Está en la página 1de 1

EL PAÍS, SÁBADO 16 DE MARZO DE 2019 BABELIA 13

C R Í T I C A S T E AT R O

Ay, ay, ay, Carmela


Distribuido para vidalga@institutdelteatre.cat * Este artículo no puede distribuirse sin el consentimiento expreso del dueño de los derechos de autor.

POR JAVIER VALLEJO

앬 El tiempo no es enfermera que todo lo cura: los daños


estructurales del alma requieren cirugía y isioterapia.
Las peladas, thriller psicológico sobre la necesidad íntima de
reparación, viene a contar que nunca es tarde para hacer valer
la verdad, sea en la plaza de Mayo bonaerense, en el Quiché
guatemalteco o en Lucena, donde el control obtenido por los
golpistas el 18 de julio de 1936 sin haber encontrado resisten-
cia armada no evitó que iniciaran una represión acorde con
la consigna impartida por el general Mola sobre la violencia
extrema que debía caracterizar la sublevación.
A partir de lo sucedido esos días en la comarca cordobesa
donde nacieron sus padres, David Roldán-Oru ha escrito una
icción en la que presente y pasado se acrisolan a través de un
lucentino de 85 años; su cuidadora; sor Inés, directora de la
residencia, y Carmela, mujer del protagonista. En Las peladas
conluyen el vocabulario popular idedigno y la expresiva sin-
“civilizadamente” pero cuyo verdadero campo Una escena de taxis del anciano, encarnado sin caracterización por Alfonso
de batalla será la custodia del hijo. La acción de La dansa de Rodríguez, actor joven proteico; el naturalismo de algunas
este duelo de poder tiene lugar en un salón lu- la venjança.   escenas, que sería del agrado de Zola redivivo; un aliento
joso, abierto al público por ambos lados. Roger DAVID RUANO dramático jondo, una dramaturgia musical vertebradora y la
Amenaza es lo que suele llamarse un hombre “de cultura”,
pero poco a poco conocemos su carácter autori-
iluminación tenue, anaranjada, hermana del virado fotográico
en sepia, ideada por Roldán para darle impronta documental

en la sombra tario, su fundamentalismo y su peligro, emble-


matizado en su ansia de apartar a los débiles, los
depresivos, los pesimistas, del camino de su hijo
a su puesta en escena.
El texto merece crédito, salvo una réplica donde Benito
habla de los leales a la República en términos propios de
(“debemos evitar que le pase lo mismo que a esos alguien joven e instruido. La transiguración del protagonista
seres repugnantes e infelices: siento que esa es durante la anagnórisis viene a signiicar la posesión de un
mi misión”, proclama). Clàudia, pintora, intros- personaje vivo por un ser querido difunto. Escena mágica esta,
pectiva, busca liberarse del dominio de su mari- por la libertad con la que está escrita y el vuelo vertiginoso de
do y empezar una vida nueva, pero su sombra es su intérprete. Empática y encantadora la Rocío de Sofía Cano.
Laia Marull y Pablo Derqui un egoísmo no menos dañino: los ejemplos, al ser Versátil Laura Garmo en su papel doble.
más secretos que los de Roger, resultarían dema-
muestran, a gran voltaje, siado reveladores. ¿Quién es más culpable, quién
lo peor de una pareja en pugna más víctima? Lo más sugestivo es que Casanovas Las peladas 
por la custodia ilial en un feroz no parece tomar partido por ninguno. Quizás la Texto y dirección: David Roldán-Oru. Madrid: Cuarta Pared, 16 de
pregunta más adecuada sea: ¿quién dejará peor marzo; Mirador, del 6 al 9 de junio. Gira: Chiclana, Cabra, Valencia
melodrama de Jordi Casanovas herencia? Y ahí radica el riesgo al que me refería
al principio, y que corren tanto el dramaturgo
POR MARCOS ORDÓÑEZ como el director y los dos intérpretes, porque
las raíces hereditarias, y la lenta, letal danza de
ordi Casanovas es uno de nuestros dra- la venganza, están al borde del melodrama en-
El movimiento es más

J complejo que la mente


maturgos más astutos y versátiles. Na- loquecido. Hemos visto muchas piezas en torno
cido en 1978, cuenta ya con una trein- a contiendas matrimoniales, pero los giros de
tena de obras, en las que acostumbra La dansa de la venjança (título que quizás peque
a arriesgarse cambiando de género y de obvio: única pega) son un poco chirriantes,
tono sobre un fondo tal vez común: la aunque a menudo los excesos argumentales in-
crueldad y los juegos de dominio, con una vio- yectan intensidad al melodrama. Tiene algo de POR RAQUEL VIDALES
lencia a veces física aunque más habitualmente los siniestros relatos de Daphne du Maurier, con
verbal, como suele corresponderle a la escena. toques alucinados del primer Sirk o de Fassbin-
Ha escrito comedias negras (Idiota), thrillers (Les der. Sebastià Brosa firma una escenografía que
millors ocasions), aventuras fantásticas al borde le hubiera gustado al Hitchcock más onírico y
앬 Era hora de que llegara a España este trabajo de la
compañía alemana Rimini Protokoll que se pone como
ejemplo cuando se habla de “teatro inmersivo”. Se estrenó
del terror o la ciencia ficción (Un hombre con ga- claustrofóbico. Y hablando de Hitchcock, ahí está en 2013 en Berlín y ha pasado ya por 35 ciudades del mundo.
fas de pasta, City/Sim City, La ruina, La revolució), el espacio musical de Jordi Bonet, que despier- Aquí no hay actores ni escenario: el actor es el espectador, y el
para citar solo algunas de mis favoritas, y recien- ta en mí ecos de los pasajes más ominosos de escenario es la ciudad que el espectador-actor debe recorrer
tes incursiones en el teatro documento, Bernard Herrmann. durante dos horas guiado por una voz robótica a través de
modalidad inaugurada con Ruz-Bárce- Pero lo que realmente me tocó fue unos auriculares. Somos 40. Caminamos al unísono por
PURO
nas, estrenada en el madrileño Teatro TEATRO de qué modo Derqui y Marull le echan control remoto. De ahí el título: Remote Madrid.
del Barrio, o Port Arthur y Jauría, que kilos de convicción y poderío al condu- La cita es en el cementerio británico de Madrid. Es martes
espero ver la semana próxima en el Pa- mio, y cómo Riera dirige con tiralíneas: por la tarde, todavía horario laboral, pero de pronto estamos
vón Kamikaze. la modulación del ritmo creciente y la en el barrio de Carabanchel leyendo epitaios. Hay que elegir
La dansa de la venjança toma su tí- tensión entre la pareja; el control ex- uno. Rápidamente encuentro el mío: “Nicholas Witold, conde
tulo de Medea’s Dance of Vengeance, de quisito de la puesta en escena; el hu- (último en la línea) Zawadowski Miklaszewski (1903-1971)”.
Samuel Barber, y es un melodrama contempo- mor oscuro que fluye bajo el texto. La amenaza Salimos al mundo de los vivos y caminamos por calles desco-
ráneo en clave de denuncia, pero que a mis ojos también evoca un río imparable. No hay excesi- nocidas. Viajamos en metro, entramos en una iglesia, baila-
tiene maneras victorianas e incluso toques de fe- vos gritos, pero los silencios son más dolorosos mos en medio de una plaza y provocamos a otros transeúntes
rocidad isabelina. Está funcionando de maravilla y desarbolantes. Me gusta también el equilibrio mientras la voz robótica hace preguntas. ¿Te mueves porque
en la Villarroel barcelonesa, a las órdenes de Pere entre naturalismo y los giros casi expresionistas quieres o porque te lo ordenan? ¿Por qué me obedeces si soy
Riera, que tuvo allí un éxito parecido dirigiendo de la última parte. Lamento no haber podido de- un robot? ¿Cómo te sientes entre la multitud?
un texto propio, Infàmia, tres años atrás. El re- tenerme en el argumento, para analizar, aunque Puede que estas cuestiones sean obvias, pero no es ese el
parto es sensacional. A mi juicio, lo mejor que ha fuera un poco, la forma en que Casanovas te lleva mérito de esta pieza. En general, el mérito del teatro inmersivo
hecho Laia Marull, una estupenda actriz que sa- por donde quiere, con golpes de efecto tan fulmi- no es tanto intelectual como sensorial. Físico. Todo pasa por
be ser vulnerable e inquietante, y que, lástima, no nantes como el de la maleta enigmática. Y que al el cuerpo, hay que moverse, tomar posiciones. Y ahí de pronto
se prodiga mucho en teatro. Debutó en 1993 de la final recuerde aquellas funciones policiacas (con salta una chispa. Lo importante es el movimiento. Lo dice la
mano de Lluís Pasqual, y entre sus trabajos hay la firma de José Luis Alonso) que en los sesenta voz robótica: “Puedo vencerte jugando al ajedrez, pero no al
que destacar también Nina, El polígrafo, La llista se anunciaban por la radio con voz cavernosa: fútbol. El movimiento es más complejo que el pensamiento”.
e Incendis. Pablo Derqui es un maestro a la hora “Por favor, no cuenten el final a sus amistades”. Al inal, subimos a una torre. Todo Madrid a la vista. El
de dibujar personajes turbios y amenazadores, No creo equivocarme augurándole un gran éxi- Madrid de todos los días. Quizá solo se trataba de redescu-
como hizo en Roberto Zucco, L’ànec salvatge o to. En toda España y donde se estrene. brirse como habitante de esta ciudad.
Calígula. Derqui y Marull, que ya coincidieron en
el Lliure interpretando Hedda Gabler, son aquí
dos personajes profundamente perturbados, ca- La dansa de la venjança  Remote Madrid 
si strindbergianos: Roger y Clàudia, un matrimo- Texto: Jordi Casanovas. Dirección: Pere Riera  Una creación de Rimini Protokoll  
nio de clase alta que parece haberse separado La Villarroel. Barcelona. Hasta el 31 de marzo Centro Conde Duque. Madrid. Hasta el 7 de abril

También podría gustarte