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#9 ESTOICISMO y el arte del bienestar

¿Qué es el ESTOICISMO?
El estoicismo es una filosofía fundada hace 2000 años donde se te enseña a ser humilde ante el
éxito e indiferente ante el fracaso. Dicha filosofía ha sido practicada por Marco Aurelio,
emperador romano; Epicteto, esclavo, y Séneca que era uno de los hombres más ricos de Roma.
En esta respuesta tan cortita está condensada lo más esencial del estoicismo. El libro de estoicismo
más importante es el de Meditaciones de Marco Aurelio, el cual era su diario personal, donde el
emperador día tras día, se sentaba a escribir lecciones sobre la humildad, y decía que sólo era un
hombre más y que no era gran cosa lo que había logrado.
Otro libro importante que trata del estoicismo es Sobre la Brevedad de la Vida de Séneca. Que es
precisamente un libro donde Séneca reflexiona sobre el tiempo y concluye que realmente no es que
tenemos poco tiempo, sino que desperdiciamos muchísimo. Que sólo debemos enfocarnos al
presente, que el futuro es incierto y el pasado es historia. Y además, a enfocarnos en aquellas
pequeñas cosas que de verdad importan, aquellas cosas que contribuyen a la sociedad.
También existe el Manual de Epicteto, que es precisamente donde aparecen todas las lecciones del
filósofo, donde básicamente su idea principal es que debemos enfocarnos en aquellas cosas que
podemos controlar y ser indiferentes a las demás. Cosas como el clima, la opinión de los demás, si
las personas nos insultan o no, si le caemos bien en una persona o no; son cosas que escapan de
nuestro control y ante ellas debemos son indiferentes. ¿Dónde dice Epícteto que debemos
enfocarnos?, en aquellas cosas que debemos controlar, que precisamente son la actitud con la que
afrontamos las situaciones, nuestra percepción de cada una de las cosas y, nuestra forma de actuar.
La influencia del estoicismo la puedes encontrar en que personas como Catón, el mayor defensor de
la república romana, y el mayor enemigo de Julio César, practicaba el estoicismo, Francisco de
Quevedo, el escritor español; Víctor Franco, que sobrevivió dos años en un campo de
concentración; Michel de Montaigne, filósofo, escritor, humanista y moralista francés del
Renacimiento.
En la actualidad podemos encontrar practicando el estoicismo a personas como Robert Greene,
autor de las 48 leyes del poder; y J.K. Rowling, la escritora de Harry Potter; Jack Dorsey, creador
de Twitter. Tim Ferrys y Ryan Holiday, en la actualidad son de los más famosos promotores del
estoicismo.
Ciertos ejercicios de la filosofía del estoicismo:
La Visualización Negativa, que consiste en contemplar la peor de las circunstancias, de manera tal
de que cada una de las cosas que suceden en nuestra vida es mucho mejor que lo que esperábamos.
El Aceptar el Destino, los estoicos decían que no hay nada que el hombre no sea capaz de soportar
y precisamente cada una de las cosas que les sucedían los estoicos lo aceptaban y seguían adelante.
Contemplar la Inmensidad del Mundo, los estoicos usualmente se comparan con el mundo de
manera tal de que se dieron cuenta de que sólo son una persona más en todo el universo y no tenían
por qué creerse gran cosa, y eso los enseñados a mantenerse humildes.
Al final, el estoicismo se trata de que cada uno construya su propia definición de estoicismo. La
mejor definición es la que tú mismo puedes construir y compartirla a los demás.
El estoicismo no se trata de ser indiferentes frente a las cosas que no podemos cambiar. Sino de
aceptar (amar) esas cosas como son. Es decir, no se ignoran, sino que se asumen para resolverlas.
¿Qué es lo opuesto al estoicismo?
El Hedonismo (tendencia a la búsqueda del placer y el bienestar en todos los ámbitos de la vida) o
no tener ningún tipo de control de tus emociones.
¿Qué es un Estoico?
Un estoico es aquel que lleva dentro de sí todos sus bienes, que tiene alma grande y elevada, que
desprecia lo que todo el mundo admira, el que no ve a nadie por el que quisiera cambiarse, que
admira al hombre más que por sus cualidades que le hacen digno de este nombre, que no tiene otro
maestro que la naturaleza, que se conforma con sus leyes y que vive como ella ordena. El estoico es
aquel al que el poderoso nada le puede quitar, que convierte el mal en bien, el que es firme en sus
juicios, inmutable, intrépido, al que la violencia puede conmover, pero no tumbar. En fin, el estoico
es aquel al que la fortuna, después de descargarle los golpes más rudos, solamente puede causar
pequeña ira, y esto, rara vez.
La conexión entre la mente y el sistema inmune (o la psicología profunda de la enfermedad)
En los últimos años se ha gestado discretamente un cambio de paradigma dentro de la ciencia, de la
visión cartesiana reduccionista que cortaba de tajo y dejaba prácticamente incomunicados al cuerpo
y a la mente, a una visión más inclusiva que considera a la mente-cuerpo como un solo sistema,
dando lugar a disciplinas como la psicobiología y la psiconeuroinmunología.
Hoy sabemos que nuestro estado de ánimo y los estímulos del medio ambiente tienen efectos a nivel
celular y son tanto o más importantes para nuestra salud que nuestros genes. La vieja forma de
pensar era que nuestros cuerpos eran entidades biológicas estables, fundamentalmente separadas del
mundo externo. La nueva forma de pensar es que hay mucha más permeabilidad y fluidez... nuestro
cuerpo es literalmente producto del ambiente (Epigenética).
Moviéndonos entre la ciencia dura y aspectos más suaves relacionados con el problema mente-
cuerpo, intenta determinar la relación entre la "felicidad" y el sistema inmune: cómo reaccionan
nuestras células a lo que subjetivamente llamamos felicidad; acaso así haciendo tangible lo que es la
felicidad, encontrando una respuesta a esta pregunta milenaria, aunque desde la perspectiva parcial
del cuerpo. Concluyo que, no hay duda de que la mente y el sistema inmune están ligados.
Experiencias negativas como un diagnóstico de cáncer, la depresión, el estrés, el trauma o el bajo
estatus socioeconómico pueden afectar el perfil inmunológico de una persona. Mientras que las
experiencias de felicidad y la percepción de esas experiencias en nuestro cuerpo también producen
cambios en nuestros mecanismos biológicos, en sentido opuesto.
Estas experiencias positivas son capaces de remodelar nuestra composición celular. La antigua
división entre el cuerpo y la mente que ha acompañado a la ciencia en sus fundamentos por tantos
años no se sostiene, es prácticamente imposible que lo que experimentamos mentalmente (la
imaginación, la fantasía, el pensamiento, la preocupación, la relajación, etc.) no se reproduzca
también en nuestro cuerpo.
Nuestra salud no sólo es el cúmulo de todas las cosas que hemos ingerido, el ejercicio que hemos
hecho y nuestros genes, es también el agregado de todos nuestros pensamientos y emociones
(nuestro cuerpo no puede dejar de registrar todos nuestros estados mentales y reprogramar su
funcionamiento a partir de ellos). El campo, es decir, aquello que rodea las personas influye más
que los propios genes de la persona. La interpretación personal de ese campo es un punto clave en
la salud.
Lo anterior nos obliga a tomar responsabilidad por lo que ocurre en nuestra mente en cada
momento, sabiendo que, si bien un pensamiento aislado o una emoción fugaz seguramente no
debilitarán significativamente nuestra inmunidad, la reiteración de nuestras formas de pensamiento
y reacciones ante el mundo van apilándose y forman los hábitos y patrones que llegan a determinar
nuestro estado de salud general. O, con mayor precisión: La experiencia que tienes hoy afectará la
composición de tu cuerpo por los siguientes 80 días, porque eso es el tiempo que tardan la mayoría
de los procesos celulares. ¿A cuántos ciclos de estrés de 80 días hemos sometido a nuestras células?
Una de las funciones principales de la mente es mantener a bajo nivel la presión o, mejor dicho, no
permitir que la presión surja desde un inicio. A esto se le llama el simbolismo psíquico de algunas
enfermedades.
La mente, que es el regulador metabólico de todos los procesos orgánicos y que tiene la capacidad
compensar desequilibrios con su acción intencional. Hay diferentes formas de ver esto, si tenemos
una tendencia a estresarnos fácilmente puede generar el efecto contrario al deseado. Este
pensamiento de preocupación o de frustración o de odio, puede ser la semilla de una enfermedad.
Tal vez puedas percibirlo como una presión extra sobre tu facultad mental. Esto es una forma de
verlo. Por otro lado, también puede ser un respiro: tu actitud, la forma en la que empleas tu mente
y la forma en la que te relacionas con el mundo puede sanarte, puede afectar directamente tus
células y mantenerlas, como una brigada de soldados contentos y comprometidos con la estrategia
nacional, atacando a tus enemigos verdaderos (y no volteándose en tu contra).
El sistema inmune tiene dos funciones principales: luchar contra agentes infecciosos y causar
inflamación.
La primera función es la que consideramos generalmente como señal de que nuestro sistema
inmune funciona adecuadamente, en equilibrio, dirigiendo sus esfuerzos contra las verdaderas
amenazas que enfrenta nuestro cuerpo.
La segunda función, la inflamación, es en muchos casos el resultado de una sobreexcitación, ya sea
porque introducimos agentes tóxicos a nuestro cuerpo (o que nuestro cuerpo percibe como tóxicos,
como es el caso de algunas intolerancias a alimentos que la mayoría de las personas toleran
perfectamente bien) o porque el estrés hace que nuestro sistema inmune esté combatiendo
permanentemente enemigos invisibles --ya no virus o bacterias, sino quimeras. Además de causar
dolor, la inflamación puede también dañar el tejido y con el tiempo producir una cuantiosa serie de
enfermedades (la mayoría de las enfermedades neurodegenerativas, por ejemplo, parecen estar
ligadas a la inflamación).
Resultados de varios estudios nos ayudan a entender mejor cómo nuestra psicología profunda se
refleja en nuestro sistema inmune. En un estudio, por ejemplo, se midió el perfil de expresión
genética de un grupo de voluntarios y se relacionó con una evaluación de sus niveles de felicidad.
Un mejor perfil de expresión genética significa una mayor respuesta antiviral y una menor respuesta
inflamatoria. La evaluación de la felicidad se dividió en la felicidad "hedonista" y la "felicidad
eudaimónica".
La felicidad hedonista es el estado de ánimo elevado que experimentamos después de un evento de
vida externo, como comprar una casa.
La eudaimonia es nuestro sentido de propósito y dirección en la vida, nuestro involucramiento con
algo más grande que nosotros.
Hay entonces una notable correlación entre la felicidad eudaimónica y un mejor funcionamiento del
sistema inmune.
El estrés crónico que reduce la felicidad eudaimónica, puede acortar la longitud de los telómeros,
mientras que actividades como la meditación mantienen la longitud de estos extremos de los
cromosomas que protegen el ADN e intervienen en el proceso de envejecimiento. En otras palabras,
la disciplina mental es capaz de afectar la expresión genética y regular la función de nuestro ADN.
Para quienes dudaban de los poderes mentales del ser humano. EDAD)
La solución: alimentación, ejercicio, descanso, manejo del estrés y una filosofía coherente con lo
anterior y con el tipo de vida que deseo vivir. Entonces, ahora hablemos de los estoicos.
Las fascinantes similitudes entre la filosofía de Marco Aurelio y las enseñanzas del Buda
EL DHARMA BUDISTA Y LA ÉTICA ESTOICA SE ENCUENTRAN
Las Meditaciones de Marco Aurelio, el emperador romano que fue también un filósofo estoico, son
uno de los grandes tesoros de filosofía práctica que tiene la tradición occidental. Algunas de sus
intuiciones recuerdan a las de otro gran filósofo pragmático, el Buda. Discutiremos aquí algunas
semejanzas, frases cortas que encierran profundos conocimientos que pueden aplicarse diariamente.
Existen nobles comuniones entre el dharma budista y la ética estoica. Para los estoicos el sentido de
la vida era vivir en acuerdo con la naturaleza como un todo. La naturaleza era definida como una
inteligencia en movimiento, expresión de la voluntad divina, un flujo perpetuamente cambiando. La
vida virtuosa para los estoicos era una vida libre de pasiones, esto incluye reacciones o respuestas a
los sucesos que se presentan en la vida. El estoicismo es de hecho una eudaimonía, una filosofía de
la felicidad a través de alinearse con el universo y con el alma. Eudaimonía es curiosamente un
término que el maestro budista Alan Wallace equipara con el dharma: a ambos los define como
felicidad sostenible, que no depende del hedonismo o de los placeres, ni de las contingencias.
Si bien el budismo no ve el universo como la expresión de una deidad --sino del karma-- existe un
claro paralelo entre el concepto de anicca, la impermanencia, y la forma en la que los estoicos
conciben la naturaleza. Vivir de acuerdo con la naturaleza es por supuesto también equivalente a
vivir en acuerdo con el dharma, una palabra que significa ley, realidad y también naturaleza (o
fenómeno). Los estoicos buscaban liberarse de las pasiones que llevaban hacia lo irracional, el
budismo claramente mantiene que las pasiones o los deseos (tanha) son la causa del sufrimiento
(dukkha). Ambas filosofías promueven un estado de observación sin identificación, una especie
de mindfulness de la naturaleza impermanente de las cosas y defienden la importancia de la
autoobservación o conocimiento de la propia mente.
Marco Aurelio en sus Meditaciones escribe: "Las cosas en las que piensas determinan la cualidad
de tu mente. Tu alma toma el color de tus pensamientos". Y la eminente: "El universo es flujo;
nuestra vida es el resultado de nuestro pensamiento [ὁ κόσμος ἀλλοίωσις, ὁ βίος ὑπόληψις]". Esta
frase también se puede traducir como "...nuestra vida es el resultado de nuestra opinión", pero
muchos autores traducen "pensamiento". De cualquier manera tiene el significado esencial de que la
realidad que vivimos depende de cómo o qué pensamos y creemos. Recuerda enormemente la
famosa frase del Dhammapada:
Somos lo que pensamos.
Todo lo que somos surge con nuestros
pensamientos.
Donde también se dice: "una mente dominada conduce a la felicidad". Algunos comentadores
budistas han dicho que la filosofía del Buda puede resumirse en la observación y en el conocimiento
de la mente. Otro enorme eco, escribe Marco Aurelio: "Aquellos que no observan los movimientos
de su propia mente necesariamente serán infelices" y también "Nada tiene tanto poder de expandir
la mente como la habilidad de investigar sistemática y verdaderamente todo lo que se nos
presenta en la vida". Esto nos recuerda los discursos sobre el sati (la atención plena) que hace el
Buda en el Mahasatipatthana Sutta:
Cuando un monje experimenta una sensación placentera, comprende: “Estoy experimentando una
sensación placentera”; cuando experimenta una sensación dolorosa, comprende: “Estoy
experimentando una sensación dolorosa”; cuando experimenta una sensación ni placentera ni
dolorosa, comprende: “Estoy experimentando una sensación ni placentera ni dolorosa”. 
[...] Siempre atento, él inhala, siempre atento, exhala. Inhalando largo, comprende “inhalo largo”;
exhalando largo comprende, “exhalo largo”. Inhalando corto, comprende “inhalo corto”; exhalando
corto, comprende “exhalo corto”. “Experimentando todo el cuerpo [del aire], inhalaré”, así se
entrena; “experimentando todo el cuerpo [del aire], exhalaré”, así se entrena. “Calmando lo
condicionado por el cuerpo, inhalaré”, así se entrena; “calmando lo condicionado por el cuerpo,
exhalaré”, así se entrena.
En suma, el Buda enseña que uno debe poner atención a lo que ocurre en el presente, y no proyectar
sobre las cosas conceptos y elaboraciones mentales. Este es el paso esencial en el camino a la
liberación de las improntas kármicas. 
Marco Aurelio escribe: "Recuerda que el hombre vive sólo en el presente, en este instante fugaz;
todo el resto de la vida ya se ha ido o aún no se ha revelado". Esto evidentemente nos muestra una
clara comprensión de la impermanencia de la existencia, de anicca (impermanente), de la cual se
deriva en el budismo la idea de la ecuanimidad: no hay por qué perseguir los placeres de esta
existencia o aferrarse a las frustraciones si son efímeras y engañosas. Marco Aurelio señala:  "Todo
es efímero --y la fama y los famosos también".
¿Qué es la eudaimonía y por qué es la clave del bienestar?
SOBRE LA FELICIDAD QUE VIENE DEL "BUEN DEMONIO"
Todos los seres humanos buscan la felicidad. Sin embargo, muchos la buscan por medios
equivocados o bajo una confusión de lo que es la felicidad; por ejemplo, pensando que pueden
encontrar la felicidad en el mundo material, obteniendo dinero, éxito o admiración.
La filosofía, y recientemente la ciencia, coinciden en que la felicidad viene fundamentalmente de
una vida llena de significado, de conexiones profundas con uno mismo y con las demás personas y
de una vida espiritualmente plena. Es por ello que se ha rescatado el término griego eudaimonía, el
cual nos remite a la importancia de armonizar la vida con el significado más profundo, o aquello
que los griegos creían venía del alma o del espíritu y que nos vinculaba con el cosmos.
La palabra eudaimonia está compuesta de eu (bueno) y daimon, el término de donde viene nuestra
palabra "demonio" pero que para los griegos significaba algo más parecido a espíritu o ángel. Este
concepto fue importante para la ética de Aristóteles, quien lo ligó al más alto bien del ser humano y
a cosas como la virtud (arete) y la sabiduría en su aspecto práctico (phronesis).
Podemos empezar a jugar con una definición de la eudaimonía como el arte de vivir de manera
virtuosa, buscando la sabiduría, para desarrollar el potencial humano. Pero esto es sólo tentativo.
Debemos explorar más:
El daimon es, según se creía en la antigua Grecia, el genio o acompañante del alma (a veces usado
como sinónimo mismo del alma o psique). "Ethos anthropos daimon", escribió Heráclito, una frase
que se traduce como "Carácter es destino" (daimon siendo destino en este caso). Quizás nos ayude
más leer la frase de Heráclito, llamado a veces el primer psicólogo, de esta forma: "El carácter del
hombre es su daimon".
Para Carl Jung el daimon es el inconsciente mismo, el cual domina y dirige la vida de un hombre
que no se ha individuado como un amo invisible. Es por ello que es importante conocer al daimon,
hacer conscientes nuestras motivaciones inconscientes e integrarlo; en términos más populares, esto
sería algo así como aprender a escuchar nuestro corazón o espíritu.
Marsilio Ficino, el gran traductor de Platón, dijo sobre el daimon: "Quien descubre su propio genio
a través de estos medios encontrará su trabajo natural y al mismo tiempo encontrará su estrella y su
daimon. Siguiendo este camino obtendrá felicidad y bienestar". Ficino, quien fuera conocido como
"doctor del alma", amplía aquí el sentido de la frase inscrita en Delfos "Conócete a ti mismo";
conocerse a sí mismo es conocer también a nuestro daimon, nuestro destino, ese espíritu que nos
guarda y asedia, como "una estrella flotando sobre la tierra, conectada al alma". En este sentido el
daimon está ligado a los astros y de hecho las cartas astrales antiguas definían el daimon de cada
individuo según el planeta que regía la carta. Sin embargo, debemos recordar que los mismos
antiguos reconocían que los astros no obligan, sólo inclinan.
Patrick Harpur dice que una forma de imaginarlo es como "una manifestación personal de un dios
impersonal". Esto nos recuerda al llamado dios de Sócrates, quien era su propio daimon y quien lo
obligaba a proceder rectamente, a seguir su propia conciencia, con fe más allá de la muerte, por lo
cual no titubeó en tomar la cicuta.
James Hillman en su libro The Souls Code examina la relación entre el daimon y una vida plena que
encuentra su significado. Sobre cómo evitamos el llamado de nuestro destino, escribe:
Presente en cuerpo, pero ausente en espíritu, él paciente yace en el diván, avergonzado de su propio
daimon por los potenciales de su alma que no deja de manifestar. Se siente internamente
subversivo, imaginando en su pasividad extremos de agresión y deseo que deben suprimirse. La
solución: más trabajo, más dinero, más bebida, más ejercicio, más cosas.
Es nuestra decisión si seguimos el llamado o lo ignoramos, pero, el daimon no se irá y mientras no
hagamos lo que quiere (que al final es lo que realmente queremos nosotros) nos someterá a
diferentes vejaciones.
Si el alma no obtiene lo que quiere nos enferma, así el daimon o esta fuerza de un deber ser nos
obliga a aprender sometiéndonos a duras pruebas. En The Soul's Code: "Un llamado puede ser
pospuesto, evitado e intermitentemente perdido. Pero también puede poseerte completamente. De
cualquier forma, eventualmente saldrá a la superficie. Reclamará su tierra. El daimon no se va".
Quizás lo más interesante es que la ciencia ha recuperado esta idea de la eudaimonía. El profesor de
medicina de UCLA Steve Cole ha realizado estudios (los cuales revisamos de manera más amplia
en un artículo anterior) sumamente interesantes sobre la relación entre el sistema inmune y la
felicidad, o cómo reaccionan nuestras células a lo que subjetivamente llamamos felicidad, de lo que
ha concluido que "no hay duda de que la mente y el sistema inmune están ligados". La mente parece
modular en varios aspectos las respuestas inmunes.
Cómo ser EXITOSO - 8 lecciones del ESTOICISMO
Los filósofos estoicos, por lo menos los tres grandes referentes Marco Aurelio, Séneca y Epícteto,
fueron hombres de indiscutible éxito.
Séneca fue considerado la celebridad más importante de su época era considerado también el mejor
escritor de su época. Séneca era consejero del emperador y como si fuera poco, millonario. Marco
Aurelio, del que vamos a hablar hoy, es considerado uno de los cinco mejores emperadores del
Gran Imperio Romano. Marco Aurelio es mi personaje histórico favorito, escribió una de las obras
más influyentes de toda la historia de la humanidad: “Las Meditaciones”, que algunos le han dado
casi la categoría de evangelio y Epícteto, que nació como esclavo, logró adquirir su libertad, fundó
una escuela filosófica y dicen en algunos de sus contemporáneos que gozo de más fama y
reconocimiento que el mismísimo Platón; así que fueron tres personajes de gran éxito y por eso
cuando nos dicen cómo ser exitosos pues lo mejor es que prestemos oreja porque con seguridad sus
lecciones serán muy útiles, y como aquello del éxito es importante, y yo sé que tú quieres también
ser exitoso pues vamos a empezar ya mismo.
Vamos a desmenuzar y vamos a estudiar cuál es la fórmula del éxito del emperador Marco Aurelio
y lo primero que tenemos que decir es que para los estoicos el éxito es muy diferente de lo que hoy
en día considera la mayoría de las personas como éxito, lo que se considera un triunfo.
Para los filósofos estoicos para Marco Aurelio, el éxito radicaba en ser bueno, en ser uno la mejor
persona que puede llegar a hacer y procurar hacer el bien. Para los estoicos la fama, la riqueza, el
poder, no eran cosas muy importantes, no eran lo más importante de la vida, eran cosas incluso que
se podían llegar a despreciar, que no eran vitales para una vida feliz. Lo paradójico es que con su
comportamiento esas cosas les llegaban casi sin buscarlas.
Veamos lo que decía el gran emperador Marco Aurelio en su extraordinario libro “Las
Meditaciones”: El valor de un hombre es igual al valor de sus ambiciones, lo que aquí nos dice
aquí Marco Aurelio es que nuestro valor está determinado por las cosas que deseamos y para los
estoicos lo que uno debería desear es ser bueno. porque Veamos la siguiente frase: “Mientras vivas,
mientras esté en tu poder, sé bueno”, esto para ellos era lo más importante de la vida, ser buenas
personas, ser virtuosos, y las otras cosas la despreciaban, por eso nos hacen este recordatorio, dice
Marco Aurelio: “Recuerda que se necesita muy poco para hacer una vida feliz”. Así que para los
estoicos el éxito consistía en ser virtuoso, pero gracias a esa virtud, gracias a ser buenas personas,
las otras cosas les llegaban como premio, esta era entonces la definición de éxito de los estoicos.
Ahora vamos a ver cómo conseguir el éxito, lo primero es PROPÓSITO. Para los estoicos, todos
nacemos con algunas facultades especiales que debemos ponerlas en práctica para ayudar a mejorar
la vida de los otros, no para beneficio propio, sino en bien de los demás. Escuchemos este diálogo
que sostenía Marco Aurelio consigo mismo: Al amanecer cuando de mala gana y perezosamente
despiertes acuda a ti puntual este pensamiento: “Despierto para cumplir una tarea propia de
hombre”. ¿Voy, pues, a molestarme porque me dispongo a hacer aquella tarea que justifica mi
existencia y para la cual he sido traído al mundo? ¿O es que nací para calentarme, reclinado entre
pequeños cobertores? “Pero eso es más agradable”. ¿Has nacido, pues, para divertirte? Mejor
dicho, ¿has nacido para la ociosidad o para la actividad? ¿No ves que los arbustos, los pajarillos,
las hormigas, las arañas, las abejas, cumplen su función propia, contribuyendo por su cuenta al
orden del mundo? Y tú entonces, ¿rehúsas hacer lo que es propio del hombre? ¿No persigues con
ahínco lo que está de acuerdo con tu naturaleza? “Pero también es necesario reposar”. Lo es;
también yo lo mantengo. Pero la naturaleza también ha marcado límites al reposo, como también
ha fijado límites en la comida y en la bebida, y a pesar de eso, ¿no superas la medida, excediéndote
más de lo que es suficiente? Y en tus acciones no sólo uno cumples lo suficiente, sino que te quedas
por debajo de tus posibilidades. Por consiguiente, no te amas a ti mismo, porque ciertamente en
aquel caso amarías tu naturaleza y su propósito. Otros, que aman su profesión, se consumen en el
ejercicio del trabajo idóneo, sin lavarse y sin comer. Pero tú estimas menos tu propia naturaleza
que el cincelador su cincel, el danzarín su danza, el avaro su dinero, el presuntuoso su vanagloria.
Estos, sin embargo, cuando sienten pasión por algo, ni comer ni dormir quieren antes de haber
contribuido al progreso de aquellos objetivos a los que se entregan.
Pues bien, este párrafo es muy claro, todos en la naturaleza, en el universo, tenemos un propósito,
una misión que cumplir, y amarnos a nosotros mismos es cumplir con ese objetivo, y cumplir con
todas nuestras ganas de entregarnos en cuerpo y alma a ese propósito. Para Marco Aurelio, debemos
hacer siempre nuestro mejor esfuerzo porque es la forma como honramos todas las bendiciones
con las que nacemos.
Todos tenemos extraordinarios dones, capacidades ilimitadas, y nuestro deber es ponerlas al
servicio de la humanidad.
La segunda forma de tener éxito es APORTAR VALOR. Dice Marco Aurelio: “La única riqueza
que mantendrás para siempre es la riqueza que has regalado”. Para estoicos esto es muy claro, las
personas más felices son las personas que dan, son las personas generosas. Cuando nosotros
obsequiamos no sólo dinero, sino nuestro tiempo, nuestro esfuerzo, nuestra atención, esa es la mejor
recompensa que ofrece la vida.
Veamos esto, cuando yo sirvo a la comunidad, lo más probable es que la comunidad retribuya mi
esfuerzo generosamente. Pongamos este ejemplo, digamos que yo quiero crear y montar un
restaurante, y mi objetivo con ese restaurante es servir a mis clientes, que mis clientes se la pasen
extraordinariamente bien. Mi objetivo con ese restaurante es contribuir a su bienestar, y entonces si
yo me dedico a eso, y me preocupo porque tengan una gran experiencia, lo más probable es que
ellos regresen a mi restaurante y mi restaurante sea exitoso. Pero si yo lo que quiero es hacerme rico
con ese restaurante, estaré pensando en cómo obtengo más beneficios, como puedo recortar por
aquí, como puedo recortar por allá, y entonces la experiencia no va a ser tan ordinaria.
La tercera forma de tener éxito es la EXCELENCIA. Decía Marco Aurelio, “Haz cada acto de tu
vida como si fuera el último acto de tu vida”. Esta reflexión es muy interesante porque, si yo sé que
lo que estoy haciendo en este momento va a ser lo último que haga en mi vida, lo voy a hacer con
excelencia, voy a poner mis cinco sentidos, y puedo poner todo mi empeño para que la cosa salga
bien. Esta lección nos dice que todo lo que hagamos, lo hagamos con excelencia, que dediquemos
toda nuestra atención a la tarea que está enfrente, que no pensemos en lo que voy a hacer después
sino lo que estoy haciendo en este momento, es lo más importante y a lo que dedico toda mi
atención. Esta es la única forma como sale todo excelente, porque la excelencia va de la mano de la
concentración. Si yo me concentro en hacer lo que estoy haciendo, en cada momento, las
probabilidades de que eso salga muy bien hecho son enormes; por el contrario si yo le pongo la
mitad de mi atención y la otra mitad está vagando por otro lado, pensando en a qué hora se empieza
el partido de fútbol, o que ya va a llegar el viernes para poderme ir de fiesta, o que ya casi va a ser
la hora de salida, pues esas cosas no van a quedar tan bien hechas como cuando yo le presto toda mi
atención.
La cuarta forma de tener éxito es CONCENTRACIÓN EN LO ESENCIAL. “Dado que la
mayoría de lo que decimos y hacemos no es esencial, pregúntate en todo momento: ¿es esto
necesario?”. Es mejor para ti no darles a las pequeñas cosas más tiempo del que se merecen. Una
de las cosas que más nos impide triunfar, que nos impide alcanzar grandes éxitos, que nos impide
alcanzar la maestría en ciertos campos, es que nos dispersamos en muchas cosas, ahora estamos
haciendo otra cosita por aquí y luego hacemos otra cosita por acá, otra cosa por allá, y esta
dispersión lo que hace es evitar que nos convirtamos en maestros, que nos convirtamos en
excelentes en alguna cosa, porque la excelencia se alcanza a través de la repetición y la
concentración. Sí estamos diseminados en muchas cosas perdemos enfoque. Aquí nos viene muy
bien recordar también un consejo del sabio Warren Buffett, uno de los hombres más ricos de la
actualidad. Warren Buffett recomienda el siguiente ejercicio, haz una lista con las 25 cosas que más
te interesen en la vida. Una vez que tenemos seleccionadas las 25 cosas que más te interesan en la
vida, escogemos 5, las que creamos son las más importantes de todas, entonces sacamos esas 5 y las
otras 20 las tachamos, y no volvemos a pensar en ellas jamás hasta que hayamos triunfado en estas
5. Este es el consejo que nos da a Warren Buffett para asegurarnos que nos mantenemos enfocados
en pocas cosas, y de esta manera aumentamos las probabilidades de éxito.
La sexta forma de tener éxito es NO PROCRASTINAR, dejar de aplazar las cosas. Marco Aurelio
dijo: “No actúes como si tuvieras 10.000 años para tirar. La muerte está a tu lado. Sé bueno para
algo mientras vives y está en tu poder”. Aquí nos encontramos con una de las prácticas más
comunes de los estoicos EL MEMENTO MORI, recordar la muerte, recordar que todos vamos a
morir y, que no sabemos en qué instante lo vamos a hacer. Esto no lo hacían los estoicos porque
fueran masoquistas y les gustará vivir aterrorizados, no, lo hacían para alentarse a vivir. Resulta que
no hay nada que te ayude a establecer tus prioridades de forma más precisa que pensar en la muerte.
Cuando nosotros entendemos que podemos morir en cualquier momento, entonces le damos el
verdadero valor a las cosas que realmente valen la pena, si nosotros sabemos que en cualquier
momento podemos morir, pues seguramente que no nos iremos a dormir disgustados con un
familiar, con un ser querido, porque no sabemos si al otro día él va a despertar o nosotros vamos a
despertar, entonces resulta que no vamos a tener la oportunidad de arreglar esa pequeña disputa. Si
nosotros tenemos en cuenta nuestra mortalidad seguramente no vamos a dedicar tiempo a cosas
insignificantes, muy seguramente no vamos a pelear por cosas insignificantes, muy seguramente no
nos vamos a preocupar por cosas insignificantes. Recordar la muerte era la forma como los estoicos
ajustaban sus prioridades. Si uno dedica su vida, su tiempo valioso, a solo las cosas esenciales, pues
eso asegura que su vida es extraordinaria, porque lo que nos impide vivir una vida extraordinaria es
que le dedicamos tiempo a cosas insignificantes, a cosas que realmente no nos aportan mucho valor,
o que incluso restan valor, así que EL MEMENTO MORI es una herramienta extraordinaria.
La séptima forma de tener éxito es CONFIANZA EN UNO MISMO. Porque algo te parece difícil
no pienses que es imposible. Otra de las grandes causas por las cuales nosotros no vivimos vidas
extraordinarias, es porque dudamos de nuestra capacidad. Marco Aurelio que también veía que
podría ser que las cosas eran muy difíciles, pues se alentaba a intentarlas. Pero para nosotros
muchas veces esas cosas nos dan miedo, decimos, eso no, es que eso es imposible, pero no, no es
imposible, es difícil, pero no imposible. Entonces bien vale la pena empezar a intentarlo. Pero
además hay otra cosa muy importante que nos dice Marco Aurelio, “Mira bien dentro de ti mismo;
hay una fuente de fuerza que siempre surgirá cuando la miras”. Para los estoicos dentro de
nosotros, yace una fuerza poderosísima a la cual podemos acudir siempre que la miremos. Para los
estoicos, en nosotros, dentro de nosotros, está nuestra alma, nuestro verdadero yo, nuestro Dios
interior. Cada vez que nosotros miramos a nuestro Dios interior vamos a encontrar mucha más
fortaleza, valentía, sabiduría, por eso en los estoicos y especialmente en Marco Aurelio, nos
invitaban a atrevernos; porque ellos sabían que nosotros tenemos muchísimos más recursos de los
que creemos. Si nos dejamos guiar por nuestro Dios interior podemos alcanzar casi todo lo que nos
propongamos.
La última forma de ser exitoso es la más estoica de todas, UTILIZAR LA ADVERSIDAD A
NUESTRO FAVOR. “El dueño interior (como también llamaban a nuestra alma o a nuestro Dios
interior) cuando está de acuerdo con la naturaleza, adopta, con respecto a los acontecimientos,
una actitud tal que siempre, y con facilidad, puede adaptarse a las posibilidades que se le dan. No
tiene predilección por ninguna circunstancia determinada, sino que afronta instintivamente, con
sensatez, lo que se le presenta, y convierte en beneficio para sí incluso lo que le era un obstáculo;
como el fuego, cuando se apropia de los objetos que caen sobre él, bajo los que una pequeña llama
se habría apagado. Pero un fuego resplandeciente con gran rapidez se familiariza con lo que se le
arroja encima y lo consume totalmente levantándose a mayor altura con estos nuevos escombros”.
Pues bien, dos cosas, otro concepto muy estoico es AMOR FATI, amor a tu destino, como nos dice
Marco Aurelio en el anterior párrafo, los estoicos no tienen predilección alguna por ninguna
circunstancia, lo que llegue a su puerta, enfermedad o éxito, humillación o vanagloria, para ellos
eso es indiferente, aman todo lo que se presenta en su vida, no tiene ninguna predilección. Con esta
actitud lo que puede parecer un obstáculo lo convierten en algo a su favor, ¿por qué?, porque resulta
que cuando nosotros enfrentamos contratiempos, obstáculos, dificultades, lo que hacemos es
convertirnos en personas más competentes. Cada dificultad que nosotros logramos superar nos
ayuda a crecer, por eso dice Marco Aurelio que cuando nos tiran cosas que pueden parecer
negativas, el sabio estoico las apropia, se hace dueño de ellas, y como el fuego, lo utiliza para crecer
más. Así que todas las adversidades, todos los obstáculos, los filósofos estoicos como Marco
Aurelio, los convertían en ganancias para sí mismo, por eso es por lo que cuantas más dificultades
afrontaban los estoicos, pues más extraordinarios se convertían. Así que, si tú quieres ser también
extraordinario, en lugar de quejarte por las dificultades, las asumes con buena actitud, y de esta
manera sabrás que estás creciendo.
Estas son las ocho claves del éxito de Marco Aurelio, el gran emperador estoico, uno de los
personajes más extraordinarios de la historia de la humanidad.
Hagamos viral esta sabiduría y de paso, tú creces.
¿Necesitas tomar una decisión? Sigue el diagrama de flujo de los estoicos
Si estás por tomar una decisión importante en tu vida, quizá te sirva conocer un poco de lo que los
estoicos pensaban al respecto.
La filosofía estoica es quizá una de las más influyentes en la ideología de Occidente, en buena
medida porque varios de sus preceptos y elementos fundamentales encontraron resonancia con el
cristianismo, en específico en la teología que poco a poco y a fuerza de páginas y argumentos
elaboraron los Padres de la Iglesia. Por su elevado sentido de la ética y la virtud, por su idea del
desapego, por el propósito de forjar una buena vida a partir de lo más esencial, el cristianismo
absorbió parte del estoicismo y a lo largo de los siglos lo incorporó a la ideología dominante de
Europa. Todavía hoy el adjetivo “estoico” se encuentra de vez en cuando en el habla cotidiana para
significar aquello que implica fortaleza, particularmente ante la desgracia.
En dicha escuela de pensamiento, la idea de decisión ocupa un lugar preponderante. Más allá de la
filosofía, tomar una decisión es a veces enfrentarse a una encrucijada cuyos caminos o son inciertos
o parecen todos tener ventajas que quisiéramos para nuestra vida. Cambiar de trabajo, iniciar o
terminar una relación amorosa, independizarnos, dejar una vida en apariencia satisfactoria por una
alternativa que implica menos comodidades… todos estos son ejemplos de decisiones que pueden
presentarse en nuestra vida y ante las cuales no siempre sabemos bien a bien qué hacer. ¿Y qué si
renunciamos y no encontramos trabajo pronto? ¿No es más pesarosa la soledad en vez de una
relación, aunque esta no sea satisfactoria? ¿Qué tal si me saldo de casa de mis padres, pero mis
ingresos no son suficientes para sostener mi vida independiente? ¿Qué hacer con esa angustia?
Según los estoicos, temer lo peor. Temer no encontrar trabajo, no tener ingresos, pasar el resto de
la vida sin pareja o sin amigos, perder casa y sustento. ¿Por qué? Porque imaginar el peor escenario
posible nos puede revelar dos cosas: que somos más fuertes de lo que creemos y que necesitamos
menos lo que creemos para ser felices. Ese es el ideal de vida estoico, una existencia en donde
tenemos la fortaleza suficiente para arrostrar sus dificultades y también la sobriedad para encontrar
la felicidad en lo más esencial de la vida. Eso se parece mucho a la técnica Ninja para salir a pelear,
donde ellos se imaginan que van a morir, así salen sin miedo y cualquier cosa que sea mejor que la
muerte la toman como una victoria.
¿Pero cuál es la brújula de los estoicos para tomar una decisión? ¿Existe alguna recomendación que,
basada en esta filosofía, nos facilite resolvernos por una opción u otra?
En el blog How To Be a Stoic, se encuentra una entrada dedicada al “algoritmo para toma de
decisiones de los estoicos”, sin duda una síntesis creativa de dicha filosofía para hacernos
reflexionar sobre aquello que está implicado en una resolución de vida.
El diagrama comienza por la sencilla pregunta de si el dilema existencial al que nos enfrentamos
está o no bajo nuestro control. Si no, no hay nada qué hacer; si en parte, hay que saber distinguir
qué concierne a nuestro horizonte de decisión, si el intento o el resultado; si nos involucra por
completo, la siguiente pregunta es si la decisión involucra a la virtud; si no, es en cierta forma
indiferente para nuestra existencia y, si acaso el único momento de dilema es si dicha decisión entra
en conflicto con la sabiduría, la justicia, la templanza o la valentía; si es una decisión que concierne
de lleno a la virtud, un estoico te recomendaría tomarla para ejercer estos mismos valores.
Al final, esto último es lo más sustancioso. Ante una decisión pregúntate si tomarla requerirá de tu
sabiduría, tu sentido de la justicia, tu templanza o tu valentía, o si una vez tomada serás más
sabio, más justo, más ecuánime o más valiente. Si la respuesta es afirmativa, ¡toma la decisión!
Probablemente después descubrirás que hacerlo valió la pena, que tus temores no eran tan terribles
como lo supusiste y, lo más importante, que seguramente tu carácter es más fuerte de lo que creías.

La vida nos parecerá breve si no hacemos lo que realmente deseamos (sobre un fragmento de
Séneca)
Amor fati: si amas tu vida, no tendrás nunca de qué arrepentirte

El poder del pensamiento negativo


La actitud importa: por qué el estoicismo rejuvenece
Las dificultades cotidianas y la incertidumbre pueden ser nuestro aliado, más que una losa
infranqueable. Un nuevo estudio científico concluye que nuestra actitud puede derrotar el estrés y el
pesar, causa del envejecimiento prematuro y otras enfermedades crónicas.
La crisis económica y energética de la que los países más avanzados salen a trompicones puede
hacer nuestra vida más sencilla y plena, si convertimos la incertidumbre en oportunidad. Por
ejemplo, son las experiencias, y no la adquisición de productos, las que aumentan el bienestar. La
frustración y la negatividad diarias, por el contrario, nos hacen enfermar y envejecer. Literalmente.
Cuando el estoicismo clásico y la investigación médica coinciden
Los valedores del estoicismo, en la Grecia y después Roma clásicas, no tuvieron a su alcance los
actuales sistemas de medición y evaluación científica, pero llegaron en el siclo III aC a una
conclusión similar a los resultados del último estudio médico del equipo de Edward Nelson, de la
Universidad de California en Irvine, que demostraría que es posible frenar y reparar el
envejecimiento cromosómico, si se consigue gestionar adecuadamente el estrés.
El estudio, citado por The Economist, relaciona científicamente nuestra actitud doliente prolongada
(cansancio, negatividad, estrés), con el envejecimiento celular, pero también demuestra que la
tendencia, que nos hace envejecer, puede revertirse. ¿Cómo? Cambiando de actitud y siguiendo, en
definitiva, la receta de la escuela de los estoicos.
Los telómeros serían los responsables. Son los extremos de los cromosomas, algo así como los
acabados plastificados de los cordones de un zapato, que impiden su descomposición. Pero los
cromosomas tienen que replicarse cuando las células que los contienen se dividen y, tras repetirse el
proceso entre 50 y 70 ocasiones, los telómeros son tan cortos que un cromosoma no puede dividirse
de nuevo. La célula deja, entonces, de dividirse, al haber alcanzado el llamado límite de Hayflick.
El estrés crónico y el envejecimiento
La ciencia está muy interesada en los detalles en torno al límite de Hayflick porque el fenómeno, en
principio un inconveniente de nuestras células también pone coto a las células cancerígenas, que
sólo pueden reproducirse unas decenas de veces hasta que sus telómeros, acortados, impiden que la
anomalía se extienda todavía más rápido.
Pero, como a menudo ocurre con cualquier fenómeno relacionado con la reproducción y
envejecimiento de las células, el límite de Hayflick no sólo supone un freno al cáncer, sino que
alcanzarlo también es una de las señales del envejecimiento. Si se alcanza el límite demasiado
rápido, sobre todo en los tejidos que dependen de la división constante para su funcionamiento
óptimo, como el propio sistema inmunitario.
The Economist recuerda que ha existido evidencia científica de que el estrés crónico causa un
acortamiento prematuro de los telómeros, lo que aceleraría el envejecimiento. Sin embargo, hasta
ahora no se sabía si el envejecimiento prematuro, relacionado con tejidos que alcanzan más pronto
de lo deseable el límite de Hayflick, era o no irreversible.
El estoicismo ralentiza el envejecimiento
El estudio de Edward Nelson confirmaría que una actitud cotidiana positiva que sustituya a la
negatividad y el estrés crónico repara los telómeros de los cromosomas, alargándolos de nuevo. El
fenómeno, relacionado con algo tan intangible como nuestro “optimismo”, “actitud”, o
“estoicismo”, ralentizaría nuestro envejecimiento.
Obviamente, los estoicos desconocían no ya los telómeros, o extremos de los cromosomas que son
dañados a medida que las células se reproducen, sino nuestra propia estructura celular, sistema
nervioso, etcétera, pese a que varios pensadores clásicos intuyeron la estructura básica de los seres
vivos.
Lucha contra la actitud negativa cotidiana
El estoicismo, escuela de filosofía helenística fundada en Atenas hace más de 2.200 años, situó en
el centro de su pensamiento a la lucha contra los pensamientos negativos y muchos de los síntomas
que, en el mundo contemporáneo, asociamos con el estrés crónico.
Los estoicos consideraban que los pensamientos negativos y sus consecuencias eran el efecto de
errores de juicio y una actitud equivocada. Las personas que buscaran actitudes positivas con tesón
y regularidad (las que aspiraran, decían ellos, a la “perfección moral e intelectual”), evitarían los
pensamientos negativos que acongojaban a diario a muchas personas.
La visión estoica está entroncada desde la propia Época Clásica, aunque sobre todo en la sociedad
actual, con la promoción de una cultura del consumo y el ocio hedonista, epicúrea, promovida
incluso de manera sutil a través de una “propaganda de las emociones”, explica el documental The
Century of the Self, de Adam Curtis, sobre el que hablábamos en Tendencias del diseño contra la
obsolescencia programada.
La investigación del equipo de Eward Nelson, presentada en un encuentro de la Asociación
Americana para la Investigación contra el Cáncer en Orlando, Florida, nos recuerda que nuestra
estructura somática esencial está estrechamente relacionada con nuestra actitud o Yo espiritual.
Convivir con una negatividad inherente a nuestras acciones acorta, dicen nuestros estudios, los
telómeros de nuestras células, algo demostrable y relacionado con el envejecimiento. Ser negativo
nos hace miserables, promueve nuestro envejecimiento prematuro.
Frontera entre determinismo y libertad humana
Según los estoicos, el pensamiento destructivo puede ser aplacado con poco más que la actitud y el
tesón. Los promotores de esta corriente filosófica estaban interesados en dilucidar la relación entre
determinismo y libertad humana. Creían que la virtud y la felicidad consistía en mantener una
voluntad que concuerda con las leyes de la naturaleza; de ahí que su actitud panteísta les
convirtiera, para muchos, en los primeros ecologistas conscientes de serlo. La esencia de su
filosofía no residía tanto en la teoría como en un estilo de vida y se conocía a los estoicos por su
comportamiento, no a través de la prédica.
Tras los primeros estoicos –Zenón de Citio y sus discípulos, como Cleantes de Asos-, el cordobés
Séneca y el griego Epicteto dedicaron su obra, ambas del inicio de nuestra era, a destacar que la
virtud, la sensatez y la perseverancia son suficientes para alcanzar la felicidad. La sensatez es el
mejor antídoto contra la desgracia y el negativismo.
Por qué el estoicismo cayó en desuso
El estoicismo mantuvo su prestigio entre las clases educadas de Grecia y Roma hasta que el
emperador Justiniano I decretara el cierre de todas las escuelas filosóficas de lo que quedaba del
Imperio Romano en el año 529. Desde Constantino, que gobernó entre 306 y 337, los emperadores
romanos practicaron el cristianismo, cuya doctrina llevó, a partir del siglo IV, a que se combatiera
lo considerado pagano.
Una prueba irrefutable de ello es el destino del obispo Prisciliano de Ávila, que había nacido en la
Gallaecia romana (actual Galicia) en 340, de origen patricio, cuya interpretación del cristianismo, al
que aproximó al estoicismo, le valió el convertirse en el primer hereje ajusticiado por la Iglesia
Católica. Antes de ser decapitado en Tréveris en 385, Prisciliano había practicado la pobreza
voluntaria e inspirado una escuela ascética, libertaria, que consideraba a la naturaleza como parte
inseparable de la liturgia.
Desde su muerte, la Iglesia se apresuró en intentar borrar su influencia, que pervivió durante siglos
en el sur de Francia y la Iberia noroccidental. Prisciliano habría suscrito una de las bases del
estoicismo, que recuerda que “la virtud consiste en todo aquello que esté en consonancia con la
naturaleza”.
Panteísmo
Sin embargo, los primeros cristianos habían respetado la obra filosófica de un emperador pagano e
influyente estoico, el también cordobés (nacido en Ucubi, actual localidad de Espejo) Marco
Aurelio, que gobernó entre 161 y 180. Pronto, el cristianismo aborreció su carácter panteísta.
Para el estoicismo, Dios no es una entidad personalizada, creadora de todas las cosas, sino que
equivale a la totalidad del universo. Pero lo que realmente sentenció a la fina filosofía de la
búsqueda de la felicidad a partir de la sensatez y la virtud fue su idea de que todo ser es materia y la
vida no se prolonga más allá de la muerte, lo que entraba en contradicción con el cristianismo.
La fuerza de la actitud
Esta corriente filosófica enseña que el desarrollo del autocontrol y la fortaleza moral son capaces de
combatir las emociones destructivas, la negatividad y sus consecuencias más severas, como el
propio estrés crónico.
El estrés y la ansiedad aceleran, como demuestra la investigación médica contemporánea, nuestro
envejecimiento, al afectar a la división de los cromosomas por el acortamiento de los telómeros, o
extremos de los cromosomas, cuya función es garantizar que éstos no se descomponen.
Zenón, Séneca, Epicteto o Marco Aurelio creían que convertirse en un pensador lúcido y sin
prejuicios permite al individuo entender la razón universal, o “logos”. Para ello, es necesario
mejorar el bienestar moral y ético del individuo, evitando la ira, la envidia y otras actitudes
destructivas.
La filosofía no es para los estoicos un mero conjunto de creencias o consideraciones éticas que
deben ser predicadas, sino un modo de vida que requeriría su práctica constante. Entre las prácticas
filosóficas y espirituales, se incluía la lógica, el diálogo socrático, la contemplación de la muerte,
entrenarse para concentrar la atención en el momento presente, el recuento diario de los problemas
cotidianos y sus posibles soluciones, y otros ejercicios similares.
Práctica diaria de actitudes positivas
En Meditaciones, obra cumbre de Marco Aurelio, escrita en tono autobiográfico mientras dirigía la
campaña bélica de Roma contra las tribus bárbaras en la frontera de Germania (Ridley Scott
reproduce muy acertadamente el contexto al inicio de su película Gladiator), el emperador estoico
describe brevemente varios de estos ejercicios, a través de cuya práctica se obtendría el bienestar, la
felicidad según los estoicos.
“Di a ti mismo a primera hora de la mañana: hoy debo encontrarme con gente desagradecida,
violenta, traicionera, envidiosa, falta de caridad. Todas estas cosas se han apoderado de ellos por
ignorancia del verdadero bien y mal… No puedo ni ser perjudicado por ninguno de ellos, ya que
ningún hombre me involucrará en el mal, ni puedo enfadarme con mi pariente u odiarlo, porque
hemos venido al mundo para trabajar juntos”.

Recuperación y legado contemporáneo del estoicismo


El estoicismo, con raíces profundas en el pensamiento occidental, influyó en la doctrina cristiana
protestante (Erasmo de Róterdam y Juan Calvino reconocieron influencias de Séneca y Marco
Aurelio) y en varias de las principales figuras de la Ilustración, empezando por uno de sus
precursores, el filósofo holandés de origen sefardí Baruch Spinoza, o el filósofo y humanista
valenciano Joan Lluís Vives.
Más tarde, el escritor estadounidense, trascendentalista y precursor del ecologismo moderno Henry
David Thoreau, así como las personalidades a las que influyó (entre ellas, León Tolstói y Mohandas
Gandhi), adoptaron esta corriente filosófica clásica y los escritos de Séneca, Epicteto y Marco
Aurelio.
El estoicismo recuerda a la sociedad con valores hedonistas y epicúreos (placer constante,
estímulos, cultura del deseo en contraposición a cultura de la necesidad), que no tenemos que
reinventar la rueda para encontrarnos mejor.
Basta con encontrar mecanismos para que la actitud negativa no domine nuestra vida cotidiana. Un
contratiempo que nos haría más infelices y provocaría, entre otras consecuencias, nuestro
envejecimiento prematuro. Quizá también el espiritual.

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