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Maduración placentaria

La placenta es una estructura que se forma dentro del útero durante el embarazo y
proporciona oxígeno y nutrición al bebé, a la vez que elimina sus desechos. La
placenta se conecta con el bebé mediante el cordón umbilical.
En la mayoría de los embarazos, la placenta se adhiere a la parte superior o lateral
del útero.
Durante el segundo y tercer trimestre del embarazo la placenta presenta cambios
fisiológicos que permiten esta clasificación numérica por estadios o grados en base al
aspecto de las calcificaciones intraplacentarias.

Función de la maduración placentaria:

El proceso de madurez refleja la edad de la placenta y su nivel de maduración,


ayudando así a determinar el bienestar fetal, ya que si una placenta madura muy
rápidamente (placenta vieja o envejecida) puede ser causa de preocupación, pues
esto puede indicar que hay una complicación materna que afecta al bebé y decidir la
pronta interrupción del embarazo.
Al crecer y envejecer la placenta, ciertos cambios histológicos sugieren un aumento
en la eficacia del transporte para satisfacer las necesidades metabólicas del feto que
crece. Tales cambios implican, una disminución del grosor del sincitio, la
desaparición parcial de las células de Langhans, la disminución del tejido estroma! y
un aumento en el número de capilares y su aproximación a la superficie sincitial. A
los cuatro meses se ha roto la continuidad de las células de Langhans y el sincitio
forma nudos en las vellosidades.
Al término el revestimiento velloso puede estar reducido a una delgada capa de
sincitio, con un mínimo de tejido conjuntivo y los capilares fetales aproximándose
aparentemente al trofoblasto. El tejido estroma!, las células de Hofbauer y las células
de Langhans están notablemente reducidas y las vellosidades aparecen llenas de
capilares de paredes delgadas.

Grados de maduración de la placenta:

Desde el punto de vista ecográfico hay varias clasificaciones, pero es la de Grannum


de 1979 la más conocida, y se clasifica en:

● Placenta grado 0:
Se caracteriza por una placenta cuyo parénquima ecográficamente se ven
homogéneas la placa basal (cerca del útero) y la placa corial (cerca del feto). Placa
coriónica lisa sin áreas de calcificación.
● Placenta grado 1:
Son placentas que ya poseen áreas ecorrefringentes de pequeño tamaño.
Cuando ya posee pequeñas zonas de color blanco en la ecografía (ecorrefrigentes). En
la placa corial se identifican ciertas calcificaciones finas y onduladas, dispersas al
azar, y la placa basal no presenta calcificaciones.
● Placenta grado 2:
Consiste en las placentas cuya placa basal se identifica en su totalidad y da la
impresión de que está separada del miometrio (capa muscular de la pared del útero).
En la placa corial se visualiza con un perfil muy ondulado con calcificaciones difusas;
se observa tabique que penetran en el parénquima desde ambas capas pero sin llegar
a confluir entre sí, y la placenta no es homogénea debido a las diferentes
ecogenicidades en su espesor por el depósito cálcico.
La placenta no es homogénea debido a las diferentes ecogenicidades en su espesor
por el depósito de calcio. Los tabiques que penetran en la placenta no confluyen.
● Placenta grado 3:
Son placentas con gran depósito de calcio a todos los niveles. Tanto la placa basal
como la corial aparecen altamente ecorrefringentes (color blanco). Los tabiques de
ambas partes de la placenta ya confluyen y se fusionan entre sí. En el interior de los
cotiledones placentarios (los ovillos que forman las vellosidades coriales) se observan
zonas de calcificación y degeneración.

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