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Apunte de cátedra. Lic.

Marité Sarthe

Para enmarcar y ejemplificar este tema, tengamos en cuenta el aprendizaje inicial


de la escritura. Emilia Ferreiro ha demostrado que la escritura es un objeto social
y que el mismo se construye atravesando por distintos niveles.

En este recorrido, hablamos de proceso ya que los estados de equilibrio que se


logran no son permanentes pues el constante contacto con el objeto de
conocimiento (en este caso la escritura) plantea nuevos conflictos a los que ha de
encontrar solución.

Se ponen en juego mecanismos


funcionales de asimilación y
acomodación que intervienen en
todo proceso constructivo pero
teniendo presente su nivel
estructural que le permitirá
acercarse a ese objeto de
determinada manera.

Es así como determinada


información u hecho puede ser
negado parcialmente sin causar
desequilibrio ni constituir una
perturbación, o bien ser re-
elaborado e incorporado a su
forma de pensar.

Ese estado de desequilibrio,


entendido como motor de avance, constituye la fuente de progreso de todo
desarrollo cognitivo.
En el proceso constructivo de la escritura, tiene lugar una serie de pasos ordenados
antes de que el niño comprenda la naturaleza de nuestro sistema alfabético y que
cada paso está caracterizado por esquemas conceptuales particulares.

Estos esquemas implican un proceso constructivo en el cual los niños tienen en


cuenta parte de la información, dejan de lado otra e introducen siempre algo propio.
El resultado son construcciones originales tan extrañas a nuestro modo de pensar
que parecen caóticas a primera vista.

Esto se relaciona necesariamente con el concepto de error ya que éste ejerce una
acción precisamente constructiva en la adquisición de conocimiento. Los errores
dejan de señalar únicamente una dificultad o incapacidad para ser reveladores de
una lógica infantil irreductible a la lógica del adulto.

Ante un problema dado alguna idea se tiene del objeto que el niño persigue y elige
un plan de acción, hará correcciones en función de los éxitos o fracasos de las
acciones, utilizando procedimientos específicos.

Los errores, durante este proceso resultan de una actividad inteligente y es


característico del momento en que el sujeto aún no ha podido considerar todos los
datos del problema. A este tipo de error se refiere la propuesta esencialmente, que
hay que diferenciar del error común, aquel que no responde a ninguna etapa
evolutiva sino más bien a negligencia o distracción.

Existen errores sistemáticos que marcan el límite entre lo que el niño puede y no
puede hacer, (las hipótesis erróneas de no conservación de sustancia) y los errores
surgidos durante el proceso de invención y descubrimiento, en este último caso se
trata de errores que testimonian las aperturas del pensamiento hacia nuevos
posibles.

En síntesis, se puede considerar los errores desde su aspecto estructural (lo que
pueden y no hacer) y desde el enfoque del proceso equilibrador. En este caso
cuando un niño intenta resolver una situación problemática involucra
procedimientos específicos para intentar alcanzar el éxito, utiliza alternativas que
elige y abandona, adoptando otras hasta descubrir la solución.
La hipótesis básica es que los procedimientos no derivan sin más de su nivel
estructural. El niño traza un plan de acción que es precisado y modificado hasta
lograr el éxito. Estas modificaciones están vinculadas a secuencias de acción y a
ideas o teorías que el mismo niño elabora. Se trata de las teorías que los niños
hacen sobre la naturaleza del problema y cómo resolverlo. Estas teorías o ideas son
esquemas interpretativos

Bibliografía
CASTORINA, J.A. (1986). El rol constructivo de los errores en la adquisición de los
conocimientos. En Psicología Genética. Aspectos metodológicos e implicancias
pedagógicas. Buenos Aires: Miño y Dávila Editores.

FERREIRO, E (1999).Los sistemas de escritura en el desarrollo del niño. 5ª edición. Editor


Siglo XXI

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