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INTELIGENCIA EMOCIONAL
«La clave para alcanzar un alto cociente intelectual colectivo es la armonía social».
-Daniel Goleman-
Goleman dice que hay una necesidad de ser competentes en estas cuatro áreas. No
vale dominar una o tres. La persona emocionalmente inteligente es eficaz en todas ellas. En
caso de no hacerlo, podríamos tener, por ejemplo, al clásico directivo entrenado en
inteligencia emocional pero que solo ha llegado a asumir la auto-conciencia, pero no su
capacidad de empatizar con los demás, de entender esos mundos ajenos a las propias
necesidades y valores. Debemos ver por tanto estas cuatro áreas como un todo.
Goleman no dice se puede activar y desactivar esta inteligencia, dependiendo del
entorno emocional y social en el que crezcamos, en el que nos eduquen.
«En el mejor de los casos, el coeficiente intelectual parece aportar tan sólo un 20%
de los factores determinantes del éxito».
-Daniel Goleman-
En un sentido muy real, todos nosotros tenemos dos mentes, una mente que piensa
y otra mente que siente, y estas dos formas fundamentales de conocimiento interactúan
para construir nuestra vida mental.
El cerebro emocional responde a un acontecimiento más rápido que el cerebro
racional, este habitualmente no decide qué emociones deberíamos sentir.
Todas las emociones son impulsos que nos llevan a actuar, programas de reacción
automática con los que nos ha dotado la evolución.
El enfado es una emoción muy intensa que secuestra el cerebro. Cuando el enfado
nos atrapa hace que se nos reorganice la memoria hasta el punto de que uno puede
olvidarse, en plena discusión, de porqué ha empezado.
El control de la vida emocional y su subordinación a un objetivo resulta esencial para
espolear y mantener la atención, la motivación y la creatividad.
Las emociones negativas intensas absorben toda la atención del individuo,
obstaculizando cualquier intento de atender a otra cosa.
Dominar el mundo emocional es especialmente difícil porque estas habilidades
deben ejercitarse en aquellos momentos en que las personas se encuentran en peores
condiciones para asimilar información y aprender hábitos de respuesta nuevos, es decir,
cuando tienen problemas.
Tal vez no haya habilidad psicológica más esencial que la de resistir al impulso.
Para Goleman la inteligencia emocional es:
Indispensable para llevar una buena vida. Si no disponemos de unas buenas
habilidades emocionales, si no nos conocemos bien, si no somos capaces de manejar las
emociones que nos inquietan, si no podemos sentir empatía ni tener relaciones estrechas,
entonces da igual lo listo que seamos, no vamos a ir muy lejos. Las personas con
habilidades emocionales bien desarrolladas son más propensas a ser efectivas en su vida,
pues dominan los hábitos de su mente que fomentan su propia productividad.
Las personas que no pueden controlar su vida emocional mantienen luchas internas
que sabotean su capacidad de trabajar con atención y una mente limpia.
En el mejor de los casos, el coeficiente intelectual parece aportar tan sólo un 20% de
los factores determinantes del éxito.
La inteligencia académica no ofrece la menor preparación para la multitud de
dificultades –o de oportunidades– a la que deberemos enfrentarnos a lo largo de nuestra
vida.
Factor muy influyente en nuestra salud porque Las emociones perturbadoras y las
relaciones tóxicas han sido identificadas como factores de riesgo que favorecen la aparición
de algunas enfermedades. Ayudar a las personas a manejar mejor sus sentimientos
perturbadores –enfado, ansiedad, depresión, pesimismo y soledad- es una forma de
prevención de enfermedades. Puesto que los datos demuestran que la toxicidad de estas
emociones, cuando se cronifican, equivale a la toxicidad de fumar, ayudar a las personas a
gestionar estas emociones mejor podría potencialmente tener un beneficio médico tan
grande como conseguir que los fumadores abandonen el tabaco.
Determinante en el aprendizaje y del éxito académico La tensión emocional
prolongada puede obstaculizar las facultades intelectuales del niño y dificultar así su
capacidad de aprendizaje. El logro real no depende tanto del talento como de la capacidad
de seguir adelante a pesar de los fracasos.
El buen desempeño de un niño en la escuela depende del más básico de todos los
conocimientos: cómo aprender. Se han descubierto siete ingredientes cruciales,
relacionados con la inteligencia emocional: Confianza en sí mismo y en los demás,
curiosidad, intencionalidad (el deseo de tener un impacto), autocontrol, conexión con los
demás, capacidad de comunicar y habilidad de cooperar con los demás”.
Muestra cuál es el liderazgo positivo. El liderazgo no tiene que ver con el control de
los demás sino con el arte de persuadirles para colaborar en la construcción de un objetivo
común. Las críticas adecuadas no se ocupan tanto de atribuir los errores a un rasgo de
carácter como de centrarse en lo que la persona ha hecho y puede hacer.
“Conócete a ti mismo” es una máxima para Daniel Goleman sobre inteligencia
emocional
El conocimiento de uno mismo, es decir, la capacidad de reconocer un sentimiento
en el mismo momento en que aparece, constituye la piedra angular de la inteligencia
emocional.
El autodominio exige autoconciencia más autorregulación, componentes clave de la
inteligencia emocional.
“No permitas que el ruido de las opiniones ajenas silencie tu voz interior. Y, lo que es
más importante, ten el coraje de hacer lo que te dicten tu corazón y tu intuición. De algún
modo, ya sabes aquello en lo que realmente quieres convertirte”.
Clave para nuestra vida social. El arte de las relaciones se basa, en buena medida,
en la habilidad para relacionarnos adecuadamente con las emociones ajenas.
La compasión se eleva sobre la empatía que, a su vez, requiere prestar atención a
los demás. Si estamos distraídos en nosotros, no nos daremos cuenta de los demás y
seguiremos nuestro camino, indiferentes a su sufrimiento.
La capacidad de expresar los propios sentimientos constituye una habilidad social
fundamental. La verdadera compasión implica no solo sentir el dolor del otro sino además
movilizarse para ayudar a aliviarlo.
INTELIGENCIA COGNITIVA
Jean Piaget (1896 – 1980) fue un psicólogo, biólogo y epistemólogo suizo.
Desarrolló sus tesis en torno al estudio del desarrollo psicológico en la infancia y la teoría
constructivista del desarrollo de la inteligencia. De ahí surgió lo que conocemos como la
Teoría del Aprendizaje de Piaget.
planificación, por ejemplo. Involucra funciones sofisticadas y únicas en cada ser humano y
se aprende a través del aprendizaje y la experiencia.
Este proceso de desarrollo se debe a algo innato en el ser humano: la necesidad de
relacionarnos y formar parte de la sociedad. Está vinculado a la capacidad natural que
tienen los seres humanos para adaptarse e integrarse a su ambiente y no está vinculado a
la inteligencia ni al coeficiente intelectual, sino que es un factor propio de la personalidad. A
menudo se tienen prejuicios cognitivos, una distorsión que afecta al modo en que una
persona capta lo real. A nivel general, se habla de distorsiones cognitivas cuando se
advierten errores o fallos en el procesamiento de información.
Según la división del desarrollo cognitivo establecida por Piaget, este se divide
en cuatro etapas:
Los padres, maestros y miembros de la comunidad son facilitadores del cambio que
se está operando en la mente del aprendiz, pero no son la pieza principal. Porque, para los
constructivistas, las personas no interpretan literalmente lo que les llega del entorno, ya sea
a través de la propia naturaleza o a través de las explicaciones de maestros y tutores. La
teoría constructivista del conocimiento nos habla de una percepción de las propias vivencias
que siempre está sujeta a los marcos de interpretación del “aprendiz”.
En otras palabras, la asimilación hace que una experiencia sea percibida bajo la luz
de una “estructura mental” organizada con anterioridad. Por ejemplo, una persona con baja
autoestima puede atribuir una felicitación por su trabajo a una forma de manifestar lástima
por él.
INTELIGENCIA MULTIPLE
GADNER
5. Una historia evolutiva y una credibilidad evolutiva: todas las inteligencias tienen
una primera finalidad, la adaptación y han estado modeladas por la selección natural. Las
inteligencias tienen una justificación en estos términos.
6. Apoyo por parte de los test de psicología experimental: los investigadores han
elaborado tareas que indican qué habilidades están relacionas unas con otras y cuáles
actúan de manera independiente.
7. Deben estar respaldadas por la investigación psicométrica: deben mostrar
variabilidad interindividual y deben poder evaluarse con cierta objetividad.
8. Deben mostrar susceptibilidad para codificarse en un sistema simbólico donde
transformar y procesarla antes de proceder a emitir una respuesta concreta: los códigos
como el lenguaje, los mapas gráficos, un texto escrito, entre otros, revelan los importantes
componentes de las inteligencias respectivas.