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Marco teórico

2.1 Antecedentes de la Investigación

2.1.1. Nacionales

Para la realización del presente estudio sobre la Declaración de la Víctima como


única prueba a cargo en los casos de violencia de género e intrafamiliar para dictar
Sentencia Condenatoria, no se encuentran trabajos de tesis sobre el objetivo de la misma,
pero si sobre temas que de una u otra manera guardan relación con la investigación,
revistas jurídica, en jurisprudencias y elaboración de libros, entre ellos:

Sobre las Pruebas en Derecho Penal, Hernández y Hernández (2004), presentan los
principios siguientes: a) Principio de Legalidad de la Prueba, b) Principio de Exclusión
Probatoria, c) Principio de Libertad Probatoria, d) Principio de Admisibilidad de la Prueba,
y e) Principio de Valoración de la Prueba.

Hall (2004) señala la prueba pericial (artículos 204, 207 Código Procesal Penal
Dominicano), el testimonio en el proceso penal (artículo 194 Código Procesal Penal
Dominicano), Inspección judicial y reconstrucción del hecho (artículo 173 del Código
Procesal Penal dominicano), como medios en los cuales se puede probar algún alegato en
el proceso judicial.

En un estudio realizado por Manzanero (1996), relativo a los delitos sexuales


contra menores, indica que generalmente tienen como característica principal la ausencia
de evidencias objetivas. En estos casos, las declaraciones de la víctima y el agresor suelen
constituir la única prueba, por lo que un análisis de su credibilidad puede ser
imprescindible. El análisis del contenido de las declaraciones del menor, basado en
criterios que la investigación ha asociado a relatos reales de abuso sexual, parece ser la
técnica más útil en estos casos.
Diversos estudios sobre el manejo de las pruebas muestran datos importantes a
considerar como antecedentes para este estudio, en tal sentido en una investigación
realizada por Martínez y Liriano (2005), sobre “Los incidentes de la prueba literal”.

En la misma los referidos autores Martínez y Liriano (2005) llegaron a las


siguientes conclusiones: ¨se ha podido comprobar que la Prueba Literal y testimonial son
las de más legalidad cuando se siguen procesos judiciales en litis de esta índole. Por lo que
deberán ser las más consideradas por jueces y abogados” (p. 49).

Para Martínez y Liriano (2005) estos medios de prueba han sido aceptables sobre la
veracidad de la misma. Es decir, los derechos registrados se pueden ver afectados o
favorecidos por las pruebas y, por tanto, el reclamante. La prueba testimonial se realiza
mediante testigos que con sus testimonios aclaran dudas sobre la verdad a la que se quiere
llegar, los testigos deben ser de mayor edad a la de los documentos al que se refiera. Esta
también se consideró bastante utilizada por el 87% de los encuestados en este tipo de litis.

Otra investigación realizada por Martínez (2009), con el título: la falsedad como
incidente de la prueba literal, concluyó que la prueba literal es la primera prueba a la que
recurre todo abogado en materia inmobiliaria, ya que se constituye en la más rápida de
conseguir y sus efectos, si el procedimiento es llevado de forma correcta, si está hecho
correctamente el acto y no se arguye la falsedad de la firma, son contundentes y rápidos. 

Concluyó en base a que el 80% de los abogados expresó que la falsificación de


firmas es uno de los casos que se toman en cuenta para solicitar la nulidad del certificado
de título cuando existe la falsedad. En la misma se determinó que las actas públicas pueden
ser emitidas como actos públicos y como actos bajo firma privada.  Los primeros se
encuentran regulados por la Ley 301, en sus artículos 21-32 y la protocolización en los
artículos 33-55; por otro lado, el Código Civil prescribe regulaciones para algunas de estas
actas, a veces a pena de nulidad o de multa contra el notario contraventor. 

La falsedad como incidente permite al juez, atendiendo a las circunstancias del


caso, decidir si se suspende la ejecución del acto o no.  Su forma de presentación y manejo
en el procedimiento pueden ser observadas en los artículos 214 y siguientes del Código de
Procedimiento Civil. 
Sin embargo, los jueces de la República Dominicana, son de la opinión de que, por
prudencia procesal, siempre que se presente el incidente de falsedad, deben sobreseer el
conocimiento del hecho principal, hasta tanto sea probada o no la falsedad del documento;
a menos que dicho documento no incidiere en la decisión final.

Otra investigación realizada sobre este tema es la desarrollada por Ferrer, Gascón,
González y Taruffo (2008), sobre la Prueba. Los autores plantearon como objetivo general
determinar la valoración de la prueba y la verdad sobre los enunciados probatorios y
concluyeron diciendo que la certeza que se obtiene por medio de la inferencia probatoria es
una certeza lógica, ya que siempre hay un margen que puede ser mayor o menor para el
error.

También Rodríguez y Santos (2008), desarrollaron una investigación sobre los


efectos jurídicos de la demanda en inscripción en falsedad como incidente de la prueba
literal. Estos autores en su conclusión afirmaron que los elementos que consideran los
abogados que con más frecuencia se dan en el Tribunal Superior de Tierras en la solicitud
de inscripción en falsedad del Certificado de Títulos son: simulación en la venta y
altercación del certificado de título. Determinan los autores que durante los procesos
surgen cuestiones ajenas al fondo del asunto y que el órgano que los conoce debe
resolverlas mediante los incidentes que son planteados.

Heinsen y Heinsen (2013), efectuaron un estudio sobre el Uso de los Medios de


Prueba en la Sala de la Cámara Civil y Comercial del Distrito Judicial de Puerto Plata, en
el período 2012-2013’’. En dicha investigación fue planteado como objetivo general
‘’determinar el uso de los Medios de Prueba en el Proceso Civil en la Primera Sala de la
Cámara Civil y Comercial del Distrito Judicial de Puerto Plata en el período 2012-2013’’.

En la investigación, los autores concluyeron que los abogados que ejercen la


materia civil en la Primera Sala de la Cámara Civil y Comercial del Distrito Judicial de
Puerto Plata tienen más de 36 años de edad con una experiencia en el ejercicio de la
abogacía entre 6 a 10 años.
Álvaro (2016) en su estudio sobre la declaración de la presunta víctima en procesos
ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos analiza las complejidades que presenta
la declaración de la víctima en los procesos ante la Corte Interamericana de Derechos
Humanos(CIDH). Este medio probatorio debe usarse con precaución, pues las presuntas
víctimas son siempre partes interesadas. Además, la declaración de la víctima tiene
complejidades adicionales en el ámbito interamericano.

Por una parte, la Corte ha hecho afirmaciones ambiguas en relación con el valor de
este medio de prueba, y ha probado algunos hechos con el solo testimonio de la presunta
víctima. Por otro lado, el Reglamento de la Corte exime del juramento a las presuntas
víctimas, lo que puede terminar eximiendo del juramento a un número importante de
intervinientes, pues la Corte tiene un concepto amplio de víctima, que incluye a los
familiares y otros cercanos de las víctimas iníciales.

2.1.2 Internacionales

Novillo (2015) en su tesis: Relevancia del testimonio de la víctima en delitos


sexuales frente al valor del testimonio del procesado, decisiones judiciales, concluye que
cuando resulta que el único testigo del hecho es la propia víctima, que su solo testimonio
no hace prueba, nos realiza un ejercicio de la ponderación de la prueba.

Es necesario entonces que el testimonio de la víctima sea apreciado por los jueces
en su verdadero valor, que el ejercicio analítico de ponderación, realizado por ellos,
garantice a las víctimas la tutela efectiva de sus derechos, el acceso a la verdad judicial, de
manera que las resoluciones sean susceptibles a una auditoría social.

Riveros (2017) en su estudio titulado: ¨Criterios para la Valoración Judicial de la


Credibilidad de la Declaración de la Víctima en Delitos De Índole Sexual¨, llega a la
conclusión de que en la prueba presentada en juicio y por consiguiente en su valoración,
existen numerosos factores que pueden incidir, como el trato de la víctima en el proceso
penal. Asimismo plantea el referido autor, la instauración de la entrevista video-grabada en
menores de edad, el perfeccionamiento y la capacitación de los jueces en materia de
valorización de credibilidad, el reconocimiento de las condiciones en que se producen los
delitos de índole sexual y el replanteamiento de la relevancia e incidencia, en un juicio
oral, de la prueba pericial de credibilidad.

Por otra parte, Quintero y Santana (2020) realizaron una tesis de maestría titulada:
¨La prueba testimonial de la víctima de delitos de violencia contra la mujer, valorada desde
una perspectiva de género¨. En sus conclusiones los autores establecieron que la existencia
de parámetros sociológicos como indicadores de un contexto de violencia contra la mujer
obliga correlativamente al Juzgador a la aplicación de la normativa internacional y
nacional creada para su protección; resaltando que corresponde al órgano jurisdiccional el
cumplimiento del deber de garantía con debida diligencia.

2.2 Bases Teóricas que sustentan la investigación

2.2.1 Sistema procesal penal dominicano

En todo Estado de Derecho como el de la República Dominicana, la aplicación de


las normas se debe hacerse teniendo en cuenta dos cosas: en primer lugar el rango que
éstas tengan y de acuerdo a esto aplicarse y, en segundo lugar, que dichos dispositivos se
deben aplicar observando obligatoriamente la Constitución. En ese contexto, y
adentrándonos dentro de lo que es el proceso penal, debemos concluir que dicho proceso
penal y la normatividad que la regula debe llevarse a cabo conforme a la Constitución.

En este sentido, Caamaño (2006), expresa que:

El Código Procesal Penal también establece mecanismos detallados, ágiles y prácticos


para definir cuáles son los medios probatorios que pueden y deben ser admitidos
conforme a las reglas del debido proceso de ley y de cara a un juicio garantista. (p.47)

El caso dominicano reviste cierta complejidad con relación a la cantidad de


principios complementarios que conforman el debido proceso acorde con la Constitución
de la República Dominicana, por lo que un proceso justo no es un concepto contenido en
un principio, sino en una serie de principios que la propia constitución entrelaza con una
finalidad eminente garantista.
1) Principio de legalidad: Este se refiere a que las personas no podrán ser juzgadas
sin observancia de los procedimientos que la ley establezca. Implica que el proceso se
desenvuelve desde el inicio al fin de forma ordenada fija, y predeterminado por la ley
procesal.

Según lo planteado anteriormente se deduce que todo acto procesal deberá cumplir
con los requisitos estructurales que determine la ley, esto es que deberá ser compatible con
el ordenamiento jurídico, en caso contrario será irregular, y la categoría y característica de
dicha irregularidad estará regulada por la misma ley.

2) Derecho de Defensa: Este contiene:

A) Comunicación previa dentro de un plazo y método razonable la acción del


demandante o la acusación penal que pesa en contra de cualquier particular.

B) Como contrapartida del derecho de petición del actor (Acción Procesal) el


demandado tiene la facultad de refutar las pretensiones y de argumentar libremente lo que
crea conveniente a sus pretensiones y de argumentar libremente lo que crea conveniente a
sus intereses (derecho de defensa).

C) Ambas partes deben tener las mismas posibilidades en igualdad de condiciones


de probar los hechos que aleguen en su favor.

D) Principio de igualdad, que comporta igualdad de armas, definido como la


posibilidad razonable de exponer su causa en una situación no desventajosa con respecto a
la otra parte. Se debe aplicar en todos los procesos y a todos los litigantes, incluyendo al
Estado mismo. Exige del mismo modo que las partes tengan las mismas posibilidades de
realizar sus pruebas.

3) Proceso contradictorio: El derecho a un proceso contradictorio establecido


implícitamente en la Constitución, es considerado por algunos autores como el elemento
fundamental del proceso justo e implica tomar conocimiento y discutir las observaciones o
piezas producidas por la otra parte.
El litigante debe tener facultad de discutir, consultar o criticar el expediente con el
Juez, y en ningún asunto debe ser resuelto sin que las partes tengan cabal conocimiento de
los documentos que lo conforman. El procedimiento preparatorio no es público para los
terceros.

Las actuaciones solo pueden ser examinadas por las partes, directamente o por
medio de sus representantes. Se encuentra como principio orgánico de todos los procesos
en varias disposiciones legales en nuestro país y tiene su apreciación más directa en el
derecho que tienen las partes de comparecer a audiencia y de litigar su causa ante un Juez.

4) Motivación de las Sentencias: tiene su fundamento en que cuando un Juez


expresa las razones de su decisión, los litigantes tienen la oportunidad de verificar que ha
examinado sus pretensiones y medios allegados, permitiendo a la parte interesada ejercer
los recursos que considere pertinentes.

Ahora bien, este no es un derecho absoluto e irracional consagrado a los actores del
proceso, ya que el Juez solo debe responder los medios formulados de manera clara y
precisa, apoyados en medios de prueba y que no ostenten un grado marcado de
impertinencia. La motivación debe ser expresa, pero podría ser implícita cuando se pueda
desprender del contexto general de la misma, así como sucede en los casos en que los
Tribunales de Segundo grado hacen suyas las motivaciones de la sentencia impugnada.

5) Derecho a un Proceso Público: Establecido expresamente en nuestra


constitución, en el artículo 69, inciso 4, así como en el artículo 8 del pacto de San José de
costa Rica, el artículo 10 de la Declaración Universal de los Derechos del hombre, el Pacto
Internacional de los Derechos Civiles y Políticos y la Convención Europea de los Derechos
del Hombre.

Por la cantidad de instrumentos jurídicos que consagran este derecho constituye


otro de los elementos esenciales del debido proceso. Protege a los justiciables de una
Justicia secreta que escape al control del público, el cual debe poder observar la
impartición de la Justicia, creando así la confianza en las cortes y Tribunales para un mejor
desenvolvimiento del Estado democrático y transparencia del derecho.
En la República Dominicana comporta ciertas atenuaciones en donde la propia
constitución faculta al legislador a eliminar la publicidad de las audiencias en los casos de
que resulte perjudicial al orden público o las buenas costumbres, por lo que se podría
perfectamente establecer que se trata en la especie de un derecho inminente relativo.

Celeridad, y sus complementos del derecho a obtener una sentencia sobre el fondo
de la contestación en un plazo razonable, el concepto de dilaciones indebidas y economía
procesal.

Una Justicia Tardía es una Injusticia: dice la máxima. Persigue varios aspectos:

1) La duración máxima de todo proceso es de tres años, contados a partir del inicio
de la investigación. Este plazo sólo se puede extender por seis meses en caso de sentencia
condenatoria, a los fines de permitir la tramitación de los recursos. La fuga o rebeldía del
imputado interrumpe el plazo de duración del proceso, el cual se reinicia cuando éste
comparezca o sea arrestado (Art. 148, CPP).

Vencido el plazo previsto en el artículo precedente, los jueces, de oficio o a petición


de parte, declaran extinguida la acción penal. (Art. 149, C.P.P). El Ministerio Público debe
concluir el procedimiento preparatorio y presentar el requerimiento respectivo o disponer
el archivo en un plazo máximo de tres meses si contra el imputado se ha dictado prisión
preventiva o arresto domiciliario, y de seis meses si ha sido ordenada otra de las medidas
de coerción previstas en el artículo 226 C.P.P. (Art. 150.C.P.P Plazo para concluir la
investigación).

Estos plazos se aplican aun cuando las medidas de coerción hayan sido revocadas.
Si no ha transcurrido el plazo máximo del procedimiento preparatorio y el ministerio
público justifica la necesidad de una prórroga para presentar la acusación, puede solicitarla
por única vez al juez, quien resuelve, después de dar al imputado la oportunidad de
manifestarse al respecto. La prórroga no puede superar los dos meses, sin que ello
signifique una ampliación del plazo máximo de duración del proceso. (Art. 150, C.P.P).
Vencido el plazo de la investigación, si el ministerio público no acusa, no dispone
el archivo ni presenta otro requerimiento conclusivo, el juez, de oficio o a solicitud de
parte, intima al superior inmediato y notifica a la víctima, para que formulen su
requerimiento en el plazo común de diez días. Si ninguno de ellos presenta requerimiento
alguno, el juez declara extinguida la acción penal. (Art. 151, C.P.P).

2) Decisión de los asuntos en el más breve plazo posible, (mora Judicial)

3) Evitar gastos económicos y humanos innecesarios. A esos efectos han de


considerarse cuatro criterios: 1) Complejidad del litigio; 2) Comportamiento de lo
recurrente; 3) Tiempo en que se resuelven los litigios de igual naturaleza por otros Jueces,
y 4) Eventuales consecuencias del fallo.

Derecho a no Declarar Contra sí Mismo: no perjudicarse por sus propias


declaraciones, así como contra ellos debe para lo penal probarse su culpabilidad, y para lo
civil, en principio corresponde al actor o demandante establecer los hechos en que se funda
su pretensión. Tienen su marco expreso en el artículo 69, inciso 6 de la Constitución
Dominicana, el artículo 13 del CPP y el artículo 8 del pacto de San José de Costa Rica.

2.2.1.1.Sistema Acusatorio Adversarial

Según expresa Solino (2014), aunque los antecedentes de este sistema pueden
localizarse en la antigua Atenas, o en la “acusatio o quaestio” romana, y aún en el régimen
acusatorio del derecho germano antiguo, pareciera que es el sistema acusatorio inglés o
anglosajón el que mayor influencia ejerció, en especial durante el siglo XVIII y
posteriormente, al resaltar sus virtudes frente al sistema inquisitivo decadente de la Europa
Continental. Las características fundamentales de este sistema son las siguientes:

a) Instancia única: Se parte de que si la soberanía reside en el pueblo, la


administración de justicia debe hacerse de modo directo por tribunales y jurados
populares cuyos fallos son inapelables.
b) Existencia de acusación a cargo de particulares: No puede procederse de oficio
por parte de los jueces. Se confía la acusación inicialmente a ciudadanos
particulares, que deben demostrar lo que afirman so pena de recibir las
consecuencias de una denuncia o acusación calumniosa. Posteriormente se
encargará esta actividad a una institución estatal que deberá llenar las expectativas
de los ciudadanos (El Ministerio Público o Fiscal).

c) Igualdad entre las partes: Tratándose de un régimen democrático, el sistema


acusatorio debe garantizar al acusado su derecho a la libertad y a defenderse por sí
mismo o con defensor técnico, con las mismas facultades del acusador (proponer
pruebas, interrogar testigos, etc.).

d) Pasividad del juez: En el sistema acusatorio el juez no desempeña el rol asignado


al juez inquisitivo. Se trata más bien de un juez pasivo que debe limitarse a
esclarecer los hechos con las pruebas que se le someten a su conocimiento. No
tiene la iniciativa para abrir la causa ni para investigar el caso participando
activamente en ello. Su labor se parece aquí más a la de un “árbitro” que debe ver y
escuchar lo que las partes proponen - desde luego ejerciendo una labor de control y
vigilancia para garantizar los derechos de las partes y el respeto en sus actuaciones
- para luego resolver de acuerdo con su valoración.

e) Oralidad: Contrariamente a la escritura que impulsaba el sistema inquisitivo, el


proceso acusatorio se asienta sobre la oralidad como forma primaria y natural de
comunicación del ser humano. Por medio de esta característica fundamental, se
garantiza una rápida y directa comunicación entre los sujetos y demás
intervinientes en el juicio, así como mayor transparencia y control de las
actividades de cada uno, incluido el juez.

f) Publicidad: Es otro rasgo de indudable importancia. Supone que las actuaciones


del proceso se realizan a la vista del público, garantizando con ello, al igual que la
oralidad, un verdadero control por parte de los ciudadanos en el ejercicio del
juzgamiento. Igualmente sirve como instrumento pedagógico de civismo y de
respeto de los derechos fundamentales.
g) Materializa el principio del contradictorio: El sistema acusatorio permite que el
acusado tenga derecho desde el momento inicial a que se le informe de los hechos
que se le atribuyen y conozca las pruebas que existen en su contra, para que esté en
posibilidad de contestar, refutar o contradecir los cargos que le son imputados.

h) Valoración de las pruebas y decisión conforme a la equidad (Sana crítica): Las


apreciaciones probatorias no se sustentan en reglas jurídicas inflexibles (prueba
tasada o legal) sino que se realiza conforme al leal saber y entender de los jueces,
quienes pueden valorar libremente los elementos para resolver en equidad antes que
conforme un derecho estricto y formal.

Normalmente los tribunales se asientan sobre la base de jurados populares que


resuelven en conciencia o en íntima convicción (lo cual implica que no es necesario
justificar su decisión veredicto. Hoy día se admite la variable de que los jueces sean
profesionales del derecho que valoran las pruebas conforme a las reglas de la sana crítica,
debiendo fundamentar debidamente sus fallos.

2.2.2.Aspectos generales de las pruebas

La prueba ha desempeñado desde tiempos antiguos un papel de indiscutible


trascendencia dentro de las relaciones jurídicas de los pueblos y ha ido evolucionando a
través del tiempo. Tavares (1990) expresa que:

La prueba es entendida como aquella actividad procesal tendiente a determinar en un


juicio la verdad o certeza de un hecho o afirmación fáctica, ya sea en la esfera de lo
positivo, o bien en el ámbito de lo negativo. (p.56)

De lo anterior se expresa que la prueba es toda actividad procesal cuyo objetivo


consiste en lograr la convicción del juez o tribunal, acerca de la exactitud de las
afirmaciones de hechos expuestas por las partes en el proceso. La prueba es el estado de
espíritu producido en el Juez por elementos de juicio que procuran la convicción o la
certeza sobre los hechos que ha de recaer su enjuiciamiento, siendo instrumento de
verificación del hecho ocurrido.
Otros autores como Levene (1993), señala que ¨la prueba es el conjunto de
actividades destinadas a obtener el cercioramiento judicial acerca de los elementos
indispensables para la decisión del litigio sometido a proceso.¨ (p. 473).

Partiendo de estas ideas, la prueba es un estado de cosas, susceptible de


comprobación y contradicción, que tiene lugar en el proceso, de conformidad con la ley,
para producir convencimiento, no sólo en el Juez, sino en las partes y en el público, sobre
la veracidad o falsedad de los hechos del proceso y, consiguientemente, para sustentar las
decisiones.

Ese estado de cosas, que puede consistir en un sujeto que confiesa, otro que rinde
testimonio, un experto que analiza, un documento que dice algo o un objeto que indica o
sugiere algo, resulta claro entonces que ese estado de cosas en el proceso al que llamamos
prueba es introducido a este a través de los llamados medios de prueba o medios
probatorios.

En ese orden, Hernández y Hernández (2004), la definen como todo lo que


conduzca al esclarecimiento de los hechos investigados, para encontrar la verdad, y aplicar
de forma correcta la ley sustantiva, así como las adjetivas.

Las pruebas son los medios y el procedimiento; es el método, el conjunto de las


reglas, en base a las cuales la acción judicial se desarrolla. Las pruebas, como señala su
origen, y esencia íntima dependen más de la lógica que de la ley. En efecto, probar
significa hacer conocer a otros una verdad conocida por nosotros; y los medios de prueba
son, precisamente, los recursos que nos suministran el conocimiento verdadero de los
hechos.

El hombre conoce la verdad por un acto inmediato de la observación, o bien


procediendo de lo conocido a lo desconocido, por medio de la inducción o de la deducción.
Las normas de procedimiento constituyen la base de las otras verdades que se prueban con
la deducción, o bien con la inducción, la cual se ejercita especialmente sobre las verdades
de hechos.
Lo anteriormente expuesto, produce un fenómeno conocido al descubrimiento de
un fenómeno desconocido, proceso que se hace posible por la relación de causalidad que
liga y reúne los fenómenos de la naturaleza. La inducción es de origen lógico, de cualquier
conocimiento mediato y, por consiguiente, también de todas las pruebas, que tiene por
objeto la verdad del hecho. Como expresó Hernández y Hernández (2004):

Debiendo tratar de la prueba evidente, o sea, de la percepción de la prueba, es


necesario referirse a la noción de las pruebas en general. Siendo el derecho en sus
principios una ciencia de carácter especulativo, las definiciones dadas en él
constituyen el fundamento de los razonamientos excesivos. (…) Por lo que, es
necesario definir la prueba, definición que, para ser exacta debe contener los dos
elementos genéricos y el específico en los cuales se resuelve la idea de prueba. Una
definición de la prueba judicial, no puramente nominal, sino real, debe proporcionar
un concepto no sólo del resultado, sino también de la íntima naturaleza de este medio
del conocimiento humano. (pp. 27-30)

En la noción de prueba hay actividad previa, el sustantivo se deriva del verbo


probar que tiene equivalencias en buscar, indagar, averiguar, confirmar, revisar,
experimentar, ensayar, investigar, constatar, contrastar acerca de la posibilidad de un hecho
o de una cosa, para tener de él o de ella una representación o un juicio que adecuadamente
se corresponda con la realidad y así pueda llamarse verdadero.

Partiendo de esta idea, de modo general, se puede definir la prueba como el proceso
racional del conocimiento que permite demostrar la verdad o falsedad relativa a una
categoría existencial o ente. Desde el punto de vista del Derecho, esa definición general y
tomando algunas definiciones que han sido dadas sobre el concepto de lo que es la prueba
por algunos autores; así tenemos que para Carnelutti (1997), la prueba es el medio que
"Sirve para comprobar el juicio por medio de la ley" (p. 83)

De las observaciones anteriores y aplicándola al marco de los derechos, se puede


definir la prueba diciendo que es todo medio o procedimiento que tiene por finalidad la
demostración de la verdad o la falsedad, de un hecho o de un acto que tiende a crear
efectos jurídicos, y en las formas admitidas por el derecho. Es un instrumento o acto que
sirve en un proceso para declarar un derecho. Prueba es el camino para el esclarecimiento
de la verdad. A través de ella se puede demostrar la certeza sobre la existencia de un hecho
o sobre la veracidad de un juicio.
2.2.2.1 Evolución histórica de la prueba

La prueba penal, ha evolucionado acorde a los sistemas políticos vigentes en los


diversos momentos de la historia. Dos momentos han quedado claramente establecidos.
Los más antiguos antecedentes históricos del derecho moderno occidental se hallan en el
Derecho Griego y, más específicamente, en el Romano.

En estas culturas jurídicas se encuentran las fuentes forenses más relevantes, que
han inspirado y han arrojado luz a los actuales. Se puede afirmar que tanto en Grecia como
en Roma se idearon bastantes procedimientos acusatorios, fundados en los principios de
publicidad, oralidad e inmediatez y, consecuentemente, con ellos, imperó la libertad de
apreciación de las pruebas.

En Grecia, en su forma más tradicional y representativa, se los denominó


Dicasterios, y en Roma comicios centuriados o comicios de tribus (suerte de Asambleas
populares), y los tribunales por jurados (Judices Quaestiones Perpetuae).

Así se conocen los primeros medios probatorios que vinieron a mutilar la libertad
que en los tiempos primigenios poseían los órganos jurisdiccionales. En materia de prueba,
de testigos, en que aparece con nitidez el aforismo, de que un solo testigo, es ningún
testigo, regla que también se halla consagrada en las Sagradas Escrituras. El propio
Montesquieu sentenció que las leyes que condenan a un hombre por la declaración de un
solo testigo, son funestas para la libertad. Todavía existen legislaciones que contienen tal
expresión.

En esta línea Cortez (2005), afirma que:

Tanto en Grecia y Roma se idearon procedimientos bastante acusatorios, fundados en el


principio de publicidad, Oralidad, e inmediatez y, consecuentemente con ellos, imperó
la libertad de apreciación de las pruebas por parte de órganos jurisdiccionales, que en
sus versiones más clásicas se organizaron como jurados. (p.58)

Con el advenimiento de la época imperial alemana, se comienzan a conocer las


primeras limitaciones probatorias que vienen a cercenar la libertad que poseían los órganos
jurisdiccionales.
Especialmente claro es este proceso en materia de prueba de testigos en que
aparece con nitidez el aforismo de que un solo testigo es ningún testigo: unus testis nullus
testis, regla que tan bien se haya consagrada en las Sagradas Escritura y que pervivirá
durante muchos siglos.

Por lo que en la Edad Media se fusionó la cultura jurídica romana influenciada por
el derecho germánico, el derecho canónico, se genera y sistematiza lo que denominamos
sistema de prueba legal o tasada. Ello coincide lógicamente con el proceso de instauración
del sistema inquisitivo.

Lo cierto es que, originalmente el derecho Canónico utilizaba la acusación privada


como forma de excitación de la persecución criminal, no obstante el principio acusatorio se
fue abandonando progresivamente hasta que a fines del siglo XII y principios del XIII,
bajo el pontificado de Inocencio III, se consagro definitivamente el principio Inquisitivo.

Este sistema tiene su historia y su fundamento en que concediendo al juez en el


proceso inquisitivo todo el poder de iniciativa, investigación y decisión, quedando el
acusado a cargo de su defensa, el legislador intervino para limitar los poderes del juez, en
el momento culminante, de condenar o absolver, tomando como base su propia
investigación, este método en su época se consideró como una eficaz defensa del acusado
frente al juez. Este sistema Inquisitivo supuso la consagración definitiva del sistema de
prueba legal, creación que tuvo su origen en la influencia del derecho Canónico, desde la
perspectiva jurídica y de la escolástica desde la filosofía, el sistema inquisitivo nace
inspirado en dos ideas primordiales.

Por una parte la necesidad de combatir aquí en la tierra mediante el derecho, el mal
o la maldad humana, y en segundo lugar, consecuentemente con ello, pretende descubrir la
verdad, siempre, respecto de todo hecho delictual, pues el delito representa el pecado
social, que incumbe a todos; y a la colectividad perseguir (oficialidad) y para ello se debe
de dotar al encargado de cumplir estas labores (juez inquisidor) de importantes poderes. En
este sistema el legislador establece una lista de medios probatorios con sus
correspondientes valores.
En un principio influenciado por las matemáticas, prueba plena era igual al valor de
un entero; prueba semiplena equivale al valor de un medio entero, este sistema tiende a
anular el arbitrio judicial, dato que hace patente la desconfianza del legislador hacia el
juzgador.

Además, con la influencia del Derecho Romano, el canónico y especialmente de la


escolástica que hace al sistema inquisitivo tender hacia la indagación material. Esto queda
de manifiesto en los casi ilimitados poderes de investigación de los jueces inquisidores en
los cuerpos legales más representativos de este sistema (La Constitución Criminales
Carolina, Las Partidas o la Novísima Recopilación)

También explica el lugar privilegiado que le cupo a la confesión (bajo tortura)


como medio de prueba en este sistema, a este medio se le denominó la reina de las pruebas,
en cuanto aseguraba la posibilidad de investigar una serie de delitos que por su naturaleza
constituían delito de difícil indagación.

Partiendo de esto, existía en este medio suerte de contradicción esencial, porque si


bien pretendía la búsqueda de la verdad, su propio mecanismo suponía la fórmula que se
contrapone a la misma y que se traduce en la negación de la libertad de decir lo que se
quiere, pues lo que la tortura conseguía era arrancar una declaración que permitiera hacer
cesar el dolor de los tormentos más que una declaración verdadera.

Este procedimiento, de acuerdo a Valvert (2007), esto podía perfectamente


conseguir una declaración de un imputado débil, pero inocente o a la inversa no obtener la
declaración del hombre voluntarioso pero culpable. Una razón en la imponencia del
sistema para la búsqueda de la verdad viene dada por la imposición al juez del sistema de
valoración tasada rigurosamente formalista del que no se puede apartar llegado al momento
de sentenciar.

2.2.2.2 Importancia de la Prueba

Para Carrara (1985), la prueba es “todo lo que sirve para dar certeza acerca de la
verdad de una proposición”(p. 900).
Señala también que en los siglos bárbaros se creía que la prueba no era esencial
para el juicio, pues en esos tiempos se pensaba que sólo la acusación bastaba para obligar
al reo a justificarse, pero el progreso de la civilización hizo que se rectificará ese absurdo
concepto.

Para Ascencio (1989), prueba es “toda actividad procesal cuyo objetivo consiste en
lograr la convicción del juez o tribunal, acerca de la exactitud de las afirmaciones de
hechos expuestas por las partes en el proceso”(p. 15). La prueba es el estado de espíritu
producido en el Juez por elementos de juicio que procuran la convicción o la certeza sobre
los hechos en que ha de recaer su enjuiciamiento, siendo instrumento de verificación del
hecho ocurrido.

Partiendo de estas ideas, la prueba es un estado de cosas, susceptible de


comprobación y contradicción, que tiene lugar en el proceso de conformidad con la ley,
para producir convencimiento, no sólo en el Juez, sino en las partes y en el público, sobre
la veracidad o falsedad de los hechos del proceso y, consiguientemente, para sustentar las
decisiones. Ese estado de cosas, que puede consistir en un sujeto que confiesa, otro que
rinde testimonio, el juez que inspecciona, un experto que analiza y dictamina, un
documento que dice algo o un objeto que indica o sugiere algo, resulta claro entonces que
ese estado de cosas en el proceso al que llamamos prueba es introducido a este a través de
los llamados medios de prueba o medios probatorios.

En ese orden, Hernández y Hernández (2004), la definen como todo lo que


conduzca al esclarecimiento de los hechos investigados, para encontrar la verdad, y aplicar
de forma correcta la ley sustantiva, así como las adjetivas. Las pruebas son los medios y el
procedimiento; es el método, o sea, el conjunto de las reglas, en base a las cuales la acción
judicial se desarrolla. Las pruebas, como exactamente se ha señalado en su origen, y en su
esencia íntima dependen más de la lógica que de la ley.

En efecto, probar significa hacer conocer a otros una verdad conocida por nosotros;
y los medios de prueba son, precisamente, los recursos que nos suministran el
conocimiento verdadero de los hechos. El hombre conoce la verdad por un acto inmediato
de la observación, o bien procediendo de lo conocido a lo desconocido, por medio de la
inducción o de la deducción.
Las normas de procedimiento constituyen la base de las otras verdades que se
prueban con la deducción, o bien con la inducción, la cual se ejercita especialmente sobre
las verdades de hechos, procediendo de un fenómeno conocido al descubrimiento de un
fenómeno desconocido, proceso que se hace posible por la relación de causalidad que liga
y reúne los fenómenos de la naturaleza.

La inducción es de origen lógico, de cualquier conocimiento mediato y, por


consiguiente, también de todas las pruebas, que tiene por objeto la verdad del hecho.
Debiendo tratar de la prueba evidente, o sea, de la percepción de la prueba, es necesario
referirse a la noción de las pruebas en general. Siendo el derecho en sus principios una
ciencia de carácter especulativo, las definiciones dadas en él constituyen el fundamento de
los razonamientos excesivos.

Es necesario, por eso dar la definición de la prueba, definición que, para ser exacta
debe contener los dos elementos genéricos y el especifico en los cuales se resuelve la idea
de prueba. Una definición de la prueba judicial, no puramente nominal, sino real, debe
proporcionar un concepto no sólo del resultado, sino también de la íntima naturaleza de
este medio del conocimiento humano.

En la noción de prueba hay actividad previa, el sustantivo se deriva del verbo


probar que tiene equivalencias en buscar, indagar, averiguar, confirmar, revisar,
experimentar, ensayar, investigar, constatar, contrastar acerca de la posibilidad de un hecho
o de una cosa, para tener de él o de ella una representación o un juicio que adecuadamente
se corresponda con la realidad y así pueda llamarse verdadero.

La prueba es fundamental para adoptar una decisión de fondo, la doctrina ha sido


enfática en señalar que en su estructuración es menester la concurrencia de una serie de
requisitos que garantizan precisamente la posibilidad de que la misma sea válida y
correlativamente pueda producir efectos jurídicos, y esos requisitos genéricamente podrán
ser denominados elementos del acto probatorio, los que, en la medida en que se
predeterminan y resulten ser esenciales en determinado medio de prueba, pueden conducir
a la ilicitud de la prueba.
2.2.2.3 Principios que rigen la prueba

La Teoría General de la Prueba Judicial reconoce una variedad de principios que


orientan la producción, recepción y valoración de la prueba judicial. Sin pretender
establecer una lista exhaustiva se enuncian los siguientes:

- Principio de legalidad de la prueba

El mismo se halla contenido en el artículo 166 CPP, y se basa en que los elementos
de la prueba sólo se aceptarán como válidos cuando se obtengan a través de medios lícitos,
y sin que haya contradicción con los principios constitucionales fundamentales inherentes
al individuo. El incumplimiento de esta norma puede ser invocado en cualquier estado de
la causa, pudiéndose derivar, en consecuencia, la nulidad del acto, sin perjuicio de las
sanciones previstas por la ley a los autores del hecho.

- Principio de exclusión probatoria

Contenido en el artículo 167delCPP, el cual establece que no puede ser apreciada


para fundar una decisión judicial, ni utilizada como presupuesto de ella, la prueba recogida
con inobservancia de las formas y condiciones que impliquen violación de derechos y
garantías del imputado, previsto en la Constitución de la República, los Tratados
Internacionales y este código.

Asimismo, no pueden ser valorados los actos cumplidos con inobservancia de las
formas que impidan el ejercicio del derecho a la tutela judicial de la víctima o impidan el
ejercicio de los deberes del Ministerio Público, salvo que el defecto haya sido convalidado.
Dicho principio establece, que no se puede utilizar como fundamento de una sentencia, una
prueba que haya sido recogida al margen de las reglas y formas correspondientes.

Esto se halla contenido en el artículo 167 de dicho código, lo cual constituye una
garantía para el individuo de que no se violarán sus derechos constitucionales, así como
tampoco las garantías previstas en los Tratados Internacionales ratificados por la República
Dominicana sobre derechos fundamentales de la persona.
- Principio de la libertad probatoria

Consiste en la libertad de la prueba. Puede ser formulado de la manera siguiente:


Toda parte en justicia debe probar el hecho que alega a través de cualquier medio de
prueba permitido. La libertad de empleo de todos los medios de prueba disponibles.
Permite también introducir en juicio la prueba trasladada, de especial importancia en sede
de cooperación Jurídica Internacional, y en la lucha contra toda forma de delincuencia
organizada, especialmente si ella pertenece a la delincuencia transnacional.

Esto es, por supuesto, sin perjuicio de los poderes de Policía del Proceso que tiene
el juez para desechar las pruebas inconducentes, impertinentes, dilatorias, así como las
potestades disciplinarias y ordenadoras del juicio, que deben ser usada con toda cautela, y
que son objeto de recurso intra-sistemático, en el sentido de que permiten en definitiva la
resolución del asunto ante una instancia superior.

Es ilícita toda prueba contraria al ordenamiento constitucional convencional o legal


de un país determinado. La producción de prueba en contradicción a lo que establecen las
normas determina la ilicitud de la misma; y la ilicitud de la prueba puede llevar a la
anulación del proceso o a la absolución de una sentencia.

Si se considera la confesión del sospechoso como medio de prueba, es de


advertirse, que las constituciones, las leyes y los Pactos Internacionales han establecido
condiciones precisas bajo las cuales, las mismas deben producirse bajo pena de nulidad, de
esas pruebas.

Las mismas no deben obtenerse mediante amenazas, ni violencia ni promesas de


beneficios futuros, sino que deben ser ofrecidas espontáneamente ante un juez, en
presencia y con asistencia de su abogado.

En el caso de la responsabilidad civil, se aplica el principio de que todos los hechos


puros y simples pueden ser probados por todos los medios permitidos; y se establece que la
víctima del perjuicio debe demostrar la falta cometida por el demandado, el daño sufrido, y
la relación de causa-efecto entre la falta y el daño, lo cual se conoce como régimen de la
triple prueba.
En materia comercial, la prueba se puede obtener por todos los medios, con
excepción del contrato de seguro terrestre o marítimo, así como la prueba del contrato de
sociedad.

La prueba por escrito constituye la prueba por excelencia en esta materia


aplicándose los principios generales de la prueba, ya se trate de la prueba por escrito o de
un principio de prueba por escrito.

- Principio admisibilidad de la prueba

El artículo 171 del CPP establece que la admisibilidad de la prueba, está sujeta a su
referencia directa o indirecta con el objeto del hecho investigado y a su utilidad para
descubrir la verdad. El juez o el tribunal pueden restringir los medios de prueba ofrecidos
que resulten manifiestamente sobreabundantes. El juez o tribunal puede prescindir de la
prueba cuando esta sea ofrecida para acreditar un hecho notorio”.

- Principio de valoración de la prueba

Se basa en que el juez o tribunal apoderado va a ponderar los elementos de la


prueba basado en sus conocimientos y en la lógica jurídica, estando en la obligación de
motivar las razones por las cuales le otorga un determinado valor, tomando en cuenta la
apreciación conjunta y concordante de toda la prueba.

El artículo 172 del CPP establece que:

El juez o tribunal valorará cada uno de los elementos de prueba, conforme a las reglas de
la lógica, los conocimientos científicos y las máximas de experiencias, y está en la
obligación de explicar las razones por las cuales le otorga determinado valor, con base a
la apreciación conjunta y armónica de todas las pruebas. Las actas que tienen por objeto
la comprobación de contravenciones hacen fe de su contenido hasta prueba en contrario.

2.2.3 Medios de Prueba en el Proceso Penal

Hernández y Hernández, (2004) dice que depende de la fuente de donde provengan,


ya sea de las cosas o de las personas, las pruebas, son:
-Las pruebas personales

La prueba personal o testimonial es el testimonio en condiciones reales o posibles


de oralidad que presta un testigo accidental del hecho y se refiere a situaciones perceptibles
por una especial pericia (testimonio pericial) declaraciones de testigos (Artículos 194, 203,
325 del CPP) y exposiciones de los peritos (Código Procesal Penal, artículos 204, 213 y
324).

La prueba testimonial es la que resulta de la declaración bajo juramento, hecha por


personas que han percibido mediante uno de sus sentidos, y tienen conocimiento directo
del hecho cuya existencia o no, se pretende establecer en justicia. A esas personas se les
llama testigos. La credibilidad de un testimonio no depende de la categoría del deponente,
sino del grado de sinceridad que el juez atribuye a su declaración a la luz del hecho
esencial controvertido. La credibilidad atribuida por los jueces del fondo a la declaración
de un testigo solo puede ser censurada en casación cuando se haya incurrido en
desnaturalización de la misma o cuando no haya sido interpretada en su verdadero sentido
y alcance. (B. J. 1051. 413)

-La prueba real

De acuerdo a Espinoza (2015) son aquellos instrumentos que sirvieron para la


perpetración del delito, o que surgen como consecuencia de él. De esta manera, estos
instrumentos, pueden constituir prueba “real” o simplemente “demostrativa”. La prueba
real es aquella que efectivamente formó parte de los hechos del caso; sin embargo, muchas
veces será útil para las partes utilizar prueba demostrativa que, sin formar parte de los
hechos del caso, los ilustran o aclaran.

- Pruebas por presunciones

Para Hernández y Hernández (2004) :

En principio, estas pruebas son siempre posibles y suficientes en un proceso de


responsabilidad, debiendo el juez apoderado determinar sobre su apreciación,
imponiendo el artículo 1353 del Código Civil un deber de conciencia al magistrado al
indicar que las mismas deben ser precisas, graves y concordantes, y quedar sujetas al
control de la casación. ( p. 60)
-Pruebas directas e indirectas

Hernández y Hernández (2004) plantea que las pruebas directas son aquellas que
son coincidentes con el hecho mismo, ejemplo, el arma homicida, la sangre del occiso; en
fin, cualquier hallazgo encontrado directamente en la persona, objeto o lugar del hecho, así
como los casos de flagrante delito, que se supone, la aprehensión del sujeto, en el momento
mismo de ejecutar la acción o el acto.

Las indirectas, que pautan regla general, por cuanto más allá de los hallazgos
físicos, o materiales, dejados en el lugar del hecho, en general, el tribunal debe formarse su
convicción en base a los aportes probatorios que ofrecen otras personas, como los testigos
que han estado en el lugar del hecho, y que describen lo acontecido de forma creíble
prevaliéndose del recuerdo de los hechos acontecidos para formarse así una opinión del
hecho ocurrido o de la verdad ocurrida. Según la función que cumplen en el proceso se
puede distinguir, entre prueba representaría y prueba crítica.

-Prueba indiciaria

La prueba indiciaria o indirecta es aquella que permite dar por acreditados en un


proceso judicial unos hechos sobre los que no existe una prueba directa, pero que a partir
de estimar probados otros hechos relacionados con los que se pretende probar, cabe
deducir razonadamente la certeza o acreditación de éstos últimos hechos.

Para Miranda (2010) la prueba indiciaria consiste en una actividad probatoria de


naturaleza necesariamente discursiva e indirecta, cuya fuente es un dato comprobado, y se
concreta en la obtención del argumento probatorio mediante una inferencia correcta.

La prueba indiciaria por sí sola no se fundamenta, sino que este indicio debe ser
corroborado, de igual modo este debe de estar basado en las reglas de la lógica, que
implica disponer formas de razonamiento y los criterios de deducción y de inducción,
aclarar que la deducción pasa de lo general a lo particular. La prueba indiciaria exige que
se proceda a varias selecciones de elementos indispensables para que funcione: selección
de datos que se consideran relevantes, selección de hipótesis, selección de teorías que se
piensa que deben ser confrontadas con los hechos, selección de los elementos mismos que
constituyen los hechos. Cada una de estas selecciones implica decidir a su vez sobre
criterios para hacer la selección. En consecuencia, la construcción de la certeza final está
basada en múltiples elementos subjetivos o cuando menos altamente controvertibles.

Prueba pericial

El perito es un valiosísimo e insustituible auxiliar de la Justicia, que, como


sabemos, arroja luz en aquellos casos en los cuales se hace imprescindible la opinión de un
especialista de la materia de que se trate; el perito da su opinión científica sobre el asunto
que se le pone en las manos.

El Código Procesal Penal incluye una nueva responsabilidad a cargo del juez, la
cual consiste en que, previo a que el perito preste su declaración, debe ser informado por el
presidente sobre la participación que ha de tener en la audiencia, y su obligación y la
responsabilidad que se deriva de su incumplimiento. Aun cuando parecería obvio que esta
advertencia se le hiciera, la misma no ocurría, por lo que ahora, con el hecho de que el
juzgador tenga la responsabilidad de hacer el señalamiento, de manera directa, se llena un
vacío procedimental, que va a redundar en beneficio de la buena marcha del proceso.

Hernández y Hernández (2004) argumenta que el perito puede y quedará excusado


de ejecutar su labor pericial cuando haya de por medios impedimentos tales como: ser
amigo, enemigo o familiar en el grado prohibido, deudor o socio comercial de alguna de
las partes, o tener un interés creado en el resultado del juicio. Con relación a los motivos
que sirven, para tachar a los peritos, por extensión se infiere que las mismas causas de
anulación de los testigos alcanzan también a los peritos.

El Código Procesal Penal, sobre el peritaje, que este puede ordenarse un peritaje
cuando, para descubrir, o valorar un elemento de prueba, sea necesario poseer
conocimientos especiales, en alguna ciencia, arte o técnica. La prueba pericial debe ser
practicada por expertos imparciales, objetivos e independientes. Los peritos, deben ser
expertos y tener título, expedido en el país, o en el extranjero, habilitante en la materia
relativa al punto sobre el cual, son llamados a dictaminar, siempre que la ciencia, arte o
técnica, estén reglamentadas. En caso contrario debe designarse a personas de idoneidad
manifiesta.
No rigen, las reglas de la prueba pericial para quien declare sobre hechos o
circunstancias que conoció directamente, aunque utilice para informar las aptitudes
especiales que posee en una ciencia, arte o técnica. En este caso se aplican las reglas de la
prueba testimonial.

En relación a la incapacidad, no pueden actuar como peritos quienes, por


insuficiencia o alteración de sus capacidades mentales, no comprenden el significado del
acto. Quienes deban abstenerse de declarar como testigos. Quienes hayan sido testigos del
hecho objeto de procedimiento.

Los inhabilitados. Para el nombramiento de peritos, estos son designados por el


Ministerio Público durante la etapa preparatoria, siempre que no se trate de un anticipo
jurisdiccional de prueba. En cualquier otro momento son nombrados por el juez o tribunal,
a propuesta de parte.

2.2.4 Valoración de la prueba en la República Dominicana

Según establece Nieva (2010), “la valoración de la prueba es la actividad de


percepción de parte del juez de los resultados de la actividad probatoria que se realiza en
un proceso”(p.75). En este sentido en el artículo 170 del CPP se establece que, “Los
hechos punibles y sus circunstancias pueden ser acreditados mediante cualquier medio de
prueba permitido, salvo prohibición expresa”.

La admisibilidad de la prueba está sujeta a su referencia directa o indirecta con el


objeto del hecho investigado y a su utilidad para descubrir la verdad. El juez o tribunal
puede restringir los medios de prueba ofrecidos que resulten manifiestamente
sobreabundantes. También puede prescindir de la prueba cuando ésta sea ofrecida para
acreditar un hecho notorio. (Art. 171, CPP)

El juez o tribunal valora cada uno de los elementos de prueba, conforme las reglas
de la lógica, los conocimientos científicos y las máximas de experiencia y está en la
obligación de explicar las razones por las cuales se les otorga determinado valor, con base
a la apreciación conjunta y armónica de toda la prueba. (Art. 172, CPP)
No puede ser apreciada para fundar una decisión judicial, ni utilizada como
presupuesto de ella, la prueba recogida con inobservancia de las formas y condiciones que
impliquen violación de derechos y garantías del imputado, previstos en la Constitución de
la República, los tratados internacionales y este código. Tampoco pueden ser apreciadas
aquellas pruebas que sean la consecuencia directa de ellas, salvo si se ha podido obtener
otra información lícita que arroje el mismo resultado. (Art. 167, CPP)

Asumir esa actitud significa para el juez, asumir como función determinante, la
forma, los criterios y los principios que debe observar como operador de la prueba, así él
debe tener en cuenta qué, no es solo el juez de la causa, sino que es también juez de la
prueba, a nuestro entender, los siguientes son los criterios o principios que el juez debe
tomar en cuenta para desempeñar correctamente su rol.

2.2.4.1 Sistema de la íntima convicción

Este sistema consiste en dejar en libertad a los jueces, tanto para determinar cuáles
son los medios de prueba con respecto a la eficacia probatoria de los mismos. Para Ferretti
(2001): ¨Este método es característico del juicio por jurado y por la ausencia total de un
orden normativo sobre la forma de otorgarle valor a un determinado medio probatorio”
(p.48).

El órgano decisor no tiene el deber de dar los fundamentos y razones que lo


motivaron para dictar la sentencia. De esta manera el Juzgado recibe la prueba, se forma su
particular criterio sobre el resultado de la misma y decide por su convicción íntima, por lo
que le dicta la intimidad de su conciencia.

2.2.4.2. Sistema de la prueba tasada

De acuerdo con Pessoa (1992):

Según este sistema, el valor de cada elemento probatorio o las condiciones que
para ciertos hechos se tengan por probados, se encuentran predeterminados en la
ley. La evaluación la hace el legislador de antemano recogido y plasmando de
este modo la experiencia colectiva acumulada durante largo tiempo sobre la
eficacia que debe de otorgársele a cada prueba.(p. 51)
Lo que según Cortes (2005) consideran que así, la ley, establece en algunos casos
los modos en que algunos extremos deben probarse para tenerlos por acreditados. En otros
supuestos, la misma ley predeterminará el valor que a cada elemento deberá otorgarle el
juez si el mismo reúne ciertas condiciones que en ella se prevén.

Se advierte la verdad meramente formal que puede llegar a establecerse en muchos


casos con este sistema, pues el magistrado tiene muy poco margen para decidir por su libre
convencimiento en relación con el valor real que expresan las pruebas, ya que solo puede
hacerlo de conformidad con la tasación previamente establecida en la ley, aun cuando esté
convencido de lo contrario y de las pruebas surja lógica, y racionalmente una conclusión
contraria.

2.2.4.3. Sistema de la libre convicción o sana crítica

En el marco primitivo de la historia, el principio acusatorio fue paulatinamente


sustituido por el inquisitivo, hecho éste que sucedió luego de la caída del Imperio Romano.
Se dejaron así de lado métodos bárbaros provistos de cierto fanatismo, no pudiéndose
dudar de que el nuevo proceso fue un avance categórico en favor de mejores condiciones
para el imputado.

Para Hall (2004):

Se enrolaron en el sostenimiento de este sistema aquellos que vieron en él diversas


características, siendo algunas de ellas la mayor uniformidad de las decisiones
judiciales con respecto a la prueba penal, como así también el haber suplido la eventual
ignorancia legal de la época debida a la falta de expertos en cuestiones judiciales y al
incipiente desarrollo que tenían a la sazón la enseñanza a nivel universitario, la doctrina
y la propia jurisprudencia. (pp. 18-19)

La características fundamentales de este sistema son: la inexistencia absoluta de


dogmas legales sobre la forma en que se deben probar los hechos y sobre el valor
acreditante que debe asignársele a cada prueba; de modo que el juez pueda admitir
cualquier medio de prueba que estime útil y pertinente para comprobar el objeto de
conocimiento.
No obstante, ello implica que de ninguna manera el arbitrio absoluto del juzgador,
por fuera de aquella amplitud referida del principio de libertad probatoria se le impone su
valoración conforme a los principios de la sana critica racional, o sea que debe apreciar la
prueba y fundar su decisión basándose no en su íntimo convencimiento, sino objetivamente
en los genuinos lineamientos que indica la psicología, la experiencia común y las reglas de
la lógica y el recto entendimiento humano.

2.2.4.4 Sistema de valoración actual en República Dominicana

Cuando se habla de sistema se debe entender por éste el conjunto de normas y la


posición del juez frente a las leyes sobre pruebas en general, que sólo puede ser de libertad
o de vinculación a sus normas en la tarea de apreciar el conjunto de pruebas aportadas al
proceso. En su forma más simple posible un sistema se suele definir como un conjunto de
elementos interrelacionados que lleva a cabo una cierta función y cuya nota más
característica es que su totalidad no coincide con la suma de las partes.

La mayoría de las definiciones introductorias vienen a coincidir en estos rasgos


esenciales. Palacios (2000) subraya que: ¨un sistema es un conjunto de objetos donde
existen relaciones entre los objetos y sus atributos, implicando que el sistema tiene
propiedades, funciones y fines diferentes de los de objetos constituyentes” (p. 85).

De acuerdo con el Código Procesal Penal (2007) en su artículo 172 el juez o


tribunal valora cada uno de los elementos de prueba, conforme las reglas de la lógica, los
conocimientos científicos y las máximas de experiencia y está en la obligación de explicar
las razones por las cuales se les otorga determinado valor, con base a la apreciación
conjunta y armónica de toda la prueba. Las actas que tienen por objeto la comprobación de
contravenciones hacen fe de su contenido hasta prueba en contrario.

En relación a la inspección del lugar del hecho, los funcionarios del ministerio
público o de la policía deben custodiar el lugar del hecho y comprobar, mediante la
inspección del lugar y de las cosas, los rastros y otros efectos materiales que sean el
resultado del hecho punible.
El funcionario a cargo de la inspección levanta acta en la cual describe
detalladamente el estado de los lugares y de las cosas, recoge y conserva los elementos
probatorios útiles, dejando constancia de ello en el acta. El acta debe ser firmada por el
funcionario o agente responsable y, de ser posible, por uno o más testigos. Bajo esas
formalidades puede ser incorporada al juicio por su lectura, sin perjuicio de que el
funcionario y el testigo instrumental puedan ser citados para prestar su testimonio. (Código
Procesal Penal, 2007, Art. 173)

Según Miranda (2010) la sentencia que dictó la Primera Sala de la SCJ el 10 de


septiembre del 2015, con motivo del expediente 2010-4797, ha sido aplaudida por la
comunidad jurídica. Resulta que algunos jueces, entre ellos el Presidente de la Sala Civil y
Comercial del Juzgado de Primera Instancia de La Romana, insisten en aplicar el art. 1341
del Código Civil.

El referido artículo, exigía prueba documental de todas las cosas cuya suma o valor exceda
de treinta pesos. Independientemente de que es absurdo interpretar literalmente un texto
rancio, redactado hace poco menos de dos siglos, el máximo tribunal judicial aclaró que la
Ley No. 834, del 1978, derogó de forma implícita esa exigencia probatoria. Asimismo, fijó
el criterio de que el sistema de la prueba legal o tasada colapsó para darle paso al de la
libre valoración, que en la actualidad es norma fundamental que rige la decisión sobre los
hechos en los países con sistemas de civil law.

Para Miranda (2010):

El sistema de la prueba legal se basaba en una falta de confianza generalizada en los


jueces, ya que a menudo eran ignorantes, corruptibles y corruptos, y resultaba, por
ello, peligroso dejar las decisiones a su criterio. El nuevo juez creado después de la
Revolución francesa y de las reformas napoleónicas, es un funcionario entrenado
profesionalmente… por lo tanto, ya no es necesario evitar que el juez tenga una
amplia discreción en su resolución sobre los hechos. ( p. 134).

Tal como lo estipula el CPP en su artículo 166 cuando establece: “Los elementos de
prueba sólo pueden ser valorados si han sido obtenidos por un medio lícito y conforme a
las disposiciones de este Código.” Esta es la regla por excelencia, toda prueba presentada
durante el proceso debe ser lícita y además la obtención de esta prueba debió de haber sido
por medios lícitos.
La cuestión de la denominada "prueba ilícita" se ubica, jurídicamente, en la
investigación respecto de la relación entre lo ilícito y lo inadmisible en el procedimiento
probatorio y, desde el punto de vista de la política legislativa , en la encrucijada entre la
búsqueda de la verdad en defensa de la sociedad y el respeto a derechos fundamentales que
pueden verse afectados por esta investigación.

La prueba ilícita (u obtenida por medios ilícitos) se encuadra en la categoría de


prueba prohibida. La prueba es prohibida siempre que sea contraria a una específica norma
legal, o a un principio de derecho positivo. Acompañando esa terminología, se dice que la
prueba es ilegal toda vez que su obtención configure violación de normas legales o de
principios generales del ordenamiento de naturaleza procesal.

Para la violación del impedimento meramente procesal basta la sanción erigida a


través de la nulidad del acto cumplido y de la ineficacia de la decisión que se funde sobre
los resultados de la introducción. Más el punto que da origen a mayores discusiones es
aquel atinente a la relevancia de las pruebas cuya obtención constituya acto materialmente
ilícito. Pero esta inadmisibilidad siempre que la prueba presentada sea violatoria a las
prerrogativas del imputado, pero existen pruebas que pueden ser saneadas durante el
proceso, esto lo estipula el artículo 168 del CPP, siempre que no sean violadas las
prerrogativas del imputado, es posible sanear aquellos defectos que se encuentren en el
proceso.

Se pretende corregir el acto viciado, y no necesariamente invalidarlo, se trata de


eliminarle los defectos que contenga, y de procurar la celeridad procesal, evitando atrasos
innecesarios. Indica el artículo 168 que los defectos deberán ser saneados, siempre que ello
sea posible, renovando el acto, rectificando el error o cumpliendo con el acto omitido, de
oficio o a instancia del interesado.

El Código establece que, si no se trata de una violación a los derechos o garantías


del imputado, todo acto defectuoso puede ser saneado. Esta frase nos debe llamar a
reflexión, ya que si por ejemplo existe una vulneración por ejemplo a la garantía de
defensa técnica para rendir la primera declaración del proceso, es cierto que esa
declaración tomada sin defensor, no puede surtir efectos, más claramente es inválida.
La única limitación que existe para que opere un saneamiento es que los defectos
puedan ser saneados, es decir que la naturaleza del acto lo permita. Pensemos en un caso
de un anticipo de prueba, al cual solo se cita al imputado y no su defensor, y se trata un
testimonio que no puede ser reproducido. En este caso opera la exclusión probatoria, y ya
ese testimonio no puede ser valorado, pues el defecto es absoluto porque afecta una
garantía constitucional y no puede sanearse con los mecanismos que señala el Código, de
rectificación, renovación o cumplimiento del acto omitido.

Otra situación que puede darse durante el proceso es la llamada convalidación. Los
defectos formales que afectan al Ministerio Público o a la víctima son convalidados:
1. Cuando estos no solicitan su saneamiento mientras se realiza el acto o dentro de
las veinticuatro horas de practicado, cuando quien lo solicita no haya estado
presente. Si por las circunstancias del acto ha sido imposible advertir
oportunamente el defecto, el interesado debe reclamarlo dentro de las
veinticuatro horas después de advertirlo;

2. Cuando estos aceptan, expresa o tácitamente, los efectos del acto. Como se
puede advertir de la interpretación del presente texto, en lo que respecta a los
errores formales que puedan afectar las actuaciones del Ministerio Público o de
la víctima, siempre serán convalidados, son validados, es decir que son
admitido como válidos; siempre que sea bajo los presupuestos señalados por el
texto, y que se trate de defectos formales, por faltas no cumplidas en la
confección de los actos.

Convalidación que no es aplicable en los casos de formalidades sustanciales que


producen la nulidad del acto, por estar reguladas por disposiciones legales que así lo
indican; por ejemplo, acta de allanamiento, falta del escrito de constitución en actor civil,
registros de personas, autorización para intervenciones telefónicas, entre otros.

El saneamiento a que se refiere el artículo 169 del Código Procesal Penal


dominicano, es el saneamiento que se le da a los defectos, siempre que es posible,
renovando el acto, rectificando el error, o cumpliendo con el acto omitido, de oficio, o a
instancia del interesado.
A pesar de que en el actual código procesal penal dominicano se encuentran los ya
mencionados medios, al ser estos los más usualmente utilizados, en la misma legislación se
establece que puede haber otros medios, (prueba indiciaria, documental, registros de
personas, registros de morada y lugares cerrados, allanamientos, etc.).

En el principio que hemos estado analizando, además de encontrar que no solo se


pueden demostrar los hechos por cualquier vía o medio probatorio, por el principio de
libertad probatoria, también existe una única limitación o condicionante a dicho principio y
es que para que estos medios no sean rechazados o inadmitidos, la ley misma debe
prohibirlos expresamente porque de lo contrario no podrían ser admitidos.

A este artículo le sigue el relativo a la admisibilidad de la prueba, en cuanto a esto


existen diversos puntos que se deben de tomar en cuenta a la hora de meditar en este
artículo que procederemos a ver, como por ejemplo en lo que se refiere a las formalidades
o condiciones de las pruebas en general, estos son :
1. Que el medio de prueba utilizado no esté prohibido por la ley, (confesiones
obtenidas por torturas). (Art. 166 CPP)
2. Ser aportados con todas las formalidades procesales, (sometido al debate oral,
público y contradictorio, con respecto del Derecho de defensa, etc.). (Art. 18
CPP)
3. El límite de la moralidad y de la conciencia pública, u obtenidos por sorpresas
y engaños, etc.

Otro aspecto bastante relevante en el artículo que se menciona es por qué se


rechaza, restringe o declara inadmisible una prueba:
a) Cuando estas no están sujetas ni directa, ni indirectamente con el objeto del
hecho investigado y su utilidad para descubrir la verdad.
b) Cuando los medios de prueba resulten manifiestamente sobreabundantes.
c) Cuando sea para acreditar un hecho notorio.

Ambos artículos, mantienen una muy estrecha relación con el principio contenido
en el arts. 26 y 166 del CPP, de la legalidad de las pruebas, ya que no importan los medios
que se utilicen para probar un hecho, si estos no cumplen con las formalidades de lo que
exige la admisibilidad de la prueba en el Art. 171 CPP.
Por último les corresponde a los jueces ponderar y valorar las pruebas que son
introducidas al proceso. La valoración es la apreciación que le dan los jueces a los medios
probatorios en determinados casos y circunstancias, lo cual le sirve para motivar
fehacientemente por qué a su juicio basado en la ciencia, la lógica y la máxima de
experiencia le dan ese valor de certeza más allá de toda duda razonable. El resultado de la
prueba debe considerarse como la contribución que de un objeto de prueba o de un medio
de prueba puede surgir a favor o en contra de la demostración de una verdad de hecho o
jurídica, que pertenece al proceso o que influye en él. Este resultado implica, por
consiguiente, un ejercicio de valoración. Ya que los medios de pruebas surgen como
resultado de la comprobación de la veracidad o no de un hecho.

2.2.5. Testimonio de la víctima como única prueba

La víctima es la persona directamente ofendida por el hecho punible (art. 83.1


CPP). Esta puede convertirse en una parte del proceso penal, presentando una querella o
constituyéndose en actor civil, pudiendo asumir ambos roles a la vez. Como querellante, la
víctima estará facultada para promover la acción penal y acusar, según las condiciones
dispuestas por el Código Procesal Penal en los artículos arts. 85 y 267 y siguientes.

Según Gutiérrez (2016), como actor civil, la víctima buscará el resarcimiento o


reparación del daño que le haya causado la infracción. Es decir que, si la víctima no
presenta querella o no se constituye en actor civil, en sentido técnico procesal no es una
parte del proceso, sino que es simplemente un sujeto procesal. El derecho que el Código
Procesal Penal dominicano establece en el artículo 8, le reconoce a la víctima, es como
sujeto procesal y no como parte en el proceso.

Las partes del proceso penal son los sujetos procesales definidos por el Código
Procesal Penal quienes por un acto voluntario (querellante o partes civiles) o por mandato
de la ley (Ministerio Público) o en representación (defensa técnica) o en virtud de una
imputación o acusación de la autoridad competente (imputado/acusado) ejercen los
derechos y facultades que le otorga la ley y participan en el proceso penal en defensa de su
propio interés, sea como derecho a la justicia ( querellante), sea buscando la reparación
civil (actor civil) o de su derecho de defensa (imputado) o el interés de la sociedad
(Ministerio Público).
Es decir, cuando el Código Procesal Penal le reconoce derechos a la víctima
incluyendo el derecho de recurrir, no por ello la convierte, en sentido estricto, en una parte
del proceso, sino que más bien, lo que hace es ampliar el derecho de impugnación de las
decisiones a personas o sujetos que no son partes en el proceso. Es el derecho de
impugnación el que se amplia y no el concepto de partes.

El Código Procesal Penal completa en el concepto de parte en cuanto permite


constituirse como querellante, en el caso de hechos punibles que afecten intereses difusos,
a las asociaciones, fundaciones, entre otros, siempre que su objeto se vincule con esos
intereses; e incluso a cualquier persona, en los hechos punibles cometidos por funcionarios
públicos en el ejercicio de sus funciones o con ocasión de ellas y en las violaciones de
derechos humanos tal como prescribe el artículo 85.

2.2.5.1. Derechos de la víctima

Los derechos de la víctima son: 1) Recibir un trato digno y respetuoso; 2) Ser


respetada en su intimidad; 3) Recibir la protección para su seguridad y la de sus familiares;
4) Intervenir en el procedimiento, conforme a lo establecido en este código; 5) Recurrir
todos los actos que den por terminado el proceso; 6) Ser informada de los resultados del
procedimiento; 7) Ser escuchada antes de cada decisión que implique la extinción o
suspensión de la acción penal, siempre que ella lo solicite (Código Procesal Penal, Art 84).

En otras palabras el artículo 84 del CPPD indica que la víctima tiene derecho a
expresarse en cualquier momento, a testificar lo ocurrido, y a que se le valore como parte
del proceso, hecho que es cuestionado en la presente investigación, recalcando, hay
abogados que no aceptan que la víctima forma parte del proceso y por ende su testimonio
no debe ser tomado en cuenta.

2.2.5.2 Intervención de la Víctima en el Proceso Penal

La víctima o su representante legal pueden constituirse como querellante, promover


la acción penal y acusar conjuntamente con el ministerio público en los términos y las
condiciones establecidas en este código.
En los hechos punibles que afectan intereses colectivos o difusos relacionados con la
conservación del equilibrio ecológico, de la fauna y la flora; la protección del medio
ambiente y la preservación del patrimonio cultural, histórico, urbanístico, artístico,
arquitectónico y arqueológico, pueden constituirse como querellantes las asociaciones,
fundaciones y otros entes, siempre que el objeto de la agrupación se vincule
directamente con esos intereses y se hayan incorporado con anterioridad al hecho. En
los hechos punibles cometidos por funcionarios públicos, en el ejercicio de sus
funciones o con ocasión de ellas, y en las violaciones de derechos humanos, cualquier
persona puede constituirse como querellante. (Código Procesal Penal, Art. 8)

Finalmente, se puede afirmar que es evidente la necesidad de que el testigo, al


asumir su obligación y consiguiente responsabilidad, ya sea bajo juramento o promesa de
decir verdad, se encuentre en real conocimiento no sólo de la pena por falso testimonio,
sino también la agravante para el caso de ser cometido en contra del imputado,
afirmándose de esta forma la prevención general tanto negativa como positiva.

2.2.5.3. La víctima como testigo

La declaración testimonial puede ser de distintas formas de acuerdo a lo dispuesto


por el art. 198 del CPP. En efecto, ésta puede ser producida mediante exhorto o
mandamiento, si el testigo reside en un lugar distante del juzgado o son difíciles los medios
de transporte.
En estos casos se comisionará la declaración del testigo, por exhorto o
mandamiento, a la autoridad judicial que corresponda de acuerdo a su lugar de residencia,
con la salvedad de que el juez podrá optar por hacerlo comparecer cuando el testimonio
revista importancia o en razón de la gravedad del hecho que se investiga.

En cuanto a la forma de la declaración, ésta se encuentra prescripta en el art. 201


del CPP, que dispone las únicas regulaciones formales en cuanto al testimonio se refiere
por lo cual se puede decir que es de vital importancia para la consideración del mismo. En
su primer párrafo, el art. 201 dispone que antes de iniciar su declaración, “el testigo será
instruido acerca de la pena por falso testimonio y prestará juramento de decir verdad, con
excepción de los menores inimputables y de los condenados como partícipes del delito que
se investiga u otro conexo”.
Es evidente la necesidad de que el testigo, al asumir su obligación y consiguiente
responsabilidad, ya sea bajo juramento o promesa de decir verdad, se encuentre en real
conocimiento no sólo de la pena por falso testimonio, sino también la agravante para el
caso de ser cometido en contra del imputado, afirmándose de esta forma la prevención
general tanto negativa como positiva.

Según dispone el párrafo tercero del art. 319, después del interrogatorio sobre las
generales de la ley y del de identidad, el juez interrogará al testigo sobre el hecho ocurrido
y en un todo de acuerdo con lo prescripto por el art. 201, debiéndose labrar un acta para
cada declaración, de conformidad con lo que especifican los arts. 138 y 139 del CPP.

El art. 325 dispone en su primer párrafo que quien deba declarar no debe
comunicarse con otro testigo ni ver, oír o ser informado de lo que ocurra en los debates. el
último párrafo establece que el testigo no puede leer ningún proyecto, borrador o apunte,
salvo que el tribunal lo autorice y si así lo exigiere la naturaleza de los hechos.

2.2.5.4. Criterios para la valoración del Testimonio de la víctima

Para que la declaración de la víctima fundamente el fallo condenatorio, la


jurisprudencia internacional ha establecido tres requisitos básicos: 1. Ausencia de
incredibilidad subjetiva, 2. Verosimilitud y 3. Persistencia en la incriminación.

Hay que tener en cuenta que tales requisitos no han de concurrir necesariamente
todos unidos para que la sala de instancia pudiera dar crédito a la declaración testifical de
la víctima como prueba de cargo. Son pautas orientativas, sin vocación excluyente de otras.
Pero incluso en el caso de que alguno de estos tres elementos no fuere, en todo o en parte,
favorable a la credibilidad del testimonio de la víctima, puede el órgano judicial concederle
validez como prueba de cargo siempre, eso sí, que motive suficientemente las razones de
su proceder.

Al referirse a este aspecto, el Tribunal Constitucional dominicano en su Sentencia


TC/0120/13, ha establecido:
e) Los jueces tienen la obligación de aplicar la norma y valorar las pruebas,
valoración que tan solo ha de procurar cumplir con la aplicación de las reglas que
el juicio le ordena; de ahí que en la sentencia objeto del presente recurso se puso de
relieve que los jueces, a través de la inmediación, contradicción y oralidad,
pudieron apreciar y valorar la veracidad de dichos testimonios, cuestión que no
puede ser cuestionada, salvo que se tratare de una falta de motivación, que no es el
caso.

f) La Suprema Corte de Justicia valoró y retuvo el testimonio de la víctima como


prueba idónea y suficiente para adoptar su decisión, cuestión que no invalida la
sentencia, pues también el alto tribunal pudo valorar las declaraciones y
argumentos del recurrente; pero no hay que dudar que, en este tipo de delito, el
testimonio de la víctima puede constituir una prueba de un peso significativo, salvo
que el tribunal pueda advertir que el mismo no resulta serio o fiable para tomarlo
en consideración.

En el ámbito internacional, la valoración de la declaración de las víctimas en el


seno del procedimiento penal ha sido una cuestión que ha suscitado no pocas
interpretaciones por los tribunales, generando finalmente, una serie de criterios aceptados y
desarrollados. Por ejemplo en el caso de Tribunal Superior español en su reciente
Sentencia nº 119/2019 del 6 de marzo en la que, se consideró que la declaración de la
víctima cumplía con los requisitos para ser tomada como prueba de cargo única. En la
misma, se detallan aquellos factores que serán tenidos en cuenta en el proceso valorativo
del Tribunal, pudiendo citar los siguientes:

1. Seguridad en la declaración ante el Tribunal.

2. Concreción en el relato de los hechos ocurridos objeto de la causa.

3. Claridad expositiva ante el Tribunal.

4. “Lenguaje gestual” de convicción. Elemento de gran importancia que se caracteriza


por la forma en que la víctima se expresa desde el punto de vista del lenguaje no
verbal con el que se acompaña la declaración ante el Tribunal.

5. Seriedad expositiva.

6. Expresividad descriptiva en el relato de los hechos ocurridos.


7. Ausencia de contradicciones y concordancia del iter relatado de los hechos.

8. Ausencia de lagunas en el relato de exposición que pueda llevar a dudas de su


credibilidad.

9. La declaración no debe ser fragmentada.

10. Debe desprenderse un relato íntegro de los hechos y no fraccionado acerca de lo


que le interese declarar y ocultar lo que le beneficie acerca de lo ocurrido.

11. Debe contar tanto lo que a ella y su posición beneficia y como lo que le perjudica.

Estos criterios no pueden interpretarse de forma aislada, sino que, han de


entenderse y valorarse en relación a otra serie de circunstancias y factores como puede ser
el hecho de que la víctima pueda padecer una situación de temor por volver a revivir lo
sucedido al contarlo de nuevo ante el Tribunal, teniendo en cuenta que, normalmente ya lo
habrá realizado en dependencias policiales o sede sumarial.

Además, también habrán de tenerse en cuenta factores como las dificultades que
pueda expresar la víctima al recordar hechos que ha vivido, temor al acusado o a la familia
del mismo ante las posibles represalias, deseo de terminar cuanto antes la declaración o a
olvidar los hechos e incluso presiones de su propio entorno.

En estos casos, se trata de confrontar la declaración del acusado con la de la víctima,


siendo por ello que la Sala del Tribunal Supremo fija unos criterios consolidados en orden
a valorar la declaración de la víctima en relación a los criterios de valoración anteriormente
detallados:

1. La declaración de la víctima no es prueba indiciaria sino prueba directa, y ha sido


admitida como prueba de cargo tanto por la doctrina del Tribunal Supremo (STS
1317/2004), como del Tribunal Constitucional (STC 173/90, 229/91).

2. No es automáticamente prueba de cargo suficiente ya que está sometida a la


valoración del Tribunal sentenciador.

3. Esta declaración no es asimilable totalmente a la de un tercero.


4. Las declaraciones de la víctima o perjudicado tienen valor de prueba testifical,
siempre que se practiquen con las debidas garantías y son hábiles por si solas para
desvirtuar la presunción constitucional de inocencia de forma específica en los
delitos en que por las circunstancias en que se comenten no suele concurrir la
presencia de otros testigos.

5. Cuando es la única prueba de cargo exige una cuidada y prudente valoración por el
Tribunal sentenciador.

6. Existe una situación límite de riesgo para el derecho constitucional de presunción


de inocencia cuando la única prueba de cargo la constituye la declaración de la
víctima del delito.

En conclusión, la declaración de la víctima de un delito habrá de incurrir en una serie


de supuestos determinados jurisprudencialmente que tendrán que ser valorados en su
conjunto, teniendo que justificarse esta valoración de forma más cualificada cuando se
trate de la única prueba de cargo existente, capaz de enervar la presunción de inocencia del
acusado.
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