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Revista Austral de Ciencias Sociales

ISSN: 0717-3202
revistaustral@uach.cl
Universidad Austral de Chile
Chile

Gadea, Carlos A.
La Dinámica de la Modernidad en América Latina: Sociabilidades e institucionalización
Revista Austral de Ciencias Sociales, núm. 13, 2007, pp. 55-67
Universidad Austral de Chile
Valdivia, Chile

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=45901304

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Revista Austral de Ciencias Sociales 13: 55-68, 2008

sociales. Así, pretende argumentarse que las


múltiples prácticas modernizadoras parecen
haber presentado una ambigua lógica
institucionalizadora: por un lado, se caracterizan
por sus marcados signos de fragilidad y
ausencia en determinadas esferas de la vida
La Dinámica de la social, al mismo tiempo que denotan una fuerte
presencia homogeneizadora y disciplinadora,
Modernidad en América materializadas en una institución, el Estado, que
logró situarse por encima de las demás.
Latina: Sociabilidades e
Palabras clave: modernidad, sociabilidades,
institucionalización institucionalización, América Latina.

The dynamics of Modernity in Latin America: Abstract


sociabilities and institutionalization
The present article intends to describe some
Carlos A. Gadea* significant traces of what could be understood
as modernity in Latin America. Such an
interest involves the discussion on how
Resumen the characterization of a particular historic
experience of Latin American modernity requires
El presente trabajo pretende delinear algunos an interpretation of the sense and meaning of the
rasgos significativos de lo que se podría process of institutionalization of sociabilities and
comprender como modernidad en América cultural disciplination and uniformity. An analysis
Latina. El interés radica en discutir of modernity in Latin America suggests a focus
cómo la caracterización de la particular on those normative mechanisms which refer to
experiencia histórica de la modernidad the formalization and institutionalization of social
latinoamericana requiere de una interpretación experiences. So, one intends to observe that
del sentido y significado de los procesos multiple modernizing practices seem to have
de institucionalización de sociabilidades, shown an ambiguous institutionalizing logic:
disciplinamiento y uniformidad cultural. Un on the one hand, they are characterized by
análisis de la modernidad en América Latina clear signs of fragility along with absence in
sugiere destacar aquellos dispositivos normativos certain fields of social life, at the same time
que hacen referencia a la formalización in which they denote a strong homogenizing
e institucionalización de experiencias and disciplining presence, materialized into an
institution, the State, which happens to lie above
* Profesor de Historia; Doctor en Sociología Política por la Universidade all the others.
Federal de Santa Catarina UFSC, Florianópolis, Brasil. Profesor del
Programa de Pos-grado en Ciencias Sociales de la Universidade do
Vale do Rio dos Sinos UNISINOS, Brasil. Av. Unisinos, 950, Bairro Keywords: modernity, sociabilities,
Cristo Rei, CEP 93.022-000, São Leopoldo, Rio Grande do Sul, Brasil, Institutionalization, Latin America.
E-mail: cgadea@unisinos.br
ARTICU
Fecha recepción 19-10-2007
Fecha aceptación 29-11-2007
Revista Austral de Ciencias Sociales 13: 55-68, 2008

¿Qué modernidad? La idea de fondo es enfatizar que un análisis


de la modernidad en América Latina sugiere
La posibilidad de preguntarse sobre la destacar aquellos dispositivos normativos
condición histórica de la modernidad en que hacen referencia a la formalización e
América Latina no ha dejado de inquietar a institucionalización de experiencias sociales
todos aquellos vinculados a las diferentes y culturales. La modernidad aparecería, así,
esferas de la cultura. Retornando hacia puntos como una categoría claramente definible debido
imaginarios donde parece localizarse algunas al producto de una construcción sociológica
respuestas, ejercemos una suerte de exotismo basada en la clásica dicotomía entre ella y la
interpretativo al pretender incursionar en sus “tradición”. Mientras algunos autores sugieren
síntomas manifestados en la vida política, social que “habría que partir, por ejemplo, por
y cultural. Así, han aparecido interpretaciones entender el contexto operativo de la cultura
diversas, generalmente asociadas a los que suele llamarse tradicional (y en algunos
avatares políticos, los diferentes procesos de países, oligárquica), si se desea luego abordar
modernización económica y los cambios en el análisis de las rupturas y continuidades
las formas de observar el devenir cultural y sus que implica la emergencia de la modernidad
formaciones consecuentes. latinoamericana” (Brünner 1992: 43); el análisis
aquí asumido sugiere relativizar todo esfuerzo
Lo que aquí se pretende es reintroducir el por comprender “lo moderno” como síntesis
debate sobre la modernidad en América Latina, histórica sustitutiva de “lo tradicional”. Esta
reconsiderando y reevaluando aquél iniciado dicotomía puede operar como “tipo ideal”
a fines de los años 80 y comienzos de los 90, para diferenciar interrelaciones sociales y sus
visiblemente abandonado, por ejemplo, a partir contextos de producción y escenificación,
del surgimiento del debate sobre la globalización pero no para sugerir etapas de una evolución
y sus desdoblamientos económicos y histórica. No se trata de etapas o estadios
socioculturales. Un neo-economicismo que históricos “objetivos”, del pasaje de “mundos
especulaba acerca de las desventuras en materiales y simbólicos” de menor grado de
torno de las llamadas políticas neoliberales, complejidad hacia otros de mayor complejidad
había provocado la salida de escena de varios (tradición-modernidad y, eventualmente, pos-
pensadores y una virada en las iniciativas modernidad), o del advenimiento o emergencia
de investigación. Como consecuencia, las de una condición social y cultural que acabaría
reflexiones y discusiones que se heredaron sustituyendo a una anterior.
impidieron, lamentablemente, la intención
por reconsiderar (desde una multiplicidad En América Latina, “lo moderno” se rodea
de perspectivas disciplinarias) nuestras de una nebulosa cultural y social ni siquiera
construcciones históricas sobre la modernidad fácilmente constatable cuando se la enfrenta a
y el análisis de la eventual crisis de sus su otro: la tradición. En tal sentido, es posible
connotaciones normativas, políticas y sociales. deducir que esta falsa dicotomía conduce a una
identificación poco evidente de “lo moderno”, a
una especie de hibridación de las experiencias
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y prácticas sociales definidora de una ausencia
La Dinámica de la Modernidad en América Latina

de aquello propiamente moderno o tradicional. Lo que interesa ver al analizar y reflexionar


Tradición y modernidad, como bien constata sobre la modernidad en América Latina son
Richard (1999: 373), dejan de contraponerse aquellos dispositivos normativos que imponen
bajo el signo rupturista del antagonismo entre (o pretenden imponer) un determinado orden
lo viejo y lo nuevo: la modernidad no llega para sociocultural. De esta forma, “lo moderno”
sustituir a la tradición, sino a entremezclarse puede adquirir su locus constitutivo y su más
con ella. De todas formas, ni siquiera es una concreta materialización en un proceso de
especie de apología al hibridismo lo que daría universalización de normas, generalización de
respuesta a posturas de ésta índole, sino la valores y formalización de las interacciones
comprensión de la complejidad analítica de sociales: en la medida que se produce una
ofrecer transparencia a un mundo sociocultural mayor integración en la lógica institucional,
por demás dinámico. más se estandarizan las prácticas sociales y se
introducen nuevas limitaciones respecto de las
No existe una línea de evolución inmutable actividades, acciones e identidades permitidas
de la modernidad, un devenir histórico a y eventualmente válidas y legítimas.
priori delimitado por determinadas fuerzas
ideológicas, políticas e institucionales. Por Los procesos históricos independentistas y sus
esto, el desarrollo de la modernidad en América anhelos por un orden liberal, las posteriores
Latina en absoluto supone una repetición narrativas nacionalistas y románticas de fines
destemporalizada de una supuesta modernidad de siglo XIX e inicios del XX, las costumbres
gestada en Europa o en los Estados Unidos. y rituales cotidianos enmarcados en el
Si se habla, por ejemplo, de grados de disciplinamiento y la racionalización, el control
institucionalización y formalización de la vida de la sexualidad, la escuela, el médico, los
social (en una constante expansión espacial y presidios; todo esto puede entenderse dentro
temporal como características de la modernidad) de iniciativas políticas, culturales y económicas
deben considerarse que han sido, y siguen cuyo gran relato legitimador descansa en los
siendo, procesos que concilian cadenas de fundamentos epistemológicos del proyecto
interacción social particulares de acuerdo a los histórico clásico de la modernidad. En América
grados diversos de contingencia presentados. Latina, éste se inicia y consolida, paulatinamente,
¿Puede suponerse, entonces, que es posible con la industrialización masiva, la urbanización
comprender la existencia de una “particular” en gran escala y los diferentes dispositivos
modernidad en América Latina? Obviamente de racionalización de la vida cotidiana. La
que no. Ni particularidad, que significaría una “domesticación de los instintos”, la sujeción
representación errónea de un proceso histórico de las voluntades individuales, la canalización
general, en el cual la Europa moderna y América de deseos personales hacia fines generales y
Latina se constituyen en evidente interrelación, el disciplinamiento de ambiciones y albedríos
y mucho menos la repetición o transferencia singulares en función de objetivos sociales que
lineal de “una realidad” y sus instituciones se materializaron con los estatutos jurídico-
hacia “una realización” y sus adaptaciones de institucionales y la regulación y control social,
ordenamiento normativo en un contexto ajeno. son algunos ejemplos de ello (Mansilla 1992).
Todo remite a la analogía, hecha por Weber,
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acerca de la “militarización de la sociedad” a instituciones unas de otras, en la medida que


fines del siglo XIX y comienzos del XX, en la actuaron, desde comienzos de siglo XX en
que la “jaula de hierro” establecía un principio América Latina, como los portadores de los
de inclusión social en que cada individuo tenía preceptos modernizadores y modernistas en
su lugar, y cada lugar una función definida, la cultura, las costumbres y los gustos. Así, es
estática y fija (Sennett 2006). Se llega, de esta posible establecer la trilogía conceptual que
manera, a suponer que referirse a “lo moderno” caracterizaría esta modernidad: modernización,
en el heterogéneo contexto latinoamericano que se originaría a través de estas instituciones,
sugiere destacar aquellos procesos que hacen y que aspirarían a una universalización de los
referencia al disciplinamiento (Foucault 1988; preceptos políticos, morales y socio-culturales.
1989; 1992), formalización, uniformización e
institucionalización1 de experiencias sociales, Ningún supuesto “orden” pre-moderno podría
culturales y políticas. “integrar” y vincular a aquellos hombres y mujeres
de fines de siglo XIX y comienzos del siglo
XX. Luego de las variadas luchas regionales,
Modernidad y sociabilidad políticas, religiosas y de “modelos de identidad”
sobre las ideas relativas a la construcción de
Como lo analizó el historiador José Pedro una nación, el peso sobre la consolidación de
Barrán (1990), la “nueva sensibilidad civilizada” un determinado “orden” de la sociedad recaería
supuso un sistema de control social, de en instituciones especializadas funcionalmente
vigilancia y de construcción de civilidad en (instituciones políticas, educativas, de higiene y
el cual las instituciones como el maestro, el salubridad, económicas y jurídicas)2. A partir de
médico, el sacerdote y el Estado cumplieron esto, fue una ambigua lógica institucionalizadora
papeles fundamentales. Difícil resulta disociar lo que se expresó en América Latina. Ambigua
estos sujetos sociales, figuras culturales o porque se caracteriza por sus marcados signos
de debilitamiento y ausencia en determinadas
esferas de la vida social3 y, al mismo tiempo,
1
Se hace referencia a la “teoría de la institucionalización” de
Berger & Luckmann (2001 [1966]). Los autores argumentan
por su fuerte presencia uniformizadora,
que: “La institucionalización ocurre siempre que se manifiesta materializada en una institución por encima de
una tipificación recíproca de las acciones habituales por tipos de las demás. Una institución estableció órdenes
actores (…). Las instituciones, también, por el simple hecho de
existir, controlan la conducta humana estableciendo padrones jerárquicos en prácticamente todas ellas,
previamente establecidos de conducta, que la canalizan en para luego absorberlas y asimilarlas como
una dirección por oposición a muchas otras direcciones que
serían teóricamente posibles. Es importante acentuar que este
carácter controlador es inherente a la institucionalización en 2
“Max Weber distinguió entre esferas sociales y esferas de valores
cuanto tal, anterior a cualquiera de los mecanismos de sanciones (porque cada esfera tiene su propia deidad); pero nosotros
específicamente establecidos para apoyar una institución o preferimos el término “instituciones” con objeto de reforzar
independientes de esos mecanismos. Tales mecanismos (cuya la idea de que existen varias en la misma esfera, al igual que
suma constituye lo que generalmente se llama sistema de también existen instituciones a horcajadas de varias esferas,
control social) existen evidentemente en muchas instituciones y y multifuncionales, y cada una de ellas puede adoptar una
en todas las aglomeraciones de instituciones que llamamos de independencia relativa respecto a las demás” (Heller & Fehér,
sociedad. (…) Decir que un segmento de la actividad humana 1994: 146).
fue institucionalizado ya es decir que este segmento de actividad 3
Percepción recurrente históricamente para referirse a los frágiles
58 humana fue sometido al control social (79-80) (traducción del canales institucionales que promuevan la libertad y la justicia
portugués por parte del autor). social, la democracia y la igualdad.
La Dinámica de la Modernidad en América Latina

propias de su dinámica de acción e influencia capaz de intervenir en nombre y a favor de


ideológica. Es justamente este proceso ideas universalistas. Dotado de una alta
el que determinaría su capacidad para razón histórica y de una voluntad unitaria,
adquirir sus rasgos de diversidad y pluralidad uniformizadora y homogeneizadora, el Estado
de funciones. Las funciones políticas, jurídico- será ese actor portador de cohesión y coherencia
morales, entre otras, adquieren un puesto de las prácticas perfectamente organizadas y
de jerarquía institucional concentradas en la crecientemente institucionalizadas. Así, Estado
figura del Estado. Es de esta manera como el y Derecho materializarían el poder disciplinador,
orden social moderno se hacía diferente de la teniendo en cuenta que el Derecho es, antes
piramidal dinámica pre-moderna; en parte, que nada, un “principio de racionalidad”. Más
claro. En América Latina, este desenlace allá de que encarne un conjunto de reglas
ordenador y organizador de la vida socio-cultural pretendidamente universales y abstractas que
logra definir a su modernidad como un producto circunscriben el poder y el Estado, el Derecho no
histórico que no olvida que ha sido precedida existe en cuanto tal. Lo que existe son prácticas
por un “otro orden” identificado con la injusticia, jurídicas que se refieren a un específico “principio
el subdesarrollo, la pobreza, la violencia y de racionalidad”, y este principio es el que
la heterogeneidad, con un “orden caótico”. ordena las prácticas legislativas, las doctrinas,
La “naturaleza”, sinónimo de desorden, era la jurisprudencia, la aplicación y distribución de
finalmente vencida. Era la diferencia ordenada justicia (Ewald 1993).
jerárquicamente del pluri-verso pre-moderno
en América Latina la que fue finalmente
vencida. En conclusión, un específico “mapa” Sociabilidades e institucionalización
jerárquico desaparecería y, eventualmente,
sería sustituido. Dentro del orden moderno4, la Las instituciones de un mundo moderno
jerarquía social se establecería en el nivel de implican la historicidad y el control. Las
las instituciones especializadas, destino que instituciones tienen siempre una historia,
no carecería de fuertes críticas y crisis, de la cual son producto. De aquí que
conflictos y violencia. resulte imposible comprender las lógicas
institucionales en América Latina sin
Las prácticas sociales o sociabilidades advertir el complejo proceso histórico en
formaban un aparente orden articulado, o al que han sido producidas. Puede advertirse,
menos era lo que se pretendía. La supuesta consiguientemente, que las diferentes
modernidad latinoamericana partía de la historias consagradas han siempre puesto
idea de que la pluralidad y diversidad de a la dinámica de la modernidad bajo el fuego
las sociabilidades dificultaba la tarea de cruzado del disciplinamiento, por un lado, y
imaginarse un actor supuestamente colectivo la liberación de las ataduras pre-hispánicas,
coloniales y comunitarias, por el otro (ver
Wagner 1997). Si bien son reconocidas las
4
“Por ´orden social fundamental´ queremos indicar la estructura
constante de, y el mecanismo para, la distribución (ordenación) y historias de liberación que acompañaron la
redistribución (reordenación) de la libertad y de las oportunidades dinámica moderna en América Latina, la lógica
en la vida junto con el mantenimiento (reproducción) de la unidad
social completa” (Heller & Fehér, 1994: 140-141).
disciplinaria y uniformizadora se ha establecido,
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también, en factor constitutivo de ella. Las que las nuevas generaciones tomen contacto
instituciones, por el simple hecho de regir la con él como tradición y no como memoria de
vida colectiva (y hasta por el hecho de ellas vida. Aquí es donde radica, primeramente,
existir), controlan la conducta estableciendo un problema de legitimación que hace de la
padrones previamente definidos, variable temporal un factor crítico. ¿Por qué?
canalizándola en una dirección específica en Porque el conocimiento que se adquiere de la
desmedro de muchas otras direcciones que historia institucional específica es recibido por
serían teóricamente posibles. Este carácter una “transmisión oral” de las generaciones
controlador (y disciplinador) es inherente a más viejas. Se torna imprescindible, entonces,
la institucionalización en cuanto tal. De esta interpretar para las generaciones de más
manera, afirmar que una concreta actividad jóvenes el significado original de las instituciones
individual o colectiva (política, sexual, etc.) en varias fórmulas legitimadoras. Estas tendrán
fue institucionalizada, es afirmar que ha sido que ser lo suficientemente convincentes en lo
finalmente sometida al control social (Berger & que se refiere al orden institucional para que las
Luckmann 2001). generaciones de jóvenes sean convencidas.
Pero va a ser, justamente, un alejamiento
Con el tiempo, la objetividad del mundo gradual de los elementos fundadores del mundo
institucional se expresa como una realidad institucional lo que estaría generando la crisis
dada, como un mundo que se torna el mundo. propia de la dinámica de la modernidad. Y, al
Al tornarse “real” de manera más sólida, ya mismo tiempo, sería la aparente dificultad de
no parece poder ser transformado con tanta los diferentes lenguajes legitimadores de ser
facilidad. La flexibilidad no es una característica “aprehendidos” por las nuevas generaciones
que se haga visible para todos. Al contrario, durante el mismo proceso que las socializa en
el mundo institucional transmitido en los el orden institucional la que sugiere referirse a
procesos de socialización no es completamente sociabilidades que estarían “escapando” a la
transparente, ya que al no participar en su dinámica de la modernidad.
formación, a muchos se les presenta como
una realidad objetiva, dada, evidente e Pero en América latina, en cuya mezcla socio-
inalterable. Para amplias capas de población cultural se basa gran parte de sus dinámicas
latinoamericana, desde el medio rural inhóspito modernizadoras, el desarrollo de mecanismos
y lejano, hasta el anonimato suburbano de las concretos de disciplinamiento y control social
grandes ciudades, las instituciones se perciben ha conseguido tornarse necesario con la
como “realidad exterior”, aunque gradualmente “objetivación de las instituciones”. Se ha recurrido
interiorizadas en sus cotidianos. Tienen siempre a ellas para lograr superar eventuales
un poder coercitivo, dado el poder de los crisis que, en muchas ocasiones, eran propias
mecanismos de control y disciplinamiento ligados de su inadecuada funcionalidad, “artificialidad”
a ellas. Sin embargo, el mundo institucional y desacomodo en un determinado contexto
exige legitimación, es decir, modos por los socio-cultural. Rápidamente, si las instituciones
cuales puede ser explicada y justificada su pasaban a ser realidades divorciadas de su
funcionalidad. Esto se debe a que la realidad del fundamento original en los procesos sociales
60
mundo social que encarna es histórica, haciendo de los cuales surgían, se establecían una serie
La Dinámica de la Modernidad en América Latina

de sanciones correspondientes para quienes el problema más serio para una dinámica de
las transgredían de alguna forma, ya que las la modernidad que encarna la necesidad
instituciones pretenden tener autoridad sobre de integración institucional para las diversas
los individuos independientemente de los sociabilidades a partir de un universo de
significados particulares que estos puedan significaciones socialmente compartido.
atribuir a cualquier situación concreta. La
prioridad de las definiciones institucionales de
las situaciones era coherentemente preservada Institucionalización y normatividad
de las críticas, transgresiones y tentaciones
individuales de redefinición. La dinámica de la modernidad en América Latina
no reconoció límites culturales y políticos para
El problema acerca de la capacidad de su continua reafirmación Puede mencionarse
redefinición del mundo institucional radica en el Facundo de Sarmiento como uno de los
el campo de su legitimación. Se debe estar de discursos de la modernidad latinoamericana que
acuerdo que el compendio de legitimaciones enfatiza esta característica (ver Castillo Durante
es construido sobre el lenguaje, usándose, 2000: 163-189). Cuando algo se interponía, o lo
en teoría, como su principal instrumento. Así, combatía directamente a través de la violencia
la dinámica atribuida al orden institucional (como con las culturas indígenas, aunque no
forma parte del acervo histórico y socialmente siempre triunfante), o lo intentaba absorber bajo
disponible de conocimiento. Esto se relaciona sus postulados de futuro ordenamiento social.
con la idea de que la transmisión del sentido Las múltiples prácticas modernizadoras no
y significado de una institución se basa reconocían a priori límites que lograran frenar
en el reconocimiento social de ésta como su embalo. Habiéndolos, se los trascendía.
solución potencialmente permanente de un Cuestionándolo todo, no destruían, sino que
problema también permanente de un orden mantenían el supuesto “orden moderno”.
social específico. Los potenciales actores
sociales de acciones institucionalizadas deben Pero en América Latina no es posible referirse
tomar conocimiento de esos significados, a un específico “orden moderno”. Resulta
suponiendo, consiguientemente, alguna más apropiado referirse a una dinámica de la
forma de proceso educativo, al que en muchas modernidad, a una serie de reglas que se van
ocasiones se ha entendido como sinónimo presentando en contextos y temporalidades
de una ampliación de la ciudadanía. Si bien diversas en pro de un “eventual orden” que
son cuestiones bastante diferentes, y que estaría por presentarse luego de la prolongada
se refieren a esferas semánticas distintas, lucha contra los vestigios de lazos pre-modernos
pueden ser correspondientes a una tentativa por que atentan contra el desarrollo social y el
conseguir legitimaciones apropiadas para un progreso moral. Sin un específico “orden”, ni
determinado mundo institucional eventualmente siquiera funcionando en el imaginario cultural,
herido de legitimación. Se encontrará en la la sociabilidad latinoamericana se presenta
“multiplicidad” de lenguajes legitimadores del siempre ante un espejo que devuelve imágenes
mundo institucional, de la fragmentación social contradictorias, inciertas y cambiantes. La idea
(como algunos gustan decir) consecuente, de dinámica sugiere esta inacabada sensación
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de estar en un orden social que, existiendo, se diferenciaciones culturalmente surgidas


pretende alcanzar. Dinámica y orden entran en en el mismo proceso de la dinámica de la
un juego dialéctico. modernidad, el despliegue de la “formalización”
de las sociabilidades iba a tener que lidiar
Es en América Latina donde más se puede con una multiplicidad de maneras de
afirmar que el término “proyecto de la llevar adelante la propia institucionalización.
modernidad” no es del todo apropiado. Un La diversidad cultural o la “multiplicidad de
proyecto puede llevarse adelante de diversas lenguajes” que históricamente iban a ser
formas, existiendo, asimismo, un punto en que transformadas o simplemente cuestionadas
es posible decirse que se ha logrado. En este por el desarrollo de la modernidad, en todo
sentido, la modernidad no es un proyecto. Sus momento generaron mecanismos de tensión lo
categorías están en un estado de actividad suficientemente fuertes como para transgredir,
constante: “Habermas menciona el proyecto criticar y cuestionar, reiteradamente, la
inacabado de la modernidad. Ésta es una lógica institucional implantada por una elite
buena expresión si añadimos que el proyecto intelectualmente preparada y políticamente
nunca se acabará, porque acabarlo significa educada para tales finalidades. Una amplia
matarlo. La modernidad (...) puede asumir gama de movimientos y actores sociales
variaciones prácticamente infinitas al igual que así lo han evidenciado, como últimamente
la pre-modernidad, pero su dinamis las incluyen lo ha registrado el despliegue movilizatorio
a todas in nuce” (Heller & Fehér 1994: 139). y discursivo del movimiento indígena neo-
zapatista de México.
Así parece manifestarse en las prácticas
sociales históricamente presentadas en la Quizás es una lógica de la contaminación,
heterogénea América Latina. Las “variaciones del conflicto continuo, y de una aspiración
prácticamente infinitas” que puede asumir modernizadora que aisladamente se propone
la dinámica de la modernidad pueden una tarea mientras consigue realizar otra, lo
distinguirse en diferentes experiencias que puede definir la dinámica de la modernidad
culturales sedimentadas que han cubierto en América Latina. Culturalmente no hay dudas
al escenario latinoamericano con un manto de eso. La referencia al hibridismo no es una
de diversas prácticas políticas y sociales en novedad a esta altura. La cuestión más curiosa es
absoluta convivencia, puja y lucha: por ejemplo, la comprensión de una específica “formalización”
lo que corresponde al universo de la religión, de las acciones cotidianas, de las sociabilidades,
de las culturas indígenas, de las diversas como especie de re-interpretación del mundo
manifestaciones afro-americanas, del “mundo y de re-clasificación de sus elementos con una
bárbaro” asociado al indomable espacio mirada puesta en el aumento de la capacidad de
rural, de las estructuras políticas clientelistas control y dirección, de “destino” social y político.
herederas de prácticas “no modernizadas”, Es en esta “formalización” que se apoya la
entre otras. conquista de las instituciones modernas en lo
referente a la aplicación de su campo de acción
Más allá de que la lógica institucional (Wagner 1997: 68).
62
latinoamericana pretendía abolir las
La Dinámica de la Modernidad en América Latina

En América Latina, no en menor escala que sociedades latinoamericanas está íntimamente


en los contextos europeos y norteamericanos, ligado a las formas asumidas en el proceso
el despliegue de “formalizaciones” de las histórico de autoconstitución de sus sociedades
sociabilidades representó un determinado civiles, más específicamente, con la erosión de
esquema clasificatorio, ordenador, reductor los acuerdos legales constitucionales por parte
y de exclusión de maneras de “estar en el de formas populistas de autoentendimiento”
mundo”. Esto es consecuencia, obviamente, (162).
de la construcción de conceptos o categorías
que representan una realidad previamente Puede decirse que, en parte, es cierto todo
interpretada del mundo social, por la esto. En parte porque la supuesta “precariedad
que se fijan normas de conducta inclusivas institucional” diagnosticada no es tal si la
y excluyentes, así como se estructuran entendemos como incapacidad de regular
posibilidades de acción y el trazado de fronteras ciertos mecanismos de convivencia socio-
de lo legítimo y lo excluido. Fronteras en el cultural. Los valores y normas, generados
sentido de “convenciones sociales” creadas en la misma dinámica de socialización,
en condiciones particulares. También en el son adquiridos, y forman parte, del medio
sentido de “crear identidades” sociales que, social en que se hacen presentes. De
con el tiempo, se presentarán para todos igual manera, su institucionalización es
como “naturales”. Va a resultar un gesto crítico también parte de ese ambiente social, no sin
la incredulidad en esta posibilidad de poder resistencias y contradicciones. El proceso
“crearse” un código ético no ambivalente y sin de institucionalización en América Latina
contradicciones (Bauman 1997: 15), es decir, corresponde a una particular (o a particulares)
un código clasificatorio de lo correcto y lo no dinámica socio-cultural y a los acuerdos
correcto, de jerarquías de valor arbitrariamente contingentes diseñados durante el mismo
puestas en la escena social. proceso de internalización de códigos colectivos
y valores. La lógica institucional, atendiendo
No obstante, al referirse a la inclusive a las variadas formas de su desarrollo,
institucionalización en América Latina, varios se materializó incorporando o, mejor dicho,
análisis reiteran su posibilidad en la medida con la co-participación de aquellos elementos
que ella sea regida y se materialice en la histórico-culturales, políticos y de valoraciones
esfera política, en la órbita de la legalidad y el definibles como “exteriores” a la dinámica de la
derecho, en definitiva, en los marcos jurídico- modernidad. Todas las figuras definidas como
regulatorios de la vida en sociedad. Piénsese, “exteriores” a ella, como podría ser lo indígena,
por ejemplo, en el diagnóstico ampliamente lo negro, el caciquismo, el clientelismo, el
difundido de la “baja institucionalización” “compadrazgo”, figuras supuestamente
en el contexto latinoamericano debido a la “pre-modernas”, han sido, y continúan
debilidad del derecho y el constitucionalismo siendo, protagonistas también centrales de
como instituciones (Peruzzotti 2001): “¿Cuáles la particularidad de la lógica institucional
son las causas de la baja institucionalización latinoamericana y, por consecuencia, de la
en América Latina?(...) el bajo nivel en la propia dinámica de la modernidad (ejemplificada
construcción institucional exhibida por las claramente en la ampliamente difundida figura
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socio-jurídica de la corrupción, especie de “alta institucionalización”, los factores de crisis


reverso del juego institucionalizador). Esta se han hecho tan presentes como en aquellos
característica, más allá de contradecir el de supuesta “baja institucionalización”. Si por
diagnóstico de la “precariedad institucional”, modernización y desarrollo se comprende
conduce a una institucionalización aún más industrialización, el caso uruguayo denota un
amplia, más inalterable y crecientemente más modelo en el cual, a comienzos del siglo XX, “la
compleja y dinámica. No es que no exista industria promovería la transformación de las
institucionalización y “formalización” de las arcaicas estructuras rurales, el mejoramiento
sociabilidades, según los criterios definidos y de la distribución del ingreso, la modernización
definibles por la dinámica de la modernidad, y de la sociedad y el desarrollo de un sistema
una supuesta cohesión social, por la presencia político armónico, en que el acuerdo social se
de prácticas políticas y culturales como el derivaría de la articulación de productores y
“populismo” o el autoritarismo. La lógica consumidores, de empresarios y asalariados,
institucional en América Latina se caracteriza de un mercado nacional en expansión” (Rama
por ser producto de las diferentes experiencias 1987: 65).
culturales sedimentadas y la variedad de
mecanismos y recursos sociales que le son El “mito” democratizador e igualitarista,
propias. Por eso, cualquier respuesta a la generador de una amplia “clase media” en
lógica institucional representa lidiar con una el Uruguay, vino a tomar fuerza y adquirir
multiplicidad de locus culturales y éticos. fundamento en ese proceso de industrialización
y consiguiente modernización de la sociedad5,
Las presiones normativas, en el sentido de “mito” que, por ejemplo, sirvió en su momento
institucionalización de sociabilidades tolerables para tomar distancia del “modelo argentino”,
y moralmente aceptadas, parecen rendirse a al cual muchas veces se sentía dependiente.
una dinámica de la modernidad que, al mismo El problema histórico de la definición de una
tiempo, ha generado la deslegitimación de identidad uruguaya cualitativamente diferente
sus propios fundamentos. Una supuesta crisis de la argentina (al que tantos trazos sociales
adviene como consecuencia de presiones asemejan) pareció resolverse con una auto-
tendientes a favorecer y transformar la imagen en la que el “modelo modernizador”
propia configuración de las instituciones. Si en curso se fundamentaba sobre la base
los problemas se localizan en el campo de de una muy fuerte integración en los
la legitimación, no cabe duda que la lógica valores democráticos, de exaltación de las
institucional latinoamericana presenta signos instituciones y de un proceso de integración
de crisis. social sin autoritarismo y populismos (61).
La paciente consolidación de una sociedad
En aquellos eventuales “modelos
modernizadores” paradigmáticos, como puede
ser el caso de países como Uruguay, en los que 5
El proceso de industrialización registró un “decenio glorioso” entre
1945 y 1955, con una tasa anual de crecimiento del 8,5 %. Esto
la progresiva y exitosa secularización política y conllevó un intenso desarrollo de la educación y la seguridad
social del país (por ejemplo, con la temprana social, de alta movilidad social ascendente. El país vivía bajo
64
separación de la Iglesia del Estado) supuso una una auto-admiración desmedida, que los dirigentes políticos
transmitían como un credo de la certidumbre.
La Dinámica de la Modernidad en América Latina

presumiblemente moderna no podía sentirse sociales transformaron una oposición


mejor en la primera mitad del siglo XX. Un que giraba en torno a los fines políticos y
Estado fuerte “formó” la sociedad de acuerdo económicos (en su conjunto, a la “vida en
con las prioridades de integración nacional, sociedad”) en una oposición basada en los
de institucionalización y de identificación entre medios performáticos de funcionamiento
sociedad y Estado a través del proceso político del sistema político. Bajo la operacionalidad
democrático. Ello significó una negación de las instituciones, la vida socio-cultural
por asumir los inevitables conflictos con los uruguaya debería y tendría que dar solución
sectores sociales más “retardatarios” y, en el a sus desajustes coyunturales. Sin duda,
otro extremo, más “críticos”, ya que al hacerlo radicó en un acentuado conservadorismo y
tendría que haber postergado la dinámica un excesivo ideal de seguridad y certidumbre,
de integración democrática y continuar una de confianza en las instituciones, el eventual
dirección del proceso a partir de un Estado fracaso de la aventura modernizadora. A
relativamente autónomo, con el riesgo inminente un Estado sin proyecto le correspondía una
del autoritarismo político. Un amplio sector sociedad que concebía el desarrollo como
social, muy poco ligado a las transformaciones un dato externo a la sociedad. Es decir, “el
del mundo urbano, y más heredero de ciclo iniciado con el proyecto innovador
prácticas cotidianas de raíces autoritarias y (modernizador) en que una elite política
de dependencias personalizadas a favor de creó la sociedad desde el Estado, finalizaba
cúpulas sociales regionales o productivas, iba con una sociedad que pasaba a controlar el
a ser uno de los factores que, a mediano plazo, Estado con un conjunto de reivindicaciones
incidiría en la reformulación y crisis del “modelo particularistas, más propias de la ilusión de la
modernizador”. Así, la integración democrática política que de la política misma; controlaba el
estableció en el largo plazo la identidad de la Estado, en lugar de una elite, una burocracia
sociedad uruguaya, pero su precio en el corto política que insistía en negociar cuando ya
plazo fue una especie de “consenso integrador” no tenía medios materiales ni simbólicos
que implicaba el freno al cambio (42), así con que hacerlo” (82). Asimismo, “la alta
también como la dificultad de pensarse capacidad de sobrevivir, en un largo ciclo
alternativas al modelo. de decadencia, de las instituciones y de los
valores políticos, de las formas de expresarse
Esta situación se tornaba evidente cuando culturalmente, y también la continuidad de
aquellos sectores sociales y económicos los estancados y obsoletos mecanismos de
que habían recibido ciertos privilegios y producción, ponen de manifiesto la fuerza
gratificaciones durante el auge modernizador de la integración nacional. Esta integración
se habían acostumbrado a una imagen de llega al límite de maneras de ser, pensar y
protección del Estado, no teniendo motivos hacer tan coherentes, que no dejan paso
demasiado evidentes para querer cambiarla. a las tensiones productoras de cambios;
Lo que en conclusión se había producido en consecuencia, puede hablarse de una
era una “sacralización de las instituciones” sociedad hiperintegrada” (158).
y de los valores sociales que en ellas se
sustentaban. Así, los diferentes actores Si la “baja institucionalización” en los países
Revista Austral de Ciencias Sociales 13: 55-68, 2008

latinoamericanos supuso la “debilidad institucionalización pueden ser consideradas


del derecho”, ¿qué sugiere el “modelo premisas constitutivas de ella. Aquellas
modernizador” con “alta institucionalización” “especulaciones” que se refieren al grado
política y social? La sociedad uruguaya, y en diverso de institucionalización de las esferas
especial sus clases medias (su mesocracia), sociales, políticas y morales como un progresivo
sus políticos e intelectuales, sufrieron (y sufren) movimiento de “conquista” en torno de libertades
de una fuerte “crisis de identificación”, ante y garantías de “convivencia” no pueden
la cual surgieron una serie de respuestas: adquirir una validez empírica generalizable.
la guerrilla urbana de los años 60 y 70, los La suposición analítica en la dirección de
movimientos de izquierda política, la “utopía “baja institucionalización” como sinónimo de
institucionalizadora” y “restauradora” (no sin potencial autoritarismo, desequilibrios político-
variantes) del modelo en manos de algunos morales o relaciones sociales sobre la base de
militares (el autoritarismo), los renovados diferencias que lesionan identidades, subvierte
movimientos estudiantiles y sindicales, la las experiencias que a posteriori revelan el alto
deserción cultural, la indiferencia política y la grado de contingencia y ambigüedad de las
emigración. sociabilidades. En América Latina, la lógica
institucional ha revelado, y aún revela, una
Indudablemente que el caso de Uruguay puede reversibilidad creciente en lo que respecta
visualizarse en otras configuraciones político- a reglas y códigos de convivencia social y
institucionales de la región. Cada vez que se mecanismos de negociación espontánea de
constaten problemas ante la incapacidad y eventuales problemáticas. No han sido los
los intereses prácticos de un sistema político- procesos de “formalización” de sociabilidades,
institucional que no encuentra nada mejor encarnados en instituciones reguladoras y
que tratar de acomodar “nuevas situaciones ordenadoras, los que han contribuido a una
sociales” en la antigua normatividad e mínima garantía de convivencialidad.
institucionalidad política, estamos frente
a un caso de una dinámica histórica de la Tal vez la metáfora de las oscilaciones del
modernidad similar. El desafío parece siempre “péndulo de la modernidad”, tal cual Heller &
intentar generar una nueva normatividad para Fehér (1994) mencionan, puede ser análoga a
las emergentes nuevas situaciones reales esta interpretación. La fantasía de una marcha
de poder, que en el contexto latinoamericano constante “hacia delante”, conquistando
hacen referencia a la descomposición aquellos espacios “no legislados”, en estado
paulatina de la cultura política e institucional de “ausencia de control”, implica algún
de varias décadas atrás. mecanismo de las sociabilidades cuyo origen
se torna completamente misterioso. El principio
de reversibilidad niega la validez de una
Breves consideraciones “mecánica social”, de una dinámica lineal de los
acontecimientos. Siendo así, “(...) en cuanto la
La dinámica de la modernidad asume, en modernidad ha alcanzado su forma adecuada
América Latina, una especie de principio al menos en el arte de gobernar, las energías
66
de reversibilidad. Ni la “alta” o la “baja” humanas no albergan necesariamente la
La Dinámica de la Modernidad en América Latina

intención de presionar constantemente “hacia estudio sociabilidades que se encuadrarían


adelante” ni de negociar una trascendencia en esquemas de acción institucionalizados,
absoluta” (156). “bajo control”, definibles como “racionales” y,
por consecuencia, cuantificables, medibles
No se trata de otra cosa que de cuestionar y predecibles. De esta manera, no se puede
una forma de interpretar la realidad social escapar a otro principio constitutivo de las
latinoamericana basada en los a prioris de instituciones de la modernidad: el principio de
la posibilidad de comprender y “legislar”, de fragilidad, ya que cada vez menos tienen en
ofrecer coherencia a las prácticas sociales donde fundamentar sus prácticas y discursos,
y racionalidad a las acciones. Esto es así nada que no sea provisorio, parcial y contingente,
porque toda sociología que otorga centralidad nada desde lo que pueda tratar de legitimar (y
a la institucionalización, en América Latina, convencer) a partir del metarrelato del progreso,
sólo comprende y considera objetos de su la historia y el desarrollo.

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