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5VIDA FAMILIAR EN

CRISTO

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VIDA FAMILIAR EN CRISTO
Prologo
Hemos dicho en reiteradas ocasiones que el matrimonio vendría a ser la segunda
decisión más importante en la vida de una persona, ya que la primera es entregarse a
Cristo recibiéndolo como suficiente Señor y Salvador, de ahí la importancia de estar
preparado para cuando llegue el momento de tomar la decisión del matrimonio, porque
como lo dijera alguien el matrimonio puede ser la experiencia más feliz, mediocre o
desdichada de nuestra vida.

Dios estableció el matrimonio, quiso que los sexos opuestos se complementasen para
que cada uno diera al otro lo que le faltase en el cumplimiento de Sus propósitos.
Pero esas diferencias (físicas, emocionales, etc.) que Dios ha establecido para unir y
complementar a dos personas con individualidad propia, en muchos casos ha servido
para dividir y separar en vez de unir y complementar.

Hoy día el concepto del hogar, la familia, el matrimonio, ha perdido valor y se ha


distorsionado del sentido verdadero que debe identificarlo.

La falta de continuidad de la razón de ser de la familia a través de miles de años de


historia de la humanidad ha traído la debacle hogareña que hoy estamos viviendo en
el mundo… y la iglesia de Cristo no es la excepción. Más bien yo diría con mucho
temor e incertidumbre, que el verdadero propósito divino del matrimonio ha sido
relegado a la excepción y no a la regla general como Dios lo establece.

¿Cuántos hogares cristianos no se han separado? ¿Cuántos han estado a punto de


hacerlo? Y los que no lo han hecho, no ha sido por temor a Dios, sino por razones
personales; lo que demuestra que el sentir de la pareja no es la sujeción al Señor y Su
palabra sino su propio deseo, y digo deseo porque no puedo decir beneficio personal
ya que una separación y un hogar conflictivo no beneficia a ninguno de los miembros
de la familia lo cual es bastante grave.

Y además, para agravar la crisis hogareña, las delineaciones que Dios ha dejado para
regir la vida de la familia en todos los aspectos, cada día va siendo “podada” o suplida
por los grandes “descubrimientos” que los “sabios, psicólogos, psiquiatras y
filósofos…” han hecho del hombre, a tal punto, que de la aplicación de las verdades
divinas poco o nada han quedado.

Stg. 4:4 y I Jn. 2:15-17 nos muestran la imposibilidad de la unión de los hijos de Dios
con el mundo, sin que tenga sus lamentables, trágicas y hasta funestas consecuencias

Sin embargo, el cristiano de hoy con su gran “sapiencia”, “ha logrado” unir las
enseñanzas y delineaciones de los que rigen al mundo con la familia y hasta con la
iglesia: ¡vaya sabiduría! Parece que lograron unir aquello que Dios había dicho que era
imposible. Sería bueno pensar entonces que si la Palabra dicha por Moisés tenía
pleno cumplimiento y justa retribución (Heb 10:28), ¿por qué pensar que la Palabra de

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Cristo – de la cual Él dijo que eran Espíritu y Vida -, tiene menor valor, y un menor
juicio o recompensa? El apóstol dijo: “Porque es necesario que todos nosotros
comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que
haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo (2 Cor. 5:10).
Debemos pensar que un día vamos a dar cuenta ante el Señor, y Él dijo “el que no
está conmigo contra mí es, y el que no recoge conmigo desparrama” No podemos
seguirle sin servirle, ni servirle sin seguirle.

El primer lugar donde se ha de manifestar mi entrega al Señor es el hogar, y ahí debo


funcionar de acuerdo al propósito para el cual el Señor me ha puesto (cabeza, cuerpo,
padre e hijos).

El ejercicio del arrepentimiento, el perdón entre la familia, el orar en búsqueda de la


guía de la Palabra, ya son herramientas que poco o ningún uso tiene en la lucha y la
protección de la familia. Pareciera que aquellos que nos aferramos al verdadero poder
y guía de la Palabra fuéramos obsoletos, o pasados de moda, o extremistas y
“legalistas”. Hemos olvidado o nunca hemos comprendido adecuadamente la razón de
ser de nuestra estadía aquí en este planeta tierra como hijos de Dios.

No es fácil entender cómo es que nos aferramos a lo que la Palabra dice respecto a
cómo alcanzar la salvación y nuestra seguridad de la misma; pero esa misma palabra
es desechada respecto a lo que dice en cuanto a cómo debe regirse nuestra nueva
vida en Cristo como ciudadanos del cielo; Rom. 6:4; II Cor. 5:17; Mt. 18:18-20.

Dijimos hace muchos años que la familia es la base de un país, estado o comunidad, y
que sin la solidez de ella se desmoronan las sociedades y los sistemas que la forman.
La degradación gubernamental de los países en general en el manejo de las leyes
morales, la aprobación de nuevas leyes que propagan la inmoralidad y la maldad etc,
es prueba inequívoca de la condición de las familias que la componen; son familias sin
verdadero temor de Dios regidas por sus propios conceptos ya entenebrecidos por el
príncipe de las tinieblas. Pero eso no debe alarmarnos porque son hijos del diablo. Y
ellos no entienden o no quieren entender las cosas espirituales. Lo triste, lo
lamentable, lo horroroso es que los hijos de Dios sigan el mismo camino.

Siendo como es, que nuestro propósito no es un país terrenal sino celestial, la honra y
gloria no es para gobiernos humano, sino para el Rey de Reyes y Señor de Señores,
preguntémonos pues, sobre qué clase de fundamento estamos edificando nuestra
familia. Vivimos en medio de la sociedad más corrupta de la historia. ¿La vivencia de
la fe que profesamos honra el nombre de Dios?

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Introducción

Que es el matrimonio

Es la relación humana instituida por Dios en el cual el hombre y la mujer cohabitan en


amor para una mutua realización de los propósitos de Él.

El matrimonio es más que el amor del uno por el otro, es la representación mística de
Cristo y su iglesia, es la santa ordenanza de Dios por medio del cual el desea
perpetuar la raza humana hasta los fines de los siglos, el matrimonio no es solo la
unión de dos cuerpos sino de dos mentes, dos corazones con un mismo fin, como
dijera el profeta “es el pacto de Dios”.

En el cristianismo, la esposa del mismo modo que el esposo tiene derecho a tener
perfecta fidelidad de su conyugue, la esposa ya deja de ser el mero instrumento que
fue en el antiguo testamento después del Edén y pasa a ser con su esposo la
coheredera de la gracia de la vida (I pedro 3:7).

La familia cristiana no fue establecida para buscar su propio beneficio, ha sido creada
para la gloria y honra de Dios. Aquellos que sostienen que su propio beneficio y
conveniencia son las mejores metas para la vida familiar no podrán comprender el
plan de Dios para el matrimonio y su familia, ya que la verdadera felicidad del
matrimonio es una consecuencia a causa de darle el primer lugar a Dios.

La mayoría de los consejeros matrimoniales toman como punto de partida a la criatura


humana y luego tratan de incluir a Dios como un aditivo útil, una especie de
aglutinante celestial garantizado para dar cohesión a una vida conyugal bastante floja.

Las sagradas Escrituras plantean el matrimonio desde un ángulo diferente, la familia


pertenece a Dios, él la creó, él ha determinado su estructura y su forma, él ha
determinado su propósito y su meta, por decisión divina un hombre y una mujer
forman un hogar, pero ese hogar es de Él. ¨si Jehová no edificare la casa en vano
trabajan los que la edifican.¨ y ¨…herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el
fruto del vientre.¨

Desde este punto de vista entonces no es nuestra familia ni nuestro hogar sino de Él.
De ahí que si consideramos que la familia cristiana es de Dios, -y de hecho lo es-
hemos de mirar con bastante cuidado lo que el diseñador de la familia ha establecido
para ella, con la seguridad de que Aquel que la creo es el único que conoce las cosas
pertinentes a ella y por consiguiente el único que puede dar el más sabio consejo.

En esta época de la tecnología observamos que toda máquina o motor trae su manual
de instrucciones sobre su manejo, cuidado y mantenimiento. No creo que ninguno de
nosotros nos atreveríamos a poner a funcionar una máquina que no conocemos sin
consultar el manual de instrucciones.

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Si reconocemos que Dios es el creador y diseñador de la familia, entonces ¿porque no
consultar el manual que Él nos ha dado para ella? Leer Jueces 13:8.

Cada punto tratado en este tema está basado estrictamente bajo textos y principios
establecidos en la palabra de Dios. Creemos que estos son tan verdaderos y validos
hoy como cuando fueron escritos, aunque sé que esto es difícil de aceptar en esta
generación (II Timoteo 3:16-17; Juan 6:63).

Cada pareja (varón y hembra, -aclaro- varón y hembra) que deciden unirse en el
matrimonio (religioso, legal o unión formal), inician –entiéndalo o no- una relación que
determina el éxito o fracaso de esa unión, lo que se haga y como se haga determinará
el resultado presente y eterno de esa familia. Por consiguiente, bueno es que sepamos
que esa relación (de pareja) está determinada por la relación de ellos con Dios, y esa
relación (con Dios) está determinada por la relación individual de cada miembro con
Él. Obvio diríamos, pero por ser tan obvio es necesario recalcarlo con mayor énfasis,
para no caer en meras formalidades o meros conceptos livianos.

¿Qué clase de ambiente se respira en su hogar? ¿Amor, paz, misericordia y


compresión o resentimiento, odio, venganza, amargura? Ahora pregúntese ¿Qué
aporto yo para que en mi hogar se respire el ambiente que se respira? Y si es honesto
en su respuesta tendrá que reconocer que usted es responsable de lo que se vive,
poco o mucho; pero también es parte de la solución si se aferra a Aquel que estableció
el matrimonio.

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VIDA FAMILIAR EN CRISTO

Propósitos de Dios para el matrimonio

Por las escrituras entendemos que Dios creo todas las cosas para su gloria y en
especial a la criatura humana, Is 43:7; Ef. 1:6, 12,14.

En Génesis 1:26-28, 31 encontramos inicialmente los propósitos para lo que fue


creado el hombre, individual y como pareja, los cuales analizaremos en el desarrollo
del estudio. Como podemos ver, el desarrollo de la humanidad empieza con un
matrimonio. Este matrimonio ilustra la relación que debía tener el hombre con su
Creador. Pero la degradación de la humanidad por causa de la desobediencia de
Adán, hizo que Dios enviara un juicio para exterminar a todo ser viviente, sin embargo;
en sus infinita misericordia se reservó una familia para que poblara la tierra y a la vez
para seguir manteniendo esa relación con la criatura humana para el cumplimiento de
Sus propósitos, pero esta generación continuó con su mismo proceso de degradación,
entonces Dios levanto otro matrimonio del cual a su vez dio origen a una nación
(Israel) para dar testimonio al mundo a través de ella, y a la vez cumplir sus propósitos
para la humanidad.

Este trato de Dios con Israel también es ilustrado por el matrimonio Jer 3:14, 20; Ose
2:19-20.

Años más tarde cuando aparece el Señor Jesús en la historia de la humanidad,


nuevamente reafirma los valores morales y espirituales del matrimonio según el
principio dado en el Edén (Mat 19:1-9), y como si fuera poco, después de la ascensión
de Cristo a la diestra de Dios, los escritores de las cartas siguen enfatizando la
importancia del matrimonio como normativa Divina, y es así como vemos al apóstol
Pablo describiendo la unión del varón y la mujer como la representación mística entre
Cristo y su iglesia, ilustración que es la corona de todas las anteriores. Esto debe
darnos una clara luz del significado, importancia y valor del matrimonio, importancia y
valor que tiene para Dios y que por ende debe tener para sus hijos, ya que el hijo
honra al Padre.

Lo que significa y representa el matrimonio es único, es singular, no hay otra


ilustración tan profunda y significativa en toda la escritura que tenga connotaciones
espirituales tan elevadas como el matrimonio. Por tal razón es necesario que con más
diligencia atendemos las directrices de la palabra de Dios al respecto, para Su gloria y
honra.

El concepto del matrimonio es un tema mucho más complejo de lo que a simple vista
podemos entender, ya que esa unión física y emocional tiene una connotación
espiritual que nuestra mente limitada no podría entender. Lea y medite Mal 2:14,15;
Prov. 2:17; 5:15-21.

Antes de desarrollar este tema en sí, debemos analizar otros aspectos para entender
mejor el propósito de Dios.

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Hay 2 errores que son los principales impedimentos en el correcto funcionamiento de
la familia.

1. Error por el desconocimiento del propósito de Dios en la familia.


2. Error en la función del rol que Dios le ha designado a cada uno.

La vida cristiana es por fe, porque ¨el justo por la fe vivirᨠy ¨sin fe es imposible
agradar a Dios¨ por consiguiente la calidad de mi fe es determinante en el
cumplimiento de los propósitos de Dios en mi familia. Miremos como ejemplo
(Gen. 22:1-19).

Como ya hemos visto, la generación humana empieza con un matrimonio, un hogar


establecido en el Edén; Gen.2, bajo los parámetros del Todo sabio y soberano Dios,
sin embargo ese matrimonio establecido por él tuvo un tropiezo por causa de la
desobediencia del hombre, por lo cual hoy estamos viviendo estas graves
consecuencias.

Leamos pues la historia en Gen 3, y contestemos las siguientes preguntas:

 ¿Se equivocó Dios en el esquema de su plan? ¡No!


 ¿Se equivocó Dios al darle esta mujer Eva específicamente? ¡No!
 Entonces si no se equivocó Dios, y de hecho no se equivocó ¿Por qué una
mujer hecha por la mano de Dios e idónea se convirtió en instrumento de
satanás?
 ¿Qué hizo Eva para que el pecado entrara a su corazón?
 ¿Cuál fue la consecuencia que tuvo Adán por su desobediencia?
 ¿Cuál fue la consecuencia que tuvo Eva por su desobediencia?
 ¿Qué enseñanzas prácticas o qué conclusiones podríamos sacar del error de
Eva para mejorar nuestra relación en la familia?

Veamos pues, los dos errores antes mencionados.

1. Error por el desconocimiento del propósito de Dios para la familia:

Cuando una persona arrepentida recibe a Cristo para salvación recibe junto con ella
un paquete de beneficios posicionales con Dios, pero también intrínsecamente recibe
una serie de responsabilidades. De igual manera, cuando un hombre y una mujer
deciden unirse en matrimonio, además del disfrute de su matrimonio, también reciben
una serie de responsabilidades mutuas que solamente pueden realizarse
adecuadamente cuando conocemos las que tenemos con Dios.

Cada cónyuge debe tener en claro cuál es el propósito de Dios para su vida en el
matrimonio.

Si una persona no sabe cuál es su rol en el hogar ¿cómo puede llevarlo a cabo? Debe
tener una meta u objetivo para poder a lo menos intentar cumplirlo.

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2. Error en la función del rol que Dios le ha designado a cada uno.

La felicidad en el hogar con beneficios eternos –que sí existe, aunque algunos piensen
que no- depende en gran manera, del concepto que cada uno tenga del rol que Dios
le ha asignado en el hogar y de la aceptación que cada uno tenga de ese rol.

Cada cónyuge debe conocer cuál es el rol que le corresponde en el propósito para el
cual se casó. Estamos hablando de propósitos generales ya que los particulares se
desprenden de este.

Cristo dijo: “donde están dos o tres congregados en mi nombre, yo estoy allí en medio
de ellos” (Mat 18:19-20). La garantía para que Cristo esté en medio de dos o tres, es
que estén reunidos en su nombre. No puedo esperar que el Señor Jesús esté en
medio de mi hogar cuando no tengo comunión con mi conyugue. Si la familia va a
funcionar adecuadamente con paz y gozo en medio de las luchas, tiene que tener a
Cristo en el centro de ella como Señor, eso implica que los papeles o funciones son
los que Él ha designado y que estos deben asumirse con gozo y responsabilidad.

Conozco muchas parejas donde cada conyugue actúa según supone que es la forma
correcta, pero sin ningún interés en averiguar si es lo que Dios demanda de ella.
Prov.14:12. Debemos conocer y aceptar de todo corazón el lugar que el Todo Sabio y
Poderoso Dios nos ha dado para su gloria ya que en la medida en que esto sea
entendido y aceptado de corazón habrá una mayor y mejor disposición para
obedecerlo.

El hecho de no aceptar nuestro lugar o posición en la familia y que aún a sabiendas


actuamos en contravía de lo que Dios establece no va a cambiar en lo más mínimo los
decretos Divinos, ni a darle solución verdadera a los problemas de nuestro hogar; solo
agregamos más pecado y amargura a nuestra alma y alejamos de nosotros, y por
ende de nuestro hogar, la bendición de Dios; Sal. 109: 17-18.

Estos dos aspectos son el común denominador en los hogares de hoy. ¿Sabe usted y
acepta el papel que Dios le ha designado en el hogar? Obvio, diríamos nuevamente…

El conocimiento intelectual de esta respuesta no garantiza que usted verdaderamente


ha entendido y aceptado el rol que Dios le ha asignado. La cabeza tiene que funcionar
como cabeza, y el cuerpo tiene que funcionar como cuerpo. A menos que estemos
dispuestos a corregir lo que Dios ha diseñado.

La desunión en la pareja viene generalmente por no aceptar ese rol, con lo cual se
manifiesta una rebeldía a la Palabra de Dios.

Ahora, es bueno aclarar que el hecho de que se presenten incomprensiones en la


pareja, no quiere decir necesariamente que no fue la voluntad de Dios en el momento
del matrimonio.

Piense en Adán y Eva, no olvide que hay un enemigo que va a intentar siempre
destruir la obra y planes de Dios, la única forma de impedirlo es resistiéndole y
sometiéndonos a Dios (Sant 4:6-8ª; 1Ped 5:6-8).

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Dos principios fundamentales en el matrimonio

1. Principio de separación
2. Principio de unidad y permanencia

Estos dos principios van unidos en su aplicación, aunque sus dos vocablos
(separación y unidad) parezcan oponerse entre sí. La aplicación del primero debe
llevar a la complementación del segundo.

1. Principio de separación. Gén 2.24; Mat 19:5-6; Efe 5:31.

Este principio de separación (dejar), implica separarse de los padres pero salir con la
bendición de ellos (Prov. 1:8-9; 4:1-6).

La palabra que aquí se traduce para “dejar”, expresa no solo la idea de separación
sino también independencia, ya que la separación en sí misma no implica
independencia. Es un hogar que tiene su propio gobierno no sigue bajo el gobierno de
sus padres o de sus suegros; la mujer estará sujeta a su marido y no a su suegro o a
sus cuñados.

El hombre debe dar prioridad al cuidado de su mujer y sus hijos, y éstos deben estar
bajo la autoridad de los dos. Esto no se refiere al abandono o descuido de los padres
cuando ellos lo necesitan, ni que no se debe tener una excelente relación con los de
su familia.

2. Principio de Unidad y permanencia. Gén 2:24; Mat 19:5-6; Ef. 5:31, Mal 2:15

El principio de unidad, es el resultado del primero; es decir que la palabra “dejar”


impulsa a la unidad.

La expresión “se unirán y serán”, implica perpetuarse en la unión establecida por Dios,
a tal punto que pueda ver a su conyugue como la persona adecuada para reflejar la
imagen de Dios y cumplir su voluntad. Es en su nuevo hogar donde se enfocan sus
esfuerzos en busca de esa unidad. Esto implica que la unidad es un desarrollo
progresivo que conlleva a una permanencia duradera. La razón por la cual muchos
hogares no permanecen es porque nunca se preocuparon por fomentar la unidad
(Ef. 4:3).

Estos dos principios son paralelos ya que en la medida que no haya injerencias
perturbadoras del gobierno del nuevo hogar, entonces ellos tendrán la libertad para
direccionar su hogar según el conocimiento que tengan de Dios, y a la vez aprenderán
a ejercer su responsabilidad para cumplir con sus deberes propios. Digo –deberes
propios-, ya que en la relación de hijos a padres después de casados se han
presentado demasiados inconvenientes. La relación de responsabilidad directa que la
Biblia enseña es de los padres para con los hijos, no los abuelos; solo en caso de
excepción. Esto no elimina los buenos consejos - repito: consejos de los más sabios,
incluyendo padres; si son acordes con el concepto bíblico.

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La verdadera concepción del matrimonio es que sean un solo corazón y una sola
alma, implicando con ello que el dolor de uno también es del otro, y el gozo de uno
también es compartido con el otro. No debe haber gozo a costa del dolor o la
incomodidad del otro.

La frase “una sola carne” conlleva el sentir de unidad interna como lo deja ver las
palabras del Señor “así que ya no son más dos…” (dejaron de ser) para hacerse una.
Mal. 2:15 y Prov. 5:18-21.

Es supremamente importante que al llegar al matrimonio, estemos plenamente


seguros de que él o ella, y aun nuestro noviazgo han sido la voluntad de Dios, porque
puede acontecer que sea la voluntad de Dios la relación, pero que el matrimonio no se
desarrolle conforme a esa misma voluntad.

Propósito de Dios para el matrimonio

Dios se ha dado a conocer al hombre de forma progresiva, es decir; que no se dio a


conocer en todo su carácter desde el principio, sino que a través de los años iba
manifestando más de Él a la humanidad en su trato y en sus manifestaciones.

Al igual sucede con sus planes y propósitos. Es apenas perceptible el propósito de


Dios para el matrimonio en el comienzo. Es como una tenue luz lo que se puede
vislumbrar al respecto, pero ahora con toda la información que tenemos en la escritura
esa tenue luz se ha convertido en una antorcha para aquellos que viven en la luz de
Cristo. Por eso hacemos la aclaración en el enfoque de Dios para el matrimonio en el
principio, y a donde apuntaba ese enfoque para nuestros tiempos.

Reflejar la imagen Unidad


Propósito de Dios: de Dios. Tipificar la unión de
Reproducir la Cristo y la iglesia.
Gén. 1: 26-28, 31 . Pluralidad
imagen de Dios.
Sojuzgar la tierra. Ef. 5:22-31
Gobernar.
No Independencia
Ejercer dominio.

1. Reflejar la imagen de Dios

El hombre fue creado a la imagen y semejanza de Dios, es decir que el hombre fue la
criatura que hizo Dios que representa su imagen y semejanza, no existe otra criatura
en toda la creación que haya sido hecho a la imagen y semejante de Dios. Esta
imagen y semejanza la encontramos en su forma tripartita ya que el hombre está
compuesto por espíritu, alma y cuerpo (1 Tes 5:23), como también la podemos ver en
su carácter moral y funcional; intelecto, voluntad y emociones.

Es pues sabio inferir que si Dios creó al hombre a su imagen y semejanza era porque
quería que su imagen fuera manifestada a través de la criatura humana para gloria de
él.

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Ahora, cabe una pregunta ¿qué implica o cómo se llevaría a cabo la manifestación de
la imagen de Dios en el hombre y por ende en el matrimonio? Para responder a esta
pregunta tenemos que mirar a Dios en sus diferentes manifestaciones.

¿Qué vemos en Dios en la manifestación de Su Hijo y la revelación del Espíritu Santo


que le corresponda al hombre imitar como individuo y pareja?

 Santidad  Unidad
 Justicia  Templanza
 Amor  Mansedumbre

 Misericordia FE  Autoridad
 Verdad  Sujeción
 Perdón  Obediencia

Entre otros que se desprenden de éstos.

Estos atributos o características son elementos de obligada manifestación en todo hijo


de Dios en su condición humana para que pueda ser una realidad en el desarrollo de
su matrimonio.

Dos problemas muy comunes en el matrimonio.

En el proceso de reflejar la imagen de Dios se presentan dos problemas muy comunes


en el matrimonio:

1. Colocar o valorar a su conyugue en base a su rendimiento o capacidad de


acción.
2. Reaccionar negativamente ante los errores de su conyugue.

1. Colocar o valorar a su conyugue en base a su rendimiento o capacidad de


acción:

Cuando Dios le entregó Eva a Adán, éste exclamó: “esto es ahora hueso de mis
huesos y carne de mi carne” reconoció que era la provisión que Dios tenía para él, no
empezó a saca supuestas conclusiones, ni a hacer conjeturas necias en cuanto a si
esa era o no la adecuada para él. Había sido decisión de Dios y él no podía
equivocase. Hoy día mí pareja es valorada según sus capacidades y no según sus
cualidades. Estamos buscando una figura más que un corazón, y el valor que le
damos a la pareja depende más del concepto del mundo que del concepto de Dios.
Piensa que esa pareja te la regaló Dios y debe ser valorada como Dios la valora y
como tú quisiera ser valorado.

Tenga en cuenta al hacer un juicio, las cualidades de su pareja; si en verdad éstas


agradan o no a Dios.

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2. Reaccionar negativamente ante los errores de su conyugue:

Muchas veces reaccionamos de manera negativa por algunos errores de la pareja,


basados más en nuestro estado anímico que en el juicio adecuado de lo acontecido;
no teniendo en cuenta que nosotros hemos podido cometer los mismos errores o más
graves. Hay casos que cuando se da un hecho errado hacemos un juicio según
nuestro punto de vista sin pensar que lo que Dios dice al respecto, y que en muchos
casos ni siquiera lo está condenando.

Hay en el ser humano un deseo oculto de venganza que a veces no sabemos


controlar.

Cuando sucede un hecho de error o pecado Dios no está tan interesado en lo


acontecido como tal sino en tu reacción, ya que Dios quiere usar los errores de tu
pareja para moldear tu vida. Recuerda que el propósito es reflejar la imagen de Dios.
Ahora, esto no quiere decir que el hecho no merezca un justo juicio ni que le debamos
echar tierra a un pecado. Pero repito, Dios quiere ver tu actitud frente al hecho y qué
pasos vas a dar para solucionar la situación.

No podemos olvidar que el propósito principal de satanás es destruir los hogares, y


empieza por interrumpir primeramente la verdadera comunión entre la pareja, y
aunque no debía ser así debemos reconocer que lo ha logrado muchas veces. Por
tanto, veremos a continuación unos puntos que nos ayudarán a reestablecer la
comunión mutua, siempre y cuando usemos adecuadamente la palabra de Dios.

Pablo dijo “toda la escritura es inspirada por Dios y ÚTIL para…”. La utilidad de la
palabra de Dios en la criatura humana depende del uso adecuado que le demos a ella
y el propósito para lo cual la usemos. Por consiguiente estos puntos que vamos a ver,
tendrán beneficios en su vida, en la medida en que se aplique lo que hemos dicho
antes.

Como ya hemos dicho, las debilidades de su pareja son elementos que Dios quiere
usar para cumplir sus propósitos. Teniendo claro esto, entonces no reaccionaríamos
negativamente ante las debilidades de mi conyugue.

Es muy importante tener claro que mis debilidades o errores pasados no me eximen
de tratar las debilidades de mi conyugue, siempre y cuando sea con el propósito de
honrar a Dios.

Por consiguiente le aconsejo los siguientes pasos:

 Solo en oración pídale a Dios que le guie con su Espíritu a descubrir sus
propios pecados y errores. Tenga cuidado de no ser demasiado introspectivo
(buscando pecados donde no hay).
 Si usted reconoce que es una debilidad permanente o consecutiva, pídale a
Dios fortaleza para superar el asunto apoyándose en textos que los respalde
Haga una separación entre lo que es un pecado en sí y lo que son errores o
descuidos (Sal. 19:12-13).

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 Luego de tener claro lo que Dios le haya mostrado, confiéselos a él, y en caso
de ser necesario a su conyugue. Reconozca que usted es parte del problema
en el hogar y parte de la solución (1 Jn. 1:9; Isa. 55:7).
 Dele gracias a Dios por la vida de su pareja y ore por usted y por ella para que
el Señor sea guiándolos en el proceso de restauración de los problemas.
Recuerde que él dijo “mi presencia ira contigo…” “… Yo soy tu Dios…”. Cristo
dijo “donde están dos o tres congregados en mi nombre, yo estoy ahí en medio
de ellos”. La única garantía para la solución correcta de nuestra vida
matrimonial con beneficios eternos, es que Dios esté guiando ese matrimonio.

Para tratar algún problema que se haya presentado, tenga en cuenta lo siguiente:

 Confesar sin ofender (no acusar, ni justificar).


 Con percepción.
 Caminando en los zapatos del otro (Mt. 7:12; Gal. 6:9).
 Evite herir a su conyugue, más bien estimule su espíritu (Prv. 15:4; 17:22). Esto
quiere decir que cuando su pareja pierda el control, no responda de la misma
manera, trate de llevarlo a la cordura pidiendo sabiduría y ayuda divina c.p.c
Neh. 2:1-4; 4:7-9).
 No haga conclusiones ni juicios prematuros por mera suposición, ni se
disponga a ello antes de escuchar al otro u otras versiones del asunto al
respecto c.p.c Hch. 21:27-29.
 En lugar de suponer, escuche poniendo el sentido (no las emociones) en las
palabras de su conyugue para tratar de comprender su relato y para ello hay
que aprender a tener la boca cerrada mientras el otro concluye (Prv. 13:18).
 Evite interrumpir al otro innecesariamente y mucho menos bruscamente.
 Evite palabras explosivas (Prv. 15:4; 16:6).
 Evite las indirectas y el sarcasmo. No alimente la ira.
 Mantenga las emociones bajo control (Prv. 15:18; 16:32; 17:1). Esto implicaría
a los menos dos cosas:
a. No dejes que la ira te controle, impidiendo con ello la dirección del Espíritu
Santo, a la vez que pierdes claridad en cuanto a las enseñanzas de la
Palabra.
b. No permitir que rencores pasados te lleven a tomar una forma de venganza
camuflada que a veces es imperceptible, pero que el enemigo puede usar
en el momento menos indicado. Así que cuando vas a tratar un asunto
prepárate en oración y con la Palabra de Dios para buscar una solución y
no para vencer en una pelea (Prv. 15:1). Debemos aclarar que no quiere
decir que la ira no va a aparecer, sino que no debemos dejarnos controlar
por ella.
 Crear un ambiente sin amenazas (Prv. 13:10). Esto tienen que ver con nuestra
actitud al tratar una situación compleja. No hemos dicho una sola palabra y ya
el ambiente está caldeado.
 Mantén las líneas de comunicación abiertas. Es decir que nunca elimine toda
esperanza de solución de un problema. Recuerde que la última palabra es la
Palabra de Dios.

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 No imponga sino enfatiza. Tu motivación no deben ser ganar una discusión
sino hacerte entender, haciendo uso adecuado de los principios de la Palabra
de Dios para que ésta sea glorificada (2 Tes. 3:1; 2 Tim. 2:15).
 Haga preguntas para clarificar. Muchas veces por entender mal una expresión
o escuchar mal surgen muchas dificultades.
 Haga una pausa en cada punto para aclarar dudas.
 Reconoce tus errores cuando tu pareja tiene la razón y pide perdón por ello.
 Tenga cuidado con las mentiras camufladas para justiciar su error.
 No dejes que el sol se ponga sobre vuestro enojo ni deis lugar al diablo (Ef.
4:26)

Reproducir la imagen de Dios

Damos por sentado que cuando Elohim dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen
conforme a nuestra semejanza…” era porque quería que Su imagen y semejanza se
manifestase y permaneciera por medio de la criatura humana a través de los tiempos,
ya que después dijo: “Fructificad y multiplicaos, llenad la tierra y sojuzgadla”. Es, pues,
bien claro que cuando dice fructificad implica que la primera criatura humana hecha a
imagen y semejanza de Dios tenía el deber de reproducirse tanto en esencia como es
carácter.

Después de lo acontecido en el Edén, o a consecuencia de ello, y en la medida


progresiva en que Dios se va revelando al hombre, las instrucciones en cuanto a la
educación espiritual y moral de los hijos aflora con mayor claridad, mostrando el temor
a Dios en que debían ser edificados para evitar el castigo de la ira de Dios en ellos.

Caín y Abel – Gen. 4

Noé y sus hijos – Gen. 9

Abraham e Isaac – Gen. 22

El libro de Deuteronomio abunda en enseñanzas y consejos de la educación de los


hijos, y qué decir de proverbios y las epístolas, que están repletos de instrucciones
para toda la familia, y esto sin mencionar el resto de las Escrituras, con lo cual nuestro
Señor y Dios ha querido impregnar en el corazón del hombre, el valor y la importancia
de la familia como medio de subsistencia en el cumplimiento de sus propósitos.

Veamos algunos textos:

 Gen. 18:16-19 ¿Cuál fue la razón que el Señor expresa para no ocultarle a
Abraham lo que va a hacer con Sodoma y Gomorra?
 Sal. 78:1-8 ¿Cómo fue que estas enseñanzas llegaron hasta los hijos de Asaf?
¿Qué fue lo que los llevó a ellos a guardarlas con tanto celo y amor, que eran
motivos para sus cantos?
 Dt. 6:1-9, 12, 17, 20-25. Estos pasajes nos dan la respuesta.

13
Recordemos que esto fue en la época de Moisés, cuando la depravación del hombre
era menos visible. Ahora, ya que hoy se manifiesta más por todos los medios y todas
las formas, con la aprobación de las leyes gubernamentales, la vigilancia y protección
para la educación de nuestros hijos deben ser con mayor constancia y mayor
dedicación, para ayudarles a guardarse del mal camino, trayendo a sus padres la paz
que da el saber que sus hijos están en manos de Dios.

Las varias estrategias que Satanás se ha ideado para evitar que el hombre conozca a
su Creador, parece estar dándole resultado. El avance de la tecnología, los grandes
descubrimientos científicos, unidos a las leyes permisivas de los estados y a las falsas
religiones, han sido aliados para que el príncipe de las tinieblas lleve a cabo su obra
destructiva. Ahora, esto no quiere decir en ninguna manera que el propósito de Dios
haya fracasado, sino que la mayoría de la cristiandad de hoy ha dejado las armas que
el Todopoderoso y sabio Dios ha establecido para nuestra protección y bienestar, por
acomodarse al razonamiento de los que no conocen a Dios; de tal manera que el
testimonio de la iglesia primitiva, ha sido desdibujado por el andar de la iglesia de
Cristo de nuestros días.

Recuerde, el mejor lugar para formar verdaderos seguidores de Cristo, es el hogar. No


podemos pretender que la Escuela Dominical en medio domingo, haga lo que usted no
hace en seis días y medio.

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VIDA FAMILIAR EN CRISTO

Encuesta Introductoria

1. Para usted ¿Qué es el matrimonio?


2. ¿Cuál es el propósito para lo cual fue creado?
3. ¿Cuál es el manual que debe regir los parámetros del matrimonio?
4. ¿Cree usted que básicamente su hogar se ha regido por es manual?
5. ¿Cómo es su relación con su conyugue hoy en comparación a como lo fue en los
primeros días de matrimonio?
6. ¿Cree usted que su relación matrimonial ha mejorado y madurado a través del
tiempo, o por el contrario se ha desmejorado o dañado?

7. ¿Si usted tuviera la oportunidad de volverse a casar, lo haría con la misma? ¿Por
qué?

Encuesta Introductoria
1. Para usted ¿Qué es el matrimonio?
2. ¿Cuál es el propósito para lo cual fue creado?
3. ¿Cuál es el manual que debe regir los parámetros del matrimonio?
4. ¿Cree usted que básicamente su hogar se ha regido por es manual?
5. ¿Cómo es su relación con su conyugue hoy en comparación a como lo fue en los
primeros días de matrimonio?
6. ¿Cree usted que su relación matrimonial ha mejorado y madurado a través del
tiempo, o por el contrario se ha desmejorado o dañado?

7. ¿Si usted tuviera la oportunidad de volverse a casar, lo haría con la misma? ¿Por
qué?

Encuesta Introductoria

1. Para usted ¿Qué es el matrimonio?


2. ¿Cuál es el propósito para lo cual fue creado?
3. ¿Cuál es el manual que debe regir los parámetros del matrimonio?
4. ¿Cree usted que básicamente su hogar se ha regido por es manual?
5. ¿Cómo es su relación con su conyugue hoy en comparación a como lo fue en los
primeros días de matrimonio?
6. ¿Cree usted que su relación matrimonial ha mejorado y madurado a través del
tiempo, o por el contrario se ha desmejorado o dañado?

7. ¿Si usted tuviera la oportunidad de volverse a casar, lo haría con la misma? ¿Por
qué?

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PREGUNTAS PARA LOS ESPOSOS:

1. ¿Corteja usted todavía a su esposa con atenciones inesperadas u


ocasionales?

2. ¿Coopera usted en ayudarle en la crianza de los niños sabiendo que es una


responsabilidad compartida?

3. ¿Tiene usted en cuenta el no criticarla o menoscabarla ante los demás?

4. ¿Comparte con ella sus horas libres tratando de mostrar ese amor que le
profeso?

5. ¿Sacrifica o se esfuerza por darle mayor atención? O ¿Poco le agrada estar en


casa?

6. ¿La trata como ha vaso más frágil? ¿En especial cuando está enferma?

7. ¿Muestra interés en ayudarla a desarrollar un ministerio según sus


capacidades?

8. ¿Muestra usted la misma consideración y cortesía hacia sus parientes como se


los muestra a los suyos?

9. ¿Toma usted parte activa con gozo en las actividades recreativas con los
niños, tratando de hacerle menos pesada la carga a ella?

10. ¿Se preocupa usted por suplir las necesidades materiales de su cónyuge
(ropa, zapatos, etc.) como se preocupa por las suyas?

11. ¿Cree usted que el dinero que aporta para su hogar es suficiente para suplir
las necesidades?

12. ¿Le ha hecho entender a sus familiares y amigos que su esposa es lo primero
en su casa?

13. ¿Tiene usted la misma atención para los familiares de su pareja, como la tiene
para los suyos propios?

14. ¿Procura usted alentar a su esposa a que exprese sus sentimientos sin el
temor de ser reprimida?

15. ¿Le dice usted ocasionalmente que la quiere, y se conduce conforme a lo que
eso significa?

16. Si pudiera devolver el tiempo, ¿se casaría con la misma persona? ¿Por qué?

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PREGUNTAS PARA LAS ESPOSAS:

1. ¿Intenta hacer usted que su hogar resulte interesante y atractivo para su


esposo, de tal manera que él desee estar en casa?

2. ¿Sirve usted las comidas tratando de agradar mejor a su esposo?

3. ¿Maneja usted las finanzas hogareñas como si se tratara de un negocio?

4. ¿Procura usted mantener una apariencia atractiva con el propósito de serle


agradable?

5. ¿Se comporta usted de forma adecuada procurando no plantear reclamaciones


inconsistentes o refunfuñando por cualquier cosa o haciendo una tormenta en
un vaso de agua?

6. ¿Ayuda a su marido en su propia personalidad no comparándolo


desfavorablemente con otros hombres que tiene “más éxitos”?

7. ¿Cumple la disciplina adecuada con sus hijos cuando él no está presente?

8. ¿Previene usted a su madre u otros parientes para que no se entrometan


indebidamente en algunos asuntos de la familia?

9. ¿Tiene usted la misma atención para los familiares de su pareja, como la tiene
para los suyos propios?

10. ¿Alienta usted a su marido o a sus hijos en las cosas del Señor?

11. ¿Tiene usted plena libertad de invitar algún pariente a su hogar sin temor a que
él se ofenda?

12. ¿Cree usted que su marido no le presta la adecuada atención que usted se
merece?

13. ¿Cree usted que su marido busca ocasión para no estar en casa?

14. Si pudiera devolver el tiempo, ¿se casaría con la misma persona? ¿Por qué?

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