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Universidad Columbia del Paraguay

Facultad de Psicología

SALUD MENTAL 2: PSICOLOGÍA


PREVENTIVA

TEMA:
“Prevención del Consumo de Drogas
en Adolescentes:
Programas de Prevención en las Escuelas
y Comunidades”

ALUMNA: Paula Urbieta


PROFESORA: Lic. Liz Rocío Amarilla
3° año Primer Semestre
Turno Noche

ASUNCIÓN – PARAGUAY
Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes

ÍNDICE
1. Introducción………………………………………………………..……….4
2. Objetivos………………………………………………..…………………..5
3. Definiciones……………………………………………..………………….5
4. Justificación…………………………………………………………………6
5. Marco Teórico……………………………………………………………7-25
-Factores de Riesgo y Prevención……………………………………….13-14
- Señales tempranas que pueden predecir el uso de
Drogas……………………………………………………………………14-15
- Períodos de mayor riesgo para el abuso de drogas en la
juventud…………………………...……………………………………….15
- El papel de la escuela en la prevención del uso de
drogas……………………………………………………...…………….15-16
- Cómo y cuándo comienza y cómo progresa el abuso de drogas…….16-17
-¿Cómo se tratan los factores de riesgo y de protección en los programas de
prevención?................................................................................................17-19
- Intervenciones en la escuela para la prevención del uso de sustancias……..19-
20
- Elementos esenciales de los programas de prevención eficaces basados en la
investigación………………………………………………………………20-22
- Eficacia de los Programas de Prevención de Drogas…………………23-25
6. Conclusión……………………………………………………………….………26
7. Referencias Bibliográficas………………………………………………………27

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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes

Prevención del Consumo de Drogas

en Adolescentes:

Programas de Prevención en Escuelas y Comunidades.

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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes

INTRODUCCIÓN

La drogadicción es una enfermedad crónica y recurrente. Las intervenciones primarias


deben tener como objetivo reducir el primer consumo o prevenir la transición del consumo
experimental a la adicción. La escuela es el escenario apropiado para las intervenciones
preventivas.

La drogodependencia se describe generalmente, tanto desde el punto de vista médico como


social, como una enfermedad crónica que cursa con recaídas, caracterizada tanto por los
efectos del propio uso prolongado de la droga como por la alteración del comportamiento
debida a su búsqueda compulsiva (Leshner: 1997). No hay duda de que, una vez adquirida,
la dependencia «suele ser una compulsión incontrolable de buscar y usar drogas» (Leshner:
1999). Se han identificado al menos dos grupos de usuarios de drogas, los denominados
«buscadores de sensaciones» y las personas que usan drogas «como una forma de abordar
los problemas de la vida o de afrontar un humor disfórico». Además, no todos los usuarios
que se inician en el consumo pasan del uso experimental a la dependencia. De hecho, está
muy aceptado que el uso experimental es típico de los adolescentes, que «utilizan drogas
fundamentalmente por las sensaciones placenteras o la euforia que pueden producir, o bien
para ser aceptados por sus compañeros» (Leshner: 1999). Aun cuando ha de tenerse en
cuenta la vulnerabilidad individual, consecuencia de una predisposición biológica o
psicológica, «incluso el uso ocasional de drogas puede llevar, involuntariamente, a la
adicción» (Leshner: 1997; Leshner: 1999). Para explicar los orígenes de la dependencia,
otros autores sugieren la «hipótesis de la progresión en escalada». Según esta teoría, el uso
de drogas sigue pasos determinados culturalmente; por ejemplo, las bebidas alcohólicas de
alta graduación y el tabaco serían un paso intermedio entre el vino o la cerveza y los
derivados del cannabis, mientras que estos últimos representan un paso más allá hacia otras
drogas ilícitas (Kandel, 1975). Considerando que éstos no son modelos explicativos
alternativos, cualquiera que sea el modelo de explicación elegido las intervenciones
primarias deberían perseguir tanto la prevención del inicio (reducir la incidencia del primer
uso), como el bloqueo de la progresión, es decir, la transición del uso experimental a la
dependencia. Modelos de intervención específicos podrían tener como objetivo un único
acercamiento; el fumar cigarrillos, por ejemplo, es el prototipo de esto último, ya que el

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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes

inicio hasta ahora es casi universal, mientras que la progresión afecta al 30-50% de los que
lo prueban; la progresión desde el cannabis (prevalencia de uso en vida > 30%) a otras
drogas ilícitas (prevalencia < 5%) podría ser objeto tanto de una intervención dirigida a
reducir el inicio como a reducir la progresión (Siliquini: 2001).

OBJETIVOS

General:

Dar a conocer sobre el alcance de los Programas de Prevención de Drogas en Adolescentes.

Específicos:

 Definir el papel de las escuelas en la prevención del uso de drogas en adolescentes.


 Definir los tipos de intervenciones que se pueden aplicar en una situación de uso de
drogas en las escuelas.
 Analizar el la eficacia de los programas de prevención del uso de drogas en
adolescentes.

DEFINICIONES
• Droga: Toda sustancia química que modifica los procesos fisiológicos y
bioquímicos de los tejidos o los organismos. La OMS define droga como: “Toda
sustancia que, introducida en un organismo vivo, puede modificar una o más
funciones de éste, capaz de generar dependencia, caracterizada por la pulsión a
tomar la sustancia de un modo continuado o periódico, a fin de obtener sus efectos
y, a veces, de evitar el malestar de su falta”.
• Sustancias psicoactivas: Sustancia que, cuando se ingiere, afecta a los procesos
mentales, por ejemplo, a la cognición o la afectividad.
• Consumo (droga): Autoadministración de una sustancia psicoactiva.
• Abuso de sustancias psicoactivas: “Abuso de sustancias psicoactivas” se define
como “un modelo desadaptativo de uso de una sustancia psicoactiva caracterizado
por un consumo continuado, a pesar de que el sujeto sabe que tiene un problema
social, laboral, psicológico o físico, persistente o recurrente, provocado o

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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes

estimulado por el consumo o consumo recurrente en situaciones en las que es


físicamente peligroso”.
• Drogodependencia: Necesidad de consumir dosis repetidas de droga para
encontrarse bien o para no sentirse mal. Se define como un grupo de síntomas
cognitivos, fisiológicos y del comportamiento que indican que una persona presenta
un deterioro del control sobre el consumo de la sustancia psicoactiva y que sigue
consumiéndola a pesar de las consecuencias adversas.

JUSTIFICACIÓN

El consumo de drogas en adolescentes es unos de las dificultades de la salud publica más


graves al que se reta la mayoría de las personas, se le define como el consumo de una
sustancia psicoactiva por lo menos una vez en la vida. Las drogas son aquellas que se
recogen directamente de la medio para ser consumidas por el sujeto. El consumo de drogas
provoca en los chicos una serie de cambios debido a los factores que induce su ingesta,
teniendo como resultado, en gran número de casos, consecuencias-resultados irreversibles
que lo imposibilitara a desarrollar una vida completamente saludable. El consumo de
drogas en el transcurso de los adolescentes es una de las contribuciones teóricas en las que
se le contribuye que el consumo de sustancia se inicia a edades de muy temprana, más
significativas su prevalencia es elevada. La problematización del consumo de drogas es
lograr romper con la idea de los individuos que esa es la mejor manera de sentirse bien,
sino a las conductas inadecuadas que presentan al consumirlas. En este contexto el
consumo de drogas es consideradamente una sustancia más alta para el consumo de los
adolescentes, puede entenderse como una explicación acerca de las formas que adquieren
consumo de drogas, que algunos consideran como una alternativa superadora de otras
matrices explicativas. En la ciudad de milagro el consumo de drogas en los adolescentes ha
incrementado con el pasar del tiempo debido a que esta problemática se da ya que es
vendida dentro de los centros educativos, los estudiantes e otros individuos tantos hombres
y las mujeres violan las leyes. Según (J., García Jiménez, 2001) “Aquella sustancia que
provocan una alteración del estado de ánimo y son capaces de producir adicción. Este
término incluye no solamente las sustancias que popularmente son consideradas como

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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes

drogas por su condición de ilegales, sino también los diversos psicofármacos y sustancias
de consumo legal como el tabaco, el alcohol o las bebidas que contienen cantinas como el
café: además de sustancia de uso doméstico o laboral como las colas, los pegamentos y
disolventes volátiles”

Según la OMS, la dependencia de sustancias es multifactorial: está determinada por factores


biológicos y genéticos, en los cuales los caracteres hereditarios pueden desempeñar un
papel importante, y por factores psicosociales, culturales y ambientales. Se sabe desde hace
tiempo que el cerebro contiene docenas de diferentes tipos de receptores y de mensajeros
químicos (neurotransmisores).

MARCO TEÓRICO

En principio, la idea de prevenir los problemas del abuso de drogas es atractiva para la
mayoría de los sectores de la sociedad, particularmente para aquellos individuos interesados
en cuestiones de política de salud y para los profesionales de la misma. En la práctica,
definir en qué consiste un abuso problemático de una droga y cómo prevenirlo nos lleva a
considerar valores personales y comunitarios. Éstas son cuestiones con una gran carga
emocional y requieren de mucho pragmatismo; sensibilidad y, sobre todo, empirismo.

Aquí, el consumo de drogas en adolescentes se define como el consumo frecuente de


alcohol u otras sustancias nocivas, legales o ilegales, entre los diez y los veinte años de
edad, de alguna manera asociado con disfunciones personales significativas y graves
problemas en la vida. Esta definición reconoce que una proporción relativamente grande de
adolescentes consumen sustancias nocivas sin llegar a estar involucrados en un consumo
frecuente o a padecer problemas relacionados con las drogas (Newcomb y Bentler, 1988;
Shedler y Block, 1990).

El tipo de problemas de consumo de sustancias al cual nos referimos está asociado con
frecuentes conductas impulsivas y agresivas y con un fracaso prolongado en alcanzar las

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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes

expectativas básicas de funcionamiento social en el nivel de desarrollo individual; estos


problemas se manifiestan durante la adolescencia o aún antes (Catalano y Miller, 1992).
Las causas que se asumen constituyen el origen de los problemas de abuso de drogas y
guían tanto el tratamiento como la prevención. Aunque, a menudo, estas asunciones no
están explícitamente expresadas en el diseño y en la aplicación de las aproximaciones
terapéuticas y preventivas. La articulación de las asunciones. Etiológicas sobre los
problemas de abuso de drogas es el punto de partida de cualquier empresa preventiva
coherente.

Generalmente, las aproximaciones preventivas recientes se han basado en una de estas tres
estrategias:
a) presentar información objetiva acerca de los efectos negativos del abuso de drogas,
b) fomentar el crecimiento personal a través de actividades y experiencias,
c) involucrar a los jóvenes en actividades estructuradas. Las intervenciones basadas

En estas aproximaciones no han recibido apoyo de estudios empíricos (Botvin, Baker,


Dusenbury, Tortu y Bovin, 1990). Más recientemente, se han aplicado a la prevención del
abuso de drogas los modelos de agente específico derivados de la investigación
epidemiológica.
Esta aproximación ha recibido un gran apoyo económico del Gobierno de los Estados
Unidos, y ha producido algunos trabajos empíricos que apoyan su utilidad.
Finalmente, han emergido los modelos de condición antecedente, en parte debido a la
insatisfacción con los modelos de agente específico. Cada una de estas aproximaciones será
descrita a continuación.

Las aproximaciones que proporcionan información objetiva asumen que un conocimiento


adecuado conduciría a una modificación de las actitudes; esta modificación llevaría a un
cambio tanto en las intenciones de consumir drogas como en las conductas de consumo.
Este modelo asume, explícitamente o no, que el origen de los problemas de consumo de
drogas radica en la falta de información. Y que el proporcionar información correcta
previene el problema y lo soluciona una vez que ya ha aparecido. Estas asunciones acerca

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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes

de la causa del problema no han sido apoyadas empíricamente. Es más, parece posible
demostrar que se puede dar en un sujeto una retención de conocimientos específicos sin
cambios conductuales concretos. Más importante aún, las aproximaciones informativas
pueden ser responsables del incremento de la conducta de de droga en algunos adolescentes
(Botvin y otros, 1990).

Los modelos de crecimiento basado en la experiencia asumen que los problemas de abuso
de drogas resultan de percepciones negativas de uno mismo, de una ausencia de
comprensión de los procesos afectivos, y de estrategias de manejo afectivo desfavorables
que conducen a bruscas alteraciones del estado de ánimo (Logan, 1991; Bailey, 1989).
Las intervenciones derivadas de estos modelos 'estén muy basadas en una selección
intuitiva de los componentes que incluyen y carecen de validación empírica (Kumpfer,
1989).
La implicación de los jóvenes en actividades alternativas estructuradas es, probablemente,
muy importante para su adecuado desarrollo social y constituye un objetivo loable.
Sin embargo, estos tipos de programas raramente conducen a estudios dirigidos a evaluar su
efectividad, y no son propensos a afrontar de forma sistemática las variables más relevantes
para la prevención del consumo problemático de drogas.
Las actividades estructuradas para la juventud son rentables en tanto que son expuestas al
público a través de los medios de comunicación y son políticamente bien vistas. Estas
actividades pueden dar a la comunidad la sensación de que se está haciendo algo
significativo para afrontar el problema de la droga.
En respuesta a esta protesta social, el Gobierno de los Estados Unidos ha hecho grandes
inversiones en el diseño y la aplicación de programas de prevención del abuso de drogas en
comunidades de todo el país. Estas inversiones han respondido más a intereses políticos que
a intentos de encontrar hallazgos empíricos relevantes para una prevención efectiva del
abuso de drogas. Además, han provocado el desarrollo de una industria de prevención
privada lucrativa que se basa en la venta de materiales educativos y de servicios con la
intención de obtener beneficios preventivos. Esta industria emergente permanece poco
reglamentada, y tiene todavía que demostrar la valía de sus productos y servicios a través
de una replicación independiente de sus propios estudios sobre su efectividad.

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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes

Más recientemente, los éxitos obtenidos con la aplicación de campañas de prevención


primaria dirigidas a la población general respecto a varios problemas de salud han
conducido a adoptar el Modelo de Salud Pública de Enfermedad, una aproximación de
agente específico, para prevenir el abuso de drogas en adolescentes. Es significativo que la
mayoría de las investigaciones costeadas por el Departamento de Salud y Servicios
Humanos de los Estados Unidos están estrechamente vinculados con los paradigmas de
salud pública.
Los modelos de agente específico surgieron de los modelos epidemiológicos de prevención
de la enfermedad. Estos modelos habían conseguido un considerable éxito en la
identificación de agentes causales únicos que explicaban la incidencia de una amplia
variedad de desórdenes físicos. Desafortunadamente, estos modelos específicos de
enfermedad habían fracasado en identificar agentes causales únicos que explicaran la
mayoría de los desórdenes de conducta. Sin embargo, estos modelos han mostrado un
considerable éxito en reducir la incidencia en la población de varios problemas de salud
como la caries dental, las enfermedades de pulmón y corazón atribuidas al fumar, y las
lesiones provocadas por no usar el cinturón de seguridad en los coches. Las principales
desventajas de estas aproximaciones son el alto coste y el prolongado tiempo requerido
para producir efectos significativos.
Desde la salud pública se mantiene que el abuso de drogas está causado por la interacción
de unos agentes específicos con un huésped con unas características definidas y unas
condiciones ambientales. Este modelo es particularmente sensible a la situación
sociopolítica actual de los Estados Unidos, donde los modelos médicos sobre los trastornos
adictivos se defienden con una tenacidad injustificada.
Las teorías de salud pública dedicadas a prevenir los problemas de consumo de drogas
asumen que éstos tienen una base fundamentalmente bioquímica, y que los riesgos de
morbilidad son una función de la interacción de la filogenia con agentes presentes en el
ambiente. Los estudios biológicos citados en una revisión de la literatura por Kumpfer
( 1989) presentan resultados poco convincentes en cuanto a determinantes genéticos para
los hombres y ninguna evidencia en el caso de las mujeres. Kumpfer (1989) informa
además que las medidas biológicas son predictoras de desviaciones sociales más que de
riesgos específicos de un trastorno dado.

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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes

Posteriormente, los modelos de condición antecedente han emergido bajo la asunción de


que el modelo de agente específico es inapropiado para problemas de conducta y carece de
apoyo empírico (Felner, Silverman y Adix, 1991 ). Es más, los modelos de condición
antecedente asumen que los problemas conductuales son el resultado de la interacción de
un complejo conjunto de factores más fuertemente asociados con el ambiente psicosocial
que con características específicas de los individuos afectados; como veremos más tarde,
estas afirmaciones han recibido apoyo de varios estudios empíricos.
La perspectiva de la condición antecedente favorece intervenciones prologadas dirigidas a
objetivos amplios, particularmente intervenciones desplegadas previamente al momento en
que se espera que aparezca el problema. Otra implicación de estos modelos es la necesidad
de adoptar una perspectiva evolutiva, del desarrollo, en prevención, y dirigir los esfuerzos
de la investigación a identificar factores del desarrollo antecedentes asociados tanto con el
incremento del riesgo de morbilidad como de la capacidad de adaptación y resistencia.
Algunos de los factores de riesgo asociados con los problemas de consumo de drogas no
son específicos de éstos, sino que son predictivos de un amplio rango de alteraciones
conductuales en adolescentes y adultos (Kumpfer, 1989). En consecuencia, para que los
programas de prevención del abuso de drogas sean efectivos es necesario que aborden los
parámetros antecedentes relevantes de una forma evolutivamente apropiada (Amunátegui y
Dowd, 1993).
El conocimiento actual sobre los antecedentes de desarrollo del abuso de drogas puede
ayudar a identificar objetivos potenciales y modalidades de intervención viables. Las
investigaciones longitudinales parecen haber identificado precursores del abuso de drogas,
algunos de los cuales se manifiestan a una edad tan temprana como los tres y cinco años
(Baumrind, 1983; Shedler y Block, 1990), que son factibles de intervención psicosocial.
Además, los estudios sobre la eficacia de las intervenciones sugieren que ellas pueden
directa o indirectamente reducir los riesgos. Sin embargo, es siempre importante considerar
las implicaciones éticas y sociales que tiene el us_o de los resultados de las investigaciones
psicosociales para clasificar a individuos como «de alto riesgo», particularmente en un
problema corno .el abuso de drogas que conlleva, incluso hoy, un significativo estigma
social. Desafortunadamente, esta consideración entrará en conflicto con la necesidad de
proporcionar intervenciones preventivas específicas cuando los individuos están expuestos

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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes

a antecedentes virulentos o a varios factores de riesgo. Por ejemplo, ¿en qué grado puede o
debe un programa de prevención intervenir para disminuir los factores de riesgo de un
joven que emanan del consumo de drogas por sus padres o sus hermanos? ¿Puede
considerarse justificada la intervención en esa familia?, y si lo está, ¿quién interviene y
cómo? Entre otras cosas, esta cuestión pone de manifiesto la pregunta de qué es lo que se
pretende con la intervención y cómo de intrusivas deberían ser las intervenciones de
prevención; atender a la cuestión de la intrusión en la prevención del abuso de drogas es
algo que escapa al alcance de esta revisión.
Se pueden distinguir tres niveles de intervenciones preventivas para propósitos de
conceptualización y organización: prevención primaria, prevención secundaria y
prevención temprana. Aun cuando estos términos son ampliamente usados, hay dificultades
en definirlos de manera que se eviten grandes solapamientos entre las categorías.
La prevención primaria se refiere a intervenciones introducidas antes de que se pueda
identificar cualquier proceso. La vacunación de los niños y la fluorización del agua en
algunos países son ejemplos de prevención primaria. Estas intervenciones son diseñadas
para reducir la tasa global de incidencia de un problema de salud dado antes de que
cualquier evidencia de la condición que se pretende prevenir esté presente. Hay pocas
intervenciones de este tipo, si es que hay alguna, en el ámbito de la salud mental, pero la
prevención primaria de los problemas de conducta, particularmente los de abuso de drogas,
está incrementando su desarrollo como una subdisciplina organizada dentro de las ciencias
de la conducta.
La prevención secundaria se refiere a intervenciones desplegadas después de que se han
identificado claros marcadores de riesgo en la población.
La intervención temprana se refiere a intervenciones que influyen en la manifestación
inicial del problema en cuestión. Ésta es la base de la mayoría de los programas que buscan
la reducción de las tasas de mortalidad para un problema de salud dado a través de un
examen exhaustivo de grupos demográficos específicos donde la incidencia de ese
problema es particularmente alta. Como se indicó más arriba, la distinción entre prevención
primaria, secundaria y temprana responde más a una conveniencia conceptual que a una
realidad práctica. Sin embargo, esta diferenciación le ha sido útil a este autor para guiar la
exposición.

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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes

Factores de riesgo y factores de prevención


Las investigaciones realizadas durante las últimas dos décadas han tratado de determinar
cómo comienza y cómo progresa el abuso de las drogas. Hay muchos factores que pueden
aumentar el riesgo de una persona para el abuso de drogas. Los factores de riesgo pueden
aumentar las posibilidades de que una persona abuse de las drogas mientras que los factores
de protección pueden disminuir este riesgo. Es importante notar, sin embargo, que la
mayoría de las personas que tienen un riesgo para el abuso de las drogas no comienzan a
usarlas ni se hacen adictos. Además, lo que constituye un factor de riesgo para una persona,
puede no serlo para otra. Los factores de riesgo y de protección pueden afectar a los niños
durante diferentes etapas de sus vidas. En cada etapa, ocurren riesgos que se pueden
cambiar a través de una intervención preventiva. Se pueden cambiar o prevenir los riesgos
de los años preescolares, tales como una conducta agresiva, con intervenciones familiares,
escolares, y comunitarias dirigidas a ayudar a que los niños desarrollen conductas positivas
apropiadas. Si no son tratados, los comportamientos negativos pueden llevar a riesgos
adicionales, tales como el fracaso académico y dificultades sociales, que aumentan el riesgo
de los niños para el abuso de drogas en el futuro.
Los programas de prevención basados en la investigación se enfocan en una intervención
temprana en el desarrollo del niño para fortalecer los factores de protección antes de que se
desarrollen los problemas de conducta.

Los factores de riesgo pueden influenciar el abuso de drogas de varias maneras. Mientras
más son los riesgos a los que está expuesto un niño, mayor es la probabilidad de que el niño
abuse de las drogas. Algunos de los factores de riesgo pueden ser más poderosos que otros
durante ciertas etapas del desarrollo, como la presión de los compañeros durante los años
de la adolescencia; al igual que algunos factores de protección, como un fuerte vínculo
entre padres e hijos, pueden tener un impacto mayor en reducir los riesgos durante los
primeros años de la niñez. Una meta importante de la prevención es cambiar el balance
entre los factores de riesgo y los de protección de manera que los factores de protección
excedan a los de riesgo.

Señales tempranas que pueden predecir el uso de Drogas

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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes

Algunas de las señales de riesgo se pueden ver tan temprano como en la infancia o en la
niñez temprana, tal como la conducta agresiva, la falta de auto-control, o un temperamento
difícil. Cuando el niño crece, las interacciones con la familia, la escuela y en la comunidad
pueden afectar su riesgo para el abuso de drogas en el futuro.

Las primeras interacciones de los niños ocurren en la familia. A veces la situación familiar
aumenta el riesgo del niño para el abuso de drogas en el futuro, por ejemplo cuando existe:
• la falta de cariño y respaldo por parte de los padres o de los cuidadores;

• una crianza ineficiente; y

• un cuidador que abusa de las drogas.

Pero las familias pueden proveer protección contra un futuro abuso de drogas cuando hay:
• un vínculo fuerte entre los hijos y los padres;

• participación de los padres en la vida del niño; y

• límites claros y una disciplina aplicada consistentemente.

Las interacciones fuera de la familia pueden involucrar riesgos tanto para los niños como
para los adolescentes, tales como:

• un comportamiento negativo en la escuela o una conducta social deficiente;

• el fracaso académico; y

• la asociación con compañeros que abusan de las drogas.

La asociación con compañeros que abusan de las drogas a menudo es el riesgo más
inmediato para que los adolescentes sean expuestos al abuso de drogas y al comportamiento
delincuente.

Otros factores –como la disponibilidad de las drogas, los patrones del narcotráfico, y las
creencias que el abuso de drogas se tolera en general– son riesgos que pueden influenciar a
la gente joven a que comiencen a abusar de las drogas.

Períodos de mayor riesgo para el abuso de drogas en la juventud

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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes

Las investigaciones han mostrado que los períodos claves de riesgo para el abuso de drogas
son durante las transiciones mayores en la vida de los niños. La primera transición
importante para un niño es cuando deja la seguridad de la familia y va a la escuela por
primera vez. Después cuando pasa de la primaria a la escuela media, a menudo experimenta
nuevas situaciones académicas y sociales, como aprender a llevarse con un grupo más
grande de compañeros. Es en esta etapa –la adolescencia temprana– que hay más
probabilidad de que los niños se enfrenten por primera vez a las drogas.

Cuando entran a la secundaria, los adolescentes confrontan más desafíos sociales,


emocionales y académicos. Al mismo tiempo, pueden estar expuestos a más drogas, a
abusadores de drogas, y a actividades sociales que involucran drogas. Estos desafíos
pueden aumentar el riesgo de que abusen del alcohol, del tabaco, y de otras sustancias.
Cuando los adultos jóvenes dejan sus hogares para ir a la universidad o para trabajar y se
encuentran solos por primera vez, su riesgo para el abuso de drogas y del alcohol es muy
alto. Por lo tanto, también son necesarias las intervenciones para los adultos jóvenes.

El papel de la escuela en la prevención del uso de drogas

Las escuelas son instituciones apropiadas para desarrollar programas preventivos del uso de
alcohol, tabaco y drogas ilícitas; de hecho, cuatro de cada cinco personas fumadoras
comienza su relación con el tabaco antes de alcanzar la edad adulta. La prevención del uso
de sustancias debería, por lo tanto, concentrarse en niños y adolescentes en edad escolar.
Las escuelas ofrecen la forma más sistemática y eficiente de llegar a un número
significativo de estudiantes cada año. El personal de la escuela puede dirigirse a jóvenes en
una edad temprana, antes de que sus creencias sobre la conducta de fumar y de usar otras
sustancias se hayan asentado.

Las intervenciones específicas para la prevención del inicio en el uso de sustancias deben
complementarse con el desarrollo e implantación de políticas escolares adecuadas. Las
políticas escolares articuladas de forma clara, aplicadas de manera justa y coherente,
pueden ayudar a los estudiantes a decidirse a no usar tabaco, alcohol y drogas ilícitas
(CDC: 1994). Estas políticas escolares deben cubrir los siguientes aspectos: - Una
explicación lógica para prevenir el uso de drogas (por ejemplo, el tabaco es la principal
causa prevenible de muerte, enfermedad e invalidez). - Prohibiciones contra el uso del

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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes

tabaco, alcohol y otras drogas por parte de los estudiantes, el personal de la escuela,
visitantes dentro de la escuela, en vehículos escolares y en actos apoyados por la escuela
fuera de su recinto. - Prohibiciones contra la publicidad de alcohol y tabaco en los edificios
de la escuela y en actos y publicaciones escolares. - Materiales para que los estudiantes y el
personal de la escuela tengan acceso a programas que les ayuden a dejar las drogas. -
Procedimientos para comunicar la política a los estudiantes, personal de la escuela, padres o
familias, visitantes y comunidad. Como se ha destacado anteriormente, las intervenciones
en las escuelas no necesitan centrarse específicamente en una sustancia, en tanto que
prevenir el uso del tabaco contribuye así mismo a prevenir el uso de drogas ilícitas, pero
supone una ventaja si esos programas se diseñan también para prevenir el consumo de las
diversas sustancias consumidas en el entorno de la escuela en la que el programa vaya a
desarrollarse.

Cómo y cuándo comienza y cómo progresa el abuso de drogas.

Estudios como la Encuesta Nacional sobre el Uso de Drogas y la Salud, anteriormente


llamado la Encuesta Nacional por Hogares sobre el Abuso de Drogas, realizados por la
Administración de Servicios de Abuso de Sustancias y Salud Mental, indican que algunos
niños ya están abusando de las drogas a los 12 ó 13 años de edad, lo que probablemente
significa que algunos comienzan a una edad aún más temprana.

El abuso precoz a menudo incluye sustancias tales como el tabaco, el alcohol, los
inhalantes, la marihuana, y los medicamentos de prescripción, como las pastillas para
dormir y los medicamentos para la ansiedad. Si el abuso de drogas persiste más tarde en la
adolescencia, los abusadores típicamente se involucran más con la marihuana y después
avanzan a otras drogas, mientras que continúan abusando del tabaco y del alcohol. Los
estudios también han demostrado que el abuso de drogas en los últimos años de la niñez y
principios de la adolescencia está asociado con un mayor envolvimiento con las drogas. Es
importante tomar en cuenta que la mayoría de los jóvenes, sin embargo, no progresan al
abuso de otras drogas.

Los científicos han propuesto varias explicaciones de por qué algunas personas se
involucran con las drogas y después progresan a abusarlas. Una explicación señala a una
causa biológica, como el tener una historia familiar de abuso de drogas o de alcohol. Otra

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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes

explicación es que el abuso de las drogas puede llevar a asociarse con compañeros que
abusan de las drogas, lo que a su vez, expone a la persona a otras drogas.

Los investigadores han encontrado que los jóvenes que aumentan rápidamente su abuso de
sustancias tienen niveles altos de factores de riesgo y niveles bajos de factores de
protección.32 El sexo, la raza y la ubicación geográfica también pueden desempeñar un
papel en cómo y cuando los niños comienzan a abusar de las drogas.

¿Cómo se tratan los factores de riesgo y de protección en los programas de


prevención?

Los factores de riesgo y de protección son los principales objetivos de los programas de
prevención eficaces utilizados en ambientes familiares, escolares y comunitarios. La meta
de estos programas es la de crear nuevos factores de protección y fortalecer los existentes
mientras revierten o reducen los factores de riesgo en la juventud. Los programas de
prevención generalmente están diseñados para alcanzar a las poblaciones objetivo en su
ambiente primario. Sin embargo, en los últimos años se ha vuelto más común encontrar
programas para cualquier grupo objetivo en una variedad de ambientes, como el realizar un
programa para la familia en una escuela o en una iglesia. Además del ambiente, los
programas de prevención también se pueden clasificar según la audiencia para la cual son
diseñados:

• Los programas universales están diseñados para la población en general, por ejemplo,
para todos los estudiantes en una escuela.

• Los programas selectivos se dirigen a grupos en riesgo o subsectores de la población en


general, como los estudiantes con bajo rendimiento escolar o los hijos de abusadores de
drogas.

• Los programas indicados están diseñados para las personas que ya experimentan con
drogas.

En la familia

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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes

Los programas de prevención pueden fortalecer los factores de protección en los niños
jóvenes enseñándoles a los padres cómo comunicarse mejor con la familia, la disciplina
apropiada, la implementación consistente y firme de las reglas, y otros enfoques para el
manejo de la familia. Las investigaciones confirman los beneficios cuando los padres
proporcionen reglas y disciplina consistentes, hablándoles a los hijos sobre las drogas,
vigilando sus actividades, conociendo a sus amigos, comprendiendo sus problemas y
preocupaciones, e involucrándose en su educación. La importancia de la relación padre-hijo
continúa en la adolescencia y mucho después.

En la escuela

Los programas de prevención en las escuelas se concentran en las habilidades sociales y


académicas de los niños, incluyendo el mejoramiento de las relaciones con los compañeros,
el auto-control, el poder manejar los problemas, y las habilidades para rehusar las drogas.
De ser posible, los programas de prevención basados en la escuela deben ser integrados al
programa académico escolar, ya que el fracaso escolar está fuertemente asociado con el
abuso de drogas. Los programas integrados fortalecen los lazos de los estudiantes con la
escuela y reducen la probabilidad de que abandonen la escuela. La mayoría de los
materiales de prevención de las escuelas incluyen información sobre cómo corregir la
percepción errada de que muchos estudiantes abusan de las drogas. Otros tipos de
intervenciones incluyen programas para toda la escuela, que afectan el ambiente escolar en
su totalidad. Todas estas actividades pueden servir para fortalecer los factores de protección
contra el abuso de drogas.

En la comunidad

Los programas de prevención a nivel comunitario funcionan con organizaciones cívicas,


religiosas, ejecutoras de la ley, y otras gubernamentales para mejorar las normas anti-
drogas y los comportamientos pro-sociales. Muchos programas coordinan los esfuerzos de
prevención a través de los diferentes ambientes para comunicar mensajes consistentes en la
escuela, el trabajo, las instituciones religiosas y los medios de comunicación. Las
investigaciones han mostrado que los programas que llegan a los jóvenes a través de
diversos ambientes pueden impactar fuertemente las normas comunitarias. Los programas
basados en la comunidad generalmente también incluyen el desarrollo de políticas o el

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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes

cumplimiento de las regulaciones, esfuerzos de los medios de comunicación masiva, y


programas para crear conciencia en toda la comunidad. Por ejemplo, cabe notar que algunas
intervenciones cuidadosamente estructuradas y selectamente dirigidas a través de los
medios de comunicación, han mostrado ser muy eficaces en la reducción del abuso de las
drogas.

Intervenciones en la escuela para la prevención del uso de sustancias

La mayoría de las intervenciones de prevención del uso de sustancias en el ámbito escolar


se basa en teorías conductistas (Kelli: 2002; Tobler: 2000) y persigue reducir el comienzo
del consumo de alcohol, tabaco y drogas ilícitas entre los adolescentes minimizando los
factores de riesgo personales y sociales y reforzando los factores de protección personales y
sociales (Ente: 2003).

Algunos estudios han comparado la eficacia de diferentes intervenciones en la escuela. Life


Skills (Botvin et al.: 1995), Project Northland (Perry: 1996), The Midwestern Prevention
Project (Pentz: 1989), Project SMART (Hansen: 1991) y Project ALERT (Ellickson: 1993)
son ejemplos de programas de prevención en la escuela que enseñan a los adolescentes
habilidades de afrontamiento, generales, sociales y personales. Aunque el programa de
prevención con más impacto en la reducción del inicio en el uso de drogas parece ser el
modelo denominado Life Skills (Faggiano: 1994), los resultados de la mayoría de los
proyectos muestran, en general, un pequeño efecto sobre el uso del tabaco, y efectos
inconsistentes sobre el consumo de alcohol y otras drogas (Ashton: 2000; Tobler: 2000).

Estos programas se han desarrollado sobre todo en Norteamérica, hecho que puede suponer
diferencias en cuanto a su eficacia cuando son puestos en práctica en otros contextos
culturales. Un trabajo reciente realizado en el Reino Unido (Ashton: 2003) subraya
problemas tanto metodológicos como de difusión en la aplicación de intervenciones
complejas como Life Skills en un escenario europeo.

En un vasto análisis, Tobler muestra que un currículum interactivo es más eficaz que uno
no interactivo a la hora de prevenir el uso de drogas ilícitas y legales entre los adolescentes
(Tobler: 2000). Tobler, además, identifica varios componentes que son fundamentales en el
aumento de la eficacia de la intervención basada en la escuela (Tobler: 2000). Estos

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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes

componentes son (I) información apropiada sobre drogas, incluyendo información sobre
efectos a corto plazo y consecuencias a largo plazo; (II) entrenamiento en habilidades
personales, sociales y de afrontamiento, para ayudar a identificar y manejar presiones
internas (ansiedad, estrés) y externas (compañeros y publicidad); (III) énfasis en la
educación normativa y refuerzo de la conciencia de que la mayoría de los adolescentes no
toman alcohol, tabaco u otras drogas; (IV) formación en competencias personales y sociales
generales, como establecimiento de metas, control del estrés, habilidades comunicativas,
habilidades sociales generales y entrenamiento en asertividad; (V) formación a los
profesores y apoyo a las personas que desarrollan programas y a los expertos en
prevención; (VI) participación activa de la familia y la comunidad; (VII) sensibilidad
cultural, por ejemplo, incluyendo actividades que requieran aportaciones del profesor y los
alumnos y que puedan adaptarse a la experiencia cultural de la clase (Kelli: 2002).

Elementos esenciales de los programas de prevención eficaces basados en la


investigación.

En años recientes, los programas de prevención con bases científicas han demostrado ser
eficientes. Estos programas fueron probados en diferentes comunidades, en una gran
variedad de ambientes, en una diversidad de poblaciones (por ejemplo, programas basados
en la familia, en las escuelas y en las iglesias). Al examinar los programas de prevención
para determinar cuál se ajusta mejor a sus necesidades, los planificadores comunitarios
deben considerar los siguientes elementos esenciales de los programas eficaces con bases
científicas:

• Estructura, cómo cada programa está organizado y construido;

• Contenido—cómo se presenta la información, las habilidades y las estrategias; y

• Introducción del programa—cómo se selecciona o adapta y cómo se implementa el


programa, y también cómo se lo evalúa en una comunidad específica.

Al adaptar los programas para que se ajusten a las necesidades de la comunidad, es


importante retener estos elementos esenciales para asegurar que las partes más eficaces del
programa se mantengan intactas.

Estructura
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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes

La estructura tiene que ver con el tipo de programa, la audiencia, y el ambiente. Varios
tipos de programas han mostrado ser eficaces para prevenir el abuso de drogas. Los
programas basados en las escuelas, los primeros que fueron totalmente desarrollados y
probados, se han convertido en el enfoque primario para alcanzar a todos los niños. Los
programas basados en la familia han mostrado ser eficaces para alcanzar tanto a los hijos
como a sus padres en una variedad de ambientes. Los programas de medios de
comunicación y tecnología informática están comenzando a demostrar eficacia en alcanzar
a las personas tanto a nivel comunitario como individual.

Las investigaciones también han demostrado que la combinación de dos o más programas
eficaces, tales como los programas familiares y escolares, puede ser aún más eficiente que
un solo programa. Estos se llaman programas de múltiples componentes.

Contenido

El contenido está compuesto por la información, el desarrollo de las habilidades, los


métodos y los servicios. La información incluye los datos sobre las drogas y sus efectos, así
como las leyes y las políticas anti-drogas. Por ejemplo, en una intervención en la familia,
los padres pueden recibir educación e información sobre las drogas que refuerza lo que sus
hijos están aprendiendo sobre los efectos dañinos de las drogas en el programa de
prevención de su escuela. Esto abre la puerta a discusiones entre la familia sobre el abuso
de las drogas legales e ilegales. Sin embargo, la información sobre las drogas por sí sola no
ha demostrado ser eficaz en desalentar el abuso de las drogas. La combinación de la
información con las habilidades, los métodos y los servicios produce resultados más
eficaces. Los métodos están encaminados hacia el cambio, como el establecimiento y el
refuerzo de las reglas sobre el abuso de drogas en la escuela, en la casa, y dentro de la
comunidad. Los servicios pueden incluir consejería y asistencia en la escuela, consejería
paritaria, terapia en familia, y cuidados de la salud. La vigilancia y supervisión de los
padres se pueden mejorar con entrenamiento sobre la fijación de reglas; métodos para
supervisar las actividades de los hijos; alabanza por la conducta apropiada; y una disciplina
moderada y consistente que haga cumplir con las reglas de la familia.

Introducción del programa

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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes

La introducción incluye la selección o adaptación del programa y su implementación.


Durante el proceso de selección, las comunidades tratan de ajustar los programas eficientes
con bases científicas a sus necesidades comunitarias.

Una revisión estructurada de los programas existentes puede ayudar a determinar los vacíos
que existen. Entonces se puede incorporar esta información en el plan de la comunidad que
guía la selección de nuevos programas con bases científicas. Se puede encontrar
información más detallada de los programas en la versión completa de la segunda edición
de esta publicación, por ahora disponible sólo en inglés. También se pueden encontrar
fuentes de planificación y de programas en la sección de Recursos y Referencias Selectas
de este folleto.

La adaptación involucra moldear un programa para que se ajuste a las necesidades de una
población específica en varios ambientes. Para suplir las necesidades de una comunidad, los
científicos han adaptado muchos programas con bases científicas. Para aquellos programas
que aún no han sido adaptados en un estudio de investigación, es mejor seguir el programa
según fue diseñado, o incluir los elementos básicos para asegurar los resultados más
eficaces.

La implementación se refiere a cómo se aplica un programa, lo que incluye el número de


sesiones, los métodos utilizados, y seguimiento del programa. Las investigaciones han
encontrado que la forma en que se implementa un programa puede determinar su eficacia
en evitar el abuso de drogas.

Eficacia de los Programas de Prevención de Drogas

Después de elegir su plan de prevención, la comunidad debe comenzar a implementar los


programas que llenen sus necesidades. En muchas comunidades, las coaliciones formadas
durante el proceso de planificación continúan involucradas en la supervisión, pero la
responsabilidad de manejar los programas individuales generalmente corre a cargo de
organizaciones locales, públicas o privadas, basadas en la comunidad. Operar un programa
eficaz con bases científicas a menudo requiere recursos humanos y financieros extensivos y
un compromiso serio al entrenamiento y a la asistencia técnica.

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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes

Los esfuerzos de alcance comunitario para atraer y mantener a los participantes del
programa interesados e involucrados son importantes, especialmente en las poblaciones
difíciles de alcanzar. Las investigaciones han mostrado que ese esfuerzo adicional para
proveer incentivos, horarios flexibles, contacto personal y el apoyo público de líderes
comunitarios importantes, ayuda a atraer y a mantener a los participantes de los programas.

Amunátegui y Dowd (1993) proporcionan alguna evidencia preliminar que apoya la


existencia de diferencias entre programas específicos reflejadas en la capacidad de niños de
3 y 4 años para discriminar entre ítems referidos a conservar la salud e ítems referidos a
ponerla en peligro. El primer autor está actualmente implicado en evaluar la eficacia de un
programa de entrenamiento en habilidades de dirección familiar, focalizándose en madres
adolescentes que viven en sectores humanos deprimidos, en las que el tráfico y consumo de
drogas están muy difundidos. Un número significativo de estas madres son adictas en fase
de recuperación y tienen varios hijos de menos de diez años. La evaluación de su eficacia
final requerirá una evaluación longitudinal de estas intervenciones.

Varios estudios de seguimiento informan de efectos positivos de programas genéricos


cognitivoconductuales que apuntaban un incremento en habilidades para soportar las
presiones sociales hacia el consumo de drogas nocivas (Botvin, Dusenbury, Tortu y Botvin,
1990; Luepker, Johnson, Murray y Pechacek, 1983). Además, se sospecha que estos
programas repercuten en una serie de factores de riesgo del abuso de drogas.

The Life Skills Training Program (Botvin y otros, 1990) se evaluó experimentalmente en
una muestra de 56 escuelas de tres áreas geográficas del Estado de Nueva York. Este
estudio siguió a 5.954 estudiantes desde 7.0 a 9.0 curso. Los estudiantes expuestos a la
condición experimental fueron entrenados siguiendo un enfoque cognitivoconductual para
incrementar la autoestima, resistir la presión de la publicidad, controlar la ansiedad,
comunicarse eficazmente y desarrollar las relaciones personales y la asertividad. Estas
habilidades se enseñaron utilizando una combinación de técnicas entre las que incluyeron el
modelado, los ensayos conductuales, la retroalimentación y el reforzamiento y las tareas
conductuales para casa.

Se controló la ejecución del programa y se realizaron evaluaciones cualitativas de la


fidelidad con la que fueron aplicados los diferentes componentes. Todos los estudiantes

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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes

fueron evaluados antes del comienzo del programa y al final de cada año. Se tomaron
medidas de consumo de cigarros, alcohol y marihuana a través de autoinformes. También
se midió, en cada intervalo, el conocimiento específico del programa, las actitudes hacia el
consumo de drogas, las habilidades para tomar decisiones, la asertividad y los rasgos de
personalidad. Se encontraron efectos significativos del tratamiento con respecto al dominio
del conocimiento específico en el grupo experimental. Además, se observaron diferencias
significativas en las actitudes hacia el abuso de drogas y el conocimiento de las habilidades
interpersonales. No hubo efectos significativos en las variables de personalidad. Los sujetos
de la condición experimental informaron de un consumo significativamente menor de
tabaco y marihuana. No hubo diferencias significativas respecto a la frecuencia de consumo
de alcohol, pero los grupos experimentales informaron acerca de frecuencias
significativamente menores de su consumo inmoderado.

Entre otras cosas, el estudio de Botvin y otros (1990) demuestra tanto la viabilidad de llevar
a cabo un programa global de prevención primaria en un escenario natural como el impacto
significativo que tales programas pueden tener en la reducción del consumo temprano de
drogas nocivas por los niños. Johnson, Pentz, Weber, Dwyer y Baer (1990) informaron
sobre los resultados de un programa global de enfoque comunitario llevado a cabo en 16
escuelas públicas de la ciudad de Kansas. Este programa se centró en niños de 6.0 y 7.0
curso durante 1987, que fueron seguidos hasta que alcanzaron 9.0 y 10.º curso. Dicho
estudio informó que los participantes el programa habían reducido significativamente los
índices mensuales de frecuencia de consumo de cigarros y marihuana. Estos efectos se
hicieron evidentes en un seguimiento de tres años. Dicho programa consistía en un
entrenamiento en habilidades para la vida diaria similar al realizado por Botvin y otros
(1990). También incluía intervenciones dirigidas a los padres y líderes comunitarios. Por
otra parte, este programa utilizó medios de comunicación públicos para informar a la
comunidad sobre los problemas del abuso de drogas y sobre la tecnología de la prevención.
Los mismos autores concluyeron que su programa y otros de naturaleza similar eran
apropiados para niños de alto y bajo riesgo. Y que la eficacia del mismo se debió, en parte,
a haberse dirigido a niños de edades anteriores a que la experimentación con drogas y el
faltar a clase llegara a ser probable.

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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes

La eficacia de los programas de prevención puede depender en un alto grado de la duración


de la intervención, de la calidad de la puesta en práctica, del apoyo administrativo, de la
participación de los miembros de la familia y de la inclusión de más de una modalidad de
intervención (John y Solis, 1983; Perry, 1986; Johnson y otros, 1990). La teoría y la
investigación apoyan firmemente las aproximaciones globales en la prevención del abuso
de drogas que consideran múltiples factores de riesgo durante la infancia y la adolescencia.
Los programas que reducen el abuso de drogas entre los jóvenes están impactando también,
probablemente, en otras conductas problemáticas relevantes para los educadores, la justicia
y el personal sanitario.

CONCLUSIÓN Y RECOMENDACIONES

Como mencionamos previamente, el consumo temprano de drogas aumenta las


posibilidades de que una persona se convierta en adicta. Cabe recordar que las drogas
modifican el cerebro, lo que puede causar adicción y otros problemas graves. Por lo tanto,
prevenir el consumo temprano de drogas o de alcohol puede servir de mucho para reducir
estos riesgos.

El riesgo de consumir drogas aumenta sustancialmente durante las etapas de transición. En


el caso de los adultos, un divorcio o la pérdida del trabajo pueden aumentar el riesgo de

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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes

consumo de drogas. Para un adolescente, las épocas de riesgo incluyen las mudanzas, el
divorcio de sus padres o el cambio de escuela.

Un componente normal del desarrollo adolescente es cierto nivel de toma de riesgo. El


deseo de probar cosas nuevas y ser más independiente es sano, pero también puede
aumentar la tendencia de los adolescentes a probar las drogas. Las partes del cerebro que
controlan el juicio y la toma de decisiones no terminan de desarrollarse hasta pasados los
20-25 años. Esto limita la capacidad de un adolescente para evaluar correctamente los
riesgos de probar drogas y hace que las personas jóvenes sean más vulnerables a la presión
de sus compañeros.

Dado que el cerebro todavía está en desarrollo, es más probable que el consumo de drogas a
esta edad perturbe la función cerebral en zonas que son críticas para la motivación, la
memoria, el aprendizaje, el juicio y el control del comportamiento.

Los programas basados en la investigación, pueden prevenir la drogadicción en los jóvenes,


por ello es que se deben fortalecer los mismos, en las comunidades tantos como a nivel
educativo. De manera sostenida a modo de conseguir resultados favorables.

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