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8.

Humedales, definición y clasificación, descripción del humedal que


se va a emplear

Los humedales son tierras de transición entre los sistemas terrestres y acuáticos, donde
el manto o nivel freático está generalmente en o cerca de la superficie o bien la tierra está
cubierta por aguas poco profundas. Conjuntan gran parte de la variabilidad ambiental que
se puede encontrar entre los ecosistemas más secos y forman una serie de tipos que de
manera general son comparables, difiriendo principalmente en su grado de humedad o
inundación. (Casasola, 2012).

La definición oficial de humedal está en el artículo 3º, inciso XXX de la Ley de Aguas
Nacionales: “zonas de transición entre los sistemas acuáticos y terrestres que constituyen
áreas de inundación temporal o permanente, sujetas o no a la influencia de mareas, como
pantanos, ciénagas y marismas, cuyos límites los constituyen el tipo de vegetación
hidrófila de presencia permanente o estacional; las áreas en donde el suelo es
predominantemente hídrico; y las áreas lacustres o de suelos permanentemente húmedos
por la descarga natural de acuíferos”.

Por último, Cowardin et al. (1979) señalan que los humedales deben reunir tres
características: 1) El suelo, al menos periódicamente, alberga hidrófitas; 2) Los suelos son
hídricos no drenados, y 3) el sustrato está cubierto con agua somera o saturado por un
intervalo anual, durante la estación de crecimiento de las plantas.

8.1. Tipos de humedales

Siguiendo una clasificación jerárquica que considera el tipo de ambiente, hidrología,


geomorfología, formas dominantes de vida de la vegetación o la fisiografía y composición
del sustrato, Cowardin et al. (1979) clasificaron los humedales como marinos, estuarino
(submareal e intermareal), ripario (intermareal, perenne e intermitente), lacustre (limnético
y litoral) y palustre.

El INEGI distingue varios tipos de vegetación de humedal, como tular-popal, manglar,


bosque de galería, vegetación de dunas costeras, vegetación halófila y gipsófila, y
agricultura de humedad.
Tabla 1. Clasificación de humedales de Cowardin et al. (1979), la Convención sobre
Humedales de Ramsar y geomorfológica de Semeniuk y Semeniuk (1995).
8.2. Humedal de flujo subsuperficial vertical

Los humedales de flujo vertical subsuperficial son sistemas en los que el agua residual
fluye a través del sustrato, en general gravilla, entrando en contacto con los
microorganismos que colonizan la superficie tanto de las raíces de las plantas como del
propio sustrato. (Rodríguez, et al. 2013).

En estos sistemas ocurre un número importante de procesos físicos, químicos y


biológicos interrelacionados. Varios investigadores han informado sobre la aplicación de
humedales como una opción eficaz de bajo costo para el tratamiento secundario y
terciario de aguas residuales y para el tratamiento de metales pesados, es por ello que se
determinó escoger este modelo de humedal para poder tratar el río Coatzacoalcos en la
colonia la Playa Sol, Coatzacoalcos.

Los humedales de flujo vertical pueden ser una solución óptima para la depuración de
aguas residuales con flujos discontinuos o intermitentes, como es el caso de segundas
viviendas, escuelas e incluso reboses de alcantarillado unitario (Rodríguez, et al. 2013).

El tratamiento de las aguas residuales en pequeños núcleos se enfrenta al problema


hidráulico de la gran variabilidad de los caudales generados, dándose el caso de que en
las noches el caudal sea nulo (cese total de actividades), pero también, que debido a las
lluvias los caudales incrementen drásticamente produciendo alteraciones que las
tecnologías convencionales son incapaces de resolver; sin embargo, los humedales
pueden solucionar eficazmente esta situación (Oliveira, 2009).

Los humedales de flujo vertical son cada vez más populares que los humedales artificiales
de flujo horizontal, en especial cuando el espacio es limitado. En humedales de flujo
vertical el agua es bombeada hacia la superficie del lecho, donde después se percola
verticalmente hacia abajo a través de la capa filtrante hasta la parte inferior donde
finalmente se evacua a través de un sistema de drenaje, compuesto por tubos de
recolección cubiertos con grava (Moncada, 2016).

Los humedales de flujo subsuperficial vertical, al contar con un sistema de alimentación


controlado por pulsos, permiten tener un período de carga en el cual el aire es expulsado
y un período seco en el cual el aire es introducido en el lecho. La inyección de oxígeno
atmosférico al sustrato, permite el incremento de la tasa de transferencia de oxígeno, lo
que conlleva a optimizar los procesos de oxidación de la materia orgánica y la nitrificación
(Moncada, 2016).
Imagen 1. Humedal de flujo vertical

Fuente: (Moncada, 2016)

Los humedales artificiales de flujo subsuperficial vertical, tienen una eficiencia mayor en
cuanto a remoción de materia orgánica, en comparación con los humedales de flujo
subsuperficial horizontal, pues requiere menor área, aproximadamente la mitad del área
(Oliveira, 2009).

Los humedales de flujo subsuperficial vertical, muestran una eficiencia en remoción de


DBO entre 50 % y 98 % lo que significa gran eficiencia en este parámetro (Moncada,
2013).

El porcentaje de eficiencia de remoción de contaminantes depende del tipo de agua


residual a tratar, las concentraciones de entrada de los contaminantes, al tipo de especie
y número de plantas utilizados (Moncada, 2013).

9. Hongos micorrízicos arbusculares (HMA) clima, condiciones de


adaptación, uso en la biorremediación y describir el hongo que se va a
emplear

Los HMA son un componente natural de los suelos en la mayoría de los ecosistemas
terrestres. Se sabe que más del 80 % de las plantas terrestres son capaces de presentar
una asociación simbiótica con ellos y pueden ser considerados como una extensión de las
raíces de las plantas ya que amplían considerablemente el volumen de suelo que puede
ser explorado y por ende se incrementa la cantidad de nutrientes que pueden ser
obtenidos por la planta (Alvarado, 2011).

El incremento de nutrimentos es más evidente cuando las plantas micorrizadas se


encuentran en condiciones adversas para su crecimiento, como es el caso de suelos
contaminados con plomo. Bajo esta condición, se ha reportado que en algunos casos las
plantas micorrizadas pueden mostrar mayor captación de metales pesados por la raíz y
aumentar el transporte de estos a la parte aérea de la planta (fitoextracción) (Rabie 2005).

Mientras que en otros casos el uso de HMA contribuye a la inmovilización del metal en las
raíces de las plantas o en el suelo (fitoestabilización) (Alvarado, 2011).

Imagen 2. Representación esquemática de la aplicación de un HMA para la


fitorremediación de suelos contaminados con Pb

Fuente: (Alvarado, 2011).


9.1. Morfología de los HMA

Dada la importancia de la micorriza arbuscular (MA) los profesionales y técnicos que


trabajan los sistemas agrarios, la conservación del suelo y del ambiente, requieren
conocer la existencia de esta simbiosis, las metodologías básicas para su estudio y las
posibilidades de su manejo a través de diferentes prácticas agronómicas. (Prager et, al.
2010).

Las micorrizas se reconocen como simbiosis compatibles e íntimas entre las raíces de las
plantas y algunos hongos del suelo. La condición micorrícica es el estado dominante en
las plantas en su hábitat natural. (Prager et, al. 2010).

Podemos caracterizarla como “simbiosis mutualista formada entre los órganos de


absorción sanos: raíces, rizomas, talos, de la mayoría de las plantas nativas y cultivadas,
terrestres, epífitas y muchas acuáticas. En la micorriza ocurre una “integración estructural
y metabólica entre ambos simbiontes que se manifiesta en la nutrición, sanidad,
productividad y adaptabilidad de las plantas a las condiciones ambientales” (Sánchez de
P. et al., 2007).

Para que la simbiosis en sus diferentes tipos se establezca debe haber un reconocimiento
y compatibilidad plantas – hongos formadores de micorriza arbuscular (HMA), en
procesos
explicados por la presencia o ausencia de biomoléculas específicas. Los HMA presentan
ciclos de vida caracterizados por esporas de origen asexual, micelio externo o
extrarradical, micelio interno o intrarradical, formación de apresorios, arbúsculos,
vesículas (en algunos géneros) y células auxiliares (en algunos géneros), estructuras que
cumplen funciones específicas dentro de la simbiosis. (Prager et, al. 2010).

Las raíces de las plantas y los HMA generan efectos mecánicos sobre las partículas de
suelos que actúan como agentes ligantes formadores de macroagregados (≥ 250 μm), los
cuales forman macroporos que mejoran el movimiento de agua, de aire, la penetración de
las raíces y el metabolismo en el suelo. Fuera de ello, los HMA secretan glomalina,
molécula que también interviene en la formación de bioagregados (Prager et, al. 2010).

9.2. Fisiología de los HMA

Después de reconocer las estructuras de los HMA que se forman al exterior e interior de
las raíces micorrizadas, es importante comprender las diferentes etapas que atraviesa la
simbiosis desde el reconocimiento planta-hongo, la colonización del tejido cortical, el
intercambio de nutrientes entre los simbiontes y aún, la delimitación del área de
colonización, la cual está mediada por un diálogo molecular entre la(s) planta(s) y el (los)
micosimbiontes, influenciada por condiciones del suelo (Parra et, al. 1991).

En el genoma de estos organismos existe la información genética que va definir la


compatibilidad entre los simbiontes, requerida para que ocurran procesos claves como el
reconocimiento, que tiene lugar al inicio de la simbiosis. Posteriormente, los sistemas de
defensa de las plantas que se exacerban en presencia de patógenos experimentan
cambios durante la colonización por los HMA (Prager et, al. 2010).

9.3. HMA en la fitorremediación

La fitoestabilización consiste en inmovilizar metales pesados mediante el uso de especies


de plantas tolerantes, con un sistema radicular que provea una buena cobertura de suelo.
Las plantas con este tipo de sistemas radiculares pueden acumular una gran cantidad de
metales pesados en las raíces. Además, la presencia de HMA puede contribuir a una
mayor inmovilización del metal (Alvarado, 2011).

Entre las posibles estrategias de inmovilización de metales pesados por el hongo se


encuentran: la inmovilización de metales pesados soluble mediante glicoproteínas
secretadas por el hongo, la adsorción de estos en las paredes celulares y la quelación de
metales al interior de la hifa, siendo estas estrategias similares a las utilizadas por las
plantas (Gaur y Andholeya 2004).

La absorción e inmovilización del Pb es mayor por las raíces que se encuentran


micorrizadas en comparación con las raíces no micorrizadas (Gaur y Andholeya 2004). La
forma en que el metal se incorpora al interior de la raíz micorrizada es desconocida. Sin
embargo, el hecho de que se ha observado un aumento en el número de vesículas con el
incremento de concentración de Pb en el suelo (Joner et al. 2000) sugiere que el Pb en
las raíces micorrizadas podría ser inmovilizado en las vesículas o en el interior del micelio
interno.

Se ha documentado la acumulación de metales pesados, tales como Cd, Zn y Cu, en el


interior del micelio interno de HMA especialmente en gránulos de polifosfato en el interior
de la vacuola. En el caso de hongos micorrízicos arbusculares no se ha observado la
acumulación de Pb en gránulos de polifosfato. Sin embargo los HMA se caracterizan por
adquirir una gran cantidad de fósforo y transportarlo de la solución del suelo al interior de
la raíz en forma de polifosfato. Una vez que el polifosfato llega a los arbúsculos, es
liberado en la reacción de hidrólisis del polifosfato en las vacuolas de las células. Lo
anterior refleja el gran potencial de los HMA con fines de fitoestabilización (Alvarado,
2011).

9.4. HMA Glomus desertícola

Glomus deserticola es una micorriza arbuscular muy utilizada como inóculo de suelos
tanto en agricultura como en jardinería. Se encuentra de manera natural en casi todo tipo
de suelos especialmente en plantas de bosques y en praderas de gramíneas. Está
asociada a numerosas familias de plantas vasculares y se ha demostrado que aumenta la
absorción de fósforo y mejora la estructura del suelo debido al agregado de hifas.

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