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DERECHO PENAL – DIEGO FALCONE S.
II. CLASIFICACIÓN
a) Delitos de apropiación
• Hurto
• Robo
• Piratería
• Extorsión
• Otras figuras conexas (abigeato, receptación)
• Usurpación
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b) Delitos de destrucción
• Incendio
• Estragos
• Daños
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I. EL HURTO
1. CONCEPTO
El art. 432 establece que “El que sin la voluntad de su dueño y con
ánimo de lucrarse se apropia cosa mueble ajena usando de violencia o
intimidación en las personas o de fuerza en las cosas, comete robo; si faltan
la violencia, la intimidación y la fuerza, el delito se califica de hurto”.
Así, de manera conjunta la ley tipifica el delito de hurto, por una parte,
y por otra el robo en sus dos categorías: robo con fuerza en las cosas y robo
con violencia o intimidación en las personas.
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2. CONDUCTA TÍPICA
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Del propio art. 432 se desprende que la apropiación debe cumplir con
dos requisitos: que la acción se realice sin la voluntad del dueño y que se
ejecute con ánimo de lucro.
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Como señala Oliver, se trata esta de una motivación especial que debe
estar presente en el agente al momento de realizar la conducta, con
independencia de que efectivamente se logre lucrar con el delito.
La doctrina no ha llegado a un acuerdo respecto del alcance de este
ánimo. Para algunos el ánimo de lucro solo es una especie particularizada
del ánimo de apropiación, por lo que su mención en el art. 432 es innecesaria.
Etcheberry en cambio sostiene que no deben confundirse, pues el
ánimo de apropiación consiste en el propósito de adquirir de hecho las
facultades inherentes al dominio, mientras que el ánimo de lucro consiste en
el deseo de obtener de la cosa una utilidad o provecho. Oliver se suma a este
punto de vista, argumentando que lo mejor es adoptar esta noción amplia
de ánimo de lucro, entendida como el propósito de obtener un provecho
cualquiera de la cosa sustraída, siempre que sea apreciable
pecuniariamente.
Esto último trae dos consecuencias:
a) El ánimo de lucro y el de apropiación se consideran como dos
elementos típicos subjetivos diferentes, por lo que puede concurrir solo
uno de los dos en un caso dado (solo hay ánimo de lucro si sustraigo una
bicicleta para arrendarla pero con la intención de devolverla); y
b) No se realiza el tipo de hurto si la cosa es apropiada para un
fin distinto de la obtención de una utilidad pecuniariamente apreciable,
como en los casos en que lo que se busca es destruir la cosa u ocultarla
(aquí hay ánimo de apropiación, pero no de lucro).
Se discute si acaso existe ánimo de lucro cuando el acreedor se apropia
de una cosa perteneciente a su deudor para satisfacer con ella su crédito.
Para Oliver, cuando se trata de un apoderamiento violento solo constituye
la falta del art. 494 n°20 (“ejercicio arbitrario del propio derecho”), mientras
que si no hay violencia el hecho sería impune; todo esto siendo la obligación
ya exigible.
Por último, cabe señalar que para constatar la presencia de ánimo de
lucro usualmente se considera indiferente si la persona a quien se pretende
beneficiar es uno mismo o un tercero. Aunque la redacción podría indicar
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que solo tiene cabida el animo de lucro del delincuente como elemento
subjetivo del hurto (“ánimo de lucrarse” según el art. 432).
3. OBJETO MATERIAL
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Que la cosa objeto de hurto o robo sea ajena significa que no debe
pertenecer al sujeto activo. El art. 432 establece como verbo rector el
“apropiarse”, y tal conducta estrictamente no puede ser ejecutada por quien
ya es propietario. Además, respecto de este se contempla una figura penal
distinta (el llamado “hurto de posesión” del art. 471 n°1).
Por otra parte, la cosa sí debe pertenecer a otra persona. Solo así se
afectaría el patrimonio de otro, bien jurídico protegido por el delito.
Literalmente, además, el autor debe obrar “sin la voluntad de su dueño”.
Son ajenas no solo las cosas de particulares, sino que también los bienes
nacionales (ya sean de uso público o fiscales), definidos en el art. 589 CC. Es
indiferente que la cosa pertenezca a una o a varias personas, pues no por esto
último debe considerarse que haya un concurso de delitos, sino que sigue
habiendo un solo hurto o robo.
Se discute si puede apreciarse un hurto o robo cuando quien actúa es
un copropietario, es decir, cuando un comunero se apropia de la cosa común
que está en manos de otro comunero. Para algunos no puede existir alguno
de estos delitos, ya que mientras se tiene una cosa proindiviso no se puede
hablar de cosa ajena en sentido estricto. Otros afirman que puede
configurarse el delito ya que se trataría parcialmente una cosa ajena.
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4. CLASES DE HURTO
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4.1.3. ANTIJURICIDAD
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241 inc. 2 CPP. Este señala que, entre otros casos, tales acuerdos podrán
referirse a hechos investigados que afectaren “bienes jurídicos disponibles
de carácter patrimonial”. La expresión legal, que no resultó muy clara, quiso
referirse a aquellos casos en que el proceso versa respecto de un delito contra
la propiedad en que no se han afectado otros bienes jurídicos que no serían
disponibles y que, en términos más coloquiales, implicarían genéricamente
“violencia”. De manera que tales acuerdos sí procederán, por ejemplo, en el
caso del hurto o de una estafa o apropiación indebida; en cambio, no
procederán tratándose de un robo con violencia o intimidación (art. 436 inc.
1). Hay una zona gris, en que la jurisprudencia es variable (básicamente los
robos con fuerza en las cosas).
Pasando a otro tema, pero siempre dentro de las causales de
justificación, se habla característicamente del denominado “hurto famélico”:
es el hurto que se comete para satisfacer una apremiante necesidad de
alimentos o abrigo del sujeto activo o de su familia. De acuerdo con las reglas
generales, podría considerarse que tal situación estaría comprendida dentro
del estado de necesidad justificante (art. 10 n°7), siempre y cuando se
cumpla con todos sus requisitos (o algunos, dando lugar a una circunstancia
atenuante, art. 11 n°1, art. 73).
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i) Teorías descriptivas
- Teoría de la disponibilidad
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(jurídicas y culturales). De manera que sería así posible que, estando una
cosa ajena sujeta a custodia espacial, el sujeto activo rompa dicha custodia,
al someter la cosa al estatus de cosa custodiada por el porte, a pesar de no
sea extraída del lugar en que se halla. Por ejemplo, el dependiente de una
joyería que saca un anillo de la vitrina y lo guarda en su mochila.
4.1.5. CONCURSOS
4.1.6. PENALIDAD
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la entregue a la autoridad (la municipalidad, según los arts. 630 y 631 CC)
o a su dueño. Para esta diligencia no se establece plazo, por lo que debe
efectuarse de inmediato.
Se ha propuesto que por dicha inactividad (“no entregar”) se trataría
de un delito de omisión pura (o propia). Por otra parte, a diferencia de lo que
sucede en el hurto, la doctrina observa que aquí no se quiebra una custodia
anterior sobre la cosa, sino que solo se constituye una custodia nueva.
El objeto material del delito es una “especie mueble al parecer
perdida”. Tiene tal condición cuando no se encuentra bajo custodia de
alguna persona, ya sea porque está extraviada o ha sido olvidada.
La cosa no está perdida si se encuentra dentro de la esfera de
resguardo de su dueño, aunque este no sepa momentáneamente dónde se
halla (art. 727 CC), situación en la que se cometería un hurto simple.
La cosa tampoco está perdida si actualmente no pertenece a alguien
(porque nunca ha sido propiedad de alguien, o porque siéndolo ha sido
luego abandonada), situación en la que quien se la apropia se hace dueño de
ella mediante el modo de adquirir “ocupación”.
Tampoco está perdida la cosa que es entregada por error a otro, y que
este no restituye. Por ejemplo, el dinero de vuelto de más que se entrega en
una compra al contado. En este caso, si aquel que recibe la cosa por error no
la devuelve, se ha sostenido que se trataría de una situación atípica.
En cuanto a la parte subjetiva del tipo, se trata de un delito doloso. La
doctrina señala que en el tipo hay una exigencia legal que consiste en que
el sujeto activo debe conocer la identidad del dueño de la cosa, de modo
que solo puede cometerse el delito con dolo directo. Esto, en palabras de
Oliver provoca cierta perplejidad y debiera ser objeto de una modificación
legal.
La pena varía solo dependiendo de si el valor de la cosa excede de 1
UTM, caso en que se castiga como simple delito atendiendo a la pena
señalada en el inc. 1° del art. 448, o si es menor que la cantidad expresada,
caso en que se castiga como falta, según el art. 494 n°19.
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EJERCICIOS
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