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Estructuralismo frente a funcionalismo

La psicología norteamericana se instaló en la Universidad, como disciplina, a lo largo de la década


de 1890, en el marco de un sangriento enfrentamiento intelectual entre psicólogos del contenido
y del acto. La controversia enfrentó a quienes priorizaban el análisis de los contenidos y la
estructura de la conciencia/experiencia, con quienes preferían centrarse en sus funciones y
utilidades desde el punto de vista de la adaptación y el ajuste al medio.

el tercer período de la evolución marcada cuando se inicia la polémica entre “estructuralismo” y


“funcionalismo” el establecimiento de la psicología científica en América, que serían los G.T. Ladd,
W. James) y G.S. Hall, representantes de la generación de 1841 (nacidos entre 1834 y 1848)
quienes, utilizando como pivotes intelectuales (Boring, 1950) la psicología fisiológica alemana (que
aportó el aparato y el cuerpo) y la biología evolucionista británica (que aportó la mente y la
inspiración), lograrían construir un marco conceptual que permitiese alcanzar esos objetivos. Con
ellos se pasaría de una filosofía de las facultades mentales a una psicología de las funciones
mentales; de un punto de vista intuitivo y generalista de la conciencia a otro genético y diferencial;
de un centralismo a un periferalismo; del conciencialismo a un metaconductualismo; de un
enfoque especulativo a otro experimental. La psicología estadounidense alcanzaba así una
identidad que no iba a perder. Los representantes de la generación fueron H. Wolfe, J. McKeen
Cattell, J.M. Baldwin, L. Witmer, E.B. Titchener, W. Dill Scott, o Ch. Judd que, aún manteniendo la
influencia wundtiana se decantarían claramente por la práctica investigadora galtoniana y un
funcionalismo más o menos conductualizado, Sólo Titchener, de entre los doctorados de Wundt,
mantendría una propuesta estructuralista. Sería de hecho, quien convirtiera en -ismos el punto de
vista estructural de la experiencia, que él mismo identificó autoconscientemente con el
wundtismo, y la perspectiva funcional, dando inicio así a lo que se conoce como ”era de las
escuelas (-ismos)”.

El preámbulo de la polémica

El punto de partida del enfrentamiento lo constituye la controversia sobre los tipos en los tiempos
de reacción entre J.M. Baldwin y E.B. Titchener. Fue, aparentemente, un enfrentamiento científico
ordinario, pero en realidad refleja una diferencia nacional fundamental entre dos formas
diferentes de afrontar la problemática psicológica, la germana y la norteamericana.

La polémica Titchener-Baldwin

Titchener decía: debemos estudiar lo general de la mente humana, aunque esto tenga que
realizarse con observadores muy bien formados; éste era el punto de vista germano.

Baldwin decía: queremos conocer todos los tipos de mente, incluso si alguna no está formada para
el trabajo de laboratorio. La dimensión básica a resaltar es la teórica y la metodológica, relativas a
la interpretación de los datos dentro de la teoría del tiempo de reacción y el tipo y nivel de
entrenamiento de los sujetos experimentales, de relevantes implicaciones para sustentar una
aproximación general a la psicología.
Las hoy identificadas como “estructuralismo” y “funcionalismo” defendían planteamientos,
objetivos y metodologías muy diferentes. Para los primeros, los conceptos relacionados con la
mente se derivaban del empirismo positivista y la fisiología experimental; la meta de la psicología
era explicar la estructura de la mente (análisis y síntesis); y la herramienta de investigación básica
era la introspección experimental. Para los segundos, los mismos conceptos mentales se
inspiraban en el pragmatismo y el asociacionismo evolucionista; la meta de la psicología era la
predicción y el control de la conducta para facilitar el ajuste al ambiente; y defendían cualquier
método capaz de ofrecer información útil (verdadera). El funcionalismo no pretendió ser una
escuela psicológica en un sentido formal, ni siquiera cuando no tuvo más remedio que hacerlo.
Ninguno de los primeros defensores de los postulados funcionales tenía el objetivo y la ambición
de convertirse en líder de un movimiento formal y desarrollar un auténtico y prescriptivo sistema
de pensamiento. Ninguna propuesta pretendía ser una formulación sistemática, clara, precisa y
diferenciada de los planes, naturaleza y teoría funcional, El objetivo común de los psicólogos
norteamericanos era ampliar las bases y el alcance de la ”nueva psicología”, ampliar y definir sus
roles, disciplinarla y profesionalizarla; aquí precisamente radicó su imparable fuerza y vitalidad
como propuesta genuinamente norteamericana.
El concepto de arco reflejo en Psicología (Dewey, 1896) iniciaba el artículo con la discusión acerca
de la necesidad de encontrar un principio o hipótesis unitaria en psicología, proponiendo como tal
el concepto de este. Lo explica como unidad coordinada y no como simple combinación de partes
o elementos separados estructuralmente. Defiende el carácter unitario y teleológico del circuito
sensoriomotriz, frente a la dualista distinción tradicional entre sensación/idea-movimiento, o
entre estímulo y respuesta. El circuito es una función y como tal supone la coordinación total de
un organismo hacia el logro de una meta. Es un sistema global y flexible de adaptación en el que se
integran elementos diversos, que se distinguen entre sí en términos de las diferentes funciones
que desempeñan en el proceso global. La distinción es funcional: no por lo que son, sino por lo
que hacen. Más en concreto, lo que se precisa es que consideremos al estímulo sensorial,
conexiones centrales y respuestas motoras, no como entidades completas y distintas en sí mismas,
sino como divisiones de trabajo, factores de funcionamiento integrados dentro de la totalidad
concreta singular, ahora llamada arco reflejo.

Titchener contraataca y define el estructuralismo... y el funcionalismo:


Partiendo de la analogía entre biología y psicología, señala que la psicología estructuralista o
experimental sería similar a la morfología, por lo que debe centrarse en el análisis experimental de
la estructura de la mente, mientras que la psicología funcionalista o descriptiva sería similar a la
fisiología, lo que la obligaba a centrarse en el estudio de las funciones del organismo psicofísico.
Identificaba su psicología estructural con la aproximación experimental, de mayor reputación
científica, y la psicología funcional, con una aproximación meramente descriptiva y especulativa.
Los postulados de la psicología estructural definían, así, un sistema de carácter estructural y
experimental centrado en el análisis de los contenidos de la experiencia. Un sistema que perseguía
tres objetivos: describir los hechos de la experiencia, desarrollar una estructura lógica en la que
ubicar esos hechos, y conseguir que se reconociese a la psicología como una ciencia con un lugar
definido dentro de la institución académica.

El funcionalismo
El funcionalismo, dejó de ser “poco más que un punto de vista, un programa, una ambición” para
convertirse en una escuela de pensamiento, precisamente en contraposición al estructuralismo de
Titchener. Lo que Titchener estaba atacando no tuvo un nombre hasta que él mismo lo bautizó;
como parte de la reacción provocada se produjo un movimiento para formular los principios
funcionales. La psicología funcional criticará tanto el carácter artificial y restrictivo que supone la
consideración estática de la mente, como ’’un momento de conciencia’’, cuanto la exclusión del
aspecto práctico y dinámico de la mente.
James Angell lo define al funcionalismo como; La psicología de las utilidades fundamentales de la
conciencia. La función básica de la mente es la “acomodación del organismo frente a lo nuevo”, lo
que lleva al psicólogo a estudiar los procesos mentales, no de forma aislada, sino como partes de
la más amplia corriente de fuerzas biológicas1, y como parte del movimiento de la evolución
orgánica. La conciencia se sitúa entre el ambiente y las necesidades del organismo; es activa y
siempre cambiante; y no puede inmovilizarse a fin de poder determinar su estructura; un
momento de la conciencia perece mientras que las funciones mentales permanecen. Luego la
diferencia a la psicología estructural y la psicología funcional en tres aspectos fundamentales:
1) como la psicología de las operaciones mentales, en contraposición a la psicología de los
elementos mentales; o dicho de otro modo, la psicología del cómo y del porqué de la
conciencia. La tarea del psicólogo funcional es descubrir cómo actúa un proceso mental, qué
es lo que realiza y en términos de qué condiciones particulares se produce. Pretende discernir
y describir las operaciones típicas de la conciencia en las condiciones de la vida real; el
problema funcional es descubrir el cómo y el porqué de los procesos conscientes, más que
determinar los elementos irreductibles de la conciencia y sus modos característicos de
combinación. La respuesta a la pregunta ‘qué’ implica las respuestas a las preguntas ‘cómo’ y
‘porqué’ .
Se opone al dualismo y a toda visión epifenomenalista, sosteniendo que para el psicólogo se trata
de una “distinción metodológica, más que metafísicamente existencial”. Estima que no existe una
distinción real entre mente y cuerpo; son entidades diferentes, pero que pertenecen al mismo
orden, y por tanto existe una fácil comunicación entre ellos.

El funcionalismo, como se diversifica y el significado de su termino:


El americano Ruckmick realizó una amplia revisión, examinando 15 manuales, del uso del término
función. Esa revisión le permitió señalar que todos los usos de la palabra función podían
agruparse en dos tipos: bien como sinónimo de actividad mental (llamándose funciones a todas
las actividades mentales, tales como, ver, oír, percibir, imaginar, recordar etc.), bien para designar
la utilidad de una actividad para el organismo, en cuanto que sirve para algún fin, acentuando
que, algunos funcionalistas, lo usaban en ambos sentidos. Mientras Dallenbach, en 1915, buscaba
las raíces del término y de su uso en la psicología americana, apuntando que el funcionalismo era
tan sólo una extensión de la vieja y desfasada psicología de las facultades, y que incluso podía
remontarse a la frenología; textualmente afirmaba que “la frenología es la matriz desde la que
deriva nuestro término”. Su sucesor Carr arguyó que los dos usos habituales del término
”función” no eran incompatibles, y que de hecho no representan significaciones diferentes y que,
además, tampoco era un absurdo hablar de “la función de una función”.
Considera el término función como una relación de contingencia, sin darle un matiz explicativo,
por ello establece que la psicología es el estudio de las relaciones funcionales o contingentes
entre eventos antecedentes y consecuentes.
Para él la psciologia es el estudio de la actividad mental, un nombre genérico que designa
operaciones tales como la percepción, la memoria, la imaginación, el razonamiento, el sentido, el
juicio y la voluntad. La función de esa actividad mental es adquirir, fijar, retener, organizar y
evaluar la experiencia, para su subsecuente utilización en la dirección de una conducta adaptativa.
Entiende el acto adaptativo como una respuesta de un organismo frente a un entorno físico y/o
social, que satisface las condiciones motivantes o estimulares, posibilitantes de aquél. Cada acto
tiene tres fases: un estímulo motivador, que permanece relativamente persistente hasta que el
organismo reacciona de forma tal que aquél pierde su efectividad, por tanto activa y dirige la
acción; una situación sensorial u objeto estimulante que determina también la dirección de la
conducta, y que es nombrado como incentivo o meta; y, por último, una respuesta que modifique
la situación de tal modo que satisfaga las condiciones que la pusieron en marcha, culminando el
proceso. Una vez puesta en marcha, la actividad continúa hasta que las condiciones motivantes y
el estímulo motivador pierden su efectividad

Funcionalismo norteamericano. Características generals:


1) Oposición a un exclusivista centramiento en los elementos de la conciencia, por artificial,
estático, restrictivo y estéril.
2) Amplían la investigación a todas las operaciones de la mente responsables de las conductas. La
función esencial de los procesos mentales era ayudar al organismo a adaptarse al ambiente en la
constante lucha de éste, como individuo (y de la especie a su través), por la supervivencia. Así, el
objeto de estudio de la psicología lo constituyen los actos o funciones, y sus finalidades. Se
enfatiza el “porqué”, el “para qué” y el “cómo”, en detrimento del “qué”.
3) Resaltan el papel de la motivación y las emociones. Puesto que un organismo actuará de modo
diferente en los mismos ambientes en función de sus necesidades, éstas deben comprenderse
antes de comprenderse la conducta de dicho organismo.
4) Énfasis en la lucha por la supervivencia dentro de la tradición biológica evolucionista. Se
interesan por la determinación, medición y estudio de lo que diferencia a los individuos entre sí,
más que en tratar de determinar lo común. Su biologismo, consonante con valores sociales
dominantes, les llevó a abrazar el darwinismo social.
5) Junto a los procesos mentales y la experiencia, incorporan explícitamente los
comportamientos manifiestos como objetos legítimos de estudio. Amplían, pues, el objeto de
estudio de la psicología para incluir la investigación con animales, niños, salvajes, o humanos
patológicos.
6) Adoptan un modelo E-O-R, bien expresado en el recurso al estudio de relaciones contingentes
o funcionales. Junto a los ámbitos de estudio clásicos (sensación percepción, atención), tanto los
procesos cognitivos superiores (pensamiento, inteligencia, lenguaje, resolución de tareas ...),
como los aspectos dinámicos (p.ej. instintos, motivos, emociones e impulsos), y sociales
adquieren protagonismo, y ello tanto en sujetos humanos como animales.
7) En consecuencia, también amplían la metodología (métodos subjetivos y objetivos), incluyendo
todas las técnicas (p.ej. introspección, instrumentos y aparatos dispensadores de estímulos o
creadores de situaciones, datos de registros fisiológicos, registros de conductas, tests) que se
mostrarán efectivas para ofrecer información sobre dicho objeto de estudio (eclecticismo
metodológico). El mejor método para usar dependerá del problema concreto que haya que
investigar.
8) Mantienen explícita la diferencia entre procesos de conciencia y sus condiciones y correlatos
orgánicos, existiendo diferencias respecto a las soluciones ontológicas propuestas para este
dualismo. Se decantan generalmente hacia una solución de tipo metodológico, que aparca la
explicación de la posible relación entre ambos en el mundo de la filosofía. 9) Pretensión de
convertir la psicología en una ciencia práctica cuyo objetivo fuera mejorar la vida humana en
todas y cada una de sus facetas. Si, inicialmente, fue el ámbito educacional el gran beneficiado,
pronto hubo una diversificación de actuaciones.
El funcionalismo no llegó a constituirse como una escuela formal de psicología, pero ha sido el
punto de vista dominante de toda la psicología estadounidense, e incluso europea. La perspectiva
funcionalista actualmente forma parte de las bases teóricas de casi todas las psicologías
Quizá por ello, e como punto de vista sistemático pero informal, más que como escuela en el
sentido escolástico del término, no haya muerto, como lo hizo el estructuralismo. Para algunos
fue desplazado y para otros fue absorbido por la corriente conductualista, tan radical y agresiva
en algunos de sus proponentes, como John B. Watson. Pero incluso en este caso, no se debe
olvidar que el propio Watson escribió que el conductismo era el único funcionalismo lógico,
consistente y eficaz.

El conexionismo de Thorndike
La obra de Thorndike podría caracterizarse como funcionalista, porque se interesó por el
aprendizaje, y asociacionista, porque entendió que la vida mental podía explicarse en términos de
un conjunto de asociaciones que se establecían en el sistema nervioso. Sin embargo, defendió un
tipo de asociacionismo muy característico, ya que planteaba que el resultado del aprendizaje era
el establecimiento de conexiones entre una situación y una respuesta, de ahí que él mismo
calificara a este punto de vista como conexionista. Aunque él nunca se consideró a sí mismo como
tal, Thorndike fue decisivo para el surgimiento del conductismo, en primer lugar, porque fue el
introductor del esquema estímulo-respuesta (E-R), en segundo lugar, porque inventó la caja
problema, una situación experimental que permitía el estudio objetivo del aprendizaje y, en tercer
lugar, porque estudió un tipo muy concreto de aprendizaje, el aprendizaje por ensayo y error o
aprendizaje instrumental, en el que el papel jugado por las consecuencias de la conducta, la
recompensas y los castigos, era fundamental.
Aportaciones fundamentales
El aprendizaje por ensayo y error;
lo que Thorndike propuso fue un estudio experimental de los procesos asociativos animales
observando y cuantificando su conducta en situaciones de laboratorio que permitieran un control
de las condiciones y aseguraran la replicabilidad de los resultados. Para ello, eligió preparaciones
experimentales adecuadas a las especies que estudió, buscando siempre que fueran simples e
instructivas respecto a la conducta observada. Así, Thorndike observó la conducta de gatos y
perros en sus famosas “cajas problema” y la de los pollitos en “corrales” (laberintos) construidos
con libros.
Cuando el animal fracasaba en la realización de la conducta que le permitía escapar, era retirado
por el propio Thorndike tras un tiempo suficiente, sin recibir ningún alimento. Utilizó diferentes
“cajas-problema”. Cada una ellas disponía de uno o más mecanismos diferentes que cuando eran
operados correctamente por el animal le permitían escapar.
Lo que Thorndike observó y registró en cada uno de los experimentos realizados fue un proceso
de adquisición gradual de la conducta adecuada, sorprendentemente similar en todos los casos. Él
le concedió gran importancia a la suavidad o brusquedad de sus curvas de aprendizaje: si la razón
o la inteligencia intervenían en esta situación debería observarse un descdenso brusco de las
latencias de escape; por el contrario, el descenso suave o progresivo constituía una prueba de que
no intervenía el razonamiento en el proceso de aprendizaje.
Otro aspecto importante de su investigación se destaca especialmente el no haber encontrado
evidencia de aprendizaje por imitación: ninguno de sus animales aprendió observando a otro, ni
siquiera fue esto cierto en el caso de los primates. Este último hecho le llevó a reconocer la
existencia de una diferencia fundamental entre el psiquismo animal y el humano.
A partir de los resultados anteriores, Thorndike desarrolló una concepción de la inteligencia
animal en términos de aprendizaje de conexiones estímulorespuesta (E-R). Para él, toda la
conducta era el resultado de un fortalecimiento progresivo de los vínculos E-R gracias al ejercicio
o repetición de la respuesta y al efecto que ejercía sobre dicha asociación el placer resultante.
Definió molarmente los conceptos de estímulo y respuesta. Así, el estímulo era la situación (la
caja-problema) y la respuesta exitosa aquella que permitía operar los resortes adecuados para
escapar de la misma
Las leyes del aprendizaje
Thorndike propuso un conjunto de leyes que explicarían cualquier conducta, incluidas las más
complejas de nuestra especie. Entre dichas leyes destacan la ley del efecto, cuya denominación
apuntaba a la importancia de las consecuencias en el aprendizaje, y la ley del ejercicio, en la que
se otorgaba a la práctica (al uso y al desuso) un papel importante en el aprendizaje.

En el caso de la ley del efecto; de las muchas respuestas dadas a la misma situación, las que vayan
acompañadas o inmediatamente seguidas de satisfacción para el animal en igualdad de
condiciones se conectarán más firmemente, de manera que cuando ésta vuelva a presentarse,
volverán a presentarse con toda probabilidad. Aunque esta ley también tenía una versión
negativa, es decir, una que se refería no al fortalecimiento sino al debilitamiento de las
conexiones (por el castigo); Las respuestas que van acompañadas o seguidas de insatisfacción
para el animal, sufrirán un debilitamiento, de modo que cuando vuelva a darse la situación, dichas
respuestas serán muy poco probables.
Thorndike utilizaba términos tan subjetivos como los de “satisfacción” e “insatisfacción”, su
definición de los mismos fue completamente objetiva: lo satisfactorio era lo buscado por el animal
y lo insatisfactorio era lo que evitaba.
El enunciado de la ley del ejercicio decía que toda respuesta a una situación, en igualdad de
condiciones, se conectará más fuertemente a la situación en proporción al número de veces que
ha sido conectada a esa situación, y al vigor y duración medios de las conexiones.
Thorndike creyó que estas leyes también se aplicaban a la conducta humana y realizó diversas
investigaciones para valorar el alcance de las mismas. Estos trabajos le llevaron a relativizar la
importancia del castigo en el aprendizaje y a desechar la versión negativa de la ley del efecto. La
mera repetición de una respuesta no llevaba a un mejor aprendizaje de la misma, la práctica sólo
era eficaz cuando iba acompañada de un efecto satisfactorio. Por otra parte, en sus estudios con
humanos, el castigo, por ejemplo decir “muy mal” tras la ejecución de una respuesta incorrecta,
no había sido eficaz para debilitar las conexiones aprendidas.
Además, introdujo algunas leyes más como la ley de la pertenencia que hacía referencia a las
relaciones que se establecían entre los estímulos y las respuestas. Dichas conexiones se
establecían más fácilmente cuando existía alguna relación entre ambos elementos: los animales
aprendían con facilidad a presionar un pedal para escapar de la caja y conseguir comida, pero el
aprendizaje no era tan fácil cuando la respuesta que se requería para escapar de la misma era la
de bostezar.
En cuanto a la generalidad del aprendizaje en la especie humana, las asociaciones se
transformaban por la acción del lenguaje, la inferencia, el juicio, la imitación o la comparación y se
adquirían incluso en situaciones en las que no existía ningún impulso para la acción. Desde este
punto de vista, la principal diferencia entre el psiquismo animal y humano, o entre las diversas
formas de psiquismo animal, se refería a la cantidad, complejidad y delicadeza de las asociaciones
observadas en cada caso.

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