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Descartes incursionó en prácticamente todos los campos del saber de su tiempo. Creó la
geometría analítica, hizo aportaciones fundamentales en la mecánica, la óptica, la geología y
además de sus contribuciones a la antropología y a la medicina, es considerado el fundador
de la psicología.
Elemento central en su obra, es el interés por el hombre como ente pensante, si bien
imperfecto. Es célebre su disertación donde concluye que una evidencia irrefutable, es que
"para pensar es preciso existir", "cogito ergo sum" (conozco, luego soy).
El Tratado del Hombre y Las Pasiones del Alma, son también una muestra de ese interés.
En estas obras, desarrolla su original concepción del cuerpo humano como una máquina
cuyo funcionamiento se explica con base en leyes físicas y es el antecedente más importante
de la actual Kinesiología; cree en la existencia del alma a la que ubica en la epífisis y en que
el alma y el cuerpo son esencialmente distintos (dicotomía mente-cuerpo) pero íntimamente
relacionados.
Según Descartes, en el alma hay una lucha permanente entre las acciones y las pasiones, pero
son la experiencia y el razonamiento quienes deben guiar la conducta humana.
El filósofo no negaba la religión, pero la limitaba al ámbito privado, por lo cual separa la
religión del Estado. Él vivió una época de gran división y luchas entre católicos y
protestantes, y por ello aboga por la tolerancia religiosa, pues no encuentra ningún
fundamento bíblico para atacar a los que profesan diferentes credos.
Sin embargo, lo único que no acepta John Locke es el ateísmo. Solo considera posible que el
Estado intervenga para perseguir a los ateos, pues los considera socialmente peligrosos.
Locke cree en que Dios existe, pues los seres creados no pudieron surgir de la nada. Los
mandatos de Dios solo podemos conocerlos mediante las leyes de la naturaleza.
David hume
Según Hume, una idea es verdadera si podemos señalar de qué impresión se deriva ya que el
límite de nuestro conocimiento son las impresiones. Sin embargo, damos por seguros hechos
futuros de los que no tenemos impresión. Según Hume, estas anticipaciones se fundan en la
relación causa-efecto. Nuestro conocimiento de hechos futuros sólo tiene justificación si
entre lo que llamamos causa y lo que llamamos efecto existe una conexión necesaria. Pero lo
único observable entre hechos de los que no tenemos impresión actual es que se da una
sucesión constante entre ellos. Podemos estar seguros de estas anticipaciones pero esta
seguridad procede de la experiencia, del hábito. De hechos futuros no podemos tener un
conocimiento cierto sino sólo probable.
Immanuel Kant
Kant sostiene que la moral es individual y está regida por el imperativo categórico,
que enuncia de esta manera: «Obra de tal suerte que tu acción pueda servir
de norma universal». Esta concepción implica que la moral implica la libertad
de elegir porque cada ser humano es autónomo a la hora de fijar sus pautas de
comportamiento y tomar sus propias decisiones. No es posible imponer a nadie lo
que debe hacer en el terreno de la conducta, una afirmación que le creó problemas
con la autoridad. Kant fue también el primero que propuso un gobierno
supranacional que garantizara la paz entre las diferentes naciones, una
idea que hace más de dos siglos resultaba excéntrica.
Su inquietud y sus vastos conocimientos quedan reflejados en Teoría de los cielos,
escrito en su juventud, en el que explicaba que los cuerpos celestes nacen de
nebulosas en expansión y contracción, una teoría similar a la de Laplace. Kant,
fascinado por la Revolución Francesa , fue el gran pensador de la Ilustración
al reivindicar la absoluta autonomía de la razón y el derecho de los
individuos a actuar según el dictado de su conciencia. Ese fue su mayor legado.
Hegel
La totalidad buscada no puede ser tomada sólo como substancia sino también como sujeto,
cuyo objeto esencial es él mismo: la realidad que se piensa a si misma. Esto equivale a
afirmar que el absoluto se hace espíritu a través de un proceso de autodesarrollo donde la
realidad llega a conocerse a si misma y lo hace en y a través del espíritu humano. La
naturaleza es una condición necesaria, previa, de la conciencia humana y proporciona la
esfera de lo Objetivo sin la cual no puede existir la esfera de lo Subjetivo; pero ambos son
momentos de la vida del Absoluto.
Marx
Kierkegaard
Kierkegaard, no simpatizaba con los ideales revolucionarios y democráticos del siglo XIX. La
soledad del individuo es trágica, porque el singular se enfrenta con su existencia que no está
determinada por la necesidad (como en Hegel) sino por la 'posibilidad'. Pero 'lo posible' es
infinito y hasta contradictorio, porque en la posiblidad todo es igualemente posible. Entonces
las alternativas de la vida no pueden conciliarse en una síntesis dialéctica y no tienen solución.
El singular siente que reposa sobre la nada y que tiene que elegir. Elegir en el mundo le
provoca angustia y elegirse a sí mismo, desesperación, que es la 'enfermedad mortal
Nietzsche
Piensa Nietzsche que el hombre es un ser miserable e inmundo, un ser a medio hacer, un puente entre la
bestia y el superhombre, un paso de la pura animalidad a la superhumanidad. Es su destino, pero en su
recorrido evolutivo poco ha sido todavía lo alcanzado: <<Habéis evolucionado del gusano al hombre,
pero todavía hay mucho de gusano en vosotros>>.
El hombre es como una enfermedad en el universo, y es el único animal que todavía no ha llegado a
consolidarse. La vida humana conlleva un grave riesgo: o vencer al hombre mediante la superación, o
volver a la animalidad primitiva. Mientras todos los animales han producido algo superior a ellos, el
hombre se resiste a evolucionar, no quiere abandonar lo valores del pasado y dar un nuevo sentido a la
humanidad. Está pues, a diferencia del animal, vuelto al futuro y concibe ideales, cuenta destinos. Pues
bien, habría según Nietzsche tres versiones del ideal humano: El ideal estético, donde el ideal humano es
interpretado como tragedia, donde se armonizan lo dionisiaco y lo apolineo. Lo dionisiaco representa la
embriaguez desenfrenada de vivir y lo apolineo representa la armonía de forma y el resplandor de la
belleza. Pero también el ideal científico, que concibe el ideal humano como sabiduría: el hombre sabio
conoce la realidad del mundo con todas sus miserias, y por eso afirma enérgicamente la vida. Por último,
el mayor ideal, el superhombre, donde se integra y sintetiza el radical cambio de valores que propone
Nietzsche.
El socialismo
El socialismo es un sistema económico y social que centra sus bases ideológicas en la defensa de la
propiedad colectiva frente al concepto de propiedad privada de los medios productivos y de
distribución.
Según expresa el socialismo, el principal fin es la consecución de una sociedad justa y solidaria, libre
de clases sociales y que cuente con un reparto de riqueza igualitario. Para ello, los medios productivos
no tienen que ser de propiedad privada, porque considera que de esta manera acaban perteneciendo
a una minoría capitalista que domina los mercados, aprovechando de su posición para controlar al
trabajador y al consumidor.
El socialismo generalmente propone que la economía debe ser planificada y por tanto, los medios de
producción deben ser del Estado, quién se encarga además de mediar en los mercados y proteger a la
ciudadanía tratando de garantizar una situación de justicia social. Aunque existen excepciones como
el socialismo de mercado o socialismo libertario.
En su esencia, un estado de carácter socialista cuenta con un gobierno o una estructura estatal fuerte
y con amplio poder en la toma de decisiones en materia económica y de distribución de rentas y
bienes.
Con el paso de los años, las posturas socialistas han ido evolucionando desde sus premisas más
clásicas hasta una postura más abierta y aceptante del libre comercio. Bajo ciertas premisas básicas
como el control de los gobiernos en el ámbito económico y financiero y la protección del ciudadano
para evitar situaciones de desigualdad o abuso social. Se trata de sistemas económicos
mixtos conocidos como socialismo de mercado o socialdemocracia.
Teóricamente, el socialismo es la etapa anterior al comunismo, sistema en el que los obreros controlan
los medios de producción en su totalidad y se organizan en una sociedad sin clases.
Los medios de producción son de propiedad pública, por lo que sus beneficios, en teoría, se
revierten a la sociedad.
No existe el privilegio del bienestar individual, prevaleciendo el interés general y el bienestar
colectivo.
Promueve sociedades más igualitarias, donde los niveles de renta de la población no presenten
diferencias notables.
Busca herramientas que garanticen el acceso a un mínimo nivel de vida.
Muestra compromiso con la clase obrera. Buscar impedir la explotación laboral y la vulneración
de los derechos de los trabajadores.
Está muy comprometido con el medioambiente.
1) Las relaciones de clase capitalistas perpetúan formas eliminables del sufrimiento humano. Ello,
fundamentalmente, porque el capitalismo tiende a perpetuar: la explotación (al conferirle poder
económico a los dueños del capital, que tienen un interés económico en mantener a sectores amplios
de la población en una situación de vulnerabilidad económica y dependencia); unas no-controladas
externalidades sociales negativas sobre el cambio tecnológico (cambios tecnológicos que destruyen
empleos, desplazan trabajadores, y convierten a las viejas habilidades en inútiles, empeorando la vida
de largas secciones de la sociedad); y la competencia bajo condiciones capitalistas (que, sobre todo
en una situación de desarrollo global, reproducen dramas como los recién señalados).
3) El capitalismo perpetúa déficits eliminables en relación con la libertad y la autonomía. A pesar del
reclamo capitalista de que este sistema es el que mejor sirve a los ideales de la libertad, la idea tiene
muchos problemas. Entre ellas: las relaciones de dominación dentro de los lugares de trabajo
capitalistas implican restricciones persistentes sobre la autonomía; y la masiva desigualdad de riqueza
e ingresos que genera, y que implica pérdida de “libertad real” (idea que retoma de P. Van Parijs) en
una mayoría, que no pueden realizar las elecciones que realmente le importan para realizar sus planes
de vida.
6) El capitalismo tiene un sesgo sistemático a favor del consumismo. Y el consumismo tiende a dañar
al medio ambiente; priva a las personas de tiempo, y las coloca en situaciones de estrés; favorece
vidas deficientes en términos de realización personal; y (aún si el consumismo pudiera ser defendido
como un plan de vida deseable), coloca obstáculos sistemáticos a formas de vida de no-consumismo:
el capitalismo, en tal sentido, no es un modo de vida neutral.
7) El capitalismo es destructivo en términos de medio ambiente. Ello, no sólo por los efectos del
consumismo mencionados, sino también, y sobre todo, porque, salvo algún mecanismo de contrapeso
fuerte, las empresas capitalistas tienden a ignorar los costos ambientales; y porque los recursos
naturales no renovables resultan sistemáticamente sub-apreciados por el mercado, dado que su valor
futuro no es registrado en las dinámicas de oferta y demanda presentes.
8) El capitalismo transforma cada vez más esferas de la actividad humana en bienes de consumo,
organizándolas a través de las pautas del mercado, y amenazando así valores ampliamente
compartidos (tema importante en M. Sandel). Ello se ve en cantidad de ejemplos relevantes,
incluyendo los relacionados con el cuidado de niños (que podría hacerse a través de la familia, el
Estado, la comunidad); la religión; las artes; etc.
11) El capitalismo limita la democracia. Primero, la propiedad “privada” de los medios de producción
implica que amplios dominios con enormes implicaciones sobre la vida de las personas, resultan
removidos del ámbito de la decisión colectiva. Segundo, la incapacidad de los cuerpos colectivos para
controlar el flujo y movimiento del capital socava la capacidad de la democracia para establecer
prioridades aún sobre actividades que las empresas capitalistas no organizan directamente. Tercero, la
fuerte concentración de riqueza y poder económico, generada por la dinámica capitalista subvierte los
principios de la igualdad política democrática.