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Facultad de Psicología
TEMA:
“Prevención del Consumo de Drogas
en Adolescentes:
Programas de Prevención en las Escuelas
y Comunidades”
ASUNCIÓN – PARAGUAY
Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes
ÍNDICE
1. Introducción………………………………………………………..……….4
2. Objetivos………………………………………………..…………………..5
3. Definiciones……………………………………………..………………….5
4. Justificación…………………………………………………………………6
5. Marco Teórico……………………………………………………………7-25
-Factores de Riesgo y Prevención……………………………………….13-14
- Señales tempranas que pueden predecir el uso de
Drogas……………………………………………………………………14-15
- Períodos de mayor riesgo para el abuso de drogas en la
juventud…………………………...……………………………………….15
- El papel de la escuela en la prevención del uso de
drogas……………………………………………………...…………….15-16
- Cómo y cuándo comienza y cómo progresa el abuso de drogas…….16-17
-¿Cómo se tratan los factores de riesgo y de protección en los programas de
prevención?................................................................................................17-19
- Intervenciones en la escuela para la prevención del uso de sustancias……..19-
20
- Elementos esenciales de los programas de prevención eficaces basados en la
investigación………………………………………………………………20-22
- Eficacia de los Programas de Prevención de Drogas…………………23-25
6. Conclusión……………………………………………………………….………26
7. Referencias Bibliográficas………………………………………………………27
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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes
en Adolescentes:
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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes
INTRODUCCIÓN
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inicio hasta ahora es casi universal, mientras que la progresión afecta al 30-50% de los que
lo prueban; la progresión desde el cannabis (prevalencia de uso en vida > 30%) a otras
drogas ilícitas (prevalencia < 5%) podría ser objeto tanto de una intervención dirigida a
reducir el inicio como a reducir la progresión (Siliquini: 2001).
OBJETIVOS
General:
Específicos:
DEFINICIONES
• Droga: Toda sustancia química que modifica los procesos fisiológicos y
bioquímicos de los tejidos o los organismos. La OMS define droga como: “Toda
sustancia que, introducida en un organismo vivo, puede modificar una o más
funciones de éste, capaz de generar dependencia, caracterizada por la pulsión a
tomar la sustancia de un modo continuado o periódico, a fin de obtener sus efectos
y, a veces, de evitar el malestar de su falta”.
• Sustancias psicoactivas: Sustancia que, cuando se ingiere, afecta a los procesos
mentales, por ejemplo, a la cognición o la afectividad.
• Consumo (droga): Autoadministración de una sustancia psicoactiva.
• Abuso de sustancias psicoactivas: “Abuso de sustancias psicoactivas” se define
como “un modelo desadaptativo de uso de una sustancia psicoactiva caracterizado
por un consumo continuado, a pesar de que el sujeto sabe que tiene un problema
social, laboral, psicológico o físico, persistente o recurrente, provocado o
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JUSTIFICACIÓN
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drogas por su condición de ilegales, sino también los diversos psicofármacos y sustancias
de consumo legal como el tabaco, el alcohol o las bebidas que contienen cantinas como el
café: además de sustancia de uso doméstico o laboral como las colas, los pegamentos y
disolventes volátiles”
MARCO TEÓRICO
En principio, la idea de prevenir los problemas del abuso de drogas es atractiva para la
mayoría de los sectores de la sociedad, particularmente para aquellos individuos interesados
en cuestiones de política de salud y para los profesionales de la misma. En la práctica,
definir en qué consiste un abuso problemático de una droga y cómo prevenirlo nos lleva a
considerar valores personales y comunitarios. Éstas son cuestiones con una gran carga
emocional y requieren de mucho pragmatismo; sensibilidad y, sobre todo, empirismo.
El tipo de problemas de consumo de sustancias al cual nos referimos está asociado con
frecuentes conductas impulsivas y agresivas y con un fracaso prolongado en alcanzar las
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Generalmente, las aproximaciones preventivas recientes se han basado en una de estas tres
estrategias:
a) presentar información objetiva acerca de los efectos negativos del abuso de drogas,
b) fomentar el crecimiento personal a través de actividades y experiencias,
c) involucrar a los jóvenes en actividades estructuradas. Las intervenciones basadas
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de la causa del problema no han sido apoyadas empíricamente. Es más, parece posible
demostrar que se puede dar en un sujeto una retención de conocimientos específicos sin
cambios conductuales concretos. Más importante aún, las aproximaciones informativas
pueden ser responsables del incremento de la conducta de de droga en algunos adolescentes
(Botvin y otros, 1990).
Los modelos de crecimiento basado en la experiencia asumen que los problemas de abuso
de drogas resultan de percepciones negativas de uno mismo, de una ausencia de
comprensión de los procesos afectivos, y de estrategias de manejo afectivo desfavorables
que conducen a bruscas alteraciones del estado de ánimo (Logan, 1991; Bailey, 1989).
Las intervenciones derivadas de estos modelos 'estén muy basadas en una selección
intuitiva de los componentes que incluyen y carecen de validación empírica (Kumpfer,
1989).
La implicación de los jóvenes en actividades alternativas estructuradas es, probablemente,
muy importante para su adecuado desarrollo social y constituye un objetivo loable.
Sin embargo, estos tipos de programas raramente conducen a estudios dirigidos a evaluar su
efectividad, y no son propensos a afrontar de forma sistemática las variables más relevantes
para la prevención del consumo problemático de drogas.
Las actividades estructuradas para la juventud son rentables en tanto que son expuestas al
público a través de los medios de comunicación y son políticamente bien vistas. Estas
actividades pueden dar a la comunidad la sensación de que se está haciendo algo
significativo para afrontar el problema de la droga.
En respuesta a esta protesta social, el Gobierno de los Estados Unidos ha hecho grandes
inversiones en el diseño y la aplicación de programas de prevención del abuso de drogas en
comunidades de todo el país. Estas inversiones han respondido más a intereses políticos que
a intentos de encontrar hallazgos empíricos relevantes para una prevención efectiva del
abuso de drogas. Además, han provocado el desarrollo de una industria de prevención
privada lucrativa que se basa en la venta de materiales educativos y de servicios con la
intención de obtener beneficios preventivos. Esta industria emergente permanece poco
reglamentada, y tiene todavía que demostrar la valía de sus productos y servicios a través
de una replicación independiente de sus propios estudios sobre su efectividad.
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a antecedentes virulentos o a varios factores de riesgo. Por ejemplo, ¿en qué grado puede o
debe un programa de prevención intervenir para disminuir los factores de riesgo de un
joven que emanan del consumo de drogas por sus padres o sus hermanos? ¿Puede
considerarse justificada la intervención en esa familia?, y si lo está, ¿quién interviene y
cómo? Entre otras cosas, esta cuestión pone de manifiesto la pregunta de qué es lo que se
pretende con la intervención y cómo de intrusivas deberían ser las intervenciones de
prevención; atender a la cuestión de la intrusión en la prevención del abuso de drogas es
algo que escapa al alcance de esta revisión.
Se pueden distinguir tres niveles de intervenciones preventivas para propósitos de
conceptualización y organización: prevención primaria, prevención secundaria y
prevención temprana. Aun cuando estos términos son ampliamente usados, hay dificultades
en definirlos de manera que se eviten grandes solapamientos entre las categorías.
La prevención primaria se refiere a intervenciones introducidas antes de que se pueda
identificar cualquier proceso. La vacunación de los niños y la fluorización del agua en
algunos países son ejemplos de prevención primaria. Estas intervenciones son diseñadas
para reducir la tasa global de incidencia de un problema de salud dado antes de que
cualquier evidencia de la condición que se pretende prevenir esté presente. Hay pocas
intervenciones de este tipo, si es que hay alguna, en el ámbito de la salud mental, pero la
prevención primaria de los problemas de conducta, particularmente los de abuso de drogas,
está incrementando su desarrollo como una subdisciplina organizada dentro de las ciencias
de la conducta.
La prevención secundaria se refiere a intervenciones desplegadas después de que se han
identificado claros marcadores de riesgo en la población.
La intervención temprana se refiere a intervenciones que influyen en la manifestación
inicial del problema en cuestión. Ésta es la base de la mayoría de los programas que buscan
la reducción de las tasas de mortalidad para un problema de salud dado a través de un
examen exhaustivo de grupos demográficos específicos donde la incidencia de ese
problema es particularmente alta. Como se indicó más arriba, la distinción entre prevención
primaria, secundaria y temprana responde más a una conveniencia conceptual que a una
realidad práctica. Sin embargo, esta diferenciación le ha sido útil a este autor para guiar la
exposición.
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Los factores de riesgo pueden influenciar el abuso de drogas de varias maneras. Mientras
más son los riesgos a los que está expuesto un niño, mayor es la probabilidad de que el niño
abuse de las drogas. Algunos de los factores de riesgo pueden ser más poderosos que otros
durante ciertas etapas del desarrollo, como la presión de los compañeros durante los años
de la adolescencia; al igual que algunos factores de protección, como un fuerte vínculo
entre padres e hijos, pueden tener un impacto mayor en reducir los riesgos durante los
primeros años de la niñez. Una meta importante de la prevención es cambiar el balance
entre los factores de riesgo y los de protección de manera que los factores de protección
excedan a los de riesgo.
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Algunas de las señales de riesgo se pueden ver tan temprano como en la infancia o en la
niñez temprana, tal como la conducta agresiva, la falta de auto-control, o un temperamento
difícil. Cuando el niño crece, las interacciones con la familia, la escuela y en la comunidad
pueden afectar su riesgo para el abuso de drogas en el futuro.
Las primeras interacciones de los niños ocurren en la familia. A veces la situación familiar
aumenta el riesgo del niño para el abuso de drogas en el futuro, por ejemplo cuando existe:
• la falta de cariño y respaldo por parte de los padres o de los cuidadores;
Pero las familias pueden proveer protección contra un futuro abuso de drogas cuando hay:
• un vínculo fuerte entre los hijos y los padres;
Las interacciones fuera de la familia pueden involucrar riesgos tanto para los niños como
para los adolescentes, tales como:
• el fracaso académico; y
La asociación con compañeros que abusan de las drogas a menudo es el riesgo más
inmediato para que los adolescentes sean expuestos al abuso de drogas y al comportamiento
delincuente.
Otros factores –como la disponibilidad de las drogas, los patrones del narcotráfico, y las
creencias que el abuso de drogas se tolera en general– son riesgos que pueden influenciar a
la gente joven a que comiencen a abusar de las drogas.
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Las investigaciones han mostrado que los períodos claves de riesgo para el abuso de drogas
son durante las transiciones mayores en la vida de los niños. La primera transición
importante para un niño es cuando deja la seguridad de la familia y va a la escuela por
primera vez. Después cuando pasa de la primaria a la escuela media, a menudo experimenta
nuevas situaciones académicas y sociales, como aprender a llevarse con un grupo más
grande de compañeros. Es en esta etapa –la adolescencia temprana– que hay más
probabilidad de que los niños se enfrenten por primera vez a las drogas.
Las escuelas son instituciones apropiadas para desarrollar programas preventivos del uso de
alcohol, tabaco y drogas ilícitas; de hecho, cuatro de cada cinco personas fumadoras
comienza su relación con el tabaco antes de alcanzar la edad adulta. La prevención del uso
de sustancias debería, por lo tanto, concentrarse en niños y adolescentes en edad escolar.
Las escuelas ofrecen la forma más sistemática y eficiente de llegar a un número
significativo de estudiantes cada año. El personal de la escuela puede dirigirse a jóvenes en
una edad temprana, antes de que sus creencias sobre la conducta de fumar y de usar otras
sustancias se hayan asentado.
Las intervenciones específicas para la prevención del inicio en el uso de sustancias deben
complementarse con el desarrollo e implantación de políticas escolares adecuadas. Las
políticas escolares articuladas de forma clara, aplicadas de manera justa y coherente,
pueden ayudar a los estudiantes a decidirse a no usar tabaco, alcohol y drogas ilícitas
(CDC: 1994). Estas políticas escolares deben cubrir los siguientes aspectos: - Una
explicación lógica para prevenir el uso de drogas (por ejemplo, el tabaco es la principal
causa prevenible de muerte, enfermedad e invalidez). - Prohibiciones contra el uso del
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tabaco, alcohol y otras drogas por parte de los estudiantes, el personal de la escuela,
visitantes dentro de la escuela, en vehículos escolares y en actos apoyados por la escuela
fuera de su recinto. - Prohibiciones contra la publicidad de alcohol y tabaco en los edificios
de la escuela y en actos y publicaciones escolares. - Materiales para que los estudiantes y el
personal de la escuela tengan acceso a programas que les ayuden a dejar las drogas. -
Procedimientos para comunicar la política a los estudiantes, personal de la escuela, padres o
familias, visitantes y comunidad. Como se ha destacado anteriormente, las intervenciones
en las escuelas no necesitan centrarse específicamente en una sustancia, en tanto que
prevenir el uso del tabaco contribuye así mismo a prevenir el uso de drogas ilícitas, pero
supone una ventaja si esos programas se diseñan también para prevenir el consumo de las
diversas sustancias consumidas en el entorno de la escuela en la que el programa vaya a
desarrollarse.
El abuso precoz a menudo incluye sustancias tales como el tabaco, el alcohol, los
inhalantes, la marihuana, y los medicamentos de prescripción, como las pastillas para
dormir y los medicamentos para la ansiedad. Si el abuso de drogas persiste más tarde en la
adolescencia, los abusadores típicamente se involucran más con la marihuana y después
avanzan a otras drogas, mientras que continúan abusando del tabaco y del alcohol. Los
estudios también han demostrado que el abuso de drogas en los últimos años de la niñez y
principios de la adolescencia está asociado con un mayor envolvimiento con las drogas. Es
importante tomar en cuenta que la mayoría de los jóvenes, sin embargo, no progresan al
abuso de otras drogas.
Los científicos han propuesto varias explicaciones de por qué algunas personas se
involucran con las drogas y después progresan a abusarlas. Una explicación señala a una
causa biológica, como el tener una historia familiar de abuso de drogas o de alcohol. Otra
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explicación es que el abuso de las drogas puede llevar a asociarse con compañeros que
abusan de las drogas, lo que a su vez, expone a la persona a otras drogas.
Los investigadores han encontrado que los jóvenes que aumentan rápidamente su abuso de
sustancias tienen niveles altos de factores de riesgo y niveles bajos de factores de
protección.32 El sexo, la raza y la ubicación geográfica también pueden desempeñar un
papel en cómo y cuando los niños comienzan a abusar de las drogas.
Los factores de riesgo y de protección son los principales objetivos de los programas de
prevención eficaces utilizados en ambientes familiares, escolares y comunitarios. La meta
de estos programas es la de crear nuevos factores de protección y fortalecer los existentes
mientras revierten o reducen los factores de riesgo en la juventud. Los programas de
prevención generalmente están diseñados para alcanzar a las poblaciones objetivo en su
ambiente primario. Sin embargo, en los últimos años se ha vuelto más común encontrar
programas para cualquier grupo objetivo en una variedad de ambientes, como el realizar un
programa para la familia en una escuela o en una iglesia. Además del ambiente, los
programas de prevención también se pueden clasificar según la audiencia para la cual son
diseñados:
• Los programas universales están diseñados para la población en general, por ejemplo,
para todos los estudiantes en una escuela.
• Los programas indicados están diseñados para las personas que ya experimentan con
drogas.
En la familia
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Los programas de prevención pueden fortalecer los factores de protección en los niños
jóvenes enseñándoles a los padres cómo comunicarse mejor con la familia, la disciplina
apropiada, la implementación consistente y firme de las reglas, y otros enfoques para el
manejo de la familia. Las investigaciones confirman los beneficios cuando los padres
proporcionen reglas y disciplina consistentes, hablándoles a los hijos sobre las drogas,
vigilando sus actividades, conociendo a sus amigos, comprendiendo sus problemas y
preocupaciones, e involucrándose en su educación. La importancia de la relación padre-hijo
continúa en la adolescencia y mucho después.
En la escuela
En la comunidad
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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes
Estos programas se han desarrollado sobre todo en Norteamérica, hecho que puede suponer
diferencias en cuanto a su eficacia cuando son puestos en práctica en otros contextos
culturales. Un trabajo reciente realizado en el Reino Unido (Ashton: 2003) subraya
problemas tanto metodológicos como de difusión en la aplicación de intervenciones
complejas como Life Skills en un escenario europeo.
En un vasto análisis, Tobler muestra que un currículum interactivo es más eficaz que uno
no interactivo a la hora de prevenir el uso de drogas ilícitas y legales entre los adolescentes
(Tobler: 2000). Tobler, además, identifica varios componentes que son fundamentales en el
aumento de la eficacia de la intervención basada en la escuela (Tobler: 2000). Estos
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componentes son (I) información apropiada sobre drogas, incluyendo información sobre
efectos a corto plazo y consecuencias a largo plazo; (II) entrenamiento en habilidades
personales, sociales y de afrontamiento, para ayudar a identificar y manejar presiones
internas (ansiedad, estrés) y externas (compañeros y publicidad); (III) énfasis en la
educación normativa y refuerzo de la conciencia de que la mayoría de los adolescentes no
toman alcohol, tabaco u otras drogas; (IV) formación en competencias personales y sociales
generales, como establecimiento de metas, control del estrés, habilidades comunicativas,
habilidades sociales generales y entrenamiento en asertividad; (V) formación a los
profesores y apoyo a las personas que desarrollan programas y a los expertos en
prevención; (VI) participación activa de la familia y la comunidad; (VII) sensibilidad
cultural, por ejemplo, incluyendo actividades que requieran aportaciones del profesor y los
alumnos y que puedan adaptarse a la experiencia cultural de la clase (Kelli: 2002).
En años recientes, los programas de prevención con bases científicas han demostrado ser
eficientes. Estos programas fueron probados en diferentes comunidades, en una gran
variedad de ambientes, en una diversidad de poblaciones (por ejemplo, programas basados
en la familia, en las escuelas y en las iglesias). Al examinar los programas de prevención
para determinar cuál se ajusta mejor a sus necesidades, los planificadores comunitarios
deben considerar los siguientes elementos esenciales de los programas eficaces con bases
científicas:
Estructura
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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes
La estructura tiene que ver con el tipo de programa, la audiencia, y el ambiente. Varios
tipos de programas han mostrado ser eficaces para prevenir el abuso de drogas. Los
programas basados en las escuelas, los primeros que fueron totalmente desarrollados y
probados, se han convertido en el enfoque primario para alcanzar a todos los niños. Los
programas basados en la familia han mostrado ser eficaces para alcanzar tanto a los hijos
como a sus padres en una variedad de ambientes. Los programas de medios de
comunicación y tecnología informática están comenzando a demostrar eficacia en alcanzar
a las personas tanto a nivel comunitario como individual.
Las investigaciones también han demostrado que la combinación de dos o más programas
eficaces, tales como los programas familiares y escolares, puede ser aún más eficiente que
un solo programa. Estos se llaman programas de múltiples componentes.
Contenido
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Una revisión estructurada de los programas existentes puede ayudar a determinar los vacíos
que existen. Entonces se puede incorporar esta información en el plan de la comunidad que
guía la selección de nuevos programas con bases científicas. Se puede encontrar
información más detallada de los programas en la versión completa de la segunda edición
de esta publicación, por ahora disponible sólo en inglés. También se pueden encontrar
fuentes de planificación y de programas en la sección de Recursos y Referencias Selectas
de este folleto.
La adaptación involucra moldear un programa para que se ajuste a las necesidades de una
población específica en varios ambientes. Para suplir las necesidades de una comunidad, los
científicos han adaptado muchos programas con bases científicas. Para aquellos programas
que aún no han sido adaptados en un estudio de investigación, es mejor seguir el programa
según fue diseñado, o incluir los elementos básicos para asegurar los resultados más
eficaces.
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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes
Los esfuerzos de alcance comunitario para atraer y mantener a los participantes del
programa interesados e involucrados son importantes, especialmente en las poblaciones
difíciles de alcanzar. Las investigaciones han mostrado que ese esfuerzo adicional para
proveer incentivos, horarios flexibles, contacto personal y el apoyo público de líderes
comunitarios importantes, ayuda a atraer y a mantener a los participantes de los programas.
The Life Skills Training Program (Botvin y otros, 1990) se evaluó experimentalmente en
una muestra de 56 escuelas de tres áreas geográficas del Estado de Nueva York. Este
estudio siguió a 5.954 estudiantes desde 7.0 a 9.0 curso. Los estudiantes expuestos a la
condición experimental fueron entrenados siguiendo un enfoque cognitivoconductual para
incrementar la autoestima, resistir la presión de la publicidad, controlar la ansiedad,
comunicarse eficazmente y desarrollar las relaciones personales y la asertividad. Estas
habilidades se enseñaron utilizando una combinación de técnicas entre las que incluyeron el
modelado, los ensayos conductuales, la retroalimentación y el reforzamiento y las tareas
conductuales para casa.
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Prevención del Consumo de Drogas en Adolescentes
fueron evaluados antes del comienzo del programa y al final de cada año. Se tomaron
medidas de consumo de cigarros, alcohol y marihuana a través de autoinformes. También
se midió, en cada intervalo, el conocimiento específico del programa, las actitudes hacia el
consumo de drogas, las habilidades para tomar decisiones, la asertividad y los rasgos de
personalidad. Se encontraron efectos significativos del tratamiento con respecto al dominio
del conocimiento específico en el grupo experimental. Además, se observaron diferencias
significativas en las actitudes hacia el abuso de drogas y el conocimiento de las habilidades
interpersonales. No hubo efectos significativos en las variables de personalidad. Los sujetos
de la condición experimental informaron de un consumo significativamente menor de
tabaco y marihuana. No hubo diferencias significativas respecto a la frecuencia de consumo
de alcohol, pero los grupos experimentales informaron acerca de frecuencias
significativamente menores de su consumo inmoderado.
Entre otras cosas, el estudio de Botvin y otros (1990) demuestra tanto la viabilidad de llevar
a cabo un programa global de prevención primaria en un escenario natural como el impacto
significativo que tales programas pueden tener en la reducción del consumo temprano de
drogas nocivas por los niños. Johnson, Pentz, Weber, Dwyer y Baer (1990) informaron
sobre los resultados de un programa global de enfoque comunitario llevado a cabo en 16
escuelas públicas de la ciudad de Kansas. Este programa se centró en niños de 6.0 y 7.0
curso durante 1987, que fueron seguidos hasta que alcanzaron 9.0 y 10.º curso. Dicho
estudio informó que los participantes el programa habían reducido significativamente los
índices mensuales de frecuencia de consumo de cigarros y marihuana. Estos efectos se
hicieron evidentes en un seguimiento de tres años. Dicho programa consistía en un
entrenamiento en habilidades para la vida diaria similar al realizado por Botvin y otros
(1990). También incluía intervenciones dirigidas a los padres y líderes comunitarios. Por
otra parte, este programa utilizó medios de comunicación públicos para informar a la
comunidad sobre los problemas del abuso de drogas y sobre la tecnología de la prevención.
Los mismos autores concluyeron que su programa y otros de naturaleza similar eran
apropiados para niños de alto y bajo riesgo. Y que la eficacia del mismo se debió, en parte,
a haberse dirigido a niños de edades anteriores a que la experimentación con drogas y el
faltar a clase llegara a ser probable.
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CONCLUSIÓN Y RECOMENDACIONES
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consumo de drogas. Para un adolescente, las épocas de riesgo incluyen las mudanzas, el
divorcio de sus padres o el cambio de escuela.
Dado que el cerebro todavía está en desarrollo, es más probable que el consumo de drogas a
esta edad perturbe la función cerebral en zonas que son críticas para la motivación, la
memoria, el aprendizaje, el juicio y el control del comportamiento.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Prevention, National Centre for Chronic
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Issue 2, Oxford, en prensa.
Psicología Preventiva: Avances Recientes en técnicas y programas de prevención.
Gualberto Buela Casal. Luis Fernandez Rios. Editorial: Piramide
Ediciones.1997.España
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