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Cuando se habla de la posguerra se hace referencia a ese periodo que inicia a partir del fin de la II Guerra

Mundial. Es así como, hasta finales de los años 40, Honduras fue básicamente un país exportador de
banano. A partir del año de 1950 comenzó a diversificar su producción agrícola y, consecuentemente, sus
productos de exportación hacia el mercado internacional.

En ese marco en Estado hondureño fue creando espacios institucionales que facilitaran los procesos de
producción-exportación que había diseñado. El Banco Nacional de Fomento (BANAFOM), hoy día
conocido como el Banco Nacional de Desarrollo Agrícola (BANADESA), nació con ese propósito. Ese
banco apoyó a un núcleo de productores hondureños que decidieron invertir en renglones de exportación
como: café, el algodón, carne vacuna y caña de azúcar.

Algodón, ganado y caña de azúcar se establecieron como actividades a gran escala y crearon las bases
materiales para el surgimiento de una burguesía agraria local. El cultivo de café, por el contrario, se asentó
en la pequeña y mediana propiedad rural y la producción se encuentra ubicada, básicamente, en los
departamentos de: Santa Bárbara, Yoro, Olancho, Comayagua y El Paraíso, convertidos en los
departamentos cafetaleros por excelencia.

La comercialización y exportación de café hacia el mercado internacional ha sido controlada


tradicionalmente por un pequeño núcleo de exportadores. El café es el segundo producto de exportación
después del banano. Según datos recientes, café y banano, representan juntos más del 55% de lo que
exporta el país. Seguidos, en importancia, por camarón cultivado y madera. Como se sabe, los renglones
de exportación están sometidos a cuotas y a continuas fluctuaciones de precios. En los últimos años el
rubro más afectado por las variaciones en los precios internacionales ha sido el café.

Vale reconocer que el Estado hondureño jugó un activo papel promotor en la expansión algodonera,
ganadera y azucarera del país. Lo hizo no sólo a través de la provisión de crédito barato y de fácil
obtención, sino, que también a través de la creación de ciertas facilidades infraestructurales que
posteriormente fueron trasladadas a la empresa local.

En el caso del algodón, el Estado apoyó la instalación de una planta desmotadora en San Lorenzo (Valle),
que sirvió para evitar que se continuara exportando el algodón en rama hacia EL Salvador, mejorando con
ello el nivel de rentabilidad de los productores de este rubro de exportación que creció considerablemente
durante los años cincuenta y sesenta, para decaer en las décadas posteriores debido a los precios
internacionales del mismo.

El Estado hondureño también contribuyó a estimular el desarrollo de la ganadería apoyando la instalación


de las primeras plantas procesadoras de leche en el país. La ganadería se vio potenciada por el gran
capital estadounidense que instaló las primeras plantas empacadoras en el país.

En el caso de la caña de azúcar, el Estado hondureño construyó en la zona sur (década del 60), la
Compañía Azucarera Choluteca, S. A. En los años setenta participó en la construcción de la Compañía
Azucarera Central, S.A. en Choluteca y, finalmente, también en los setentas en la creación de la Compañía
Azucarera Cantarranas, S. A., en el departamento de Francisco Morazán.

El papel promotor del Estado durante esos años, período en el que se fortalecieron las bases de desarrollo
del capitalismo del país, no se agotó en la creación de condiciones para la producción y exportación de los
renglones a los que se ha hecho referencia anteriormente, sino que dio paso a otras actividades de
promoción de la actividad agroindustrial en el país.

Es así como a partir de la década del 60, importantes núcleos de campesinos que habían sido
tradicionalmente abastecedores de granos básicos para los centros urbanos y proveedores de mano de
obra barata para la recolección de productos para la exportación, encontraron condiciones favorables para
convertirse en productores de renglones de exportación o de procesamiento agroindustrial. Esos
campesinos empezaron, entonces, a producir banano, caña de azúcar, palma africana, melón y
toronja. ¿Cómo se realizó este proceso?, pues a través de la reforma agraria, promulgada por el estado
hondureño.

La reforma agraria es, en esencia, un proceso de redistribución de tierras que consiste en trasladar tierras
de un sector social que las posee en exceso, hacia otro segmento de la población que carece de ella, y
que son los campesinos sin tierra.

Los campesinos al recibir las tierras que antes estaban en manos de los terratenientes, adquieren una
importante fuente de poder económico, de prestigio social y de relativa autonomía política. La reforma
agraria también incorpora al campesino como productor y consumidor de bienes y servicios que
proporciona el mercado.

La reforma agraria, en suma, es el canal que ayuda al campesinado a salir de la situación de postración
económica y marginamiento social y político en que ha vivido históricamente. A través de ella, el Estado
no sólo transfiere tierras a los campesinos, también los apoya para que puedan hacerlas producir a través
de créditos, asistencia técnica y organizativa. Les proporciona además apoyo para el proceso de
comercialización de lo que producen.

El proceso de reforma agraria está legalmente regulado. La primera ley de reforma agraria fue emitida y
puesta en vigencia el 26 de septiembre de 1962, durante el régimen del Doctor Ramón Villeda Morales.
La segunda ley de reforma agraria fue emitida el 30 de diciembre de 1974 y, puesta en vigencia el 14 de
enero de 1975.

El organismo encargado de la aplicación de la legislación de reforma agraria en Honduras es el Instituto


Nacional Agrario (INA), que data del año de 1962. Tanto la Ley de Reforma Agraria como el INA, fueron
espacios creados en el marco de la propuesta de la CEPAL para América Latina en la década del 50.

La redistribución de tierras que se hace en los procesos de reforma agraria se orienta a trasladar tierras
nacionales o ejidales a los campesinos. Las tierras nacionales son las que están bajo control del gobierno
central y las ejidales las que están bajo jurisdicción de las municipalidades. También son patrimonio de la
reforma agraria las tierras ociosas de propiedad privada, que se asignan a los campesinos previa
indemnización a su legítimo propietario.

Entre los requisitos para ser beneficiarios de la reformas agrarias implementadas en Honduras están los
siguientes:

1. Los campesinos deben pagar un monto que es fijado por el Estado.

2. La tierra no se asigna a campesinos individuales. Deben pertenecer a grupos campesinos


organizados en asentamientos, cooperativas y empresas asociativas, que estén dispuestos a
trabajar la tierra de forma colectiva.

Impacto del modelo económico neoliberal en los


procesos de reforma agraria en Honduras

El modelo neoliberal se implementa en Honduras desde los años ochenta pero, es en el gobierno de Rafael
Leonardo Callejas Romero que se implementa con mayor fuerza. Uno de los primeros impactos se da en
el proceso de reforma agraria al aprobar la Ley de Modernización y Desarrollo del Sector
Agrícola (marzo de 1992).
Esta ley que ha sido considerada por el movimiento campesino hondureño como una ley de
contrarreforma agraria, porque terminó con las conquistas plasmadas en las leyes de 1962 y 1974.

La Ley de Modernización Agrícola protege a los terratenientes al plantear lo siguiente:

1. Las tierras ociosas de los terratenientes solo podrán ser afectadas después de estar dos años en
estado improductivo.

2. Permite arrendar las tierras que han sido obtenidas como beneficiarios de la reforma agraria.

3. Permite la venta de las tierras que el Estado había asignado a campesinos como beneficiarios del
proceso de reforma agraria.

Este proceso de contrarreforma agraria permitió que algunos grupos campesinos terminaran vendiendo
las tierras de excelente vocación agrícola a inversores privados, generando así un importante proceso de
acaparamiento de tierras en manos privadas.

Hacia inicios de la década del 50, la industria manufacturera del país comenzó a experimentar un
considerable auge debido al proceso de urbanización, al incremento de los ingresos de la población y al
mejoramiento de las vías de comunicación que permitieron una mejor integración de un mercado interno
tradicionalmente estrecho y segmentado.

La Ley de Fomento Industrial, antes mencionada, otorgó a los capitalistas hondureños y extranjeros que
se dedicaron a la industria sustitutiva de importaciones, franquicias y exenciones para la importación de
materia prima, maquinaria y bienes intermedios. Esta política proteccionista al sector industrial iniciada por
dicha Ley, incluyó también la creación de aranceles altos para todos aquellos productos que compitieran
con la producción manufacturera local. El propósito evidente del Estado hondureño fue proteger la industria
nacional.

Si bien es cierto que en términos globales Honduras no resultó muy beneficiada con su ingreso al
MERCOMUN, porque eran Guatemala y El Salvador los países con un mayor desarrollo industrial en esa
época lo que les permitía posicionar más productos en la región centroamericana, hay que reconocer que
algunas de las industrias más importantes del país se fundaron con vistas a participar en el mismo.

En Honduras 36 de las 50 empresas más grandes del país fueron creadas entre 1960 y 1974-75, período
que cubren los mejores años del MERCOMUN. Honduras se retiró del Mercado Común Centroamericano
debido a la guerra que sostuvo en 1969 con El Salvador. Guerra denominada de las 100 horas a la que se
achaca como causal un encuentro de fútbol entre ambos países. Evidentemente las causas de ese
conflicto bélico fueron de orden económico y no deportivo.

Ambas naciones rompieron relaciones diplomáticas y comerciales desde 1969 hasta la década del
ochenta. Largo periodo en la industria manufacturera hondureña disfrutó de la protección del Estado y de
los beneficios adicionales del mercado cautivo.

El restablecimiento de relaciones entre Honduras y El Salvador se produjo como demanda de Estados


Unidos quien requería del uso del territorio hondureño para sus planes geoestratégicos en la región
centroamericana, en el marco de la guerra fría en la década del ochenta.

Su estratégica ubicación en la región (frontera con tres países: Nicaragua, El Salvador y Guatemala),
servía bien a los planes estadounidenses en una Centro América convulsa. Estados Unidos necesitaba
entrenar ejércitos regulares (El Salvador y Guatemala) e irregulares (grupos antisandinistas
nicaragüenses, denominados la contra), para lo que instaló el Centro Regional de Entrenamiento Militar
(CREM) en la zona norte de Honduras. Pero si Honduras y El Salvador aun no resolvían el problema de
sus relaciones rotas de 1969, ellos no podrían entrenar en territorio hondureño a militares salvadoreños
que luchaban contra la guerrilla de El Salvador. Fue así como Estados Unidos urgió a los gobiernos de
Honduras y El Salvador a firmar el restablecimiento de relaciones para que militares salvadoreños pudieran
entrenarse sin problemas en territorio hondureño.

Esa es la verdadera causa del restablecimiento de las relaciones entre ambos países.

Urbanización y desarrollo capitalista

El patrón de desarrollo capitalista que se fue imponiendo desde finales del siglo XIX fue dejando su
impronta en el proceso de urbanización del país. Al igual que el proceso de industrialización, el proceso
de urbanización ha estado ligado a la evolución de los ciclos de exportación del país, primero minerales y
luego banano. Los ciclos de exportación han determinado la primacía industrial y urbanística del
denominado corredor central de desarrollo sobre otras regiones del país.

Ese corredor central de desarrollo incluye a los departamentos de Atlántida, Cortés, Santa Bárbara,
Comayagua, Francisco Morazán, El Paraíso y Choluteca, concentra la mayor parte de la población
hondureña (69% según el Censo de Población de 1974 y, 70%, según el de 1988). El Corredor dispone
de las principales facilidades en materia de infraestructura y de desarrollo económico y social del país. Si
se contrastan, por ejemplo, sus niveles de urbanización con la zona de mayor atraso en el país, integrada
por los departamentos de Copán, Ocotepeque, Lempira, Intibucá, La Paz y Valle, veremos las enormes
desigualdades que hay entre los dos. Igual en términos de acceso a servicios de educación, salud e
infraestructura.

Las ciudades que han experimentado un acelerado proceso de urbanización en las últimas décadas son
Tegucigalpa y San Pedro Sula. Según datos del Censo de Población de 1988, el 32.2% de la población
urbana del país se concentraba en Tegucigalpa y el 16.2% en San Pedro Sula. Para ese año, Tegucigalpa
tenía 539.590 habitantes y San Pedro Sula 270.804 habitantes. Les seguían en importancia, La Ceiba con
65.489 habitantes, El Progreso con 57.198 habitantes y Choluteca con 51.887 habitantes. Una de las
razones para el acelerado crecimiento poblacional de algunas regiones de la zona norte la podemos
encontrar en el establecimiento de la industria de la maquila, la ciudad de Choloma, es el mejor ejemplo
de esa urbanización vertiginosa.

La pobreza y sus derivaciones

Es obvio para cualquier observador atento que las áreas más pobres del país son aquellas zonas rurales
de bajo desarrollo capitalista relativo. El gran capital no llegó hasta allí porque no encontró actividades
rentables en las cuales invertir. El Estado tampoco se ha preocupado mucho por diseñar una estrategia
de desarrollo económico y social incluyente para estas zonas del país, lo que sí ha hecho en aquellas
áreas en las cuales se invirtió el gran capital.

Sin embargo, esto no debería entenderse como que el patrón de desarrollo capitalista del país en su
conjunto no ha tenido nada que ver con la pobreza que agobia a estas zonas rurales del país. Para decir
lo menos, en estas zonas del país la ganadería y el proceso de concentración de las tierras que ella ha
provocado, han empujado al campesinado hacia las laderas de las montañas o hacia áreas de vocación
forestal. En ambos tipos de tierras, la práctica de la agricultura es difícil y los niveles de productividad son
sumamente bajos, lo que ayuda a entender las condiciones de miseria en que viven muchos de nuestros
compatriotas del campo.
El patrón de desarrollo capitalista del país tiene mucho que ver con la desigual distribución de los ingresos
que es señalado frecuentemente como uno de los factores causales de la pobreza. Su naturaleza,
excluyente y concentradora, ha hecho que este patrón de desarrollo capitalista haya sido incapaz de
transformar las áreas de menor desarrollo relativo del país que, en términos económicos y sociales se
mantienen aún muy rezagadas.

Puede decirse también que este patrón de desarrollo capitalista ha estimulado la migración del campo
hacia la ciudad, que ha actuado como una válvula de escape para los pobres rurales. Muchos campesinos
han migrado y continúan migrando hacia las ciudades con la esperanza de obtener condiciones de vida
mejores ya que en las zonas rurales no tienen oportunidades. Sin embargo, en la mayoría de los casos,
sólo consiguen trasladar su pobreza del campo a la ciudad, con lo cual sólo contribuyen a elevar la
creciente cantidad de pobres urbanos. Ya que en las zonas urbanas tampoco pueden acceder a
oportunidades que les permitan tener una vida digna.

Esa migración interna que se hizo evidente en la década del sesenta ha crecido significativamente y,
también, ha cambiado de rumbo. La falta de oportunidades en Honduras ha obligado a gran parte de la
población hondureña a salir de las fronteras patrias para buscar otros espacios. Migran a Estados Unidos
y, más recientemente, a España.

Se ha hablado de las maquilas y de la migración internacional, ambas han cambiado significativamente la


conformación de los ingresos nacionales. Honduras apuesta económicamente, como nación, a dos
procesos profundamente coyunturales: el empleo en la maquila y las remesas. Los ingresos que te da
maquila y la remesa han mantenido a flote la economía hondureña.

Estructura social o de clase y organizaciones


sociales

Cuando se habla de estructura social se hace referencia a las clases sociales que existen en un país y
las organizaciones sociales son los espacios que estos sectores de clase organizan, sobre todo, para
poder canalizar sus demandas.

Las clases sociales tienen relación directa con el modelo económico en que vivimos. Eso significa que es
el modelo capitalista el que determina esa conformación de clases. Y las clases mantienen una relación
directa con los medios de producción que hay las sociedades, por ejemplo, las fábricas y la tierra.

Uno de los principales legados de la época colonial fue una estructura social más o menos dicotómica en
la cual sobresalían los terratenientes tradicionales que explotaban extensivamente el latifundio ganadero
y la gran masa de campesinos minifundistas, ya sea en su condición de pequeños propietarios,
arrendatarios o colonos.

Con el arribo del capital extranjero aparece la minería y la actividad bananera creando las bases
económicas y sociales para el surgimiento de una burguesía monopólica en el país. En sus empresas,
surgió un tipo de trabajador que no disponía de otro recurso para su subsistencia que su propia fuerza de
trabajo: el obrero minero y bananero.

El desarrollo capitalista agrícola de la postguerra creó las bases económicas y sociales para el surgimiento
de una burguesía agraria local y, por otro lado, el surgimiento del proletariado agrícola.

Por otro lado, el desarrollo capitalista del país, el crecimiento de la población en general y de la demanda
solvente, permitió que los inmigrantes árabes y judíos que habían llegado al país en las primeras décadas
del presente siglo, se convirtieran en los núcleos más importantes de la burguesía industrial y comercial
local, del país.

El acelerado proceso de urbanización que se inició en la década del 50, el crecimiento del aparato estatal
y el mayor acceso a la educación, abrió las puertas para el crecimiento exponencial de las capas medias
urbanas y para el desarrollo de una pequeña y mediana burguesía de industriales y comerciantes.

La configuración de una poderosa burguesía financiera fue un poco más tardía. Con la excepción del
Banco Central de Honduras, que fue fundado por capitalistas locales y que data de finales del siglo pasado,
la banca extranjera reinó omnímoda hasta hace apenas unas décadas en que comenzó a tomar forma un
sector financiero que ha explotado literalmente en la década del 90 con la creación de una gran cantidad
de bancos.

Cuando se habla de las organizaciones sociales se hace referencia a espacios organizativos que tienen
que ver con el ejercicio de demandas y de reivindicaciones económicas, sociales, políticas y culturales.

El concepto de organizaciones sociales ha presentado algunos cambios en los últimos años. Hoy día, por
ejemplo, se habla de la sociedad civil, que no es estrictamente solo organizaciones sociales; igual,
durante el siglo XX se hablaba de organizaciones reivindicativas, caracterizadas por demandar y/o
reivindicar derechos. También vale apuntar que, desde fines del siglo XX, han surgido una serie de
organizaciones a las que en sociología se les denomina nuevos actores sociales, caracterizadas por
demandas emergentes.

Un activo proceso de creación de organizaciones sindicales legalmente reconocidas se inició en la


segunda mitad del año de 1954. Este proceso organizativo fue el resultado de la prolongada huelga de los
trabajadores de la Tela Railroad Company que obtuvieron, mediante el uso de este recurso el derecho
garantizado legalmente a organizarse sindicalmente.

La creación de un sindicato entre los trabajadores de la Tela le devolvió al Estado hondureño, el poder
enajenado durante décadas por esta poderosa compañía bananera, de emitir la legislación laboral
reguladora que vino a garantizar a los trabajadores hondureños el derecho a la sindicalización, garantizada
y protegida por el mismo Estado. La Tela Railroad Co. se había opuesto sistemáticamente a la aprobación
de leyes laborales en el país.

Las organizaciones más representativas del proletariado hondureño han sido tradicionalmente los
sindicatos de los trabajadores bananeros. Nos referimos al Sindicato de Trabajadores de la Tela Railroad
Company, SITRATERCO, y al Sindicato Unificado de Trabajadores de la Standard Fruit Company,
SUTRASFCO.

El primer sindicato en surgir fue el SITRATERCO y con unos pocos meses de diferencia nació el Sindicato
de Trabajadores de la Standard Fruit Company, SITRASFRUCO, que fue la columna vertebral del
Sindicato Unificado de Trabajadores de la Standard Fruit Company, SUTRASFCO, que data del año de
1964 y que fue el producto de la unión de varios sindicatos a los que estaban afiliados los trabajadores de
esta compañía bananera.

Uno de los sindicatos más emblemáticos del sector industrial del país es el Sindicato de Trabajadores de
la Bebida y Similares (STIBYS), que fue fundado hacia mediados de la década de 1960. Ha habido
tradicionalmente un fuerte y combativo movimiento sindical entre los trabajadores de las instituciones
autónomas del Estado tales como la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), el Servicio Autónomo
Nacional de Acueductos y Alcantarillados (SANAA), el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), el
Instituto Nacional Agrario (INA) y la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).

Sobre la base de estas organizaciones sindicales se han creado varias federaciones y confederaciones o
centrales sindicales.
Las federaciones sindicales más emblemáticas del país han sido:

1. Federación Sindical de Trabajadores Nacionales de Honduras (FESITRANH). 1957.

2. Federación Central de Sindicatos de Trabajadores Libres de Honduras (FECESITLIH). 1958.

3. Federación Auténtica Sindical de Honduras (FASH). 1963.

4. Federación Unitaria de Trabajadores de Honduras (FUTH). 1981.

5. Federación Independiente de Trabajadores de Honduras (FITH). 1985.

Las confederaciones y/o centrales sindicales más emblemáticas del país han sido:

1. Confederación de Trabajadores de Honduras (CTH). 1964.

2. Central General de Trabajadores (CGT). 1970.

3. Central Unitaria de Trabajadores de Honduras (CUTH). 1992.

• La FESITRANH y la FECESITLIH han sido, tradicionalmente, las federaciones sindicales insignes


de la CTH.

• La FASH ha sido la federación insigne de la CGT.

• La FUTH y la FITH, son la columna vertebral de la CUTH.

Los campesinos del sector reformado son los que han logrado" crear las organizaciones campesinas de
mayor visibilidad social”. Se convirtieron en la Federación Nacional de Campesinos de Honduras
(FENACH). La FENACH fue de efímera duración ya que fue destruida por los militares anticomunistas que
asumieron la conducción del aparato estatal a través del golpe de Estado del 3 de octubre de 1963.

De las organizaciones campesinas actualmente existentes, la más longeva es la Asociación Nacional de


Campesinos de Honduras (ANACH), que surgió en 1962. Le sigue la Unión Nacional de Campesinos
(UNC), que bajo su nombre inicial de Asociación Campesina Social Cristiana de Honduras, (ACASCH),
nace en 1963. A inicios de la década del 80 se creó la Federación de Cooperativas de la Reforma Agraria
de Honduras (FECORAH).

Una de las organizaciones campesinas de más reciente creación es la Central Nacional de Trabajadores
del Campo (CNTC), surgida en 1985. Existen muchas otras organizaciones campesinas cuya enumeración
haría demasiado prolijo este trabajo. En lo fundamental, estas organizaciones se han desprendido del seno
de la ANACH y de la UNC por una variada gama de motivaciones que no es del caso mencionar en este
trabajo.

Las capas medias urbanas del país se agrupan en colegios. Los colegios de maestros de educación
primaria son los más antiguos. Fueron fundados en la primera mitad de la década del 60. El primero y,
hasta ahora único colegio de maestros de educación media, surgió en la década del 70. Los profesionales
universitarios han creado una gran variedad de colegios profesionales que se encuentran hoy en día
agrupados en la Federación de Colegios de Profesionales Universitarios de Honduras, (FECOPRUH). Las
capas medias urbanas tienen también bastante presencia en el movimiento cooperativo nacional cuya
organización de cúpula es la Confederación Hondureña de Cooperativas (CHC).
Asimismo, las capas medias urbanas tienen gran presencia en algunas de las organizaciones sociales que
comenzaron a aparecer durante la década del 80 para dar voz a consensos internacionales en torno a la
defensa de los derechos humanos, de las mujeres y de la naturaleza. Entre ellas pueden mencionarse al
Comité para la Defensa de los Derechos Humanos de Honduras (CODEH), el Comité de Familiares de
Detenidos Desaparecidos de Honduras (COFADEH), el Comité de Mujeres por la Paz "Visitación Padilla"
y el Comité para la Defensa y Desarrollo de la Flora y Fauna del Golfo de Fonseca (CODEFAGOLF).

En los últimos años han logrado gran visibilidad social las organizaciones de grupos étnicos que se han
movilizado en defensa de sus derechos a la tierra y a espacios de participación en la vida nacional. Se
trata de sectores sociales que han visto sus necesidades e intereses secularmente postergados.

Entre estas organizaciones pueden mencionarse:

• El Consejo Asesor para el Desarrollo de la Etnias Autóctonas, CAHDEA

• La Federación de Tribus Indígenas de Yoro (FETRIXY)

• La Federación de Tribus Indígenas Xicaques de Yoro, FETRIXY

• La Federación de Tribus Indígenas Pech de Honduras, FETTHRIP

• La Organización Fraternal Negra Hondureña, OFRANEH

• La Unidad del Pueblo Misquito, MASTA

• La Organización Nacional Indígena Lenca de Honduras, ONILH

• El Consejo Nacional Indígena Chortí, CONICH

• El Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas, COPIN

El cuadro: organizaciones sociales de Honduras, nos permite tener una mirada de conjunto y resumida
del movimiento social hondureño. Se recomienda leer el siguiente documento Organizaciones sociales
de Honduras para tener acceso al cuadro haga clic sobre el título del mismo.

Una mirada rápida sobre el sistema político. Al hablar del sistema político de un país estamos haciendo
referencia al conjunto de fuerzas sociales, políticas e institucionales que interactúan en la escena política
del mismo.

El sistema político hondureño ha tenido como pivotes fundamentales a los partidos Liberal y Nacional. El
Partido Liberal fue fundado en febrero de 1891 y el Partido Nacional en febrero de 1902. El primero fue
fundado por Policarpo Bonilla y, el segundo, por Manuel Bonilla. A pesar del apellido común no había
relación de parentesco entre ellos. El sistema de partidos políticos legalmente inscritos se amplió con la
inscripción legal del Partido de Innovación y Unidad (PINU), del Partido Demócrata Cristiano de Honduras
(PDCH) y del Partido Unificación Democrática (UD).

El PINU fue inscrito legalmente en el mes de diciembre de 1978. Había sido fundado en el mes de abril de
1970. El PDCH fue inscrito legalmente en el mes de julio de 1980. Había sido fundado en el mes de
septiembre de 1975. Como Movimiento Demócrata Cristiano de Honduras, el PDCH, data del año de 1968.
El Partido Unificación Democrática, UD, fue inscrito legalmente en enero de 1994. La autorización para
inscribir legalmente a la UD fue emitida por el Congreso Nacional de la República a inicios de octubre de
1993. Es el primer partido político de la izquierda organizada inscrito legalmente. A su fundación,
concurrieron líderes políticos y bases de varias organizaciones políticas de la izquierda hondureña.
En el ejercicio del poder estatal, se han alternado fundamentalmente el Partido Liberal y el Partido
Nacional. El PINU, el PDCH y la UD son partidos políticos realmente minoritarios y, casi en nada, han
alterado el esquema bipartidista que ha caracterizado tradicionalmente el espectro político del país. El
PINU y el PDCH no han logrado obtener más que un par de diputados en cada elección general en la que
han participado. Lo propio puede decirse de la UD, que participó, por primera vez, en las elecciones
generales de noviembre de 1997, en las cuales tuvo un buen desempeño que le permitió obtener un
diputado al Congreso Nacional de la República.

Los partidos políticos tradicionales, como también se le conoce al Partido Liberal al Partido Nacional, han
contribuido a forjar en su paso por la administración del aparato estatal una cultura política de clientelismo,
nepotismo y corrupción que ha conspirado seriamente contra el desempeño eficiente y eficaz del mismo.
Han contribuido también a crear una arraigada cultura de tolerancia y de impunidad hacia los delitos de
los poderosos de toda laya, de sus parientes y amigos y de los amigos de sus amigos. Todo esto ha
ocurrido en un país caracterizado por una inestabilidad política secular. A lo largo de la agitada historia
política del país, las elecciones libres y honestas no han sido el mecanismo por excelencia para la selección
de los cuadros que han de conducir la gestión del aparato estatal. Han predominado más bien la imposición
de candidatos oficialistas, la guerra civil y los golpes de Estado.

Es preciso apuntar que los partidos Liberal y nacional tienen una alta cuota de responsabilidad en las
desigualdades sociales que hay en el país y, por supuesto, en la condición de subdesarrollo de Honduras.

El golpe de Estado de junio de 2009 representó un parte aguas en cuanto al sistema político nacional se
refiere. En esta oportunidad no nos detendremos a hablar de las causas y del impacto que tuvo ese Golpe
en la vida nacional, solo lo haremos desde la perspectiva del surgimiento de nuevos partidos en el país.

En 2012 el Tribunal Supremo Electoral (TSE), permitió el surgimiento de cuatro partidos políticos. Algunos
de sus líderes/fundadores estuvieron vinculados con el golpe de Estado de 2009. Los partidos son:

1. Partido Libertad y Refundación (LIBRE)

2. Partido Anticorrupción (PAC)

3. Alianza Patriótica (AP)

4. Frente Amplio Político Electoral en Resistencia (FAPER)

Todos ellos participaron en el proceso electoral de noviembre de 2013. El Frente Amplio Político Electoral
en Resistencia (FAPER) lo hizo en una alianza con el partido Unificación Democrática (UD).

Según la ley electoral y sobre la base de los resultados electorales pasados los nuevos partidos Alianza
Patriótica (AP) y el Frente Amplio Político Electoral en Resistencia (FAPER), deben desaparecer porque
no sacaron los votos necesarios para seguir existiendo como partidos. Sin embargo hasta hoy día no ha
habido ninguna decisión al respecto ya que el manejo que hace no es en base a leyes, sino, de alianzas y
componendas políticas.

El cuadro: Partidos políticos de Honduras, nos permite una apretada síntesis del surgimiento y presencia
actual de los partidos políticos que existen hoy día en Honduras, para tener acceso al cuadro haga clic
sobre el título del mismo.

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