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PRIMERAS EXPLICACIONES
Los paradigmas son imágenes generales de la realidad que sirven de marco a teorías
más específicas y se basan en supuestos (supuestos paradigmáticos) no
comprobados. Muchos sociólogos no rechazan la idea de que existan paradigmas:
más bien discrepan sobre lo que contiene cada paradigma.
¿Cómo es posible que la mayoría de la gente obedezca las reglas la mayor parte
del tiempo?
1. Los teóricos funcionales afirman que la sociedad se mantiene unida por la
existencia de un consenso en torno a los principales valores y normas de la
sociedad. Las personas obedecen porque, tras un largo proceso de socialización,
llegan a aceptar estas reglas y viven de acuerdo a ellas.
Los teóricos del conflicto sostienen que la sociedad se mantiene unida porque
a) uno de los grupos de la sociedad tiene el poder de hacer cumplir las reglas que
sirven a sus intereses; o porque
b) hay tantos grupos de interés solapados y divididos que los individuos o grupos
deben aprender a cooperar.
2. Los teóricos funcionales tienden a ver las sociedades como sistemas sociales con
necesidades propias, que hay que satisfacer para que funcionen adecuadamente y
sobrevivan. Los teóricos del conflicto ven las sociedades como un contexto en el
que varios grupos con diferentes intereses interactúan y compiten.
Supuestos valorativos
Críticos No críticos
1. La desigualdad no es inevitable 1. La desigualdad es inevitable
3. Sociedades mejores y más justas 3. La sociología debe ser una ciencia libre de
como meta de la ciencia social valores
Conficto Orden
1. La sociedad se mantiene unida 1. La sociedad se mantiene unida
mediante el conflicto y el poder desigual mediante el consenso (normas y valores)
Críticos No críticos
Orden Paradigma crítico Paradigma no crítico del
orden
del orden (vacío) Teoría funcional
(Durkheim)
Modelo de
sociedad
Conflicto Paradigma crítico del conflicto Paradigma no crítico del
conflicto
Teoría de la clase Teoría del conflicto sobre
el poder
dominante (Marx) (Weber)
El paradigma no crítico del orden o funcional sugiere que las desigualdades son
inevitables porque:
1) la naturaleza humana es básicamente egoísta, por lo que la sociedad requiere
mecanismos restrictivos, y/o
2) el sistema social requiere la existencia de desigualdades para satisfacer algunas de
sus necesidades básicas, p.e. garantizar que la gente con más talento esté
motivada para ocupar las posiciones más importantes.
La tarea de la ciencia social es hacer análisis social libre de valores antes que
intentar mejorar las sociedades. Hay una tendencia a ser relativamente partidario del
status quo, dado el egoísmo de la naturaleza humana y las necesidades de la
sociedad - una sociedad más igualitaria es poco probable.
El paradigma crítico del conflicto comparte con el paradigma no crítico del conflicto
una imagen de la sociedad en la que el conflicto y el poder son la clave del orden
social. Pero como considera que la naturaleza humana es más altruista, cooperativa y
no egoísta, creen que una sociedad más igualitaria y humana es posible.
Los teóricos no críticos del conflicto desconfían de la naturaleza humana, mientras
los teóricos críticos del conflicto desconfian de las instituciones sociales restrictivas.
El desarrollo histórico de las actuales instituciones sociales moldea el
comportamiento humano de tal manera que conduce a la explotación por parte de los
poderosos y a la desigualdad. No todos los teóricos críticos del conflicto son
marxistas, ni el Estado comunista es su ideal social.
Tanto Weber como Durkheim construyeron sus teorías en parte como reacción a las
primeras obras de Marx.
Para Marx en la base de las sociedades humanas se halla el conflicto y la
dominación de clase. La pobreza que veía a su alrededor y las condiciones de
explotación laboral en Inglaterra contribuyeron sin duda a su visión del capitalismo.
Su motivación era suscitar la acción social (Manifiesto Comunista).
«Pero el hombre mismo se diferencia de los animales a partir del momento en que
comienza a producir sus medios de vida, ...,el hombre produce indirectamente su
propia vida material. Lo que los individuos son depende, por tanto, de las
condiciones materiales de su producción».
Para comprender las sociedades humanas la clave es el desarrollo histórico de estas
condiciones materiales de producción. El materialismo histórico es la idea de que la
sociedad debe comprenderse atendiendo a las condiciones materiales fundamentales
(nivel de tecnología, geografía, etc.) y, a cómo éstas han dado forma a la sociedad.
El resto de los aspectos de las sociedades humanas desde la organización política
hasta las estructuras familiares, la religión y las ideologías son fenómenos
secundarios.
La base económica fundamental de la sociedad que configura todos los demás
aspectos de una sociedad es la infraestructura. Debido a la importancia de las tareas
económicas y a la cantidad de tiempo que les dedican las personas, cada modo de
producción tiende a moldear los demás aspectos de la vida. Así, la infraestructura
moldea la superestructura, que son otros aspectos de las sociedades (sistemas
políticos, sistemas familiares, la religión). Según Marx, sería sorprendente encontrar
en el feudalismo un sistema político democrático o la ausencia de tradiciones
religiosas autoritarias, porque la infraestructura (o modo de producción) de este tipo
de sociedad no encontraría buen acomodo con la superestructura.
En el modo de producción que conforma la infraestructura, Marx distinguió entre los
medios de producción - son el tipo de tecnología utilizada para producir bienes, y
las
relaciones de producción - son las relaciones humanas que se dan bajo
determinados medios de producción.
En el capitalismo estas relaciones incluyen: 1) las relaciones entre los trabajadores
según el tipo de producción (si trabajan juntos o aislados); 2) las relaciones de
dominación-sumisión entre los trabajadores y las autoridades; y 3) la propiedad y
distribución de los bienes valorados por la sociedad.
«Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época: o, dicho
en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es,
al mismo tiempo, su poder intelectual dominante». Marx quería decir que este grupo
poderoso moldea y mantiene la ideología dominante de una sociedad porque
favorece sus intereses, p.e. un sistema político que da derecho al voto sólo a los que
poseen tierra será apoyado con éxito por los terratenientes, pero se derrumbará
cuando aumente el poder de los propietarios de fábricas.
Cambio social
Marx considera que las sociedades humanas, espoleadas por el conflicto de clases y
las contradicciones internas de las sociedades «basadas en la explotación de una
clase por otra», evolucionan a través de una serie de etapas hasta llegar a la sociedad
comunista final.
Como la infraestructura de la sociedad es la que primordialmente configura la
superestructura, el cambio en la infraestructura es la clave para hacer que las
sociedades pasen del comunismo primitivo al feudalismo y al capitalismo y, al final,
a la sociedad comunista. Cada tipo de sociedad se caracteriza por una infraestructura
o modo de producción peculiar, p.e. en el comunismo primitivo la mayor parte de la
propiedad se posee de modo colectivo, hay pocas desigualdades de poder y bienes
materiales, si es que existe alguna. La sociedad capitalista se basa en una nueva
infraestructura: los medios de producción son industriales, con relaciones de
producción que se caracterizan por la propiedad privada de los medios de
producción. En la sociedad comunista los medios de producción siguen siendo
industriales, pero las relaciones y los medios de producción son de propiedad
colectiva.
Marx creía que el triunfo del capitalismo no resolvería las contradicciones entre la
superestructura y la infraestructura. A largo plazo se producirían otros cambios en el
modo de producción, que conducirían finalmente al surgimiento del comunismo. De
primordial importancia habría de resultar el paso de la producción individual a
pequeña escala al capitalismo monopolista, fase última del capitalismo, dónde una
cantidad cada vez menor de capitalistas tienen la propiedad de los medios de
producción. Muchos de los antiguos propietarios de fábricas son «arrojados» al
rango de trabajadores.
Marx creía que con el tiempo los trabajadores, cada vez más numerosos,
reconocerían que sus intereses se oponen a los de la propiedad privada de los medios
de producción y a la distribución desigual de las recompensas. La revolución es
inevitable, pues colocará a los trabajadores en el poder y resolverá la contradicción
entre la propiedad privada de los medios de producción y la producción colectiva.
Para Marx la clave para entender las sociedades humanas son los modos de
producción. La clase y el conflicto de clases se inician con la propiedad privada de
los medios de producción, y son la fuerza motriz de la historia.
En las sociedades capitalistas basadas en la producción industrial las dos grandes
clases son la burguesía (propietarios de los medios de producción o capital) y el
proletariado (la clase obrera). Todas las sociedades que han existido son sociedades
de clases excepto el «comunismo primitivo» y la «sociedad comunista madura del
futuro. »
«Toda la historia de la sociedad humana, hasta el día, es una historia de lucha de
clases» o conflicto de clases. La raíz del conflicto de clases está en los diferentes
intereses de las clases. Una clase posee los medios de producción y controla el
excedente de bienes, y explota a otra clase.
«El valor de un artículo es la cantidad de trabajo socialmente necesario para su
producción». La naturaleza explotadora del capitalismo está en el hecho de que los
capitalistas pagan a los trabajadores sólo un salario de subsistencia por debajo del
valor que producen. El resto es el plusvalor que se apropian los capitalistas para su
propio beneficio; «el plusvalor añadido no es más que la diferencia entre el valor
creado por el trabajador y el coste de su manutención»: el capital es trabajo
acumulado.
Con la llegada de un Estado de los trabajadores en el comunismo avanzado, el
conflicto se acabaría allí donde la sociedad humana había dado comienzo (en el
«comunismo primitivo»). Al final de esta lucha de clases aparecería una sociedad
industrial de la abundancia, en la que todos sus miembros vivirán cómodamente.
MAX WEBER: el paradigma no crítico del conflicto
A finales del siglo XIX Weber pudo apreciar el crecimiento de la burocracia estatal,
en respuesta a las demandas de protección por parte de los grupos de interés, en
especial de los ricos capitalistas. Previó que la gente se construiría „una jaula de
hierro“ cada vez más grande.
Weber escribió sobre los tres tipos ideales de autoridad legítima:
la autoridad racional-legal - basada en la "legalidad" de los modelos de reglas
normativas y en el derecho a emitir órdenes los que han sido elevados a esas
posiciones de autoridad;
la autoridad tradicional - basada en una creencia consolidada en la santidad de
las tradiciones y en la legitimidad del status de los que ejercen la autoridad. Es
ante todo característica de tiempos pasados y comenzó a decaer con la quiebra del
feudalismo frente al auge de la industrialización;
la autoridad carismática - basada en la devoción a la santidad, al heroísmo o al
carácter ejemplar específicos y excepcionales de una persona, y en las pautas
normativas que ésta ordena. Es transitoria y surge con la revuelta contra el viejo
status quo liderada por una personalidad influyente (como Jesús o Lenin). Una
vez consolidada la nueva estructura de autoridad, la autoridad carismática cede el
paso a otro tipo más estable de autoridad.
Weber creía que la autoridad racional-legal era la más eficiente para las sociedades
modernas. La burocracia es una forma de organización social racional que se basa
en reglas fijas escritas y en una jerarquía de posiciones. «Precisión, rapidez,
conocimiento de los archivos, continuidad, discreción, estricta subordinación,
reducción de fricciones y de costes materiales y personales» se encuentran entre las
razones citadas por Weber para argumentar la superioridad de la forma de
organización burocrática. Sin lugar a dudas, Weber exageró.
«Una vez plenamente establecida, la burocracia figura entre las estructuras sociales
más difíciles de destruir [...] Cuando se ha llevado a cabo la total burocratización de
la administración, se establece una forma de poder prácticamente inamovible.» La
clave es que la organización burocrática es un medio de dominación: «resulta fácil
hacer funcionar este mecanismo al servicio de cualquiera que sepa llegar a
controlarlo». Cuando un grupo llega a controlar la organización burocrática
establecida, el poder de este grupo aumenta enormemente.
Grandes teóricos recientes, han reconocido que el sistema de estratificación en las
sociedades industriales avanzadas no puede entenderse adecuadamente si no se
reconoce esta nueva dimensión del poder.
La perspectiva holista que adoptan los teóricos funcionales conduce a una visión del
mundo en la que las necesidades de la sociedad eclipsan las de los grupos de interés.
Para Durkheim los problemas de su tiempo eran morales, no materiales: los
problemas de la alienación, la explotación, las desigualdades estructuradas o los
conflictos de clase se debían «no al estado de nuestra economía, sino al estado de
nuestra moralidad». La solución a este problema moral no consistía en crear una
nueva moral, sino corregirla o mejorarla. Para Durkheim no era necesario un cambio
fundamental del status quo; sólo se necesitaban pequeños cambios para que
funcionara mejor. Toda la obra de Durkheim contiene la recurrente idea de que el
orden social sólo es posible si la naturaleza humana queda refrenada por una moral.
Una clave para comprender su concepción de la estratificación social, es su analogía
orgánica. Desde esta perspectiva, la sociedad se asemeja a un organismo biológico;
hay varios órganos dentro de este sistema social que cumplen funciones diferentes
para la salud y el mantenimiento de toda la sociedad. La moral es el factor más
importante de la sociedad para el mantenimiento del orden y la integración social.
Al igual que Weber, Durkheim desconfiaba de la naturaleza humana. Con el fin de
salvar a las personas del caos social e incluso de la autodestrucción individual (del
suicidio), es necesario un orden moral fuerte.
A diferencia de Weber, Durkheim era optimista sobre la capacidad de las nuevas
instituciones sociales para regular el conflicto egoísta en nombre del bien común.
Varias instituciones sociales eran importantes para mantener la fuerte integración
moral: la religión, la familia, las asociaciones ocupacionales y, sobre todo, la
educación. Se requería un proceso continuo de socialización para que las personas
interiorizaran un orden moral con el fin de reducir el comportamiento egoísta.