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Si, por las consider¿ciones anteriores, la in- nomi¡ fue un¿ ilusión fltel que duró milenios

fluencia de Pl¡tón sobre d des¡rmllo de l¡ y constituyó uno de los principales obstáculos


geometría griega no puede considererse total- opuestos al surgimhnto del espíritu cicntifico
mente ¡rositiva, muclp menoc podrá juzgarse moderno.
positiva su influencia sobre las dernás ciencias. Le lucha @ntra el platonismo resultó la-
En efecto, ninguna de elles se hallaba en con- boriosa a la humanidad, y aún hoy surgen ¡
diciones de poseer, desde su nacimiento, todos
GEYMONAT, L, El pensamientomenudo, en trad.
científico, especial en el ecercamiento
Babini, BsAs, de la
los caracteres de pureza que Pletón exigia matemátice, concepciones claramente inspira-
Eudeba,
a loa conocimientos. 1994, Cap.
cientificos. IV-VII de
A ninguna das en é1. Le valoriz*cirin de la experiencia, la
ella les era posible, apenas superados lm lími- teoria a la práctica, el reconocimiento de la re-
to de vagas generalidades¡ adquirir una euto- latividad de los eonocimientos ciéntificos, se-
nomia absoluta respecto de las activid¿des rán los pu¡rtos de panida para el derrocamien-
prácticas; el esfuerzo para mentener tal euto- to de le tradición platonica.

CAPfTIILO IV

POR QUÉ LOS GRTEGOS NO TUVTERON UNA CIENCIA FÍSICA

1. Es ssbido que si buscár¡mos en los más guaje ciertos conceptoc a yeces muy elevados,
antiguos pensedores grieios una ciénci¡ fisica, axiomas, teoremas, problemas y discusiones
en el sentido uroderno del vocablo, en rnodo acerca de las condiciones de validcz de los pri-
alguno lograríamos hallarla. No es que no se meros y de resolubilidad de los últimos, nada
interesaron por los grandes problemis físicos de eso ocurrió con las nociones fisicas, que
(el problema de I¿ materia, por ejemplo, do- fueron quedando como argumentos de discu-
min6 en todos los desarrollos dcl pensamiento sión interesante pare la filosofía de la natu-
helénico) r p€ro, en la mayor parte de los casos, raleza, sin que jamás alcanzaran verdadero y
los trataron en términos filogSf,icos genereles, cabal nivel cientifico.
poco rigurosos desde el punto de vista estruc- Tomemos, por ejemplo, la noción de fuerza,,
tural. Así, la obra de Aristóteles intitulada No cabe duda que constituyó uno de los
Física se ocupa de los principios de l¿ existes- ejes fundarnentales de los sistemas filosóficos
ci4 de la materia y de Ia forma, del movimien- de Empedocles, Anaxágoras, Demócrito En
to, del espacio,, de las esferas celestes, del pri- efecto:. en estos sisten¡as aparecen diversas re-
mer'motor inmóvil; en un¿ palabra, es una refencias z fuerz*s de atracción,, repulsión,
obra ds filosofia pero no de ciencia. La vcrdad centrífugas, etcétera. Más: en Demócrito se
es que así como los griegos lograron para les halla una intuición muy genial ape-
nociones materráticas vimos- un nas esbozada- del principio de -aunque
inercia, quc
lenguajc técnico especial-eegún
que permitió el desa- pudo abrir a la dinámica la scnd¡ quc dos rni-
rrollo de largas cedenas de argtrmentos regidor lenios después recorrerían Lmn¡rdo d¿ Vinci
por leyes logicas clammcnte establecidas t ! esí y Galileo Gelilei. Pero el tránsito ¡ una formu.
fue posiblc formr¡ler ex.ct¡¡nente, con td len- l¡c6n cicntífic¡ del concepto de fucrzr ¡o
2t
:¡parece o, para ser más exactos, sólo se pre- construir la óptica geonétrica,la misma óptica
sente dentro de los límites de las fucrzas cn geométrica actual. Además, en su obra se en-
equilibrio y, por lo tanto, logra constituir ape- cuentmn los fundamentos de la perspectiva,
nas, cl fundamento de algunas investigaciones las leycs de la reflexión y dc la formación
exact¡s de estática (por obra de Arquímedes de las imágenes en los espejos planos y esféri-
y de Herón). Las teorias aristotélices del mo- cos. Se encucntran también en clla, eunque
vimiento continúan mczclando ¡'rocioncs fi- desJrdenadas, desvinculadas y a veces también
sicas e iders metafisicas tr¡tr de cxpliclr, mal intcrpretedas, numerosas obscrvaciones dc
-asi dc "gravcdad" y
por ejemplo, los conceptos óptica física, fisiológica y psicológica. Creemos
"levedad", refiriéndolos a inconrrolebles "ape- que todo esto cs suficicnte para colocar el nom-
tencirs" de los cuerpos h¡cin su lugar nltu- bre de Euclides entrc los dc los más grand"'s
r¡l- v no llega a proponcrse siquierr la inves- cultores de la óptice".
tigación de un meítodo prcciso de demostración Tras la estela de Euclides siguieron orros
de l,rs leyes enunciadas. Las teorias del ím- investigadores ilustres: Fliparco, Claudio Pto-
tu, de Hiparco y. luego, de Juln Filopono, lomeo, Damiano Heliodoro de Larisa, etcétera,
también se mantienen en lo genérico v no logrando progresos notables. Claro que el ma-
permiten ningún prosreso real cn el estudio teri:rl experimental sc mantuvo, aun en sus
dcl movimiento de los proyectiles. En une pe- trabajos, con bastante cscÍlscz, ¡ menudo con-
labra: no se loerr ningunl ventlil cl,rr,r sobre fundidos todavía los factorcs geométricos con
lls expliceciones propirs del scntido común, los más propiamente fisicos, fisiológicos, psi-
formul:rdrs en cl imprcciso lenguaje de la vida cológicos; asimismo, la heterogeneidad de las
draril i', por lo tanco, no se da ese primer paso nociones, del lenguaie y de las conclusiones
muv delicrdo quc puede significer el punto dc impidió un cxamen serio y fecundo de los dis-
prrtida para la iniciación y el desarrollo del tinros problemas. Pero, con todo, se habia dado
pensamiento científico. el primer paso indispensabl.-, "pues
2. L¡s consideraciones anteriores no se rpli- precisamente en-paso
virtud del estudio de este pri-
can idéntic,rmente a todos los capitulos de la mer m¡terial experimental y racional
cienci¡ n¡tur¡I. En óptica, por ejemplo, los ga Ronchi- los sucesores deducirán el-agre-
orden,
griegos realizaron algunos progresos de valor la clasificación, la conformación, la especializa-
indiscutible. Sc trltrr, sobre todo, del capitulo ción, la teoría".
llamado óptica geométrica, que alcanzó un 3. También en el campo de la acústica l¿
nivel científico casi moderno. contribución de los griegos fue relevante. Este
Aqui rcaparecc el nombre de Euclides, 1'a capítulo de la física nace de las primeras ob-
tantas veces cirado (aunque subsisten algunas servaciones experimentales de los pitagóricos
dudas acerca de si sc trrta, efectivamcnte, del v de lr inserción de los resultados observados
autor de los Eltntcttto.i o dc un hornónimo), a en teorías aritméticas fáciles pcro precisas.
quien se deben obr.rs de importancia funda- Escribe Enriques r: "Boecio narra cómo asomó
menrill. como la Óptica y la Catópttica. Se por primera vez en l¿ mente de Pitágoras la
desarroll;rn en forma deductiva, con el enun- relación entre sonidos y números. El racioci-
ciado de un sistema preciso de postulados 1' nio fisico que rquéI. deducc de las fuentes se-
con la intención cle deducir de é1, en rigurosa ñaladas se desrrrolla con orden y claridad,
forma lógica, las leyes dc los fenómenos lumi- pero se funde sobre un error que hubiera sido
nosos. Conforme escribe Vasco Ronchi (en fácil corregir. No es c;erto que el sonido pro-
su Slori¿ t{cllu lucr', Bolonia, 1952), "a Eucli- ducido por lo's martillos de un herrero se h¡llc
des cabe el mérito de haber creado el modelo
geomécrico de la luz, el ra1'o luminoso recti- I F. Exn,tqur.s y G or SeN-rrt-r-nsa, Storit del fen-
Iineo, sin estructura física, que sirvió para útro scirutifico, Bolonia, Zanichelli, t932., p.479.

))
en relación simple con su peso. Es más verosí- riódicos, repetidos con regularidad constante.
mil que las investigaciones de Pitágoras tuvie- ¿Era posible establecer una relacién entre estas
ran en cambio por objeto una cuerda vibrante, dos manifestaciones del tiempo? ¿Era posible
cuya longitud podía hacerse variar mediante introducir también la vida humana en una
ün puente corredizo; así se encuentra que a concepción cíclica del universo?
la octeva corresponde vnttez6n de longitudes Son conocidas las tentativas de los pitagó-
l:2, t la quinta 223, etcétera. Las leyes pita- ricos para responder positivamente a esta pre-
góricas de la armonía expresan precisamente gunta mediante la concepción del año cosmico:
estas razones de manera exacta." después del año grande todo volverá e comen-
Aristóteles, prosiguiendo las investigaciones zar, oasi también yo volveré a hablar, con
de los pitagóricos, explicará la trasmisión del este bastoncito eñ la mano, y ustedes estarán
sonido como un movimiento del eire que se sentados como ahorai I todas las demás cosas
propaga del objeto sonoro hasta nuestros oí- se comportarán igualmente" (de b Física de
dos; algo después se descubrirá también que Simplicio).
la lui se propage más rápidamente que el so- Sin embargo, la realidad de los fenómenos,
nido. En la colección de los proble.¡nata de la con sus irreductibles diferencias estructurales,
escuela aristotélica se discuten distintas cues- debía acabar por imponerse. La ciencia del
tiones de ese tipo, de gran interés no sólo his- movimiento cíclico de los astros y la ciencia
tórico sino también teórico. del curso irreversible de la vida animal debían
4. Sobre le medicina y sobre la astrongmía asumir fatalmente en cada caso características
de los griegos no podemos detenernos cuanto propias.
sería necesario. La primera se convirtió en una ciencia pre-
Sin duda, el interés por estas dos disciplinas ferentemente matemática, en la cual las fór-
nació en todos los pueblos con el primer desa- mulas matemáticas constituian, desde luego,
rrollo de la reflexión. En efecto; en ambos el instrumento más idóneo para expresar la pe-
casos (aunque en materia de astronomia pueda riodicid¿d de los fenómenos astrales; la se-
parecer absurdo) el interés fue sugerido por gunda'asumió un aspecto más de técnica que
la relación inmediata que el hombre percibía de ciencia, resultando obvia la imposibilidad de
entre su propia persona y el objeto de que aplicarle el rigor de las deducciones aritméti-
traten estas disciplinas. En un caso estaban en casy geométricas.
juego.las alternativas de la vida humana en La astronomía, estudiada preferentemente
sí misma ( nacimiento, desarrollo, enfermedad, en sus comienzos como Genetlialogia (es de-
muerte); en el otro, los cambios de la natura- cir, como búsqueda del destino de cada hom-
leza en contacto más inmediato con el hom- bre sobre la base de la determinación del punto
bre (la sucesión de las estaciones, la alterna- del zodíaco que aparecía por el oriente en el
ción del día con la noche, las fases de la l.una) . instante de su nacimiento), se convierte, por
Era obvio que la noción del tiempo constituíe aplicación de la matemática al cálculo de la
el fundamento dc un grupo de fenómenos tan- velocidad de los fenómenos celestes (en par-
to como del otro, aunque asumiera caracterís- ticular al cálculo de las diferencias de veloci-
ticas profundamente distintas. O sea: era evi- dad aparente entre los distintos signos del zo-
dente, aun para las mentes más primitivas, que díaco), en una ciencia cada vez más exacta. Se
en cuanto al objeto de la medicina (es decir la distinguen los distintos tipos de estrellas, se
vida humana), el endar del tiempo se refle- celculan las órbites de los planetas; se trata de
jaba en algo irreversible: el envejecimiento de medir las dimensiones del Sol, de la Tierra,
las personas y su marcha progresiva hacie la etcétere; se trat¿ de predecir los eclipses; se
muerte; mientr¡s que, en cuento a los objetos crean hipótesis más o menos artificiosas para
de la astronomíe, se traducía en carnbios pe- explicar los movimientos de los astros, se¿ res-

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pecto de la Tierra, se¿ de unos respecto de los El método de la observación empírica, de
otros; se precisan dificultades; se plantean y la cuidadosa descripción de los hechos, de la
se resuelven problemas, se ecentúa el cerácter colección del mayor número posible de infor-
deductivo de las teorias. maciones, pasará de la medicina a la fisiología
En medicina, por el contrario, a medida gue y, en general, a la biologia, y permitirá la
se aleja de las primitivas prácticas mágicas, conquista de resultados notables, aunque no
se acentúe el carácter empírico-descriptivo. todavía científicos en el sentido moderno de
La escuela de Cos, en la cual prevalece el culto este vocablo. En este campo de investigaciones
de la observación, entabla una polémica cada son dignas de recordarse l¿s contribuciones de
vez más enérgica contra la escuela de Cnido, Aristóteles y de su escuela, sobre todo en
de tendencia racionalista, Le reprocha que sea cuanto se refiere a la clasificación de los ani-
excesivamente teórica y segura de sí misma, males y de las plantas, a los diversos tipos de
*que acuda a lo frío contra lo caliente, a lo reproducción, etcétera.
caliente contra lo frio, a lo húmedo contra f . Nada es más útil, para comprender'los
lo seco, a lo seco contre lo húmedo", mientras límites de la ciencia griega, que la comparación
que la experiencia enseña que nada existe que entre los distintos desarrollos de la astronomia
sea purámente frio, caliente, seco o húmedo. y de la medicina. La primera, según observa-
A las hipótesis generales sobre la vida opone mos, desarrolla su propio carácter científico,
le prácticr del clínico, su paciencia en seguir compenetrándose cada vez más con la mate-
al enfermo, su precisión parc c^ptar diferen- mática, incrementando su propia parte teórica,
cias, aun las minim¿s, entre un caso y otro, su formulando de manera caáa vez más general
habilidad en facilitar a toda costa la uis medi- las hipótesis de las cuales trata de deducir to-
catrix naturae, "No hay ningún derecho dos los fenórnenos. La segunda, en cambio, se
cribe Hipocrates- en fundar cl arte médico -es- ve obligada e reconocer con claridad cada vez
sobre una hipótesis. Sin duda, es el camino mayor Ia inutilidad de las hipótesis generales,
más cómodo. Todo se simplifica admitiendo de l¿s consideraciones abstractas y de toda
una sola ceuse fundamental de la enfermedad proposición que pretenda explicar cor untr so-
o de l¿ rnuerte mism¿ para todos- y la fórmula el variado y complejo proceso de la
representendo esá -la
causa mediante un factor, vida humane.
o dos, sean éstos lo caliente y lo frio, o Io hú- Una y otra carecen de la capacidad de fun-
medo y lo seco, u otre cosa cualquiera. Pero dir la teoria con la experiencia, de unific¿r
pm medio de tal arte se dio a la postre con el ciencia y técnica.
principio, asi como eon el método en virtud El único modelo de lenguaje científico siguc
del csal se realizaron en pooo tiempo muchos siendo siempre el .modelo matemático, / no
descubrimientoe hermosos-. Y también se des- se comprcnde la posibilidad de un tipo de de-
cubrirá el iestó si el invcstigador experto y mostración que no se reduzc¿ ¿ le deducción
conocedor de lo ye hecho inicia con ello nuevas lógica de principios generales. Más aún: se
investigaciones. Por ello debemos profundizar termina perdiendo de vista el carácter hr¡mano
nuestros conocimientos, de manera que los de la matemática (es decir, su carácter de
errores nos aP¿rtel¡ muy poco, en un sentido producción nuestra, siempre modificable sc-
o ep otro, del carnino recto; y el rnédico que girn las exigencias con arreglo a las cuales fue
sólo cometa errores leves será.elogiado. Pero es elaborada); en una palabra: la matemática,
difícil poseer la cnrteze absoluta... Creo que yr por tanto la ciencia, se convierte en algo
es muy largo eún el camino por recorrer ¡n- absoluto.
tes de ¡lcanzar una cierrcie qr:e puede decir- Y resulta entonces quc ciertos conocimien-
noe, h¡stá cn sus menores detalles, qué es el tos como los de la medicina, donde ese caráe-
hombre y pere que ha venido al rnundo." tcr absoluto es ineplicable, se conciben como

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simples colecciones de d¡tos empiricos, co- bio, buscar el origen de ese diferenci¿ en un
mo conocimientos carentes de una racionali- hecho fácil de comprob¡r en la historia de la
dad efectiva. metodología científica, es decir, en el hecho -t
Muchos perjuicios surgieron de esta contre- de que los griegos lograron descubrir, trr-
^
vés de sus largos y sutiles análisis del lenguaje,
posición entre conocimiento científico (con-
cebido siempre como verdadero en sü gene- le estructura de la demostración lógico-deduc-
ralidad y abstracción) y conocimiento técnico tiva, y pudieron desarrollar con éxito, por en-
(o arte) concebido en cambio como dotado de, la ciencia matemática fundada precisa-
de una insuperable limitación y relatividad. mente sobre el método deductivo), mientras
Podemos decir que ambos se cerraron en sí que no lograron virtud de su desprecio
mismos, el primero sustrayéndose al control
-en descubrir
por el trabajo m¿nual- el método
vivo de las experiencias concretas y, por ten- de las demostr¿ciones experimentales (y, por
to, perdiendo la conciencia de su propio ca- Io tanto, no pudieron obtener éxitos igual-
rácter instrumental; el segundo, dispersán- mente notables en las ciencias naturales). En
dose en miles de observaciones desprovistas de otras palabras: los estudiosos griegos no supie-
carácter sistemático I¡ por lo tanto, eliminan- ron construir ninguna técnica demostrative
do toda posibilidad seria de cumplir progresos seria de la deducción lógica, exceptuada la
verdaderos y bien fundados. abstracta, y, por lo tanto, tuvieron que dete-
la nerse, impotentes, ante aquellos problemas
¿Tiene sentido preguntarnos causa del
que exigían tratamiento con técnicas distintas.
sustanciel fracaso de los griegos en las ciencias
de la naturaleza? En su Stoú¿ della Scienzo, Sólo el pensamiento científico moderno ha
yt citada, Enriques afirma que esttr pregunta, comprendido Ia posibilidad de manejar, asi-
en verdad, está mal planteada, pues, a su en- mismo, con rigor las nociones extraídas de le
tcnder, no se trata de un frac¡so objetivo, sino experiencia, y, por ende, extender la racionali-
aperente, provocado sobre todo por nuestro dad humana también e grupos de problemas
crróneo punto de vista, que busca enire los que van más alli del campo de las teorías abs-
griegos una ciencia física, quimica, biológica tractasi solo é1, por consiguiente, pudo funder
en utr serddo demasiado moderno del vocablo. una cienci¿ de la naturilezt crpaz de des¿-
Aun reconociendo el valor de esta última ob- rrollo serio y continu¿do, y fecund¿ en ver-
serv¿ción de Enriques, considero, sin embargo, daderos resulados inequívocos
que comete urr error ¿1 descono<¡er el sentido Reflexionar sobre este inferioridad historica
del problema planteado. En efecto; existe de los investigadores griegos, sobre el motivo
muy evidente contr'aste neto entre-ylos metodológico de su jaque frente a los proble'.
-un
enormes éxitos logradoe por los griegc en la mas físicos, puede resultar extremadamentc
rnatemátice y los indiscutibles lírni.tes de los úul para, pgmitirnos penerrer en el sentido
progres<xr quc alcrnzeron ec lá ciencias no profundo de lo que llamamos el "pensamiento
reducides a una formt mttetrlátirc* más o me- cientifico".
nos clar¡ (excluycndo, por sup¡¡€sto, la rrrcdi- 6, Una tentativt para superar Ia oposición
cina, qud loa griegos concibieror¡ corno sirnple dc principio ---qr¡e acaba dc exprcí¡rse- entre
¿rce, no coflro conocirniento científico) r p€to, matemática y experiencia existió en verd¿d
¿por $¡€ deberi¡sros renrurcia:r ¡ est¡blecer el t¿mbién cnue loc gr,iegos, pero no en el pe.
origen profuo-do de esta d.ifcrencie? Sin dud¿ ríodo áureo, sino varios siglos después. Se cen-
serí¿ erróneo btrscarl¿ <ofrro, atrgunos pretea- trtr en l* obra de {erón, que vivió, según
y acu- atrgunos, en eI siglo ¡ ¿. C. y, según ótros, en el
den
-en explicacioncs aaigzs equívocas,
dicndo I unl" Ilrctcndide 'inferiorided congé- rónd.C"
nia dcl cspíritu gricgsf' o a u¡¡¿ deficienci¡ En sx Dcfinicioms, estc gcnial estud,ioso
dc intcligcncie tecníca.. Tiene,scocido, Go cetÍl- ¡n*lizó y criticó v¿licntemeate lx más anti-

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gues y respetebles definiciones de los entes la industri¿ a fines del siglo xvur". Darnpier,
geométricos, tratando de sustituirlas por otras, en su ffisloria d9 la cimcia,llega a sostener
inspiradas en criterios experimentales. Pode- inclusive que el mec¿nismo de vapor inven-
mos decir, en términos modernos, que trató de tado por Flerón, *en el cuel el retroceso del
sustituir las construcciones de los clásicos, que vapor que sale por un caño se utiliza para ha-
estaban inspiradas principalmente en un espí- cer girar alrededor de un eje un brazo que
ritu lógico-estético, por une geometría esen- lleva el propio caño, puede considerarse como
cialmente operativa.' No podemos detenernos un lejanísimo predecesor de los ¿viones de
en detalles acerca de su obra, ni discutir el reacción". ¿Por qué, pues pregunta-
difícil problema histórico de su originalidad -nos
(es verdad que un planteo semejante puede temporáneos apodaron mecónico-, no logró
encontrarse ya en Arquimedes, pero éste, sin aplicar sus geniales mecanismos a una cons-
embargo, se limitó a cultivarlo junto al plan- trucción productiva, utilitaria, que habría lo-
teo clásico como dos formas paralelas de geo- grado sacudir las barreras de la antigua cul-
metría, sin.intención de sustituir la una por la tura, demasiado abstracta, y dt nacimiento
otra). Baste recordar que Herón investiga a nuevos intereses prácticos y teóricos? ¿Por
áreas y volúmenes no sólo de figuras exacta- qué no tuvo la capacidad de iniciar esa nueva
mente definibles mediante recursos matemá- senda del pensamñnto científico que en rea-
ticos, sino también de superficies y cuerpos lidad solamente encontraremos en la época
dados por la experiencia; y que siempre mues- moderna?
tra la necesidad de ilustrar los teoremas de La ingeniería de Herón no se convirtió en
equivalencia con ejemplos numéricos, en los instrumentb activo de progreso partle huma-
cuales emplea, hábilmente, valores calculados nidad porque las condiciones ecinómico-polí-
por aproximación. ticas de su tiempo no lo permitían. Dirigió su
La mentelidad de Herón no fue tanto la habilidad técnica no a la inserción valerosa de
del matemático cuanto la del ingeniero Como la ciencia en la vida, sino a la invención de
lo explica muy bien Enriques, 'dirigió la es- curiosos y complicados dispositivos que di-
cuela mecánica de Alejandría --el primer po- vertían a los refinados y decadentes señores
litécnico en sentido moderne, y sabemos que de su tiempo. 'La técnica alejandrina +iem-
los primeros cursos se dedicaban a las ciencias pre es Enriques quien habla- se dirigía casi
teóricas (geometria, aritmética, física, astro- toda a los juegos y a las diversiones, cada vez
nomía), mientras que solo después de ellos se más rebuscados y costosos, en un ambiente
pasaba a las ejercitaciones prácticas (trabajo donde los parásitos edinerados buscaban un
de los metales, teoria de las máquinas, arqui- lenitivo para el tedio vital. No habia rastros
tectura, etc). Su obra, que quiere ser una de ese vol¡¡ntarismo qüe vislumbramos en los
enciclopedia de las matemáticas aplicadas. . . , primeros presentimientos confusos del monje
refleje ese orden . . . Herón conocía la propie- Roger Bacon, en las geniales visiones de Leo-
dad de las palancas, de los engranajes'y de las nardo, en las creeciones revolucionarias de al-
máquinas que se componian con ellos; la hi- gunos ¡ibbres y oscuros ertesenos de Escocia
drostática y las más variadas aplicaciones del y de fnglaterra."
sifón; había construido áparatos fundados en Las condiciones sociales de la antigüedad
la dilatación del gas, del tipo del termoscopio, impidieron que la ciencia griega helenística lo-
y en la fverza de expansión del vapor de grase los grandes desarrollos para los cuales
egua. j. Tenía, pues, al alcence de la mano poseía, sin embargo, los supuestoo teóricos ne-
todos los elementos para construir une má- cesarios. Es que el pensamiento científico no
quina de va¡ror industrial, un telar mecánico constituye una activided privada de unos po-
o cualquiera de los aparatos que trensformaron cos espíritus selectos, aislados del resto del

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muñdo, sino que es un fenómeno colectivo, de la ciencie. Ésta sólo resurgirá después,
intima¡nente vinculado al destino general de cuando la estructura social también evidencie
la humanidad. El avance y retroceso de uno nuevos fermentos de renacimiento. EI vinculo
y el avance. y retroceso del otro son. insepara- históricamente efectivo entre la sociedad y la
bles. La decadencia general de la sociedad ro- tiencia refleja el nexo profundo, indisoluble,
mana, que data de los primeros siglos de nues- entre el pensamiento y la acción, entre la
tÍt era, no podía sino arrastrar la decadencia teoria y la práctica.

CAPÍTULO V

FIDELIDAD AL PASADO Y EXIGENCIA INNOVADORA

l-. Con la decadencia general de la sociedad principalmente, en el conjunto de las demos-


europeo-mediterránea, desde el punto de vista traciones respectivas.
económico; politico, etcétera, también la cul- En un estudio esquemático como el presente
tura de Occidente sufrió una crisis larga y quedaria fuera de lugar la exposición de las
muy grave que duró algo menos de un mile- distintas etapas de la decadencia que hemos
nio. Los científicos y los filosofos limitaron mencion¿do; fue tan profunda, sin duda, que
su tarea a estudiar y trasmitir los resultados logró sumergir poco a poco casi toda la he-
logrados por las generaciones anteriores, sin rencia científica del pasado. Como ejemplo
esforzarse por aportar alguna idea nueva, al- sólo recordemos. la incomprensión de las más
gún desarrollo original. Además, esta misma elementales nocionés geométricas que demues-
pasividad repercutió negativamente sobre la tra Gerberto de Aurillac (Papa desde 999
eficacia misma de la conservación del viejo hasra 1003, con el nombre de Silvestre II).
patrimonio cultural: comenzó a perderse el Examinando el conocido reorema según el cual
interés por las demostraciones demasiado par- "el ángulo exterior de un triángulo es mayor
ticularizadas, por las discusiones demasiado que cada uno de los ángulos interiores no ad-
complicadas, por los desarróllos demasiado ex- yacentes"¡ afirmaba que no comprendía por
tensos; se terminó, a la postre, por reducir todo qué Euclides había creido necesario ofrecer
el saber a resúmenes ctda, vez más breves, que una demostración. En efecto: Gerberto pen-
en lugar de ser fáciles de aprender resultaban saba que las palabras "ángulo exterior" signi-
de lectura cada vez más incomprensible. En ficaban "ángulo obtuso", y las palabras "án-
efecto, es imposible aferrar el sentido preciso gulo interior", "ángulo agudo", de modo que
de una construcción racional si nos limitamos el teorema, según esto, se reducía a repetir la
a su enunciado, sin comprender los argumentos propiedad evidente de ser el ángulo obtqso
sobre los cuales se funda ese enunciado, los mayor que el ángulo agudo. ¡Y, sin embargo,
cuales constituyen precisamente su racionali- Gerberto era, sin duda, uno de los hombres
dad. En este sentido, la crítica metodológica más cultos de su tiempo!
más moderne sostiene que el'significado de un Tras un temporario y limitado retorno a los
teorerra matemático o de una ley física estriba estudios en el siglo IXr eD la corte de Carlo-

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m¡gno y de sus sucqx)rcs, fue sólo err los si- nos y el llem¡do ¡ su indiseutible autoridad,
glm xr y xn cuendo las condiciones generalcs ofreciercn a Is estudiosos de Ia época el re-
dc la sociedad permitieroa --o, meior, fevore- curso más seguro para refirmar los derechos
cieron- ua renacimiento solido y duradero dele rraón contra Ia fe. Las encarnizadas po-
de los intcrese culturdes. C,omo es narural, lémicas entre los llamados *platónicos" de la
este renecimiesto se dirigió e¡rtc tdo a rect¡- escuela de Chartres y el místico San Bernardo,
perar el antiguo patrimonio perdido. en el siglo xlr, ofrecen, desde este punto de
Es fácil comprcnder, ente tal sittleción, el vista, uno de los más gloriosc y significativos
tipo de desarrollo que, a partir del siglo rr, episodios de la larga lucha que se libró en fa-
carecterizó durante mucho tiempo a Ia cultur¡ vor del renacimiento del pensamiento cienti-
occidental. Se trata de un desarrollo que ac- fico, en nombre del retorno más fiel a loe
túa sobre dm líncas fundarnentalcs: una, como textos clásicos.
diiimos, constituida por el e$udio dirigido a . Para un espiritu moderno, los términos de
la reeupereción de la gran hersrci¡ de le cicn- fa plénrica pueden perecer ingenuoe y despro-
cia clásic¿; le otra no podia f¡ltar en vistos de consistencia. San Bernardo acusaba
una fase de efectiva -gue
reconquista culrural-, a los maestros de Chartres de 'describir la
constituida ¡ror un conjuoto rrtás o rrrcno sis- creación del mundo por un camino filosófico
temático de investigaciones, eon pretensiones o hasta por ün carnino físico"; éstos se defen-
de auténtice originalidad. A veces prevalece dian sosteniendo el derecho de acudir también
el interés por lo entiguo, I veces por lo nt¡evo' a Platón cuando. éste exponia algo gue no se
y con su fusión siernpre ci¡re¡¡te de con- hellase en Ia Bibli¿. 'Nada nos asegura
-no y
trastes- se elabora fortifrce el m¡ravillco cian- que todo e[ saber se encuentre -de- en le
conjunto & naeioncs y prcblemrs que cürs- Biblia" I gue, por lo teoto, todo lo que no esté
tituye el pcnsamiento modcrno. escrito cn ella deba resultar necesariamente
2. Prevengo que resultaria un profundo contrario a le revelación y, por ello, erróneo."
error histórico idendficar, en general, la fide- Si en otras épocas l¿ referencia a Platón pudo
lidad ¡ la ciencia clásica con uri¿ actin¡d de tener un significado conservador, ¡en esta po-
exclusiva pasividad culrural Aun en los casm lénrica, evidenternente, tenia clara funcióa
en que tal estudio partiese de la hipótesis de revolucioneria!
que er los ftxtos antiguos est¡ba despositada l. El estudb de lo que h¡bían enseñ¿do los
casi toda la verdad I 9ue, por lo mismo, ha- cliskos lógica, matemática, f,isica, etc--
bía que busearla antes en dlos que en el libre -en varios siglos el prograÍle fund¿-
fue duraste
ejercicio de la razón y de la observeción, fue- rnental de las escuclas más zvanzadx. Se hur-
ron necesarios, con frecuencie, rnucha energíe, gaba en las bibliotecas & lo's conventos más
mucho espíritu de iniciativ¿, mrrch¿ agudeza entiguos, sd hacían viaies de estudio a los pai-
dc ingenio, para interpretar el seatido.Pro- ses de habla írabe y a las ciudedes del irnperio
fundo de los textos estudiados, asi como ¡rare bizantino, se cuid¿ben las traducciones (del
desarrollar y aplicar las verdades, qu. cott- iraúe y dél griego) de un nírmero c*d* vez
tenien" Y, sobre todo, es preciso no olvid¿r mayor de obres fibsóficas y científicas de la
que la reabsorciér¡ del pensarniento' eientífico entigúiedd- EX redescubrimiento de tantos. te-
dc los antiguos constituyó coc frccuencian goros aunilentaba. caúa vez rnrás le autorid¿d
tento en la Edad Medi¿ cor,¡to en épocas Poste- de bs clásicoe y proporcio'n¿be ¿rmas siempre
riores, una magnifica eiercitación de rigor, r¡uevar €o!¡tr¿ to&e aquelho q* denigraban
seriedad- conciencia critii¡.
y d pod.r de l¿ rezón-
Despues de la proftrnda criris cukr,rel y El triucfo de la aultur¿ antigua fue conr-
gencral dudida en el parígn{o antcrior, d pleto. Tcrminó pos corvence¡ a lo¡ mejores
re*¿ciente imerés por los, clásicoe grceo-lati- cspíritus. q,ue todo e¡taba conúenido en loc

2g
textos clásicos y que la máxima aspiraciÓn En ellos la recuperación del pasado acabará por
del filósofo, como la del científico, sólo podia c¡onvertirs€ en utt¿ función negativa; será más
ser la de aprender cuanto ellos habian ense- una rémora antes que una incitacién a la in-
ñado. 'Estimo dignos de admiración a los vestigación auténtice.
hombres del tiempo antiSuo --escribía el au- Y fuerbn precisamente esos ingenios me-
tor de una anónimt Practica Geonetriae de diocres quienis Presentaron la ciencia clásica
fines del siglo xrl-. Aprendieron perfecta- como urr dogma intangible Y, Por ende, como
mente muchas cosas maravillosas y casi in- cosa muert i, io"rpa, de nuevos desarrollos'
creíbles con la guía de la raz6n, mediante la Por su culpa, el estudio del pensamiento cien-
agúdeza de la mente. Éste es, pues, el motivo tifico de ios antiguos pudo aparecer, en al-
pór el cual no puedo igualarlos en el estudio, gunas circunstancias, como un obstáculo que
pero sería torpe si desdeñáramos imitarlos." áebia combatirse con máxima energia.
fmitar a los antiguos, ¡he ahi la tarea más 4. Me parece iñteresante observar que du-
específica del hombre culto! Alcanzar el nivel rarrte todo el largo y laborioso proceso del
científico de la antigüedad, ¡he ahi el ideal renacimiento de la cultura occidental se ad-
que parecia inalcanzable! vierten, en los más diversos canipos del saber,
Si¡ embargo debe observarse que alguno fermentos de rebelión contra el excesivo peso
de los estudioios medievales más serios no dejó atribuido a la cultura clásica. Un observador
de trasformar fines del siglo xrr- el superficial podría confundirlos a veces con
-desde que acaba de explicarse
programa de imitación las direcciones las que ya nos referimos-
rl" programa de superación, si bien extre- que se oponían -a
a la cultura blásica en nombre
"n
mad"me.tte resPetuoso. Y podemos leer asi, de la tradición mística. En verdad, se trataba
en las enseñanzas de un maestro de Chartres, sin embargo de una lucha completamente dis-
afirmaciones como las siguientes: "Somos co- tinta.
mo enanos trepados en las espaldas de gigantes; Los fermentos de que estamos hablando no
y de ahí que podamos ver más cosás que se oponen a le cultuia clásica por demasiado
állor y más lejos, no porque -nuestra vista sea e innovadora frente a la tradición mís-
^rdiz
tica, sino el contrario- la combaten
más penetrante que la de ellos, sino--porque
,o*oi tr"sportados por ellos y nos hallamos a precisamente-porPor demasiado conservadora'
mayor *ltura merced a su talla de gigantes"' benuncian, en una palabra, una atre'¿ide re-
El oasaie aue acabamos de referir denuncia belión contra el peligro de pasividad encerra-
.l prábl.á" de forrdo que se ocultaba en el do en el estudio del pasado, es decir, contra la
gt"tt pto."to del retorno al pasddo: ¿era posi- imitación pura, la repetición' la apelación a la
ble cónciliar la imitación de los antiSuos con autoridad ajena.
el descubrimiento de algo nuevo? Si los éstt¡- Esta acti,tud, muy justificable cuando se
diosos más inteligentes trataron de conciliar dirigía contra los espíritus mediocres ya men-
ambas exigencias, el peligro de la repetición cionados al final del $ 3, asumió emPero' a
pasiva era, empero, extremadamente grave' veces aspectos perjudiciales, transformándose
Evidentemente un Programa dirigido con en una r""uelt" indiscriminada contra todo
preferencia hacia la búsqueda de- lo ya expues- aquello que aparecía en el patrimonio cien-
io en libros ajenos se Presta hasta por tifico trasmitido por la antigüedad.
-diria
su misma rraturaleza- e que su realización Para ilustrar los caracteres positivos y ne-
corra también por cuenta de espiritus medio- getivos de esta revuelta (que no se limitó por
cres pero capaces de un trabajo intenso- y te- iupuesto a la Edad Media, sino que t-e Pzre'
n^r.i^ tendencia de estos espiritus mediocres ci6 en casi todas las épocas más agitadas) nos
será, pues, la de trasformarse en imitadores DroDonemos estudiarla en dos situaciones cul-
p¡rntuales, temerosos de cualquier innovación' lot"lo muy diferentes entre sí: en el siglo xu
29
y en el xvu. Los desarrollos diversos a gue borrico viejo? ¿A santo de qué eso de contar-
dio lugar servirán para comprender mejoi el nos los dichos y hechos de los antiguos? Nos
espíritu del conflicto entre la fidelidad al pa- hacemos sabios con nuestras propias fuerzasi
sado y la exigencia renovador¿. nuestre juventud se instruye por sí misma;
Los tratados generalmente más leidos de nuestro grupo no admite los dogmas de los an-
historia de le filosof ía y de la ciencia no ha- tiguos."
blan, o hablan muy poco, de las direcciones Uno de los espiritus más cultos del diglo,
hiperdialécticas (dirección cornificiana, es- Juan de Salisbury, obispo de Chartres, fir-
cuela de Melun, Adan de Petit-Pont y sus dis- memente convencido del valor de la tradición
cípulos, etcétera)' que en el siglo xrr comba- clásica, siente tal aversión por la arrogancia
tieron la escuela platónica de Chartres, no en de estos innovadores, por la excesiva agili-
nombre de un retorno a la tradición mistica dad de sus afgumentaciones, que se niega in-
sino en nombre de una mayor originalidad en cluso a trasmitirnos sus nombres. Se limita a
la investigación. Los pocos historiadores que señalados genéricamente con el nombre cla-
las mencionan, las presentan como direcciones sicista de cornificianos (por C-ornificio, el
toscamente anticulturales, como una especie gramático antiguo que denigró a Virgilio y
dc 'enfermedad del pensamiento". Yo las con- que se recuerda en la vida de éste, atribuida
sidero extremadamente sintomáticas, porque a Donato). Pero dedica a la polémica contra
demuestran, justamente, que la carga de la aquéllos tan extensa parte de su obra que lle-
herencia clásica fue advertid¿ desde comien- g¿ a convertirse involunteriamente en el me-
zos del renacimiento cultural de Occidente. jor testimonio de la importancia de aqüel mo-
Junto con ella se advirtió la neiesidad de bus- vimiento. Justamente de él deducimos que la
car nuevas sendas, autónomas, libres, más allá dirección cornificiana representé ---con su
de toda barrera representada.ya por la f.e re- ambicioso programa de ampliación de la in-
ligiosa, ya por la pasiva aceptación de la cul- dagación filosófica de las palabras a las cosas
tura clásica. y de renovación radical de la lógica- uno de
Si las expresiones de devoción hacia los anti- Ios obstáculos más serios a la identificación
guos (como las mencionadas' anteriormente) del renacimiento de le ciencia con la absorción
iurgian de espiritus firmemente convencidos pasiva del pensamiento de los antiguosr / ünN
de la imposibilidad de separar el renacimien- de las tentativas más enérgicas para desvincu-
to de la cultura de la imitación del pensa- lar la investigacién racional de toda esclavitud
miento clásico, las expresiones de rebelión de para con el pasado.
la corriente innovadora áe que estamos ha- Probablemente era demasiado temprano Pa-
blando no fueron, en modo alguno, menos ra que pudiese triunfar un intento de rebeldí¡
vigorosas o menos entusiastas. Lamentable- tan abiert¡mente opuesto al pasado. En efecto:
mente nos han llegado pocas noticias respecto aún era inmenso el patrimonio científico-fi-
de esta corriente, y todas ellas indirectas (en losófico tradicional que podía hacerse revivir,
su mayor parte a trayés de los adversarios); y los descubrimientos de nuevos textos'(sobre
sin embargo bastan para atestiguar la gran todo de Aristóteles) debían convencer a los
energia del movimiento: *He ahi que todo estudiosos del siglo xu que el programa de los
resultaba renovado: se renovaba la gramática, cornificianos era simplemente una locura. Por
cambiaba la dialéctica, se despreciaba la retó- lo tanto, los 'conservadores" triunfaron en
rica: abandonadas las norm¡s de los antiguos, su contienda con los 'innovadores", y durante
se ofrecían nuevos rumbos e todo el cuadri- mucho tiempo el término 'cornificiano" se
vio." Si alguien trataba de enaltecer la ciencia utilizó como atributo despectivo. Hoy, en
del pasado ante estos innovadores, ellos .rcs- cambio, estamos en condiciones de reconocer
pondian con acritud: "¿Qué pretende este el sentido y el valor de aquella rebelión y

l0
de ver en elle una de las tentativas más va- En general, sus argumentaciones se desarro-
lientes, aunque ingenuas, del pensamiento hu- llaban indirectamente, es decir, por el absurdo;
mano para ¡firma;. la imposibilidad de seParar y, por tanto, como todas las demostracionet
la investigación racional del espiritu de ori- indirectas, ocultaban el núcleo central de su
ginalidad absoluta. validez. Mientras era un verdadero goce espi-
f. Muy distinto ha sido el éxito que corres- ritual seguir la lectura de sus teoremas, resul-
pondió al segundo de los movimientos inno- taba algo dificil desarrollarlos más allá del
vadores que nos propusimos mencionar, mo-
punto que él había alcanzado, y afrontar con
el mismo método nuevos problemas.
vimiento que a principios del siglo xvu coligó
a gran parte de los mejores matemáticos ita-
-"I"rn"rr"t,
lienos, franceses, en una lucha De ahí que los ingenios mejores se encami-
áspera y tampoco carente de equí- naron hacia la búsqueda de nuevas sendas:
-bastante
vocos- en contra de la gran tradición de de admiradores de Arquímedes se convirtieron
Arquímedes en sostenedores enérgicos de la necesidad de
abandonarlo, de modo que, con el tiempo, se
Durante el siglo xvr el pensamiento cienti-
formó un verdadero "partido antiarquimedea-
fico europeo había asimilado las obras más
nott.
importantes del ilustre siracusano: comenza-
ron a publicarse traducciones de trabajos ya La tendencia que frecuentemente se designa
conocidos en la tardia Edad Media, Poco a con este nombre reunió a los estudiosos que
poco se agregaron otras' mientras se rehacian fueron después los más célebres (Kepler, Ca-
ias primeias én forma más correcta y más fiel valieri, Torricelli, etcétera), mientras que sus
al texto griego. Baste recordar la edición cui- adversarios muy fieles a Arquímedes-
dada poiTartaglia (Opera Arcbimedis Syra-
-losjesuita Guldin y, en genéral,
fueron el padre
'conservadores.
cusani pbilosoPbi et matbertatici ingeniosis los espíritus más Para com-
simi, per Nic. Tartaleum Brixianum,Yenecia, prender el espiritu de la polémica son sig-
1t43 ) y la muy célebre de Commandino, nificativos los titulos de algunos libros; por
(Arcbhnedis opera nonnulla a Fed. Cotnman- ejernplo, Suppl.eTnentum ad Arcbimedew de
dino nuper in latinum conuersa et commenta- Kepler, al cual se .contrapone la obra Vindi-
riis illustrsta,Yenecia, lttS). En aquel rena- cioe Arcbhnedis de Alejandro Anderson.
cimiento del interés por Arquímedes, las obras El interés filosófico de esta oposición es evi-
que' srtscitaron rhayor admiración fueron las dente: por un lado aparece la defensa del con-
referentes al cálculo de las áreas y volúmenes. servadorismo científico (que acude a la mejor
En efecto: en ellas través de argumenta- tradición de la matemática clásica) ; por el
-a pero siempre impe-
ciones a veces laboriosas, otro, el espíritu innovador, dispuesto a renun-
cables, lógicamente- se demostraban resul- ciar ela herpncia metodológica del más grande
tados tan novedosos que asombraban aun a de los matemáticos de la antigüedad con tal de
los espíritus más sutiles y más deseosos de los hallar el recurso para afrontar nuevos proble-
éxitos continuos de la ciencia. mas y resolverlos.
Pero, poco a poco, un punto fue demostran- Por supuesto, la seriedad cientifica de la
do su propia oscuridad: el método con que tendencia antiarquimedeana, que acaba de re-
Arquímedes había logrado intuir los resulta- cordarse, fue muy distinta de la de los cor-
dos de las cu¿draturas más difíciles e idear la nificianos; sin embargo, ambas tendencias tie-
demostración de esos resultados. Si, como dije, nen algo en común. En efecto, también los
los razonamientos expuestos en las obras del añtiarquimedeanos encernan en cierto modo
gran siracusano eran indudablemente impe- un retroceso respecto de los fieles a Arqui-
cables, el hilo conductor de sus argumentacio- medes: el método intuitivo que ellos contra-
nes se mantenía, sin embargo, en la oscuridad. ponen al llamado método de exhaución de los

3l
arquimedéanos r,
se fundaba en verdad más temático hacia nuevos problemes y fortalecia
sobre Ia intuición que sobre el raciocinio e en él la energia de la búsqueda.
implicaba graves renuncias en lo que atañe al Por todo ello, le actitud cientifice de los
rigor. Los procedimientos que de él nacían antiarquimedeanos, s[s¡¿¡te'sus defec-
tenían un aspecto más ligero, más rápido, pe- -¡q algo de más positivo
tos lógicos- manifestaba
ro a menudo no impedían el error: se justifi- que la actitud de sus adversarios, embarazados
caba también para ellos la acusación que siglos por su adhesión excesiva a la herencia lógica
antes se había dirigido a los cornificianos: del pasado. Su audacia se convirtió en uno de
constituir una 'gaya ciencia" más que una los elementos propulsores más eficaces de la
ciencia rigurosa. investigación; su misma (relativa) ligereza
Lo cierto es, empero, que los muy serios científica se transformó en un factor muy
secuaces de Arquimedes practicaban el método ef.icaz de progreso.
de exhaución sólo para repetir demoscraciones El ambiente cientifico por los
ya conocidas, y que éste no se revelaba como -preparado
estudios pacientes de las generaciones ancerio-
adecuado para resolver problemas radical- ¡ss- s5¡¿[x maduro para recibir aquel impul-
mente. nuevos. Aunquela " gaya ciencia" que so, y en verdad supo proPorcionar, con la nue-
Ie contraponían los innovadores conducía va sacudida, los frutos más maravillosos. La
a veces a conclusiones erróneas y, por lo tan- excesiva fe dispensada a los nuevos métodos
to, a abrigar la ilusión de haber resueko aque- (menos rigurosos) constituye indudablemente
llo que no lo estaba (y q,re, por ende, podía un error lógico, pero fue un error feliz, dada
ofrecer el flanco a la acu-sación de falia de la fecundidad que reveló. Condenarlo simple-
seriedad), aumentaba sin ernbargo la fe de la mente por su deficiencia de rigor significaria
mente humana en si misma, impulsaba al ma- no tomar en consideración el carácter concreto
del pensamiento.
1 P¡r¡ dar una ide¿ de esre método, muy compli-
6. Los dos impulsos contrarios de conserva-
cado, nos limitaremos e exponer cómo s: aplicaba para
demostrar el teorema según el cual entre les áreas de
ción e innovación están presentes en todas
dos circulos txiste l¡ misma proporción que entre los las épocas de gran desarrollo del pensamiento
cuadr¡dos de sus radios. Tal aplicación comprendir dos científico. Representan dos exigencias funda-
Partes: mentales de este pensemiento, que por una
Ptimera ltarte: considérese en primer lugar la serie parte ha de saber cómo atesorar la herencia de
de pcligonos re¡¡ulares de 4, 8, 16, !2,.. lados inscri- las épocas precedentes (asimilando los métodos
tos en un círculo cualquicra; será fácil demostrar que
la dif:rencia entrc el áre¡ del cirbulo y el área de cada y los resultados) y, por la otra, debe sentir el
uno d-' estos poligonos es menor que la mitad de la impulso de la investigación, no limitándose
difcrencia entre el área del circulo y la del loligono jamás a la pura y estéril repetición.
precedcnte (por ej:mplo, l¡ diferencir entre el circulo
y el octógono insc¡ito es mcnor que la mitad de le di-
Ni el u¡o ni el otro pueden eliminarse, y
ferencia entre el círculo y el cu¡drado inscrito). So
ninguna ciencia podría adquirir madurez ca-
deduCe qu: la diferencia entre el área del círculo y la bal si no supiese satisfacer a ambos. Es claro,
del z-ésimo poligono de la s:rie se va "agotando" poco además, que el impulso a la conservación cons-
a poco es decir, se hace tan pequeña como uno quiera tituye la garantía de la seriedad demostrativa
¡l crecer z.
---ronforme lo hemos comprobado en los dos
Seguida ltarte: pltntéesc ahora por el absurdo la hipó-
tcsis de que dos círculos Ct y Cz no estén entre sí en ejemplos si¡¿des-, mientras que el impulso
rezón igual a la de los cuadr¿dos de sus redios Rr y Rs a la renovación constituye la garantía de le
respectivos. Utiliz¿ndo la propiedad anterior (respecto vitalidad de la investigación. Aun en su opo-
del agotarse ahi, exhaución- de la diferencia entre sición dialéctica son tan necesarios el uno al
-de y el árca de los poligonos inscrito¡
cl ária del circulo
dc 4, 8, 16, 32 .. . lados) se demuestra que tal hipótesil
otro que si el impulso renovador llegara a
implica contradicciones insalvables. Por lo tentd, la hi- faltar durante mucho tiempo la inercia y la
pótesis es falsa y el teoremr es vcrd¿dero, esterilided que sobrevendríen con tal modvo

t2
*stfuizrn por reflejrrse en form¡ muy grtve . tfoco, irremedi¡blemcnte, en lastre, en peso
en I¿ mi¡me posibilidad de conservar el pa- totelmente inútil, en obstáculo a tudo pro-
tri¡nonio del pasado. La hisrcria de la deca- ireso serio.
dencia científica hasta el siglo xr ofrece ---se- Toda construcción teórica o práctica será
tit¡ yt lo se¡ialamos al comienzo de este capi- verdaderamente onuestrat' ('humana") solo
tulo- una notable confirmeción de esta en la medida en que nosútros, hombres, seamos
verdad. capaces de obr¿r eficazmente con ella; de do-
Todo pcnsamiento cientifico eficiene ha minarla, no de ser dominados. El pensamiento
de s¿bcr cómo sopesar ambos impulsos, inte. científico no logrará sino perder su condición
grándolos mutuamente. Y ha de saber con tal de ciencia si pierde este carecterística de ins-
objeto cómo eliminzr delt conservación todo trumento humano. Para evitar que tal cosa
cericter de servidumbre al pasa{o y de la in- ocurra, debemos sobre todo preocuparnos de
novación, todo carácter de pura negetividad. que no se cristalice, que no se repita; debemos
Debe transformar la herencia científic¿ del derribar todas las barreras que lo estorban
pasado en instrumerrto de nuevos desarrollos. o limitan, debemos ponerlo en situación de
Todo aquello que no puede asumir una fun- renovarse constantemente y de profundizar
ción de inst¡umento positivo se convierte poco el sentido de tal renovación.

CAPfTULO VI

EL NACIMIENTO DE LA CIENCIA EXPERIMENTAL


(Galileo . Newton)

l. El rracimiento de la ciencia experimental caracterizando la nueva actitud de Desca¡


guarda relación con el descubrimiento tes-* (y podemos agregar: de Galileo y de los
-nada
simple, aunque hoy pueda parecernos obvio- demás creadores de la ciencia moderna) había
de que existen técnicas muy precisas para do- creído demasiado, confiaba en la palabra de
minar racionalmente el curso de la experiencia, Aristóteles, que Ia ciencia no debía ser sino
es decir, para provoc¿r ciertos fenómenos que una actividad del espiritu en si y por sí, por
pueden repetirse a voluntad y medirse con encima de fodas las demás, contemplación pu-
exactitud matemárica, en condiciones contro- ra, sin efecto práctico alguno.. La Edad
ladas por nuestro intelecto. Fue necesario un Media, en cambio, había creido sobre todo en
profundo c¿mbio filosófico para inducir a los el arte, en el gran artet arte secreto en el que
espíritus cultos e'estudi¿r ordenada y seria- no se temía la invocación de los podere5, so-
mente dichas técnicas, es decir, para superar brenaturales; el objeto ere actuar sobre la na-
el doble prejuicio de que tode ¿ctividtd púc- turaleza, transformar los cuerpos, acaso crear
tice resultase demasiado inferior para ser digna los. . . Pero se imaginaba que este objeto
de investigación racional, o demasiado recón- podia alcanzerse e tientas; se investigaba al
dite y misteriosa para ser accesible a las fuer- azat, sin método. Esto ocurria en todas las
zas humanas. artes particulares: cada una poseía sus propios
"La antigüedad -escribe Charles Adam procedimientos y sus ingredientes y, a veces!

33
lograbe rcúiz* obras meestret' pero con mc- dt va más extensos, hacia las ncÍ¡s tierr¡s
üos cmpíricos; erl necese/io pare ello el genio recientemente descubiertas.
de un aitista o, por lo menos, la habilidad dc 2. P*z darnos una ideá erecte de los obs-
un ertesano. No se pensaba que la ciencia pu- táculos que debían superarse bastará refle-
diera prescribir reglas al trabajo humano, quo xionar sea brevemente- rcbre la
pudiera hecerlo al mismo tiempo más simple -aunque
complicada historie del ingreso del anteojo cn
y nrás fecundo, que 1o colocase, con un poco el mundo de le i¡vestigacién astronómica.
de estudio, al alcance de todos" (Oeuures de Las más minuciosas búsquedas actuales no
Descarteq ed. Adam-Tennery, vol. XII, Pa. permitieron establecer quién fue el primer in-
ris, Cerf. 1910). El ideal de Galileo, Descar-- ventor de les lentes; muy probablemente fuc
tes, etcéteri, 'será el de unir íntima y defini- algún oscuro meestro vidriero que las cons-
tivamente la concepción de le ciencia de le truyó por arz^r y también Eor advirtió
^zdr
su utilidad pare corregir los defectos más co-
antigüedad con la del arte de la Edad Media",
oEl nombre lentes <scrtbe
es decir, edifrcer un saber fundedo sobre nue- munes de la vista.
vas técnicas, racionales, válidas ya no sélo en Vasco Ronchi en su obra ya citaida (ver cap,
el campo de las ideas abstractas, sino en el fV), nombre que significa, justamente, la le-
campo mucho más ricq de las experiencix con- gumbre lenteja- es muy vulgar, y basta por
cretas. si solo para colocar fuera del ámbito culto el
No es difícil comprender el supuesto social origen del objeto indicadc con tal nombre.
que posibilitó este cambio filosóficó: se trate Para ser más precisos hay que observar que,
de la consolidación victoriosa, deci{lda, de en verdad, se trataba de la lente de uidrio o cle
nueves riquezas directamente vinculadas con la lente cristalina, pues si alguien hubiese ha-
el trabajo y tanto- del surgimiento blado de lentes, omitiendo la calidad del mace-
<le
-por
grupos cada vez más numerosos de cientí- rial empleado, todos habrían creído que se
ficos profundamente sensibles a los intereses trataba de lentejas. Pero la mejor demostra-
de la producción y capaces de darse buen¡ ción de que las lentes nacieron fuera del ámbi-
cuenta de la unidad indisoluble entre la prác- to culto la proporcior:a, justamente, el rnodo
tica y la teoria. Y la propia organización con que dicho ámbito las trató una vez intro-
nueva del mundo político-económico fue la ducido su uso: las juzgó indignas de ser toma-
que impuso originales problemas a la investiga- das en consideración, y no se habló más de
ción científica, apartándola de las discusiones ellas en ninguna parte por más de tres siglos.
generales, de orden metafísico, para vincularla Ninguna otra conjuración de silencio fue tan
a cuestiones concretas. 'Las obras de paz y de unánime ni duradera."'
guerra A. Banfi en su hermoso vo- Todevie a comienzos del siglo xvrr la igno-
-escribe
lumen sobre Galileo Galilei (Milán, 1949\-, rancia de¡los 'científicos" sobre las lentes era
la canalización de los ríos, la construcción de casi completa, y no debe asombrarnos ---<on
puentes, la excavación de puertos, la erección mayor rtz6n- su desconfianza respecto de
de fo*alezes, el tiro de la artillería, ofrecen a los. primeros anteojos construidos por simples
los técnicos una serie de problemas que no artesanos. 'El anteojo ---escribían- hace ver
pueden resolverse empíricamente y que exigen figuras rnás grandes o más cercanas de los
necesariamente un planteo teórico. Y los nue- objetos vcrdaderos, las hace ver coloreadas y
vos estudiosos no egresan de las aulas acadé- deformádas; por tanto, engaña y no hace co-
micas sino de los ambientes del humanismo nocer le verdad. No puede, entonces, ser uti-
libre, de las profesionep civiles." Una impor- l:¿,,edo como instrumento de observación."
tancia especial adquirieion los problemas prác- Fue necesario el genio y la energia de Ga-
ticos planteados por la navegación, que en lileo para sacudir este seüdorraciocinio. "Es
aquella época debía afrontar nuevos viaies, ca- cierto que el anteojo da figuras distintas de

34
la realidad, por cuento las hace ver más grán- camente para producir objetos de uso y fun-
des o más pequeñas, más próximas o más dis- ción prácticos."
tent€s, coloreadas y e veces confusas, pero eso 3. ¿Podemos percatarnos de la transfor-
no quiere decir que engañe siempre, pues pue- mación que fue menester introducir en los
de ocurrir que, a través de las figuras vistas trabajos dc artesania para transformarlos en
en el anteojo se logre conocer la realidad mejor trabajo científico?
que a simple vista." Ya explicamos en el $ I que el primer im-
*Galileo
fue el primero en el mundo de la pulso para acometer seriamente los trabajos,
cultura y de la filosofia Ronchi- que habían sido hasta entonces prerrogativa
que llegó a la conclusión de-^grega
que se debia cree¡ de la artesania, los creadores de la éiencia ex-
en lo que se veía en el anteojo. Con est¿ pre- perimental moderna lo recibieron del interés
misa de orden filosófico dirige su anteojo al cade vez m^yor que la sociedad de la época
cielo y hace descubrimientos admirables, que manifestaba por la producción y, por ende, de
siembran la confusión en la astronomia, la fi- las exigencias siempre mayores de nuevas y
sica y la medicina de la época. Cuando los hizo más eficientes obras de paz y de guerra. Se
públicos. . . todo el ambiente académico, con ha demostrado, por ejemplo, que Leonardo da
unanimidad impresionante, enfrentó a Gali- Vinci, en virtud de las dificultades intrínse-
leo acusándolo de atribuir importancias a cier- cas de las tareas que se confiaban a su arte de
tas observaciones y de difundirlas como ver- ingeniero, se vio obligado a investigar de ma-
daderas a pesar de que, por haber sido hechas nera nueva y original los principios de la me-
solamente con el anteojo, instrumento f.aliz y cánica, de la dinámica y de la estática: los
misterioso, no podian ser sino ilusiones y qui- modelos muy ingeniosos que dibujó (y en
mer¿s. Pretender revolucionar la cienci¿ con parte construyó) de toda clase de máquinas
semejantes observaciones estaba completamen- ofrecen aún hoy un sorprendente testimonio
te fuera de lugar." del interés práctico que le guiaba en sus pri-
¡Sin embargo fue precisamente aquel acto meras investigaciones científicas. También en
de confianza de Galileo en los productos de la las investigaciones de.óptica y de anatomía se
industria de la artesania el que inició una de vio guiado, como es sabido, por las necesidades
Ias revoluciones cientificas más profundas! específicas de su propio oficio (en esre caso,
Aunque su origen obede- el oficio de pintor). Lo mismo podría repe-
-probablemente-
ció más a-una decisióri instintiva y valiente tirse de muchos otros: desde León Bautista
que a una mediuda conciencia critica, sin Alberti y \Tilliam Gilbert, Galileo, etcétera.
duda tomó aquella actitud como símbolo Frente á estas tareas prácticas, limitadas, de
de todo un'movimiento amplio y profundo nrda servían las concepciones generales de la
que transformó sustancialmente el vieio con- entigua filo¡ofía de la naturaleza. *La opinión
cepto de ciencia. ol-as lentes y la brújub, y de Aristótéles Dampier- servía
una cantidad {e instrum€ntos y de procedi- -escribe
muy poco para corregir la mala perspectiva de
mientos de las actividades prácticas. un cuadro, encauzar las aguas de riego o
-escribe
J. Dewey-, fueron utilizadas y adaptadas pa- construir una ciudad fortificada. Para estos
ra las exigencias de la investigacién cientifica. problemas el comportamiento de las cosas rea-
Aquellos procesos ordinarios que durante mu- les era mucho más importante que las opinio-
cho tiempo habían encontrado aplicación en nes del enciclopédico griego." Pero pi las cosag
la artesania e intensificer, combi- eran así y no resultaba posible utilizar la más
-debilitar
nar y separar, disolver y evaporar, calentar y antigua y respetada cultura en el estudio de
enfriar, s¡s{¡s¡¿- ya no fueron desdeñados. nuevos problemas, ¿a qué método podía acu-
Fueron adoptados para sustraer algún secreto dirse para diferenciar el trabajo cientifico del
a la natureleza, en lugar de empleárselos úni: trabajo ordinario de millares de artesanos?

3t
No cs pocible establecer linea precisa dg labontorio, ocult¡ndo r los drmás las tena-
demarcación entre esros dos tipos de trabejos. tives,realizadas, hs métodos que hayan per-
Seria ¡bsurdo, históricemente, pretender in- middo algún éxito. Se reeliza el esfuerzó de
troducir entre ellos una discontinuidad nete. describir con rnáxima precisión el procedi-
Sin embargo, algo nuevo aportaban enron- rniento empleado y, si birn con cautela, se lo.
ces aquellos que, e siglos de distancia, llama- comunica e otros investigadores pare que tam-
mos hoy cientificos; pero no es un método bién ellos lo experimeriten con la intención
perfecto, válido para roda investigacién, cons- común de conocer la verdadera realidad del
ciente de sí mismo. En cembio, es, sobre todo, fenómeno. Esa colaboración depara inmedia-
'un nuevo espiritu, r¡na nueva
manert de en- tamente todas sus .ventajas, y se abren nuevas
carar el trabajo. sendas con posibüdades cade vez más amplias.
Quizá podríamos intentar su determinacipn ¿Será posible el ejémplo helénico
con los dos caracteies siguientes: l) introduc- de la matemática--según
construir también ahora
ción de un¡ instancia racionel en el estudio un lenguaje técnico preciso pel^a lt formul¡-
2) conciencia de la.necesid¡d
de los probleriras; ción de las teorías del enunciado de las leyes,
f9 logr1, para tal estudio, le más amplie co- de la descripción de los problemas?
laboración. En algunos campos de fenómenos como, por
' En cuento al primer carácter, debe recor- ejemplo, en la mecánica, esta teree se vio muy
darse en seguida que ya la filgsofia de. lr facilitada por Ia posibilidad, vislumbrada ih-
naturaleza griega y medieval habia tratado dc mediatamente y pronto ensayada con gran
insertar los fenómenos de ést¡ en un esquema , éxito, de aplicar a la ciencia experimental el
de conceptos racionales. Pero estc esquem¡ mismo lenguaje usado en matemática (fór-
era demasiado general; pretendia ser una ex- mulas, figuras geométricas, etcétera). Los pri-
plicación completa .de todo el curgo de l¡ meros resultados admirables de Galileo, Ke-
neturaleza; en cambio, ahora se introducian pler, etcétera, fueron logrados, precisamente,
esquemas limitados, se intentaban modelos mediante este camino.
t¡óricos de un campo circunscrito de fenóme- En otros campos, en cambio, la situacién
nos (la caída de los graves, Ia trayectoria de se presentabe muy distinte y más ardua. Así,
los proyectiles, el funcionamiento de las len- por ejemplo, en el de los fenómenos quimicos,
tes, la etracción magnética, etcétera) deduci- 'resultaba
donde no sólo cisi imposible aplicar
dos de la observación de relaciones precisas. inmediatamente la matemática a la natura-
Y esto no bastaba: apenas forrnulade una hi- leza, sino que era ante todo necesario.penetrer
pótesis, se ensayaba su validez, verificando si con valentía en la secular tradición de los tra-
las consecuencias que se deducian de ella ha- bajos de los alquimistas, luego liberar paula-
llaban o no confirmación en los hechos. Los tinamerl¡e sus métodos y conceptos de un
resultados de estas comprobaciones se explota- sinnúmero de preiuicios de toda índole que
ban a su vez p^ri retocar la hipótesis, forman- los eqvolvían y estorbaban, limitar las tareas
do así un cícculo ininterrumpido entre le teo- de la investigación y proceder con gran caute-
ria y la práctica. la y constancia.
En la solución de un problema particular Para captar en toda su complejidad esta
comi€nza a sentirse un interés que excede los fase primitiva de la ciencia moderna me pa-
límites del problema en sí. Ya no se trata rece de sumo interés recordar que hombres de
solamente de ejecutar bien una determin¿da tanto valor como Newton --que indudable-
"obra de arte", sino de arrancer un secreto e mente habian alcanzado alto nivel cientifico
le náturaleza. Y por eso se'difunde en las investigaciones mecánicas y ópticas-
con extremada lentitud- la convicción -aunque de tropezaban con enormes dificultades para di-
que es ab,surdo trabajar en'el secreto del propio ferenciar sus propias investigaciones quíriicas

t6
de las de los alquimistas; sin embargo, no de- preparación de estos instrumentos (clabora-
jaron de reconocer la impc'rtancia de estas in- ción del 'r'idrio, de los mer¡les, de los gcnera-
vestigaciones, muy alejadas,aún de la erlcti- dores de energía, etcétera).'
tud científica, y las continuaron tenazmente, 4. Flemos dicho antes que en rlqirnos clm-
de modo que sus largos y p:rcientes trabr.jos pos particularlnence simples de los fcnótlcnos
resultaron prcmisas indispensables pera l¡s es- n¡turllcs la frrctrrr¡ e ntrc cl tr,rbe j'r Ir:'ccicn-
pléndidos éxitos del siglo siguiente. Si los an- tifico y la ciencia pro¡ril'r, r'crtl¡.lcrr fue
tiguos his¡oriadores de la ciencia preferian señalada por cl uso sistem.ático dcl v de
'ilgcbr-l
pasar por alto esta actividad poco rigurose de la geometría. ¿Cómo justific.rr c.tr :rfit'r,r¡-
Newton, hoy semejante silencio sería inadmi- ción si acnbln.ros dc cx;'lic¡r- la
sible. En efecto: es muy cierto que dedicó., por -se¡;írnsc carectcriz:r por un lcn*uaie
ciencia natural
lo menos durante muchos años, más tiempo y propio, vincule<!c oper¡tivamcnte crrn ll expc-
energía a las investigaciones alquimísticrs q'.re riencia I, por t¡nto, irrcduciirle ¡l !cneuaje
d sus celebérrimas investigaciones matemáticas abstracto dc les disciplin¡s mltcnr.ític rs?
y mecánicas. Aludimos aqui a uno de hrs m.is gr,tndes
En conclusión: sería ridícula la pretensión problemas del pcnsamicnto cicntífico moder-
de establecer una fecha precisa para señalar el no: explicar cómo los conceptos y teoremas
pasaje del trabajo experimental precientifico matemáticos pueden utilizlrse con trrnto éxito
al propiamente digno de., entrar en la ciencia. en la teorización de los fenómenos n:ltur¡lcs'
Más que la fecha del nacimiento del pcnsa- Desde el punto de vista histórico, recorda-
miento cientifico moderno, podemos,estable- remos que lá confianza en el valor cognosci-
cer la época de su adolescencia,.es decir, el tivo de la matemática pudo sostencrse' en sus
momento en que, ya. afirmado ese pensamiento comienzos, sobre un postulado met¡f isico-
en algunos campos particulares, comenzó a religioso que, si hoy puede parcccrnos casi
desarrollarse con ritmo creciente, a adquirir pueril, poseyó seguramente máximr eficacia
cadavez mayor conf.ianza en sus propias füer- prácrici en tiempos de Galileo, Se tr:rtrr del
zas y a afrontar nuevos problemas cadl. vez postulado según el cual Dios mismo, en el rcto
más difíciles. creador, impuso al universo un sistcma dc le-
La técnica de la ciencia experimental mo- yes concebidas matemáticamente, es decir, que
derna no surgió de golpe; se formó poco a el gran libro de la naturaleza fue escrito por
poco y, a través de una larga serie de éxitos su creador en símbolos matemáticos, de rnodo
y de derrotas parciales, logró adquirir final- que para leerlo fuera necesario y suficiente
mente esa estructura sólida que constituye el conocer estos símbolos y trsarlos con rigurosa
nuevo tipo de racionalidad práctica caracte- precisión.
rística de nuestra era. Es una técnica aún hoy El resulqdo más importante de tal actitud
en continuo desarrollo, que se ramifica en un (desde el funto de vista general¡ es que el
número cada tez mayor de lenguajes particu- investigador ya no va en busct dc oscuras
lares (para la termología, la óptica, la elec- 'esencias" de los fenómenos, ni de remotas
tricided, la quíóica,'etcétera), todos vincu- causas metafísicas, ni de inverificebles causas
lados entre sí y relacionados con el lenguaje finales. El lenguaje matemácico no pucde crp-
matemáticó, pero manteniendo de tar sino relaciones entre los fenómcnos, pero
este último -respecto
característica bien deter- estas rclaciones son algo qüe puede medirsc, y,
-una
rninada: la caracteristica de que la precisión por lo tanto, algo que puede verificarse o falsi-
de los conceptos r¡tilizados aparece indisoluble- ficarse 1. Quien pretenda utilizarlo dcbe limi-
mente vinculada con la precisión de los ins-
trumentos experimentales y, por lo tanto, con I "Filsificar una proposición" significa el len-
el grado de perfección logrado en la compleja guaje rnetodológico nrodcrnc- dcmostrat' -cn
que es falsr.

37
tarse e estudiar las leyes de la experiencia y que la matemática comenzara a sugerir nuevoe
renunciar a interesarse por su pretendido sus- métodos (por ejemplo, el análisis infinitesi-
trato metafísico. "El método cientifico mal) y que estos métodos se ievelaran ex-
plica rnuy bien Banfi en su ya citada-ex- obra traordinariamente fecundos en la investigación
sobre Galileo- no es sino la extensión del mé- fisica, aun antes de encontrar una precisa jus-
todo matemático; y consiste en analizar un tificación lógica en el edificio de la matemática
fenómeno físico en sus varios momentos, de- clásica, sugirió la idea de interpretar el len-
terminando las relaciones tanto recíprocas guaje matemático no ya como el modelo per-
como constitutivas del propio fenómeno. Es fecto del saber científico, sino simple-
obvio que el f"'rómeno considerado no puede mente- como un auxiliar útil-más en el estudio
analizarse en su complejidad inmediata, en de la naturaleza.
todo el conjunto de las relaciones que lo cons- Rebajada al rango dc instrumento puro, la
tituyen, sino sólo paulatinamente según los matemática perdia gradualmente cl valor ab-
varios planos que se intersecan, de esas rela- soluto que le atribuyeron los griegos y termi-
ciones. El fenómeno sufre de tal manera un naba buscando su propia justificación sólo en
proceso de abstr¿cción; y sólo sucesivamente la amplitud de las aplicaciones logradas. Ya en
los distintos planos de abstracción, a los cuales Galileo (que para justificar su propio método
corresponde el sistema complejo de leyes, se habí¿ acudido al postulado de que Dios mismo
van sistematizando, unificando, y reciproca- había escrito en términos geométricos el gran
mente ordenando." libro de la natvraleza) la teoría matemática
¿Existirá un plano privilegiado de esas abs- de los infinitésimos, que apenas nacía enton-
tracciones en que sea más fácil la reducción ces, se considera no como un capítulo cabal
del fenómeno a las relaciones que lo determi- y propio de la ciencia, sino únicamente como
nan? La respuesta de los prirneros científicos un método útil para las ciencias físicas. Igual
modernos es positiva: el plano privilegiado es opinión sostendrá varios decenios después el
el de la mecánica, donde entran en juegos los gran Newton, que, rehusando publicar. sus
conceptos sugeridos más inmediatam€nte por grandes descubrimientos sobre el cálculo de
la técnica de las llamadas máquinas simples. las fluxiones 1 (inseguro sobre su valor teórico
Por lo demás, este plano tiene la ventaja de y deseoso de no dejarse arrastrar a discusiones
poderse determinar por relaciones expresa- largas y abstractas) los utilizará correctamen-
bles en forma matemática elemental, forma te en las investigaciones físicas, convencido de
que nos permite penetrar en las propie- que bastará el éxito de las comprobaciones ex-
dades más características del plano inclinado, perimentales pxra gúantizar el valor lógico
de las palancas, etc. El extraordinario éxito del procedimiento empleado.
logrado sobre este plano por la aplicación de
I E,l mútodo newtoniano de las fluxiones parte de la
las fórmulas matemáticas constituye
-según comprobación intuitiva de que las líne¡s "no se des-
el iuicio de los primeros investig¿dq¡ss- r¡¡¡ criben mediante la adición de sus prrtes, sino por el
confi.mación indiscutible del valor cognosci- movimiento continuo de puntos, las superficics por el
tivo del método adoptado, y les estimula para movimiento de lincas, etc." 'Llamendo, en gcnertl,
extender el modelo de la interpretación me- "flucntcs" a las c¿ntidadcs producidas por tales movi-
mientos continuos, Newton da el nombre de "fluxio-
cánica a todos los planos de las reláciones in-
nes" a las vclocid¿des de crecimiento de esas fluentes,
terfenoménicas. Se convierten así las leyes de pero. observa que no intcresan en si mismas, sino solo
la mecánica en los principios generales de toda en sus razon€s recíprocas. Las reglas a que obsdece el
teoria fisico-matemática del universo. cálculo de las fluxiones cuando se dan l¿s fluentes co-
rresponden a las rcglas del actual cilculo de derivadas;
f. Los desarrollos de la investigación ex- en cembio, aquéllas, prra el cálculo de las {lucntes,
perimental modificaron poco a poqo la visión curndo se dan las fluxiones, corresponden rl ¡ctuel
que acaba de mencionarse. El hecho mismo de cálculo integral.

38
¿Estamos aún dentro de la tradición eucli- ceder ¿ priori un privilegio a uno respecto de
dea o nos hallamos más cerca de Herón que los demás no puede ser sino el fruto de un
de Euclides? No es fácil responder a esta pre- grave dogmatismo.
gunta, porque la concepción clásica de la geo- El criterio último, decisivo, para la adop-
metría como ciencia perfecca es aún admitida ción dc un tipo de funciones, de un grupó de
por varios contemporáneos de Newton y con- postulados, etc., será siempre, y solamente, la
tinuará su predominio en muchos espíritus experiencia. La más hermosa teoria matemá-
egregios. A su lado, sin embargo, nos hallamos tica, la más coherente, la más rica en desarro-
con algunas actitudes singulares que tienen ex- llos analíticos, carecerá de interés fisico si no
traordinario valor sintomático. Si bien falta logra vincularse de algún modo con los datos
todavía una conciencia metodológ{ca clara de empíricos.
la verdadera estructura de la matemática y 7. Lr aplictbilidad de los lenguajes mate-
de la fisica, Ia buena senda ya está individua- máticos (ya de uno, ya de otro de ellos) a la
lizada. Habrá que aprender r seguirla hasta teorización de los fenómenos es hoy un hecho
sus consecuencias extremas. indiscutible en ciertas ramas de l¡ ciencia na-
6. Hoy el físico sabe que nada garantiza tural. Para otros fenómenos, empero, la cues-
a priori la aplicabilidad, al tipo de fenómenos tión aún permanece sub iudice, y quizás aqué-
que estudia, de una determinada teoría ma- llos son justamente los más interesantes desde
temátice con preferencia a otra; por lo tanto el punto de vista metodológico.
siempre estará dispuesto --cada vez que ella En efecto: confirman lo que ya podemos
no logre la explicación buscada- a intentar descubrir mediante el estudio de la historia de
la aplicación de otra teoría. la ciencia, es decir que el uso de un lenguaje
Que cierto tipo de funciones o cierto gru- matemático constituye siempre, para cualquier
po de postulados geométricos o mecánicos teoria científica, un notable progreso en el
resulten útiles en el examen de este o de aquel rigor. O sea: emplear un lenguaje matemático
fenómeno no es para él sino una hipótesis de significa utilizar una técnica exposiriva parti-
trabajo, sugerida por el éxito ya comprobado cularmente controlada, donde cada término,
en fenómenos análogos. Ningún físico, para cada operación, cada regla, se define exacta-
aplicar determinado capítulo de análisis o mente; donde cad'a contradición surge eviden-
geometria o de cálculo de probabilidades, et- te, y cada tentativa de evadirse de ella ha de
cétera, necesita apelar al acto de fe según el revelar todos los instrumentos indispensables
cual Dios ha escrito justamente en ese lenguaje para tal objeto.
especial el libro de la naturaleza. Ensaya, y Sin embargo, todas las técnicas de las cien-
si un lenguaje no resulta útil, no se ofende ni cias de la n¡turaleza poseen algo irreducible
lo apostrofa (puede resultar útil en otras oca- a matemátita pura. Y este "algo" es la base
siones); se limita a buscar un nuevo lenguaje, fenoménica, es el llamado a'la experiencia, la
igualmente exacto pero estructurado en fbrma vinculación de las fórmulas con el dato ob-
distinta. ietivo.
Por otra parte, el desarrollo de la matemá- Esta vinculación surge a través de Ia pre-
tica más moderna ha demostrado, según ve- paración y ejecución del experimento, a tra-
remos en el capítulo IX, que no existe un solo vés de las mismas operaciones elementales im-
lenguaje matemático, como si debiera hacerse plícitamente envuelt¡s en lx determinación de
uso de él o renunciar a toda la matemática. los conceptos físicos, Extender sobre ella un
En verdad, los lenguajes rnatemáticos son mu- velo de silencio significaria desconocer la es-
chos, cada uno de ellos provisto de alguna tructura más íntima de tas ciencias de la natú-
característica peculiar gue pueda hacerlo ade- raleza. Reconocer su existencia, en cqmbio, no
cuado a un capítulo especial de la física. Con- significa aceptaúa tal cual eb, en su esponta-

t9
neidad intuitiva, sino corregirla, precisarla, quinas, de los materiales prácticos, de los apa-
pcrfcccionarlr. ratos de los artesanos. Estos ap¡ratos puditr.rn
La prrtida de nrcimiento de l¿ moderna ingresar en las técnicas cientificrs y somctcr'se
ciencir de la naturaleza aparece ligade al re- con ellas a un control continuo, a continuos
conocimicnto de qr.re la vinculación de que análisis 1' rccomposicicnes. Constitur-cron el
estamos h¡blando no constituve de por sí una punto de partida de nuevas invcsti.gacioncs y,
derrota de ta razón humana como, en cambio, a su \iez, fueron ¡rr¡strados por cl desarrollo
lo crci¡ Platón. Es dccir, aparece lig:rda al re- de estas investigacioncs.
con(jcimicnto de que lt razón humrna no La nucr'¡ scnda al¡iertl de cste rnancr¡ a la
renicga de sí misma, sino que se refucrza y se actividad humana logró t,rlcs úxicos quc ha
completa cuando intcnr¡ la consrrucción de demostrado a todos que acudir l clle signifrcr
teorias no ya dcsvinculadas cn¡re ¡bstraccio- una valorización dc l¡ raz.ón hum:rne, no un
nes puras, sino vinculedls por lr ri¡;urosl co- envilccimisnto. Los cscasos advers¡rios que htty
rrespondencir entre los pr<.,pios c()nceptos se atreven a estorbarla yx n() lo haccn en
(con sus reglas de aplicación) y los claros de nombre de la rrzón, sino en contrr dc ell,r: son
la rcalidad (con sus relacioncs empíricas). los denigredores del poder humano, son rque-
llos quc intentan sustraernos a l,r luch¡ activa
Galileo descubrió que el haccr descender los que tencmos la obligación dc emprendcr en
conceptos y los debetes cientificos dcl cielo de este mundo.
las abstracciones a la tierra concreta no equi- No obstantc todas las argumcntirciones ar-
vale a disminuir su r¿cionalidad viva. Sobre tificiales, anticientíficas, el hombre dc hoy
todo. dcscubrió que este dcscenso, cst¡ vincu- advicrte que ya no podrá renunciar a la sen-
Iación con la tierra, podía dominarse por obra de de !a ciencia experimentrl. Es la senda más
del hombrer / no constituía necesariemente idónea para la actuación dcl rci-no ccncrcto de
un hecho casual, como (,curríe con los expe- la humanided. Una renovación crític¡ dc esta
rimentos de los artesanos. cienci¡ sien'rpre podrá scr útil: srt abandono
Así fucron caycndo, uno por uno, los an- significaría una traición a lo quc constituye
tiguos prcjuicios contra el cstudio de las má- el fundrmento de nticstra civilización.

CAPÍTULO VII
t
LA CONFIANZA EN LA RAZÓN HUMANA
(Descartcs - Los iluministas)

l. En cuanto la cicncia dcmostró que podía ralczt part dominarla, trasformarla -,l' some-
inscrtarsc con éxito cn cl tipo dc investigrcio- terla al género humano.
nes quc durrnte milcnios habían qucdado rc- Pero cste programa cxigia, antc todo, que
servadas a las artcs secrctas y mistcriosas de la la propia ciencia se concibiera como una cons-
alquimia, astrología, etcétcra, t¡mbién hcredó trucción csencialmente humana, cs dccir, como
las ambicioncs dc esas artes y, cn primer tér- un instrumento creado Por nosotros Pare
mino, la de actuar sobre la marcha de la natu- nuestro uso y provecho; ya no como un ob.

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sequio mas o menos gratuito de un intelecto car sobre un terreno totalmente mío. Y si,
superior, sino como una conquista gradual y por gustarme mucho, os muestro aquí mi la-
espontánea del hombre. Esta humenización bor como modelo, no pretendo con ello, sin
de la cicncia fue iniciada con gran energía embargo, aconsejar a nadie su imitación." Por
por los metodólogos del siglo xvrr parti- lo tanro, el nucvo método era considerado por
-en y con-
cular por Galileo, Bacon y Descartes- Descartes no como un canon absoluto que
tinuada y ampliada jactanciosamente por los debía imponerse a todo investigador, sino co-
iluministas dcl siglo siguiente. mo un ejemplo de una búsqueda de tipo nue-
Por no serme posible exponer detallada- vo que él ofrecía a los contemporáneos, bús-
mente el pensamiento de los tres autores men- queda cuya novedad debía consistir, ante todo,
cionados, y por haber ya hablado bastante en en el hecho de ser una construcción completa.
el capítulo anterior de la aportación de Ga- del hombre sobre un terreno totalmente suyo.'
lilco al descubrimiento de la nueva ciencia En este sentido asume particular significa-
experimental, me limitaré ahora a discutir do la célebre comparación del herrero; con la
brevemente la contribución metodológica de cual Descartes demuestra claramente el deseo
René Descartes. En efecto: a mi entender, la de vincular Ia labor del cientifico con la del
conccpción cartesiana necesita, más que otras, artesano y, precisamente, el propósito de va-
aclaraciones precisas, pues también ha sido, lerse de esta inscparable continuidad para po-
más que otras, redicalmente mal entendida. ner en claro el aspecto más característico para
La mayor parte de los intérpretes suelen é1, de la investigación cientifica. "Este método
presentarnos a Descartes como un convencido irnita aquellas artes mecánicas que no nece-
defensor de la validez absoluta y de la apli- sitan de auxilio ajeno, sino quc ellas mistnas
cabilid¡d universal del nuevo método que con- indican cómo debcn fabricarse sus instrumen-
trapuso al método silogistico de la vieja es- tos. Si uno deseara ejercitar una de esas arte!,
cuela aristorélica. Con tal presentación, sin por ejemplo la del herrero, y no dispusiera de
embaigo, se corre el riesgo de no advertir el las herrnmientos del oficio, al principio segu-
espíritu verdaderamente original del descubri- rxnrcnte sc vería obligado a utilizar una piedra
miento de Descartcs, es decir, el nuevo soplo drrra o algún tosco trozo de hierro como yun-
de humanidad viva que le anima en todo mo- qr¡e, tomar una piedra cotno martillo, adaptar
mento, v que constituye, sin duda, su mavor unos trozos de madcra como tenazas, v pro-
valor (valor reconocido aun por quien curxrse como puede otras cosas semejantes; v
-corno
el científico de hoy- está vx muy lejos de la finalmente, preparado todo esto, no tratará,
senda cartcsiana). en seguidr, de forilr pxr.r otros espad¡s o yel-
Si es verdad que el gran pensedor fran.:j. mos, ni ninguna de esas cosrs que se constru-
dedicó dos de sus obras principales /i¡- yen con higrro. sino que f¡bricará ante todo
gilac ad directionem ingcnii y el-las
Dlsc,, r,, martillos, vunques, tenazas y los demás obje-
del método- a la explicación de aquella nuer',r tos gue le son útiles." De manera análoga, la
senda que él había abierto, según entendír. a ciencia no es algo que pucda crearse de golpe;
la investigación cientifica, no es menos cic¡tir es uná. conguista gradual nueslra, y cada uno
que no deja de decirnos y repetirnos, con ir¡- de sus descubrimientos, en todo'caso, será vá-
labra.s mul' claras, que su intención no crl lido, antes que por su Valor intrínseco por su
'la de enseriar el mércdo que cada cual dcbe valor instrument¡l p?ra otras conquistas su-
seguir para bien ionducir su razón, sino sql:r- periores.
mente la de mostrar de qué manera yo (René 2. Dentro de este orden de ideas es neceserio
Descartes) he tratado de conducir la mia". incorporar la violenta rebclión contra la lógica
'Mi designio jamás fue más allá del propósito fsrmal (aristotélica) que proclamaron Des-
de reformar mis propios pensamientos y edifi- cartes y l,ts mejores científicos de su época.

41
Para los investigadores del siglo xvn aqublla de Ia tradición mística que dominaba en aque-
lógica se present*ba sólo bajo el aspecto de lla época; los metodólogos del siglo xvn no
un complicado aparato silogísgico desprovisto podían dejar de repudiarla, ya que sq m¿-
de con:xiones con las efectivas operaciones hu- nifestaba irremediablemente estéril ante los
manas de investigación, es dech, como una nuevos problemas, dirigidos sobre todo a au-
pesada armadura que no servía sino para suje- mentar el poderío del hornbre sobre la natu-
tar y sofocar la fértil originalidad de la labor raleza.
científica; un esgüematismo, en fin, derivado Conforme lo hemos dicho ya varias veces,
de viejos supuestos metafísicos ya superados e todo c,uanto se presenta con el carácter de una
impuesto a nosotros por algo extraño a nues- imposición extrínseca es, por definición, in-
tra mente. compatible con el pensamiento científico. En
Lalogicización de las teorías, para esos estu- cuanto la lógica formal adquirió tal carácter
diosos, no constituía un medio de adueñarnos (es decir, en cuanto pretendió imp_onersé a la
más de ellas, sino de convertirlas en algo ex- ciencia no por su reconocida utilidad, sino
traño a nosotros, revistiéndolas de piocedi- por la autoridad del nombre de Aristóteles, su
mientos artificiosos, perjudiciales para la in- fundador) se convirtió en un obstáculo para
vestigación. el progreso, y como tal fue combatida por las
"Alguno quizás se asombrará ---escribía inteligencias más abiertas y contraídas a la
Descartes- que en esta ocasión, cuando in- labor cultural. Si la situación hoy ha cambia.
vestigamos la manera de tornarnos más aptos do nuevamente, ello depende tan sólo del
para deducir verdades, unas de las otras, deia- hecho de que la lígicr ya no se presenta ante
mos de lado todos los preceptos con los cuales el estudioso moderno como un tropel de re-
los dialécticos estiman que debe dirigirse la glas silogísticas que es preciso tomar, ya ela-
razón humana. . . ; es que advertimos que a boradas, de los libros de Aristóteles, sino como
menudo la verdad se substrae a esos vínculos, un instrumento muy fino y muy variado que
rnientras que aquellos que los utilizan quedan nosotros mismos elaboramos, corregimos, mo-
atrapados en ellos." dificamos y construimos, pieza por pieza, se-
.Tomándo en consideración cuanto hemos gún nuestras necesidades.
explicado en el capitulo V, me parece opor- 3. Como consecu€ncia natural del planteo
tuno recordar que aquella misma lógica, a la programático de la labor cientifica que aca-
cual Abelardo y los demás lógicos medievales bamos de explicar se desarrolló la concepción
acúdían como precioso instrumento de inves- filosófica conocida históricamente con el nom-
tigación, era jtzgada por Descartes, y sus con- bre de <iluminismo>. Esta concepción no sólo
temporáneos, como un gstorbo meramente representa una importante tendencia del pen-
inútil. samientó que alcanzó notable gravitación en
Sería un error preguntarnos quién tenia el siglo xvlrt, sino que ¡¡i s¡¡s¡ds¡- ss
rczínt los lógicos medievales o los metodólo- uno de los aspectos más-a profundos de la acti-
gos del siglo xvn. Para jtzger con seriedad vidad científica, algo asi como uno de sus
ambas actitudes es necesario, ante todo, ubi- caracteres eternos.
carlas históricamerite, es decir, insertar la una La concepción iluminista generaliza, en el
y la otra en las respectivas épocas en que sur- plano filosófico, la confianza del científico en
gieron y se. afirmaron. 'Entonces será fácil le ra7ón, pero no la confianza de tipo meta-
comprender que los medievales no podían de- físico, fundada sobre la hipótesis, más o me-
jar de apreciar la lógica que, a sus ojos, cons- nos explicita, de que la rtzón constituya la
tituia un recurso realmente eficaz para desen- sustancia última de lo real, sino la confianza
volverse con sutiles distinciones entre los equí- de tipo operativo, fundada sobre los innume-
r'ocos, los sentidos traslaticios y las alegorías rables éxitos que el hombre ha logrado cada

42
vez que sustituyó un cornportlmiento dog- nidad, y por esta fe se les pueden perdonar
mático por un comportamiento racional; Es muchos pecados." (H. Hoffding).
une concepción en que la racionalidad no se 4. Los nombres y las obras de los grandes
admite como algo objetivo, casi como un su- iluministas franceses son muy conocidos: Vol-
premo principio de la naturaleza, sino como taire, Montesquieu, Helvetius, Diderot, d'
el principal elemento propulsor del progreso Alembert, Rousseau, etcétera. Su crítica com-
culrural de la humanid¿d. prende los más diversos problemas del-espíritu,
En el siglo xvm el impulso de b raz6n yt desde la economía a la educación, desde la
no opera sélo en el interior de la ciencia para religión a la física. A través de la gran Enci-
permitir a los investigadores la conquista de clopedia irradian su propia acción haci¿ es-
nuevos resultados; irrumpe en la ciencia del trados cada vez más amplios de la cultura,
mundo entendido en toda su amplitud de forman nuevas conciencias, alimentan orgu-
mundo cultural, civilizado, polírico. Los es- llosas esperanzas, preparan a Francia y a Eu-
piritus superiores se sienten en la obligación ropa par" la profunda renovación de la Re-
de no conservar pára sí lo que han apren- volución.
dido, de no concentrar todas sus energías en No es empero de nuestra incumbencie ex-
el desarrollo puro y simple de las verdades poner aqui, ni en sus grandes lineamientos, el
científicas, sino en el de divulgarlas de la ma- desarrollo de esta página que figura entre las
nera más comprensible para despertar, excitar, más hermosas de la historia moderna. A nos-
iluminai. No ha concluido aún Ia discusión otros el iluminismo nos inreresa exclusiva-
de una teoria'cientifice o filosófica en los ga- mente como exteriorización de un aspecto
binetes de los doctos, cuando ya se la discute fundamental del pensamiento cienrífico, as-
cn los salones yr poco después, en las calles pecto que es necesario absolutamente tener en
v en las plazas. cuenta si se quiere comprender la ciencia en
Esta vocación, que podríamos llamar 'mi- toda su real complejidad.
sionera", fue sentide sin duda con cierta inge. Seria con todo un error circunscribir al si-
nuidad yt para quien la contemple desde afue- glo xvllt la presencia --en la historia de la
ra, puede suscitar una impresión desfavorable. humanidad- de una actitud como la que
En efecto: detrás de tanto entusiasmo no es acaba de explicarse. Los estudios más moder-
difícil advertir un innegable dogmatismo, ex- nos hen comprobado, en efecto, el carácter
presión de una escasa conciencia íntima de la iluniinista de muchas tendencias del pensa-
cabal dificultad de los problemas. 'La falta de mientt. muy anteriores al siglo xvrrl; baste
preparación filosófica de las armas del pensa- pens.ir en el movimiento sofíscico-socrático en
mien-to con que se entró en la lucha no restó, la Arenas del siglo v a. C., o en la corriente
sin embargo, nada de su imporrancia a la mi- del pensamiento iniciada por Galileo. Además,
sión histórica de los hombres que iniciaron el el espíritü iluminista puede sin dudr encon-
combate. Cuando se trata de la vida se han de trarse nuevamente en much<¡s autores del si-
emplear las armas de que se dispone. Y aun glo xtx, y hoy mismo renace con grail energia,
cuando no siempre se tiene la impresión de si bic'n con algunas variaciones sustanciales.
que los filósofos franteses del siglo xvIn po- Expresa, como lo dice muv bien Banfi a
seían cabal superioridad intelectual, y aun propósito de Galileo, "el plano universal al-
cuando ellos, mediante su celosa preocupación canzado por Ia investigación científica, que
por simplificar y vulgarizar, empequeñecie- de los campos particulares . . . irradia a toda
ran ¿ veces lo grande y profanaran lo real- la realided física, como un¿ verdad infinite
mente sublime, detrás de su dogmatismo, de en progreso constante. Esto significa una tras-
la ceguera y angustia de sus menres, existía formación radicel del sentido de la vida, que
une fe ardiente 'en el progreso y en la huma- ya no se presenta predispuesta según un fina-

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lismo ideal, sino que se revela como uni lucha aceptada antes como la más concordante con
activa en favor de la realización de un reino el dogma r.
concrcco de l¡ humanidad". iin otras palabras: No fueron, pues, las divergencias filosóficas
es Ia afirm¡ción yictoriose del hombre que, ni las científicas las que engendraron el choque
apoyándose cn las propias conquistas cientí' profundo entre el pensarnienro iluminista y la
ficas, seguro ya dcl poder de la propia razón, Iglesia católica. Su verdadera razón debe bus-
acepta v¡lientemente su lugar en'el mundo carse en el ambicioso programa de renovación
sin la ilusión de ser el 'centro natural" (es general que los iluministas prctendían extraer
decir, el ccntro por inescrutable predcstina- de su pensamiento científico-filosófico, es de-
ción del Creador), pero con la noción de tra- cir, en la carga de energía que se desbordaba
bajar con enereia revolucionaria para tras- de este pensamiento hacia todas las ramas de
fornrarlo y humanizarlo t part convertirse la vida civil.
efectiv¡rnente, por propia iniciativa y por su
denodedo csfucrzo, en el centro operarivo del
En el plano práctico, no en el teórico, tuvo
lugar el encuentro más áspero; y no por azar,
mundo renovado.
dade la energía con que los iluministas empe-
f . Después de lo que hemos dicho, en genc- ñaban su acción concreta sobre el mundo. Su
ral, sobre la actitud iluminista, es evidente que actitud científica era, como hemos tr¡tedo de
todos los movimientos que siguieron sus hue- ilustrrrlo, esencialmente extravertida de-
llas tenian que chocar, más tarde o más tem- cir, dirigida hacia el campo general de-es la cul-
prano, con les fucrzls conservadoras de su tura- y, por lo tanto, era fatel que eso les
épocr. Como en el siglo xvur las fuerzas con- lle.,':rra a luch¡r contra todos los mitos, en
servadoras se personificaban sobre todo en la ctrrlquier región de la cultura donde éstos se
Iglesia cacólica; contra clla, en particular, los anid¡ran. Su lucha fue una lucha dirigida ha-
iluministas dirigieron sus críticas. cia la humaniznción integral de la civilización
Pero hr de tenerse muy presente que, en y dc sus valores, y las zonas donde h¡llaron
verdad, no fueron las críticas filosóficas las resistencia mayor fueron, naturalmente, aque-
que determinaron la característica aspereza de llas de la vid¡ civil que hasta entonces se ha-
aquell.r polémica (la antitesis sobre filosofia bian sustraido en mayor grado al dominio del
racionalista y pensamiento cristiano es un he- hombre, al soplo renovador d,e la razón,
cho general, muy antiguo, ¡y de ninguna ma-
6. P*r dar un ejemplo de la posición ca-
nera especifico del siglo xvrn!), como tam-
rrcteristica de la mentrlidad iluminista ante
poco lo fue la imposibilidad de conciliar los
distintos dcscubrimientos de la nueva ciencia
el problema específico de Dios, puede ser
oportuno lugar de detenernos en los au-
tores más-en
con los dogmas de la religión. Respecto de esta
empeñados en la polémica antirre-
falta de conciliación considero útil observar t
que ella también debe ser considerada desde
l,Vale la pena recordar un caso perticularmentc sig-
un ángulo histórico, no desde un punto de nificativo. Hasta el siglo xvn la fe en la posibilidad
vista absoluto. La propia Iglesia vive en la de l¡ generación cspontánea estaba tan difu¡dida (por
historia, y puede, por lo tanto, transformar su cjemplo, se pensabe que las ranas pudiesen nacer del
patrimonio dogmático (o, por lo menos, mo- barro por le acción del sol). que las experiencias dc
dificar su interpreración) hasta conciliarlo Fr¡ncisco Radi, dirigidas a demostrar lo contrario, se
considcrero¡r incompatiblcs con las Sagradas Escritur¡r
con lo que a primera vista parece ser anties- y, por lo tanto, atacrdas por los teólogos. Menos de dos
tético. La alternativa de la condena del sis- siglos después (es d;cir en el siglo xtx) los pepeles
tema copernicano ofrece excelente ejemplo se h¡bian invcrtido completamcnt:: ahori los ceólogor
de cuan¡o se acaba de exponer. En algunos ca- estaban en contra dc la generación espontánea' y ctr
favor de ella csteban en cambio los materialistrs Vogt,
sos, por otra parte, el cambio es tan profundo
Hecckel, etc., que esperaban utilizarla para explicar cn
que tal vez resulte condenable le propia teoría términos natu¡¡lcs el origen de le vid¡.

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ligiosa y que se vieron arrastrados pol e!l,r a -en su n<¡b!e brtrllx- es r.rnr fin¡lided ro-
actitudcs e-\trcm;rs-- menci<l.nrr :rlti:n otro t¡lnren¡c hurnen¡. 'r' Po. ctt.1 :.lii.rnz,r cl horn-
filisofo quc, .lun ,l¡ icnt.rcl,r indudrblemc:rte L-rs r¡o iric. LIL' r'1.r,-l¡ .ic sLl Prir:ri.i r:i-1.'1-tendcn-
haci¡ el ilr¡miirismo, afronró l:r cucsti,in.ccn ci,r, .rtlt, 1.,' siire ¡.tr'.t in1:Lr,l.l::j.: l,:n.rvide
ma\ror trrnquili<lad y cspíritu concili.rJor. e .rnti,tll-',t r ¡l l¡s l'rl'.ri:i.rs i,rr,l'¿ t-\ i cll lr pro-

Con totlo, el dcsacuerdo sustancial entrc lr ni¡ ll-risi,,ir. l-.t er:r:t.nci.r .lc I)it,s si)lr) .ii\-c p1r¡-
posición iluminist:r y la de l;r tcologia trrdi- r:r .q,rr'.rr-rtiz.rrlc l¡ s,,li.i¡: id r.l .lc iorir'¡s los seres
cionrl, cs p¡rticularmente útil para acl¡r:¡r bttclittsi pe:-o l;r lrrcIr ¡r,t.:ririj y cr]ircL'r\-x los
la novedrd del ilrrminismo. atributos Cc unr lr.rcl:.r hrin-,.ur.1. cn I.r que
Me refcriré. par¿ elegir un ejemplo entre CliJ¡ uno de nostltros nt.r!rtii.rl iili.lctos !os
los más fáciles y sienificativos, a la posición irru¡tios dcbcrcs, I rs plor-. i.i. i!.|.rr,i.ibil idxdr.s.
de .John Stuart Mill, que, si bien vivió en el el propio intcr'/-is t rrndrmcni,,l.
siglo xtx, se mantuvo al problemr de f)e lr :rntigu:r :'cligii,n. crrn <,r'c pr,,hlcmas
Dios- más próximo-f¡s¡¡c al pens:rmiento cle los metrf ísicos rcspcct() clc lr rr.r, -'.-'rCencir. tle lo
iluministas quc al de l:rs filosofías ochcccn- abs..-,llrto, puecir-' ci:cii-sc iluJ l!r) h.r .-,rrc.J.rJo 1'a
tistas. Mill no nicgn, por principio, l:r existcn- n¡de. El ilunrinismo lr¡ c.rnfirr;.¡rdo unr vcz
cia de un ser supremo, sino que se limita a más su c¡rrrctc'. tot¡lme ntc hurn,rno, I logran-
estudiarlo de la manera más rigurosa en su! do humaniz¡r hrstr el cr)¡1cr-pro dc ser supre-
relaciones con el mundo. Y como los aconce- mo!
cimientos del mundo resultan, ante el examen 7. Quien examine, dcsdc rrn punto de vist,r
de un observador atento y honesto, evidentc- actual, los .grlndes tem¡s clcl iluminismo J'l
mente irreconciliables con el dogma rr¡dicio- siglo >llllt no ¡od¡¡ dej:rr dc scntir, como ya
nal del infinito poder v de lr infinitr bondrd he dicho, cierto fastidio nnte c! inqenuo opti-
del Creador, rechaz.a (sin ninguna preocupa- mismo de que cst¡ rendencia a1'rlrcce total-
ción metafísica) el primero de los dos atribu- mentc imprctnada. I-a cxccsiv¡ confirnza en
tos y conserva sólo cl scgundo. que se fund¡ l:¡ actitud iluministe tiene, en
Por r¡zoncs de espacio no pueclo derenermb efccto, aleo dc innegabl'.mente dogm:irico, y
e exponer la argumcntación precisr, v sin pre- nin¡runa filosofia serie pucde :rbrigar la ilu-
juicios, con quc Mill dcmucstra la insanable sión de logrrr su justificación.
contradicción entre el curso dc los sucesos más Pcro si no se Io pucde justificar, se lo debe
ordinarios del mundo naturírl y humano y la sin emb:rrgo comprcnder: sc"csplic:r como ma-
hipótesis de un Dios omnipotente e infinita- nifestación de lá exubcranci:r iuvcnil c{el pen-
mente bueno. Para mí el punto más caracte- srmiento hurnlno. cldrr vcz mis os¡do ante los
rístico es la conclusión lograda por Mill: Dios admirablcs óxitos dc l:r invcstigrción cicntífi-
existe, es bueno, pero precisamente por dis- ca, 1, cotcicntc de tencr ante sí inmensos
poner de un poder limitado neccsit¿ absoluta- crmpos que c\plomr y \:ílstos debcres que
mente de l¿ colaboración human¡. Surge asi cumplir.
fundamcntal en el gran clrrma cós- El postulado de l¡ infabilided de la razón
mico- obrala -hasta
dccisiva dcl hombre. El Dios no erxr sin dude, mis que una fe, no muy
de Mill no cs un 'principio del mundo", sino distintr, teóricanente, dc la fc reli.giosa en un
un ser totalmcnte inserto en el mundo, como mundo trasccndente, gonti¡ la cual combatía
lo están los demás seres y, en ptrticular, esos con jrctancios:r er¡'os:¡¡rcia. Pero en la l¡rbor
preciosisimos colaboradores de Dios que son concrctír dc los iluminist¡s l,r nuevr fc sc con-
los hombres. vertí¡ en una fuerza muy eficaz, tcnazmente
Profundiztndoel examen se ve luego que el dirigidr a iluminar y dirigir el mundo.
veidadero centro de esta lucha no es Dios, sino ¿Qué significa la palabra 'razón"? Seríe
el hombre, puesto que la finalidad de arnbos inútil exigir al iluminismo una respueste a
,+,
este pregunta. En verdad, tampoco llega a bre, no es una fuerza que debemos implorar
plantearse la pregunta. Lo cual no le impidió, a seres superiores. Constituye lo que hay de
sin embargo, hacer cumplir notables progre- más profundamente humano en nosotros, y
sos a la raz6n, del mismo modo que el desco- iamás nos dejará de la mano si sabemos movi-
nocimiento de la naturaleza de la poesia no lizar con toda sinceridad nuestras energias, siJr
impide en modo alguno la composición de titubeos, sin términos medios, sin detenernos
poemas admirables al poeta sinceramente ins- ante ningunabtrrera exterior. Cuanto mayor
pirado. sea el empleo que hagamos de la razón, tanto
Si en una época de desarrollo científico ma- más completo será el conocimiento que de
duro la reflexión crítica es indispensable tanto ella adquiramos.
al matemático, al físico y al biólogo, como al Al proseguir coherentemente el camino
filosofo, puede resultar un estorbo para quien abierto por el iluminismo, el pensamiento
se halle empeñado en los primeros pasos del científico logró hoy, como veremos,'una con-
largo y duro camino de la ciencia. Cuando las ciencia crítica que a primera vista puede con-
técnicas especiales son aún inseguras, conviene trastar netamente con la juvenil eonÍianze
arriesgarse con ellas, poner concretamente a inicial. Calando más hondo en las cosas, ad-
prueba su eficacia, confiar en el primer im- vertiremos, sin embargo, que en realidad no
pulso, en lugar de esterilizarse en un examen existe tal contraste; la conciencia de hoy no
demasiado'arduo y delicado de los fundamen- es sino el desarrollo de la energía de ayer.Lt
tos. Nada más expresivo, en esta etapa de lr herencia legada por el iluminismo no es pasiva!
investigación, que la célebre frase atribuida a en efecto, no es un conjunto sistemático de
d'Alembert: "¡Proseguid y la fe vendrá!" És- dogmas, sino una fverza de propulsión in:
ta puede elevarse a la condición del carácter vencible. Si la confianza, inicial de esta fverza
general del pensamiento iluminista: proseguid, pudo parecer el fruto de una actitud dogmá-
tened fe enlt raz6n, y lt razón os demostrará tica,, la fecunda capacidad operativa que r€-
con sus mismos éxitos el poder infinito que veló garantizahoy su plena eficacia en el ám-
encierra. bito de los valores relativos de que el hombre
Lt rtz6n no es algo que trasciende al hom- dispone concretamerite.

CAPÍTULO \/III
t
EL PELIGRO DE TRANSFORMAR LA CIENCIA EN METAFÍSTCE
(Et positivirmo)

l.
Durante el siglo xrx logró prevalecer en nere clar.t el núcleo más vivo del iluminismo.
gran part€ de los filósofos y de los científicos Nos proponemos ilustrar ahora esta nueva in-
(no en todos, como lo veremos en el capitulo terpretación y subral'ar sus grayes peligros.
siguiente) una interpretación del pensamiento Conforme lo hemos mencionado ya, la con-
cientifico que si por un lado se vinculaba con fianza iluminista en l¡¡ ciencia se fundaba en
concepciones y esperanzas del siglo anterior' el supuesto de la capacidad indiscutida, de la
por el otro terminaba por contradecir de ma- razón humana, pere desentrañar la estructur¡

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