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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0058/2013

Sucre, 11 de enero de 2013

SALA PRIMERA ESPECIALIZADA


Magistrado Relator: Efren Choque Capuma
Acción de amparo constitucional

Expediente: 02120-2012-05-AAC
Departamento: La Paz

En revisión la Resolución de 283/2012 de 13 de noviembre, cursante de fs. 889 a


891, pronunciada dentro de la acción de amparo constitucional interpuesta por
Oscar Eduardo Urquizu Córdova en representación legal de Gustavo Alfonso
Gerardo Carrión Calderón contra María Arminda Ríos García, Carmen Núñez
Villegas y Delfín Humberto Betancourt Chinchilla, Presidente y Magistrados
de la Sala Social y Administrativa Liquidadora del Tribunal Supremo de
Justicia, respectivamente.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1.Contenido de la demanda

Mediante memorial presentado el 9 de octubre de 2012, cursante de fs. 791 a 798, el


accionante expone lo siguiente:

I.1.1.Hechos que motivan la demanda

Su representante fue Asesor Legal del Banco de Crédito de Bolivia S.A. (antes Banco
Popular del Perú), desde agosto de 1960 hasta mayo de 1982 y de junio de 1986 a
diciembre de 2002. Cuando concluyó su relación laboral, le pagaron beneficios
sociales en forma parcial, sin tomar en cuenta para calcular el sueldo indemnizable
la antigüedad y la remuneración del cargo de síndico en la institución mencionada,
tampoco cancelaron su mandante retroactivamente el bono de antigüedad por
dieciséis años y siete meses. A consecuencia de ello instauró una demanda laboral
que finalizó en su última instancia con Auto Supremo 019/2012 de 3 de abril,
disponiéndose solo el pago del bono de antigüedad por los últimos dos años, porque
interpretó que el resto de años no reclamados en su oportunidad hubieran prescrito,
resolución que trasgrede y suprime los derechos constitucionales de su de su
representado. Al declarar infundado el recurso de casación se dio por bien hecho un
mal cálculo de los beneficios sociales, manteniendo el error de la entidad
empleadora y de los jueces y tribunales de instancia, ya que esos beneficios fueron
calculados sin interpretar correctamente las normas laborales.

I.1.2.Derechos supuestamente vulnerados

El accionante alega la lesión de los derechos de su representado a los beneficios


sociales, a la imprescriptibilidad de sus beneficios sociales y al debido proceso;
citando al efecto, el art. 115.II de la Constitución Política del Estado (CPE).

I.1.3.Petitorio

Solicita se declare “procedente” la acción de amparo constitucional, dejando sin


efecto el Auto Supremo 019/2012 de 3 de abril, pronunciada por la Sala Social y
Administrativa Liquidadora del Tribunal Supremo de Justicia, disponiendo se
repongan los derechos de la imprescriptibilidad del bono de antigüedad y la
incorporación de la remuneración de sindico al sueldo indemnizable.

I.2.Audiencia y Resolución del Tribunal de garantías

Efectuada la audiencia pública el 13 de noviembre de 2012, conforme consta en la


acta cursante de f.s. 884 a 888, en presencia del apoderado y abogado de la parte
accionante, los apoderados de la parte demandada y el tercero interesado, ausentes
el representante del Ministerio Público y los demandados; se produjeron los siguientes
actuados:

I.2.1.Ratificación de la acción

El accionante ratificó el contenido de la acción interpuesta.

I.2.2.Informe de las autoridades demandadas

María Arminda Ríos García, Carmen Núñez Villegas y Delfín Humberto Betancourt
Chinchilla, Presidente y Magistrados de la Sala Social y Administrativa Liquidadora
del Tribunal Supremo de Justicia, respectivamente; presentaron informe conjunto
cursante de fs. 822 a 826, donde manifestaron: a) La relación de trabajo se produjo
en vigencia de la Constitución Política del Estado de 1967 y sus reformas; b)
Gustavo Alfonso Gerardo Carrión Calderón, demandó reintegro indemnizatorio contra
el Banco de Crédito de Bolivia S.A., dictándose la Resolución 028/2006 de 6 de abril,
declarando probada en parte la demanda y declarando probada en parte las
excepciones perentorias de prescripción y de pago, sin costas, disponiendo que el
Banco de Crédito de Bolivia S.A. cancele al demandante la suma de Bs7 630, 52.-
(siete mil seiscientos treinta 52/100 bolivianos); c) La Sala Social y Administrativa
Segunda de la Corte Superior del Distrito Judicial de La Paz pronunció el Auto de
Vista 236/2007 SSA-II de 26 de octubre, confirmando la sentencia apelada sin
costas; d) Con relación a la vulneración de los derechos de los beneficios sociales,
cabe señalar que en el primer periodo de funciones éste recibió el respectivo pago
indemnizatorio por retiro voluntario de acuerdo a ley, y se hizo el cálculo de pago de
beneficios sociales desde la última contratación, misma se realizó con normas que
rigen la materia y no se vulneró el art 48 de la CPE; e) El accionante acusa que se le
han transgredido restringido sus derechos constitucionales al declarar infundado el
recurso de casación, el Auto Supremo se fundamentó “el promedio indemnizable en
el marco de la escala prevista por el artículo 60 del Decreto Supremo (DS) 21060 de
29 de agosto de 1985 y sobre la base que refiere el artículo único del DS 23474 de
20 de abril de 1933” (sic); f) añadir su remuneración de Síndico al sueldo
indemnizable el Auto Supremo fundamentó “El Auto de Vista recurrido ha efectuado
un análisis y consideración, por el cual se establece el no pago por concepto de
representación como síndico del Banco de Crédito S.A., al ser éste un pago que no
se acomoda a un salario o sueldo y no tiene naturaleza de relación laboral y más
bien se encuentra previsto por los artículos 334 numeral 2, y articulo 339 del Código
de Comercio” (sic); g) en cuanto al cómputo de antigüedad para efectos sociales el
art. 2 del DS 7850 de 1 de noviembre de 1966, dispone que al existir retiro
voluntario con renovación de contrato de trabajo, el computo se efectúa desde la
fecha de la ultima contratación.

I.2.3.Intervención del tercero interesado

A través de su representante Banco de Crédito de Bolivia S.A, en calidad de tercero


interesado, indicó: 1) La presente acción fue presentada fuera del plazo de los seis
meses que establece el art. 129.II de la CPE, toda vez, que la parte accionante fue
notificada con el Auto Supremo impugnado el 4 de abril de 2012 y la acción tutelar
fue presentada el 9 de octubre de 2012; 2) El accionante se limitó solo a hacer una
reproducción de la demanda, apelación y casación, hace referencia al contenido de
la determinación sobre el bono de antigüedad como si el Tribunal de garantías fuese
una segunda instancia; 3) El 15 de octubre de 1993, se ha pagado todos los
beneficios sociales, entre ellos, la vacación a Gustavo Alfonso Gerardo Carrión
Calderón; 4) Cuando existe una sustitución de empleadores, situación regulada por
los arts. 11 del “Código del Trabajo” y 8 del DS 1592 de 19 de abril de 1949, la
antigüedad debe considerarse desde el 16 de octubre de 1993; 5) La relación laboral
se extinguió el 31 de diciembre de 2002, la Constitución Política del Estado de 2009,
no estaba vigente en ese momento, por lo que no se puede aplicar a un proceso que
se fundó con la antigua Constitución Política del Estado, y la imprescriptibilidad fue
considerada en la fecha de la ruptura laboral; 6) La función de síndico está regulada
por el Código de Comercio, la remuneración de estos está establecida en el art. 339
de la misma normativa a efectos del art. 19 de la Ley General del Trabajo (LGT), y
tampoco existe ninguna vinculación con el art. 11 del DS 1592, así el DS 23570 de
26 de junio de 1993 determina que el Síndico es de carácter comercial; y, 7) Se
mencionó que el Tribunal Supremo no efectuó una adecuada valoración de la prueba
y la jurisprudencia constitucional estableció que no se puede impugnar la valoración
de la prueba en un amparo, por lo que debe ser denegada en su integridad.

I.2.4.Intervención del Ministerio Público

El representante del Ministerio Público una vez escuchadas las partes, manifestó: i)
Gustavo Alfonso Gerardo Carrión Calderón, cuando fungía en el Banco del Perú, se
demuestra que fue pagado en su integridad y se emitió la planilla de liquidación de
beneficios sociales, siendo un aspecto consentido; ii) Cuando fue contratado
nuevamente como Asesor Legal el año 1986, hasta el último retiro voluntario le fue
pagado; iii) Se tiene que delimitar en cuanto a su condición de Asesor del Banco y la
otra como Sindico, donde ya no es trabajador, sino que existe una relación comercial
civil y no emerge una relación laboral; iv) El art. 123 de la CPE, sólo dispone para lo
venidero y no es retroactivo, excepto en materia laboral cuando lo determine
expresamente, se habla del trabajador y no así del síndico; v) En la presente acción
se cita el art. 3 del DS 7850 de 1 de noviembre de 1966, donde establece que el
trabajador conserva su antigüedad siempre que el contrato no hubiera sido
extinguido y en este caso si se extinguió el contrato y por eso le pagaron su
liquidación; y, vi) Existiendo una liquidación y estar extinguida la relación laboral,
emitió su voto porque se deniegue la acción por no ajustarse a derecho.

I.2.5.Resolución

Concluida la audiencia, la Sala Social y Administrativa del Tribunal Departamental de


Justicia de Chuquisaca, constituida en Tribunal de garantías, pronunció la Resolución
283/2012 de 13 de noviembre, cursante de fs. 889 a 891, denegando la tutela
solicitada; con los siguientes fundamentos: a) El accionante no cumplió con los
requisitos esenciales que señaló la jurisprudencia constitucional, al no expresar la
exposición de los principios o criterios interpretativos que no fueron cumplidos por las
autoridades demandas; b) El tribunal de casación se limita en términos de puro
derecho, a verificar si el tribunal de apelación vulneró la ley, pero no las leyes que
juzgue conveniente, sino aquellas expresamente acusadas como vulneradas en el
recurso de casación; c) El tribunal de casación no puede casar un auto de vista sin
que el recurrente haya acusado infracción legal, por cuanto no tendría la posibilidad
de aplicar ninguna norma y de hacerlo estaría expidiéndose ultra petita y casando de
oficio, que resulta ajeno a sus competencias; y, d) La no aplicación del art. 48.IV de la
CPE con la retroactividad prevista en el art. 123 de la misma Ley Fundamental, por
cuanto a momento que se dictó el Auto de Vista materia del recurso de casación esa
norma constitucional no existía, y el Tribunal de apelación no se encontraba obligado
a aplicar una norma inexistente, mucho menos le competía al Tribunal de casación
juzgar la decisión del inferior sobre dicho aspecto.
II. CONCLUSIONES

Realizada la revisión y compulsa de los antecedentes, se llega a las siguientes


conclusiones:

II.1.El 22 de diciembre de 1982, el Banco Popular del Perú realizó el finiquito de


beneficios sociales a favor de Gustavo Alfonso Gerardo Carrión Calderón, por el
servicio prestado desde el 1 de agosto de 1960 hasta el 5 de mayo de 1982 en
el Banco ya mencionado (fs. 3 y vta.)

II.2.El 27 de octubre de 1993, la Dirección General de Trabajo, mediante formulario


de finiquito, certifica que el Banco Popular cancelo por concepto de beneficios
sociales en favor de Gustavo Alfonso Gerardo Carrión Calderón, por los servicios
prestados a dicha institución desde el 1 de junio de 1986 hasta el 15 de octubre
de 1993 (fs. 15 y vta.).

II.3.El 25 de mayo de 1994, mediante Testimonio 628/94 el banco Popular S.A.


cambio de razón social por el de Banco de Crédito de Bolivia S.A. (fs. 517 a
523).

II.4.El 10 de febrero de 2003, la Dirección General de Trabajo dependiente del


Ministerio de Trabajo, emitió el formulario de finiquito, que realizó el Banco de
Crédito de Bolivia S.A., a favor del accionante, por el servicio prestado desde el
31 de diciembre de 1998 hasta el 31 de diciembre de 2002 (fs. 4 a 5).

II.5.El 2 de septiembre de 2004, el Banco de Crédito de Bolivia S.A, certifica que


Gustavo Alfonso Carrión Calderón, prestó servicios profesionales a favor de la
institución bancaria, en condición de Asesor Legal Externo desde el 1 de abril de
1992 hasta el 31 de diciembre de 2002; asimismo, desempeño funciones como
Síndico de la Sociedad desde el año 1994 hasta el 10 de febrero de 2003, fecha
en que renunció sin haber presentado su informe a la Junta de Accionistas, el
cual fue informado a la Superintendencia (SBEF), por instrucción de dicha Junta
(fs. 10).

II.6.El 6 de abril de 2006, la Jueza de Partido Segundo de Trabajo y Seguridad


Social, del departamento de La Paz, dentro del proceso de reintegro de
beneficios sociales y otros, seguido por Gustavo Alfonso Gerardo Carrión
Calderón, contra el Banco de Crédito de Bolivia S.A., pronunció la Resolución
028/2006, declarando probada en parte la demanda y, declarando probada en
parte las excepciones perentorias de prescripción y de pago, sin costas,
disponiendo que el Banco de Crédito de Bolivia S.A., proceda a cancelar en favor
del demandante la suma de Bs7 630.52.- (fs. 578 a 584).
II.7.El 26 de octubre de 2007, la Sala Social y Administrativa Segunda del Tribunal
Departamental de La Paz, dictó el Auto de Vista 236/2007 SSA-II, confirmando
la Resolución 028/2006, dentro de la apelación interpuesta por ambas partes
contendientes, dentro del proceso de reintegro de beneficios sociales y otros (fs.
720 a 721 vta.).

II.8.El 3 de abril de 2012, la Sala Social y Administrativa del Tribunal Supremo


Liquidador, pronunció el Auto Supremo 019/2012 declarando Infundado el
recurso en el fondo y la forma planteado por Gustavo Alfonso Gerardo Carrión
Calderón, e infundado el recurso en el fondo interpuesto por la representante
del Banco de Crédito de Bolivia S.A., sin costas, dentro del proceso de reintegro
de beneficios sociales y otros (fs. 776 a 780).

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

El accionante alega que las autoridades demandadas vulneraron los derechos de


su representado al debido proceso, a los beneficios sociales, a la imprescriptibilidad
de los beneficios sociales inserta en el art. 48 de la CPE, al declarar infundado el
recurso de casación, que dieron por bien hecho un mal cálculo de beneficios
sociales, sin interpretar correctamente las normas laborales, en la incorporación
del bono de antigüedad para el cálculo del sueldo indemnizable, sin considerar su
condición de síndico y la retroactividad de la norma laboral prescrita en el art. 123
de la CPE. En revisión, corresponde dilucidar si los hechos expuestos por el
accionante son evidentes.

III.1.Sobre los principios ético morales de la sociedad plural y los valores


que sustenta el Estado boliviano

En primer lugar, cabe mencionar que la Constitución Política del Estado


promulgada el 7 de febrero de 2009, señala el horizonte en el que habrá de
erigirse el nuevo Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional
Comunitario, fundado en la pluralidad y pluralismo político, económico,
jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso integrador del país. En ese
contexto esta dicho que la nueva institucionalidad del Estado Plurinacional
debe superar con creces la estructura colonial y debe, a base del esfuerzo
individual y colectivo, en cada estructura organizacional y en todos los
órganos e instituciones del poder público, concretar un estado como el
proclamado, principalmente en el Órgano judicial que a través de sus
jurisdicciones y en la función judicial ejercida por sus autoridades en las
naciones y pueblos indígena originario campesinos, en la que los valores
que sustenta el Estado como unidad, igualdad inclusión, dignidad, libertad,
solidaridad, reciprocidad, respeto, complementariedad, armonía,
transparencia, equilibrio, igualdad de oportunidades, equidad social y de
género en la participación, bienestar común, responsabilidad, justicia social,
distribución y redistribución de los productos y bienes sociales, para vivir
bien, que señala el art. 8.II de la CPE.

Resulta necesario señalar que la Constitución Política del Estado, por otra
parte, refiriéndose a la nueva institucionalidad del Estado Plurinacional,
augura superar con creces la estructura colonial estableciendo que, de
acuerdo con lo previsto en el art. 8.I de la CPE, los principios ético morales
de la sociedad plural que el Estado asume y promueve son: suma qamaña
(vivir bien), ñandereko (vida armoniosa) tekokavi (vida buena), ivimaraei
(tierra sin mal) y qhapajñan (camino o vida noble), así como ama quilla,
ama llulla, ama suwa (no seas flojo, no seas mentiroso, ni seas ladrón),
estos últimos, mandatos de restricción que pudiendo ser de orden
imperativo para cada individuo, en cada hogar de las bolivianas y bolivianos,
es también esencia de un pensamiento colectivo enraizado en las naciones y
pueblos que, sin embargo, de manera permanente se confronta con ciertos
males como la corrupción que lastiman nuestras instituciones y sociedad,
razón por la que el Estado encuentra como un elemento transformador de
la sociedad la lucha contra la corrupción. Una inequívoca señal de esta
voluntad está en la previsión del art. 123 de la CPE que establece instituye
el principio de irretroactividad de la ley excepto en materia de corrupción,
para investigar, procesar y sancionar los delitos cometidos por servidores
públicos contra los intereses del Estado; y en el resto de los casos
señalados por la Constitución Política del Estado.

Se ha dicho y reiterado en la jurisprudencia constitucional que conforme


al mandato de los arts. 178 y 179 de la CPE, la justicia es única en tanto
que la potestad de impartir la misma emana del pueblo boliviano y se
sustenta en los principios de independencia, imparcialidad, seguridad
jurídica, pluralismo jurídico, interculturalidad, equidad, servicio a la
sociedad, participación ciudadana, armonía social y respeto a los derechos,
entre otros. En ese mismo orden, respeto a los principios procesales que
rige la justicia ordinaria están, también entre otros, la verdad material y el
debido proceso.

En torno a la administración de justicia, o dicho desde una perspectiva


actual e inclusiva, respecto a impartir justicia no puede soslayarse el hecho
que ésta sustenta las decisiones en el análisis e interpretación, no sólo
limita a la aplicación de formas y ritualismos establecidos en la norma sino
como el hacer prevalecer principios y valores que permitan alcanzar una
justicia cierta, accesible que esté a lado del Estado y la población, con miras
al vivir bien y rebatiendo los males que afecta a la sociedad como lo es la
corrupción.

En ese contexto, la jurisprudencia constitucional ha señalado: “El principio


de seguridad jurídica refuerza esta idea, al garantizarle al ciudadano que la
actividad judicial procurará, en todo caso y por encima de toda
consideración, garantizar la efectiva protección de sus derechos
constitucionales y legales accediendo a una justicia material o
verdaderamente eficaz no una aplicación formal y mecánica de la ley, por el
contrario, lograr que las consecuencias mismas de una decisión judicial
debe significar una efectiva materialización de los principios, valores y
derechos constitucionales…

(…)

Conforme a lo expuesto, el valor superior 'justicia' obliga a la autoridad


jurisdiccional -en la tarea de administrar justicia- procurar la realización de
la 'justicia material' como el objetivo axiológico y final para el que fueron
creadas el conjunto de instituciones” (SC 1138/2004-R de 21 de julio).

III.2.De la acción de amparo constitucional

Antes de entrar a la consideración sobre la resolución y antecedentes de la


presente acción tutelar elevada en revisión, es pertinente, referirse a
algunos aspectos inherentes a dicha la acción de amparo constitucional
instituida en el Sistema Constitucional boliviano; así, la Constitución Política
del Estado, en la Sección II, del Capítulo segundo (Acciones de Defensa) del
Título IV (Garantías Jurisdiccionales y Acciones de Defensa) de la Primera
Parte (Bases fundamentales del Estado - derechos, deberes y garantías) ha
instituido la acción de amparo constitucional.

En ese marco, el art. 128 establece: “La Acción de Amparo Constitucional


tendrá lugar contra actos u omisiones ilegales o indebidos de los servidores
públicos, o de persona individual o colectiva, que restrinjan, supriman o
amenacen restringir o suprimir los derechos reconocidos por la Constitución
y la ley”; a su vez el art. 129.I de la CPE, determina que: “La Acción de
Amparo Constitucional se interpondrá por la persona que se crea afectada,
por otra a su nombre con poder suficiente o por la autoridad
correspondiente de acuerdo con la Constitución, ante cualquier juez o
tribunal competente, siempre que no exista otro medio o recurso legal para
la protección inmediata de los derechos y garantías restringidos, suprimidos
o amenazados”.

En desarrollo de las normas constitucionales citadas, el art. 51 de la Ley 254


del Código Procesal Constitucional (CPCo), al referirse al objeto de la acción
de amparo constitucional, “… de garantizar los derechos de toda persona
natural o jurídica reconocidos por la Constitución Política del Estado y la
Ley, contra los actos ilegales o las omisiones indebidas de las y los
servidores públicos o particulares que los restrinjan, supriman o amenacen
restringir o suprimir y que, al referirse el art. 54 de la citada Ley, con
referencia a la subsidiariedad, “I. La Acción de Amparo Constitucional no
procederá cuando exista otro medio o recurso legal para la protección
inmediata de los derechos y garantías restringidos, suprimidos o
amenazados de serlo. II. Excepcionalmente, previa justificación fundada,
dicha acción será viable cuando: 1. La protección pueda resultar tardía. 2.
Exista la inminencia de un daño irremediable e irreparable a producirse de
no otorgare la tutela”.

La acción de amparo constitucional, en consecuencia, es un mecanismo


constitucional por el que la Ley suprema del ordenamiento jurídico establece
un procedimiento de protección cuyo objeto es el restablecimiento
inmediato y efectivo de los derechos y garantías restringidos, suprimidos o
amenazados, a través de un procedimiento judicial sencillo, rápido y
expedito, frente a situaciones de lesión provenientes de la acción u omisión
de servidores públicos o particulares; siempre que el ordenamiento jurídico
ordinario no prevea un medio idóneo y expedito para reparar la lesión
producida.

III.3.La valoración de la prueba, atribución exclusiva de la jurisdicción


ordinaria

Este Tribunal, estableció que la acción de amparo constitucional, no está


instituido como una instancia procesal de revisión de las resoluciones
pronunciadas dentro de los procesos ordinarios o administrativos que el
ordenamiento jurídico prevé, que no es una instancia que forme parte de las
vías legales ordinarias, lo que significa que esta acción tutelar se encuentra
abierta respecto a los actos u omisiones que lesionan derechos y garantías
fundamentales, pero de ningún modo se activa para analizar el fondo del
proceso.

La jurisprudencia constitucional señaló: “…el Tribunal Constitucional


Plurinacional, al no ser una instancia adicional o suplementaria de los
procesos, sino más bien de tutela de los derechos fundamentales; en los
casos de las acciones de defensa, no tiene atribución para la valoración de
prueba sobre el fondo del asunto de donde emerge la acción tutelar, puesto
que ello es también atribución exclusiva de los jueces y tribunales
ordinarios, a menos que como resultado de esa valoración se hayan
lesionado derechos y garantías constitucionales por apartamiento
de los marcos legales de razonabilidad y equidad o cuando se
hubiere omitido arbitrariamente valorar una prueba…” , así lo
entendió la SCP 0039/2012 de 26 de marzo.

Bajo ese mismo entendimiento la SC 0939/2011-R de 22 de junio manifestó


“…que cuando se impugnen actos y resoluciones de los jueces y tribunales
ordinarios, la jurisdicción constitucional no puede ingresar a valorar la
prueba producida durante el proceso, por cuanto esa labor corresponde
exclusivamente a las autoridades jurisdiccionales ordinarias y no así al
Tribunal Constitucional dada su finalidad protectora de derechos
fundamentales y no de instancia de apelación o casación.
Consecuentemente, la acción de amparo constitucional no puede
constituirse en una instancia más de revisión de resoluciones, a menos
que dentro de esa valoración exista apartamiento de los marcos
legales de razonabilidad y equidad previsible para decidir o cuando
se haya omitido arbitrariamente valorar la prueba y su lógica
consecuencia sea la lesión de derechos fundamentales y garantías
constitucionales” (las negrillas son nuestras).

III.4.Sobre la interpretación de la legalidad ordinaria

La justicia constitucional se pronunció que, si bien la interpretación de la


legalidad ordinaria es una labor de jurisdicción común, corresponde a la
jurisdicción constitucional comprobar si en esa labor interpretativa no se
quebrantaron principios constitucionales, como ser de legalidad, seguridad
jurídica, proporcionalidad, igualdad, jerarquía normativa y debido proceso,
los cuales se encuentran relacionados a todos los administradores de justicia
del país, ya que la jurisdicción constitucional tiene competencia de otorgar
la protección pretendida, a través de las acciones de tutela establecidas en
los arts. 125 y 128 de la CPE, ante vulneraciones a los derechos y garantías
constitucionales, ocasionadas por una interpretación que tenga su origen en
la jurisdicción ordinaria, que infrinja principios y valores constitucionales.

La jurisprudencia constitucional señaló: “La interpretación de las normas


legales infra constitucionales, de manera general, es atribución exclusiva de
los jueces y tribunales ordinarios; así, a través de la presente acción tutelar,
no es posible que esta labor sea conocida por la jurisdicción constitucional
como una instancia de casación adicional o complementaria ante la que
pueda solicitarse un nuevo análisis de la interpretación efectuada, salvo
que la problemática concreta adquiera relevancia constitucional,
cuando se advierta afectación a algún derecho fundamental o
garantía constitucional y un evidente desconocimiento de los
principios rectores en los que se fundamenta la jurisdicción
ordinaria” , así lo estableció la SC 1748/2011-R de 7 de noviembre.

Con ese razonamiento la SCP 0695/2012 de 2 de agosto, estableció: “…la


interpretación de la legalidad ordinaria corresponde exclusivamente a la
jurisdicción ordinaria, en tal virtud aquella supuesta inobservancia o
aplicación errónea de la misma corresponde ser corregida a la misma
autoridad ordinaria; y, sólo; en aquellos casos en que se advierta
afectación a algún derecho fundamental o garantía constitucional y
un evidente desconocimiento de los principios rectores en los que
se funda la jurisdicción ordinaria, el Tribunal Constitucional puede
realizar una nueva interpretación, caso contrario se estaría convirtiendo
en una instancia de casación donde se pueda efectuar una nueva
interpretación” (las negrillas son nuestras).

III.5.La fundamentación y motivación que debe contener las


resoluciones judiciales

La resolución emitida por un juez o tribunal, dentro de un litigio judicial


necesariamente debe contener una apropiada motivación y fundamentación,
con relación a los hechos en los que se basa, a las pruebas que se
aportaron al expediente y a las disposiciones legales en las que se sustente
su decisión, puesto que el relacionamiento de estas con los hechos que le
dieron origen, constituye la fundamentación y motivación a la que el debido
proceso se refiere.

En materia laboral, en el art. 202 inc. a) del Código Procesal del Trabajo
(CPT), indica: “En la parte considerativa se indicara el nombre de las partes,
la relación suscinta de la acción intentada y los puntos materia de la
controversia. En párrafos expresos se hará una relación de los comprobados
y alegados oportunamente. Se hará referencia a las pruebas que obren en
los hechos. En seguida se darán las razones y fundamentos legales que
se estimen pertinentes, se citaran las normas legales y las razones
doctrinales que se consideren aplicables al caso” (las negrillas son
nuestras).

En ese contexto la jurisprudencia constitucional indicó: “…las resoluciones


que emiten las autoridades judiciales y administrativas deben exponer los
hechos, realizar la fundamentación legal y citar las normas que sustentan la
parte dispositiva de esas resoluciones. Este deber de fundamentación, se
vincula tanto con la garantía del debido proceso como con el derecho a la
seguridad jurídica…” así lo entendió la SC 0600/2004-R de 22 de abril, que
también es citada en la SC 1810/2011-R de 7 de noviembre.

Igualmente la 0655/2012 de 2 de agosto, que cita a la SC 0012/2006 de 4


de enero, señaló “La motivación de los fallos judiciales está vinculada al
derecho al debido proceso y a la tutela jurisdiccional eficaz, (…) y se
manifiesta como el derecho que tienen las partes de conocer las razones en
que se funda la decisión del órgano jurisdiccional, de tal manera que sea
posible a través de su análisis, constatar si la misma está fundada en
derecho o por el contrario es fruto de una decisión arbitraria; sin embargo,
ello no supone que las decisiones jurisdiccionales tengan que ser
exhaustivas y ampulosas o regidas por una particular estructura; pues se
tendrá por satisfecho este requisito aun cuando de manera breve, pero
concisa y razonable, permita conocer de forma indubitable las
razones que llevaron al Juez a tomar la decisión; (las negrillas son
nuestras).

III.6.Del principio y garantía de irretroactividad de la ley

El art. 123 de la CPE establece: “La ley sólo dispone para lo venidero y no
tendrá efecto retroactivo, excepto en materia laboral, cuando lo determine
expresamente a favor de las trabajadoras y de los trabajadores; en
materia penal, cuando beneficie a la imputada o imputado; en materia de
corrupción, para investigar, procesar y sancionar los delitos cometidos por
servidores públicos contra los intereses del Estado; y en el resto de los
casos señalados por la Constitución”. De donde se extrae, que la regla es la
prohibición de retroactividad de la ley, debiendo regir para lo venidero y no
así retrotraer sus efectos; al mismo tiempo el texto constitucional, prevé las
excepciones a la misma.

Cabe mencionar que dicho precepto constitucional también se hallaba en la


CPEabrg en su art. 33 que mencionaba: “La ley sólo dispone para lo
venidero y no tiene efecto retroactivo, excepto en materia social cuando lo
determine expresamente, y en materia penal cuando beneficie al
delincuente”. Asimismo el art. 162 del mencionado texto indicaba “I Las
disposiciones sociales, son de orden público. Serán retroactivas cuando la
Ley expresamente lo determine. II. Los derechos y beneficios reconocidos a
favor de los trabajadores no pueden renunciarse, y son nulas las
convenciones contrarias o que tiendan a burlar sus efectos”.

En ese sentido, los derechos sociales de las trabajadoras y los trabajadores


siempre han sido protegidos por la Ley Fundamental.

Al respecto, la jurisprudencia constitucional manifestó: “…la reforma


constitucional -total o parcial- tiene vigencia plena en el tiempo a partir de
su promulgación, lo que significa que sus normas se aplican a todos los
hechos acaecidos a partir de su vigencia y a los casos que se encuentran en
transición; es decir, los que no han sido definidos bajo las normas
constitucionales abrogadas.

Este entendimiento tiene su fundamento en la propia voluntad del


Constituyente, a través de la cual el pueblo decide organizarse jurídica y
políticamente, estableciendo las bases fundamentales del Estado, su
estructura y organización funcional, territorial y económica, plasmadas en
una Constitución Política del Estado que se constituye en la norma
fundamental y fundamentadora del ordenamiento jurídico (Principio de
Supremacía Constitucional) 'base, sustento y marco de todo el sistema
normativo sobre el que se edifica el Estado y la vida comunitaria” (SC
0076/2005).

En ese sentido, como se precisó, la Ley Fundamental, al ser reformada o


sustituida por una nueva, mantiene su naturaleza jurídica, toda vez que
ontológicamente sigue siendo la misma norma. La consecuencia de lo
señalado es que la Constitución Política del Estado tiene plena vigencia en el
tiempo, lo que significa que se aplica inmediatamente y, por lo mismo, al
existir un nuevo sistema constitucional, todos los asuntos pendientes en el
Tribunal Constitucional tienen que ser resueltos con la Constitución Política
vigente, conforme lo ha venido haciendo este Tribunal desde el inicio de la
actividad jurisdiccional en la gestión 2010, tanto en el ámbito del control
normativo de constitucionalidad, como el control tutelar (acciones tutelares,
ahora acciones de defensa).

En el control tutelar, conforme lo precisó la SC 0006/2010-R, la aplicación


de la Constitución Política del Estado se justifica -además de los argumentos
expuestos- por la existencia de normas constitucionales “…que deben ser
aplicadas de manera inmediata, como es el caso de la parte dogmática de la
Constitución y en concreto, aquéllas normas que reconocen y amplían
derechos fundamentales y garantías constitucionales…” (las negrillas son
nuestras) debido a que se ha ampliado favorablemente la parte dogmática y
garantista de la Constitución Política del Estado, reconociendo un amplio
catálogo de principios, valores, derechos y garantías que, en mérito a los
principios pro hómine y progresividad, deben ser aplicados
inmediatamente”, así lo entendió la SC 045/2010 de 6 de octubre.

III.7.Análisis del caso concreto

En el presente caso que se analiza, el accionante solicita se deje sin efecto


el Auto Supremo 019/2012 de 3 de abril, pronunciada por las autoridades
jurisdiccionales demandadas, argumentando que dicho fallo tiene
motivación insuficiente, que de forma ilegal determinó confirmar las
resoluciones de los Tribunales inferiores, que solo dispuso el pago de su
bono de antigüedad de los dos últimos años, considerando que los otros
años han prescrito porque no fueron reclamados en su debida oportunidad.

De la revisión efectuada al Auto Supremo impugnado, se evidencia que el


mismo no tiene la fundamentación ni la motivación correspondiente,
realizando una mala interpretación jurídica, respecto a la antigüedad laboral,
el mencionado Auto Supremo confirmó que la antigüedad debe ser
computada desde el segundo periodo de contratación, vale decir, desde el
16 de octubre de 1993 hasta el 31 de diciembre de 2002, en razón que el
accionante en el primer período comprendido desde el 1 de junio de 1986
hasta el 15 de octubre de 1986, renuncio voluntariamente, habiendo
recibido sus beneficios sociales hasta esa fecha, incumpliendo de esta
manera el art. 3 DS 07850 de 1 de noviembre de 1966 donde indica: “El
trabajador conservará su antigüedad desde la fecha de su
contratación original, aún cuando hubiera percibido una o más
indemnizaciones por retiro voluntario, siempre que el contrato no
hubiera sido extinguido y solo para efectos de computo de
categorización o bono de antigüedad y del período anual de
vacaciones”.

Por otra parte, el Auto Supremo cuestionado, de manera incorrecta, ratificó


el razonamiento de las Resoluciones de los Tribunales de primera y segunda
instancia con relación al pago de bono de antigüedad del accionante, mismo
que fue determinado únicamente por los dos últimos años trabajados, con el
razonamiento de que su derecho había prescrito; argumento incorrecto,
toda vez que el art. 120 de la LGT señala: “Las acciones y derechos
provenientes de esta Ley, se extinguirán en el término de dos años de
haber nacido de ellas”; en ese entendido se debe tomar en cuenta que el
reiterado Auto Supremo señaló que el accionante trabajó hasta el
31 de diciembre de 2002 y la presentación de la demanda fue el 22
de octubre de 2004; es decir, que se halla dentro de los dos años
que establece el art. 120 de la LGT. Conforme al Fundamento Jurídico
III.3 del presente fallo, corresponde a este Tribunal valorar la prueba.

En consecuencia, el Tribunal de garantías, al haber denegado la tutela invocada,


evaluó en forma parcial los datos del proceso.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Primera Especializada; en virtud


de la autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado Plurinacional de
Bolivia y el art. 12.7 de la LTCP; en revisión, resuelve:

1º REVOCAR la Resolución 283/2012 de 13 de noviembre, cursante de fs. 889 a


891, pronunciada por la Sala Social y Administrativa del Tribunal Departamental
de Justicia de Chuquisaca, en consecuencia; CONCEDER en parte la tutela
solicitada, con relación a los años de antigüedad laboral de Gustavo Alfonso
Gerardo Carrión Calderón, dejando sin efecto el Auto Supremo 019/2012 de 3
de abril, pronunciada por la Sala Social y Administrativa del Tribunal Supremo de
Justicia Liquidador disponiendo se emita una nueva resolución conforme el
lineamiento establecido en la presente Sentencia Constitucional Plurinacional.
2º DENEGAR, con relación a la incorporación de la remuneración de Síndico al
sueldo indemnizable.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional


Plurinacional.

Fdo. Efren Choque Capuma


MAGISTRADO

Fdo. Soraida Rosario Chánez Chire


MAGISTRADA

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