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CENTRO INTERDISCIPLINARIO DE ATENCIÓN FAMILIAR

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RECOMENDACIONES PARA EL MANEJO DEL STRESS Y LA ANSIEDAD:

¿QUÉ ES EL ESTRÉS?
-Es una respuesta de nuestro organismo frente a una situación amenazante, que se manifiesta en el funcionamiento demasiado
intenso de algunos órganos y sistemas del cuerpo, otros disminuyen su funcionamiento; y en 2ª instancia puede aparecer dolor, por
la sobre-exigencia del órgano o sistema involucrado. Haciendo una comparación: la persona en su desempeño normal se puede
homologar a un auto andando a la velocidad normal. Si sobre-exigimos al motor, (generalmente con más de 4.000 revoluciones por
minuto), es posible que funcione a su máxima capacidad, por un tiempo sin dañarse; si se mantiene en máxima exigencia, por un
tiempo prolongado, “se funde el motor, y ya no puede seguir funcionando… Allí aparecen daños en el cuerpo: las enfermedades
psicosomáticas.
-Por ejemplo: si contraemos los músculos de la parte baja de la espalda, o del cuello, durante varias horas, mal sentados, y en
condiciones de estrés, podemos sentir cansancio o dolor durante un rato, después de terminar la actividad. Si se mantiene la
sobrecarga de contracción, en los músculos de la región lumbar, puede llegar el momento en que se produce una contractura
muscular, o lumbago agudo, y en el cuello dolores de cabeza, o de la espalda. Si, aun así, se mantiene la sobrecarga de actividad en
la misma musculatura, incluso se pueden dañar los huesos y los nervios en la columna, ya no solo el músculo.
-Al nivel del funcionamiento del cuerpo, al tomar conciencia de la amenaza o conflicto, (incluso si tan solo lo imaginamos), y de la
dificultad que tenemos para superarlo, se producen reacciones nerviosas y hormonales.
-En ambas la molécula responsable se denomina “adrenalina, o epinefrina”, que actúa en milisegundos a nivel cerebral activando uno
de 2 circuitos: el de “huida” o el del “ataque”.
-La adrenalina no solo es secretada por las neuronas, sino también por las glándulas supra-renales, que son un pequeño órgano, que
está sobre ambos riñones.
-El efecto “hormonal” de la adrenalina, es sobre la mayoría de los órganos del cuerpo, pero de modo diferente:
-Si yo percibo que tengo las competencias (yo me la puedo), necesarias para “atacar” o enfrentar con éxito la situación amenazante,
el desafío o conflicto y superarlo. Con frecuencia se asocia cierta cuota de rabia, y de gran satisfacción al superar el conflicto,
reforzando la propia auto-estima.
-si yo percibo que no tengo las competencias (yo no me la puedo) para superar la situación, y “me la va a ganar el problema”.
Generalmente se asocian el agobio, y el miedo, que tienden “paralizarnos” y afectan los circuitos de solución de los problemas.
-Este es un aspecto crucial: esa decisión (atacar el problema, o dejarme paralizado o huir de ese problema, o ignorarlo, evadirlo),
generalmente es espontánea e inconsciente, independiente de nuestra voluntad, y en la mayoría de las situaciones estresantes, es la
respuesta que mi cuerpo ha decidido tomar muy temprano en la vida, a veces inclusive durante el embarazo, mientras estamos en el
útero materno (Trauma relacional precoz).
-Sin embargo, también es susceptible de ser planteada (la decisión), de modo voluntario y consciente; es decir: aun cuando yo piense
que “no me la puedo” puedo “tratar de convencerme, voluntaria y conscientemente, de que “sí me la puedo” y activar los circuitos del
“yo me la puedo”, bloqueando los otros.
-En el contexto de “yo me la puedo”, o reacción de ataque, hay cambios en la piel, la saliva, la respiración, la humedad nasal, la
contracción de “músculos de ataque”, el intestino disminuye su actividad, los que aumentan su actividad son: vista, oídos, olfato,
corazón y pulmones, por nombrar los más notorios, a nivel cerebral se activan “circuitos de búsqueda de soluciones”, y de alerta.
-Cuando “yo no me la puedo, voy a perder en el enfrentamiento de esta situación o persona”, también hay cambios, varios diferentes,
en los elementos ya señalados de la reacción de ataque, pero a nivel cerebral, se inhiben los circuitos que se activaron en la reacción
de ataque, y se desorganiza el circuito de “lo que hay que hacer”, el de tomar decisiones, y se exacerban el circuito del miedo y la
frustración, disminuye la fuerza, puede aparecer temblor muscular, manos heladas, sudoración, etc.
-Si el estrés es agudo, al pasar la situación amenazante, o al ir logrando control de la misma, los síntomas deberían desaparecer,
con frecuencia gradualmente.
-Podríamos homologar la situación posterior al enfrentamiento de una situación muy estresante, a una “borrachera”: en que perdemos
el control sobre nosotros mismos (durante la crisis, o el emborrachamiento), y al ir pasando el efecto del alcohol, viene la llamada
“resaca”: el período posterior, en que suele haber una reacción de “desmoronamiento”: mayor sueño, mayor decaimiento y debilidad,
y la necesidad de “darnos un descanso”, después de una situación muy estresante; este descanso y el retomar nuestra vida normal,
forman parte importante del proceso que debe ocurrir para superar un evento de estrés agudo; si omitimos “la resaca”, la
enmascaramos, y no nos damos la opción de recuperarnos bajando el ritmo de nuestra actividad, o derechamente con un periodo de
ocio y sueño, no se logra una recuperación completa, y quedamos en situación de vulnerabilidad, en que un estímulo similar al que
provocó el estrés inicial, puede reproducir la respuesta de estrés de modo casi inmediato, con duración e intensidad, incluso mayores.
-El estrés crónico, (independiente de que sea mucho o poco, el problema es si yo lo percibo como “demasiado”), durante meses o
años, sostenido, se produce la situación del motor fundido, en algún órgano o sistema, fallando en forma permanente, pueden aparecer
enfermedades físicas crónicas, por el agotamiento del sistema u órgano sobre-exigido; las más frecuentes son: cefaleas, lumbagos
graves, con hernia del núcleo pulposo, en la región lumbar incluso parálisis de las extremidades inferiores, y requiere de cirugía para
corregir el daño, úlcera gástrica, diabetes mellitus, hipertensión arterial, colon irritable, fibromialgias, úlceras gástricas o duodenales,
constipación o diarrea crónicas, crisis de pánico, trastorno ansioso y/o depresivo: las llamadas enfermedades psicosomáticas.
-Cuando yo tomo la decisión de que no me la puedo, además del daño más intenso, y, a largo plazo, irreversible, sobre ciertos órganos
o sistemas, a nivel mental, se generan síntomas depresivos, baja de la auto-estima, percepción de fracaso, frustración, aumentando
el riesgo de enfermedades cardio-vasculares, y la incidencia de suicidios.
-Cada persona suele tener uno o varios “órganos blancos”, o puntos débiles, cuyo funcionamiento generalmente se intensifica y
sobrecarga; si esto se mantiene durante mucho tiempo, aparece el daño irreversible; si se trata sólo el síntoma, y no la causa del
estrés, generalmente se logra atenuar las molestias, incluso evitar mayores daños, pero el estrés se va a “descargar”, en otro órgano

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o sistema. Ejemplo: alguien que logra superar un lumbago, después aparecen cefaleas crónicas, si las supera puede aparecer colon
irritable, etc. Si mantenemos el estrés crónico, se va a descargar, migrando el órgano blanco, al más débil.
-Muchas situaciones de estrés crónico afectan a los seres queridos más cercanos, familia, equipos de trabajo, etc., Así, con frecuencia
se requiere también el compromiso de la familia para apoyar a la persona que tiene el problema.

COLAPSO-AGOTAMIENTO- BURN OUT, (ESTAR “QUEMADO/REVENTADO”):


-El síndrome de Burnout (SB), fue descrito en el ámbito laboral, también conocido como síndrome de desgaste profesional, síndrome
de sobrecarga emocional, síndrome del quemado, o síndrome de fatiga laboral; fue declarado, en el año 2000, por la Organización
Mundial de la Salud (OMS) como un factor de riesgo laboral, debido a su capacidad para afectar la calidad de vida, salud mental e
incluso hasta poner en riesgo la vida del individuo que lo sufre.
-Pero el problema va más allá: un individuo con SB posiblemente será inoperante en sus funciones o tendrá un promedio mayor a lo
normal de ausentismo, exponiendo a la organización a fallos en el logro de metas, a pérdidas económicas, o a pérdida del trabajo.
-En el plano educacional, puede extrapolarse el efecto sobre docentes y alumnos, con baja significativa del rendimiento académico,
incluso fracaso escolar, abandono de la enseñanza, o de las tareas y actividades académicas.
-Definición: es una forma inadecuada de afrontar el estrés crónico, cuyos rasgos principales son el agotamiento emocional, la
despersonalización y la disminución del desempeño personal, laboral (o escolar), integrado por actitudes y sentimientos negativos
hacia las personas con las que se trabaja, o a los seres queridos, y el entorno escolar, y hacia el propio desempeño y rol personal o
profesional, así como por la vivencia de encontrarse agotado, incapaz de mantenerse en la actividad estresante.
-El factor clave es la “adaptación a la crisis”, la frontera está en el concepto: “yo me la puedo, saldré delante de esta crisis”, o “yo no
me la puedo, no hay forma de superar la crisis”.
Se identifican 3 componentes del SB:
1. Cansancio o agotamiento emocional: pérdida progresiva de energía, desgaste, fatiga
2. Despersonalización: apatía y aplanamiento emocional; construcción, por parte del sujeto, de una defensa para protegerse de los
sentimientos de impotencia, indefinición y frustración.
3. Abandono de la realización personal: el trabajo, o los estudios pierden el valor que tenían para la persona.
-Estos se presentan de forma insidiosa, no súbita, si no paulatina, cíclica, puede repetirse a lo largo del tiempo, de modo que una
persona puede experimentar los tres componentes varias veces en diferentes épocas de su vida y en el mismo o en otro trabajo, o en
el mismo período académico, o repetirse en otros años.
-Signos de alarma: Existen varios tipos de manifestaciones de alerta, o en ocasiones, como parte ya del cuadro clínico en sí como:
negación, aislamiento, ansiedad, miedo o temor, depresión (siendo uno de los más frecuentes en este síndrome y uno de los síntomas
más peligrosos ya que puede llevar al suicidio), ira, adicciones, cambios de personalidad, culpabilidad y autoinmolación, retrasos y
fallas en el trabajo, conflictos con los demás, cambios en los hábitos de higiene y arreglo personal, cambios en el patrón de
alimentación, con pérdida o ganancia de peso exagerada, pérdida de la memoria y desorganización, dificultad para concentrarse y
trastornos del sueño: horas de acostada más tarde, insomnio de conciliación, sueño fragmentado, (varios despertares prolongados
durante el sueño), e incremento en la frecuencia e intensidad de las pesadillas.
-La severidad del síndrome se esquematiza en cuatro niveles:
*Leve: quejas vagas, cansancio, dificultad para levantarse a la mañana.
*Moderado: cinismo, aislamiento, suspicacia, negativismo.
*Grave: enlentecimiento, automedicación con psicofármacos, ausentismo, aversión, abuso de alcohol o drogas, uso problemático de
instrumentos tecnológicos, trastornos del sueño progresivos: despertares frecuentes, “con la mente en lo que hay que hacer”,
pesadillas progresivas y recurrentes asociadas al estudio o trabajo.
*Extremo: aislamiento muy marcado rechazo por los demás, colapso con incapacidad para mantenerse en la actividad, (laboral o
escolar), fobia escolar o laboral, cuadros psiquiátricos, suicidios.
Tratamiento: puede requerir un período alejado de la actividad estresante (reposo y descanso), retomar actividades gratificantes,
mejorar las relaciones interpersonales, conversando los conflictos, buscándoles solución, o con apoyo profesional, mejorar la
alimentación, y analizar los desafíos laborales o académicos, ajustando incluso las exigencias, a las que se pueden enfrentar si
sobrecarga.
La prevención es con estrategias que permitan modificar los sentimientos y pensamientos referentes a los 3 componentes del SB,
sobre todo en desarrollar habilidades de adaptación y resiliencia; recuperar el ritmo de desempeño, disfrute, y proyección personal a
futuro; el reconocimiento y valoración de quienes nos rodean, la elaboración del desgano, la rabia y la culpa; algunas son:
1. Proceso personal de adaptación de las expectativas: a la realidad cotidiana, aceptar que hay factores ajenos a la persona que están
afectando su desempeño, elaborar adecuadamente rabias, temores y culpas, y asumir el autocontrol de la crisis: “yo me la puedo”,
aun cuando sea desde lo racional, pero con cierto escepticismo en lo emocional.
2. Equilibrio de actividades y relaciones vitales: familia, amigos, aficiones, descanso, estudios, trabajo; mantener una cuota de tiempo
gratificante de buena calidad, a nivel personal, y con el entorno familiar-escolar-laboral.
3. Fomento de una buena atmósfera de equipo: espacios comunes, objetivos comunes, en el entorno familiar, escolar y laboral.
4. Limitar la jornada laboral/escolar, y exigencias/metas, en lo escolar o laboral.
5. Acompañamiento emocional, que puede ser por alguna persona significativa o profesionales de salud mental.
6. Apoyo farmacológico, en los caso severos y persistentes.
7. Estrategias no farmacológicas, complementarias: deporte, música (escuchar e interpretar), otras actividades artísticas, técnicas de
relajación y meditación, mindfulness, yoga, artes marciales (las más eficientes, en nuestra experiencia han sido Taekwondo y Aikido).

ESTRÉS Y ESTABLECIMIENTOS EDUCACIONALES:


-La demandas o exigencias de los establecimientos educacionales, sobre niños y adolescentes, pueden ser un gatillante, o la causa
de estrés crónico, provocando síntomas de ansiedad, sobrecarga y agobio, que posiblemente se asocien a la sobrecarga percibida,

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de responsabilidades escolares, evaluaciones, trabajos y tareas para la casa, y otras exigencias académicas, (auto-impuestas o
reales, impuestas por los padres o el establecimiento).
- A partir de un buen diagnóstico sobre las situaciones de estrés asociadas al sistema escolar, es necesario implementar medidas,
para evaluar el nivel de estrés de los alumnos, y prevenir situaciones que impidan estabilidad física y/o mental-emocional, en los
escolares; el adecuado manejo del estrés debe ser una responsabilidad conjunta de la familia y del sistema escolar, y el ideal es que
ambas instancias trabajen en coordinación, como un equipo, para apoyar a los alumnos más susceptibles de estrés crónico.
-Las interacciones sociales, pueden ser causa de estrés crónico, si hay conflictos, amedrentamiento o bullying, a partir del entorno
familiar o escolar, tanto por parte de los pares, (otros alumnos, o hermanos, en el hogar), o por las figuras de autoridad, (padres y
docentes.
-En niños pequeños, suelen aparecer trastornos del desarrollo asociados al estrés crónico; los más frecuentes son la aparición de:
enuresis, o encopresis, dificultades del lenguaje, tartamudez o mutismo selectivo, tics, dificultades del sueño, con insomnio, pesadillas
y fobias, obesidad, incluso algunos síntomas característicos de los trastornos del espectro autista, reacciones que no existían previo
a la situación estresante.
-Incluso en lactantes, y niños menores de 2 años, aparecen otros cuadros asociados al estrés crónico: estereotipias o movimientos
anormales, insomnio que puede ser severo y asociado a llanto, llanto e irritabilidad recurrente sin causa aparente, cólicos recurrentes,
alopecia y reacciones cutáneas similares a las de cuadros alérgicos.
-Es importante identificar qué genera ese estrés, y adquirir destrezas para superar el conflicto, o la forma como lo enfrentamos.
Generalmente esto requiere una psicoterapia, a cargo de un profesional de salud mental: psicólog@ y/o psiquiatr@, y puede requerir
apoyo con medicamentos, que puede ser prolongado.
-Lo más eficiente es buscar la causa del estrés, y asociar tratamiento farmacológico de los síntomas mientras se logra superar el
conflicto, es decir: tratar la causa y el síntoma simultáneamente. A largo plazo, la superación del estrés crónico requiere de cambios
permanentes en el estilo de vida o hábitos de alimentación.
-Entre las actividades que podrían ayudar a futuro, están: práctica regular de algún arte marcial, de yoga, mindfulness, de alguna
actividad deportiva, no competitiva, (natación, trekking, running, etc.), o técnicas de relajación a aplicar a diario, y antes de dormirse;
todos estos son apoyos complementarios que pueden atenuar e incluso evitar el uso de medicamentos.
-Las enfermedades psicosomáticas, son señales del cuerpo, que apuntan a un mal manejo del stress. Independientemente de las
recomendaciones posteriores, debe desarrollar estrategias a largo plazo para una elaboración más “sana” de las situaciones de stress,
a fin de prevenir enfermedades psicosomáticas.
-Muchas veces, el apoyo a una persona que sufre de estrés crónico, requiere una cuidadosa evaluación de las causas, y la elaboración
de un plan para superar la situación, entrenar en actividades “preventivas del estrés crónico”, cambiar estilos de estudio, trabajo,
alimentación, y también de estilos de vida, y el concurso de medicamentos y/o profesionales de salud mental.

SOSPECHA DE AMEDRENTAMIENTO (BULLYING) BULL:


-Si hay elementos de sospecha fundados para plantear la hipótesis de amedrentamiento u hostigamiento (bullying) por parte de pares
y/o docentes, incluso con agresiones físicas, de larga data, puede generarse estrés crónico, incluso severo.
-En estos casos pueden surgir problemas de convivencia relacionados con toda la comunidad del curso: El agresor, otros alumnos
que figuran como cómplices agresores, los que no delatan la situación por temor a ser víctimas, los que niegan o se evaden de los
episodios de amedrentamiento, etc… Estos roles pueden intercambiarse entre los diferentes alumnos, de un instante a otro,
complicando aún más la interpretación de lo ocurrido y/o la aplicación de sanciones adecuadas.
-El Establecimiento escolar debe tomar medidas concretas, y dejar claro a la familia su compromiso con la protección del desarrollo
emocional del alumno involucrado en el bullying, que se sobrepone, condiciona y es parte fundamental del desarrollo académico.
-Se puede presentar desmotivación, menor compromiso con tareas y estudios, y menor responsabilidad con sus útiles. Estas
conductas, así como actitudes de rechazo a los demás, aislamiento o irritabilidad sin motivo detectable, disminución de las
interacciones con sus compañeros(a) respuestas persistentes y progresivas de índole pesimista, y desgano o rechazo al participar en
juegos o actividades grupales, aparición de dolores de cabeza, molestias abdominales, angustia persistente, se pueden presentar, y
afectar significativamente su rendimiento académico y calificaciones, durante semanas o meses.
-También es posible que la persona involucrada esté más sensible frente a cualquier comentario que pudiera interpretarse como
ofensivo, agresivo o burlesco.
-Los docentes deben estar alertas y ser comprensivos, para prevenir estas situaciones, detectar oportunamente bloqueos emocionales
en las evaluaciones, que sus compañeros empaticen con su situación, y evitar sanciones o comentarios peyorativos; estar pendientes
y afinar la mirada de alerta sobre algún eventual cambio, para dar aviso a los apoderados a la brevedad y e implementar apoyos
oportunos.
-Si aumentan síntomas de mayor ansiedad, confusión y agobio, que posiblemente se asocien a los eventos de amedrentamiento, que
pueden pasar desapercibidos, y que deben precisarse mediante un proceso de apoyo psicológico a fin de incrementar medidas para
lograr estabilidad física y/o mental-emocional.
-El rol que puedan desempeñar los docentes, encargados de ciclo y el director del establecimiento puede ser muy importante, en la
medida en que, después de cada evento, con la debida prudencia y confidencialidad, los involucrados puedan ser acogidos, y
ayudados a elaborar las situaciones que ha presentado, a través de la conversación, el dibujo, el juego simbólico u otras vías de
expresión y sentirse protegidos en su Establecimiento educativo.
-Además debe conformarse una “red de alerta” para prevenir la reaparición del amedrentamiento en el tiempo: compañeros de curso
seleccionados, la profesora jefe, la psicóloga del establecimiento; la coordinadora de ciclo, y equipo docente del curso; coordinada
con la familia (ambos padres, y otros familiares de confianza, que lo vean con frecuencia), para pesquisa precoz de cualquiera de
estos síntomas y dar aviso oportunamente, por escrito sobre cualquier evento emocional que se produzca, a la brevedad, y para
reevaluar las estrategias de apoyo en ese ámbito.

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TRASTORNO DE ESTRÉS POST TRAUMÁTICO (T.E.P.T.)


-El trastorno de estrés postraumático es problema de salud mental desencadenado por una situación aterradora, o traumática ya sea
que se haya experimentado o presenciado. Los síntomas pueden incluir reminiscencias, pesadillas y angustia grave, así como
pensamientos incontrolables sobre la situación.
-Muchas personas que pasan por estas situaciones, quizás tengan dificultad temporal para adaptarse y afrontarlas, pero con el tiempo
y el autocuidado generalmente mejoran. Si los síntomas empeoran, duran meses e incluso años, e interfieren con las actividades
diarias, es posible que se desencadene el trastorno de estrés postraumático.
Síntomas
-Los síntomas del T.E.P.T., pueden comenzar aproximadamente dentro de un mes de un suceso traumático, (al comienzo se presenta
un período de negación o perplejidad), pero a veces pueden no aparecer hasta años después, esto ocurre con frecuencia en niños,
que no tienen el desarrollo neurológico para elaborar todos los elementos del suceso traumático, y posteriormente, al desarrollarse el
cerebro, aparece el cuadro en la adolescencia o la adultez.
-Estos síntomas ocasionan grandes problemas sociales, escolares, o laborales, en las relaciones, y pueden interferir con la capacidad
de hacer las tareas normales de todos los días, durante períodos prolongados, a vece de por vida, (participantes de guerras).
-Los síntomas del T.E.P.T., se agrupan en cuatro tipos: recuerdos intrusivos, evasión, cambios en el pensamiento y en los estados de
ánimo, y cambios en las reacciones físicas y emocionales; pueden variar con el paso del tiempo o según la persona.
Recuerdos intrusivos: Los síntomas pueden ser:
 Recuerdos recurrentes, involuntarios y angustiantes del hecho traumático
 Revivir el hecho traumático como si estuviera sucediendo otra vez (reminiscencia)
 Sueños perturbadores o pesadillas acerca del hecho traumático
 Angustia emocional grave o reacciones físicas a las cosas que te recuerdan el suceso traumático, (temblores, etc.)
Evasión: Los síntomas pueden ser:
 Tratar de evitar pensar o hablar acerca del suceso traumático
 Evitar lugares, actividades o personas que te recuerden el suceso traumático
Cambios negativos en el pensamiento y en los estados de ánimo, síntomas:
 Pensamientos negativos sobre sí mismo, otras personas, o el mundo en general
 Desesperanza acerca del futuro
 Problemas de memoria, incluso no recordar aspectos importantes del suceso traumático
 Dificultad en mantener relaciones cercanas
 Sentirte distanciado de familiares y amigos
 Falta de interés en las actividades que antes le gustaban
 Dificultad para sentir emociones positivas
 Sentirse emocionalmente insensible (aplanamiento emocional)
Cambios en reacciones físicas y emocionales, también llamados síntomas de excitación, pueden ser:
 Asombrarse o asustarse fácilmente y con mucha frecuencia, sobresaltos, suspiros, etc.
 Estar siempre alerta al peligro, a la defensiva, percepción de estar bajo amenaza.
 Conducta autodestructiva, como por ejemplo beber en exceso o conducir demasiado rápido
 Trastornos del sueño
 Dificultad en concentrarse
 Irritabilidad, arrebatos de ira o conducta agresiva
 Sentimientos abrumadores de culpa o vergüenza
En los niños de 6 años y menores, los signos y síntomas también pueden incluir:
 Recrear el evento traumático o aspectos de este a través del juego
 Sueños aterradores que podrían o no incluir aspectos del evento traumático
Intensidad de los síntomas
Con el tiempo, los síntomas del trastorno de estrés postraumático pueden variar en intensidad. Pueden aparecer más síntomas cuando
hay estrés, en general, o cuando se encuentran con cosas que recuerdan lo que ocurrió. Por ejemplo, puede escuchar fuegos
artificiales, y revivir experiencias de guerra. O ver noticias acerca de una agresión sexual y sentirse abrumado por los recuerdos de
su propia agresión.
Cuándo consultar con el médico
Si hay pensamientos y sentimientos perturbadores respecto a una situación traumática durante más de un mes, o de las otras alertas
señaladas, si son graves, o si hay problemas en retomar el control de la vida. Comenzar un tratamiento cuanto antes, para evitar que
los síntomas del trastorno de estrés postraumático empeoren, o se mantengan mucho tiempo.
Si hay pensamientos suicidas, buscar ayuda inmediatamente a través de uno o más de estos recursos:
 Hablar con un amigo íntimo o un ser querido, de confianza.
 Ponerse en contacto con un pastor, un líder espiritual o alguien de tu comunidad religiosa.
 Pedir una consulta con un médico o un especialista en salud mental (psiquiatra, neurólogo, psicólogo).

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Cuándo pedir ayuda de urgencia


Si crees que la persona puede lastimarse o intentar suicidarse, llamar al número local de emergencias de inmediato, o al suscrito;
asegurarse de que alguien se quede con esa persona para que esté segura, a salvo. O, si se puede hacer con seguridad, llevar a la
persona a la sala de urgencias del hospital más cercano, (esto como última instancia, después de aplicar las anteriores).
-Bibliografía: Mayo Clinic Family Health Book (Libro de Salud Familiar de Mayo Clinic) 5.ª edición

RELACIÓN ENTRE LA PANDEMIA Y EL ESTRÉS.


-Todos estamos enfrentando, en Chile, una situación de estrés crónico, durante más de un año, (derivada del conflicto social, del
último trimestre del 2020, y su actual reaparición, pero sobre todo por la pandemia del coronavirus Sars-Cov-2).
-El impacto de este prolongado período de estrés, al máximo, es en toda la población, y muy significativo: a todos nos ha cambiado
severamente el estilo de vida, de trabajo, los planes vitales se han interrumpido, y el miedo y la incertidumbre, nos afectan a todos,
vivimos un paréntesis en nuestras vidas personales, familiares, sociales y en la historia, demasiado largo, sin precedentes, para el
cual no estábamos preparados ni siquiera lo habíamos imaginado, y que no se aprecia cuando se pasará la crisis.

- ¿Cuáles son los efectos del estrés crónico derivado de la pandemia?


1.-Todos hemos tenido que adaptarnos a nuevas y desconocidas formas de estudio, trabajo, de vida familiar, que nos ha
sobre exigido de modo permanente: si antes estábamos pendientes de 4 a 5 cosas que hacíamos de modo rutinario, casi “en modo
de piloto automático” (los quehaceres domésticos, laborales, compromisos sociales, descanso y diversiones), ahora hemos tenido
que destinar mucha más energía a muchas más cosas; eso provoca que nuestra capacidad para realizar varias tareas
simultáneamente, se ha deteriorado mucho: está saturada de nuevas tareas que demandan más energía, atención y esfuerzo, (lo que
ocurre cuando abrimos demasiadas ventanas simultáneamente en el computador, y se satura la memoria RAM).
2.-Las rutinas habituales se han deteriorado en la mayoría de nosotros: nos acostamos más tarde, dormimos más mal, nos
despertamos más cansados, comemos de modo que hemos aumentado de peso, hacemos menos ejercicios, y trabajamos mucho
más tiempo, con las limitantes del tele-trabajo: interrupciones por caídas de la señal, por otros familiares, en escritorios o estaciones
de trabajo improvisados, sentados mal, mucho más tiempo, frente a las pantallas…
3.-Todos estamos cansados por esto, hay fatiga emocional y cognitiva, por tanto, estamos más sensibles e irritables, más
lentos e ineficientes con gran dificultad para lograr objetivos que antes eran algo fácil y cotidiano, ejemplos: ir a la farmacia, bancos o
supermercados, ahora, si nos programamos 5 actividades, que antes apenas nos cansaban, ahora apenas logramos hacer una o dos,
no muy bien, con muchos más costos en tiempo y esfuerzo, y debemos posponer las demás porque estamos agotados.
4.-También el ritmo de estudio y trabajo es más cansador, estresante e ineficiente, debemos relacionarnos que gente que
está mucho más a la defensiva y hostil, se generan muchos más conflictos; en síntesis, estamos trabajando muchísimo más, y en
peores condiciones que en el “era pre-COVID19”, con perores resultados, y la mayoría de las metas propuestas, no se alcanzarán a
cubrir a cabalidad.
5.-En las personas que han debido seguir trabajando, de modo presencial, a pesar de las cuarentenas, se suman miedos
a contagiarse y contagiar a los seres queridos, rabia por tener que sobre exigirse porque hay menos personal disponible para la misma
o mayor cantidad de trabajo, o haciendo frente a la irresponsabilidad de otros, que impiden alcanzar el objetivo común de superar la
pandemia.
6.-Las personas contagiadas de COVID-19, enfrentan la 1ª pandemia: la provocada por el virus, también el miedo a la
muerte, o secuelas permanentes, el aislamiento respecto a familiares y seres queridos, y dejarlos al cuidado de otras personas, estar
a merced de las decisiones de otros (el personal de salud), con severas restricciones al estilo de vida, en confinamiento, aislamiento
respiratorio, o apoyo con medicamentos, hospitalizaciones, ventilación mecánica y unidades de cuidados intensivos. Todo esto genera
un nivel extremo de estrés, provocando traumas, y el llamado estrés post traumático, que puede requerir apoyo prolongado por equipos
de salud mental, pero también la colaboración de quienes nos relacionamos con ellos.
7.- La 2ª pandemia: provocada por la disminución de los ingresos, cesantía, etc., la llamada “pandemia social-laboral-
económica”, ha afectado severamente a amplios grupos de la población, (mucha más gente que el virus), que, además del apoyo del
estado, requieren de la colaboración de todos quienes les rodeamos o nos relacionamos con las personas afectadas.
8.-El temor y la incertidumbre, con el estrés que provocan, generan más daños que el virus y las enfermedades o
limitaciones derivadas del mismo, o los perjuicios socio-económicos: esta 3ª pandemia (de la salud mental) nos afecta a todos, en el
planeta, generando gran cantidad de personas muy vulnerables al estrés crónico, colapso nervioso, y TEPT. La emocional, será la
pandemia que afectará a más gente, la que más durará, y no sabemos cuántas muertes o secuelas va a dejar (no tenemos una PCR
emocional), pero es posible que supere los efectos de las otras 2.

-Ahora más que nunca, se hace indispensable entender el impacto del estrés en nuestras vidas, y lo que es necesario hacer para
evitar un colapso, (burn out), a nivel personal, familiar o social.
-Esperamos que este documento genere una profunda reflexión personal, y comenzar a “vivir de otro modo”.

Santiago, noviembre del 2020

DR. ENRIQUE VICENTINI CASTILLO


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