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Saberes a desarrollar: Las invasiones inglesas y Revolución de Mayo.

La
participación de los sectores subalternos en la Revolución de Mayo. El contexto
político y económico tras la Revolución de Mayo: distintas concepciones de formas
de gobierno y el surgimiento de los regionalismos (1810-1820)
Actividad 1: Miren el siguiente video sobre las invasiones inglesas: Años decisivos (T1),
Año 1806 - Canal Encuentro
1. ¿Por qué se produjeron las invasiones inglesas al virreinato del Río de la Plata?
2. ¿Cuáles eran las funciones del cabildo?
3. ¿Cuáles eran las consecuencias de las invasiones inglesas?
4. El historiador Gabriel Di Meglio plantea que 1806 es un año decisivo ¿Por qué?
Actividad 2: Miren el siguiente video sobre la Revolución de Mayo La Revolución
de Mayo - Años Decisivos 1810
1. ¿Por qué existía una crisis monárquica hispana?
2. ¿Por qué se formó un gobierno propio en 1810? ¿Qué cambió a partir de estos
hechos?
3. ¿En qué consistía la doctrina de la retroversión de soberanía?
4. ¿De qué forma afectó la guerra de la independencia española a los virreinatos?
5. ¿Por qué la 1º Junta gobernaba en nombre del rey?
6. ¿Cuáles son las consecuencias de la Revolución de Mayo de 1810?
7. ¿Cuáles son las diferencias entre Morenistas y Saavedristas?
Los sectores subalternos y su participación en la Revolución de Mayo:
Buenos Aires fue desde la remoción del virrey en mayo de 1810 la sede de las distintas
formas que adoptó el gobierno central revolucionario que evolucionó de una junta a un triunvirato
y luego a la figura de un director supremo en las que se llamarían Provincias Unidas del Río de la
Plata. La plebe de la ciudad, entonces, tuvo un diálogo directo con un poder de amplio alcance, y
sus acciones políticas, como suele ocurrir en una capital, tuvieron consecuencias en todo el
territorio que respondía al gobierno. Esa heterogénea plebe o bajo pueblo, dos términos empleados
en la época, incluía a prácticamente todos los que no eran considerados de color blanco los negros,
los pardos, los mestizos pero también a los numerosos blancos pobres, que no recibían antes de
sus nombres el título don/doña.
Sectores subalternos eran quienes tenían ocupaciones sin calificación, la mayoría de las
cuales realizaban tareas manuales, incluyendo al grueso de los artesanos, los jornaleros, los peones
del abasto y las panaderías, las lavanderas y planchadoras, los matarifes y los variados vendedores
ambulantes, además de los que se ganaban la vida como podían y de los mendigos. El bajo pueblo
participó de las siguientes maneras:
•La participación, aunque indirecta: En las disputas entre saavedristas y morenistas.
Se remarca como una cualidad del momento político los conflictos facciosos. Aquí resulta
importante ver cómo operaron en este sentido los alcaldes del barrio del cabildo para echar mano
de las masas, en estas disputas entre distintas expresiones de la élite.
•Participación en los actos públicos: Aquí la mayoría del pueblo se hacía presente.
También durante la colonia las fiestas religiosas y de asunción de un nuevo rey poseían bastante
popularidad. Con la revolución de Mayo aparecieron nuevos festejos (aniversario de la reconquista
de Buenos Aires, ceremonias de los triunfos militares de las armas patrias, conmemoraciones del
aniversario de la revolución de Mayo, fiestas de recibimiento a diplomáticos y militares, etc.). La
élite, en algunos momentos, sintió que la plebe se “excedía” en sus actos y que los festejos muchas
veces se volvían descontrolados. Se marca la contradicción de que la elite, por un lado, arengaba
la participación pero por otro lado la limitaba.
•Participación en el ejército y la milicia: Los cuerpos milicianos abrieron nuevos
espacios de poder y crearon nuevas identidades para el bajo pueblo a raíz de estas milicias. Se
generaron espacios de poder analizando varios motines militares dirigidos por miembros de la
plebe, quienes ocupaban la suboficialidad y el grueso de la tropa. Se detectaba un amplio margen
de autonomía de la plebe con respecto a otros sectores sociales. Esto habla de una autonomía de la
existencia de la plebe como facción en sí misma.
Para los esclavos rioplatenses la Revolución abrió una oportunidad de acceder a la libertad.
Desde un primer momento estuvieron atentos a las contradicciones de los dirigentes, quienes por
un lado temían su movilización pero la necesitaban, al tiempo que sabían que existía una
incoherencia entre las proclamas de libertad en las que fundaban su actuación y la conservación
de la esclavitud. Poner fin a la esclavitud de un día para otro iba contra el derecho de los
propietarios y tenía un lado peligroso, dado que se trataba de “una raza”, que educada en la
servidumbre no usaría la libertad sino en su propio daño.
Se iniciaron, sin embargo, algunas reformas en el tema: se prohibió el tráfico de esclavos
y dispuso que la carga de cualquier barco negrero fuera confiscada y liberada. La medida afianzó
el apoyo de los negros, esclavos y libres, y sectores populares a la Revolución. Por eso, aunque la
participación del bajo pueblo en los cuerpos milicianos era algo habitual en la colonia, en algunos
lugares hubo ciertos disgustos ante la posibilidad de movilizarlos a favor de la Revolución y más
aún en el caso de los esclavos. Pero apenas la guerra empezó a extenderse se convirtió en una
necesidad. Para buscar que el entusiasmo de los afectados inclinara la situación, los
revolucionarios proclamaron que todos los esclavos que entraban en el ejército se convertían en
libertos y al término de la guerra iban a ser libres.
La medida se transformaría en uno de los principales medios de reclutamiento de los
revolucionarios. La libertad tenía un costo elevado, el de poner el cuerpo en la guerra, pero la
mayoría de los esclavos que pudo optar prefirió ese riesgo a mantener su servidumbre. Las mujeres,
por supuesto, no tuvieron esa posibilidad. Entre ellos y los otros Afros-americanos se formó una
identidad muy fuerte con la causa de la Patria, ligada en su origen con la posibilidad de obtener la
libertad.
El Río de la Plata tras la revolución de Mayo 1810:
Desde la Revolución de Mayo, el espacio político virreinal empezó a desarticularse. Los
diez años de guerra posteriores a la Revolución de Mayo habían militarizado la sociedad y creado
pequeñas elites locales que no estaban dispuestas a ceder su poder para conformar un Estado
unificado, sobre todo si no establecían relaciones igualitarias entre todos los territorios. Estos
territorios, llamadas provincias, procedían de antiguas divisiones de la época virreinal,
intendencias o gobernaciones o habían sido creados por disposiciones posteriores a 1810. Entre
1810 y 1815, el Río De La Plata vivió una etapa marcada por los frecuentes cambios de gobierno,
producto de los desacuerdos entre los revolucionarios. Sucedieron varias formas de gobierno, y la
falta de definición en cuanto
a la ruptura de vínculos con
España hizo imposible dictar
una constitución y fijar un
gobierno definitivo.
En 1816, el
Congreso se reunió en
Tucumán. Allí se declaró la
independencia de las
Provincias Unidas de Sud
América respecto de España
y de toda otra dominación
extranjera. No se sabía si las
Provincias Unidas eran las
jurisdicciones del antiguo
Virreinato o si se incluían
entre ellas todas las regiones
del sur que quisieran declarar
la independencia y colocarse
bajo el mismo gobierno. San
Martín, por ejemplo, sostenía
el proyecto de ampliar el
territorio sujeto al nuevo
Estado, sumando tantas
regiones americanas como
fuera posible.
En el Congreso
surgieron diferencias en
cuanto a la forma de gobierno. Claramente se definieron tres corrientes de ideas acerca de la nueva
organización. Por un lado, se levantaban las voces de los diputados que tenían una idea centralista.
Estos eran mayoritariamente de Buenos Aires y del área de Cuyo, y algunos pocos de pueblos y
ciudades interiores; por otra parte, se encontraban los diputados con tendencia localista, entre los
que se destacaban los de la zona de Córdoba; en tercer lugar se encontraban los diputados
altoperuanos, que estaban de acuerdo con la propuesta de establecer un poder central, pero no con
la idea de que residiera en Buenos Aires.
Además, mientras algunos propugnaban establecer una república, otros se inclinaban por
una monarquía. Dados los conflictos existentes en torno de estas cuestiones, no se establecieron
los principios sobre los cuales debía formarse un gobierno central que reemplazará, de manera
definitiva, al orden legado por los tiempos coloniales. Tres años después, en 1819, se redactó un
texto constitucional, pero fue rechazado por las provincias, lo que dejó en evidencia la necesidad
de contar con un código estable para la organización del territorio.
Antes de las revoluciones hispanoamericanas, las colonias españolas en América estaban
organizadas en cuatro virreinatos (del Río de la Plata, del Perú, de Nueva Granada y de Nueva
España) y tres capitanías generales (de Guatemala, de Venezuela y de Chile). Durante el siglo
XIX, de ellos surgirían veinte nuevos Estados. Como consecuencia de las guerras con España por
las independencias, las unidades administrativas creadas por las reformas borbónicas se
disgregaron.

Los virreinatos se fragmentaron en nuevos países, más pequeños. Un ejemplo de ello fue
el Virreinato del Río de la Plata. De ello, surgieron la Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay.
Varias razones explican esta fragmentación; algunas son: un territorio extenso, poco poblado y
mal comunicado; la conformación de dirigencias locales favorecidas por las guerras de
independencia; la ausencia de un sentido de pertenencia común; las rivalidades económicas entre
Montevideo y Buenos Aires, y la larga tradición de autonomía del Paraguay, entre otras.
Los regionalismos:

Las distintas regiones del país tenían cada una sus propios intereses económicos y se
gobernaban con cierta independencia, por lo que no estaban habituadas a recibir órdenes de un
poder central (Buenos Aires). Las siguientes regiones se separaron de las Provincias Unidas:
 Puerto, ciudad y provincia de Buenos Aires.
 Litoral (Santa Fe, Entre Ríos y
Corrientes).
 Interior (Córdoba, Santiago
del Estero, Tucumán, Salta y Jujuy).
 Cuyo (Mendoza, San Juan y
San Luis).
La meta de la unidad nacional
significaba diferentes cosas para las
distintas provincias de acuerdo a los
intereses económicos que
perseguían. Así, la creación de un
orden político superior, la Nación,
como sistema de dominación
estable afectaba ciertos intereses
políticos y económicos de grupos y
personas que no estaban dispuestos
a cederlos con tanta facilidad. Es
necesario recordar que la
incomunicación y el aislamiento
que existía en el extenso territorio
de las Provincias Unidas del Sur
contribuyeron a formar un espíritu
autonomista en las provincias, las
que usualmente eran gobernadas de
modo personalista por un caudillo o
líder local.
Era difícil que estos
caudillos provinciales cedieron
voluntariamente todo su poder a un
gobierno nacional, al que, para
peor, identificaban como
representante exclusivo de los intereses de Buenos Aires. Es por eso que cada vez que Buenos
Aires monopolizó el poder y controló los intentos de organización política del nuevo Estado, lo
que sucedió sobre todo entre 1810 y 1820, las provincias se opusieron tenazmente.
La Economía tras la independencia: Buenos Aires, como centro económico:
Se impuso el libre comercio que había estado restringido durante el período colonial. La
medida favoreció a los comerciantes británicos que introdujeron a bajo costos numerosos
productos elaborados en las fábricas inglesas. Los productos importados competían con las
producciones artesanales del interior, que en muchos casos, se vieron perjudicadas y perdieron
mercados, ya que sus costos eran mayor y su calidad, inferior. Los terratenientes de exportadores
de agricultura y ganadería se convirtieron en los principales beneficiados del nuevo sistema
comercial porque aseguraron sus ventas.
El libre comercio favoreció a Buenos Aires, cuyo puerto controlaba las importaciones y
exportaciones. Los principales productos de exportaciones eran el cebo, cuero, carne salada, astas,
y crines. Los gobiernos
aplicaron impuestos
bajos a la entrada de
bienes importados y
redujeron dichos
impuestos a las
exportaciones. La
recaudación aduanera se
convirtió en la principal
fuente de ingresos. La
región del Litoral
competía con Buenos
Aires, por las
exportaciones de
productos ganaderos. El
puerto de Buenos Aires
controlaba los barcos
extranjeros y les cobraba
derecho de paso si
remontaban los ríos
Paraná y Uruguay. Esto
encarecía las
importaciones que
llegaban al litoral. Las
exportaciones de esas
provincias deberían
pagar los derechos
aduaneros que fijaban
Buenos Aires, lo que
perjudicaba a los
ganaderos y
comerciantes de esa
región
El reclamo de la libre navegación de los ríos se convirtió en el eje de conflicto entre Buenos
Aires y el Litoral. Debido a la política librecambista de Buenos Aires, el interior no estaba en
condiciones de competir con los productos extranjeros. Las provincias del interior comenzaron a
reclamar la protección de sus industrias artesanales, es decir aplicar impuestos a todos los
productos extranjeros o la prohibición de entrada de los bienes extranjeros que compitieran con
las producciones locales.
Actividad 3:
1. ¿Por qué fue fundamental la participación de los sectores subalternos en la
Revolución de Mayo?
2. ¿Por qué el Virreinato de Río De La Plata comenzó a desarticularse?
3. ¿Por qué surgieron distintas concepciones sobre la forma de gobierno que debería
adoptar el territorio que conformó el ex virreinato del Río de La Plata?
4. ¿Por qué los regionalismos obstaculizaron la conformación de una Nación? ¿Por
qué las regiones se oponían a formar una nación?

Bibliografía:
Economía Política / Hernán Aruj... [et.al.]; coordinado por Marcos Mariano Kestelboim y
Juan Santiago Fraschina. - 1a ed. - Ituzaingó: Maipue, 2014.
Minutella, Eduardo: Historia 4 ES. Planificación. El cine y la enseñanza de la Historia.
Propuesta de trabajo con películas. - 1a ed. - Boulogne Sur Mer
Hochman, Nicolás Historia 12: modernidad: conquista, relaciones coloniales y
Formación del capitalismo. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Longseller, 2015.
Eggers-Brass, Teresa Historia III: la formación de los estados nacionales en América
Latina en el contexto mundial del siglo XIX. - 1a ed. - Ituzaingó:- Maipue, 2010.
Historia 3: Argentina, América Latina y el mundo en el largo siglo XIX / Marcela Aldana
Fernández Walker... [et al.]. - 1a edición para el alumno. - Ciudad Autónoma de Buenos
Aires: Estación Mandioca, 2017.

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