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La 

esquizofrenia
Se caracteriza principalmente por presentar síntomas psicóticos y a menudo
síntomas negativos y deterioro cognitivo.
Los síntomas psicóticos incluyen delirios, alucinaciones, desorganización del
pensamiento y el habla y comportamiento motor extraño e inapropiado
(incluyendo catatonia).
Los síntomas negativos se refieren a una disminución o falta de emociones y
comportamientos normales, tales como el afecto aplanado y la falta de
motivación.
La disfunción cognitiva en estos trastornos afecta principalmente la atención, la
función ejecutiva y la memoria.
El diagnóstico se basa en los síntomas y el curso de la enfermedad; los
marcadores biológicos de la enfermedad aún no se han identificado, pero se
buscan ampliamente.

 Este trastorno se caracteriza por distorsiones fundamentales y típicas de la


percepción, del pensamiento y de las emociones, estas últimas en forma de
embotamiento o falta de adecuación de las mismas. En general, se conservan
tanto la claridad de la conciencia como la capacidad intelectual, aunque con el
paso del tiempo pueden presentarse déficits cognoscitivos. El trastorno
compromete las funciones esenciales que dan a la persona normal la vivencia de
su individualidad, singularidad y dominio de sí misma. El enfermo cree que sus
pensamientos, sentimientos y actos más íntimos son conocidos o compartidos por
otros y pueden presentarse ideas delirantes en torno a la existencia de fuerzas
naturales o sobrenaturales capaces de influir en los actos y pensamientos del
individuo afectado. Este se siente el centro de todo lo que sucede.
            Son frecuentes las alucinaciones, especialmente las auditivas, que pueden
comentar la propia conducta o los pensamientos propios del enfermo. Suelen
presentarse además otros trastornos de la percepción: los colores o los sonidos
pueden parecer excesivamente vividos o tener sus cualidades y características
alteradas y detalles irrelevantes de hechos cotidianos pueden parecer más
importantes que la situación u objeto principal. La perplejidad es frecuente ya
desde el comienzo, la cual suele acompañarse de la creencia de que las
situaciones cotidianas tienen un significado especial, por lo general siniestro y
dirigido contra el propio enfermo.
            En el trastorno del pensamiento característico de la esquizofrenia los
aspectos periféricos e irrelevantes de un concepto, que en la actividad mental
normal están soterrados, afloran a la superficie y son utilizados en lugar de los
elementos pertinentes y adecuados para la situación. Así el pensamiento se
vuelve vago, elíptico y oscuro y su expresión verbal es a veces incomprensible.
Son frecuentes los bloqueos e interpolaciones en el curso del pensamiento y el
enfermo puede estar convencido de que un agente extraño está grabando sus
pensamientos. Las características más importantes de la afectividad son la
superficialidad, su carácter caprichoso y la incongruencia. La ambivalencia y el
trastorno de la voluntad se manifiestan como inercia, negativismo o estupor.
Pueden presentarse también síntomas catatónicos.
            El comienzo puede ser agudo, con trastornos graves del comportamiento
conductual o insidioso con un desarrollo gradual de ideas y de una conducta
extraña. El curso también presenta una gran variabilidad y no es inevitablemente
crónico y deteriorante. Un porcentaje de casos, que varía en las diferentes culturas
y poblaciones, evoluciona hacia una recuperación completa o casi completa.
Ambos sexos se afectan aproximadamente por igual, pero el comienzo tiende a
ser más tardío en las mujeres.

Trastornos psicóticos relacionados:

El trastorno psicótico breve es infrecuente. Los trastornos de la


personalidad previos (p. ej., las personalidades paranoide, histriónica, narcisista,
esquizotípica, fronteriza), así como también ciertas enfermedades (p. ej., lupus
eritematoso sistémico, ingestión de esteroides), inclinan a su desarrollo. Un
factor estresante grave, como la pérdida de un ser querido, puede precipitar la
aparición del trastorno.
Los pacientes con el trastorno manifiestan al menos un síntoma psicótico:

 Ideas delirantes

 Alucinaciones

 Habla desorganizada

 Conducta francamente desorganizada o catatónica

El trastorno por ideas delirantes se distingue de la esquizofrenia por la


presencia de ideas delirantes sin algún otro síntoma de psicosis (p. ej.,
alucinaciones, habla o conducta desorganizada, síntomas negativos). Los
delirios pueden ser
 Extravagantes: incluye situaciones que podrían ocurrir, como por ejemplo
cuando se es perseguido, envenenado, infectado, amado a distancia o
engañado por su pareja o su amante.
 Bizarro: incluye situaciones poco probables como creer que a alguien le
extrajeron sus órganos internos sin dejar una cicatriz.

Al contrario de lo que sucede con la esquizofrenia, el trastorno por ideas


delirantes es relativamente infrecuente. El comienzo suele ser involutivo y ocurre
en la edad adulta mediana o avanzada. La funcionalidad psicosocial no suele
estar tan deteriorada como en la esquizofrenia y los problemas surgen
directamente de la creencia delirante.
Cuando el trastorno por ideas delirantes aparece en pacientes ancianos, a veces
se conoce como parafrenia. Puede coexistir con una demencia leve. El médico
debe ser cuidadoso a la hora de distinguir entre las ideas delirantes y el abuso
de adultos mayores que describe una persona mayor con demencia leve.
Signos y Síntomas:
El trastorno por ideas delirantes puede surgir sobre un trastorno de personalidad
paranoide previo. En estas personas, la desconfianza permanente y la sospecha
hacia los demás y sus motivos comienzan en la edad adulta temprana y se
prolongan durante toda la vida.
Los primeros síntomas pueden ser sentimientos de sentirse explotado,
preocupación por la lealtad o la fiabilidad de los amigos, una tendencia a leer
significados amenazantes en comentarios o hechos benignos, rencores
persistentes y cierta predisposición a responder rápidamente a los desaires
percibidos.

Se reconocen varios subtipos de trastornos por ideas delirantes:


 Erotomaníaco: los pacientes creen que hay otra persona que los ama. Es
frecuente que hagan esfuerzos por contactar con el objeto de su idea
delirante mediante llamadas telefónicas, cartas, vigilancia o acecho. Las
personas que tienen este subtipo pueden tener conflictos con la ley
relacionados con su comportamiento.
 Grandioso: los pacientes creen que tienen un gran talento o que han
hecho un descubrimiento importante.
 Celoso: los pacientes creen que su cónyuge o su amante son infieles. Esta
creencia se basa en deducciones incorrectas apoyadas por evidencias
dudosas. Pueden recurrir a la agresión física.
 Persecutorio: los pacientes creen que están siendo vigilados, espiados,
calumniados u hostigados. Pueden intentar en repetidas ocasiones obtener
justicia apelando a los tribunales y a otros organismos gubernamentales y
recurren a la violencia como represalia por esa persecución imaginaria.
 Somático: la idea delirante se relaciona con una función corporal; p. ej., el
paciente cree que tiene una deformidad física, un olor o un parásito.
El comportamiento de los pacientes no es obviamente extraño o raro, y aparte de
las posibles consecuencias de sus ideas delirantes (p. ej., aislamiento social o
estigmatización, dificultades matrimoniales o laborales), el funcionamiento del
paciente no se ve notablemente afectado.

La psicosis se refiere a síntomas tales como delirios, alucinaciones, pensamiento


y lenguaje desorganizado y comportamiento motor extraño e inapropiado
(incluyendo la catatonia) que indican pérdida de contacto con la realidad.

El trastorno esquizoafectivo se debe tener en cuenta cuando coexiste psicosis


con síntomas de trastornos del estado de ánimo. El diagnóstico requiere la
presencia de síntomas significativos a nivel del estado de ánimo (depresión o
manía) durante > 50% de la duración total de la enfermedad, junto con ≥ 2
síntomas de esquizofrenia (ideas delirantes, alucinaciones, discurso
desorganizado, conducta sumamente desorganizada o catatónica, síntomas
negativos).

Para distinguir entre el trastorno esquizoafectivo y la esquizofrenia y


los trastornos del estado de ánimo , puede ser necesaria una evaluación
longitudinal de los síntomas y su progresión.
el trastorno esquizofreniforme
En el momento de su presentación, es probable que se sospeche
una esquizofrenia. También debe descartarse la psicosis secundaria al abuso de
sustancias o a un trastorno físico. La diferencia entre el trastorno
esquizofreniforme y la esquizofrenia en un paciente que no tenga síntomas
psicóticos previos se basa en la duración de los síntomas. Si su duración o la
discapacidad es mayor de 6 meses, el paciente ya no cumple los criterios
diagnósticos necesarios para el trastorno esquizofreniforme y es probable que el
diagnóstico sea una esquizofrenia, aunque la psicosis aguda también puede
evolucionar a un trastorno psicótico del estado de ánimo, como un trastorno
bipolar o esquizoafectivo. A menudo se necesita una observación longitudinal
para establecer el diagnóstico y el tratamiento apropiado.
Está indicado el tratamiento con antipsicóticos y cuidados psicosociales de
apoyo. Una vez que se resuelven los síntomas, se continúa el tratamiento
farmacológico durante 12 meses y luego se lo reduce gradualmente, bajo una
monitorización estrecha para vigilar la reaparición de los síntomas psicóticos.
En el trastorno esquizotípico de la personalidad, las experiencias cognitivas
reflejan una salida más florida de la realidad (p. ej., ideas de referencia, ideas
paranoides, ilusiones corporales, pensamiento mágico) y una mayor
desorganización del pensamiento y el habla en comparación con el que ocurre
en otros trastornos de la personalidad.

La prevalencia informada del trastorno de personalidad esquizotípica varía, pero


la prevalencia estimada es de alrededor del 3,9% de la población general
estadounidense. Este trastorno puede ser un poco más frecuente en varones.

Las enfermedades asociadas son frecuentes. Más de la mitad de los pacientes


con trastorno de personalidad esquizotípico han tenido ≥ 1 episodio de trastorno
depresivo mayor y entre 30 y 50% de ellos tienen trastorno depresivo
mayor cuando se diagnostica el trastorno de personalidad esquizotípico. Estos
pacientes a menudo también tienen un trastorno por uso de sustancias .

Se cree que la etiología del trastorno esquizotípico de la personalidad es


principalmente biológica ya que comparte muchas de las anomalías basadas en
el cerebro características de la esquizofrenia. Es más común en parientes de
primer grado de personas con esquizofrenia u otro trastorno psicótico.
Signos y síntomas

Los pacientes con trastorno esquizotípico de la personalidad no tienen amigos


cercanos ni confidentes, a excepción de los parientes de primer grado. Se
sienten incómodos al relacionarse con la gente. Ellos interactúan con las
personas si deben hacerlo, pero prefieren no hacerlo porque sienten que son
diferentes y que no pertenecen. Sin embargo, pueden decir que su falta de
relaciones los hace infelices. Son muy ansiosos en situaciones sociales,
especialmente las no familiares. Pasar más tiempo en una situación no alivia su
ansiedad.

Estos pacientes a menudo interpretan en forma errónea sucesos ordinarios al


adjudicarles un significado especial para ellos (ideas de referencia). Pueden ser
supersticiosos o creen que tienen poderes paranormales especiales que les
permiten detectar eventos antes de que sucedan o leer la mente de otras
personas. Ellos pueden pensar que tienen un control mágico sobre los demás,
pensar que inducen a otras personas a hacer cosas comunes (p. ej., alimentar al
perro), o que la realización de rituales mágicos puede prevenir el daño (p. ej.,
lavarse las manos 3 veces puede prevenir la enfermedad).
El habla puede estar afectada. Puede ser excesivamente abstracto o concreto o
contener frases extrañas o utilizar frases o palabras de manera extraña. Los
pacientes con trastorno de personalidad esquizotípico suelen vestir extraño o de
un modo descuidado (p. ej., uso de ropa que les queda mal o sucia) y tienen
gestos extraños. Ellos pueden ignorar las convenciones sociales normales (p. ej.,
no hacer contacto visual), y puesto que no entienden las señales sociales
habituales, pueden interactuar con los demás de manera inapropiada o rígida.

Los pacientes con trastorno esquizotípico de la personalidad a menudo son


desconfiados y pueden pensar que otros salen a atraparlos.

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