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I,
Muerte y traruñiguraciór.
Las- nuevas propuestas
de Martín Fierro
Enseyo de interpretación
de la vida argentina
volumen l
Coordinación y producción: N a ta l i o · ¡
¡
1
,
Parte Primera
EL POEMA
2 O
c o l ó gi c o , prevalece con tal empuje de veracidad y nobleza
de sí y
. puesto en un papel obligatorio, tal como la vida
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2
culto sin que esa circunstancia negativa amengüe sus m é ri
de una vez y para siempre tal como los cometió, porque le
tos. Pues sus méritos están en él, y el canto es la habilidad
eran extraños. Esta actitud, que en el Autor obedece,
semejante a la que pudiera ser, por ejemplo, el manejo del
según mi juicio, a las influencias nocivas de la crítica y del
cuchillo o del lazo. Con la diferencia de que no � una
comentario del ambiente social más que a su personal con
. habilidad adquirida, sino innata, más poderosa y duradera
vicción, merece examinarse por separado; pues la psicolo
que él, pues además de formar parte de su alma forma
gía de Martín Fierro se quiebra ahí, y por primera vez
parte de sus necesidades físicas, y ni le cansa.níestá sUjetá
tenemos la sospecha de que no es hombre veraz, y se nos
a la contingencia de morir. . '; .
empaña su imagen doliente con un alegato de leguleyo
La misma calidad sirve a Cruz para exponer esa virtud
que nos dirige como si fuéramos miembros del tribunal
como un accesorio de su peniana, en instancia ornamental.
que pudo a él encarcelarlo, por falta de sentido de la jus
Con ella agrega. a su persona un plus que es también innato
ticia, como le ocurrió al Hijo Mayor.
y dominante, pero en grado de sumando de su peniana,
(31-6), . . . Y poniéndome a cantar Cantando me han de ria con que Martín Fierro transfiere al Narrador su
encontrar Aunque la tierra se abra ( 4 1 - 3 ) ; Yo no soy can conciencia de la obra cumplida, el Poema· realizado, en
tor letrao , Mas si me pongo a cantar No tengo cuándo todo sentido ese gesto de autodestrucción es un final al
acabar Y·me envejezco cantando; Las coplas me van bro que no agrega nada la partida ulterior al Desierto. El
tando Como ª!5!fª de manantial. Con la guitarra en la Poema acaba ahí. Tan cierto es esto que la continuación,
mano Ni las moscas se me arriman, Naides me pone el pie la marcha con todo su patetismo de acción, que la palabra
canto, sino en que su canto es una manifestación lírica un fin. El fin lógico, \ajante, está antes; y si el Poema
de su coraje, de su altivez y de su firmeza. Son cualidades hubiese sido cercenado en el verso 2280 nadie hubiera
1
personales más que artísticas. En ningún momento separa I' pensado en una segunda parte, aun entendiendo que
una de otra cualidad, antes bien, declara n o s e r un cantor Martín Fierro y Cruz se internaran en la tierra del Indio . .
\
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64252
1
1
Por no haber respetado Hemández el Final verdadero de ef olvido (11, 103-8). Lo demá .
su obra, por haber cedido a la tentación de agregarle otro tiene atinencia con Mart' Fi as del Preludio de Vueltu la
· m 1erro en candi · ,
epílogo patético, que en nada aumentaba realmente· ia Je del Poema: Pero yo canto" . cion de Persona-
2).
b · · , rze conocido au ·
aunque como castigo el Martín Fierro que regresa es la Stn
. aberme arrepentid · , nque tarde,
sombra del que se va. . decir ciertas verdades (8�'-4fu; es pecado co_metido El
1
Pero algo ha cambiado también de esa virtud nativa, y la Debe cantar cuando ca�ta � que '; tal güeya se planta
fama que ha logrado como autor de su vida más que como ( 1 2 9- 3 2), y Tengo que decirles°: to a la voz que tiene
expositor lo hace que amplíe su personalidad asumiendo me escuchen ( 1 5 5 -6 ) . anto Que les mando que
como el de su existencia, sino por los méritos probados gozaba en su propio canto r, es en las pulperías y que
O
. . se consolaba en 'l, ·
ante el juicio del público. De todos modos, es muy íntere- · su palabra tiene la autoridad d la f e smo que
santé':',_Órno logra Hemández mantener subsistente aquella dad. Al final del Poema cuand e h :111queza Y la veraeí-
0
personalidad altanera que no tenía más que su persona . fío del Moreno explicará a e responder al desa-
' como un matiz d .
para mantenerse erguida, con ésta que se respalda ya 'en su . su antigua vocación sus canciones de - esvanecido d�
reputación, ya en la conciencia de que ha realizado una es lo que ha de recordar ahora ant�o. Pero, ¿que
obra poética de primera calidad. No examino aquí sino· todo, ponerse en guardia que neceS1ta actualizarlo
este aspecto esencial de la calidad humana, de carácter, del en el albur de las cuestioneiª�t preguntar Y responder,
Cantor, pues su derivación a la crítica literaria correspon . s�a su habilidad no ejercitad; e hay·_que_ debatir? Acaso
de a otros análisis. Relacionada con él es, sin embargo, la subito se coloca en el tema _en tanto t�emp_c_>, pues de
advertencia preliminar de que . . . emp ezaré por pedir No Moreno le crea. Se trata de doceyveen la ,sr�uac1on que el
duden de cuanto digo, Pues debe crerse a l . testigo Sinó nadas en un resumen de su pasad rsos habiime,nte combi
pagan por mentir (II, 3 3-6), que simultáneamente se rela no amenguado a pesar de 1os al:_• su n�mbrad1a Y su don
ciona con uno de los repetidos 'objetivos ·qel Autor en los mozo fui cantor- Es una e os Y_ s penas: Cuando
Prólogos. Pero sí la inmediata entrada en el tono lírico de se_ encapricha y me ersi osa muy dtcha- Mas la suerte
la Primera Parte con la invocación, esta vez al alma de un · adelante Canté misppro'f:ae c;n;�n¡;e- De ese tiempo en
sabio y no a los santos, y a la Virgen y al Señor en una dichosos Trataré de record s e� te' as. y aquellos años
tesitura de piedad verdadera que difiere del dejo paródi desgraciada mudanza- y =: ere st puedo olvidar tan
· quien se tenea confi. -r-:
co de la Ida. Dice: Gracias le doy a la Virgen, Gracias le l
P e Y vt;m_os a cantar (II, . o· 'jtanz a , tem-
52). 3941_
doy al señor, Porque entre tanto rigor, Y habiendo La ultima prueba de sus d
perdido tanto, No perdí mi amor al canto Ni mi voz Payada con el Moreno ue ones de cantor es ésta, en la
como cantor (11, 37-42). Apenas un hilo delgado une lo al entendido en ese art� �m n;¡ p;ede dejar ninguna duda,
sentimental en esta parte con lo sentimental de la Ida, de la más alta calidad y P ca ?• de que en efecto eran
., · as1 una Virtud natí ,
que era predominante: Brotan quejas de mi pécbo, Brota 1
a aceren; es demostrada en los h rva en el pasa a
un lamento sentido; Y es tanto lo que be sufrido. Y males un episodio de su Vida igual b ethos, cobra el relieve de
de tal tamaño, Que reto a todos los años A que traigan las peleas fueron corno ep�o�i so udtament� igu� a lo que
os e su b1ografia. Hasta
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253
ése momento el cantor y el hombre eran dos entidades
siva del corazón humano quedan . .
o y maltratad o· ue
q extrae de sí fuerz n ombre hen-
debe· ser vista, por. lo tanto, como la realización culmi
se Y aun para an ular-los efectos d . as Para sobrep oner
nante del Poema en la . plenitud de la personalidad del
postrar su espíritu. De cual· uie epnment�s q ue p udieran
Protagonísta, en. el único momento de su vida en que lo
el moment o de analizar las !rot :an�ra, sm que sea éste
mulante que el canto tiene para �ín Fierro y cómo su cíón de su índole. El cu: drond la soc1e_dad es una capitula
personalidad está constituida sobre ese patrón. Pudo serlo
si�entes elementos: Mas and! tal PSlco!ogia contiene los
· sobre el coraje esencialmente, y_ tendríamos entonces a
Fierro ha de Pasar Nada I h otro criollo pasa Martín
un gaucho malo -Juan ·.Moreira-, o sobre su pericia de
lo espantan y de,;de que / d ace recular Ni las fantasmas
peón de estancia, y su historia habría sido una masa cantar (25-30)· u-
0
° os canta_n Yo también quiero
. , .e , soy toro en mi d ,
informe y anodina de hechos sin fisonomía propia. Por
rodeo ageno, Siemp:re me tuve. or .. ro ea � toraz� en
mucho
bajos del
que alardea
campo,
Martín Fierro de que conoce-los tra
suerte, vamos .J'!ntos, 'nen odernos dividir. . . , Yo abriré pues la imagen que teníamos desde el comienzo de su
que juntos tnotmos Si. P · (1385-90); Yo quise. canto era otra. En el comienzo nos dijo: Nací como na
mi cuchillo El camino pa seguir ' (1517-8)·.
con . tu e ·hallaba un varan ,
e l peje En e l fondo de la mar; Naides me puede q uitar
hacerles saber . Qu e ª i ,S · elación de dijuntos; Esos
A quello que Dios me dio- Lo que al mundo truge yo Del
"No me vengan, conteste, . con r eden llevar Que yo no
m undo Jo be de lleoar, Mi gloria es vivir tan libre Como I
son otros asuntos; Vean :e ':!np:n todos j-¡Í�tos" (1531- pájaro del Cielo; No bago nido en este suelo Ande bny
me be de entregar, A.ffnq . tonde la suerte me lleve, t anto que sufrir; Y · naides me ha de seguir Cuando yo
6); "Yo me voy, le dije, amigo, nerse en mi camin o, Yo remuento el vuelo. Yo no tengo en el amor Quien ma
y s i .e� q u_e al�no se atret�;;mf,;e hace lo que debe. Soy venga co n q uerellas; Como esas aves tan bellas Que s altar,
seguire mi des tino, ,Q:;e eN tengo ·dónde ampararme . . . de rama e n rama- Yo· bago en el trébol mi cama Y m
0, 0
un ga ucho desgracia . Por ue yo sé manejarme"_ cubren las estrellas (85-102); Dende chiquito gané La vida
Pero n i aun es to me aflige, q · 1 hecho de q·ue con m i trabajo, Y a unque siempre estuve abajo Y n o sé
· · e su coraJe e '
(1669-80). No dísminuy t de policía sienta lo recio lo que es subir (973-6) . -r- Esta última confidencia sirve en
acosado' por numerosos agen es b na�ral, cuyo sentí-
el Poema como vínculo que suelda varias facies antitéti
. d a un socorro so re
del peligro Y acu. ª
leo ajuste· Por suerte e_n. cas del hombre, y es verdad el punto de intersección de
do religioso aqur no
t0 Venuz
1•
ogi d
co onan o
el alba
. '
r:
y y o . dige:
.
una psicología áspera y hostil y de otra mansa y servicial. :
a qu e l .mamen . . · · e· apuro En adelante le juro Con estas suturas, que al lector distraído pueden pasar
"Si "". sal� La Virgen _en ·�S,:. · ,, Pegu' é un brinc o y entre inadvertidas,. como relajamientos momentáneos en la ten
Ser mas gueno que una ma , a.
sión del Poema, el Autor teje el tránsito de un aspecto' n
58¿�i�ltlsano,
to dos Sin m iedo me e'!t�ev_ere o. esos rasgos · otro, de una a otra escena que, tomadas por separado
Muy dentro de la id10smcrasalia Martín Fie;rro los
sin esa sutil ligazón, podrían aparecer contradictorias.
• - • s que person es, Y -
son genencos ma d una actitud que extrana Tampoco hay contradictjón, una vez entendida a fondo la
enuncia en nombre de to os en di declara con tal desen
compleja y sencilla alma del héroe, en sus actitudes y
porque son formas de se� q�e-��s e
y entonces con pocas estados de ánimo de aparente flojedad. Lo que enten
fado sino en t�nces ca ego:ad;o responde a una moda demos nosotros por "guapeza" en el paisano sería muy
palabras. El conjunto ,de ese atural que el Autor necesí
arduo de explicar. El hombre bravo de nuestros campos,
lidad psicológica comun, Y es n • • IIU'ca y natural
como yo he alcanzado a conocerlo, en muy poco se dife
f en la mas econo '
tara en alguna orma, Y · de donde se des- renciaba en su aspecto y en su conducta del más vulgar
orbe de a�onteC1IIU�ntos c::t aucho de aquella época Y En D on Segundo Sombra, Güiraldes ha puesto un hombrCl
'/ ()
71
dos a la frontera, dice: Yo no quise disparar. Soy manso y.
invitación: "Beba, cuñao", 'con una réplica que es la res- · Que sean malas o sean ª.. zr: votac,on (343-4}, y:
puesta consagrada para esa clase de intencionada ofensa. escondo- Yo soy un . r as Las .listas, siempre me
Eso es contestar con tanta economía que shlo emplea la enl/enan ( 3 5 1 - 4 ) Perognauc o redondo y esas cosas no me
. o es cosa de ostent . . ,
respuesta consiguiente; con pocas frases el Autor nos da la como tampoco de hacer alard d ar su oposicion
sensación inequívoca de que era poco rival para Martín índole p·
de Martín e e guapeza. No está en 1i:
rerro, como no lo está l .
Fierro. Asimismo, al sentir que lo acomete la partida, dero hombre
bravo· E di d . . a en a del verda-
. n me to e mi .
comenta: Mas no quise disparar, Que eso. es de gaucho que nada valgo- Soy la ¡· b tnorancta Conozco
· · te re o soy el g l A · ,
morao (1491-2), y Quietito los aguardé (1510). Es un tiempos andan (979_82). ave . . ª'!fº . s1gun los
modo de ser más que de reaccionar. Lo encontramos Cruz ha de repetir en ' u �ento � lo mevitable que
antes, el día de pago en el Fortín, cuando el Mayor ha Martín Fierro se aviene a :s ��c!l� ::isolente cinismo.
concluido su incompleta tarea: Yo me le empecé a atra vencer, y nunca el Paisa h a �s que no puede
car, Y como con poca gana Le dije: "tal vez mañana cobardía en la cordura Asffº ª ente�dido _que hubiera
sucinto, y donde Martín Fierro procede con arreglo a su Pero tampoco, hem:ru;e so} .;ed10 dispierto (793-8).
invocación a la Virgen en el peligro, ni el miedo que siente ba su temple de bravo t adrero, due es l� que pone a prue
al encontrarse en la Frontera con el Hijo del Cacique: de su hogar y la pérdida �eºs�� e�e_rmmado por la ruina
Siempre be sido medio guapo, Pero. en aquella ocasión situación del tigre a
b amüía que lo coloca en la
qui
ien ro an los cachorr
Me bacía huya el corazón Como la garganta al sapo ( 5 9 1 - en tonces cuando dice: . .,. . , o�. pues es
· 1 , o ;ure en e ·'
4), o en la escena análoga con el Indio que maltrataba a malo que una fiera! ( 1 0 1 3 -4 ) N sa o casion Ser más
la Cautiva. El miedo no es la negación del coraje -un buen coraje que se proyecta or � o se �ata, pues, de un
ejemplo hay en Aquiles-, sino la medida humana del peli hombre de temperamentopco bn:. necesi_dad agresiva del
gro por la cual el héroe comienza venciéndose a sí mismo .· tar en él de una fuerza dormirr:ia aai�nte, smo de un desper
en su ordinaria condición de mortal. Ese coraje suelto, hogo. La valentía de Martf Fí a que ha de darle desa
con abundancia de recursos y de seguridad en las propias ahora que desborda de sí mu ierro estaba en él latente Y
fuerzas, está rápidamente pintado en la pelea con el :venganza informe, comp�e�d:::t::me la magnitud de una
Negro: Me birbió la sangre en las venas Y me le afirmé Juego ni en su ley sino que ent s qude no estaba en su
· d , . ' era se escarg lib ,
al moreno, Dándole de punta y hacha Pa dejar un diablo · ie el mismo. No es una condí . , . a erandose
menos ( 1 2 2 7 - 3 0 ) . porque ha devorado todo otr;cio��e�ahva que sea grande
Otro pasaje sin subrayar por el Autor que contribuye piedad. Es en su interior un d::n �ento �e ternura y de
a robustecer la imagen del hombre ·independiente y, por respuesta al golpe, ciego e in iu t oruo extrano'. el golpe en
to e] que recibio S J s o, como fue ciego e mjus-
. u venganza o su acometividad se
dos a la frontera, dice: Yo no quise disparar Soy manso·y
puesta consagrada para esa clase de intencionada ofensa. escondo- v guenas Las .listas,
, siempre me.
.
r o soy un gaucho red d y
Eso es contestar con tanta economía que SÍllo emplea la enllenan ( 3 5 1 - 4 ) . Pero no es e on o esas cosas no me
respuesta consiguiente; con pocas frases el Autor nos da la como tampoco de hacer alardosa de ostentar su oposición
sensación inequívoca de que era poco rival para Martín índole de Martfn e de guapeza. No está en 1i{
Fíe
rro como no I0 tá ·
Fierro. Asimismo, al sentir que lo acomete la partida, dero bravo· E '
hombre di _es a en la del verda-
. n me 10 de mi tn · C
comenta: Mas no quise disparar, Que eso. es de gaucho que nada valgo- Soy la lieb orancm onozco
· · re o soy el l A · ,
morao (1491-2), y Quietito los aguardé (1510). Es un tiempos andan (9?9-82)· ave . . gago. s1gun los
modo de ser más que de reaccionar. Lo encontramos Cruz ha de repetir en ' u �1ento � lo inevitable que
antes, el día de pago en el Fortín, cuando el Mayor ha Martín Fierro se aviene a 1tis ��cil� ;:1solente . cinismo . .
concluido su incompleta tarea: Yo me le empecé a atra vencer, Y nunca el Paisa h a �s que no puede
car, Y como con poca gana Le dije: "tal vez mañana coba�día en la cordura. As��n e
� ;nte�dido /J.Ue �ubiera
Acabarán de pagar" (741-4). habna sido absurdo má orti�, en s1tuac10n que
La arrogancia que resalta por las palabras de Martín qué iba a hacerles yo � que, temerano enfrentar: Pero
Fierro son explicaciones indispensables del Autor, que no me daba por muerto Pa n aravon en ;l desierto; Más bien
O
se encontrarán en los hechos siempre recortados en lo hacía el dormido Au verme mas fundido- Y me les
sucinto, y donde Martín Fierro procede con arreglo a su Pero tampoco, hem�;u;e s�lv· medio .dispierto (793-8).
incuestionable valor. No es un desmentido a él aquella f quien es en su vida de m t ídar que se revela entero·
a rero, que es la qu
invocación a la Virgen en el peligro, ni el miedo que siente •., b a su temple de bravo t d d . e pone a prue-
h:
al encontrarse en la Frontera con el Hijo del Cacique: de su hogar y la pérdida �eºs;;ªf e�e_rmmado por la ruina
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Siempre be sido medio guapo, Pero. en aquella ocasión situación del
qui tigr e a
b arnília que lo coloca en la
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Me bacia huya el corazón Como la garganta al sapo ( 5 9 1 - en tonces cuando dice. ,· u- . , rros, pues es
4), o en la escena análoga con el Indio que maltrataba a l · r o jure en esa oc ·' S ,
rna o que una fiera! ( 1 N astan er mas
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la Cautiva. El miedo no es la negación del coraje -un buen coraje que se proyecta or . o se �ata, pues, de un
ejemplo hay en Aquiles-, sino la medida humana del peli hombre de temperamentopeo �n� necesi_dad agresiva del
gro por la cual el héroe comienza venciéndose a sí mismo .· tar en él de una fuerza donnirr:ia\ ��te, smo de un desper
en su ordinaria condición de mortal. Ese coraje suelto, hogo. La valentía de Martín F" que ha de qarle desa
con abundancia de recursos y de seguridad en las propias ahora que desborda de sí rerro estaba en él latente Y
fuerzas, está rápidamente pintado en la pelea con el :venganza informe, comp�e!�:::.sume la magnitud de una
Negro: Me hirbió la sangre en las venas Y me le afirmé Juego ni en su ley sino que ent os que no estaba en su
. de ,l . ' era se descarga libe , d
al moreno, Dándole de punta y hacha Pa dejar un diablo . . e mismo. No es una cond¡ ., . ran ose
menos ( 1 2 2 7 - 3 0 ) . porque ha devorado todo otr;�10�;11e�ativa que sea grande
Otro pasaje sin subrayar por el Autor que contribuye piedad. Es en su interior un de en �ento �e ternura Y de
a robustecer la imagen del hombre independiente y, por respuesta al golpe ciego e . . rtc onro extrano, el golpe en
. , lllJUS o como fue . . .
to el que recibio Su ' ciego e injus-
. venganza o su acometividad se
. ;
hospeda en él y lo arrastra en lo externo, de él para afuera;
sedentario. En la Segunda Parte e
·, . ncontram
pues en su interior, en lo más recóndito, la personalidad cio n mgenua: Me he d os una declara-ídid .
. · . eci i o a venir A ·
positiva de Martín Fierro permanece incontaminada.
vivir Y me dejan trabajar Sé d . . . l. ver st puedo
Puede decir al comienzo: Ninguno me bable de penas'. echar un pial- Sé corre� e irtgtrda rnansera Y también
, n un ro eo- 71 b ·
Porque yo penando vivo ( 1 1 5 - 6 ) , y pasar por ese puente corra l- Me se sentar en un érti ra a¡ar en un
a la serie de los sentimientos generosos que también le bagual (II 136-44) Al d P.d. go Lo mesmo que en un
de los otros y del país. comprensión de las' causas :t te� resulta de nuestra
La referencia al juego con un caballo de carrera Con él
m?tivos que él alega. Son fuerte en1;1mantes q ue de los
gané en Ayacucb o Más plata que agua bendita (363-4), t ffilentos de hogar. Luchan en é s, sm em_ba�go, sus senti
y su afición a la bebida en las reuniones donde cantaba,
instinto de la personal independ�:sc:s sentun1entos con su
o al encontrarse con amigos, no bastan para que le atribu en su alma libran altern t. era, Y tal es la lucha que
¡
yamos uno ni otro vicio; como tampoco bastan sus refe
otros. No se esfuerza P. o/ :
: :°u
pee
nrar
te triunfantes unos Y
rencias al trabajo para que creamos -que sea un hombre hi
· · a su mu1er
1 . ros, �1;11° que se lanza a la vida del albu Y ª sus
trabajador. No estaba en la modalidad. del gaucho. Se
liberac1on que siente en 1 , r, y es como una
queja de que en el Fortín lo obligaran a trabajar sin que le 1
, .
mue h rsirnas
.
veces ha de
o mas secreto
doblars
de su .
ser, pero
:
74
75
Aquel duro cau��verio- Tristes como un cementerio Al
lleva. Es esa desolación la que lo impulsa al crimen: Y
tc:9ue de la o_r ac t on (II, 415-20). Los dos años de separa
258 77
7(,
• h ch de suponer que Martín Imagen biográfica de Martín Fierro según su relato.
1
que no so c l l tt 1 1 1 1111y1 pn1 í mismo. La gran altura Lo que cuenta de sí Martín Fierro es una historia común,
110 8 8
111
Fierro se r cu pe PIJI luego a través de la que puede pertenecer . a cualquier gaucho de su época.
111 111
en que est s s 1 ntos nacen Yde su r�cuperación, no En archivos policiales, sea el propio o el ajeno, ese retrato
Vuelta, se lie1idon sobre el pl��;amos que Martín Fierro es fiel, personal, plural y suyo. Un brusco cambio divide
amengua su herofomo porque. r efectivamente, él se res su existencia en dos secciones: en una, su vida de huér
se salva por ella. �or esta n:iui�e�a. Todo en ese episodio fano trabajando en las estancias, su familia, su hogar y
tituye a su ser mas que ª s d licadeza para completar la su pequeña hacienda; en otra, el servicio en la Frontera,
está e��borado con suma e: la voz doliente un conjunto las penurias allí sufridas, la fuga, la sorpresa de haberlo
ímpresion de que se funden Mart ín Fierro sentimientos ale perdido todo y la decidida vida de matrero. En fin, la
1
de voces, Y que renac�n en z n que la piedad pura hará variante de esa vida de prófugo, en el Desierto.' El corte
targados, pue� es la !?���a��, :amo muy bien dice Bor . vertical en su biografía es el arreo por orden del Juez· de
de ese "cucru?ero ID ivi.: alt; clase: Quise curiosiar, los paz, que responde a una inquina de cariz político. Padece,
Y esto me dio mayor p � n a . , -2)· Yo no sé lo que plimiento de esa fuerza de perdición que será Ilus: ra d u
, · b en ese istante · · ·
O
paso En mi P.�c no razonalizable lo llevaba, necesidad serial: la provocación al Negro, que es su crimen
O
ingenua confesión de q':1e �g . que acaso le fuera injustísimo; la pelea con el Compadre; su defensa al no
. t. t humanitano supenor, .
consentir en que lo apresen; la pelea con el·Indio por Ju
por un ms ID o . a afrontar el peligro de monr
hasta entonces desco�ocido, . y por buscar con- Cautiva. Hechos sangrientos, que nos prueban su habili
O
por ella: Aunque yo iba de curioso n
dad de cuchillero. Y la vida del perseguido, semejante a la
con los Hijos, ha de refenr:� \ento que él cree que debe el propio. Este aspecto biográfico de la personalidad de
un tono atemperado de su � . or ue no brota en su Martín Fierro carece de relieves y rasgos que lo dife
acentuar con alguna fra�: r:��:cad!di.;has. Nos explica: rencien de los demás; sus relieves y rasgos contribuyen a
alma con la puJanza, did J más be de ballar consuelo; � desvanecer su imagen en una imagen genérica. Cruz .es él
1
Fierro existe como un e� e ese rostro en que, enmara to mecánico. No se ha interesado en buscar lo original;
biografía no pueden .desfigurar t brilla la luz de la bon lo distintivo, lo individual, sino al contrario. En este
ñándose con las facciones agres es, t . al fin- aspecto es donde resulta evidente que ha observado una
. ,t imagen -complemen aria,
. La
0,
dad ingemta.. r� ése es el rostro que ha endure- clase social entera para darnos su imagen, y esa imagen es
surge de su bíogratía; pero los ásperos vientos de la fiel a un tipo humano, a una sociedad, a una época. No
cido el sol, la IDtempene y . puede resultar reconocible a un Martín Fierro reconstruí-
pampa.
79
78 259
do según esos elementos biográfico�: ;e�onst:1;1iremos _ la es también una matriz hum an n , y ntonces no de la pam
imagen del original, la de un tipo histonco mas. qu� bio pa sino de lo pampeano, doquier existan sus elementos
gráfico, biográfico más que único. Aunque la tecruca de plásticos, estructurales, esenciales. La persona de Martín
pelear, su fuerza física, sean rasgos que sobresalen en el Fierro está en su símbolo; como necesitaba tener una bio
pei:sonaje, son también comune�. No nos ha _dad". el Au graf!a s� le dio una cualquiera que correspondía mejor a
tor ningún detalle de su fisonomía, estatura ru vestimenta. la histona que a un hombre. Una biografía de este tipo se
Nos despista con los andrajos, pues hemos de representar llama destino, Y Martín Fierro sabía distinguir netamente
nos a Martín Fierro hasta despojado de prendas que pudie lo que le pertenecía -lo que cantando confesaba· como
ran darle individualidad. Vestiría como todos, pero la ID1Se perteneciente a su alma- de lo que pertenecía a los demás
ria y el género de vida que lleva han hecho ta;11bién de su +Ios hechos, el trance, la situación- y que denominaba
atavía un despojo semejante a la tapera, con mas de_ la natu destino. Vamos, suerte, vamo� juntos, Dende que juntos
raleza que de la industria. Cualquier cara, cualquier _traJe nacimos, Y ya que juntos vivimos Sin podernos dividir
que imaginemos para él serán arbitrarios y al_ misn;io (1385-8), que es lo más cierto. Esa suerte era su doble
tiempo adecuados. Atribuirle propiedad a su biografía, su imagen falaz; la auténtica y verídica ha de sentir el lec�
suponerla perteneciente a un solo hombre, es desfigurar el tor qu� surge como de su crisálida; pero falaz en el sentido
intento del Autor y la verdad que surge del texto. Por de lo biográfico, facial, somático. Pues en el sentido verda
fuera, corporalmente, Martín Fierro es un fantasn_ia; dero de la obra, lo fatídico, ·lo que está en Martín Fierro
solamente tiene un alma suya y lo que sentimos que vi:? como en ·muchos otros; lo que en él encarna desgraciada
todavía no es la escena en que por un instante aparecro mente �orno hubiera podido encarnar en los demás +para
para desvanecerse en seguida, sino esa imagen de todos eso están los otros personajes de la 'obra=, eso es lo cierto.
que resulta de las cosas y de los hechos. _La personalidad
En su IV artículo sobre el Martin Fierro P. Subieta
material de Martín Fierro no surge de s i ; 1: es_ imp�esta emitió este juicio verdaderamente sagaz: '
desde fuera por las fuerzas innumerables e índiscerníbles
2 6 0 80
81
vista de .]a impersonalidad del personaje, con un atisbo de
gos inconfundibl �. N e s t t u b un por eso, además de un
nombre y apellíd , un rostrovun modo de re_acc10:n_ar, una lo que en este ensayo denominamos los "dobles". "Cruz
psicología cada cu ul para si: Y, eso. los hi_zo ef'írneros, le cuenta su historia -dice Torres-, que es la misma de
cologías afines ·para crear sus personajes tipos?; es, decir Puede señalarse el momento en que Martín Fierro
¿ha fundido en individuos creados por su fantasía l<?s cambia de personalidad; el momento en que deja de ser lo
caracteres de muchos, o ha partido de un pers�maJe que era y se modifica en otro hombre. Es el encuentro
real. para completarlo con los atributos de sus afines?'; con Cruz. Se opera en él un cambio que no se podría
en otros términos: ¿parte de la pluralidad real para llegar definir como renovación, ni como salvación. Pero Martín
a la singularidad imaginaria, o convierte a individuos reales Fierro deja de ser quien fue hasta ese momento: gaucho
en personajes imaginarios completándolos con los atribu en empresa de lucha, de insurrección, de atropello. Su últi
tos de sus congéneres?" ma aventura es la pelea con la policía, y aun este episodio
Tiscornia, en su Discurso, acepta esa personalidad sim gloria de consumar por sí solo la hazaña de vencer a una
bólica de Martín Fierro cuando asevera: partida. La aparición súbita, a su lado, de su aparcero,
"Extraído de la realidad, el poeta lo ha acendrado para· siempre. Ha sido derrotado por él. Ni el tono de su voz
particular en 10' universal y produce una hermosura ideaf. adelante los mismos. Es como si Martín Fierro hubiera
Por eso Martín Fierro es el gaucho perfecto, en categona sido muerto por Cruz. Lo que se le ocurre proponerle
Conclusión anfibológica, porque no puede confundirse es huir a los toldos, renunciar definitivamente a su vida'
•
al tipo con el héroe, ya que esta palabra y este concepto a su pasado, a su mundo. · '
hacen del símbolo un emblema que se aplica a una ínten En toda la Ida , hasta ese encuentro predomina en
cionalidad enaltecedora, a un paradigma despojado de sus Martín Fierro la altivez, y las desgracias sólo han conse
elementos negativos. Y Martín Fierro, como síinbolo, es guido exaltar en él su orgullo y su coraje. No está abatido
negativo de todo emblema paradigmático. �sta idea sino que desafía, dispuesto al combate y cuidándose pru
corresponde a su mistificación, de que se tratara en otro dentemente de· caer en ninguna celada. Pero la celada al
capítulo; y después de habérsele reconocido que represen fin se la tiende el destino, y son muchas cosas juntas
ta una verdad humana y social, se le quiere convertir en pero también una idea, lo que suscita en Martín Fierro el
dechado de cualidades personales, en héroe, que en el . cambio de su personalidad. Las quejas de su infortunio
lenguaje de ideas de Tiscomia significa "modelo" Y no tienen en la Primera Parte un tono viril, desembocan en la
En la carta de Juan Mª Torres al Autor (Montevideo, esas quejas son las· de un hombre vencido. Su sensibilidad
18 de febrero de 1874) se sustenta el mismo punto de lo enternece, lo ablanda, y cuantas veces echa al pasado
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261
la vista es para caer postrado por él agobio de su situación fueron a prenderme De noche y en campo abierto- Se
actual. Los recuerdos se exacerban. y la muerte de �ruz me acercaron con armas, Y sin darme voz de preso Me
convierte a Martín Fierro en su propio espectro. No piensa amenazaron a gritos De un modo q¡¡e daba miedo- Que
ya en rebelarse, sino en entregarse. Vuelve a sus I?agos a iban a arreglar mis cuentas, Tratándome de matrero Y
ver si puede vivir y lo dejan trabajar. Su personalidad se no era el gefe el que hablaba, Sinó un cualquiera de entre
ha disipado desde el momento de oír a C�z su relat?. ellos. Y ese, me parece a mi', No es modo de hacer arre
Ese relato es de su "doble". Cruz le ha quitado lo mas glos, Ni con el .inocente, Ni con el culpable menos (II,
responderle (Canto XIII) no tiene otras ideas, que. las que Todo este pasaje de leguleyo ignaro tiene en el Manus
le transmite Cruz. Desde entonces no actúa smo que crito numerosas enmiendas, correcciones, frustradas esca
ambula. Al regreso vuelve a tomar su antiguo tono al�ivo, patorias que revelan que tampoco el Autor atinaba con la
pero es porque está orgulloso de s_u �ama. Ya es un libro defensa judicial de su reo . Pero si es el mismo Martín
popular más que un hombre. Y se lirruta a narrar, como un Fierro el que ha de presentar su alegato de absolución,
cronista, lo que vio en el Desierto. Nada vemos que haga. apela a infantiles y taimados subterfugios. No es ésta la
Es un ser pasivo. Encuentra· a sus hijos, los esc��ha;. el instancia ni el fuero en que lo habíamos absuelto. Pero no
Moreno lo desafía y elude la pe lea ; lleva a sus hijos Y a es Martín Fierro quien habla excusándose, sino Hernán
cambiando su nombre todosvBl nombre nuevo que puede amigos los jueces y los políticos, que sin duda le habrían
adoptar él es Martín Fierro. Ninguna de las �dvertenc1as reprochado los excesos de su héroe. Ha escuchado esas
que hace en el Preludio, de que h� de decir cosas que voces demoníacas, él ha cobrado sentido jurídico del
conmoverán, se cumple. Todo lo olvida escuchando.ª �os Poema y pretende purgar a su héroe de sus delitos ,
otros. Cuenta su pelea con el Indio Y ese es el uruco olvidando que esos delitos ya habían recaído sobre los
momento, en cinco años de destierro, en que recupera su jueces. Martín Fierro es puesto ante los paisanos de la
brío, su empaque, su valor. La llegada con la �aut1va ;s pulpería como ante un tribunal al que procura embaucar
póstuma. Hasta incurre en una bajeza incon�eb1ble en el, con sofismas. No era el lenguaje de los gauchos. De la
al intentar justificarse de sus crrmenes antiguos. Ahora esterilidad del esfuerzo del Autor para encontrar razones
siente que ha procedido mal y está arrepentido, pero la válidas debió colegir que la defensa era absurda; pero insis
necesidad de cohonestar sus hechos lo llevan al filo del tió impulsado por escrúpulos extraños a su misión de
cinismo: Que ya naides se acor1aba De la muerte del artista; y así el texto impreso nos da una imagen moral de
moreno- Aunque si yo lo mate, Mucha culpa tuvo el Martín Fierro mucho más baja que como habría quedado
negro. Estube un poco imprudente, Puede ser,, yo _lo con de olvidar que tales crímenes existieron. Pues los agrava
fieso, Pero él me precipitó Porque me corto pnmero_ por la mentira, en una declaración sumaria tal como la
y amás me cortó en la cara, Que es un asunto mu7 se;10, l habría· expuesto Cruz de ser apresado en lugar de él.
recuerdo De aquel que en la pulper�a Lo defé mostrando Fierro Y no puede. El mismo personaje rechaza el cambio
el sebo. El de engreído me busco, Yo ninguna cu.lpa de su. psicología y no se levanta más del peso de su falacia.
tengo; El mesmo vino a p eliarme, Y tal vez me bub1er_a Esta imagen de Martín Fierro no tiene semejanza sino con
muerto Si le tango más confi,mza O soy. u n . p o c o mas . el que aconseja a sus hijos. Corresponde a una nueva con
lerdo- Fue suya t,Qt/11 l11 culp a Porque ocasiono el suceso. cepción del personaje. En ningún moment do) P orna el
-Qui? ya no ,;a/1/ttllfm 1 11 1 1 1 ¡ 1 , 1 o, Mff In dijo muy de cier.to, alma desciende tan por debajo de sí corn en os romance.
De cuando can /11 ¡110•1itl11 1 .lnxruf II tnner 11/ encuentro, En la Primera Parte Martín Fierro cuontu suR ·rf!u n s con
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i
guu · l l o y 110 son actos de su voluntad, sino que acontecen
que me tire en un rin c ó n
ruedluntc 61. Este Narrador que intenta expurgar a su
y me coman las ucuchas,
Héroe no es el de la Ida. Quien ha cambiado es Hernández,
pues mis desgracias son muchas
y ha cambiado por influencias extrañas, por esa presión
y es poca su compasión.
imperceptible que todo Jo deforma en el alma de nuestros·
y el pecho se me derrota
de parte ele mi patrón Misión impropia de Martín Fierro que hubiera podido
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nández haya podido parodiar así al Personaje. Pero existe nubn on 111 l11i1111ld11d: 11111111 HI 1 1 ¡ , 1 1 1 1 1 11\, spondiera a un
aun otra composición en que emplea a su Héroe en el plan Y I Nugu11(10, d n111,lnil11 d11 l 1 1 1 l 1 1 nv Rlldura, se redu
mismo papel de recadero, si bien se refiere ahora al libro jera a su di.minutn Ht l11r11 v nliul rn du p brc jornalero.
mismo, en una confusión de persona y de obra que otras Pero esta imagen tan cxtrnt 0 1 1 1 u n t e nccbída por el
veces ,cometió en el texto mismo del Poema. Son "Versos Autor no forma parte de la personulldnd de Martín Fierro
enviados a una amiga remitiéndole un libro": sino. de los �esig?ios de aquél. Y es muy posible que, e�
Allá va otro "Martín Fierro", ser el gaucho para el patrón; en cambio, en su obra se pro
allá va otro pobre gaucho, yect_a. � lo alto y a lo lejos libre de toda tutela y de toda
de darte, si lo dejaban
CRUZ
mil recuerdos . . . y un abrazo.
yo solo puedo explicarlos, error �uando reconoce en Cruz su semejante, como astilla
os hubiera dicho "adiós" de otro, ac�o del mismo Martín Fierro; en parte es tan
no habrías dejado llevarlo; suya, _que la idea de que los personajes de la obra represen
el triste "adiós" de sus quejas cuenta de su vida son casi pasajes íntimos .que el pudor
sería para vos amargo. hubiera vedado a Martín Fierro confesar en público. so
Mas su negra desventura suerte, en definitiva, es la misma de los gauchos con la -
lo persigue sin descanso, variante de que ingresa al servicio de la policía por arreglos
y obra fue de sus desdichas de un político. amigo que le cancela su deuda de sangre.
Etcétera. Dejando a un lado la confusión de personas s irn bolo anornmo del nombre. Con ese signo firman los
del singular y del plural, este otro romance contiene analfabetos. Además es, dentro de la simbología religiosa
algunos conceptos despectivos para su héroe, o por lo · la afrenta Y el cadalso. Es también el revés de la Cara en
menos no coincide con los que figuran en sus Prólogos. la moneda, y una de las suertes cuando se la tira al azar.
Podríamos sospechar que para el Autor el Martín Fierro La figura de Cruz no está presentada en el Poema de
oficial y público investía un papel distinto al que le asig- frente, sino de espaldas, como un traidor. La función de
26\
8 89
e�te personaje dentro de la economía del Poema será estu interlocutor de una cuestión bien grave. ¿Cómo, si tenía
diada �n otro Jugar; su persona equívoca no ha· merecido decidido dejar ese oficio que consideraba humillante
de nadie, que yo sepa, reproche alguno. Se le ha. conside -como todo buen gaucho decente-, espera a que la suerte
rado par de Martín Fierro porque también es un cantor de la batalla esté casi decidida, para ponerse de parte del
Y porque ,algunos de los aspectos de su vida coinciden co� gaucho matrero? ¿Y cómo abandona a sus subalternos
la de aquél, �ero como cantor es una repetición casi literal pasándose al enemigo? Es innegable que Cruz ha pro
de Martín Fien:o � no agrega ningún rasgo individual al
cedido como un traidor, pues ese puesto debió abandonar
retrato que d� s1 hizo al comienzo el protagonista. Se diría lo antes de salir en comisión para la captura; o, de tener
qu� es un ar�d P�a ganarse la buena voluntad de su com pensada la traición, debió ponerse al lado del re belde
panero, para mspirar!e confianza. Sus opiniones sobre la inmediatamente de llegar y no después de haber probado
s�erte del gaucho, mas atrevidas que las de Fierro habían qué clase de cuchillero era el que tenían que prender. Y
1
s�do enunciadas ya por éste concretándolas más en' ¡ polí qué clase de hombre; por la respuesta que da al que inten
0
tico. Para Martf� Fierro formaban parte del destino, para ta reducirlo. Todo el preámbulo de la presentación
1
Cruz de 1:1 codicia Y _de la perversión de los que mandan. consiste en reflexiones generales, para detenerse en la ala
;mpequenece tambien_ este aspecto social, declamando banza de la mujer. ¡Precisamente Cruz había de ser quien
1
on�a. los pue�leros, sin que en sus quejas tenga un solo en el Poema tuviera· a su cargo el panegírico! Todo él es
motivo de acrítud. Ha vivido en pandilla, con otros e 1
falso. Su opinión sobre las mujeres es categórica; al final.
gauchos .�zad?s, por dos crímenes injustificables, y se le Y, naturalmente, ya era un concepto formado en él, desde
ha permitid? ingresar al servicio del Estado. Sus palabras que el relato comienza mucho tiempo después de consu
n_unca son smcer'.1s. �e dirige a Martín Fierro como si estu 1 1
•.. mada la que él llama perfidia. Su desgracia dimana de esa
viera ante � �u dítono, Y declama su biografía acentuando infidelidad -que no es tal-, y la primera parte de su
�as �o�as Coffilcas_ sin otro objeto que suscitar la risa. Pro- siniestra historia concluye con esta sentencia: Las
edh_niento peculiar del taimado. Por uno de esos recursos
mugeres, dende entonces, Conocí a todas en una- Ya no
desv1� fa atención del •iector en una de las escenas más
be de probar fortuna Con carta tan conocida: Mujer y
dramaticas: c��do está a punto de castigar al comandan
perra parida, No se me acerca ninguna ( 1 8 7 9 - 8 4 } . Este
te qui; lo traiciona. De modo grdsero sucio liquida una
mismo escéptico había hecho la alabanza de las mujeres
cuest1on de hon E 1 , · ' . '
or. s e uruco personaJe que ejerce todas, concluyéndola con estos versos tomados de una
venganza_ para lavarlo -¿con la lejía del noque?_. y que
copla popular, con lo que a la falsedad agrega el hurto:
habla de mfidelidad ..
Era el águila que a . un árbol Dende las nubes bajó, Era más
El Primer problema es: ¿qué significa el auxilio de linda que el alba Cuando va rayando el sol- Era la flor
Cruz¡ E s t o , ocurre in�speradamente, de pronto: Tal vez deliciosa Que entre el treuolar creció ( 1 7 7 1 - 6 ) .
en e co;azon Lo toco un Santo Bendito A un gaucho
La historia, que de ser cierta ningún· paisano habría
que pego el !fnto, Y dijo: "t Cruz no consiente Que s;
revelado, merece transcribirse: Pero, amigo, el Cornendan
cometa el delito De matar ansí un valiente!" y '
. . , , . ay no mas te Que mandaba la milicia, Como 1ue no desperdicia
se me .ªPano Dentrandole a la partida; Yo les hice otra
Se fue refalando a casa- Yo le cono eta en la traza Que el
envestida, Pues entre dos era robo, Y el Cruz era como
hombre traiba malicia. El 'me daba voz de ami¡;o, Pero no
lobo Q!'e d�fiend� su guarida ( 1 6 2 1 - 3 2 ) . Luego le confiesa
le tenía fé- Era el Gefe, y ya se ve, No p o dia competir
a �art1_n Fie1;0 como ocurrió ese cambio repentino en su yo- En mi rancho se pegó Lo mesmo que saguaip é,
actitud. Anst estuve en la partida, Pero iqué había de
A. poco andar conocí Que ya me había desvancao, Y él
7;;anda,;! Anoche al irlo a tomar Vide güena coyontura-.
siempre muy entonao, Aunque sin darme ni un cobre,
";; ": me_!JUsta anda_r <;:on la lata a la cintura (2059- Me tenía de lao a lao Como encomienda de pobre. A cada
64)
. xplicac1on humonstica, que otra vez despista al rato,·. de chasque Me bacía dir a gran distancia- Ya me
90
91
265
-
competir yo, sino por ser su subalterno? Pero es el colmo - palo era astilla. .. ,
Sólo sé de una tentativa de comentar la acción mas
de lo inicuo e impúdico confesar que después de advertir
repulsiva de Cruz, en su decisión súbi_t:a de defender .a
la mala intención del comandante y que lo había desban
Fierro contra sus compañeros que estan cumpliendo el
cado, aceptara esas diligencias de ,éhasque con que el pillo
deber según sus órdenes.
lo alejaba de su propia casa. Y la queja vino, por cierto, no
Lo más indiscutible· es que Martín Fierro Y ·Cruz son
del engaño ni de su honor herido, sino de que no recibía
la misma persona; que éste es un ejemplar príncipe ��l que
ningún emolumento por esa tarea. Jamás, fuera de la nove
se desglosa Martín Fierro. Pero esto es en la gestación del
la picaresca, hemos leído semejante confesión con tal
Poema según he de tratar de explicarlo; pues en el texto,
impavidez. ¿Y este hombre se venga, asesinando al guar
en la escritura, Cruz es el "doble" de_ Fierro. Su doble
daespaldas del comandante, y dejando a éste con vida
simiesco su antiél. Su caricatura. Lo cierto es que desd�
porque echa un hedor insoportable, dentro del barril de
el instante de aparecer a su lado, Martín Fierro es destrui
lejía?
do como psicología y como agonista del Poema; desalo
Una vez cometido el crimen, alza sus pilchas y aban
jado echado a otro mundo, esterilizado.
dona mujer y hogar para hacer vida de matrero, asocián
93
266 92
a su asisten te y , p r reflejo, a su mujer y a su hijo. Cuando primario de Martín Fierro, lo que viene. a reclamar, corno
está en bo ·H do t dos (no sólo de los "peones borrachos") el diablo, es nada más que lo que le pertenece. El debió
su infamia, mata al cantor que es un eco de la difamación ser Martín Fierro, y si ha vuelto es porque el Autor no se
Sólo lo puede contener el asco: por eso no mata al coman ha resignado a destruirlo en su calidad de boceto. Su pre
dante. Y su orgullo se confunde con el sentimiento del sencia es la de un juez infernal: quiere que Martín Fierro
honor: por eso mata al guitarrista. Su comportamiento en asuma la responsabilidad de su vida, en lo que le había
la· policía es patente prueba de. que carece de conciencia dejado liberándose de ella como inicua, y quiere además
moral. Y es la policía, en su persona, que la representa que el Autor no pueda proseguir su obra sino mediante la
como jefe en la emergencia, la que a un tiempo asegura la -c
'
ahora resistir, porque su enemigo es quien le ofrece to. Porque para que sea posible. la Segunda Parte es nece
compañía para siempre. Cruz es el cadalso de Martín sario que muera Cruz, pero también que Martín·Fierro se
Fierro, el instrumento de su crucifixión. Es su misma pierda para siempre en un destierro de sombras. Esa es la
vocación de cantor que. ahora está frente a él, en carne y sentencia: pues Martín Fierro sólo existe porque le sus
hueso, Y por cuyo influjo fatídico lo arrastra a matar en trajo· antes lo mejor de su vida a Cruz, y sólo impera
él lo que era su vida y más que su vida: e] canto. Tiene porque le ha usurpado su primogenitura.
podido ser engañado por su mujer, porque solía ser ése COMP ARACION ENTRE LAS VIDAS DE
el destino de los soldados que abandonaban el hogar. Su ... MARTIN FIERRO Y DE CRUZ
elogio de Ja mujer, para concluir renegando de todas corno
Fierro, que sabe que la suya vive con otro hombre. Y Las vidas de Martín Fierro y de Cruz son complemen
hasta es muy posible que, más tarde, en la soledad del tarias; fundiéndolas se obtiene una sola biografía. Martín
Desierto, Cruz haya insistido en que hubo en su caso Ja Fierro alude a su nacimiento, su orfandad y su niñez;
misma traición, porque le oírnos a Martín Fierro excla Cruz nada dice a ese respecto. De su persona, Martín
mar, identificado ya con su "doble": Dejando aquí en Fierro nos expone minuciosamente sus sentimientos,
el olvido, Como dejarnos nosotros, SÚ muje« en brazos de penas, angustias, alegrías lejanas, y de] conjunto de esos
otro Y sus hijitos perdidos (II, 177-80). ¿ Y no reencuen datos psicológicos obtenemos su imagen real. Cruz sólo
tra, ya muerto Cruz, corno un nuevo "doble" suyo a Pi explica, pero en tono fa:lso, su amor más bien por la mujer
cardía, que Je repite su propia historia de la Frontera? que por la compañera. Ignoramos cómo reacciona espi
Y aunque el Hijo Mayor conserva, corno "su gajo", el ritual y sentimentalmente, qué vida interior tiene. En
sello de su paternidad en su alma y en su. suerte, el Hijo cambio su biografía es de intimidad, mientras que l a . d e
Segundo ¿no es más bien el hermano gemelo de Picardía? Martín Fierro se limita a exterioridades, a acciones
Si hay un personaje trágico en el Poema, es Cruz; no mecánicas. Toda la historia de la seducción de su mujer por
por lo que él significa en su persona, sino por lo que viene el comandante sería no sólo inconcebible en boca de
ª. significar en e] destino de Martín Fierro, que para Martín Fierro, sino ·que corresponde a un género de confi
siempre se pierde a sí mismo. Cruz viene a cumplir una dencias que no encontramos en éste. Lo privado es apenas
sentencia, y esa sentencia es trascendental, pues compren aludido por Martín Fierro, y de su pasadavldade hogar
de al Protagonista y al Autor por igual. Si en el primer na a nos-dice. Nos muestra a tapera, cuando todo ha con
plan de la Obra, Cruz, desglosado de Picardía, es el esbozo e uido; pero Cruz nos lleva al interior de las habitaciones
94 1
t-i·J f 95
2_6_7
¡
I
�
cuencia, un desenlace de un problema planteado antes en
y nos entera de secretos de aleo ba con intrépida indigni :
el fuero íntimo. La acción en él es algo orgánicov y en
dad. Los hechos en que participa Martín Fierro como pro
¡
Martín Fierro algo-mecánico. El hecho se le presenta de
tagonista son extraños a su vida privada, pertenecen a los .1
'-que le pertenece sólo a él; en las palabras de Martín Fierro r marido engañado. Esos hechos entran en la serie continua
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2 6 8 96
. - - - - ... ... ..... ...... C.1 un Obsta.cu! . -- - ... ou.wv.1.1u, pero Martín Fierro la nostalgia de su mujer y sus hijos, tic
t�to como del s o ciólogo Per� P�a la sunpatía del lec tor
cuanto había perdido, porque expresa que constituía 3Ll
X íl1;;�=����/���er:st¡
representar
d; l��s::a��ó?,��du°e
lb cont a r rio de lo
���e2
�
teza, no habitual en su modo de describir ninguna pasión,
LA AMISTAD DE M A RTIN FIERR O y CRUZ pasa el de la. sensibilidad del gaucho tal como en el Poema
f:a:i:!: �:::í:b;:e!i��o�::;�l�:;tºI?ii�od:!�;f;¡:�e!i
miento
relieve.
por
Lo
la pérdida de su amigo
.' s
1
e g1 1mo t s lí mite s
e
de cornu.
el tono viril de sus costumbres rechaza, como argumento
I X
accesorio, otra interpretación que la ingenua que surge de
��rr::.:r
:
º n e convive cia
la n . .' as ume un carácter dis- En la Segunda Parte del Poema aparece un personaje
do n de la amistad . so_litana en los to ldo ,
: V t
ad es de vivir h��a�ensiflca p o r la soledad y
1
!� ;J. al1
1
1 completo,
minuciosamente
con cuerpo y con
el grande
- compenetr d ' a c r
e de ambo f . rcu -
' sobrevivi � o�, que la m uerte d e u s ugi ivos_t se r es tan interés que ha de despertar en el lector. Ese interés 'no pro
',
sosteníanen e c omo una ruptura dne
o e� s en ti da p or el viene de ningún aderezo ni significación especial, sino de
en s u desdich L vmcuios que l
que posee una biografía completa por dentro y por fuera.
:�!en/��nto de absolu:� si :;�oja
1
de Martín Fierro i· Es el único tipo integral, cuyo carácter se perfila y colorea
- . mt e nsidad, la d v
e .. ' n unc a e xperimen ado t
mediante las anécdotas. Independientemente de la técni
c ompan1a que bus c a . ocien a su rec u erdo
ca con que Hemández sabe presentarlo, distribuyendo los
e x r mos
t e de la angusti;�n�o a _ a _sep_�ltura,
l r aya e: 1�ª j
materiales de mayor importancia en partes que se articu
za. La compañía d a amquilac10n de t d o a s
e Cruz n b es p ran- e
lan según el orden de los propios méritos. Vizcacha.
orr ba º
en la a
m en te de/
trae al Poema la representación de un vasto sector humano
98
que no figuraba aún. Ningún anciano habíamos visto hasta
99
------- .
casos y experiencias. Vizcacha da altura y fuerza a la pintoresca y macabra,t . J on en vida que lidiar con el.
. de los que uvier t Ca
Vuelta, que no se sostendría con las exangües fuerzas de mentano lidad que no solamen e se lJ
Martín Fierro. Pero el nuevo personaje se. convierte en Tan potente es su persona . delebles en un recuerdo de
eje resistente de toda la armazón. Queda fijado en la en la imaginación co_n rasg:: :Uantos U:gresan en la órbita
memoria del lector, con rasgos más verídicos y hondos persona conocida, sino bqd con el mismo vigor: el negro
que el mismo Martín Fierro. Es el segundo encuentro en de su acción quedan gra a os escupir el asado, la mujer,
que Fierro queda derrotado. Barullo, que lo persir:;;,�r un mate frío, el Hijo Segun
La obra que Hernández realiza con este personaje es ª quien mata porque ': ia que desaparece con sus
admirable en todo sentido. Por primera vez se arriesga do que cuenta su nísrori rt
' _Yse en el chicuelo que tenía
' . turas para conve u l as
a dar fisonomía, aspecto, ubicación a un personaje; por propias aven . erie en el invierno. Hasta as cos '
primera vez lo circunda de los enseres y efectos que vienen que dormir a la mt.emp 1 Juzgado las guascas, las botas
'
'
a resultar complementarios de su persona; los perros, los ' eÍ tintero que robo en el anillo� todo vive y se incrus
utensilios, el rancho forman un todo armónico con su desparejas, los cencerro�i iimo un déspota, dibuja marcas
carácter, su aspecto y su índole. Lo que dice armoniza ta en el cuadro donde e 'habla. Malvado, rapaz, blasfemo,
perfectamente bien con lo que piensa, lo que piensa con lo e hacienda en la tierra Y al y cavilando siempre en
d . , crúpu 1o mor
que siente y lo que siente con lo que hace. Muchos astuto, sin mngun es . t s que el hombre decente
detalles los desplaza al comentario una vez concluida un mundo de pensaÍllltentaºci·ones es perfecto en s u p er -
En este cuadro todo es sombrío y subterráneo. Es una onalidad atravesada . . o o comunes en que se con-
s . t" t a los seres ,
de manera dis _ in ª que
vida de cueva, como corresponde al mote: Vizcacha. Aquí do al los mismos imperan
de nuevo, como en Cruz y Picardía, el nombre es un fac duce según principios _natur esbrellevando su condición
. les infenores so d E
tor integrante de la psicología. en los anima 'rt.ficación que pue e. s un
Lo cierto es que Hernández abandona su técnica de humana con la m,enor m�e �iógenes y de Crates que del
presentar una figura y un carácter con pocas palabras, y se genio en bru t o, mas c���o y ordinario. sus actos obede
demora con personal satisfacción en la tarea, detallando, hombre correcto, mu . t congruente con el mun
modelando, matizando su figura. Tan poderosa resulta y cen a una filosofía pragrr;!ti�!' ;:Scartes con el suyo. Ra
tan firme sobre su propia tierra, que eclipsa al protagonis da en que vive co m o beza tuviera sesos de zorro, inspi
1 zona como si en su ca do solitario y silvestre.
ta. Es una figura completa. Conocemos de él su aspecto,
, nes de su mun .
sus mañas, su carácter y las cosas que lo rodean formando rada por los nurne ue se repelen por obedien�1a a
radio de acción, menos diverso en sus aventuras, supera a eg o ísmo, la prude_nc1;. Y ª cuyas palabras no condicen
0
todos por la cantidad de vida y originalidad de sus actos. honrado que Martin ierr ' sermón preparado de ante
Todo lo que hace le pertenece porque tiene su propio con su experiencia y suenan d
a , que sus consejos los
os sorpren erra
estilo. Con su muerte espantosa cierra su propio ciclo,. mano. ¿Acas? n ín Fierro, ese padre tan poco
'su propia vida. Hasta es inevitable asociar las ideas de sus hubiera enutido Mart ese papel como un deber
d erlo que asume
rapiñas . con el castigo que sus amigos, los perros, le acostumbra o a s . ' d a sola estrofa de los con-
infligen comiéndole la mano insepulta. Todo tiene unidad de magistrado? Nadie recuer a u� todos los que han leído
. '
sejos de Martín Fierro, pero casi
está montado con precisión de mecanismo de relojería.
101
100
270
. d acción de Vizcacha es
su
i ecuertran íntegros los de Vizcacha.
a
. muy
tierra,
limitado;
cava
más
ente�n�ose,
aun. se rno el peludo
.
la tierra, para guíen la civilización y la cultura enteras no
Grandmontagne ha comparado
lr,!:
mal que le dio el
incaut�e de lo
duerme y piensa .
ajeno con
de verdad que existe en las metáforas. Trazar un paralelo siempre condc1edrtal� �y. El tiene su ley' que no es 1�:�iló-
el rnun o e . b la letra y como
entre Vizcacha y cualquiera de los filósofos cuya sabiduría
102 271
fija; sus razonamientos dan vuelta , .
si hubiera muerto Y para
t d l sobre si nusmos, como oscuro adherido a la pared. Pero sí tiene un alma, como
¡ . o a a eternidad t · .
e pensanuento angustioso de ue ' no uviera sino tiene una vida. Son las de todos los que padecen el castigo ·
después de conocer l b q esta preso. Solamente sin el delito, las víctimas expiatorias de la injusticia que
ad . a o ra de Kafka el H . . M
necesita en primer término el castigo y en segundo térmi
- quiere su real estatura en las letr N ' . l.JO avor
na del Autor de mant as. o mteresa la haz a- no el delito. De la justicia que nunca se equivoca, aun
d ' ener 1a atenció ·
,urante trescientos setenta h n viva del lector .t cuando deje impune al criminal y condene al inocente,
solo veintiséis se destj Y oc o versos -de los cuales pues a un delito un castigo es la perfecta equidad. Kelsen
ocasionó su injusta co�an a mformar sobre el hecho que . • llega a sostener que así se cumple teóricamente el prín
aún hoy, de construir u::ª,? sino _la c_oncepción, atrevida cipio de la justicia. El Hijo Mayor no solamente es una víc
biográfico. Es un trozo 1 , . rograf'ía sin ningún elemento í
i tima de los errores judiciales: es una víctima expiatoria
corr d rrico, un treno Y sin e b !
.
espon e circunscritamente a ' ., m argo, no f sacrificada a las divinidades plutónicas de la justicia infer
su alma, sino a una situaci, . una efus10n doliente de 1f nal, la justicia de detrás de la conciencia, la justicia que
Es la existencia pura la du��/!tª} a mucho� años de vida. t necesita la satisfacción espiritual de que se cumplan los
como la flor se marchita S. ion uera del tiempo, el vivir ' preceptos, de que el crimen no quede sin castigo (sin
castigo; vida Y castigo se·fn:d que esa vida sea distinta del ! engranar con la ley).
Mayor no vive sino su castí o e� en una sola cosa. El Hijo l El Hijo Mayor es, en el Poema, un acusador: acusa a la
alma Y se ha puesto en su �u' e castig� le h_a devorado ei J Justicia, a los jueces, al sistema penitenciario, al rigor con
paredes; ni el recuerdo L nada entre esas cuatro actúan en el Poema, sino a las potestades que por ellos
tece en el presidio en otras que ?curre +muy poco- acon toman cuerpo y voz. Es el Hijo Mayor un personaje· nume
El no tiene ni el �onsuelo sds:�:or�e�, porqu� hay muchas. roso (como muchos otros) y, sin nombre ni rostro ni
suelo de recordar No re d V1S1tas, m siquiera el cen- aspecto con que fijarlo en nuestra memoria, se desvanece
e ti · · cuer a nada Está b .;
au veno injusto Nad , . · a a sorto en su I al concluir la lectura y queda de él, corno de casi todos,
Es lícito vincular a estos dos personajes, cuyas vidas muchos otros siglo.s . . Pi cardía equivale a ha cer u n u
. tos Enjuiciar a . ,¡ _
son tan semejantes que parecen comunicarse recíproca t iempos ign o. . li t io P ero como personaje es or ui
1
mente sus intenciones y aventuras, como los hermanos crítica a u n g enero ��:X�s y en sus e stratagemas Y tru
1
/!f
siameses. Los dos tienen una psicología de la picaresca dotambién de e_stos h ll a el clima la et nografía Y la
española, y no llamaría
sique
dejado
ru
su
..
ral �e su r�gi?:rica,
ue
conete y Cortadillo. Cada cual obra por sí, independiente La otra figura si:: dif erencias q ue Martín Fi erro con
mente, y ambos hacen más o menos lo mismo. Fatalidad ti ene con Piciu:�ia u n í caro p or las circ unstancias cce
a
que no es excepciona] en sus casos y en los de otros, sino Cr uz. Es tarnbie� fan Y saborean s u vi da; p e ro, . a
la regla geueral para quienes viven dentro de.círculos aná sorias que condrmenénere ria entra al j uego por propia
logamente estructurados. Los dos carecen de vida propia; diferencia de su cong 11 v' ado a él por presión de los
d 0
· qu e es e · · d
accionan como les corresponde, inevitablemente, en razón volunta ' sin ue los elementos genencos e
del círculo que los contiene. L!ámesele destino, si se pre h echos. N o p ue?e.negars:.�grafía atemperados, Y que esa
fiere, pues muchas vidas, todas aquellas que se desarrollan la picaresca estan en su f i damenta!mente, el Hijo Segun
en función del ambiente, pertenecen a la historia y no a la dilución se debe a que, irad quien salva de caer en la
h cho honra o,ª Pi d í
biografía. Mucho más patente que en los casos de Martín do es un mue a . . u naturaleza moral. icar ia
Fierro y de Cruz, Picardía y el Hijo Segundo son seres pendiente de la villanía sduros y buscar mejores a como
inertes empujados por el destino. Las vicisitudes de SU.$ vi . supo zafarse de ·los trances b é l la zarpa inclemente del
. ando cae so re d d
das carecen de autenticidad, son comunes, y ellos de por dos, excepto cu . el Hijo Segundo se resigna, sabe es e
sí no les imprimen, corno Martín Fierro y Cruz, por lo Estado. En cambio adre que las cosas ocurrenpor
menos la técnica de su propio modo de ser. chico, lo mismo que su p h 'veces y soporta las alter-
. tables mue as ' . • S ·
Picardía' rueda como los huérfanos de la picaresca, sin razones mescru . . mansa resignación, e qtrej a,
que la Variedad de sus oficios, los altibajos de sus días nativas de su nuseria ca; u vida además está ocupada
P
fastos y nefastos, las estratagemas de que tiene que valer ero no rotesta. Casi to ª. ti
p s qu'e hasta el dolor ajeno
· tan despo ca h
se conforme a los trances y a las dificultades, influya en por un personaje . Vizcacha le preocupa mue o
ella. No se puede hablar de moral, de dignidad, de correc se amortigua en su.presenc:.. cuando ha de relatar los
ción, cuando están en juego las defensas elementales de más que .su . propia .su;�da\a vida d e su tutor le.devora
la propia persona. Así como no preguntamos si Lazarillo, hechos principales de s 1' sirve esa experiencia para
Pablos o Guzmán proceden rectamente, porque proceden la p ropia. Pero al �en?s rue po see el don innato de
dentro de una configuración de oportunidades con múl demostrar a su auditorio q ' l tan importante como lo
1O ue ve es para e · ·
tiples y difíciles lances, así tampoco podemos averiguar contar, Y q�e q . m lo, el tacto de enunciar ap�-
de qué calidad son las acciones de Picardía. Pertenecen que vive. T�e;11e, ���;j�o�oso en la Frontera, que �i
a esa configuración, a esa manera de vivir determinada por nas su servicio aliar en presencia de Martín
las circunstancias. Picardía carece de voluntad para cardía ha de ª:t!everse a d·� ar esta circunstanc.ia como
Fierro. Si hubiésemos de j Hij
� Segundo la
hallaríamos
oponerse a la comente que lo arrastra, y su técnica es
. l' . en el o b d
sacar provecho de esas fuerzas en vez de oponérseles. Por rasgo psico og¡�o, • 1 d senfado. Pero aunque o e ez-
otra Parte, responde estricta, devotamente al canon de sus modestia y en Picardía e e la circunspección del �tro a
congéneres, y sus verdaderos padres no fueron Cruz e ·ca el locuaz relato del .u�� yque disponiendo Hernandez
Inocencia, sino el pícaro y sus historias, que habían razones d�t�t:is,. es V!Si iniertar en el Poema, se l o adju
107
·-···-·- -------- 1
273
reconocer en aq u é l u .
con su carácte na aptitud de parodista e .
pendenciero. Son las únicas noticia� que nos da, pero
rectitud del hJJ··i· /enMaartbs?luto extraña a la sobria Yo�gr
ane
ruaJ
harto suficientes para comprender cual es su fibra y hasta
. . m Fierro ca
SJ algo identif. · dónde se considera superior a su rival
1 rea a uno y t
e aso de aventuras que . o ro personaje, más que la Para el Negro; en su cotejo con el célebre cantor, no
desamparos, es el estilo ��en Y que ,la similitud de sus era todo cuestión de bravura o, mejor dicho, de entregarse
e on de amenizar lJO egundo Y Picar- crianza, que señala la dirección de su vida, y sus costum
renovado interés int al sus cuentos, de darles brillo bres. Tan lacónicamente lapida con una losa de granito
nes oportunas qu� au::c and� observaciones O digresiI a su rival, que blasonó de haber nacido como el peje, de
humorística o Pintoresc n � tr1gico hacen detonar su nota no tener sentimientos que lo obligaran a la vida sedenta
rro, que desconoce el H�: �e gran estilo de Martín Fíe ria y de haber gastado muchos años en los pajales, las cue
relato contribuye a cJaus�º ayor, cuya monotonía en el vas y el Desierto. Después viene la habilidad con que gra
tíva hacia ¡0 ilimi
ºit d rar todo .escorzo y toda pe dualmente va hincando su puñal en el contrario; pues no
a o La · rspec-
esa maestría, que no j misma escuela del vivir les di vino sencillamente a payar, sino a cobrar una deuda de ·
alta expresión de la es perte:1ece a ellos, sino a la .º sangre. Pero está tan seguro de sí, le sobra tanto coraje,
En r novela espanola mas
que puede entretenerse antes é n probar sus fuerzas como
m, la fraternidad ·
que Picardía ingresa a 1 queda Probada en el hecho d cantor, dándole a Martín Fierro tiempo y motivos para
porque a todos los une fa Pro�e de Mar:tín Fierro, no sóli templarse en lo que luego vendrá.
porque afinidades mucho m�stad de este con Cruz, sino Es el Moreno un hombre prudente y respetuoso; reco
tenga que aceptar Jo an_tiguas hacen que el Aut noce el valor de su 'contrincante y quiere probarlo. En
tercero de los hijos de i:�':º Fq�1So: que Picardía fuera:� cambio, Martín Fierro se exalta, y una demostración de
m rerr-o,
que procede con ligereza y s in · medir con precisión el
El Moreno observa una u .. , . quien no se engalana tampoco con atribuirse un don natu
}
.
que, después de Picard. rudad de caracter tan acusada ral para la improvísación, sino que humildemente recono
puesto en la jerarquía d�f't puefe pretender el segundo ce que lo poco que sabe se lo enseñó un fraile. Jamás
conocer su biografía· se ernp e. moral. No nos interesa 1 ofende a su contrincante, sino que va diciéndole lo que
h, desafía en su mayo. r planta de pronto frente al héro tiene que decirle como en un discurso en que las cláusulas
sm · excelencia ali , e,
z nmguna contradicción ni d bili.� i permanece firme se encadenan lógica, ordenadamente; y sabe responder,
a,
m·
concluye:
.
en el m.
uuSmo
e
tono 1
ad.
.
Tal como c o rn í
uuen-
' tomándose algún tiempo para que la respuesta ·no ·lesione
lSma_ conciencia de su d. .d' a a misma altura, con la de contragolpe; que no es cantor ladino, como injuriosa
cumplir. agm ad Y del deber que deb mente lo ha llamado Martín Fierro, que también alude a
En f e
. e ecto, ignoramos d . su color. "Moreno" y "ladino" son formas de avanzar
circunstancias destacadas e s� vida casi todo, menos dos sobre él, de ponérsele cerca; para él Martín Fierro siempre
do en un hogar donde el fºr el exprofeso: que se ha cria es el cantor, aunque indirectamente lo acuse de una
Y de los hermanos entre ,mor de los padres para los hijos muerte injusta y de buscar pendencias. Lo cual es cierto.
un hombre de trabajo, pes� e�a el rasgo Principal, Y que es En verdad; es el único hombrede su estatura con que
n e estancia Y no anda .
• rrego y se encuentra el protagonista. Aquel riesgo en la pelea con
108
274 109
.... ... .... ... .. ...,.J.v "-! u. c u a. J!UJ. u e Oaj O ae este en que ahora se encuen otras nguras: ei Nat o, ra rsruja, rsaruuo, ras r ias, ia
tra; porque la varonilidad del Negro no está en su furor ni Mulata, las pobres mujeres y sus hijos que van a pedir la
en 'la _entrañable ansia de muerte con que lo acometió restitución de sus maridos o padres llevados a la Frontera,
·'
el Indio, sino en la serenidad, en el donúnio de sí no no tienen en la Obra papel personal: son seres que aco m
'°;"eno� decisiv:'s para el caso. Ahora por primera vez Mar pañan a otros, que forman el coro; pero sus voces se unen
tm_ Fierro _esta en presencia de un hombre completo, tan a las de los agonistas principales para recortarlas mejor y
sutil en el Juego _de la versificación como ha de serlo en el darles más fuerza. Los indios se extienden en un fondo
'°;"aneJ_o del �uchillo. Nada pasa inadvertido para él y Mar aún más lejano, y aunque algunas figuras entre ellos se
tm Fierro tiene que reconocerle, más que su habilidad destaquen, no avanzan un paso de esa línea: en cada uno
como cantor, su perspicacia, pues lo cierto es que no ha vemos la tribu, el toldo, la crueldad y la miseria. Aun el
dejado de re�ponderle, no ya las preguntas, pero ni si Indio que pelea con Fierro no tiene individualidad sino
quiera las mas veladas alusiones. Esta perspicacia, real como combatiente; humanamente se sumerge en la masa
menfo asombrosa en el juego tan delicado de la Payada de sus gentes, porque en él están acumuladas las peculia
culmina en el brusco final; pues el Moreno ·deja sin ridades étnicas más que personales. Todos los movimien
co1;1testar precisamente la pregunta que le es más fácil: tos y alternativas de la lucha se recortan hasta adquirir
cuáles son los trabajos que se hacen en los meses que cierta ñsonomia .dinámica y trágica: es una técnica de
llevan erre, porque ahí Martín Fierro deja a un lado al pelear, y esa técnica tampoco' pertenece a una persona,
cantor que conoce muchas cosas del cielo y de la tierra sino a una raza.
para P_robarlo en su oficio, como jornalero. y eso es y� Mayor relieve y fisonomía adquieren el Gringo de la
demasiado. mona, el Centinela y el Mercachifle, cada uno con su
. Cualesquiera sea el fallo con que juzguemos a Martín característica inconfundible. Aparecen y no importa el
Fierro rehuy_endo la pelea, que salva con nobles y viriles tiempo que permanezcan ante nuestra vista; puede ser un
excusas, lo cierto es que, sin que el Moreno vuelva a figu instante, y no se desdibujan jamás. Entre otras gentes,
rar en e_l Poema, nos queda su imagen enérgica, tan firme en los pueblos o en los fortines, podríamos señalarlos con
al te�ar· la p ru eba como c uand o se nos aparece, de el d e do, sin equivocarnos: han dejado su efigie y, en un
Los personajes s��undarios se distinguen de los princi lo alguien. No sólo conquistó Dickens el mundo, sino que
pales por su col<:>cacion en s e gun do término, No los hay en
lo conquistó con personajes secundarios."
primer plano: sino que su insignificancia de personas los
coloca au!o�atica�ente fuera del foco. Jueces, comandan A esta clase de figuras que desaparecen rápidamente sin
tes, co�sanos, asistentes, vigilantes, pulperos, integran desvanecerse pertenece · el Gringuito Cautivo. Pocas veces
�n�multitud pululante y amorfa; confundidos t odo s en su -si alguna- se nos ha dado en la literatura universal, en
mtima · · · · ·
rruserra, sin nombres, sin mas gesto viviente que el seis versos, una figura, un alma, un destino y un ambiente
elxtlender la zarpa para agredir o r o b ar . O para castigar con tal nitidez e intensidad. Con esos pocos versos
a a bur, o para afrentar.
110
111
275
Hemández nos penetra y nos hiere misteriosamente en lo
sonajes secundarios, sólo es porque los medimos con el en e acor ••• fi . do s" todos los r elatos d e Cruz s on , e
el asesino y así se queda para siempre, acaso más indeleble Obra. . id Y qué papel más importante
bi ·cuanta vi a I d 1
En cam 10, , ibílidad si no en e e a
que su compañero. Aunque sea discutible literalmente esta
juegan en el plano de nuestra sense1vocada� así menciona-
valoración, lo cierto es que se graba en la memoria por . ludidas apenas '
¡ lectura, figuras a L ' . de Martíri Fierro. Inocen
otro procedimiento que el de la emoción violenta. Es
das por sus nombres! ª. mujer 1 nu·sma- los otros hijos
como nos impresionan las cariátides. Pero por su parte el . d Cruz -s1 no es a ,.
Negro, en el breve diálogo que mantiene con su agresor cia, la �uJer. e 1 viudita que enamoró al Hijo Segundo,
de Mart in Fierro, a 1 iosidad cuando no para
y en su actitud resuelta, no es sólo la figura de una estam ia para a cun ,
e xisten e� su ausenc . flu io constante, l atente,. y son
pa nocturna, sino un ser que deja la huella de su pie al
timas ertenece el tarrista; si no odemos colocarlo que de ran o h ncado trozos vívíentes e
p gui y p . . fi guras an arra ,
suprirmrse esas 1 el alma no podran ser
en el mi smo plano que los o tros, de las escenas qu e c uenta . d us desgarrones en . b
las que que an, s . ten· su ausencia co ra un
Ma rtín Fierro sin du da es p orque Cruz no pos ee el mi smo
' . cicatrizados jamás. Faltan Y
t eXIScon 'muchas cosas de que
d on del que lo escucha. La escena es in teresante y esta . . orno acon ece d
valor positivo, e . Cuando éstos mueren, na a
están privados los personajes.
1 1
276 113
= : ....� .... l-'� ... 1.\.1..L vauv_ :n ei 1:"oema, que sigue su curso como la chesco es menos teatral que éste, en el sentido de que para
vida. Pero es casi rmposible resignarse a considerar la lec reproducirlo, fielmente sería preciso que en la escena
tura tenrun�da, la obra concluida, mientras esos seres de estuvieran· solo aquellas personas que participan en los
quienes lo ignoramos todo siguen viviendo su vida de relatos. como cantores. Lo que ocurre en el Poema no
ausente�; como si exigieran que todo el Poema se contí forma part e de esta escena: lo mismo que en el cinemató
nuar� solo para buscarlos. Nuestra impresión de que el grafo se proyecta en imágenes verbales, y una pantalla de
)!1art'.n Fierra es una obra inconclusa no proviene tanto de sonid::,s, por decirlo así, recoge las imágenes de las hista;
s:u Final, que es un suspenso, cuanto de que al cerrar el rias. La metamorfosis de los oyentes en los lectores esta
libro lo que realmente nos interesa es todo lo que el Autor en la intención del Autor, y muchas veces el mismo
no nos ha dicho. · · ·
Martín Fierro se dirige a los unos confundiéndolos con los
tante es que, por elipsis, los oyentes forman parte del elen
�c:ipan ese _si!ial- se dirige a un público tal como el poeta . que ya había o í do, le parecieron imperdonables. De allí
Iírico se dn;igia a un lector. La obra está hecha en realidad que el Interruptor sea un personaje simbólico; representa
P�ra ese p ubli co que en momentos asume, aun para el a los críticos -cazadores de pulgas- con que el Autor
mismo Autor, la p e rs on er ía de lectores. Pero Martín tuvo que lidiar.
· Fierro Y sus oyentes -y de manera muy singular Cruz
o
ds otros, por51:ue son indispensables para que el relato A nadie ha extrañado -que yo sepa- que el Martín
a quiera posibilidad· de ser real.
Fierro sea la obra de los motes y los anonimatos. Excepto
Los oyentes son muchos, por lo menos así lo enuncia las novelas de Kafka, ninguna obra de la literatura univer
el plural; Y si en algunos pasajes el Cantor se dirige a una
sal se le parece a este respecto. Intencionalmente Hernán
sola pers<?na, o alude a otro como siendo dos ("efecto"
dez ha quitado a los· hombres -y absolutamente a las mu
Amaro Villanueva, que se estudia en otro sitio) la verdad jeres- los nombres con que se los podría identificar. Estos
es que en la Vuelta se refiere Martín Fierro al gauchaje seres están menos individualizados que el ganado que lleva
rnmenso que lo está escu c hando.
en el anca o en las orejas la marca o la señal de un estable
Este es c aso_ único en tod a la p o esía gauchesca, en que
1 �imiento. Pertenecen al ganado oreja.no, a los hijos de
a e.scena con�iene solamente a los interlocutores; pero
nadie que no son n ada. El único que lleva el nombre y
aqui hay un publico. Y, sin embargo, ningún poem a gau-
apellid o es Martín Fierro, y no se puede asegurar que no
114
115
277
r¡ 111:¡ . .
!. J/i! ] !
1 ··, '
' 1,1..
; , , f 1 ¡ '
., l Martin Fierro encontramos ese tipo de his-
: ')' ,,, obedezca a u n · simbolismo (Martín, nombre del santo
Tambien en e l d Kafka Acaso darle a Mart in Fierro norn-
patrono del Partido donde nació Hemández; Fierro, el
. procesa e · · ¡ d f.
cuchillo: Y le hice sentir el fierro: 1552). Los demás son tona . do fue el recurso más sagaz para quitar e e i-
motes: Vizcacha, Picardía, Cruz, Moreno, Inocencia, Hijo bre Y ape1! toda personalidad verdadera. Por ejemplo:
Mayor, Hijo Segundo, Barullo, la Bruja, el Ñato, que n1t1v�m;: ar el día en que, en los archivos de alguna corrn
cionan los personajes a sus familiares ni amigos (tías, hijos, para siempre escamoteado.
qué edad, qué rostro tiene, son cosas accesorias y sin nin
1 11,
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