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BANUET ACCEM MICHELLE LISSET

EXTENSION UNIVERSITARIA III


ARQ. JORGE ARTURO SÁNCHEZ CARENZO

La ilusión viaja en tranvía

Al contrario de la película que vimos anteriormente de Luis Buñuel titulada “Los olvidados”
esta tiene un tinte más cómico, pues está llena de situaciones que hacen más amena la
historia. Así mismo, habla desde la sencillez y monotonía de la realidad transformadas en
un relato sobre la vida que nos demuestra que lo más sencillo y casi “trivial” es lo más
maravilloso. Todo ocurre en el transcurso de un día, por la noche, los dos hombres tras
acudir a la pastorela, se les ocurre sacar el tranvía que pronto será desmantelado, y estos
mismos son los empleados, vemos como realizan una travesía para devolver el tranvía, al
mismo tiempo permite al espectador hacer un recorrido por la ciudad de ese entonces.
Conforme se desarrolla la historia distintos pasajeros suben al tranvía, como
habitualmente sucede, sin embargo, no deja de ser imprevisible.

Al principio inician su recorrido en el rastro de la ciudad, y se ven partes de animales en


el mismo pasamanos, como si se tratase de algo común, lo encuentro algo grotesco,
después también se sube un hombre elegante, posteriormente abordan unas mujeres que
a través de la religión logran recibir dinero de los otros pasajeros, estos personajes
podrían parecer muy comunes, incluso hoy en día.
Entonces vemos gentes comunes subir a este transporte, sin embargo, nos lleva a
descubrir cosas que pasábamos desapercibidas, como los niños de un orfanato que van
de excursión a Xochimilco, deja pensando porque la maestra, responde que ya se ahogó
un niño anteriormente, “pero por fortuna era uno de los huérfanos”, de una forma fría. Así
mismo suben obreros, deportistas, policías, incluso una turista que habla del comunismo
y también un hombre mayor que fue precisamente trabajador del tranvía, trata de
denunciar lo que está pasando, pero nadie lo toma enserio. Lo curioso de todos estos
viajeros es que nunca bajan del tranvía, como si estuvieran presos, en el autobús, el monte,
la selva, la teología, los dogmas, los convencionalismos y naturalmente el tranvía. Llega a
ser tan inusual que solo lleva a pensar que es una ilusión producida por el alcohol.

Es sin duda, un viaje para quien la mira, por la Ciudad de México en la década de los 50s
en Tlalpan, Coyoacán, Félix Cuevas, Bellas Artes, Guerrero, etc. Donde físicamente no se
compara a lo que hoy en día vemos y mucho menos se compara al trafico característico
de nuestras ciudades.

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