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Confrontando Paradigmas Doctrinales

“Por Gracia Somos Salvos


sábado, 22 de agosto de 2020

Muchas veces lo obvio no es tan obvio y lo que es aparente, aparentemente no lo es.

Muchas veces decimos “Por gracia soy salvo” o “la salvación es por la gracia de Dios”, pero…

¿Estamos comprendiendo realmente lo que significa la gracia de Dios para nosotros los creyentes?
¿Estamos entendiendo el significado de la gracia bíblica como debemos entenderla, o estamos
reciclando un concepto inconcluso?

Muchas veces nos confrontamos los unos a los otros y debatimos constantemente respecto al origen
y conservación de nuestra salvación, y en nuestra falta de entendimiento en muchos casos, somos
víctimas de falsas doctrinas que parten de un fundamento vacío o inconcluso.

Muchos están convencidos de que la salvación no depende de lo que hagamos, es decir, que ha sido
el resultado de un bien inmerecido, esto es, la misericordia de Dios hecha manifiesta a través de su
Hijo lo que nos hace salvos. Y esto ¡es solo la mitad de una verdad!

Incluso les imagino corriendo a sus biblias y buscando el famoso pasaje de Efesios 2:8-9 donde el
Apóstol Pablo enseñanza que somos salvos mediante la fe y del cual cito: “Porque por gracia sois
salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie
se gloríe.”

Por otro lado, existen otros que sostienen que el hombre una vez Salvo deben llevar una vida
restaurada para conservar su salvación, es decir, que la salvación puede perderse, así que estamos
llamados a guardar los mandamientos de Dios los cuales se ponen de manifiesto al hacer a los
hombres lo que queremos que hagan con nosotros y vivir una vida piadosa delante de él para ser
salvos. Y esto ¡es solo la otra mitad de una misma verdad!

Pues tenemos al Apóstol Santiago explicando en su epístola general Santiago 2: 14-17 “Hermanos
míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si
un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y
alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son
necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí
misma.”
Tras esta situación nos podríamos llegar a preguntar…

¿Será que Pablo o Santiago no estaban de acuerdo en su concepto de salvación?, ¿Quién está
equivocado, Pablo o Santiago?, si ambos conceptos y opiniones son correctos y forman parte de
un mismo todo, entonces ¿Dónde se reconcilian ambas opiniones en la biblia?

Para iniciar el proceso de confrontación de este paradigma es necesario presentar una base bien
fundamentada y dicho fundamento tiene que provenir de alguien con la suficiente autoridad, es
lógico entonces pensar que, si los conceptos de salvación de Pablo y Santiago están en conflicto en
nosotros, debemos acudir a alguien de mayor autoridad que ellos y quien mejor que Jesús nuestro
Mesías y Salvador para establecer dicho fundamento, quien durante el Sermón del monte fue muy
claro en expresar…

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad
de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en
tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y
entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Cualquiera, pues,
que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre
la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no
cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace,
le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron
ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.”
(Mateo 7: 21-27) léase desde el capitulo 5 del evangelio de Mateo para una mejor contextualización y
comprensión

Ahora bien… si oír y poner por obra las palabras de Jesús son las que nos dan la salvación, entonces
¿dónde queda el fundamento de la gracia?

Para poder aclarar este punto de forma satisfactoria debo empezar testificando que hasta este día
mi entendimiento sobre “la gracia mediante la cual soy salvo” estaba reducido a la mitad. En mi
doloroso proceso de desapego de los paradigmas de la fe moderna, era común encontrar
contradicciones aparentes en estas enseñanzas base, y es que, si somos salvos por la gracia de Dios
y si la salvación es un acto de Dios, ¿cuál es el papel de nuestras obras dentro de nuestra salvación?,
y si la salvación es por la gracia inmerecida, o misericordia que obtenemos por parte de Dios ¿por
qué es estrictamente necesario cambiar nuestro estilo de vida y cumplir con los mandamiento de
Dios?; y por otro lado, si mi debido cumplimiento de los mandamientos de Dios expresados en las
palabras de nuestro Señor Jesucristo son los que me dan la salvación ¿entonces que paso con la
gracia? Y es que no podremos jamás tener este concepto claro si no lo sacamos de nuestro propio
contexto cultural y social heredado de nuestras raíces greco-latinas y lo llevamos al contexto social
y cultural al que pertenece realmente dicho concepto, el cual es el idioma y cultura hebrea o más
específicamente la Israelita.

Cada día comprendo la profundidad de las palabras del Apóstol Pablo cuando declaraba en su carta
a los Romanos 3.1-2 “¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión? Mucho,
en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios...” y es que
cuando llevamos las Escrituras al contexto hebreo y no a etimologías griegas o latinas heredadas de
las actuales escuelas e institutos de teología moderna, encontramos un universo de fundamentos
clave para nuestro crecimiento Espiritual, y el fundamento que más ha cambiado mi vida nueva en
Cristo Jesús, es aquel que aprendí tras encontrar la etimología de la palabra hebrea que se emplea
para expresar esa “Gracia o Misericordia” que tanto aparece en el nuevo testamento y no es otra
más que la palabra hebrea Hesed (‫ )חֶ סֶ ד‬y ahora comparto dicho concepto el cual podemos
encontrar perfectamente resumido en el siguiente sitio web que comparto a continuación:
https://www.biblia.work/diccionarios/hesed/.

‫חֶ סֶ ד‬
Hesed (‫)חֶ סֶ ד‬: Término clave de la Biblia hebrea y de todo el pensamiento israelita. Implica cercanía
afectiva y tiene dos sentidos fundamentales:

1. Misericordia, es decir, benevolencia gratuita, en línea de perdón.

2. Lealtad, es decir, firmeza en el cumplimiento de los compromisos.

Ambos sentidos se implican y solapan muchas veces, aunque puede predominar uno o el otro. Suele
ser un atributo fundamental de Dios, tanto en sentido absoluto o en unidad con Emet o emuna ( fe
la cual comparte la misma raíz que amén) que está más vinculado a la verdad tomada como firmeza;
de esa manera aparece muchas veces, destacando así la misericordia y la verdad de Dios (cf. Gn
24,27; Ex 34,6).

Fuentes bibliográficas:

• Cf. F. ASENSIO, Misericordia et veritas. El Hesed y el Emet divinos. Su influjo religiososocial


en la historia de Israel, Analecta Gregoriana 49, Roma 1949
• PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

En este sentido, cuando empleamos la palabra “Gracia o Misericordia” para referirnos a ella como
fuente de salvación, estamos empleando la palabra hebrea HESED la cual nos enseña que la
salvación está definida de forma indistinta, como:

La benevolencia gratuita asociada al perdón, la cual procede de Dios, es decir, que no está asociada
a la línea sanguínea, a nuestros orígenes históricos o porque de alguna manera hemos hecho algo
digno de merecerla, lo cual es lo que intenta expresar el Apóstol Pablo en su carta a los Efesios 2:9
cuando dice “no por obra para que nadie se gloríe” y en Gálatas 3:28 donde expresa que Dios no
hace distinción en cuanto a nuestra nacionalidad ni en cuanto a nuestros hechos para hacernos
coparticipes de esta salvación.

La lealtad a los compromisos adquiridos con Dios de cumplir con los estatutos de su pacto hecho
con nosotros, del cual habiendo alguno nacido gentiles, ahora somos coparticipes de esta promesa,
y por ende tenemos que ser hallados fieles en cumplir con los compromisos asociados al pacto
hecho a través de su Hijo unigénito como lo expresa nuestro propio Señor Jesucristo y ha sido
registrado en Mateo 7:21-27, lo manifiesta a través de las palabras registradas en Juan 3:16 y
finalmente lo explica en su carta Santiago 2: 14-17.

De esta manera podemos expresar sin temor a equivocarnos que: “la salvación se obtiene por la
benevolencia gratuita asociada al perdón de Dios y se manifiesta y conserva por nuestra lealtad a
los compromisos adquiridos, de poner por obra las palabras de nuestro Señor Jesucristo en nuestras
vidas, que no es otra cosa de cumplir con los mandamientos y estatutos que Dios nos dio”. Y toda
esta hermosa relación es la que expresamos cada vez que citamos “Por gracia (hesed) somos salvos”

Hno. Nestor Santos


7 referencias Bíblicas clave para una profunda comprensión:

Libro de Éxodo 34:6-7

Libro de Deuteronomio 18: 15-22

Libro de Deuteronomio Capítulos 28 al 30

Evangelio Según Mateo Capítulos 5-7

Evangelio según San Juan (completo; con especial atención y énfasis en observar la relación del
concepto estudiado en el capítulo 1: 1-18 y en el capítulo 3 de dicho evangelio)

Carta del Apóstol Pablo a los Efesios Capitulo 2

Carta del Apóstol Santiago 2: 14-26

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