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Las competencias emocionales según Daniel Goleman.

Daniel Goleman, en su teoría de la inteligencia emocional, describió una serie de


competencias emocionales asociadas al éxito. ¿Te gustaría conocerlas?
Sin duda, una de las teorías que más ha influido en la psicología moderna es la de
la inteligencia emocional de Daniel Goleman. Este autor defiende que la capacidad
intelectual no es en absoluto la más importante a la hora de predecir el éxito
de las personas. Por el contrario, nuestras competencias emocionales tendrían un
peso mayor.
Desde que el concepto de inteligencia emocional ha pasado a formar parte de
nuestra cultura, al día de hoy prácticamente todo el mundo ha oído hablar de esta
idea. Pero, ¿en qué consiste ser realmente inteligente emocionalmente? ¿en
qué se traduce esta capacidad?
¿Qué es la inteligencia emocional?
Para Goleman, la capacidad de entender y trabajar con los sentimientos depende
de diferentes competencias emocionales. Para considerar que una persona tiene
una inteligencia emocional alta, debe demostrar buenas habilidades en la
totalidad de dichas competencias emocionales. Para Goleman, hablar de
sentimientos era prácticamente hablar de emociones; los primeros eran
generadores de los segundos y, por tanto, existía una mutua conexión.
Así, este concepto de inteligencia emocional no se basa en una sola
capacidad, sino en varias, que se retroalimentan y se influyen las unas a las otras.
Esta idea está muy influida por la teoría de las inteligencias múltiples, de Howard
Gardner. Para ambos autores, las facultades mentales de una persona son
mucho más complejas de lo que hasta el momento se había considerado.
En los trabajos de este autor, no se percibe la capacidad intelectual como un solo
elemento; son, por el contrario, varios los factores que influyen en el nivel de
inteligencia de un individuo.
Competencias emocionales según Goleman.
Gardner ya tenía en cuenta en cierta medida las habilidades emocionales de una
persona. En su modelo, estas habilidades estaban representadas por dos tipos
de inteligencia: la intrapersonal y la interpersonal.
En la teoría de Goleman, por el contrario, las competencias emocionales forman
una categoría separada de todos los demás tipos de inteligencia. Así, en su
modelo, las habilidades más importantes a la hora de trabajar con los sentimientos
son los siguientes:
 Autoconciencia. Es la capacidad de entender las propias emociones.
 Autorregulación. Se trata de la habilidad de manejar e influir en los propios
sentimientos.
 Motivación. Definida como la capacidad de empujarse a uno mismo a actuar
para conseguir las propias metas.
 Empatía. Es la habilidad para comprender las emociones de otros individuos,
y tenerlas en cuenta a la hora de actuar.
 Habilidades sociales. Se trata del conjunto de capacidades que nos ayudan
a establecer relaciones satisfactorias con otras personas.
A continuación, estudiaremos en qué consiste cada una de las anteriores
competencias.
1- Autoconciencia
El primer paso para poder trabajar efectivamente con las emociones es darnos
cuenta de que existen. En un principio, esto puede parecer algo muy sencillo, pero
la realidad es que no es tan fácil desarrollar esta habilidad. ¿Cuántas veces te has
sentido molesto con alguien sin entender realmente por qué? ¿En cuántas
ocasiones te ha invadido una tristeza aparentemente inexplicable?
La autoconciencia sería, entonces, la habilidad que nos permitiría examinar
nuestras propias emociones y comprenderlas en su totalidad. Esto nos
ayudaría a encontrar su origen y el mensaje que nos quieren transmitir, pero
también a ponerles nombre y a comprender cómo influyen en cada situación.
2- Autorregulación
Una vez que hemos descubierto qué es exactamente lo que sentimos y por qué,
debemos ser capaces de influir sobre ello. De eso precisamente se encarga la
segunda de las competencias emocionales: cuando aprendemos a autorregularnos,
adquirimos la habilidad de cambiar nuestros sentimientos, voluntariamente, en
cierta medida.
Por supuesto, esto no implica que puedas alcanzar cualquier estado de ánimo con
tan solo desearlo. Por el contrario, la autorregulación nos ayudará a entender los
pasos que debemos dar para sentirnos de una manera diferente. La puesta en
práctica de esta habilidad es muy útil, ya que nos permite evitar relativamente
aquellas emociones que más nos sabotean y fomentar las que nos ayudan.
3- Motivación
La tercera de las competencias emocionales de Goleman es la última que tiene que
ver con los propios sentimientos. Está estrechamente relacionada con la
autorregulación, pero lleva la capacidad para cambiar nuestro estado un paso más
allá. Desde su perspectiva, si aprendes a motivarte, serás capaz de emprender
acciones valiosas que te beneficien, superando la pereza que te puedan dar
algunas.
De hecho, algunos estudios demuestran que la capacidad de automotivarnos es
una de las más importantes a la hora de alcanzar el éxito. Esta, además de ser
una regla poderosa, lleva imantada la virtud de ser aplicable a muchas áreas vitales.
4- Empatía
Prácticamente todo el mundo ha oído hablar de la empatía. En su forma más básica,
se trata de la capacidad de comprender los sentimientos de otras personas.
Sin embargo, tal y como la definió Goleman, se trata de una competencia más
compleja.
Así, para este autor, la empatía nos permite no solo entender las emociones de
otros, sino tenerlas en cuenta a la hora de planificar nuestras propias acciones.
Sin ella, no seríamos conscientes de nuestro impacto en los demás, y por lo tanto
sería mucho más sencillo que hiciéramos daño a la gente sin darnos cuenta.
5- Habilidades sociales
La última de las competencias emocionales de Goleman es más bien un conjunto
de capacidades: se trata de todo aquello que nos permite relacionarnos con los
demás de manera efectiva. Así, implicaría aspectos como:
 La habilidad de hablar en público.
 La capacidad de conectar con los demás.
 La superación del miedo a hablar con desconocidos.
 Etc.

Un último apunte
Es importante mencionar que todas estas competencias emocionales pueden
ser aprendidas. Al contrario que la capacidad intelectual, que se supone que es
innata, las habilidades de la Inteligencia Emocional pueden desarrollarse mediante
el esfuerzo voluntario y personal.
Por lo tanto, incluso aunque consideres que no cuentas con un nivel muy alto de
inteligencia emocional, no hay razón para que desesperes: con el trabajo adecuado,
podrás desarrollar estas habilidades que están tan asociadas al éxito.

Artículo.
Alejandro Rodríguez
Graduado en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid (especialidad en
Psicología social). Master en Coaching Profesional.

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