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Obsérvese que hay una zona en la cual el motor está entregando una potencia
elevada, con un alto par y un rendimiento también elevado. Es deseable que el
motor siempre estuviera funcionando en estas condiciones, sin embargo, cuando
la velocidad del motor sobrepasa esta zona, se pierde par, además de que el
rendimiento desciende rápidamente. Puede ser, que incluso si no se cambia de
marcha, el motor no suministre suficiente par como para continuar acelerando el
vehículo, además de todos los inconvenientes que supone tener elementos
girando a velocidades tan altas como 7000-8000 rpm (para un motor corriente,
esto supone alto desgaste, además de ruidos e incrementos demasiado elevados
de temperatura, y a largo plazo puede originar el fallo de alguna pieza)
Debido a esto, es necesario reducir la velocidad del motor al sobrepasar esta zona
(o bien aumentarla si lo que se hace es frenar el vehículo). Como no interesa
alterar la velocidad del vehículo según las necesidades del motor, sino al contrario,
se instala una caja de cambios que permite modificar la relación existente entre la
velocidad angular de giro de las ruedas del vehículo y el giro del cigüeñal (rpm que
indica el tacómetro del vehículo). A través de las relaciones cinemáticas de
engranajes, se demuestra que esta relación es de tipo lineal.
La caja de cambios está constituida por una serie de ruedas dentadas dispuestas
en tres árboles.
En las cajas manuales, los síntomas a tener en cuenta son los siguientes:
Dificultad para meter marcha: el mando del embrague podría estar desajustado
y habría que tensar de nuevo el cable. En caso de persistir, es recomendable
lubricar y ajustar el varillaje de accionamiento del cambio.
En lo que respecta a las cajas de cambios automáticas, los síntomas pueden ser: