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HISTORIA DE MATIAZA RIMACHI

La participación de la mujer peruana fue transcendental en las largas luchas por nuestra independencia emprendidas
en diversas provincias desde antes de la llegada del Ejército Libertador. Su ayuda, apoyo y soporte moral en los días
de lucha contribuyeron al triunfo de la causa patriótica.

Hubo las que abandonaron sus hogares imbuidas por el grito de libertad y no dudaron en coger un arma o ayudar a
mantener el espíritu de lucha de las tropas. Ellas cargaron alimentos, ollas y utensilios, y salieron al campo para
unirse a sus seres queridos y velar por ellos.

Una de esas mujeres, mantenida todos estos años en el anonimato, fue Matiaza Rimachi, chachapoyana de 52 años,
que con valentía, coraje y fuerza indesmayable preparó y dirigió a las mujeres para colaborar en la preparación de
municiones y toda arma de combate disponible cuando la ahora fidelísima ciudad de Chachapoyas se levantó contra
las autoridades españolas, secundando la campaña libertadora.

Ella destacó en la Batalla de Higos Urco, librada en la pampa del mismo nombre el 6 de junio de 1821, donde los
patriotas se enfrentaron a la guarnición realista de 600 efectivos emplazada en esa ciudad con el fin de ocupar
Cajamarca y Huamachuco, y restablecer la autoridad colonial en la zona.

Poco antes habían desconocido a las autoridades españolas y depuesto al subdelegado por Chota, Mariano Castro
Taboada, encargado por el virrey Joaquín de la Pezuela de aislar la gobernación de Trujillo de las provincias
trasandinas. También habían desterrado al subdelegado Francisco Baquedano y al obispo de Maynas, Hipólito
Sánchez, representantes de la corona.

La tropa realista se desplegó apoyada por el fuego de dos cañones. Los patriotas resistieron el ataque a pie firme,
combatiendo cuerpo a cuerpo. Temiendo que la superioridad numérica española se impusiese, el pueblo irrumpió
masivamente en el campo haciendo retroceder a los realistas con todo lo que tenían a su alcance.

Tras sufrir numerosas bajas, los realistas se retiraron en desorden con dirección a Moyobamba, siendo perseguidos
hasta el lugar llamado Ventanas, donde volvieron a ser vencidos. La organización y disciplina de los españoles
cedieron ante el heroísmo de los patriotas.

En esa oportunidad, según documentos del Archivo Regional de Amazonas, Matiaza (o Matea) Rimachi, natural y
vecina de Chachapoyas, dedicada a la fabricación de lienzos de algodón, organizó a sus vecinas y las llevó al frente de
batalla para apoyar a sus padres, esposos e hijos. Sin reparar en nada se enfrentaron con armas de fuego, cuchillos,
palos y hondas “cual verdaderas matronas que defienden sus sacrosantos derechos”.

De nada sirvieron los consejos de los jefes militares para que se pusieran a buen recaudo. “[Ellas] respondían que
querían morir mejor en el campo de batalla”, sea combatiendo o alcanzando piedras a los honderos y auxiliando a
las tropas con agua para combatir la sed generada por el fragor de la batalla y el calor.

Rimachi y sus dirigidas llegaron “al extremo de decirles [a los soldados] que si se acobardaban les entregasen los
fusiles y recibiesen sus polleras y faldellines”.

El coronel Juan Valdivieso, comandante de la División Libertadora de Maynas, refiere: “Yo y mis oficiales viendo el
peligro al que se exponían tratábamos de que se separasen, pero más se precipitaban, exponiéndose y diciendo que
ellas no habían de desamparar a la tropa y que querían morir matando; animaban a nuestra tropa como si no se
hallaran en peligro alguno, y burlaban con escarnio a los enemigos”.

Añade: “Concluida la batalla a las 6 de la tarde y derrotado el enemigo fue tal el júbilo y las vivas a la patria y a
nuestro general San Martín de este recomendable sexo que llenaron mi corazón y el de mi tropa de la mayor
gloria…”
En una carta del 13 de agosto de 1851 se lee: “No puedo olvidar, amigo, la conducta que manifestaron esas
verdaderas heroínas. ¡Con qué gracia y denuedo se disputaban, unas el puesto de los combatientes, otras con sus
hechiceras sonrisas animaban nuestros esfuerzos, y otras con cuánta diligencia, proporcionaban los recursos que
necesitábamos!”

Para reconocer esta entrega y con motivo del Bicentenario de nuestra Independencia, el Serpost emitirá una
colección de sellos y matasellos de homenaje a los personajes e hitos emblemáticos de esa etapa de nuestra historia.

Uno de ellos tendrá la imagen de Matiaza Rimachi, rescatando así del olvido a una de nuestras mujeres que nos
legaron la libertad.

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