a representar cambios en el universo gracias a fabulas míticas y que, en cierto modo, aún en este tiempo, tuvieran cierta semejanza con las teorías científicas de la actualidad. Es más que obvio que en aquel entonces no tenían tan avanzado las ciencias y teorías científicas, que tenían que explicárselo como mejor podían: con mitos. Por eso y más no se deberían ignorar las culturas antiguas.