Está en la página 1de 2

Un ministro adaptable en acción

(1 CORINTIOS 9:22-23.)

1.- ¿De qué maneras fue el apóstol Pablo un ministro eficiente?


SE SENTÍA cómodo tanto al lado de refinados intelectuales como de
humildes fabricantes de tiendas de campaña.
Persuadía lo mismo a altos dignatarios de Roma que a sencillos campesinos
de Frigia. Sus escritos motivaban a griegos liberales y a judíos conservadores por
igual.
Poseía una lógica aplastante, pero también sabía apelar con fuerza a los
sentimientos.
Buscaba puntos en común con todos para atraer por lo menos a algunos a
Cristo

2.- ¿Cómo podemos imitar a Pablo en nuestro ministerio?


Tal vez nosotros tengamos que hacer algo parecido.
Dado que encontramos una variedad cada vez mayor de personas en nuestro
campo internacional multilingüe, es preciso que nos hagamos un cuidadoso examen
de conciencia y nos quitemos toda clase de prejuicios (Efesios 4:22-24).
Admitámoslo o no, el ambiente social y la educación que recibimos ejercen
gran influencia sobre nosotros, y pueden inculcarnos prejuicios e ideas y actitudes
inflexibles.
Para encontrar y ayudar a las personas mansas como ovejas, debemos
vencer dichos sentimientos (Romanos 15:7).
Eso fue lo que Pablo hizo. Aceptó el difícil cometido de ampliar su ministerio
y, motivado por el amor, desarrolló aptitudes docentes dignas de imitar.
De hecho, un análisis del ministerio del “apóstol a las naciones” revela que
fue observador, flexible e ingenioso al predicar y enseñar (Romanos 11:13).
Pablo fue observador: prestó atención a las creencias y circunstancias de
sus oyentes.
Pablo también fue flexible. Observe qué diferente fue el enfoque que
adoptó cuando intentó disuadir a una multitud en la ciudad de Listra para que no los
adoraran a él y a Bernabé como a dioses.
El argumento era de fácil comprensión, y al parecer logró que “las
muchedumbres desistieran de hacerles sacrificios” a él y a Bernabé.
Además, Pablo mostró gran ingenio y capacidad al tratar con diferentes tipos
de personas, pues tomaba en consideración la cultura y el ambiente que habían
moldeado su forma de pensar.

CONCLUSIÓN

Con el fin de ‘efectuar nuestro ministerio plenamente’, propongámonos, ser


más flexibles al abordar a la gente y enseñemos a los nuevos a hacer lo mismo.
Cuando nos detenemos a pensar en la importancia de nuestro propósito
—que es impartir el propio conocimiento de Dios que lleva a la salvación—,
no nos cabe duda de que merece la pena poner todo el empeño que haga falta
en hacernos “toda cosa a gente de toda clase, para que de todos modos salve[mos]
a algunos” (2 Timoteo 4:5; 1 Corintios 9:22).

Seamos ministros ingeniosos y adaptables

También podría gustarte