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A.·. R.·. L.·.

Piedad y Unión N° 34 Miércoles 22 de abril de 2015


S:.F:.U:. J:.E:.P:.
Cambios demográficos y étnicos en el conflicto de las pampas
durante el siglo XIX. Parte IV. Guerras y genocidios entre indígenas.
Por el H. Aristóteles, en conmemoración del Día de la Memoria 24 de Marzo.
En este apartado se pretende reseñar brevemente los conflictos armados y masacres en la región pampeana, entre los
indígenas originarios del territorio y los llegados desde Chile a partir del siglo XIX, que llevaron al cuasi exterminio de los
primeros. Estas guerras de exterminio fueron inducidas principalmente por la presión irresistible del hombre blanco y sus
intereses colonialistas.

Exterminio de los Pehuenches de Mendoza por los Huiliches de Anteñir (1825-1827)


Los Pehuenches que habitaban el sur de Mendoza (en el Malal Hüe y el Campanario habían desalojado
a los pobladores originarios (Pampas Serranos y Puelches). Pero esta victoria parcial fue temporal pues
durante el gobierno de Rosas fueron primero vencidos y luego masacrados hasta el exterminio a manos
de los Huilliches.
El viejo cacique Pehuenche mendocino Ñaincul, en un enfrentamiento interno por el mando, fue
asesinado en 1825 y reemplazado por el cacique Antical. Para vengar la muerte del primero, su
hermano Llanca Milla, pidió la colaboración de indios chilenos, tradicionales enemigos de los
Pehuenches, recurriendo al cacique Huilliche Anteñir. Para atacar a los Pehuenches mendocinos,
Anteñir logró reunir 5.000 indios de lanza y el apoyo de los guerrilleros pincheiristas que comandaba
Hermosilla (uno de los principales oficiales de Pincheira), portadores de armas de fuego. Sorprendiendo
a los pehuenches, los masacró sin distinguir entre guerreros y chusma (ancianos, mujeres y niños),
dando muerte incluso al mismo Antical. Solo pudieron huir de la sangrienta matanza un millar de
Pehuenches, la mayor parte chusma. El cacique Huilliche mandó emisarios a los fugados, ofreciéndoles
les perdonaría la vida si se presentaban ante él sometidos y sin armas y que en cambio la perderían si
buscaban el apoyo de los Mendocinos del fuerte de San Carlos. Creyendo el embuste, todos los
Pehuenches sin excepción (loncos, ancianos, mujeres y niños) y sin una mínima posibilidad de defensa,
fueron ferozmente lanceados.

Algunas de las muchas matanzas internas entre los mismos Tehuelches


Los Pampas Gününa Kena solicitaron en 1740 al gobernador de Buenos Aires, Salcedo, la formación de
un pueblo en su territorio, con misioneros y apoyó español, para evitas los ataques y robos que le hacían
de continuo sus parientes, los Pampas Serranos o Puelches. Esto dio origen en 1741, a la fundación que
efectuaron los padres Jesuitas Manuel Querini y Matías Strobel, de la Reducción de La Concepción, al
sudeste del Río Salado.
Relata el padre Furlong S. J. en su libro “ Entre los Pampas de Buenos Aires”, que el cacique bravo
Cangapol, de los Pampas Serranos, tenía su asiento sobre el río los Sauces (hoy Río Negro), pero
extendía su dominio o influencia hasta el Río Salado, por lo cual en sus andanzas visitó las Reducciones
Jesuitas de Mar del Plata, al Noreste de la Laguna de los Padres (Nuestra Señora del Pilar) y el Vulcán
en Balcarce, junto a la fuente Copelina (Nuestra Señora de los Desamparados), que eran
respectivamente de indios Puelches la primera y de Patagones la segunda, fundadas a continuación
de la de La Concepción (que era de Gününa Kena). A pesar Cangapol fue bien recibido por los padres,
decidió destruir las misiones y matar a los curas misioneros. A tal fin convocó a los caciques de sus
dominios (fines del año 1750) y uno de ellos, Ayalep, contestó que no le prestaría ayuda con su gente,
ya que en realidad siempre había recibido regalos y buen trato de los misioneros, que nunca lo habían
agraviado.
Cangapol decidió castigarlo. Le envió mensajeros para avisarle que visitaría al amigo, y cuando llegó
con sus lanceros, aprovechando que Ayalep lo esperaba pacíficamente y con su gente desarmada,
ordenó lancearlo, al igual que a todos sus guerreros, matándolo con más de 50 loncos. A continuación le
robó la chusma, que llevó a sus toldos. Estas matanzas eran comunes entre los indios, invocando
siempre injurias que motivaban venganzas o se hacían para robar hacienda, producto de malones en
que habían intervenido los agredidos.

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Exterminio de Pampas Puelches y Patagones de Mendoza, Neuquén, San Luis, La Pampa, y parte
de Buenos Aires a manos de los Mapuches Moluches, Arribanos y los Mapuches Vorogas con
ayuda de Guerrilleros chilenos Pincheiristas: Combates de Languiñeo, Barrancas Blancas, Shotel
Naike, Senguer y Choele Choel, Guaminí (Laguna de Monte), Carhué y Epecuén (1821- 1830).
Los Tehuelches Puelches y Patagones, a pesar de su muy menor número, debieron enfrentarse con los
indios trasandinos, en las batallas de Languiñeo, Barrancas Blancas, Shótel Naike, Senguer y del vado
de Choele Choel (Choel-Choel). En este último combate, según el informe que le envía el comandante
de Carmen de Patagones, don Calixto Oyuela, al gobernador de Buenos Aires, Don Martín Rodríguez,
los Arribanos o Moluches (indios Mapuches), apoyados por milicias chilenas, que incluso además de
armas comunes de fuego, usaron un pequeño cañón, derrotaron totalmente a 1.800 guerreros Pampas
Serranos o Puelches, matando incluso a sus caciques Ojo Lindo y Anapilco. A partir de ese momento
(año 1821), los Tehuelches debieron abandonar gran parte de su territorio original (la región de Entre
Ríos Sur, que abarca las tierras entre los ríos Negro y Colorado y la actual provincia de La Pampa) y
asentarse al sur del Río Negro (llamado Río de los Sauces) y en la provincia de Buenos Aires, que por
supuesto integraban una parte importante de su territorio a la llegada de los españoles.
Mientras tanto, los Vorogas (Mapuches), que poblaban el Arauco a la altura del río Imperial, lucharon en
Chile a favor de Fernando VII durante la guerra a muerte. Vencidos, se vieron forzados a abandonar la
Araucania, su tierra natal y cruzaron la cordillera conjuntamente con los guerrilleros realistas de los
hermanos Pincheira. Primero, malonearon robando y saqueando el Sur de Mendoza, San Luis, Córdoba,
Santa Fe y noroeste de Buenos Aires. Finalmente sus caciques mayores, Rondeau, Melian (o Melín) y
Cañiuquir, con varios miles de loncos y chusma, desalojaron a nuestros Pampas Serranos o Puelches
de la zona de Guaminí (Laguna de Monte), Carhué y Epecuén, de la provincia de Buenos Aires,
haciendo allí su asiento, con el apoyo siempre de los guerrilleros de los hermanos Pincheira. Nuestros
Pampas debieron retirarse más al Este, a la región de las Sierras de la provincia de Buenos Aires.

Exterminio de los últimos Pampas y Tehuelches de la Provincia de Buenos Aires a manos de


Vorogas y pincheiristas. Papel de Rosas en este asunto. Batallas de Sierra de la Ventana, Sauce
Chico Curamalal y Pigue (1830)
A partir de ese momento, los Mapuches Vorogas y los guerrilleros de los Pincheira pasaron a ser un
grave problema para nuestros pampas serranos y para los gobiernos de Buenos Aires, a punto tal que
Rosas comenzó a negociar con el cacique mayor Cañiuquir, para tratar de apartar a los indios de los
guerrilleros realistas, de modo de debilitar su poder. Durante el curso de estas negociaciones, a fines de
1830, los Vorogas, con apoyo de los guerrilleros de Pincheira, a su cuyo frente estaba Zuñiga, atacaron
a los Pampas Serranos asentados en la Sierra de la Ventana y Sauce Chico, haciendo una gran
matanza entre los mismos que incluyo la muerte de sus caciques Curitripay, que cayó junto con sus dos
hijos y todos sus capitanejos, Catrileu y Lomo Colorado. Este último, poco antes había denunciado a
Martiniano Rodríguez que estos mapuches y chilenos planeaban esta masacre, solicitándole protección.
No conformes con la lanceada, los persiguieron con saña hasta la misma Bahía Blanca, dándoles muerte
a los que habían logrado llegar, frente a la misma Fortaleza Protectora Argentina, que no pudo abrirles
sus puertas y sin que su jefe nada pudiera hacer por ayudarlos, dada la orden recibida de Rosas de
mantenerse prescindente, para no estorbar las negociaciones, convirtiéndose así en un mudo e
impotente observador de la masacre de los indios tehuelches. Martiniano Rodríguez anotó en su
parte diario, que desde la muralla de la fortaleza “escuchaba los galopes cortos de los lanceros vorogas
y soldados pincheiranos y el griterío de la chusma cuando era lanceada o sableada, ruido característico
de las persecuciones y las matanzas que se estaban produciendo de los indios Pampas, que intentaban
en vano llegar hasta el refugio de la fortaleza”.
Esta matanza de indios Pampas Puelches o Serranos se agravaba, ya que los Vorogas y los Pincheira,
el 25 de septiembre de 1830, habían acuchillado a los Pampas del cacique Tetruel, que tenían sus toldos
en Curamalál, cerca de la actual Pigüe. Era evidente que los mapuches Vorogas y los Pincheira querían
demostrar al gobierno de Buenos Aires su superioridad frente a los indios locales y su dominio absoluto
del terreno. Los caciques tehuelches Reynagual y Chocori, para salvar su gente de las matanzas,
debieron trasladar sus toldos a la ya mencionada orilla Sur del Río Negro y/o de los Sauces.

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El jefe guerrillero chileno Zuñiga, incluso mandó una carta a Martiniano Rodríguez, y tras informarle de la
matanza efectuada, le pedía “hipócritamente autorización”, como si le hiciera falta, para continuar la
persecución de los Pampas de lanza y de su chusma. Por supuesto que aunque Rodríguez contestó
negándole el permiso, ambos sabían que tanto la petición como la denegatoria, carecían de todo valor
efectivo. Zuñiga y los Vorogas, hacían lo que ellos querían.
Poco después y conforme una vieja costumbre entre los indios, el cacique Pehuenche Toriano, que
habia nacido en Chile, maloqueó contra los toldos Vorogas para vengar la masacre de los Puelches,
dándose prontamente a la fuga para evitar la reacción de aquellos, lo que ocasionó gran indignación de
los caciques Cañiuquir y de Rondeau que fueron los afectados y no tuvieron oportunidad de tomar a su
vez venganza.

Campaña al Desierto de 1833-1834. Exterminio de las debilitadas tribus sobrevivientes a


las masacres de los mapuches y vorogas. Papel de Juan Manuel de Rosas en esto.
Rosas que era comandante del ala Izquierda, tras organizar la expedición, marchó al sur y estableció su
cuartel general en Médano Redondo, sobre el Río Colorado, donde llegó evitando todo tipo de
enfrentamientos con los indios, especialmente con los poderosos Vorogas. Desde allí despachó a sus
segundos, en una campaña que fue de escarmiento y exploración, pero no de ocupación, a tal punto que
al término de la campaña (1834), los indios ocuparon nuevamente los territorios que abandonaron.
Las tropas de los jefes de las tres columnas enviadas por Rosas partieron desde Médano Redondo al
Sur y al Oeste. La primera columna, estuvo al mando del General Ángel Pacheco y marchó directamente
al Río Negro, siendo el primer argentino que llegó a este río por tierra. Lo remontó por sus orillas hasta la
isla de Choel-Choel y posteriormente su expedición llegó hasta la confluencia con los ríos Limay y
Neuquén. Pacheco tenía orden escrita de “no traerle prisioneros vivos, salvo los importantes”.
Del mismo modo, Rosas envió a sus coroneles Pedro Ramos y Manuel Delgado, a uno remontando el
Colorado, cruzando el Chadi-Leuvú y siguiendo hasta la región de los Pehuenches, en Neuquén. Al otro
hasta el sur de Mendoza, atravesando la tierra de los Ranqueles, los peores enemigos que tuvo Rosas.
Los ranqueles habían sido derrotados en “Las Acollaradas” por el jefe del ala del centro, el general Ruiz
Huidobro, y muertos incluso dos hijos de Yanquetruz. Ante el avance de Ramos y de Delgado, prefirieron
ocultarse ante el avance de las tropas, evitando todo tipo de enfrentamiento. Es claro, lo que está
apuntado por el padre Furlong, que la campaña de Rosas fue también de exterminio. Esto queda
patentizado también por Isidoro Ruiz Moreno, en su libro “Campañas Militares Argentinas”, Tomo II,
transcribe la orden dada por Rosas al coronel Pedro Ramos: “No conviene que al atacar una toldería
traigan muchos prisioneros vivos: con 2 o 4 hay bastantes, y si más agarran, esos allí en caliente
nomás se matan a la vista de todo el que esté presente, pues que entonces en caliente nada hay
de extraño, y es lo que corresponde. Pero estos prisioneros no se descuide con ellos, si alguno
es de importancia tal que yo hable con él, mándemelo, pero sino, lo que usted debe hacer, es
luego que ya enteramente no los necesite para tomarle declaraciones, puede hacer al marchar un
día quedar atrás una guardia, bien instruido el jefe encargado, que me parece puede ser bueno
para ello Valle, que luego que no haya ya nadie en el camino, los puede ladear al monte y allí
fusilarlos.”
A pesar de que Rosas no participó personalmente en los combates contra los indios, fue el
organizador de la campaña y el que dio las directivas a sus jefes militares. Por ello, fue nombrado por la
legislatura porteña “Héroe del Desierto” y se le otorgó en premio la isla de Choele- Choel. Rosas rechazó
la isla (¡que por otra parte ya estaba nuevamente en poder de los indios al haberse retirado Pacheco!),
pero pidió en su reemplazo una fracción de tierras en la provincia, “donde la Legislatura
resolviera”. La Legislatura Porteña absolutamente adicta a Rosas, resolvió entonces regalarle 60 leguas
cuadradas en la provincia, dejando el lugar o los lugares a elección del Gobernador.
Según Rosas (publicación efectuada en La Gaceta Mercantil del 24 de diciembre de 1933), en esta
campaña murieron 3.200 indios o sea más del doble de los que cayeron en la campaña al desierto
del general Julio Argentino Roca. Sin embargo esta cifra está en discusión. Algunos historiadores
sostienen que fueron menos, y otros elevan la cantidad de muertos a 6.000 e incluso 10.000 indios. Es

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claro que si se suman los Pampas Puelches muertos por los Vorogas con la connivencia de la
traición de Rosas en 1830 en Bahia Blanca y Pigué, esta cifra asciende a muchos miles más.

“La Traición de Masallé” (1834). Masacre de los Vorogas a manos de los Huiliches de Calfucurá y
Antonio Namuncurá. Papel de J.M. de Rosas en esto.
Terminada la campaña al Desierto, Guido, informado desde Chile por Bulnes, avisó a Rosas que se
aprontaban para entrar al país desde Chile, al mando de los caciques Juan Callfucurá y su hermano
Antonio Namuncurá (tio de Manuel Namuncurá, también chileno), alrededor de dos mil loncos
Huilliches del sur del río Tolten, araucanizados pero de etnia distinta de la mapuche. Rosas pactó con
ellos, apoyando su ingreso a condición de que atacaran a sus enemigos, los Ranqueles. Es decir,
pactó con indios chilenos para que masacraran a indios de territorios de este lado de la cordillera. Este
pacto está probado de diversas formas habiendo incluso una carta en que Callfucura le informa a Mitre
casi treinta años más tarde: “También le diré que yo no estoy en estas tierras por mi gusto, ni
tampoco soy de aquí, sino que fui llamado por don Juan Manuel, porque estaba en Chile y soy
chileno, y ahora hace como treinta años que estoy en estas tierras”. Calfucurá era natural de
Collico, Pitrufquén, cerca del rio Toltén. Ahora bien, los Huilliches, si bien no atacaron a los Ranqueles,
dirigieron sus lanzas contra los Vorogas (enemigos de los Huiliches durante la llamada guerra a muerte
en Chile). Calfucura, desde Chilue, envió sus mensajeros al cacique Voroga Rondeau, haciéndole saber
que marchaba en paz a sus toldos, para comerciar los numerosos productos que traía desde Chile. Los
Vorogas creyeron el embuste, los esperaron como amigos sin precaución alguna.
Así, los Huilliches cayeron con sus lanzas en forma sorpresiva, masacrando a los loncos Vorogas que se
encontraban descansando. Los Huilliches asesinaron además a los caciques mayores Mariano Rondeau
y Melín o Melian. Finalmente, les robaron su chusma. Los caciques Vulta, Pincen y Coliqueo y el
cacique mayor Cañiuquir, que tenía los suyos en Guaminí se salvaron de esta masacre por tener sus
toldos más apartados,. Pincen y Coliqueo buscaron refugio entre los Ranqueles.
En premio por la matanza, Rosas autorizó a Callfucurá y Namuncurá a establecer sus toldos en las
Salinas Grandes. Cañiuquir por su parte, se asentó en el arroyo “El Pescado”, cerca de la Laguna de
Montes.

Combate de “El Pescado”. Muerte de Cañiuquir y sus Vorogas (1936)


Dos años más tarde, Rosas envió a los coroneles Zellarrayán y Francisco Sosa, con los Blandengues
de la Fortaleza Protectora Argentina, a sorprenderlo en sus toldos.
Allí se celebró el combate de “El Pescado”, en que Cañiuquir perdió novecientas lanzas, pero él logró
escapar con casi un tercio de sus hombres. Pero pocos días después, el 28 de abril de 1936, fue
alcanzado nuevamente por las tropas y derrotado totalmente en el Pasaje Llanguill. Cañiuquir y los
trescientos indios que lo acompañaban fueron cercados y acuchillados. Se tomó prisionera a toda su
chusma.

Andanzas del cacique Raylef y muerte de sus más de 1500 guerreros (1937)
El cacique chileno Arribano o Moluche (Mapuche) Raylef, decidió vengar la muerte de Cañiuquir.
Entró con veintitrés caciques y capitanejos y más de mil quinientos indios de lanzas chilenos, además de
su chusma y dirigió un malón que debió soportar Bahía Blanca, en agosto de 1837. Posteriormente,
Raylef se dedicó a malonear formando en arreo de miles de cabezas de ganado, robadas en el Sur de
Córdoba, Santa Fe y Noroeste de Buenos Aires, tomando además numerosas cautivas, con todo lo que
marchó de regreso a Chile.
Rosas envió sus tropas a enfrentarlo y perseguirlo, por lo que Raylef debió desviar su camino, buscando
para seguridad la ruta del Río Colorado hasta Neuquén, haciendo alto para descansar y engordar el
ganado en el Río Agrio. Allí, Raylef se descuidó y fue sorprendido por los huilliches de Callfucura, que
venían en apoyo de los soldados de Rosas, los que dieron muerte a lanzazos a Raylef y a la mayor
parte de sus loncos (más de 1.500). De éstos, pocos lograron huir, tomando el camino al este, donde
cayeron en manos de los soldados que venían persiguiendo su rastrillada. Estas mismas tropas de

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regreso, atacaron los toldos del hijo de Raylef, José María, en Tapalqué, el que era ajeno a los malones
de su padre, dándose muerte a unos ochenta indios y tomando numerosos prisioneros.
Cien moluches fueron enviados presos a Palermo, donde fueron ejecutados por orden de Rosas.
Callfucurá se llevó como premio el ganado robado y además llevó cautiva la chusma de Raylef.

CONCLUSIONES
 Rosas planeó y fomentó la entrada de indios chilenos para combatir hasta el exterminio a los
indios de este lado de la cordillera, particularmente aquellos próximos a las ricas estancias
ganaderas de la provincia de Buenos Aires. Esto se logró mediante acuerdos que implicaron: a)
Autorización para entrar a este lado de la cordillera. b) Promesa de entrega de mercadería
(azúcar, aguardiente, ganado, etc.). c) Posibilidad no expresa de tomar cautivos, d) llevar arreos
capturados para su venta a saladeros de Valparaiso, e) Promesa de que no serían perseguidos.
 Este exterminio de personas y de culturas originarias, que hoy se podría calificar de genocidio,
alcanzó a varias decenas de miles de amerindios de variadas etnias. También se ejerció contra
un número no precisado de colonos blancos, pero que pudo alcanzar a varias decenas de miles.
 La supuesta estrategia de Rosas fue “hacer que los enemigos se maten entre ellos”, pero los
indios vorogas recién llegados se dedicaron a malonear y matar en Mendoza, San Luis,
Neuquén y La Pampa, aunque también entraron en la provincia de Buenos Aires. A su vez, los
huiliches de Calfucurá fueron “invitados” por Rosas para exterminar a los vorogas de Cañiuquir.
De todas formas, el principal flagelo lo sufrieron los indios locales y las provincias del interior.
Esto revela la astucia superlativa del “Restaurador de las Leyes”.
 Desde el punto de vista de los indios de Chile, éstos estaban ya debilitados por las continuas
guerras contra los españoles primero y contra el ejército chileno después. Los enormes recursos
disponibles de este lado de la cordillera, las tribus menos belicosas ya existentes aquí, el
reiterado incentivo de aguardiente, azúcar y animales dado por acuerdos con Rosas y la certeza
de vender a los ingleses en los puertos del Pacifico las reses de recompensa mas otras
capturadas a las tribus vencidas fueron un formidable aliciente para emprender malones hacia
aquí. De esta forma, los caciques vorogas, huiliches y mapuches se esforzaban por alcanzar
predominio en el poder entre ellos, mediante el acrecentamiento de sus loncos y chusma y del
armamento que les suministraban en el intercambio comercial los mismos ingleses.
 Durante la campaña al Desierto de 1833, las tropas de Rosas se adentraron casi hasta la
cordillera pero se cuidaron muy bien de evitar enfrentamientos con los peligrosos y bravos
vorogas. En cambio, se ocuparon de exterminar varias tribus locales. La cantidad de indios
muertos por esta campaña fue oficialmente 3200, más casi 10.000 prisioneros y chusma.
Algunos autores hablan de 6.000 y hasta 10.000 indios muertos.
 Esta campaña le permitió a Rosas y hacendados de la Pcia de Buenos Aires vender importantes
cantidades de carne salada a los ingleses hacia el Atlántico. Los indios vorogas y los
intermediarios chilenos, vendían la carne de los grandes arreos capturados en los puertos del
Pacifico a los ingleses. Pero en realidad los caudillos y dictadores de esta parte del mundo sólo
estaban siendo funcionales a los principales genocidas provocadores de esta situación, con su
enorme demanda de carne salada para proveer proteínas a los esclavos de las plantaciones de
America y de Asia. Es decir, podría interpretarse como genocidios en las pampas para sostener
otro genocidio en las plantaciones de esclavos. Vemos entonces que estas masacres se hicieron
por lucro e intereses de poder hegemónico. Es importante recordar que la cantidad de esclavos
africanos traídos a América se estima en más de 20.000.000 de seres humanos.
 J.M. de Rosas dejó al nuevo gobierno nacional un problema mayúsculo, dado por el gran
poderío que alcanzó el Gran Cacique Calfucurá unificando todas las fuerzas mapuches,
vorogas, huiliches y los restos de tribus locales araucanizadas.

H. Aristóteles
Piedad y Unión Nº 34

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Fuentes bibliográficas consultadas y referencias
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978-987-05-3818-9.
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Bórmida en la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, en la sesión plenaria del 30 de octubre de 2006.
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d. Aborígenes de La Patagonia , José Maria Beauvoir
e. Dumont d'Urville, Jules Sébastien César. En “Voyage autour du monde: exécuté par ordre du Roi sur la corvette de Sa
Majesté "la Coquille" pendant les années 1822, 1823, 1824 et 1825, sous le ministère et conformément aux instructions
de S.E.M. le Marquis de Clermont-Tonnerre, ministre de la marine; et publié sous les auspices de Son Excellence Mgr
le Comte de Chabrol, par M. L. I. Duperrey. Arthus Bertrand, París, 1826-1828.
f. Vida y Leyendas Tehuelches , Mario Echeverría Baleta
g. Vida entre los Patagones , George Musters
h. Fernández Garay, Ana (1996). El tehuelche. Una lengua en vías de extinción. Valdivia: Facultad de Filosofía y
Humanidades. Universidad Austral de Chile. ISBN 956-7105-13-8 482 p.).
i. El complejo 'Tehuelche': Estudios de etnografía patagónica. Pág. 25. Autor: Escalada, Federico A. Publicación: Buenos
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n. Harrington, Tomas (1946) “Contribución al estudio del indio gününa küne”.
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